Capítulo 43
JELENA.
Abrí los ojos de golpe al sentir el llanto de Alex por el aparatito, tuve la intención de mover mi cuerpo, pero la protesta generalizada me hizo desistir a la idea, Alexander en cambio tomó asiento en el colchón que aún está en el piso, tomando la goma de su muñeca para atarse el cabello, bostezando, mirándome adormilado.
— Yo voy, Lena, espérame aquí.
Joder, que bueno es tenerlo aquí.
— Tienes que revisarle el pañal primero.
— Lo sé, estuve investigando cómo cuidar bebés y que no se mueran en el intento.
— Que alentador.
Bromee.
— Mejor prevenir que lamentar, guapa.
Caminando a paso rápido hasta su guardarropa, saliendo vestido, entregándome un bóxer y una camiseta para que me vistiera mientras él cruzaba el baño para ir por nuestro hijo, le abrió la puerta a Sasha para que fuera a hacer sus cosas y desayunara, acercándose a Tanya para besar su coronilla con el pequeño ya entre sus brazos.
— Sigue durmiendo, princesa, aún es temprano.
Le susurró antes de acomodar a Alex en la cama y comenzar a cambiarle el pañal, lento, pero seguro, arreglándole la ropa antes de traerlo conmigo y acomodarlo en mis brazos cuando ya estuve vestida.
— Lena, yo también tengo hambre...
Protestó mi pobre león, apoyando la cabeza en mis muslos, mirándome hacia arriba.
— ¿Ya vas a comenzar?
Levantándome la camiseta, acercando un pezón a la boca de mi pequeño para que se alimentara, viéndolo beber rítmicamente, moviéndose feliz, siete de la mañana, pero él está feliz.
Alexander y yo apenas dormimos una hora, tomamos una buena ducha y regresamos a la cama sin ánimos de vestirnos, por lo que estaba alimentando a Alex medio adormilada, sigo sin despertar bien.
— Yo también tengo hambre, tienes dos Lena, aprende a compartir, egoísta.
Abrazando mi cintura, ocultando su rostro en mi pelvis.
— Alexander...
Advertí.
— ¿Qué? ¿No puedo darle amor a mi esposa?
Es un infantil, un maldito infantil.
— Anoche me diste mucho amor, ahora quiero descansar, por favor.
Tajante.
Su modo de amarme hace que me duela cada rincón del cuerpo, de milagro no terminé en el hospital, me siento cómo toda una campeona ahora.
— Sólo un poquito... — suplicó— Un poquito y nada más, me lavo los dientes.
Intentó convencerme, recordando lo que le dije de las bacterias, la boca y mi pezón.
— No.
— Iré a lavarme los dientes.
Saltando fuera de la cama, perdiéndose dentro del baño, ignorando mi negativa.
— ¡Alexander, te dije que no!
— ¡Voy a fallecer de hambre, Lena!
— ¡Pues baja a desayunar!
— ¡No sin ti!
Carcajee.
Sin duda jamás podría aburrirme de esto, todos los días Alexander hace una estupidez diferente, es bueno tenerlo en casa todo el día y todos los días sabiendo que no van a quitármelo.
— Deja que termine de alimentar a Alex y bajamos a desayunar.
— Pero yo quiero leche.
Protestó con el cepillo en la boca, inclinándose fuera del cuarto de baño para poder mirarme.
— Hay bastante en la cocina.
— Yo quiero la de mi vaca personal.
Señalándome con el cepillo.
— Deja de llamarme vaca o voy a enojarme, no estoy gorda.
— ¿Gorda? — mirándome indignado— Cielo, con todo respeto, tienes que comer más, estás muy delgada, y eres MI vaca personal que me alimenta a diario, dicen que no hay mejor que la leche materna ¿No? A mí eso me faltó, deberías darme mi cuota ahora que tenemos un hijo.
— Mierda, tu mamá — mirándolo con pánico— Nos olvidamos completamente de ella, debe estar confundida y perdida en casa.
Alexander se encogió de hombros, continuando con su labor de lavar sus dientes.
— De seguro Delano se encargó, él siempre se encarga de todo cuando yo estoy ocupado en cosas más importantes.
— Es tu madre.
— Es Danika solamente aún, tú eres mi esposa y eres más importante, saborearte y cogerte hasta casi fallecer era mi prioridad anoche.
— Te lo tomaste muy a pecho, me duele todo.
— Para que recuerdes que yo estuve por todas partes, bebé, recuerda a quién le perteneces.
Maldito posesivo...
¿Por qué me gusta tanto cuando se pone en esta faceta? Me enciende y eso es peligroso para mi integridad física, necesito descansar un poco, lo conozco y sé que me pedirá más sexo durante el transcurso del día.
Conociéndome, sé que, si se me insinúa, le diré que sí.
— ¿Y tú? ¿Lo olvidas, Alexander? ¿Olvidas qué clase de mujer tienes por esposa?
