Capítulo 33
JELENA.
El desconcierto tiñe sus facciones, acabo de soltar una bomba en su cara, acabo de decirle que se casó con una completa desconocida, y mi plan era no decirle ni una mierda del matrimonio, menos mencionar que Alex es suyo, temo de lo que Viktor sea capaz si sabe que tuve un niño.
Su expresión no cambió, su mente y su cuerpo parecen haberse desconectado, porque a pesar de todo, sus manos siguen amasando mi trasero, bajando ligeramente el cierre de mi vestido, consciente de que estaba haciendo una escena delante de todos mis hombres.
— ¿Mi... esposa?
Preguntó cuando por fin logró reaccionar, acercándome más a su cuerpo.
— Así es ¿O tampoco me crees? Porque es cosa de buscar el registro de matrimonio en línea o en la oficina civil, mi nombre es Jelena Volkova y soy tu mujer. Me enferma escucharte decir que Annika es tu prometida, ella es una maldita perra que ayudó a tu padre en el atentado que casi nos mata a todos, ellos intentaron matarte, ellos te arrebataron de mi lado — soltando su cabello, acariciando su rostro, su cuello, sus hombros— Tu cuerpo me recuerda, Alexander, el cuerpo habla... escúchalo...
— Con poder y dinero se puede hacer lo que sea ¿Y si me estás...?
— ¿Mintiendo? — terminé la frase por él, interrumpiéndolo— ¿Cómo más te hago entender? ¿Por qué le crees a ellos y no a mí? ¿Qué te han ofrecido?
— Ellos estuvieron todos estos meses en mi rehabilitación, yo no podía caminar, Jelena, apenas hablaba, tenía quemaduras por todas partes, y gracias a ellos no gané más cicatrices, por eso les creo, porque me cuidaron, Annika me cuidó, dice amarme ¿Cómo es que me casé contigo si yo estaba con ella?
Bajé de su regazo a regañadientes, mirando mi vestido, tenía que botar la leche que se me está cayendo o me ensuciaré, la amapola está casi llena.
— Acompáñame un momento.
— ¿Dónde vamos?
Levantándose para seguirme, ambos olvidando la cena.
— Al baño.
Respondí con naturalidad, comenzando a caminar.
— No voy a follarte Jelena, menos en un sucio baño.
Rodé los ojos, volteando para mirarlo sin dejar de caminar.
— El día que me folles, Alexander, será porque fui benevolente y me cansé de verte rogar, porque vas a tener que pedirme de rodillas que te deje comerme el coño como tanto te gustaba.
Girando otra vez, empujando la puerta del baño, viéndolo entrar y cerrar la puerta tras él, mirándome.
— Tienes una lengua bastante sucia, Jelena. Te miro y no imagino la monja que una vez fuiste.
Tragando grueso, mirando el movimiento de mis manos bajando ligeramente el cierre de mi vestido.
— Tú me hiciste así. Esta lengua sucia la creaste tú, y no soy ni el 50% de lo que tú eres, tu lenguaje es mucho más vulgar y explicito.
Sonriendo de lado, consciente de cómo sus ojos no me pierden de vista.
— ¿Qué joder estás haciendo?
Dándose vuelta con rapidez cuando deslicé la tela por mis hombros para descubrir mis pechos, viendo qué, efectivamente las amapolas estaban repletas.
— Soy mamá ¿Recuerdas? Produzco leche a montones y estoy a dos chorros de ensuciarme el vestido ¿Me prestas papel?
— Jelena, no deberías desnudarte así frente a desconocidos.
Acercándose al dispensador de papel de todas maneras, tomando una cantidad generosa, acercándose dándome la espalda en todo momento, extendiendo el brazo hacia atrás.
Era gracioso que hiciera todo ese circo cuando sus ojos me miran por el espejo sin perder detalle.
— No estoy desnudándome frente a un desconocido, lo hago frente a mi esposo — quitándome las amapolas, secándome los pechos, botando la leche y enjuagándolas— Y con estos alimento a mi bebé, si alguien ve con morbo un pecho sólo porque mi hijo tiene hambre y claramente no lo haré esperar, el problema es suyo, no mío.
— ¿De quién es el bebé?
Sé que el plan era decir que es de Delano, pero no puedo pronunciar esas palabras, esa mentira es... demasiado grande hasta para una mentirosa sin escrúpulos cómo yo.
— No le diré a Viktor si es lo que te preocupa. Yo lo... escuché decir que quiere que le dé un heredero, quiere que le dé un nuevo Volkov este año sin falta, y si... si ese bebé fuera mío, nada bueno le sucederá, Viktor es cruel, Danika es fría como el hielo, y Annika... es mi prometida, pero está loca, no sé que tan bueno sea tener un niño en esa casa fría dónde amor es lo que menos tendrá.
