Capítulo 30

JELENA.

Media noche en casa... o cercano a casa.

Me encuentro tras el vidrio de seguridad que evita que mi nueva creación escape y lastime a los míos, una mascarilla de gas por precaución, Delano de pie tras de mí, no le permito hablarme si no es por trabajo, no después de faltarle el respeto a Alexander y su memoria.

Dos ratas que trafican GBLH son mis sujetos de prueba, nadie las extrañará, es más, le hago un favor al mundo desapareciendo a estos dos bastardos y su puta droga del sexo que le cagó la vida a mi marido.

Mi nueva creación se trata de el Gas ALTA, A por Alexander, L por Lena, T por Tanya y A por Alex, las siglas del nombre de mi familia.

El Gas ALTA posee un alto grado de toxicidad, es un agente nervioso capaz de adherirse a las superficies afectadas por bastante tiempo, por lo cual mis hombres deben manipular los cuerpos con equipo especial para no salir perjudicados. La exposición a dosis por inhalación, ingestión o absorción de la piel provocan dolor ocular, visión borrosa, sudoración excesiva, opresión del pecho, respiración agitada, náuseas, vómitos, espasmos, convulsiones, asfixia y, por último, la muerte.

Una agonía de al menos diez minutos antes de fundirles el cerebro y que les saliera por la nariz, era algo divertido de ver.

— Bien, prueba terminada — viendo el cuerpo inerte de mis sujetos de prueba— Nos vamos, es día de reclutamiento, utilicen el equipo especial para la limpieza, a moverse.

Sujetándome mi panza de casi termino, en top y mis pantalones de cargo una talla más grande para cubrirme algo de panza, mis botas bien atadas, cortesía de Misha, armada por si las dudas, caminando directo a mi auto con Delano pisándome los talones.

— No creo que sea buena idea que sigas yendo... podrías parir en cualquier momento, Lena.

— Si quieres quedarte, quédate.

Esperando a que mi chofer abriera la puerta, deslizándome por el asiento, rodando los ojos, sé que no va a dejarme ir sola.

Cruzada de brazos lo vi subir al auto conmigo, el chofer ocupó su lugar y comenzamos a movernos, dos autos con escoltas delante y detrás de nosotros, la Bratva siguiéndonos de cerca, era día de reclutamiento y casi todos vamos ahí para descartar la basura por muy ganadores que sean.

— Lena... ¿Podemos hablar de ese día? Apenas me dejas cruzar palabras contigo, no me dejas entrar a tu cuarto, no me escuchas, no me miras... nada. Es como si no existiera para ti.

Ya sabía yo.

— No hablo de asuntos personales con mi segundo.

Mirando por la ventana.

Es por esto que evito quedarme a solas con él, Delano ha intentado de todas las maneras posibles que lo escuche, pero sigo sin perdonarlo, sigo sin entender cómo fue capaz de soltar toda esa mierda sobre él y yo, creyendo que, porque Sasha no está, algo podría suceder entre nosotros. Eso jamás pasará, jamás traicionaré a Alexander.

Si debo quedarme sola toda la vida, que así sea, dudo mucho amar a alguien como amo a mi pobre león blanco que... me dejó demasiado pronto.

— Lena por favor... por favor... estoy desesperado, sólo... sólo escúchame, por favor...

Lo ignoré mirando aún por la ventana, el vidrio oscuro me permitía ver el reflejo de su rostro afligido, parece arrepentido, pero... ¿Lo estará? Él me enseñó a mentir como una profesional, bien puede estarme mintiendo ahora para ganarse mi confianza otra vez.

— Lena... estaba ebrio, sabes que jamás haría algo para meterme entre Sasha y tú, tenga o no sentimientos por ti, jamás te pondría una mano encima con dobles intenciones, sabes que te quiero y sabes que quiero a Sasha, yo sólo... estaba confundido, pensé que si me quedaba contigo lo sentiría más cerca, él es mi hermano, es mi familia, y se fue — la aflicción palpable en su voz— Yo sólo... perdí la cabeza por unos minutos, Lena... lo extraño tanto que... que yo...

