Capítulo 37
ALEXANDER.
Miré al sujeto ebrio frente a mí esperando que comenzara a narrar la historia que prometió, pero a estado mirando el liquido de la botella por al menos dos minutos y comienzo a perder la paciencia, estaré ebrio, pero no al nivel de Delano, él literalmente se lo bebió todo, por mi culpa cabe destacar, lo lastimé al no recordarlo y tratarlo con tanta indiferencia, no volveré a equivocarme así.
— Delano... ¿Me vas a contar o ya te mando a dormir?
— ¿Qué te tengo que decir?
Ladeando la cabeza, observándome con confusión.
— Joder ¿Cuánto bebiste?
— No sé, perdí la cuenta — encogiéndose de hombros— ¿Qué quieres que te cuente? ¿Una historia para dormir?
Suspiré soltándome el cabello, atándolo otra vez, dándole tiempo para aclarar su mente, error, no dejó de observarme detenidamente.
— Delano, ibas a contarme por las cosas que ha pasado Lena para llegar aquí.
Repitiendo hastiado.
— ¡Oh cierto! Mi pequeño monstruo — sonriendo nostálgico— Ok... ponte cómodo, primero te contextualizaré.
Su historia comienza con una tímida monja en un cuarto repleto de imbéciles, le estaban quitando su hábito, abusarían de ella, ese día fui ahí a cobrar una deuda, me vi reflejado en esa niña, a mí no pudieron salvarme, pero yo sí podía salvarla a ella, Delano dijo que fueron sus ojos los que me convencieron, el hechizo de su mirada hizo que la curiosidad fuera más grande que cualquier otra cosa, y la traje a casa.
Apenas llegó, la tatué con un rango mayor, como el de Delano y Misha para que le sirviera de protección, quizá yo no estaría cerca siempre para socorrerla y quería que ella estuviese bien, que nada la lastimara, por esa misma razón, comencé a entrenarla, digo, comenzamos, todos sus amigos se encargaron de pulir habilidades de diferente índole en ella, eso explica por qué es buena en todo.
Tuvo un accidente con sangre en sus primeros días, supuestamente yo apagué su alarma para que siguiera durmiendo, había problemas y no quería que Lena se asustara, pero ella despertó temprano de todas maneras, corrió pensando que iba tarde al desayuno, se resbaló y cayó sobre un charco de sangre que aún permanecía caliente, entró en shock, vomitó y me pidió que por favor le quitara todo y la ayudara, fue el primer acercamiento que tuve yo con ella, Delano dijo que ese día todo entre ella y yo cambió, la complicidad entre ambos fue... diferente.
También me contó cómo la Bratva intentó deshacerse de ella aprovechando que yo no estaba, la obligaron a masticar vidrios, la golpearon hasta cansarse, quebraron sus costillas, escribieron mis iniciales en su cuerpo... toda ella era un desastre, pero no lloró, no se rindió, es más, eso la motivó más para entrenar y superarse, ella quería ser digna.
Lena entrenó hasta el cansancio día y noche, los chicos la ayudaron, Delano pasaba gran parte del tiempo con ella para corregirla y mostrarle cosas nuevas, él se lleva la mayoría de los créditos por la Lena actual, es más, él tatuó el logo de la Bratva en su muñeca y dijo que lo hizo con orgullo, porque vio como la hermana Jelena, santa, pura incompatible con nuestro estilo de vida se deformó y armó otra vez, renaciendo como la Koroleva de la Bratva.
Ese mismo día que fue tatuada, fue a La Jaula para probar su valía e iniciarse como todos los demás, y no sólo con un idiota, ella mostró en grande que tenía los ovarios bien puestos, y terminó ganándose el respeto de todos los sujetos que están bajo sus órdenes ahora.
Esa noche Viktor se la llevó para cumplir con lo que ella le propuso, Tanya por una noche con Lena... y ella aceptó, pero no se fue con las manos vacías, robó un montón de documentos, llegó con un auto repleto de joyas en su interior, esa noche papá se obsesionó con Jelena y por eso la quiere con tanta insistencia, no se la a podido sacar de la cabeza.