— ¿Puedes voltearte? Me perturba hablar con tu espalda y sé que me estás mirando por el espejo.
Intentando hacer milagros cubriendo mis pechos para que no se me caiga la leche y secar las amapolas a la vez, estoy ensuciándome el vestido.
— Deja, te ayudo.
Suspiró acercándose, quitándome las amapolas para secarlas, así, pude cubrir mis pezones con ambas manos para dejar de ensuciarme.
— Alexander... sobre Viktor...
— No le diré sobre tus hijos, y tampoco voy a ir por tu cabeza si eso te preocupa, estoy... contrariado — levantando la cabeza, dejando su labor, para mirarme— Verte a ti, compararte con la mujer de mis sueños, recordar tu tacto... Yo ya no sé qué es real y que es mentira. Viktor es lo suficientemente capaz de ponerme en tu contra sólo para salirse con la suya.
— Eso es exactamente lo que está haciendo, poniéndote en mi contra — me tembló el labio— Alex es tu hijo, lo nombré así por ti... yo pensé que estabas muerto, no tienes idea cuanto tiempo te busqué, país por país, en los mejores centros de salud del mundo, te busqué, y nadie sabía nada de ti, tampoco de la mierda de familia que tienes... yo... te busqué, Alexander, te busqué y te he sido fiel todo este tiempo, te lo dije una vez, tú eres el único para mí, siempre.
Se sujetó la cabeza, haciendo una mueca de dolor, cerrando los ojos con fuerza.
— ¿Recuerdas a Tanya? — seguí hablando— Nuestra hija, cumplió tres hace unos meses, quería venir a verte, no tienes idea de cuánto te ha llorado, te extraña.
Abrió los ojos sin borrar esa expresión de dolor.
— Quiero verlos... me gustaría verlos, quizá... si veo a la niña, recuerde algo.
— Sabes que no puedo permitirte eso, Alexander, no es seguro para mis hijos, no voy a exponerlos hasta saber que tú no eres un peligro para ellos.
— Yo no lastimo niños.
Respondió dolido.
— Alexander... lo lamento... — asintió con frustración, al menos comprende mis razones— Pero tengo algo para ti, un video que Tanya grabó en su cumpleaños, yo le dije que te... perdiste, y te grabó un video para que yo te lo enviara.
— Quiero verlo, por favor, Jelena.
Asentí tomando el móvil de mi bolso, busqué en la galería sujetando mis pechos con un brazo, entregándole el aparato.
Tres toques en la puerta nos interrumpieron.
— Muñeca ¿Todo bien? Estás tardando demasiado, me preocupa.
Delano.
— Estoy bien, no te preocupes.
Respondí con rapidez.
— Déjame ver que estás bien. Yo no sé si te está obligando a decir eso.
Suspiré.
— Está bien, la puerta no tiene seguro.
Abrió la puerta y asomó su cabeza, el arma en mano, Misha se asomó tras de él, enseñándome los pulgares hacia arriba, señalando a Alexander.
— ¿Algún avance?
Preguntó mi segundo.
— Ninguno.
— Una lastima — chasqueó la lengua— Estaré al otro lado de la puerta, llámame si me necesitas.
— Lo haré, gracias, Delano.
Asintió y cerró la puerta, dejándonos a solas otra vez.
— ¿El siempre hace eso?
— ¿Hacer qué?
— ¿Entrar cuando estás medio desnuda? ¿Yo lo permitía?
Sonreí de lado.
— ¿Celoso, mi pobre león? Solías ser muy posesivo en el pasado, Delano no podía ni respirar cerca de mí o ya estabas persiguiéndolo para remodelarle el rostro a golpes.
Sonrió malicioso, mirándome.
— Eso suena a algo que yo haría, si fueras mía, no dejaría que ese imbécil entrara aquí cuando tú estás así.
Señalándome.
Y eso me dolió un poco, porque de considerarme suya, no hubiese dejado a Delano entrar.
Me quedé en silencio señalando el móvil con la cabeza, prefiero que se centre en eso a que vuelva a restregarme en el rostro que no soy nada para él, quizá si ve a Tanya, recuerde algo.
— ¡Hola papi! — dijo mi princesa— Hoy cumplí tres años — enseñándole el número con los dedos— Mami me hizo una gran fiesta con un gran pastel, y la Bratva me cantó el feliz cumpleaños, quise grabar esto para que lo veas cuando encuentres el camino a nuestra casa — borrando su sonrisa— Mami está triste todo el tiempo, el tío Delano siempre llora... papi, regresa a la casa, por favor, te extraño... prometo no pedir que me compres más coronas, y no robaré helado de la cocina, pero regresa a casa — secándose unas lágrimas— Mami tiene a mi hermanito en su panza, se llamará Alex, el nombre chiquito de papá, me gustaría que encontraras nuestra casa antes de que mi hermanito llegue, él va a querer conocerte, papi... — hizo pucheros, pero se aguantó el llanto que amenazaba con salir, apenas se le escapan unas lágrimas— Quiero que durmamos los tres juntos otra vez, que veamos El Rey león y mami se ría de tu imitación de Simba, quiero que me enseñes a hacer pum pum pum como mami me enseña... quiero a mi papi conmigo... así que si ves esto... — tomando una hoja con un dibujo que al comienzo no tenía idea de qué era, eran sólo líneas de diferentes colores en diferentes direcciones— Te hice un mapa hacia casa — señaló un lugar— Este es el cuarto de mami dónde dormimos ella y yo... por favor encuéntranos.