Sonrió de lado, desapareciendo en el interior del cuarto de baño, escuché el agua del lavamanos correr, luego regresó, apoyando una pierna en el piso a mi lado.
— Sé la clase de mujer a la que me até voluntariamente por el resto de mi vida, una mujer peligrosa, celosa, posesiva, cachonda y sensual, sé lo que tengo y me siento orgulloso de decirle al mundo que eres mi esposa.
Respiré profundo relamiéndome los labios, sus palabras me hicieron cambiar de cero sexo a mételo por favor, Alexander tiene ese efecto.
— Me parece bien, no lo olvides — asentí— ¿Podrías traerme ropa? Un conjunto deportivo, ropa interior mía y zapatillas, por favor, para vestirme e ir a desayunar, tanto sexo hizo que me diera hambre.
— ¿Hambre? Yo también puedo alimentarte.
Acariciando mi mentón, sonriendo malicioso.
Yo intentando cambiar de tema para no desviarme de mi tarea principal que es alimentar a mi bebé, pero Alexander no ayuda.
— Ropa.
— Sí señora.
Levantándose haciendo una mueca, mirándome mal, desilusionado.
Antes del mediodía no se salva de que me le lance encima, necesito mi dosis de sexo matutino, pero luego de desayunar o no saldremos del cuarto.
Terminé de alimentar a Alex y se lo entregué a su padre para que le sacara los gases mientras yo me cambio de ropa, Alex hoy no parece querer volver a dormirse, está muy activo y parece gustarle estar en los brazos de su papá, no deja de soltar balbuceos y moverse animado, razón por la cual lo llevamos con nosotros al gran comedor para iniciar el desayuno dónde todos nuestros hombres esperan detrás de sus respectivas sillas, todos quietos en silencio, menos... Ivanna, sentada y atragantándose con una dona.
Hasta Danika estaba respetando el protocolo, de pie junto a Lev.
— ¡Mierda! Ivanna, joder, levántate, te dije que tenías que esperar.
Le advirtió Delano, levantándola con rapidez de su silla, ganándose una mirada de odio de la pelinegra.
— ¿Y ahora qué? Quiero comer, no voy a esperar a que todas estas momias se dignen a tomar asiento.
Señalando a nuestros hombres con el brazo.
— Ivanna... hay reglas — le susurró Delano mirándonos de reojo mientras tomábamos posición en nuestros respectivos lugares, tomando asiento— Primero come el Boss y la Koroleva, luego continúan por rangos, no es llegar y comer en esta casa.
— ¿Y yo qué? ¿Yo cuando cómo? Tengo hambre, Delano.
Intenté no reír, ambos estaban discutiendo en un volumen para nada bajo y todos podían oírlos, Ivanna no es mucho de reglas y aquí hay demasiadas.
— Después, sólo... después. Silencio.
Rodó los ojos y se cruzó de brazos con la dona aún en su mano, no parece querer soltarla, el chocolate se les pega a los dedos y por cómo se los mira, está a dos segundos de lamérselos.
— Tomen asiento.
Ordené sólo para ayudar a Delano a no querer cortarle la cabeza a su invitada, tiene que aprender a ser más tolerante, debió explicarle las cosas antes si no quería que la estúpida jerarquía se viese fracturada.
— ¿Ahora sí puedo comer?
Preguntó Ivanna al medio peliblanco.
— Sshh...
Alexander medio sonrió tomando una tarta de limón, probando un bocado usando una sola mano, sigue sosteniendo a Alex y no parece querer soltarlo en un tiempo próximo.
Luego comí yo, hoy parece ser el día de las cosas dulces porque la mesa parece repostería, no me quejo, adoro las cosas dulces. Elegí un trozo de torta de chocolate, me llevé un bocado a la boca y esperé, mirando a Satanás quien también comió, luego lo hicieron los segundos y Misha, luego el resto.
— Ahora sí puedes comer.
Le dijo Delano a la pelinegra.
— ¡Dios! Ya estaba bueno de esperar, ustedes, mafiosos tontos y cuadrados, con la comida no se juega.
Protestó, llevándose la dona a la boca otra vez, metiéndosela toda sin delicadeza alguna, haciendo maravillas para lamerse los dedos aún con toda esa masa dentro, botando un par de migas en el proceso.
El medio peliblanco rodó los ojos, tomó una servilleta, sujetó su mano y le limpió dedo por dedo bajo la atenta mirada sorprendida de nuestra amiga, tomando otra después para limpiarle la boca.
— Bebe o vas a ahogarte.
— Anoche no me lo dijiste así, me dijiste bebe y ahógate.
Coqueteó la pelinegra de regreso.
La sonrisa maliciosa y coqueta de Delano hizo que me sucedieran ciertas cosas, yo también quiero que Alexander me coquetee descaradamente en medio del desayuno y me diga por las noches que me atragante con lo que le cuelga entre las piernas.