Luego yo morí (supuestamente) Y Lena debió hacerse cargo de todo aun viviendo su duelo, tuvo que probar en La jaula que ella estaba capacitada para ser la cabecilla de ese retorcido lugar, mató a diestra y siniestra, cortó cabezas, apuñaló personas hasta imposibilitar la misión de reconocer cómo se veían sus rostros, todo eso estando embarazada, y no fue la única vez, porque con su panza también mostró que sigue siendo la Koroleva que temen y deben respetar, porque todavía puede acabar con ellos.
Jelena estudió hasta el cansancio para llevar mis negocios hasta hacerse de un nombre en el mundo empresarial, hizo cursos sobre las relaciones de producción, distribución y consumo de algún bien o servicio, asistió a ferias para estudio de mercado y ampliar el tipo de servicio que ofrecemos en los hoteles, hizo cursos de mercadotecnia, finanzas y contabilidad, economía, administración, servicio al cliente, comercialización nacional e internacional y de liderazgo, mantener la cabeza ocupada era lo que le ayudaba a mantenerse a flote.
Y por supuesto todo esto llevando consigo a Tanya a cada país que visitaba, enseñándole personalmente a nuestra hija cual es su valor, un depredador que está por sobre todo y todos, dándole sus primeras clases de tiro para que ella entrara en confianza.
Lena trabajó hasta el ultimo día tanto en el alto cómo en el bajo mundo, fue francotiradora, mercenaria, asesina, fabricante de armas con su Gas ALTA, poliglota, hablando ruso, inglés, español, chino, árabe e italiano, dueña de la Bratva, reclutando hijos de puta para cuando llegara el momento de enfrentarse a Viktor tuviera un número considerable, hizo alianzas con El cartel en Sinaloa, México, tienen presencia en al menos 17 estados mexicanos y siguen expandiéndose, Lena está negociando el Gas ALTA con ellos, y están dispuestos a ayudarla cuando ella dé la orden, se ganó el respeto de Satanás, el líder Mexicano, Delano contó que Lena incluso fue a comer a su casa con su mujer y sus hijos, ella ya tenía una panza considerable, Tanya y él la acompañaron con un buen número de escoltas, Lena se trajo unas maravillas en cuanto a armería que sin duda usará en contra de mi padre.
Sin duda, mi mujer es una cosa impresionante, ya veo por qué se ganó el respeto de todos, ella luchó con uñas y dientes para estar dónde está ahora, en la cima.
Delano dijo que ella hizo todo esto para que yo tuviera un lugar al que regresar, que cuidaría todo lo mío y lo multiplicaría.
Y vaya que lo hizo, me siento orgulloso.
***
JELENA.
Estaba bailando con mis amigas, sujetando un maldito vaso de jugo fingiendo que bebía, joder... cómo extraño el alcohol, pero si producir leche como si fuera vaca alimenta bien a mi bebé y mantiene a Alexander pegado a mis tetas, me sacrificaré.
No tuve oportunidad de hacerme a un lado cuando Alexander prácticamente me tacleó, cayendo conmigo al piso, carcajeando como estúpido, besándome de forma corta y sonora, recostándonos a ambos de espaldas, mirando el cielo, pocos segundos después llegó Delano arrastrándose hasta nosotros, recostándose junto a mí, abrazándome por la cintura, cerrando los ojos.
— Oye tonto, no te duermas — moviéndolo— Oye, Delano, ve a dormir dentro, te enfermarás — Alexander carcajeó más fuerte, mirando a su amigo— ¿Cuánto bebieron?
Preguntando a mi esposo, con los dos prácticamente encima, no puedo levantarme.
— Jelena cásate conmigo...
Abrazándome con fuerza, apoyando su cabeza en mi pecho, comenzando a... llorar.
¿Qué mierda hablaron estos dos tontos para quedar en este estado?
— ¿Qué pasó? — acariciándole el cabello— ¿Por qué estás así?
— Jelena ¿Te casas conmigo? Me portaré bien ¿Sí?
Sonreí un poco divertida y enternecida con sus palabras ¿Por qué llora? No entiendo.
— ¿Ya me recordaste?