Alexander respiró profundo, soltando el aire de forma temblorosa, el video de Tanya sigue apretándome la garganta, el llanto quemando tras esta, me duele oír cuanto lo extraña y lo necesita.
— ¿Ella es nuestra hija?
Preguntó con el dolor expresado en la voz.
Asentí.
— Tanya es... una niña maravillosa, curiosa y revoltosa, su alegría y sus ganas de aprender y hacer lo que nosotros hacemos es mi motivación para levantarme cada día, ella fue mi motivación para no hundirme en la depresión... si tan sólo... no estuvieras de lado de Viktor...
Dejó el móvil en el mueble y terminó de secar las amapolas en silencio, pensando.
— ¿Puedes darme tiempo para pensar? — extendiéndome los aparatos, al ver que si quitaba la mano, saltaba un chorro de leche, prefirió colocármela él mismo— Yo... siento cosas cuando te veo, me cosquillea el cuerpo, el deseo me consume — acomodando la otra amapola— Muero por follarte aquí mismo, Lena, podré ser un hijo de puta sin moral, podrás ser mi esposa, pero no te recuerdo y yo me comprometí con Annika, tengo que descubrir qué siento por ella, tengo que saber si en algún momento dejarás de ser una desconocida para mí, necesito tiempo.
Eso me dolió...
Me duele saber que él contempla la posibilidad de quedarse con ella.
— Viktor no puede saber que estamos casados — viéndolo limpiar mi vestido— Y si él se llega a enterar que tenemos un niño en común, Alexander... te amo, pero si eres un peligro para mis hijos, tendré que matarte — levantó la cabeza para mirarme— Te amo, pero ellos siempre van a ser primero.
Se irguió, asintiendo, viéndome acomodar el vestido, dándole la espalda, sujetándome el cabello, entendió lo que le pedí y subió el cierre.
— No le diré, puedes estar tranquila, él no sabrá nada.
Tres toques en la puerta nos interrumpieron otra vez, estos sonaron más urgentes.
— ¿Qué?
Alcé la voz para que pudieran oírme del otro lado.
— Tengo algo que reportar, Koroleva.
— Entra.
La puerta fue abierta, uno de los sujetos que dejé custodiando el lugar fuera entró jadeante, parece haber corrido hasta aquí.
— Viktor y parte de su sequito está afuera, vienen por el Boss.
Suspiré.
— Saquen a mis amigas por la puerta trasera, llévenlas al club en una pieza, y dejen entrar a Viktor, él y yo tenemos una conversación pendiente.
— Sí, Koroleva.
Dio media vuelta y trotando regresó al exterior.
— Se acabó la velada, apenas probamos bocado — levantando la cabeza para mirarlo— Pero comí mucho más delicioso, extrañaba tu boca.
Gruñó.
— Dije que necesitaba tiempo, pero no soy de piedra — Delano pasó por nuestro lado— A mi cuerpo le gusta sentirte.
— Una lastima que hoy no será el día, mi pobre león.
Dejando que Delano apoyara su mano en mi espalda baja, sacándome del baño, viendo de reojo a Alexander apretar los puños y seguirnos hasta plantarnos en el centro del lugar, encontrándonos con Viktor a mitad de camino.
— Que hermosa mujer, más bella de lo que recuerdo.
Dijo el vejete a modo de saludo.
Delano me abrazó por la cintura, acercándome a su cuerpo en un rudo movimiento sin perderlo de vista.
— Gracias, pero ahora es mía y no le permito que otros la toquen. Yo sí sé el valor de mi mujer.
— ¿Tuya? ¿Y de dónde la sacaste? Mujeres así, de su clase, peligrosas, manipuladoras y sensuales no se encuentran en cualquier lugar.
Alexander se paró junto a su padre, fingiendo indiferencia mientras Viktor miraba Delano y a mí con diversión.
— Se la quité a un amigo, la preñé y la hice tener a mi hijo, me casé con ella, me hago cargo por haberla follado sin protección. Tu hijo se fue y yo no iba a desperdiciar la oportunidad de tenerla.
Casi se me salió el corazón por la boca al escuchar la convicción con la que está mintiendo, Alexander me miró con sorpresa, pero no se movió ni dijo nada.
