Capítulo 8
ALEXANDER.
Perdí dos horas de mi valioso tiempo intentando callar a los malditos reporteros, estaba ahí para hablar de mi hotel, no de la chica que está a mi alrededor últimamente, intenté bajarle el perfil al asunto, pero luego de esa fotografía mostraron otra, y otra, y otra, no había manera de negar que estaba viéndola seguido, tuve problemas cuando Elena fue fotografiada conmigo vistiendo su hábito, no dejaban de hablar de lo incorrecto que era, tuve que morderme la lengua y admitir que si la estaba viendo, aclarando que dejó la iglesia hace un tiempo y que lo que haga con mi vida no tiene por qué importarle a ellos.
Salí malditamente molesto de esa conferencia, mi secretario estaba esperando listo con el auto, mis escoltas asegurándose que esos malditos me dejaran caminar, llevándome directo al avión dónde tuve que esperar casi dieciséis horas para llegar a rusia, treinta minutos más en auto para llegar a casa, el trafico era una mierda, Delano no me contesta y sigo furioso, estoy malditamente furioso.
Bajé del auto ya en casa y caminé hacia el patio que usábamos de entrenamiento, todos siguen parados ahí cómo ordené, algunos se desmayaron por el calor, se lo merecen.
— Parece que olvidan para quién putas trabajan — sacando mi arma, disparándole a dos imbéciles, no harán la diferencia— Parece que tengo que recordarles que, si yo les digo ladren, ustedes ladran, si yo les digo maten a ese imbécil, lo matan sin preguntar razones, sin cuestionarme, y si yo les digo que no le toquen ni siquiera un cabello a Jelena ¿Qué hacen ustedes? No la miran, no la tocan, ni siquiera respiran cerca de ella, pedazo de imbéciles.
Golpeando a uno de ellos tan fuerte en el rostro que lo envié directo al piso, y no se levantó.
— Boss... es que ella...
— ¿Ella qué? —giré el rostro en dirección del que se atrevió a hablar— Ella me rinde cuentas a mí, no a ustedes.
— No creemos justo que una chica esté en casa, la Bratva no recluta mujeres, menos si no sirven para nada.
Alcé una ceja en su dirección.
— Voy a seguir el consejo de Delano y veré qué tan divertido es cocinarte vivo, hijo de puta — mirando al resto— Y ustedes se lo van a comer ¿No fue tan divertido lastimar a mi protegida? Yo les voy a enseñar lo que sí es divertido.
Tomando del cuello al bastardo que se atrevió a hablar mal de mi cosita insignificante, arrastrándolo todo el camino hacia el almacén, escuchando sus suplicas y sus disculpas, un torpe intento de hacer que le perdone la vida.
Como si existiera la compasión en la Bratva, imbécil.
Akim y Orel llegaron pocos minutos después al escuchar el escándalo, cuando ya lo tenía amarrado y amordazado, a punto de comenzar a encender fogón, iba a hervir vivo a este cabrón para darle a todos una lección.
— Jefe, esperamos instrucciones.
Demostraron su lealtad, ellos no van a comerse a este bastardo, privilegios para quienes mueven la cola como les ordené.
— Ustedes dos, Misha, Lev y Delano no se van a meter en esto, castigaré a esos sujetos por haber jugado con Jelena, van a hervir a este hijo de puta hasta la muerte — señalando al idiota con el rostro rojo por el esfuerzo de intentar gritar con la cinta cubriéndole la boca, y los ojos anegados en lágrimas— Lo van a hacer picadillos y van a repartirlo entre el resto de imbéciles en el patio, quiero ver cómo se comen a su compañero haber si les quedan ganas de contradecirme en el futuro.
— Sí, Boss.
Sin chistar hicieron lo que les ordené, en un pestañeo, el idiota que habló de más estaba dentro del agua hirviendo, me di el gusto de quitarle la cinta de la boca para escucharlo gritar, estaba tan bien amarrado en la olla gigante que no era capaz de moverse ni un centímetro, es más, abrí puertas y ventanas del galpón para que todos pudieran escuchar sus gritos y suplicas, para que cuando vean a Lena, el sonido de la agonía previa a la muerte les venga a la mente y se lo piensen antes de siquiera respirar el mismo aire que ella, para que recuerden cual será su destino si se meten con ella otra vez.