Pregunté esperanzada, quizá por eso me lo está pidiendo, antes de todo esto, no dejaba de preguntar cuando podía proponerse.
— No, pero Delano me contó todo lo que pasaste para llegar hasta aquí, y si no me caso con una mujer con tus ovarios, no me caso con nadie ¿Te casas conmigo?
Carcajee, estirando mi otro brazo para acoger a Delano, estaba con el cuello doblado hacia atrás en un ángulo que parece doloroso.
— Alexander, ya estamos casados ¿Lo olvidaste?
— Pero otra vez, casémonos otra vez — apretándome contra su cuerpo, no deja de llorar— Con el padre Santiago, que él nos case — casi a modo de súplica— Lena... cásate conmigo ¿Sí? Recordé algo.
Lo miré interesada.
— ¿Qué recordaste, mi pobre león?
— Que no puedo vivir sin mi cosita insignificante.
Suspiré con el corazón lleno de emoción, acariciando el cabello de los dos mastodontes que apenas me dejan respirar.
— Ok, a la cama los dos, se me duermen los brazos.
— No quiero...
Protestaron a coro.
— Alexander, voy a ir tras de ti.
Mentí, yo quiero seguir bailando.
—No lo sé... ¿Y si no?
Secándose las lagrimas con el antebrazo, observándome preocupado.
— Lena, yo también quiero dormir contigo, todavía tengo pesadillas, cantadme una canción.
Pidió Delano, acurrucándose más cerca de mí. Se comporta como un mocoso y el idiota mide casi dos metros de puro musculo.
— ¿Puede dormir con nosotros, Lena? Por favor... — suplicó— Él y yo solíamos dormir juntos de niños, quiero repetir eso, pero tampoco quiero dormir sin ti, quiero dormir con los dos.
Misha se paró tras mi cabeza con Lev y Orel.
— Tri-o, Tri-o, Tri-o, Tri-o, Tri-o.
Coreando el trio de imbéciles, saltando por el lugar.
— Váyanse a la mierda — protesté— Nada de eso.
— Lena, por favor... ¿Podemos dormir los tres?
Pidió Alexander otra vez, ignorando al trio de idiotas que sigue gritando Tri-o.
— Sí Lena ¿Podemos?
Suspiré agotada preguntándome qué mal hice para merecer esto.
— Ok, está bien, está bien, Dios... son imposibles.
— Todo hablado entonces, los espero en la cama — dijo Delano levantándose a duras penas— No tarden, no me gusta dormir solito.
Alexander y yo nos pusimos de pie también, en lo que pestañeé, los labios de Delano estaban sobre los míos, antes de poder protestar, posó sus labios sobre los de mi esposo también, dando media vuelta, moviendo la mano a modo de despedida.
— Buenas noches princesas, las espero.
Caminando en dirección a la casa entre tropiezos y maldiciones, intentando ir derecho.
¿Ese idiota sabrá que nos besó a nosotros?
Alexander y yo intercambiamos miradas, no sé cual de los dos estaba más confundido por lo que acaba de suceder, por lo general, Delano valora más su vida.
— Se lo perdono por hoy, pero si mañana lo hace lo mato.
Amenazó sutilmente.
— Te besó... — protesté— ¿Por qué dejas que te bese? Tú eres mío.
— Tú también lo dejaste.
Me señaló.
— Me tomó por sorpresa.
Defendiéndome.
— Y a mí también.
Protestó.
Breves segundos de silencio fueron suficientes para estallar en carcajadas otra vez, no sé qué habrá pasado por la cabeza de Delano, pero yo estaba tan contenta que todo me importa una mierda, y Alexander parece estar de excelente humor también, un besito de buenas noches no nos arruinará la noche.
— Oye ¿Quieres que te muestre cómo me enseñaron a bailar las mexicanas?
Deslizando mis manos por su pecho, no sé si algún día tenga suficiente de él, estoy cachonda de nuevo.
— ¿Por qué suena a algo que voy a disfrutar?
Sonriendo malicioso, apoyando sus manos en mi cadera, utilizándome para mantenerse erguido y no perder el equilibrio.
— Porque probablemente sí lo disfrutes, ven.