Viktor chasqueó la lengua.
— ¿Casada?
Mirándome.
— ¿Qué más iba a hacer? Alexander estaba muerto, o eso pensé — mirando a mi marido de reojo— Me sentía triste y sola, Delano fue buena compañía.
— ¿Qué te parece la idea de tener un amante? — sujetando mi barbilla— Una mujer cómo tú no puede conformarse con un solo hombre.
Alexander hizo que retirara su mano para que no me tocara, casi tuve esperanzas.
— Ya vámonos de aquí, me da nauseas estar frente a esta mujer — mirándome asqueado— La próxima vez que me tiendas una trampa, vendré preparado, tu cabeza será un regalo para mi prometida.
Viktor sonrió con malicia antes de dar media vuelta y echar a caminar.
— Reunámonos en otra ocasión.
Susurró antes de dar media vuelta y seguir a su padre.
Casi creí el hecho de que yo le daba asco, pero no, Alexander me cubrió y quiere volver a verme... eso es bueno... supongo.
Para cuando dejaron el restaurante, miré a Delano, frunciendo el ceño.
— ¿Tenías que ser tan explicito?
— Pero se lo creyó ¿O no? — rodeando mis hombros, caminando hacia la salida, ya terminamos aquí— Debí ser actor en otra vida.
— Alexander sabe que Alex es suyo.
Me miró con terror.
— ¿Cómo?
— Pasaron... cosas. Vio el video que Tanya le hizo.
— ¿Dijo algo?
— Le afectó. Seguiré insistiendo, Delano, y si no me recuerda, haré que se enamore de mí otra vez.
— Eso no será difícil — suspiró abriendo la puerta de mi auto, pendiente de Alexander que sigue sin marcharse, el auto de Viktor se incorporó al trafico ya— Todo idiota que te mira por más de dos segundos, cae redondito a tus pies, afortunado es Alexander al ser correspondido.
— ¿Vas a ir por ahí otra vez?
Entrando al auto.
— No. Te estoy dando ánimos, quiero decir que Alexander probablemente ya cayó por ti otra vez, él dijo que fueron tus ojos los que lo llevaron a tomarte y llevarte con él, bien podrías ser tú ahora quien lo robe y se lo quede, si es inteligente, no va a negarse.
— Espero que así sea.
— Así será, muñeca.
Cerró la puerta y entonces esperé a que mis hombres subieran a sus autos, escoltando mi salida sabiendo que Alexander no se fue hasta que me alejé lo suficiente del restaurante.
La semana siguiente, nadie lo vio, es como si se lo hubiese tragado la tierra y a mí me aterra que no pueda volver a encontrarlo más.
Pero ya sabes lo que dicen... si la montaña no va a Mahoma...
***
Miré mi atuendo a través del espejo, encaje, listones y transparencia cubriendo mi cuerpo, lencería pequeña, cubre pezones para evitar que se me cayera la leche y estropear el show, mini bragas que casi no dejan nada a la imaginación, tacones increíblemente altos para bailar en el tubo, maquillaje suficiente para parecer una perra seductora, hoy iba a ser esa mujer.
Con el ultimo llamado de mi jefa, dejé el camerino y fui hasta las jaulas, saludé a mis compañeras de trabajo luego de no haberlas visto por meses debido a mi embarazo, entré a mi jaula y esperé a que la luz cambiara, la música comenzará y la jaula comenzara a descender lentamente, iniciando el show.
Giré por el tubo, deslicé mi culo por él y tomé asiento en el piso, separando las piernas, acariciando mis rodillas en lentas caricias ascendentes hasta llegar a mis pechos, masajeándolos, cerrando las piernas de golpe, levantándome y hacer lo que tanto me gustaba, hacer uso de la fuerza en mis brazos y mantenerme de cabeza, separando las piernas en un ángulo de 180°.
Era la tercera canción que bailaba y casi me solté cuando vi a Alexander entrar al lugar, luciendo relajado con un cigarrillo entre los labios, tomó asiento en una de las mesas y pidió un trago, Ivanna lo atendió, esta me hizo señas nada disimuladas delatando mi posición.
Y al encontrarme, levantó hacia mí el vaso que mi amiga le trajo, como si saludara, mirándome detenidamente, cada movimiento, cada coqueteo, sin perderme de vista.
Al termino del show, las jaulas se abrieron, las de aquellas que accedieron a atender a algún cliente y bajamos dispuestos a ir directo a nuestro comprador, yo no accedo a que nadie me ponga las manos encima, normalmente subo sin que la jaula se abra para evitar malos entendidos, pero con tal de que Alexander me mire un poco más de cerca, estoy dispuesta a correr el riesgo del disgusto que me llevaré por la insistencia de la clientela.
— Signora, buona notte.