— Intentaste convencerme para que me acostara contigo —lo corté— Soy la mujer del que llamas tu mejor amigo, tu hermano. Muerto o no, sigo siendo su mujer, quita esas absurdas ideas de que alguna vez voy a mirarte con otros ojos, mételo en tu cabeza. Tú.No.Me.Gustas. y jamás vas a gustarme.

Su rostro se contrajo en señal de dolor, quizá estoy siendo un poquito dura, pero... sigo molesta, estoy herida.

— Podría haber tolerado un comentario como el que los chicos sueltan de pronto, podría haber tolerado que dijeras que quizá en ocasiones te confundes conmigo y luego tan amigos cómo siempre — seguí hablando— Pero mencionaste a Sasha, ese fue tu error.

Voltee el rostro con rapidez al sentir el calor de su cuerpo irradiar hacia el mío, sus manos se apretaron alrededor de mi cuerpo en el espacio entre mi panza y mis pechos, abrazándome con fuerza, sus lagrimas mojando mi hombro, todo él estaba temblando.

— Lena por favor perdóname... ya no me ignores, por favor... eres todo lo que me queda — sollozó— Sé que la cagué, sé que no debí decir esas cosas, no estaba pensando.

— ¿Terminaste? Ahora suéltame.

Llevando mis manos a las suyas para liberarme de su abrazo, si sigue así, terminaré llorando con él, este embarazo me ha hecho una sensible, lo he pasado más mal que bien, afortunadamente he logrado repuntar un poquito con la ayuda del medico de Alex y mi psiquiatra, decidí hacer caso al consejo que todos mis amigos me estaban dando, yo estaba desequilibrada, quería dejarlo todo, que mi luz se apagara poco a poco hasta que no volviera a prender, eso quería, pero... no puedo darme ese lujo, hay personas que dependen de mí, tengo hijos, no puedo actuar con imprudencia.

— Lena por favor... por favor perdóname...

Abrazándome con un poquitín más de fuerza, el auto se detuvo frente a La Jaula, era hora de bajar y aparentar ser la perra que aquí conocen.

— Suéltame, tenemos que bajar.

— No quiero, no voy a soltarte hasta que me perdones.

— Puedo decir que te perdono y puedo seguir odiando tu elección de palabras.

Delano me enseñó muy bien a no tener corazón, él creo esta perra sin sentimientos, que no se queje ahora que mi ira está siendo dirigida hacia él.

— Nunca más volveré a mencionarlo, no volveré a cagarla de esa manera, te lo juro por mi vida Lena, te juro que me daré un tiro si vuelvo a insinuarme a ti.

— Suéltame, Delano.

Y me soltó.

Estaba por abrir la puerta del auto para salir cuando sentí el chasquido del arma ser cargada, eso me alarmó.

Voltee el rostro con rapidez, viendo a Delano llevarla a su cabeza, y si no fuera porque empujé su mano en el momento preciso, se hubiese volado los sesos el muy hijo de puta, la bala quedó incrustada en el cristal trasero.

— ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?! — quitándole el arma— ¿Qué mierda, Delano?

— ¿De qué me sirve seguir vivo si la única persona que tenía me odia? No quiero vivir así Lena, Sasha se fue, tú me odias... no me queda nada, no tengo nada...

Mordí mi labio, sintiéndome culpable. No lo odio ¿Estoy molesta? Sí. Pero no lo odio.

— ¿Quién es la perra cobarde ahora? ¿Buscando el camino simple? ¿En serio? ¿Crees que morir te va a salvar de la culpa y el sufrimiento?

— Lena perdón... — suplicó otra vez con voz rota— No lo volveré a hacer, pero por favor deja de ignorarme... por favor... — tomando mi mano— Cometí un error... no volverá a suceder, lo prometo, pero por favor...

Me maldije a mí misma por ser tan malditamente blanda cuando se trata de mis amigos, sujetándolo por la nuca para acercarlo a mí, dejando que apoyara su frente en mi hombro mientras sigue llorando y sus brazos rodean mi cuerpo.

— Perdón... perdón Lena... perdón...

— Sí, ya entendí, ya te escuché las primeras cien veces — suspiré rendida— Deja de llorar ¿Ok? Nos están esperando afuera para entrar.

— ¿Me perdonas?