Me quedé mirando hasta que dejó de gritar y su cabeza terminó bajo el agua hirviendo también, dejé que se cociera lo suficiente para que mis hombres no se enfermen por comer carne cruda.
Soy piadoso ¿Cierto?
Misha llegó junto a Lev para ayudar en la misión de cortar al imbécil en tantos pedacitos como cantidad de hombres tenía muriéndose literalmente del calor afuera, comenzando a repartirlo en bonitos platos de cartón que el mayordomo facilitó sin hacer ni un solo comentario.
Para cuando ya todos tuvieron su plato, caminé hasta plantarme en el frente, una posición privilegiada para ver cómo se comían a su compañero, los vi llorar, los vi orinarse del miedo, los vi vomitar asqueados por lo que tenían en frente, por el sabor, comiéndose los ojos, las vísceras, los dedos del idiota que se atrevió a alzar la voz, con esto no creo que vuelvan a pensar siquiera en voltear a mirar a Jelena.
— La próxima vez que se les ocurra la grandiosa idea de desobedecerme, su castigo será peor que este. No van a entrar hasta que el sol se ponga y no los quiero con ese nauseabundo olor a mierda que desprenden. Se van a quitar la ropa afuera, se van a rajar la planta de los pies y pobre de aquel que me ensucie el piso con su sangre, ya verán cómo llegan a sus cuartos, quiero que sufran cada vez que den un paso, que agonicen de dolor y cuando saboreen, no sientan más que el sabor de Faddei en su lengua, piénsenlo muy bien si no quieren que los obligue a comerse entre sí otra vez.
El miedo es un excelente conductor hacia la lealtad y el respeto. Si no es a la buena, a la mala será.
Di media vuelta con el corazón en la mano, intentando controlar la ansiedad de correr hacia el cuarto de Lena, dónde la puerta no ha sido reparada, la chapa está hecha mierda, y la cama de Lena... vacía, pensé lo peor.
Marqué a Delano unas diez veces sin conseguir ubicarlo, estoy perdiendo la cabeza, malditamente nervioso por saber qué es de ella, cómo está.
Bajé nuevamente buscando a cualquiera de los cuatro que siguen frescos como lechuga, Lev fue el primero al que vi.
— ¿Dónde está Delano y Lena?
— En el hospital, Delano movió sus hilos y Lena ya tiene apellido, numero social, pasaporte, todo. Hablé con él hace poco, estaban haciéndole radiografías a la ex hermana, no ha despertado y temen que tenga una contusión cerebral.
— ¿Qué hospital?
— El que está a siete kilómetros de acá.
— Ok. Estaré en el hospital, asegúrate de que el castigo se cumpla.
— Sí, Boss.
Asentí y salí nuevamente de casa, monté al auto y pedí al chofer que se apresurara, maldiciendo al no haber preguntado cual era el nuevo apellido de Jelena. Me vi en la obligación de llamar a Lev y preguntar, ahora es Jelena Kovaleva, dieciocho años, rusa.
Bajé en el hospital y me acerqué al mesón de informaciones para preguntar por ella, al comienzo ni siquiera me miró y dijo que ella no podía recibir visitas, menos si no era un pariente directo ¿Qué demonios se cree?
— Creo que me malinterpretaste, linda, no te estoy preguntando, dime en qué piso y habitación está, ahora.
— Señor, ya le dije que...
Tragó grueso en cuanto me miró, es bien sabido que una santa paloma no soy, saben a qué me dedico además de los hoteles, pero no hay nada que pueda comprobar que las historias son ciertas, una lastima para ellos, inclusive la policía me besa los pies, no quieren averiguar qué pasaría si el Boss de la Bratva es su enemigo.
— ¿Y bien?