Pestañee repetidas veces viendo al capo cortarme el camino ¿Qué hace él aquí?
— ¿Cómo...?
— Cuando la Koroleva se deja ver, sobre todo con estas... pintas, y yo estando en la ciudad, es un espectáculo que no me perdería.
Enrolló un fajo de billetes y estiró su mano para acomodarlo en mi brasier, no tuve oportunidad de apartarlo cuando Alexander apareció por mi lado, sujetando el brazo de Franco, el italiano, impidiendo que me tocara.
— Creo que no está permitido tocar a las strippers, y sobre todo, creo que no deberías tocarla a ella si quieres mantener tus manos en su lugar.
Se me humedeció la entrepierna al oírlo, este Alexander posesivo es más como el que yo recuerdo.
— Boss, veo que regresó por su esposa. Pensé que tenía el camino libre ya que sus... negocios tardaron demasiado tiempo.
— Mi... esposa y yo tenemos una relación complicada que no es de la incumbencia de otros — soltándolo de mala gana— Ahora vete de aquí.
Franco tomó mi mano y besó el dorso, guiñándome un ojo antes de dar media vuelta y alejarse del lugar, está más que claro que no va a rendirse tan fácil.
— ¿Qué fue todo eso?
Pregunté curiosa y excitada, sintiendo mariposas en lugares inadecuados.
— Tú mencionaste en nuestra última reunión que eres mi esposa. No sabré quien eres, Jelena, pero existe un papel que yo firmé y en él figura que eres mía, por lo tanto, hago valer mi derecho.
Sujetándome por la muñeca, comenzando a caminar en dirección a las escaleras.
— Soy stripper, no prostituta, yo no voy a los cuartos, nunca.
Pero muero por hacerlo si es con él.
Siguiéndolo de todas maneras, sin sentirme ni un poco enojada.
— No vamos a los cuartos, vamos a que te cambies, no me gusta que te miren como lo están haciendo.
— ¿Y eso a ti qué? Me dejaste más que claro que Annika es una posibilidad para ti, prácticamente me dijiste que nuestros caminos no se cruzan.
Permitiéndome guiarlo ahora yo para llegar hasta mi camerino, cerrando la puerta con seguro luego de dejarlo entrar.
— Viktor no sabe que estoy casado y no planeo que lo sepa, tiene una insana obsesión contigo, me preocupa lo que pueda llegar a hacerte, ha hablado toda la semana de las formas en las que quiere poseerte, cuida tu espalda.
— ¿Te preocupo?
Yendo hasta el bolso con mi ropa.
— Cómo lo haría con cualquier otra mujer inocente, es sentido común.
Cruzándose de brazos, molesto, apoyando la espalda en la puerta.
— Sabes que una mujer inocente es lo menos que soy — dejando el bolso olvidado, caminando hasta él— Respóndeme una pregunta, Alexander.
— ¿Qué quieres saber?
Bajando la cabeza para mirarme.
— Besaste a esa zorra esta semana.
— ¿A quién?
— Annika.
Chasqueando la lengua, asqueada. Odio a esa mujer.
— Lo hice, es mi prometida ¿Recuerdas?
Mordí la cara interna de mi mejilla, celosa.
— Bien entonces — dando un paso atrás— Fuera de mi camerino.
— Vine a verte ¿Y ahora me pides que me vaya?
Indignado y hasta sorprendido.
— Ve a besar a tu querida prometida y a mi no me jodas.
Cruzándome de brazos.
— Dije que necesito tiempo para decidir, Jelena, si no paso tiempo contigo ¿Cómo podré elegir?
— Fácil. Yo no soy una opción, Volkov, yo soy un platillo único. O me tomas o me dejas, conmigo no vas a estar jugando, ahora fuera.
Antes de poder caminar hacia mi bolso para cambiarme de ropa, Alexander tiró de mi muñeca y pegó mi espalda a la puerta, acorralándome, apoyando su rodilla entre mis piernas, y sus manos a cada lado de mi rostro.
— ¿Qué? ¿Extrañaste mis besos? ¿Mis caricias? ¿Cómo hago que te pongas duro sin siquiera tocarte?
Apoyando mi mano en su erección, dándole un apretón, deleitándome al ver su expresión de dolor y escuchar su gemido.
— ¿Y qué pasaría si digo que sí extrañé esas sensaciones?
— ¿Qué? ¿Tu prometida sigue sin poder hacer que tengas una erección? — hablando con fingida lastima— ¿Extrañas sentir algo, Alexander?
Golpeó la puerta junto a mi cabeza con fuerza, sintiendo la madera aboyarse, viendo las astillas saltar cuando quitó el puño.
— Ay... que rico — sonriendo con los dientes apretados— Me excita cuando te pones agresivo, luego de esto y siguiendo nuestro protocolo, me follarías tan fuerte que quizá terminaría en el hospital. De una follada me enviaste ahí una vez.