Si le digo que no, es capaz de darse otro tiro y puede que esta vez sí le atine, no voy a arriesgarme.

— Sí, perdonado, pero si vuelves a cagarla así, yo te voy a dar un tiro.

— Gracias Lena... gracias...

Rodé los ojos y lo dejé desahogarse, bajando del auto sólo cuando logró dejar de llorar, guardándose el arma en la funda otra vez, parándose a mi lado, comenzando a caminar a La Jaula.

— Delano ¿Rodolfo el reno te prestó la nariz?

Bromeó Lev, rodeándolo por los hombros, desordenando su cabello.

— Cállate, imbécil, no hables tonterías.

— ¿Funcionó el plan de acorrala a Lena?

Preguntó Misha colocándose a mi lado, intentando guardar la distancia, el papel que hago en este lugar no permite que bromee libremente con estos tipos y los deje hacer y deshacer conmigo como en casa, aquí debemos respetar las jerarquías.

— ¿Fue un plan? — mirándolo indignada— Delano casi se voló la cabeza porque no iba a perdonarlo ¿Y ustedes jugando?

Los cuatro, Misha, Akim, Lev y Orel, intercambiaron miradas cargadas de preocupación.

— ¿Intentaste dispararte?

Preguntó Orel, con preocupación.

— ¿Qué más iba a hacer? ¿Limitarme a ser su segundo nada más? Me gusta ser su amigo.

— Como amigo amigo... no la ves, compañero, las cosas claras siempre.

Puntualizó Lev, y su comentario no ayuda nada a la situación.

— Mejor cállense todos, tema zanjado — dije yo— Borrón y cuenta nueva, el que se insinúe otra vez, le corto el pito, amén — poniendo un pie dentro de La Jaula— Ahora, a fingir.

Con una mano sobre mi panza a modo de protección, caminé delante de toda mi mafia, escuchando cómo el ruido se cortó de un segundo a otro, silencio absoluto mientras bajan la cabeza y apoyan las manos en su espalda, un solo idiota parado frente a mí en el pasillo improvisado hacia mi trono no adoptó la postura con la que merezco ser recibida, este me dará problemas.

— ¿Qué pasaría si te robo el poder, ángel? — preguntó cuando estuve frente a él— Embarazada y todo, dudo que puedas dar buena pelea, no eres nad...

Tres balazos en sus bolas lo hicieron callarse, viéndolo arrodillarse frente a mí, llevando ambas manos a la zona herida.

— Me respetas, pedazo de mierda — enredando los dedos en su cabello— Si sigo en la cima, es porque lo merezco, me lo gané, nadie me lo regaló — metiéndole la pistola dentro de la boca— Embarazada y todo, sigo demostrando quien manda aquí.

Disparándole sin escrúpulos, soltando su cabello, viendo caer el cuerpo acompañado de un ruido sordo.

Akim tomó mi mano para apoyarme y saltar al sujeto, nadie más se atrevió a moverse ni un solo centímetro mientras subo los diez escalones hasta mi lugar, tomando asiento en el trono, Delano a mi lado como siempre, la mano apoyada en su arma en caso de necesitarla.

— Tengo sed. Y hambre. Ese idiota me puso de mal humor.

Dije en alto, viendo como un par de sujetos empujó a sus esclavas para que se movieran y vinieran a servirme jugo y fruta de la temporada, temerosas y temblorosas de estar compartiendo espacio conmigo.

— ¿Son felices viviendo así? ¿Cómo esclavas? — pregunté y ambas voltearon a mirarme— Bien podría liberarlas.

Ambas negaron.

— Gracias, Koroleva, pero mi dueño es un buen sujeto, me a dado mucho y no quiero apartarme.

— Sí, Koroleva, gracias por su preocupación, pero yo elegí ser lo que soy y estoy muy satisfecha con mi decisión.

Me encogí de hombros, allá ellas y sus decisiones.

Delano probó todo antes de comer yo, evitando el envenenamiento de algún tipo, el muy idiota prefiere morir él a que algo me suceda, es tan... tonto.

— Diviértanme — dije luego de tomar una uva— Espero encontrar candidatos que no sean una mierda esta vez, tuve que matar a los anteriores, no me sirvieron — nadie se movió— Continúen con la masacre.