Pregunté otra vez al ver que no estaba respondiendo.
— S-sexto piso, señor —mirando la pantalla otra vez— Habitación 601.
— ¿Tiene compañía? ¿Otras compañeras?
Negó.
— Su acompañante se aseguró de que ella se quedara en una suite para que estuviera cómoda.
— Bien.
Dando media vuelta, alejándome del mesón, caminé hacia los ascensores y subí hasta el sexto piso, habitación 601, vacía.
— Maldita sea.
Tomando el móvil otra vez, llamando a Delano, afortunadamente esta vez sí respondió.
— Lo siento Sasha, estaba hablando con el doctor, voy de camino al cuarto ahora con Jelena.
— Estoy en el cuarto, los espero aquí.
— Ok, llegamos pronto.
Cinco minutos después se abrió la puerta, Jelena entró en una camilla empujada por una enfermera, Delano venía tras ellas.
— Oh... mierda...
Viendo a dos sujetos entrar para tomar a Lena con delicadeza con las sábanas, contar hasta tres y moverla a la cama mientras la enfermera colgaba el suero y se aseguraba que la chica estuviera cómoda, la miró con lastima una vez más y dejó el cuarto, dejándonos a los tres solos.
— No pensé que se vería tan mal...
Susurré acercándome a ella para quitarle el cabello del rostro, un rostro angelical ahora completamente amoratado, sus labios hechos pedazos e inflamados, marcas de dedos en su cuello, el brazo derecho roto, bien protegido por un yeso, no la bata la tiene ligeramente abierta, permitiéndome ver su pecho cubierto únicamente de vendas, me vi en la necesidad de acomodar la tela y subir las sábanas para no ver el desastre que había más abajo, al menos sus piernas no estaban rotas... al menos podrá caminar...
— ¿Cómo...? No lo entiendo...
Dije.
Acariciando su cabello con delicadeza, temiendo lastimarla si lo hacía demasiado fuerte.
— Mira esto, aún no es todo.
Dijo Delano.
Sujetó su barbilla y le abrió la boca para mostrarme los cortes irregulares en su lengua, la cara interna de sus mejillas y parte de sus encimas, de milagro tiene todos los dientes en su lugar aún.
— La hicieron masticar vidrio — Explicó soltándola— Sinceramente no sé como sigue viva, tiene dos costillas rotas, un esguince en el pie izquierdo, el brazo roto, la boca imposible, un par de cortes en el estómago, su cara es... un desastre ahora, el ojo derecho está muy inflamado, tiene... tus iniciales en el culo, se las hicieron con una navaja, creen que la tienes cerca por el sexo, la marcaron así por varios lugares, burlándose por ser ella de tu propiedad.
— ¿La... la tocaron? — palidecí— ¿Abusaron de ella?
— No. Afortunadamente no, le hicieron los exámenes, la hermana sigue siendo virgen, ellos sólo la golpearon para intentar matarla, no la quieren en la Bratva, no dudaría en que intenten hacerlo otra vez.
El alivio me recorrió de pies a cabeza, miré el piso y negué apoyando las manos en mis caderas.
— No van a intentarlo otra vez, ni siquiera pensarán en desobedecerme desde ahora.
— ¿Qué hiciste?
— Herví a Faddei hasta la muerte, hice que lo cortaran en pedacitos y los obligué a comérselo, dudo que se acerquen a Lena otra vez.
Delano palideció, casi pude ver su rostro ponerse verde.
— No quisiera ser tu enemigo, en serio, Sasha.
Suspiré y acerqué una silla a la cama, mirando a Lena con lastima, nunca debí dejarla fuera de mi vista.
— Vuelve a casa, necesito que pongas orden ahí mientras yo no estoy, me quedaré con Lena hasta que despierte, si está estable, me la llevo a casa, no me gustan los hospitales ¿Hicieron preguntas?
Mirándolo de reojo.
— Fui generoso con el pago, no van a hablar, pero sí prefiero que la saques pronto, vi el noticiero, su cara aparece en todas partes, el hospital no está resguardado, no tenemos seguridad, es mejor llevarla a casa dónde estará segura.