Gruñó muy cerca de mi rostro, moviendo su cadera para obtener un poco de roce, mi mano sigue apoyada en su hombría.
— Puedo hacer eso — inclinándose, su boca apenas rozando la mía— Puedo follarte si es lo que quieres.
— ¿Y qué quieres tú? ¿Me deseas, mi pobre león?
Dándole otro apretón a su erección, estirándome para plantar un pequeño beso sobre sus labios, su aliento rozándome la boca cuando gimió.
— Te deseo... sí... — apretando mi cuerpo contra la madera y el suyo, rozándose conmigo— No te he podido sacar de mi cabeza, escuché que trabajas aquí, así que vine.
Recibí su beso hambriento, dejando a sus manos recorrer mi cintura, darle un apretón a mi trasero, subiendo por mi espalda, soltando mi brasier, lanzándolo al sofá.
— ¿Qué? ¿No te criaron bien, Alexander? ¿Quieres que te alimente?
Viéndolo quitar los parches de mis pezones, apretando los dientes, cuando sentí su lengua caliente hacer contacto con uno de ellos mientras su pulgar impide la salida de la leche en el otro, gimiendo dolorida al ver la marca de sus dientes alrededor de mi areola, sonriéndome con malicia antes de llevarse el pezón a la boca, succionando con fuerza.
— Joder...
Enredando mis dedos en su cabello.
— Tendrás que decirle a Alex que su papá hizo control de calidad, y que es afortunado, porque su mamá... toda ella es deliciosa... — lamiendo una gota de leche que se escapó— Es dulce... es... miel...
Mordí mi labio inferior sintiendo las bragas empapadas por sus atenciones.
— Hay otras partes de mi cuerpo que también son dulces, Alexander — sintiéndolo prendarse de mis pechos otra vez, succionando con ganas, mordiéndolos y dejando visibles marcas en ellos— Solías decir que yo era miel, lo decías siempre.
— Lena... déjame follarte, por favor... — observándome con desesperación— Quiero probarte, muero por probarte.
Negué, viendo su rostro de decepción.
— ¿Por qué no puedo? ¿Es por Annika? ¿Es por besarla?
— Uno, yo no seré la otra de nadie, dos, sólo quería que te dieras cuenta a quién le perteneces y por quién pierdes la cabeza — acariciando su mejilla— Y tres, estoy en cuarentena — suspiré— Tengo prohibido el sexo por al menos cuatro semanas ¿Olvidas que parí a un niño? Se está reorganizando todo aquí dentro — señalando mi cuerpo— Así que dame permiso, tengo que vestirme antes de que venga Delano.
Agachándome para pasar bajo su brazo, cubriendo mis pechos para ir hacia el sofá y comenzar a vestirme.
— ¿Y por qué tiene que venir él?
Siguiéndome molesto, plantándose frente a mí.
— Porque estoy tardando, no confía en tus intenciones y te vio subir conmigo, él no me pierde de vista y está dónde estoy, siempre.
— ¿Seguro que Alex es mío? — cruzándose de brazos— Porque Delano parecía muy convincente cuando se plantó frente a mi padre.
Tuve que haberlo mirado con tanta molestia que de inmediato el arrepentimiento le tiño las facciones.
— ¿En serio me preguntas esa mierda? ¿Me crees capaz de engañarte?
— No sé si serías capaz, no te conozco.
— Pero bien que querías follarme ¿No? Ve y búscate una prostituta si quieres follar, a mi ya me tienes harta con tus cosas.
Tomando mis amapolas y mi brasier, comenzando a vestirme.
— Lena, sabes que, si no es contigo, no puedo. Me asquea que otra me toque, incluso con Annika, tengo que hacer un gran esfuerzo para permitirle besarme o dormir en la misma cama que yo.
Lo ignoré, tomé mi short y deslicé las piernas por este, quitándome los tacones.
— Lena... no te enojes, por favor, no me ignores, hablemos.
Seguí ignorándolo mientras me colocaba los calcetines y las zapatillas, se siente tan bien poder hacerlo por mi cuenta ahora que no tengo panza...
— Lena ¿Estás bien?
Tres toques y la voz de Delano al otro lado de la puerta.
— Sí, estoy bien, ya estoy casi lista.
— Está contigo ¿No?
Miré al sujeto que mira con odio la puerta.
— Sí, está aquí.
— ¿Puedo mirar si está todo bien?
— Dame un momento, está con seguro.
Caminé hacia la puerta, quité el seguro y abrí la puerta, dejándolo pasar para que mirara que todo está bien.
— Tenemos que irnos, Ezra llamó y Alex no quiere el biberón, está llorando.
Asentí.
— Me pongo el top y te sigo, ya terminé aquí ¿Reuniste mi dinero?
