XXXIII

Max

-Ponlas a todas a dormir, iré personalmente esta noche para comunicarles la noticia. No les adelantes nada, ¿De acuerdo?

-De acuerdo -me dice con seriedad.

-Bien. Estaré ahí a eso de las once de la noche.

-Tranquilo, todo saldrá bien -me responde.

Una vez que Antonia se va del despacho con el papel en el bolsillo, tomo conciencia realmente de lo que ha pasado. Hay que adelantar la operación, no han terminado de entrenar y no sé si saldrá bien, pero hay que intentarlo. Llamo al área de logística para conseguir los radios y rastreadores suficientes para todo el equipo, pido que me los traigan a mi despacho y, mientras espero, reviso nuevamente las especificaciones del holocausto. Será en siete días, a eso de las nueve de la mañana, las llevarán a la cámara de gas en grupos de 500. Es una locura, no puedo creerlo. No soporto que Echeverría haga esto. He logrado escapar de cada una de las matanzas masivas que ha organizado, pero no puedo dejar que esta ocurra, tengo que impedirlo a como dé lugar. Me contacto con el área de municiones para conseguir más armas y refuerzos. No se me puede ir un solo detalle, todas tienen que manejar las municiones suficientes para que la operación salga con éxito.

Se me va toda la tarde terminando de ajustar todo y, cuando llega la hora de ir a la celda, se me hace un nudo en la garganta, ¿Cómo se supone que les diga una noticia como esta sin hacerlas entrar en pánico? ¿Cómo les cuento que Echeverría planea matar a todas las convictas sin que sientan miedo por el resultado de la operación? Espero que Antonia me ayude con ello. Le envío un mensaje para avisarle que voy de camino y trabo la puerta antes de subir por el techo del despacho para ir al túnel. Cuando llego a la celda, todas a excepción de Antonia, me miran sorprendidas.

-¿Qué haces aquí? -pregunta Bely sin una pizca de amabilidad.

-Vine a darles una noticia -respondo.

-¿Qué noticia? -pregunta Sasha.

-¿Por qué en persona? -pregunta Júpiter.

-Bien. He decidido darles esta noticia en persona, porque es importante.

El grupo entero me mira atentamente. Son aproximadamente las 11 de la noche. No estoy para juegos, necesito que esto salga bien.

-La operación será adelantada. No hay tiempo para seguir entrenando, y esta noche practicaremos las maniobras de escape, así que espero que hayan descansado y hayan estudiado el mapa.

-¿Cuántos días practicaremos las maniobras de escape? -pregunta Júpiter.

-Tres noches, contando esta, nada más que eso.

-¿Por qué se adelantó la operación? -pregunta Sara- Si se puede saber, claro.

-Lo que pasa es -trago saliva antes de continuar- que Echeverría planea un holocausto, lo que significa que van a asesinar a todas las convictas si no las sacamos de aquí.

Reina un silencio sepulcral por los siguientes diez segundos, los cuales se sienten como mil años. El ambiente se vuelve muy tenso, y podría jurar que una buena parte de las chicas siente miedo, angustia, o ambas.

-Pero no se preocupen por eso, porque lograremos salvar a las convictas si adelantamos la operación y comenzamos a practicar las maniobras de escape esta noche -digo para intentar tranquilizarlas.

El pánico en las chicas es evidente, pero no sé si lo que dije es para calmarlas a ellas o para calmar mi pánico incipiente ante su reacción, porque ahora mismo no lo sé con seguridad

-¿Qué tan seguro estás de eso? -pregunta Sasha.

-Nunca se puede estar un 100% seguro de algo, pero sí sé que haré todo lo humanamente posible para que nadie muera innecesariamente.

-No puedo practicar las rutas de escape hoy -se excusa Júpiter.

-¿Qué? -dice Antonia con cara de extrañeza- ¿Por qué? Tenemos que ir todas a practicar, es importante.

-Porque no manejo a la perfección el mapa, y solo entorpecería la práctica.

-Yo puedo quedarme a enseñarle bien el mapa. No es ningún problema -dice Bely.

-Igual y no es necesario que manejen todas las rutas -comento escéptico.

-A la larga, lo es -responde Bely-, ¿Qué pasa si hay alguna emergencia y no pueden seguir la ruta asignada? Tenemos que estar preparadas para cualquier situación. No podremos mantener la formación inicial todo el tiempo, llegará un momento en el que hay que romper filas, y si alguna se pierde, la operación se verá comprometida.

Tiene un buen punto y lo sabe.

-Bien -cedo-. Quédate enseñándole el mapa a Júpiter. Mientras tanto, todas las demás se vienen conmigo a mi despacho porque, como saben, de allí nace el ducto principal y las rutas alternativas.

Todas asienten con la cabeza.

-Y Júpiter -ella voltea y me mira-. Para mañana no tendrán excusa.