— Bueno, ahora mismo no te ahogues, tengo planes para ti y tu boca más tarde.
Ivanna se inclinó hacia él, guardando la debida distancia para provocarlo sin la necesidad de tocarlo.
— Me parece bien, pensaba quedarme todo el día, y la noche, aún no supero el shock de casi perder a mi tan querido amigo.
Acariciándole el cuello.
Delano apretó la quijada y llevó su mano a la cintura de ella, las cosas se están calentando, tendrán un día interesante y yo siento envidia, también quiero un día interesante, la pequeña Lena está hambrienta.
— Jelena, ojos en mí ¿Dónde crees que estás mirando? Yo tengo que ser la razón de tus jadeos, no otros.
Dijo el muy posesivo, sujetando mis mejillas para girarme el rostro y mirarlo a él.
— ¿Celoso, mi pobre león?
Sonriendo coqueta.
— Pues sí ¿Por qué miras a Delano como si lo desearas?
El medio peliblanco volteó con rapidez para mirarme con el rostro cargado de confusión.
— No es que desee a Delano, tonto — carcajee— Sólo que la situación es bastante... grata de ver.
Por no decir, excitante.
— Alexander, cuando no estabas, me estaba follando a una chica en el estudio de tatuajes y tuve que echar a Jelena dos o tres veces para que dejara de mirarme el pito —me acusó— Yo que tú, hago algo para corregir ese mal comportamiento suyo de mirar pitos ajenos.
Alexander alzó una ceja en mi dirección sin soltarme las mejillas, apretando un pelín más fuerte.
— ¿Lo deseabas?
Preguntó entre la molestia y una leve punzada de dolor.
— ¿Qué? ¡No! Sólo estaba celosa porque él podía follar y yo no.
— Técnicamente sí podías, yo no estaba, eras soltera, podías follarte a media casa si así te apetecía.
Puntualizó mientras el hijo de puta de Delano se ríe y le mete una trufa en la boca a Ivanna para que no interrumpa, el muy maldito se divierte con todo esto.
— Podía, sí, pero no quería, pero ¿Sabes quién me insinuó tener sexo ese mismo día porque lo calentó que le mirara el pito?
Ese día descubrí que Delano y Alexander calzan lo mismo... y no de zapato.
— Oh por favor — El medio peliblanco me mostró el dedo medio— Ya dije que lo sentía, olvídalo, Jelena.
Rodando los ojos.
— Eres tú el que acaba de acusarme — mirándolo de reojo ya que mi esposo el posesivo no me suelta— Así que ahora te aguantas ¿Quieres que recite palabra por palabra lo que dijiste ese día? Me molesté tanto que lo memoricé.
Quitando la mano de Alexander para poder molestar a Delano mejor.
Rápidamente el medio peliblanco tomó dos mini tartas y me las metió en la boca, limpiándose el merengue de su palma en mis labios.
— No se habla con la boca llena, Jelena, mal educada.
— ¿Qué fue lo que dijo? Ahora tengo curiosidad.
Dijo Alexander, tomando una servilleta para limpiarme la boca.
— Delano dijo...
— Entonces compré GBLH, haber si vuelve a negarse a un polvo conmigo la maldita...
Giré el rostro lentamente hacia el origen de esa voz, uno de mis hombres que al percatarse de que le estaba dando mi atención, calló.
— ¿Decías?
Pregunté sin ocultar ni un poco mi molestia.
En mi casa esa maldita droga estaba prohibida.
— N-nada, Koroleva, no dije nada.
Se apresuró a contestar.
— No, repítanlo — los animé— Creo que a todos nos interesa escuchar lo que harás con esa maldita droga del sexo.
De reojo Danika me miraba con sorpresa y temor, debe saber de lo que soy capaz ya, debe saber lo que le hicimos a su esposo y al hijo de puta de Franco.
— Lo siento, Koroleva, no fue mi intención interrumpir el desayuno.
Los mexicanos no comprenden nada quizá por dos razones, no todos hablan ruso y no tienen idea de lo que la GBLH le ha hecho a mi familia.
Saqué mi arma importándome muy poco la opinión del resto disparándole en la frente a ese sujeto, el impacto de la bala impulsó su cuerpo hacia atrás, cayendo de espaldas con silla y todo, el ruido sordo acompañado de los gritos ahogados de nuestros invitados y compañeros de casa, Danika se llevó las manos a la boca y comenzó a temblar.
— La próxima vez que olviden la forma en la que hablan de una mujer en mi presencia, voy a cortarles el pito y los colgaré de una viga para que se desangren hasta morir ¿Entendido?
— Sí, Koroleva.
Asentí, dejando mi arma en su lugar otra vez, cargando a Alex quien se asustó con el ruido fuerte, meciéndolo bajo la atenta mirada de mi esposo, mi segundo y mi amiga.