— Lo sé... demonios, no pensé que fuese a pasar tan rápido, pensé que tendría tiempo de entrenarla antes de que la fotografiaran.
— La protegeremos — apoyando su mano en mi hombro— Ella estará bien, sobrevivió a esto, sobrevivirá a cualquier cosa.
Asentí sin saber qué decir en estos casos, Delano interpretó eso como el fin de la conversación y abandonó el cuarto, dejándome a solas con Jelena, aún inmóvil, con el oxigeno puesto para ayudarla a respirar.
— Lo siento...
Susurré tomando su mano buena, apoyando mi frente en ella, rezándole a su Dios, el que me dio la espalda en el pasado, pidiéndole que al menos la salvara a ella, que no tuviera secuelas, que fuera capaz de ser la misma de antes.
***
Estaba mirando por la ventana hacia la planta baja, específicamente la puerta, paranoico de que alguien pudiera venir y lastimar a la chiquilla rubia en la cama, lleva horas dormida, pasa de la media noche y aún no hay indicios de que ella vaya a despertar, ya estaba pensando en llevarla a China, país numero uno en la medicina, Hong Kong tiene tratamientos innovadores y casi milagrosos que bien podrían servirle, podría sólo tomar el avión y llevarla, esto es mi culpa, tengo que hacer lo mejor por ella.
Murmullos leves me sacaron de mi nube de pensamientos negativos, llamando mi atención, voltee el rostro mirando a Lena mover ligeramente su mano, sus ojos abiertos, al menos uno de ellos, conservaba ese brillo especial en esos ojos azules tan puros como toda ella.
— Lena, despertaste — caminando hacia ella a grandes zancadas— Joder, que susto me has dado —presionando el botón para llamar a la enfermera— ¿Qué demonios pasó? Creí que estabas muerta.
Hizo el intento de bajarse la mascarilla de oxígeno, su mano no tenía la suficiente fuerza para eso, decidí ayudarla viéndola sonreír.
— No lloré... no me mostré débil — apenas podía entenderle, los cortes en el interior de su boca y la lengua inflamada le dificulta el habla, pero no se rinde— Me levanté cada vez — apretó los ojos con fuerza a la par con sus dientes, le duele— Me levanté a pesar de saber que iba a caer de nuevo... me levanté hasta que no pude volver a hacerlo... Voy a mostrar mi valía, les mostraré que sí sirvo.
Hasta el hombre más rudo se hubiese quebrado al quedar en este estado, Lena soportó, siguió mi consejo y no lloró, no los dejó ver cuanto le afectaba lo que sucedía, mi cosita insignificante mantuvo la cabeza en alto hasta el final.
— A ellos no tienes que demostrarles nada — acariciando su cabello— Tú respondes ante mí, no a ellos, y yo digo que estás más que calificada — sonriéndole— Mi opinión es la única que importa ¿Entendido?
— Sí...
Hizo el ademán de sonreír, eso pareció ser demasiado esfuerzo, se arrepintió casi enseguida y cerró los ojos con fuerza otra vez, debe dolerle como la mierda respirar o hablar teniendo las costillas rotas.
— ¿Qué pasó con la paciente?
Preguntó la enfermera al entrar, encendiendo la luz, obligándome a entrecerrar los ojos, ya me había acostumbrado a las penumbras de la noche.
— Despertó — dije yo acomodándole la mascarilla a Jelena— Estaba hablando con ella, no parece estar confundida.
— Está bien, voy a revisarla señor ¿Es usted pariente suyo? ¿Su novio?
— Ninguna de las dos.
— Entonces debo pedirle que salga del cuarto, debo revisarla.
Estaba dispuesto a seguir la indicación, fue Lena la que sujetó el brazo de la enfermera y negó.
— ¿Quieres que me quede?
Le pregunté volviendo la cabeza hacia ella.