Nos acercamos al mar de gente que se toqueteaba, bailaba, bebía, se drogaba y los más osados follaban intentando ser "Discretos" sus mentes de borrachos no está funcionando como corresponde, pero ya qué, es una fiesta y los niños están durmiendo al otro lado de la casa, no verán ni escucharán nada.
— ¡Akim! — levanté la voz— ¡Pon esa cancioncita que te mostré más temprano!
— ¡Morbo a la orden, jefa! ¡Guárdense los pitos que el Boss está aquí y no podremos mirar el culo de la Koroleva!
Carcajee, es un tonto, todos son unos tontos.
— ¿Por qué todos te miran el culo?
Protestó mi marido, apoyando sus manos en mis caderas cuando vio que le di la espalda.
— Porque es bonito y prohibido, es tuyo. Lo prohibido siempre es más tentador que lo que no tiene nombre.
— Mmm... mío, me gusta cómo suena eso.
Incliné mi cuerpo hacia adelante, apoyando mis manos en la cara interna de mis muslos, moviendo el culo en círculos, frotándome con el frente de Alexander quien ahogó un gemido.
— ¡Ponte en cuatro, menea las nalgas!
Coreó Ivanna que salió de entre los matorrales con Catrina de la mano, ambas arreglándose el vestido, parecen haber tenido un buen rato.
— Joder, Lena... — gimió mi hombre, apretando un poco más mis caderas contra su centro— ¿Dónde aprendes estas cosas?
— Y se pone mejor...
Moviendo el culo hacia atrás mientras no dejaba de frotarme con él, prácticamente estábamos follando con ropa, Alexander se emocionó y jaló de mí para colisionar con su cuerpo, empujando mi espalda un poco más abajo para ver como rebota mi trasero con ese minúsculo short que comienza a subirse, mostrando el borde de mis nalgas, ganándome una nalgada de su parte.
— Vamos adentro —pidió rodeando mi cuello con su mano— Necesito follarte.
Lo miré por encima de mi hombro.
— Yo sabía que esto te encendería — irguiendo mi postura— Vamos dentro.
Yo fui primero, Alexander apoyó sus manos en mis hombros para seguirme y no terminar en el piso por accidente, subiendo las escaleras directo a mi cuarto, puse el seguro a la puerta, me aseguré que los niños estuvieran bien dormidos y tapados, mi león duerme con mi princesa muy pegados y cómodos, todo perfecto, sólo entonces cruzamos el baño hacia el otro cuarto, el de Sasha, viendo a Delano acostado en uno de los extremos del colchón, su ropa tirada por el piso, estaba bien tapado.
— Delano, voy a follarme a mi mujer y tengo que usar la cama, si la follo en la pared se me va a caer y le partiré la cabeza, no puede haber dos imbéciles sin memoria.
— No me digas imbécil.
— Lo siento, bebé —Se disculpó— La costumbre de estar rodeado de imbéciles.
Besando mi coronilla.
— A mí no me interesa — dijo Delano sin moverse— Voy a seguir el consejo de Shakira.
— ¿Y ese cuál es?
¿Cuántas estupideces más va a decir?
— Bruto, ciego, sordomudo, torpe, traste y testaruda.
Cantó arrastrando las palabras.
— Duérmete Delano.
Definitivamente el alcohol lo dejó tonto.
— No hasta que me cantes mi canción.
— Quiero follar.
Protesté.
— ¿Y a mí qué? Tú folla tranquila, yo quiero mi canción cuando termines.
Rodé los ojos.
— No me mires.
— No me interesa tu culo marcado, mujer — subiendo las mantas— Intenten no mover tanto la cama o voy a vomitar.
Alexander no esperó más, rodeó mi cintura con su brazo y me subió a la cama, se quitó la camiseta y me arrancó el top prácticamente, desnudándome de cintura hacia arriba, ebrio y todo me puso su camiseta encima y luego me desnudó de cintura hacia abajo.
— ¿Más cómoda, bebé? Así no se te ve tu hermoso culo, ni tus perfectas tetas, yo necesito follar.
Acariciando mis muslos.