Sólo entonces el mundo comenzó a girar otra vez, las apuestas iniciaron, las jaulas bajaron, la sangre, el sudor y las maldiciones se hicieron protagonistas del espacio, las sumisas atienden a sus dueños y los gritos comienzan a oírse desde las gradas, todo como siempre, todo... normal.

Miré con curiosidad a uno de mis hombres caminar a paso rápido hasta mí, Delano dio un paso al frente por inercia para protegerme, lo cual es absurdo porque se trata de uno de los nuestros.

— ¿Qué sucede?

Pregunté, curiosa.

— Viktor — dijo jadeante— En la entrada, vino con su sequito, será difícil retenerlo, quizá usted lo convenza de querer quedarse a... hablar.

Me levanté de golpe del trono, ese cerdo no a dado la cara en meses, paseé la mirada por el lugar hasta llegar a la entrada, Viktor me estaba mirando, hizo una irónica reverencia en mi dirección y dio media vuelta mientras sus hombres le abren paso.

— No te me vas a escapar, hijo de puta.

Sujetándome la panza, bajé los escalones saltando de dos en dos, corriendo como si mi vida dependiera de ello, sujetando mi arma con la mano libre, cargada, para inmovilizar al vejete de ser necesario.

Al llegar fuera, todo lo que vi fue las luces traseras de sus autos al alejarse, llegué tarde.

— ¡Maldita sea! — rascándome la cabeza con el cañón del arma— Orel, despliega dos docenas de mis hombres para que barran la maldita ciudad, Viktor tiene que aparecer, y si Alexander... si el Boss estuviese vivo, debe estar con él, muévanse.

— Sí, Koroleva.

Mis hombres se reunieron en el exterior siguiendo mis ordenes, rápidamente subieron a los autos y desaparecieron por el camino de gravilla, Delano no se me despegó en todo momento, apoyando su mano en mi panza sin mirarme, eso es lo que solía hacer para calmarse, sentir a Alex moverse lo calma.

— ¿Y si está vivo?

Pregunté ansiosa y con temor.

— Si está vivo, lo recuperaremos.

— ¿Y si no lo está?

Sujetándolo de la camiseta, el terror recorriendo mis huesos.

— Recuperaremos su cuerpo y le daremos sepultura.

Cerré los ojos un momento, la imagen de su cuerpo frío y rígido, putrefacto por todos los meses que han pasado, me aterra y me da nauseas, no podría soportar verlo así.

— ¿Vamos adentro o te quieres devolver a casa? Ya hiciste acto de presencia, podemos irnos.

Negué.

— Tengo que quedarme hasta el final, lo sabes —apretando el agarre— Vamos adentro, quizá esta noche se acabe la pesadilla.

— Quizá muñeca, quizá.

Un paso tras de mí, regresamos dentro, subimos los escalones y se ubicó a mi lado en el trono.

No solté el móvil durante toda la noche.

No recibí ninguna respuesta positiva, Viktor no apareció.

***

Ocho de la mañana, con unas orejas enormes y todo, me levanté de la cama vistiendo una camiseta grande y bragas, nada más, recorriendo los pasillos directo a la cocina para prepararle el biberón a Sasha, mi león, Tanya quiso ponerle así porque dijo que sus ojos se parecen a los de su papá, yo no tuve corazón para decirle que no, así que con ese nombre quedó el felino.

Sasha hizo esos divertidos sonidos mientras se paraba en dos patas y apoyaba las delanteras en el mueble para ver lo que estaba haciendo, aplicando presión para que terminara pronto, él tenía hambre, eso era más que obvio.

Batí la leche mientras caminábamos hacia el comedor dónde todos comenzaban a ubicarse, todos menos mi hija, ella podía dormir más tiempo, sus entrenadores personales, alias, mis amigos, están buscando a su abuelo el bastardo para que pueda sacarle información, torturarlo y luego matarlo, por lo que están ocupados hoy y no le darán lecciones.

Sasha subió a la silla y apoyó sus patas en mi regazo, la cabeza sobre mi panza y entusiasmado, comenzó a beber su leche, grandes sorbos, haciendo sonar su biberón grande, moviendo la cola con emoción.