Sin detenerme a ver su reacción ni decir una palabra, entro en el túnel, llego al despacho y, lentamente, todas se amontonan. Una vez que las veo a todas, quito la tapa del ducto principal, que es más o menos del mismo porte que el túnel.

-Por aquí tienen que entrar todas -explico-. Luego se dividirán en los equipos que hayan formado y cada quien bajará por la ruta asignada, ¿De acuerdo?

-¿Y cómo sabremos cuál es la ruta asignada? -pregunta Niji.

-Porque ahora les asignaré una. Todas manejan a la perfección el mapa, ¿Verdad?

-Sí -dicen todas a coro.

-Bien. Haremos lo siguiente. Nachi, Ale, Cam, Paloma y Bely irán todo el trayecto por el ducto A. Ustedes se encargarán de disparar a distancia, y lo primordial es que no las vean, ¿De acuerdo?

Las aludidas asienten con la cabeza

-Les pondremos silenciador a sus pistolas, para mayor discreción.

-¿Qué es un silenciador? -pregunta Paloma.

-Es un dispositivo que se pone en el cañón de la pistola para que no suene tan fuerte al disparar.

-El grupo de Júpiter -prosigue Antonia-, se separará en tres grupos que seguirán las vías B1, B2 y B3, ¿De acuerdo? -las chicas asienten con la cabeza- Bien. Isi y Júpiter son un equipo, seguirán B1. Clarita y Feffa seguirán B2, y Niji junto con Dani seguirán B3.

-El resto, que son Sasha, Sara, Valito y Gaby, irán al rescate de las convictas por las vías C1, C2 y C3 -digo mirando al grupo.

Las aludidas asienten con la cabeza.

-Si por A, B o C motivo falla su ruta asignada, súmense a la ruta más cercana. Si falla B1, sigan por B2; si falla B2, sigan por B3; y si falla B3; sigan la ruta C1. Y, si alguien necesita refuerzos, su deber es decirlo. Quien esté más cerca tendrá que ir a reforzar.

-¿Y si falla el ducto A? -me pregunta Cam.

-Vean la forma de bajar del ducto. Hay varias salidas a lo largo de él. Ese día llevaremos radios, que nos mantendrán comunicados durante la operación. Si alguien se pierde, quien sea, por favor dígalo, para buscar la manera de encontrarla.

-Nadie, y enfatizo mucho en esto -dice Antonia con firmeza-, ninguna de ustedes se haga la valiente y enfrente cosas sola. Somos un equipo, y hemos organizado las cosas de tal forma que ninguna debe quedarse sola, ¿De acuerdo?

Todas asienten con la cabeza.

-Bien -señala Antonia-, comiencen a practicar.

-Algo no me cuadra aquí -comenta Sasha con un leve dejo de desdén-, ¿Tú y Antonia qué harán?

-Antonia irá por el ducto A con el equipo de Bely, y yo iré por la ruta B1, con Júpiter, en caso de cualquier contratiempo -respondo de inmediato.

-Bien, empiecen ya -dice Antonia.

-Esperen, antes que comiencen -las detengo para tomar una bolsa grande de plástico y ponerla sobre el escritorio-, pónganse esto. Son pasamontañas para que no descubran de inmediato que no son cadetes. Es la primera vez que practicaremos las maniobras de escape y necesito que tomemos más precauciones de las necesarias.

Las chicas se acercan a la bolsa, toman un pasamontaña y se lo ponen. Sobre él se ponen el casco y comienzan a entrar en el ducto A.

-¿Aguantará el peso de todo el equipo? Bely me lo preguntó hace mucho, pero siempre se me olvidaba preguntar -me pregunta Antonia.

-Soportó el peso de todo mi escuadrón cada vez que nos escapábamos de la cárcel los fines de semana -respondo-. Cuando les entregué el mapa, sabía que encontrarían este ducto y lo elegirían como el principal.

-¿Por qué nos dejaste perder tiempo en armar todo nosotras en vez de darnos las rutas señaladas? -me pregunta extrañada.

-¿Qué no entiendes? -le sonrío- Yo creo en su capacidad, en su inteligencia y su valor. No quería que, en caso alguno, dependieran de mí para armar el plan. Sí, yo les di muchas herramientas, pero quería que tomaran conciencia de todo el potencial que tienen. No me necesitaron para armar las rutas, si te das cuenta, porque ustedes por sí solas son completamente capaces. Esta es su lucha, y no era justo que la planeara por ustedes.

-Tú también estás en ella -dice Antonia con una sonrisa-. Tal vez no seas mujer, pero eres un aliado muy valioso y eso hay que agradecerlo.

Le sonrío de vuelta.

-Bien, ponte el pasamontaña -le entrego uno en la mano.

-Espera -me dice-. Iré a ver cómo van Bely y Júpiter con el asunto del mapa.

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