— Sí, más cómoda — impresionada por su capacidad de razonamiento en su estado— Ya quítate la ropa.
— Sí señora.
Confirmó que la puerta del baño estuviera bien cerrada y asegurada antes de venir conmigo quitándose la ropa en el camino, quedando completamente desnudo, sujetándose el pito, listo para penetrarme.
— Alexander.
— ¿Ahora, qué, Delano?
Gruñó con molestia.
— Condón.
— Oh cierto.
Carcajeó por lo bajo.
— No queremos más bebés — canturreó— No quiero compartir las tetas de mi esposa con otro.
Tomando un preservativo que quedó en su mesa de noche, regresando con él, acomodándose entre mis piernas, humedeciendo su pene, deslizándolo entre mis pliegues, esa leve acción me hizo jadear, un par de roces suyos y yo ya estaba empapada y deseosa de que me torture con su hombría.
— Ya ponlo dentro, carajo.
Me desesperé, separando más las piernas.
— Shh... la pequeña Lena está dolorida, intento tener autocontrol, estoy cantando La vaca lola en mi cabeza, no me interrumpas, mujer.
Apoyé las manos tras mi cuerpo, riendo por lo bajo, nunca vi a Alexander ebrio, me gusta esta faceta relajada suya, se divierte.
— Me quedaré dormida si sigo esperando que cantes La vaca lola hasta que te calmes, ambos sabemos que eso no va a pasar — levantando mi pie, apoyándolo en su pecho— ¿Quién tiene el poder Alexander? ¿Te dejaría follarme si no pudiera soportarlo?
— Yo tengo la correa, pero tú decides cuanto la aprietas — explicó— Lo que quieras, te lo daré.
— ¡Ya follen, carajo, quiero mi canción!
— Cállate, Delano.
Respondimos a coro, mirando al sujeto que ni se inmuta por lo que estamos a punto de hacer.
Erguí mi postura y opté por el plan B, estirando mi mano hacia su pene, bajando la pierna de su pecho, guiando su hombría hasta mi centro, mirándolo.
— Te quiero dentro, ahora.
— Primera regla del matrimonio, nunca decirle que no a la aterradora de tu esposa.
Dijo Delano, el imbécil sigue al pendiente de nosotros.
— Bueno, quiero mantener el pito pegado al cuerpo, lo siento bebé tomaré la responsabilidad.
— Y Delano tiene que llevarla al hospital después ¿No?
Ignoré el comentario de mi amigo, echando la cabeza atrás, gimiendo alto, apoyando las manos tras mi cuerpo, sintiendo esa embestida hacer estragos en mi cuerpo.
¿sigo dolorida?
Sí.
¿Me importa?
No.
Continuemos.
Alexander subió ambas piernas a sus hombros, sujetándome por la cintura para penetrarme con mayor fuerza, y estaba tan abierta, tan húmeda, tan deseosa que se sintió en la gloria, lo único malo aquí es que tengo las tetas apretadas con mis rodillas, llevo los parches puestos por mucho tiempo y la leche se está filtrando, mojando su camiseta, aunque dudo mucho que eso le moleste.
— No muevan tanto la cama...
Protestó el medio peliblanco.
— Cállate Delano — clavando mis uñas en sus brazos— Joder... no te detengas...
— Alexander, Lena me está hablando mal.
— Cállate Delano.
Dijo este con los dientes apretados, penetrándome con mayor fuerza, el ruido producido por la colisión de nuestros cuerpos es sucio y morboso, el cabecero de la cama suena con insistencia al chocar con la pared, Delano tuvo que haberse sentado en la cama, porque está tirándome del brazo pidiéndome que deje de mover tanto la cama o le darán ganas de vomitar.
No fui capaz de prestarle atención, la conocida tensión se formó en mi vientre bajo, Alexander parece conocer tan bien mi cuerpo que cambió el ritmo de sus estocadas, dándole a ese punto dulce que me vuelve loca, girando la cadera para rosarse con las paredes de mi vagina, esa fue mi perdición.