— ¿Qué?
— Te amo, mujer, eres una hija de puta.
Se alegró Alexander, sujetándome de las mejillas, besándome con brusquedad, mostrando efusivamente su amor.
Insultándome mientras lo hacía ver como un cumplido.
— Bueno ¿Cómo esperabas que controlara la perrera en tu ausencia? Tuve que hacerme una perra.
— Y la peor — puntualizó Delano— Pobres de nosotros que tuvimos que soportar su carácter.
— Me gritaba todo el tiempo — se unió Misha— Me decía "No te lo estoy pidiendo como amiga, te lo ordeno como Koroleva" ¿Y qué me quedaba a mí? Correr y seguir sus órdenes, asegurándome que todo saliera como ella quería o mi cabeza corría peligro.
— ¿Eso hacías, bebé?
Acariciándome el mentón, Alexander está todo caliente otra vez.
— Eso no es nada, una vez nos dio de balazos a todos — se unió al complot el traidor de Akim— Porque nos comimos su último pudin de chocolate, sus antojos era una cosa seria.
— Les dije que no se comieran el pudín — señalándolo— Le escribí mi nombre con plumón dorado para que no pudieran decir que no lo vieran ¡Y se lo comieron de todas maneras!
Mi hombre carcajeó, y me acercó a él en un abrazo.
— Perdimos seis hombres ese día.
Dijo Lev con pesar.
— Eres todo un caso, Jelena, y yo que pensaba que mi monja, mi pequeña cosita insignificante no podría con todo esto, resultó peor que todos nosotros juntos.
— Nunca me subestimes, Sasha.
Al mencionar el nombre de mi pequeño León, este apareció de pronto y se paró en dos patas, lamiéndole el cabello a Alex, acomodándoselo bien hacia adelante, ganándose las risas de todos.
Sí, sin duda, estos son los días que me gusta vivir.
***
Alex terminó dormido a mitad del desayuno, lo dejé recostado en su cuna y terminé de comer entre bromas y risas, planeando la fiesta de esta noche para agradecer a los mexicanos, Delano se encargaría del transporte de los cuerpos para que les dieran la sepultura que merecían.
Entré al despacho mirando con los ojos entrecerrados a mi marido que estaba ocupando mi silla, mi lugar tras el escritorio, trabajando en lo que yo debería estar trabajando, robándome mis cosas.
— Alexander, voy a salir.
Avisé.
— ¿Salir? ¿Dónde? ¿Tus escoltas?
— Iré sola, no te preocupes — encogiéndome de hombros— No hay peligro y no quiero que vean dónde iré.
— Eso suena... misterioso y preocupante ¿Debería preocuparme?
— Tú preocúpate de que Tanya no se robe las armas porque le da por disparar a lo loco y ya mató a alguien por accidente, de forma intencional, varios, pero no quiero que mate a nadie por accidente si puede salir lastimada ella en el proceso.
— Ok, la vigilo, no te preocupes, pero... ¿Dónde vas?
— Secreto — acercándome para besar sus labios— Regresaré antes de que Alex despierte, tú míralo por mí.
Observando la cuna tras él dónde nuestro hijo dormía.
— No te preocupes, mantendré todo bajo control.
— Tu madre está con el psicólogo ahora, Orel la invitó a hacer desde cero un huerto para ella, Lev le dijo que adoptara un perro, eso les ayuda con el estrés post traumático, por eso se robaron un león para Delano y para mí.
Me sujetó por las caderas, girando la silla, dándome toda su atención, encajándome entre sus piernas.
— Nena, estará todo bien, no haré un caos sólo porque no estés cinco minutos, relájate.
Suspiré apoyando mis manos en su cuello, acariciándolo.
— Me pone ansiosa dejarte solo con todo, eres un desordenado, tocaste todos mis papeles.
Señalé la mesa, y él carcajeó.
— ¿Eso es lo que te pone ansiosa? ¿Qué toqué tus cosas?
— Pues sí. Son mis negocios, mi trabajo, tenía todo bien organizado y juntaste todo, te odio.
Negó sonriente.
— No hay caso contigo, monja con TOC.
— Deja de llamarme monja, hace más de un año que lo dejé.
— Mis recuerdos frescos me lo hacen ver como si hubieses llegado ayer.
Besándome la panza.
— ¡Mierda! La píldora — dando un paso atrás— Casi haces que se me olvide, casi. Pasaré a la farmacia, adiós.
Tuve la intención de dar media vuelta y desaparecer, pero jaló mi mano y me acomodó entre sus piernas otra vez.
— ¿Y si lo dejamos así y ya está? Quiero otro bebé, Lena, por favor...
— No, y no más discusión — sujetando su rostro para besarlo— Nos vemos más tarde, adiós.
Me solté y di dos pasos atrás para que no pudiera sujetarme otra vez, escapando prácticamente del despacho, dejando pasar a Delano antes de cerrar la puerta y correr fuera de la casa, montar a mi Ferrari negro y dejar la mansión.