— Todo en el maletín, muñeca.
— Bien, entonces...
Alexander me sujetó por el cuello, pegando mi espalda a la pared de un empujón, yendo por mi boca, besándome con posesividad, metiendo su lengua dentro de mi boca, mordiéndome el labio con tal fuerza que lo lastimó.
— Conozco a los tipos cómo tú, persiguiendo a la chica como un perrito — lamiendo la gota de sangre sin soltar mi cuello— Esperando una oportunidad, pero déjame que te diga algo, esta chica es demasiado para ti ¿O no ves cómo todos la miran cuando camina? Putos perros en celo es lo que son.
— ¿Y a ti qué más te da? — respondió el medio peliblanco— Lena estará casada contigo, pero tú no le eres fiel ¿Por qué ella debería serlo? Sigues siendo el mismo egoísta de siempre.
Alexander me soltó, con la intención de ir por Delano, me interpuse entre ellos dándole un empujón a mi amigo para que quedara tras de mí.
— Mi hijo me está esperando en casa y no voy a entretenerme con esta guerra de machitos —yendo por mi bolso, metiendo todo dentro, sin molestarme en ponerme en top, me han visto más desnuda— Hasta la próxima, Volkov, que duermas bien abrazado a tu asquerosa prometida.
Caminando entre ambos, dejando el camerino, recorriendo el pasillo, viendo a mis escoltas listos para llevarme al auto.
— Espera, Lena.
Rodé los ojos, tirando de mi brazo, ni siquiera tuve la oportunidad de abrir la puerta del vehículo.
— No tengo tiempo para perder contigo.
Mirando a Alexander, Delano me quitó las llaves del auto y se metió en el lugar del copiloto, dándole contacto.
— ¿Podemos volver a vernos?
Suplicante.
— Depende.
— ¿De qué depende?
— De lo imbécil que seas la próxima vez. Dile a tu prometida que tenga cuidado cuando salga a la calle, por aquí suelen ocurrir muchos... desafortunados accidentes.
Subí al auto, puse el seguro al ver que quería abrir la puerta y aceleré para salir del estacionamiento, saltándome todos los semáforos en rojo, acelerando a tope en las calles vacías para liberar algo de tensión, estoy frustrada y molesta.
Un poco más relajada, troté por los pasillos de la casa directo a mi cuarto, viendo a Ezra pasearse con Alex por todas partes, Tanya sentada en la cama, adormilada, probablemente el bebé la despertó.
— Lo siento, Ezra, gracias — yendo por mi bebé— Yo me hago cargo, vete a descansar, gracias de nuevo.
— Es mi trabajo, Koroleva.
Sonrió y dejó el cuarto, sólo entonces me solté el sostén, quité la amapola y... me lo pensé.
Fui directo al baño, lavando uno de mis pechos haciendo maravillas para no mojar al bebé, la boca de alexander estuvo hace pocos minutos sobre este y la boca tiene muchas bacterias, no quiero que mi bebé se enferme sólo porque su mamá estuvo a dos segundos de perder la cabeza y dejar que su papá se la follara.
— Ya está cariño, ya está... — meciéndolo con suavidad, viéndolo succionar con molestia, moviendo sus manitos y sus piernas rítmicamente— Lo siento... buscaré otra mamadera hasta dar con un chupete que te guste.
Caminando de regreso al cuarto, tomando asiento junto a Tanya, viéndola acostarse y apoyar su cabeza en mi regazo.
— Mami... ¿Fuiste a ver a papá?
Acaricié su cabello con mi mano libre, sintiendo lastima de que ella no pudiese verlo aún.
— Sí... fui a verlo — o algo así— Sigue enfermo... yo... no quiero que papi los enferme a ustedes, así que en cuanto se recupere, te prometo que lo traeré ¿De acuerdo?
Asintió bostezando.
— Lo extraño...
— Yo también, tesoro...
Extraño al hombre que me amaba...
Esa noche apenas pude dormir, las sensaciones de sus manos y sus labios sobre mi cuerpo me torturaron cada vez que cerraba los ojos, horribles pesadillas en las que Alexander hace lo mismo que me hizo hoy... pero... con Annika, y eso... me lastimó.
***
Frey entró a mi escritorio con premura sin anunciarse, estuve por gritarle que así no es como debe dirigirse a mí cuando su sonrisa maliciosa me llamó la atención.
— Si entraste así es porque me traes buenas noticias.
— Koroleva, tenemos el auto listo, Annika salió sola de la mansión de Viktor, cuatro escoltas nada más, la están siguiendo ahora, al parecer va al centro comercial.
La que sonríe con malicia ahora soy yo.
— Supongo que la perra sí tendrá un desafortunado accidente después de todo ¿O pensó que me quedaría tranquila? — levantándome de mi escritorio, cubriendo bien a Alex que duerme en su cuna tras de mí— Mami ya regresa, bebé, irá a matar a una mosca que no deja de pararse sobre mi comida.