Llegué a mi liberación decidida a arrastrarlo conmigo, el orgasmo provocó que contrajera las paredes de mi sexo, apretando su longitud, maldito y se quedó quieto, usando sus dedos para frotar mi clítoris y ayudarme a acabar de forma satisfactoria, sintiendo el calor conocido de su liberación llenarme por dentro, el maldito latex nuestra única barrera.
— Joder... — bajando mis piernas, apoyando su frente en la mía— Lena, casi me rompes el pito, estaba tan apretado que creí que me lo arrancarías.
— ¿Lo siento? La diferencia de tamaños... en ocasiones nos pasa la cuenta, pero...
Me besó, mandándome a callar con sutileza, abandonando mi interior, hice una mueca al sentir el roce, sigo sensible.
— Nunca te disculpes, el sexo contigo siempre es fabuloso.
— No digas siempre.
— Siempre es fabuloso, dije, ahora a bañarnos para que ese idiota tenga su canción y podamos dormir.
Señalando a Delano con la cabeza, sigue sosteniendo mi mano.
— Ok...
Bajando de la cama, sintiendo las piernas temblorosas y débiles, Bambi camina derecho comparado conmigo.
— Ven aquí, Lena — rodeando mi cintura con su brazo— Yo me apoyo en ti y tú en mí, así llegamos en una pieza al baño.
Delano silbó.
— Bonito culo, Boss.
Alagó.
— Es mi culo, Delano, no lo mires.
Protesté.
— Sí, como digas, muñeca.
— ¿Por qué rayos le dices muñeca?
Mirando sobre su hombro, parando de caminar.
— Porque es hermosa ¿Cómo no te das cuenta? — respondió mi amigo— Mira ese rostro de ángel, es preciosa, las muñecas no le hacen justicia, pero no encontré ningún apodo mejor.
— Señora Volkova suena mejor.
Protestó el celoso de mi hombre.
— Muñeca suena mejor — dejándose caer en la cama de espaldas— Vayan a bañarse, quiero mi canción.
— ¿Cuántos tienes? ¿Cinco años?
Protestó mi marido, perdiendo la paciencia.
— Probablemente unos tres. ¿Tanya no se duerme sin su cuento? Yo quiero mi canción.
Suspiré agotada, arrastrando a Alexander al baño a como pude para bañarnos con rapidez e ir a la cama.
Nos lavamos el cabello y el cuerpo en silencio, envueltos en toallas cada quien se fue a su propio guardarropa, tomé bragas y una camiseta grande, revisando a mis niños otra vez, llevando el monitor conmigo para escuchar a Alex cuando comenzara a llorar, ya en el baño me puse nuevos parches en los pezones, y regresé al cuarto de Sasha, viendo a mi hombre sentado en la orilla y a Delano con la espalda apoyada en el respaldo.
— ¿Qué esperan para acostarse?
— A ti.
Respondieron al unísono.
— Alexander al medio.
Cruzándome de brazos.
— ¿Estás loca? Este idiota me besó.
Señalando al medio peliblanco que se miraba las uñas con indiferencia.
— ¿Y quieres que me bese a mí?
— No lo va a hacer, sabe que si lo hace le botaré los dientes a golpes ¿Cierto Delano?
— Bruta, ciega, sordomuda...
Cantó otra vez este sujeto que poco amor le tiene a la vida.
— A la mierda, estoy cansada y no voy a lidiar a estas horas con un par de ebrios — soltando el monitor en la mesa de noche, subiendo a la cama, recostándome en el medio— ¿Qué canción quieres que te cante, Delano?
— La nuestra.
Recostándose también, abrazándome por la cintura, extendí mi brazo y le acaricié el cabello, esto casi se parece a esos días en que ambos valíamos mierda y sólo nos teníamos a nosotros para convencernos de seguir respirando.
— Ok... ya te canto.
Alexander apagó la luz y vino con nosotros, intentó quitar el brazo de Delano unas tres veces antes de rendirse y abrazarme también, apoyando su cabeza en mi pecho, extendí mi mano y le acaricié el cabello también, carraspeando.
Si estuviera muriendo de rodillas,
tú serías el que me rescatase.
Y si te estuvieras ahogando en el mar,
te daría mis pulmones para que pudieras respirar.