***
ALEXANDER.
Bufé resignado, mirando a mi amigo entrar al despacho, dejándose caer en el asiento frente a mí, apoyando los codos en el escritorio, mirándome burlesco.
— ¿Dijo que no?
Asentí derrotado.
— No quiere darme otro bebé ¿Qué tanto mal puede hacer uno más?
— Bueno... acabas de volver oficialmente ¿Por qué ella querría estar gorda otra vez? Apenas dormía, necesitaba ayuda para vestirse y ponerse los calcetines y las zapatillas, era un suplicio su mal genio diario, mató a demasiada gente sólo porque le dolía la cabeza o se le hinchaban los pies, no quieres verla así.
Tragué grueso.
Las historias de Lena eran cada vez más aterradoras, yo pensé que eran exageraciones de esos maricas que ella llama amigos... y míos, también son amigos míos, maricas amigos.
— Pero quiero verla panzona.
— La viste... por menos de treinta minutos, pero la viste.
— No fue suficiente.
— Pero...
— ¿Y dónde está tu invitada la loca que se salta el protocolo y te seduce en la mesa?
Interrumpí.
La conversación estaba a favor de Lena y a mí no me gusta perder.
— Se quedó dormida — suspiró— Me arrastró al cuarto, follamos un poco y de cansada, se durmió, apenas dormimos anoche.
— Lena y yo tuvimos la misma noche loca — suspiré— De milagro no terminó en el hospital. Dolorida la maldita, sí, pero sigue provocándome.
— Alexander, sin ofender, pero Lena respira y eso te pone, tienes que hablarle a tu psicólogo sobre eso, no es normal que tengas una erección porque te miró.
Carcajee.
Sí... quizá no sea normal, pero con ella siempre tengo ganas, siempre estoy hambriento de probarla.
Abrí la boca para protestar cuando el nombre de mi abuelo iluminó la pantalla de mi móvil sobre el escritorio, Delano y yo miramos el maldito aparato casi con pánico luego de mirarnos entre nosotros, esta llamada no presagia nada bueno.
— Contesta ¿Qué esperas? Es mejor saber lo que quiere.
Me animó.
— ¿Y si se pone todo hijo de puta y quiere venir?
— Pues que venga, que Lena lo va a espantar a punta de balazos, sabes que tu mujer está loca y no se limita.
Suspiré asintiendo.
— Bien, que pase lo que tenga que pasar y que el diablo haga que se estrelle su avión si decide venir.
— Amén.
Respondió Delano, viéndome presionar el botón verde, apretando el altavoz para que el pudiera escuchar también.
— Alexander.
Respondió mi abuelo con su voz gutural y anciana, maliciosa de todas maneras, haciéndome temblar, los Volkov son hijos de puta y crían hijos de puta, son un cáncer.
— Abuelo.
Suspiré.
— Sabes que las malas noticias son más rápidas que las buenas ¿No?
— Te enteraste.
Resignado, ya no hay vuelta atrás, pensé que tendría más tiempo.
— Mi único hijo está muerto ¿Cómo no voy a enterarme? ¿Qué hiciste con el cuerpo?
— Viktor cosechó lo que sembró, sabía que te enterarías más temprano que tarde, a los Volkov no se nos va nada. El cuerpo lo quemé, no queda ni un ojo de él, si quieres te envío la foto que le saqué a su cabeza junto con la de mi prometida, eran amantes.
— ¿Lo mataste por despecho? No te creí alguien rencoroso, es más, ni siquiera pensé que la quisieras.
— Y no la quería, esa zorra no era nada para mí.
— También sé quién mató a Annika, quién orquestó el ataque a Viktor, quién se entregó para ir a buscarte, la mujer que está a la cabeza de la Bratva ahora, una mujer, Alexander ¿Qué mierda tienes en la cabeza? ¿Por qué dejas que una mujer haga la tarea de un hombre?
Delano me miró entre preocupado y divertido.
Si Lena escuchara esta conversación machista, ella misma lo manda a buscar para cortarle las bolas y demostrarle lo que una mujer es capaz de hacer con el incentivo adecuado.
— Ven y dile a mi mujer a la cara lo que acabas de soltar, no tienes idea de con quién me casé.
— Así que no era una broma que contrajiste nupcias con una perra que no autorizamos.
— ¿De qué familia es? ¿Cuál es su apellido? ¿Es rusa? ¿Virgen? ¿De cuanto fue su dote? ¿Cuánto dinero tiene?
La voz de la abuela.
Oh mierda... Lena va a querer matarlos a todos y yo no pienso mover un dedo para defenderlos.
— Lo importante es que tiene mi apellido ahora y ha hecho una fortuna por su cuenta, es billonaria, rusa, su sexualidad me compete sólo a mí así que no pienso darles los detalles maldita sea ¿Qué les importa si tiene familia o no? Ya me casé y no voy a retractarme.