El asentimiento de su cabeza fue respuesta suficiente, tomé asiento otra vez y dejé que la enfermera la revisara. Primero su cabeza por exterior, no había lesiones, observó sus pupilas, revisó su boca, sus brazos, moviendo las sabanas hacia atrás abriendo ligeramente el camisón, revisando los vendajes, luego más abajo, un parche en su estómago, su muslo derecho tenía otro parche un poco más grande, el camisón abierto me permite ver el panorama completo, había marcas de dedos por todas partes, la piel de Jelena es tan clara que no se necesita aplicar gran fuerza para dejar una marca, pero ella debería tener su piel lisa e inmaculada... no debería estar así...
— Todo parece estar bien con ella, le esperan largas semanas de recuperación — explicó la enfermera mientras acomodaba su ropa— Se nos prohibió hablar sobre su situación, pero sería ideal si no vuelve a repetirse.
Cubriéndola con la sabana otra vez, luego las mantas.
— Si se le prohibió, por algo será, es mejor que no pregunte. Necesito que mañana a primera hora traigan el papel para firmar el alta voluntario, me la llevaré.
— Señor, con todo respeto... no creo que sea buena idea moverla de aquí, estará bien atendida, los mejores médicos, un cuarto cómodo, atención personalizada.
— No está en discusión, y necesito una ambulancia para llevarla a casa.
— No sé si eso sea posible...
— Soy Alexander Volkov, para mí no existe el imposible, enfermera, sólo consiga lo que le pido para mañana temprano.
Al escuchar mi apellido optó por callar, de algo que sirva esa mierda de legado que cargo sobre los hombros.
— Sí señor, lo tendré todo listo, con permiso.
Dejando el cuarto prácticamente corriendo.
— Mañana estaremos en casa — dije a Lena, acariciándole el cabello, se le cierra el ojo bueno, está por dormirse otra vez— Me aseguré de que no vuelvan a acercarse a ti, estarás segura, yo voy a estar para cuidarte.
Entonces se durmió, el agotamiento físico y mental debe ser demasiado.
***
Lena no despertó hasta estar en casa, en su cuarto, su cama, bien acomodada y con vigilancia constante, y por vigilancia, quiero decir, yo, no dejaré que nadie vea o toque a mi cosita insignificante, menos ahora que necesita ayuda para todo, seré yo quien pase el día con ella.
— ¿Quieres un poco más? Comiste poco, Lena, no te recuperarás si no comes.
Alejando el vaso con la bombilla, un batido de frutilla y leche con proteína y otras mierdas de nutrientes, tiene prohibida la comida caliente y la comida solida hasta que su boca sane, sigue temblorosa y débil, por lo que yo acerco la bombilla a sus labios para que pueda comer algo, pero ese leve movimiento de succión la hace desfigurar el rostro del dolor.
— No tengo hambre — respondió mirándome culpable— Estoy satisfecha ya, me diste un batido hace menos de tres horas.
Abrazándose las costillas, cerrando los ojos.
— ¿Te duele demasiado? ¿Quieres que te dé tus medicinas?
Negó.
— No han pasado ocho horas, no puedo tomarlas aún.
— ¿Entonces qué hago? Me siento inútil.
Dejando el vaso en su mesa de noche, viendo las vendas alrededor de sus pechos un poco sueltas y manchadas de sangre seca, podía verlas bajo su camisón.
— Cambiaré tu vendaje, la sangre está seca, debe estar pegado a la piel, necesito quitarlo y poner otro, pero tendré que mirar y no llevas brasier.
Nunca la tocaría sin su consentimiento, nunca la miraría sin que ella me lo permitiera.
— Has lo que tengas que hacer, confío en ti, Alexander.
Cada vez que dice que confía en mí, algo se me remueve en el pecho, una sensación desconocida que no me gusta.
— Con permiso entonces.