Te tengo, hermano.
Oh, hermano, lo nuestro es más profundo
que la tinta bajo la piel en nuestros tatuajes.
No, no compartimos la misma sangre,
eres mi hermano y te amo, esa es la verdad.
Estamos viviendo vidas distintas,
solo el Cielo sabe
sí conseguiremos volver
con todos nuestros dedos de las manos y de los pies.
Cinco años, veinte años y volvemos.
Siempre seremos los mismos.
Canté la canción dos veces antes de que estos animales se durmieran, sus respiraciones lentas y sus rostros relajados, parecen felices...
— Espero poder proteger esas sonrisas siempre...
Cerré los ojos y más pronto que tarde, entregándome a los brazos de Morfeo, estaba exhausta, pero al menos tuvimos un día relajado y divertido, lleno de sexo y promesas, Alexander recordó a Delano...
Nada puede ir mejor, a este paso, pronto tendré a Alexander por completo conmigo.
***
Miré el reloj de la pared marcar las ocho de la mañana, Alex estaba llorando, ya ni siquiera pongo alarma para el desayuno porque Alex es mi reloj biológico.
Abrí los ojos intentando moverme para salir de esta maraña de brazos y piernas, la escena era un poco... morbosa vista desde fuera, tenía a Delano pegado a mi espalda, su rostro oculto en mi cuello, tiene una pierna entre las mías, y Alexander lo tenía en frente, tengo mis brazos alrededor de su cintura, sus brazos envueltos a mi alrededor, tan apretados que el más mínimo movimiento me hace sentir sus erecciones matutinas, la camiseta se me subió durante la noche, y Delano está cómodamente apoyado en la curvatura de mi trasero, esto es extraño y peligroso, Alexander le va a quebrar el cuello si lo ve.
— Ejem, permiso, permiso — empujando a ambos sin importarme el despertarlos— Alex me llama — gateando fuera de la cama— Ustedes sigan durmiendo si quieren.
Recorriendo el tramo hasta el baño, abrí las puertas y entré en mi cuarto, yendo con mi bebé, levantándolo de la cuna, meciéndolo con delicadeza, abriendo la puerta del cuarto para que Sasha el león pueda salir a hacer sus necesidades, ya conoce la rutina.
Subí a mi cama y me levanté la camiseta, quitándome un parche, llevando mi pezón a la pequeña boca de Alex para alimentarlo, acariciando el cabello de Tanya luego, sintiéndola acurrucarse conmigo.
— Ssh... ssh... ssh... sigue durmiendo, mi amor, sigue durmiendo, aún es temprano.
Gracias a las puertas abiertas del baño, podía ver a la perfección al par de hombres confundidos en la otra cama, ambos con el torso descubierto, se durmieron en ropa interior.
Antes de poder procesarlo, los tenía a ambos frente a mí con una almohada apoyada en el frente.
— Tanya está dormida, pero no importa, se van a vestir.
Demandé.
— Pero-
— A vestirse, dije.
Cortando a Alexander antes de que tuviera oportunidad de protestar.
Ambos dieron media vuelta en dirección al cuarto, regresando con unos joggers y una camiseta, la ropa de Alexander a Delano le quedaba muy bien, deben ser de la misma talla.
— ¿Se puede saber qué ocurrió anoche?
Ambos tomaron asiento a los pies de la cama, mirándome con confusión.
— ¿No se acuerdan?
— Nada.
Respondió Delano.
— Ni un poco.
Dijo mi marido.
— ¿Por qué yo estaba durmiendo con ustedes? No me digas que metí la pata anoche.
Palideció el medio peliblanco, llevándose las manos a la cabeza, mirándose la entrepierna.
— ¡No! No, nada de eso, idiota ¿Cómo se te ocurre? — sonrojándome— Ustedes dos hablaron, Alexander recordó ciertas cosas, querían dormir juntos y que yo también durmiera ahí, tú me insististe — señalando a Alexander— Por cansancio dije que sí y ya está, nada pasó.
— Estábamos en ropa interior.
Puntualizó Delano.
— ¿Qué culpa tengo yo de que ustedes se quiten la ropa?
