I
Cuando Rocío cumplió quince años asistió al primer evento formal en la empresa donde su padre trabajaba, su peculiar belleza, atrajo a todos en el lugar, su largo cabello rizado que caía con gracia por la espalda era admirado en elogios y miradas tiernas.
"Es como una muñeca"
"Sus rizos son tan preciosos como el oro"
Ella se sintió de cierta abrumada por el exceso de atención, no estaba acostumbrada, tampoco es algo que adorara. Prefería pasar desapercibida y poder evitar el hablar con los socios de su padre.
Caída la noche sus pies estaban algo cansados, pues era la primera vez que usaba zapatillas altas, busco un lugar alejado de la fiesta para descalzarse, salió a uno de los balcones alejados del gran salón, asegurándose que nadie estuviera se quito los molestos zapatos y anduvo descalza sintiendo el helado suelo.
Se recargo en el barandal cerrando los ojos, apoyaba las puntas de sus pies de arriba abajo. El aire se colaba un poco por su vestido y su piel se erizaba ante la sensación. Adoraba esa sensación de frio. Sus pequeños pezones se habían puesto tan duros que dolían ante el roce del sostén.
—¿No tienes frio?
Aquella voz la asusto un poco, se paro de manera recta al instante y se acomodó el vestido, busco sus zapatos. Miraba al joven de reojo, este era algo alto, pero por su rostro era notorio que no pasaba de la adolescencia, traía un traje pero la corbata deshecha.
—Perdona, perdona —alzo sus manos en manera de disculpa —no quería asustarte, solo que te veías tan cómoda, que pensé que tendrías frio, ¿Tu nombre es Rocío?
—Si —se comenzó a poner los zapatos —¿Te conozco?
El chico negó con la cabeza, se acerco mostrando una linda sonrisa como la de un conejo.
—Mi nombre es Jungkook, viene aquí con mis hermanos, pero estar entre tanto adulto me marea un poco.
—Entiendo me pasa la mismo.
—Pero no deberías de estar aquí sola, ¿Conoces a todos aquí? —Ella negó algo apenada —eres muy bonita para andar sola, es mejor que regresemos con tus padres, linda ricitos.
Extendido la mano, Rocío se sintió un poco temerosa de agarrarla al principio, pero por un momento pensó que estaba bien, el chico era amable, además no parecía ninguna amenaza.
Pero Ricitos nunca volvió con sus padres a la fiesta esa noche...
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