Moví ligeramente las mantas para descubrirla, sentándome a su lado en la cama, desabroché el resto de los botones de su camisón y deslicé la tela por sus hombros, arremolinándolo en su cintura, buscando la tela que mantiene la venda en su lugar, comenzando a descubrir la piel centímetro a centímetro, viendo la piel mucho más lastimada, una acuarela de colores predominando el morado, moretones horribles, mis iniciales en cada uno de sus pechos, en lo más alto de ellos, probablemente la piel expuesta sobre su top, eso era el sangrado, la gasa estaba pegada y al quitarla sangro otra vez, la sangre recorriendo sus pechos y parte de su vientre, fui lo suficientemente rápido para no ensuciar la cama o su ropa, tomando gasa y suero para limpiar, viendo el nerviosismo en sus ojos sin quitarme la mirada de encima, tan inocente, pero tan fuerte...
Relamí mis labios, tragando grueso, su confianza hacia mí, la seguridad con la que se muestra semi desnuda, ella se siente segura conmigo y eso es... es muy sexy.
— La... sangre...
Dijo señalando un par de gotas gotear desde su pezón, me distraje y el líquido color carmesí vuelve a bañar sus redondos pechos perfectos y sus... pezones erguidos.
El frío. Debe ser el frío de la habitación.
Acerqué la gasa fría a su pezón y limpié, deslizando la tela hacia arriba, apoyándola en el corte con mi nombre, en ambos pechos, alzando la cabeza para mirarla otra vez.
— Lo siento... ensucié tu camisón, tendremos que cambiarlo.
Su mirada clara, brillante e inocente se oscureció, pude notar el cambio en su respiración y la forma en la que apretaba los dientes, el ritmo le estaba lastimando las costillas, no es buena idea que se excite justo ahora, no si eso le hará daño.
— ¡Permiso!
La puerta fue abierta sin preguntar primero si se podía, cinco prostitutas que reconocí del burdel-club que solía visitar hace unos años entraron como si esta fuera su casa, Delano intentó detenerlas, pero al ver que no era el mejor momento y que la hermana iba prácticamente desnuda, volteó con rapidez, cubriéndose los ojos, todo a lo que atiné fue ocupar mis manos para cubrirla, apretando cada uno de sus pechos para que no vieran sus rosados pezones perfectos.
— ¿Qué no saben tocar, carajo? Estamos ocupados aquí dentro ¿Qué demonios hacen ustedes aquí?
Lena estaba con el rostro completamente rojo, avergonzada, no sé si la razón sean mis manos o la presencia de ellas aquí.
— Y yo dándole consejos cuando Lena tiene todo bajo control — dijo Ivanna, guiñándole un ojo— Linda, ya que no pudimos salir ayer, trajimos la fiesta a ti, lo mejor de lo mejor para nuestra amiga.
— Al menos deja que se vista, Ivanna, por favor... — Catrina rodó los ojos— En serio, cómprate lentes o medícate, están ocupados.
Al menos alguien tiene sentido común, carajo.
— Hace años que no te veía, Alexander Volkov, te ves mejor que en ese entonces.
— Milenka.
Dije a modo de saludo, no escarbaría en el pasado.
— Esperemos afuera a que Lena esté apta para visitas, te trajimos un festín, guapa.
Dijo Ivanna antes de empujar a todas fuera, Delano se quedó, aún de espaldas, cubriéndose los ojos.
— Cuando dicen festín ¿A qué se refieren?
Pregunté aún con mis manos en los pechos de ella.
— Vedettos... Sasha, el lugar al que iban a salir era un club de martes femenino, le trajeron bailarines exóticos, alcohol y otras cosas.
Respire profundo apretando los dientes mirando a la chica frente a mí.
— No creo que... estés para ese tipo de shows, puedes lastimarte ¿Qué piensas tú?
— Pienso que Delano podría salir para que termines de curarme, tus manos... me están apretando un... poquito fuerte — bajando la voz a medida que pronunciaba las palabras— Quiero quedarme con las chicas, yo sólo voy a mirar, ellas saben que no pienso poner mis manos sobre nadie y que no me gusta que me toquen.
Miré mis manos aún prendadas de sus pechos perfectos y luego la miré.
— Perdón...