Me defendí.
— Te pedí matrimonio.
Dijo Alexander, mirándome.
— Sí, y varias veces, lloraste.
— ¿Y qué me respondiste? ¿Te casarás conmigo?
— Alexander... ya estamos casados.
— Pero otra vez, casémonos otra vez...
Carcajee.
— Ok, de acuerdo, está bien, pero cuando todo esto termine, cuando tenga la cabeza de Viktor y tu madre de adorno.
— Hecho.
Delano sigue mirándome con los ojos entrecerrados, intentando descifrar qué cagada hizo anoche, ni siquiera él confía en él mismo, pero en sí, no cometió ninguna gran imprudencia.
***
Diez de la mañana, me encontraba en mi despacho terminando todos mis pendientes del día, al anochecer iré a La jaula para reclutar más babosos, necesito todas las manos extra para ir contra Viktor, ese imbécil tiene los días contados.
Tres toques en mi puerta alertaron la llegada de un visitante, di la autorización para que entraran, viendo a uno de mis hombres entrar con una enorme caja de rosas rojas en forma de corazón, tienen una nota encima.
Estando sola otra vez, tomé la nota y la abrí, comenzando a leer.
Buenos días, hermosa,
Felicidades por el nacimiento de tu hijo, un Volkov ¿Qué esperabas para avisarme que fui abuelo? Sabes que un heredero es lo que he buscado todo este tiempo, y sin querer, la mujer que quiero robarme me dio lo que quería.
Cuida bien a ese niño mientras tanto, pronto iré por él para criarlo como se me dé la gana, quizá le haga lo mismo que a Alexander... o peor, para que me tema tanto que ni siquiera piense en desobedecerme.
Viktor.
Solté la nota comenzando a temblar de pies a cabeza, retrocedí presa del pánico, botando las rosas al piso, apretando mi cuello, no podía respirar, el corazón me late tan rápido y tan fuerte que se me abomban los oídos, comencé a sudar, no podía pensar en nada más que en el miedo que me da que Viktor venga por Alex y que yo no lo pueda encontrar jamás, Viktor se escondió casi nueve meses con Alexander y no le encontré ni las huellas ¿Qué voy a hacer? ¿Qué mierda haré?
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BUENAS BUENAS MIS AMOREEES
COMO LAS TRATA LA SUCIA VIDAAAA?!
HOY EL CAPITULO LITERALMENTE FUE DE DELANO Y ALEXANDER
ESE PAR DE TONTOS SE LES RE SUBIÓ EL ALCOHOL A LA CABEZA
AL MENOS NO RECUERDAN NADA O SE AHORCAN ELLOS MISMOS
DELANO LE CONTÓ TODA LA TRAYECTORIA DE LENA A ALEXANDER, ESTÉ QUEDÓ MARAVILLADO POR TODO LO QUE ELLA HA LOGRADO, ES UNA MUJER INCREIBLE
Y SE EMOCIONÓ TANTO QUE LA FUE A BUSCAR, LANZANDOSE SOBRE ELLA EL MUY BRUTO, PIDIENDOLE QUE SE CASARA CON ÉL MIENTRAS LLORABA
DELANO SE APROVECHÓ DEL PANICO Y SE ACOSTÓ JUNTO A LENA
NI TONTO NI PEREZOSO
Y LOS DOS QUERÍAN DORMIR CON LENA HOY, DELANO QUERÍA SU CANCIÓN
ALEXANDER QUERÍA SEXO, LE GUSTÓ CÓMO LE BAILÓ LENA
E HICIERON DE TODO AHÍ MISMO TODOS EN LA MISMA CAMA, A LA MIERDA
Y DELANO LE DIO UN BESITO A LOS DOS, MENOS MAL QUE NO SE ACUERDA DE ESO, PERO LE PICA EL BICHITO DE LA CURIOSIDAD
Y LUEGO... VIKTOR, SU AMENAZA ES GRANDE, ES PELIGROSA
Y LENA ESTÁ EN MEDIO DE UN ATAQUE DE PANICO
AYUDAAAAA
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS
BESITOS EN LA COLAA
XOXOXOXOXOXO
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