— Yo creo que sí, querido — dijo la abuela— Sabes que la familia elije a la esposa del sucesor, si no nos gusta, te quitaremos todo lo que te otorgamos, no todo lo ganaste por tu cuenta.
— Te divorciarás — sentenció el abuelo— Vas a divorciarte y entonces elegiremos a alguien más para ti, hay chicas dentro del mercado del matrimonio que encajarán bien contigo.
Carcajee sin gracia, negando.
— Váyanse a la mierda, yo no tengo nada ahora, todo le pertenece a ella, todos sus esfuerzos rindieron frutos, tenemos hijos, la amo y no es una puta enferma como las que suelen elegir. No voy a divorciarme.
— Ya veremos. Podemos ser muy convincentes, Alexander, tú no querrás divorciarte, pero podemos darle muy buenas razones a ella para que quiera tomar a sus hijos y mandarse a cambiar dónde no la encuentres jamás.
Si supieran que no sale sola ni siquiera a la vuelta de la casa...
Incluso ahora hay personas siguiéndola a una sana distancia para asegurarse de que regrese en una pieza a la casa.
— Lena me ama, jamás me dejaría.
Respondí con seguridad.
— Todos tienen un precio, puede que el suyo no sea dinero, pero hay otras... cosas que valen mucho más que un montón de billetes.
— ¿Qué insinúas?
Lo reté a hablar.
— Ya lo verás. Tendrás noticias nuestras muy pronto, hijo, salúdame a tu esposa.
Dijo el abuelo antes de cortar la llamada.
— Eso me dejó preocupado, Alexander, los Volkov no son cualquier familia.
— No van a tocarla, de eso me aseguro yo, tú tranquilo — apretando las manos en puño— Además, Lena no me dejaría, nunca lo haría, lo demostró con esto que sucedió, ella es leal a mí y yo lo soy a ella, pueden hacer lo que se les cante el culo, pero no van a hacernos separarnos.
— Eso espero, porque Lena es capaz de desaparecer si sucede algo que no le guste, su determinación me aterra, ella no da su brazo a torcer.
Desvié la vista hacia el móvil, recibí el primer reporte de Jelena con fotografías incluidas.
— ¿Qué hace ella ahí?
***
JELENA.
Detuve el auto y miré los escombros alzarse frente a mí, el claustro calcinado por completo, reducido a cenizas, ni siquiera los arboles se salvaron del fuego, todo el lugar parece cementerio de una mala película de terror, y bueno... lo era.
El cementerio de un montón de degenerados que el mundo debió llorar como si fuese una gran perdida sin saber que Alexander salvó a un montón de jovencitas de sufrir lo que yo estuve a punto de vivir.
— Oh mierda... ¿Cómo pude vivir aquí?
Caminando por los pasillos, evadiendo escombros, caminando hacia lo que antiguamente fue mi cuarto, un pequeño rectángulo diminuto, como una cajita de fósforos con apenas un par de muebles y una cama para una persona con los resortes del colchón saltados, ni comparado al cuarto que tengo ahora.
— Esto no era vida...
Empujando con el pie lo que quedó de un crucifijo, apenas la cruz de metal, un poco chamuscada, pero aún distinguible.
Desvié mi camino yendo hacia el gran salón donde sucedió mi rito del sacrificio, y dónde lo conocí a él, mi mente llevándome de regreso al día en que todo mi mundo cambió, todo se distorsionó, se rompió y se reconstruyó según lo que la Bratva y él me enseñaron, todo resumido a:
"El mundo no necesita ángeles, necesita demonios, y si no los lastimas, te lastimarán a ti primero. El infierno es este, no el que vivirás cuando mueras. Despierta"
Y yo desperté. Renací como la hija de puta en la que me convertí, y no me arrepiento, es más, me enorgullece decir que emergí de las cenizas, cubierta de vidrio molido, sangre, huesos rotos, llanto y sudor, lo logré a base de mí mérito, mí deseo de ser más y no rendirme.
— Disculpe ¿Usted sabe si las monjas que vivían aquí sobrevivieron? Llevo... muchos meses viniendo y no logro encontrar a nadie que me de respuestas, necesito saber si ellas están vivas.
Desvié la cabeza con rapidez, viendo a la mujer que llegó a mi lado sin que me percatara de su presencia, no la escuché, estaba distraída, estoy sola, sin escoltas, esto podría haber sido un gran, gran error que pudo costarme la vida.
— No, yo...
— Busco a una monja joven, la más joven de aquí — dijo la mujer al borde de la desesperación, sujetándome las manos— Baja de estatura, ojos azules, así como los míos, era rubia, muy pálida, su mirada inocente y dulce... ella era una buena niña, es una buena niña... yo... yo necesito saber si está bien, si él no la encontró.
Mierda.