Seguí a Frey por el pasillo, encontrándome con Delano en el proceso, le pedí que se quedara con Alex mientras yo iba a hacer de las mías, subía al auto y me marchaba con mi gente hasta el centro comercial, haciendo a sus escoltas desaparecer, arrastrándola hacia los vestidores, viendo el pánico en su rostro.
— Alexander va a matarte, él cree que soy su mujer, él me quiere a mí.
Dijo ella pensando que con eso logrará hacer que me arrepienta de lo que estoy a punto de hacer.
— Alexander es mi marido, zorra ¿De verdad pensaste que te dejaría tenerlo? Lo vi ayer y me devoró completita — mostrándole las marcas en mi cuello y el nacimiento de mis pechos— Esta es prueba suficiente de que a pesar de que no me recuerde, sigue siendo mío, su cuerpo sólo reacciona conmigo ¿Olvidas que soy su cura y su veneno? Si no soy yo, no será nadie, y a ti te prometí una muerte lenta hace mucho, cumpliré mi promesa hoy.
— Viktor va a vengarme.
Respondió con los ojos brillantes por las lágrimas, temblando del miedo.
— Que venga, lo estaré esperando, él es el siguiente en mi lista ¿Y sabes lo que me enseñó Alexander? — sonriendo con malicia— Que es muy gratificante ver cómo hierven en agua caliente vivos, cómo sus gritos y suplicas endulzan los oídos... — carcajeando al ver el horror en su rostro— Voy a hacer que te comas a ti misma antes de matarte, voy a hacer que desees nunca haberte topado conmigo.
Palmeando su mejilla.
— Por favor perdóname... — suplicó— Me iré y no regresaré nunca, me voy a marchar, no volverás a saber de mí, pero por favor...
Nada, no sentí nada.
— Ahora comprendo lo que mi esposo me decía. Llega un punto en la vida en el que te haces tan insensible que las suplicas no significan nada — sujetándola por el cabello— Dulces sueños, Annika.
Golpeándola las veces suficientes para hacer que se desmayara, limpié la sangre de mis manos en su ropa y abrí la puerta para que mis hombres se la llevaran afuera, directo al maletero del auto para llevarla a casa, directo al almacén, dónde me divertiré con ella.
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BUENAS BUENAS NENAAAAAS
LENA NO PUDO EVITAR DECIRLE QUE ERA SU ESPOSA, ALEXANDER QUEDÓ SORPRENDIDO ANTE ESA INFORMACIÓN, PERO SIGUE CREYENDO EN LA POSIBILIDAD DE QUE ELLA LE ESTÉ MINTIENDO
DESPUÉS DE TODO, ESTOS MESES HA RECIBIDO LA AYUDA DE LA MIERDA DE FAMILIA QUE TIENE, ÉL CREE QUE ELLOS SON LOS BUENOS, GRAN ERROR
YO CREO QUE A NUESTRO LEÓN CASI LE DIO UN INFARTO CUANDO ELLA LE PIDIÓ QUE LA ACOMPAÑARA AL BAÑO
PERO NO, NO ERA PARA FOLLAR, LA NATURALEZA LLAMA Y LENA NECESITABA AYUDA
SIN RECORDARLA Y TODO, ÉL LA AYUDÓ DE LA FORMA MÁS RESPETUOSA QUE PUDO
Y SE SINTIÓ CELOSO DE DELANOOOO
DELANO ESTÁ EN EL LIMBO AHORA, ESTE ES UN JUEGO PELIGROSO EL DE FINGIR SER PAREJA DE LENA.
FINGIÓ MUY BIEN FRENTE A VIKTOR, EL VEJETE SIGUE CON LAS IDEAS DE TENER A LENA, ALTO MIEDO
Y LA BBCITA AL VER QUE ALEXANDER NO A APARECIDO, REGRESÓ A BAILAR, Y AHÍ APARECIÓ ÉL, HACIENDO VALER SU DERECHO, IMPIDIENDO QUE LA TOCARA FRANCO QUIEN REGRESÓ QUIZÁ CON QUÉ FIN
Y ALEXANDER TENÍA HAMBRE, PORQUE BIEN QUE SE DEVORÓ A LENA ¿NO?
LA BESTIE TIENE LAS COSAS BIEN CLARAS SÍ, HARÁ QUE ALEXANDER LE RUEGUE ANTES DE QUE ELLA LE DÉ LO QUE QUIERE
DELANO SE FUE CON UNA ADVERTENCIA
Y ANNIKA ESTÁ POR SUFRIR LA TORTURA QUE LE PROMETIERON
UNA ESCORIA MENOS EN EL MUNDOOO
NOS LEEMOS EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS
BESITOS EN LA COLA
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