— Esto es diferente, y no me molesta.
Tragué grueso otra vez.
— Alexander, creo que estás un poquito celoso.
Bromeó Delano aún molestando en la maldita habitación ¿Qué no entiende indirectas?
— No estoy celoso, sólo soy posesivo — solté— Jelena es mía, no me gusta que toquen lo que es mío. Y sal de aquí, maldita sea ¿Cómo no captas indirectas?
— Las capté, sólo quería joderte — carcajeó— Misión cumplida.
Dejó el cuarto y cerró la puerta, Jelena movió los hombros y su cuello, la expresión de dolor impresa en su rostro, todo lo que pude pensar fue en el movimiento de sus pezones rozándose con mis palmas, acción que la hizo entreabrir los labios, respirando de forma entrecortada.
— Me lo pones muy difícil, Jelena — quitando mis manos, tomando otra gasa— Yo te respeto, pero tampoco soy de piedra, estás jugando conmigo.
Limpiándola otra vez.
— No sé a qué te refieres, no fui yo quien aprovechó la oportunidad para tocarme.
Abrí la boca, dispuesto a protestar, pero el esfuerzo en esa media sonrisa, y el brillo de sus ojos me decía que no está para nada molesta.
— Yo sólo evité que te miraran ¿O pensaste otras cosas, ex hermana Jelena? Yo hago mi mejor esfuerzo por dedicarme sólo a lo especifico, curar tus heridas, pero no me estás ayudando.
— Fingiré que te creo, Alexander Volkov. He aprendido un par de cosas en estas semanas, ya no es tan fácil engañarme.
Relamí mis labios y respiré profundo otra vez, esta ex monja está pasando demasiado tiempo con esas prostitutas, se está transformando poco a poco en un pecado andante.
— ¿Cómo debería tomar esto, Lena? ¿Intentas provocarme?
Porque está funcionando, insisto, no soy de piedra.
— ¿Provocar? Aún no llego a esa parte de las clases — se le vio decepcionada cuando puse los parches en su lugar y dejé de tocarla— Quizá más adelante aprenda cómo hacerlo.
Lo hace a propósito, sus ojos no me mienten, Lena es un libro abierto.
— Yo creo que sabes muy bien lo que haces —comenzando a vendar otra vez— Pero no pienso mover un solo dedo, Malyshka, tú tendrás que hacer el primer movimiento.
Levantando sus pechos para que el vendaje quedara en una posición cómoda, debía cubrirlos por completo.
— Yo veo que estás moviendo más que un dedo, pero allá tú, yo soy sólo una inocente ex monja herida que necesita ayuda, nada más.
Levantando los brazos cuando le quité el camisón, ni siquiera cubrió sus minúsculas bragas.
Esa estúpida medicina que la tiene dopada la hace hablar de más, no controla los dolores, pero le quita el filtro a esa boca que no sabía que podía hablar así.
— Dilo hasta que te convenzas — perdiendo la paciencia, inclinándome hacia ella lo suficiente para sentir su respiración chocar con mi rostro— Dilo y convéncete de que no te mueres de ganas porque siga tocándote ahora.
Besé su mejilla de forma más agresiva de lo que tenía pensado... más bien, no lo pensé. Preferí ser un cobarde e ir a su guardarropa por otro camisón, se lo puse lo más rápido posible deshaciéndome del que ensució con sangre y la cubrí otra vez con las sábanas, dejando el cuarto, viendo a todos esos hombres entrar a su habitación en compañía de esas prostitutas, cerrando la puerta tras ellas.
— Y estás muriéndote de celos...
Canturrió Delano.
— Esa niña va a volverme loco — botando el aire acumulado, acomodándome el cabello— Si la hubieras visto...
Paseándome de un lugar a otro fuera del cuarto de la rubia.
— No la vi, pero escuchamos, la puerta estaba entreabierta — silbó— Vivo por el chisme, amigo, y tú te escuchaste igual a un perro en celo al final, la monja te está ganando la pelea.
— Ex monja, y puedes irte a la mierda.