Esta mujer está buscándome a mí.
— Señora... ¿Usted habla de Jelena?
Me aventuré a preguntar, necesito respuestas.
— ¡Sí! Jelena, ese es su nombre, yo se lo puse, la llamé así por mi madre ¿Sabes dónde está? ¿Si está bien?
— Ella está bien, muy bien, la conozco ¿Quién es usted?
— Necesito hablar con ella, necesito advertirle, por favor llévame con ella, necesito... necesito decirle, necesito que sepa.
La mujer comenzó a respirar de forma irregular, sudaba y temblaba, estaba preocupada, paranoica, mirando en todas direcciones.
— Ella está bien, pero no sale seguido, está en otro claustro — mentí— Somos amigas.
Soy consciente de que he cambiado demasiado desde que dejé el lugar, ni siquiera me reconozco, menos lo hará esta mujer si me vio antes, voy incluso lastimada, dudo que logre reconocerme con todos estos moretones y cortes encima.
— ¿Puedes enviarle mi mensaje? Por favor tienes que decirle, ella tiene que escapar.
— ¿Escapar de qué? ¿Qué cosa podría ser tan mala para que la ponga en peligro?
— Jelena... yo... soy su madre — reveló la mujer y eso fue un golpe bajo para mí— Yo... la dejé aquí, la abandoné, pero fue por su bien, Viktor Volkov estaba buscándome, debes conocer a Viktor, todo el mundo conoce el rostro de los hijos de puta de los Volkov — hiperventiló— Él me quería a mí, me quería... quería deshacerse de todo lo que me amarraba lejos de él, mató a mi esposo, el padre de Jelena, y luego buscó a la niña, mi niña... tuve que dejarla, tuve que abandonarla, yo... yo no podía permitir que le pusiera las manos encima ese maldito animal, yo... la dejé... — comenzó a llorar— La dejé maldita sea... la dejé...
Permití que ella se apoyara en mí y la abracé para contenerla mientras yo misma me recuperaba del shock, Viktor es el causante de que yo creciera aquí, Viktor me cagó la infancia, me hizo creer que nadie nunca me querría, que todos siempre me abandonarían...
— Viktor... sí... lo conozco...
Más que eso, mucho más que eso.
— Viktor se enteró que Jelena es monja, se enteró hace unos años, me siguió cuando estaba embarazada, quería saber dónde iba tan seguido, yo sólo quería ver a mi niñita... él me siguió y entonces lo supo.
— ¿Embarazada? ¿Jelena tiene un hermano o hermana? ¿Dónde está el bebé?
La que hiperventila ahora soy yo.
— Mellizos, tengo mellizos — lloró con fuerza— Viktor es el padre, pero... se los llevó, se llevó a mis niños... — desesperada— Se los llevó con su padre porque yo no quería ser su mujer, yo no quería estar junto a ese animal, dijo que me quería demasiado como para matarme, así que, cómo no podía tenerme a mí, iría por Jelena porque físicamente nos parecemos, pero... Jelena desapareció y no la encuentro, tengo miedo de que ese animal la tenga, Jelena es pura, es una buena chica, no merece ese mundo de perversiones, sus hermanos tampoco, pero... no puedo encontrarlos, no sé dónde los escondió Viktor, no sé si siguen vivos...
Jalándose de los cabellos, los recuerdos la torturan, la lastiman.
— Señora... ¿Cuántos años tienen los mellizos?
— Liam y Naia deben tener siete años ya, son unos niños, unos pequeñitos que necesitan a su mamá y yo... yo...
Levantó la cabeza secándose las lagrimas con rapidez, mirándome preocupada.
— Lo siento, yo estoy contándote mis problemas y usted debe estar muy ocupada, yo sólo... necesito saber si Jelena está bien... necesito saber que Viktor no la tiene, él dijo que su hijo se encargaba de los negocios aquí, dijo que Alexander, su hijo bastardo, se robaría a mi niñita para que él la tuviera, que la dejaría madurar hasta que le sirviera como su... como su...
Como su puta.
— Estoy bien... mamá — dije antes de arrepentirme— Viktor me atrapó, sí, pero... —suspiré— Alexander... yo sí me fui con él, voluntariamente, no sé si él sabía que su padre me quería, yo... — Me casé con él— Yo estoy muy bien ahora, el convento explotó, yo seguí al heredero de los Volkov y me convertí en esto — señalándome— Ahora necesito que me cuentes todo sobre Liam y Naia, todo lo que recuerdes, todo lo que sepas, las personas involucradas, los lugares, necesito saberlo todo, porque vamos a recupéralos.
Fue demasiada información para la mente trastornada de esta mujer, el shock la hizo desfallecer, afortunadamente logré sujetarla antes que se diera de bruces en el piso, terminé de rodillas para sujetarla, intentando hacer que reaccionara, necesito que me diga más, necesito que despierte, maldita sea.
¿Quién soy yo? ¿Por qué me abandonaron? ¿Me quisieron alguna vez? ¿Hay alguien esperando por mí fuera de las paredes del convento? ¿Soy alguien?
Todas las preguntas que me hice a lo largo de toda mi vida por fin tienen un mínimo de respuesta y necesito que esta mujer me diga más, necesito la información completa de mi pasado.
Afortunadamente, el controlador de mi esposo jamás me deja sin vigilancia, le dije que quería venir sola, pero él no comprende lo que el espacio personal significa, por lo que los escoltas se acercaron con rapidez al ver la situación, cargando a la mujer, dándome una mano para ponerme de pie.
— Llévenla a la casa y pónganla en una habitación, necesito que un médico la revise, y necesito información sobre todos los Volkov, vivos y muertos. Muchos días de paz no tuvimos maldita sea — caminando con ellos hacia el exterior, viéndolos subir a la que dice ser mi madre a uno de los autos— Necesito también un examen de ADN, todo para lo antes posible.
— Sí, Koroleva.
— Ah, y una pastilla del día después, llévenmela a casa.
— Por supuesto.
Respondió uno de ellos, separándose del grupo.
Con menor razón voy a darle en el gusto a Alexander de tener más críos, yo necesito saber que más hizo el hijo de puta de Viktor para cagarme la vida y sé que la información va a ponernos en riesgo a todos otra vez, pero estoy dispuesta a correr con el riesgo.
Ahora comprendo lo que decía antes de que Alexander lo matara, él quería hablarme sobre esto, por esta razón el hijo de puta estaba obsesionado conmigo, no fue al azar, Viktor siempre supo quien yo era y quizá Alexander también, debo comprobarlo ahora, debo saber cuánto sabía mi marido, y cuáles fueron sus verdaderas razones para llevarme con él.
Fin.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAAS
A QUE NO SE LO ESPERABAAAAAN
HABRÁ SEGUNDO LIBRO, USTEDES TRANQUIS, COMENZARÉ A ARMAR LA PORTADA Y LA SINOPSIS, TENDRÁN NOTICIAS MÍAS MUY, MUY PRONTO, COMO EL MARTES JAJAJAJAJA ASÍ DE PRONTO
LA ANSIEDAD ME MATA, ES MI PEOR ENEMIGA
DIAGNOSTICADAAAA, ANSIEDAD CRÓNICA SEGÚN MI PSICOLOGA JAJAJAJAJA
SABER QUÉ VA A PASAR CON MI PROPIA HISTORIA NO ME DEJA DORMIR CUANDO YO LA ESTOY ESCRIBIENDO, ASÍ DE FALLADA ESTOY
PEEEERO BUENO, REGRESANDO AL CAPITULO
ALEXANDER Y JELENA ESTÁN QUE ECHAN CHISPAS
IVANNA Y DELANO NO LO HACEN NADA DE MAL
HASTA A MÍ ME DIERON GANAS DE SER IVANNA EN EL DESAYUNO, ESTUVO RE INTENSO
YO ESCRIBÍA E INTERNAMENTE ESTABA: BESALO BESALO BESALO BESALO
DANIKA QUEDÓ PARA ADENTRO CUANDO JELENA LE DISPARÓ A ESE HOMBRE QUE INSULTÓ A SU GÉNERO Y TUVO LA OSADÍA DE HABLAR DE LA DROGA DEL SEXO
EL MUNDO NO VA A EXTRAÑARLO
AFORTUNADAMENTE LOS CHICOS LE CAMBIARON EL ESTADO DE ANIMO, CONTANDOLE A ALEXANDER LO PELIGROSA QUE SU MUJER SE HA VUELTO Y LO MUCHO QUE SUFRÍAN CON SU MAL HUMOR JAJAJAJAJA EXAGERADOS
LUEGO TUVIMOS LA LLAMADA DEL ABUELO VOLKOV QUE NADA BUENO PRESAGIA
ALEXANDER Y DELANO QUEDARON PREOCUPADOS
POR OTRO LADO, JELENA SÓLO QUERÍA RECORDAR SUS ORIGENES, PERO APARECIÓ LA QUE DICE SER SU MADRE Y CON UNA HISTORIA DE LO MÁS INTERESANTE
¿QUÉ JODER PASARAAAAAAA?!!!!!
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO HERMOSAS
BESITOS EN LA COLA
POR AQUÍ SUBIRÉ LAS NOVEDADES DE LA PORTADA QUE TODAVÍA NO PIENSO CÓMO HARÉ, AÚN NO DECIDO LOS COLORES, CON LA PRIMERA ME GUIÉ POR LAS CENIZAS DEL CONVENTO, AHORA NO SÉ EN QUÉ ENFOCARME, PERO LA NOCHE HACE MARAVILLAS CON MI MENTE, COMENZARÉ A BUSCAR
SE LES AMAAAAAA
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