Mostrándole el dedo medio antes de dejar el pasillo, jalando del pantalón, la pretina me lastima la verga y necesito liberarme, pero no puedo hacerlo en mi cuarto sabiendo que a pocos metros de distancia a Lena le están bailando nudistas poniéndole sus pitos en el rostro.
— Es mi cosita insignificante, si quiere bailes nudistas bien podría hacérselos yo — discutiendo de camino a mi despacho— No necesita la presencia de esos idiotas, menos en su cuarto ¿Quién les dio permiso de entrar? — cerrando la puerta con fuerza— Esta mi casa, es su cuarto, pero en realidad es mío, la cama es mía, la ropa que usa es mía, ella es mía, todo es mío.
Tomando asiento en mi silla, desabrochándome el pantalón, sujetándome la verga dolorosamente dura.
— Hola amiga, nos volvemos a ver.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS HIJAS DE SATÁN
EL CAPITULO COMIENZA CON ALEXANDER PERDIENDO LA PACIENCIA, FUE ARRINCONADO Y NO LE QUEDÓ DE OTRA QUE ADMITIR QUE LENA ESTÁ A SU ALREDEDOR ULTIMAMENTE, LO QUE LA PONE EN EL OJO DEL HURACÁN, JODER
PARA CUANDO LOGRA LLEGAR A LA CASA, ANTES DE BUSCAR A SU COSITA INSIGNIFICANTE SE VA DIRECTO AL PATIO DE PRACTICA DÓNDE EL SOL HA HECHO LO SUYO CON SUS HOMBRES
ALEXANDER NO DUDÓ EN MATAR A DOS DE ELLOS A DISPAROS, GOLPEÓ A OTRO Y SE ASEGURÓ DE DEJARLES EL MENSAJE MÁS QUE CLARO
EL PROXIMO QUE HABLE SOBRE LENA, SERÁ LA CENA
DUDO MUCHO QUE LUEGO DE ESTE CASTIGO QUIERAN VOLVER A LASTIMARLA
LENA ESTABA MUCHO PEOR DE LO QUE ALEXANDER IMAGINABA, SE SIENTE TAN CULPABLE POR VERLA ASÍ...
PERO AL ABRIR LOS OJOS, LO PRIMERO QUE LENA LE DIJO FUE QUE NO LLORÓ NI MOSTRÓ DEBILIDAD, ELLA MANTUVO SU ORGULLO HASTA EL FINAL
ESA FORTALEZA ES LA QUE DEBEN VALORAR EN ELLA, JELENA ES MÁS QUE MERECEDORA DEL PUESTO EN LA BRATVA
AL LLEGAR A CASA, ALEXANDER NO SE ALEJÓ DE ELLA, PREOCUPANDOSE DE AYUDARLA EN TODO, Y CUANDO DIGO TODO... ES TODO
EL VENDAJE TUVO SU PROTAGONICO, PODRÍA HABER PASADO ALGO, PERO AMBOS NO SE ATREVEN A DAR NINGUN PASO, JELENA TIENE QUE COMENZAR A CAMINAR ANTES DE CORRER Y SASHA AÚN NO SE SIENTE 100% CÓMODO CON LA IDEA
PEEEERO VIENDO QUE LAS NUEVAS AMIGAS DE JELENA LE TRAJERON UNA SORPRESITA QUE NADA LE GUSTÓ, LOS CELOS AFLORARON OCULTANDOLOS COMO POSESIVIDAD, CLARO
DELANO NO DESPERDICIÓ EL TIEMPO PARA MOLESTARLO
ALEXANDER LO DEJÓ CON LAS PALABRAS EN LA BOCA Y SE ENCERRÓ EN EL DESPACHO DISPUESTO A AYUDARSE
YA QUIERO SABER CÓMO AMBOS VAN A AFRONTAR LA NOTORIA TENSIÓN
NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO BEBAS
BESITOS EN LA COLA Y BONITO MARTES
LAS RE AMOOO
XOXOXOXOXO
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top