Mi psiquiatra dice que las mascotas son muy terapéuticas cuando uno pierde a un ser querido, si supiera que mi mascota es poco convencional y mis amigos unos desquiciados por ir a robárselo a una reserva, le daría algo.

Sasha despertó lleno de energía en contraste con su dueña.

Dijo Delano, tomando asiento en su respectivo lugar, el asiento más cercano al mío.

— No pegué un ojo anoche esperando noticias — suspiré— Para más remate, debo salir, tengo control con el medico hoy al medio día, pasaré al centro comercial primero, me faltan un par de cosas de la lista para el parto, iré sola con los escoltas, tú quédate a poner orden aquí, por favor, y ponle un ojo encima a Tanya, es muy curiosa y casi le rayó unos archivos al medico la cita anterior, quería jugar a ser doctora y casi mete la pata — riendo ante el recuerdo— ¿Puedes hacerte cargo?

— Puedo, claro que sí, tú sólo preocúpate de lo tuyo, releva, yo me hago cargo aquí y luego llega a dormir una siesta, estás pálida y ojerosa, me preocupas.

— Sí, eso haré — bostezando— Pero si algo sucede...

— Te avisaré, no te preocupes.

Preparando un sándwich a la velocidad de la luz, dejándolo en mi plato, empujándolo hacia mí.

— Come. No me moveré de aquí hasta que comas.

Rodé los ojos en un intento de ocultar mi felicidad, me alegra saber que podemos volver a la rutina de siempre entre nosotros, no puedo seguir enojada con él sabiendo que puede darse un tiro en cualquier momento el muy extremista.

— Comeré, no te preocupes.

— No te veo comiendo, muñeca.

Tomé el sándwich con mi mano libre, y le di un buen mordisco, masticando rápido para beber del jugo con pajita que Delano acercó a mí, un batido con mis vitaminas y hierro para que este pequeño renacuajo llegue a mí con buena salud, hasta el momento todos los controles han salido bien, Alex es un bebé fuerte que a soportado mis momentos oscuros como todo un guerrero.

Digno hijo de Alexander y mío.

***

Luego de comer, darle los buenos días a mi pequeña y desayunar con ella en la cama, dejándola con sus dibujos animados y un montón de juguetes para que no se aburriera, me vestí y dejé la casa seguida de mis escoltas rumbo al centro comercial, para hacer mis famosas compras.

Me faltan dos camisones de dormir, los brasieres maternales, amapolas porque se me está cayendo la leche y los absorbentes ya no son suficientes, afortunadamente Alex tendrá leche de calidad para beber, es un bebé afortunado.

Falta también la mantita de algodón o tejida... aunque esa la está tejiendo Ivanna, dijo que está por terminarla y para mi sorpresa, está muy bonita, vio unos diez tutoriales en YouTube según Catrina antes de comenzar a hacerle un regalo a mi bebé.

Esos regalos son mis favoritos, porque se toman el tiempo, su tiempo, para hacer algo significativo.

Y por ultimo los pañales, no he comprado un misero pañal y según el grupo maternal al que estoy asistiendo para saber qué hacer llegado al momento, cagan como condenados, nadie se explica cómo tanta mierda sale de un culo tan pequeño, así que yo creo que para comenzar... unos cinco paquetes para recién nacido.

Los escoltas me siguieron a una distancia prudente, procurando cargar las bolsas más pesadas, turnándose para entrar a las tiendas maternales conmigo, estas no eran muy grandes, pero no podían dejarme entrar por mi cuenta, por lo que terminé chismoseando con ellos sobre los diseños de los camisones, comprando otra vez enteritos de animalitos que se robaron mi atención.

Vestiré a Alex de colores hasta que encuentre ropa negra de su talla, no faltaremos a la tradición de solo negro.

— Ok... según mi lista, me faltan los brasieres ¿Dónde encuentro brasieres maternales? — buscando por Google alguna referencia— Son mucho más cómodos para amamantar según las mamás del grupo, y ocupar ropa con botones para no tener que quitarme todo ¿Debería ir a comprar tops y vestidos con botones?

Levanté la cabeza demasiado tarde para evitar chocar, terminando sentada en el piso, un golpe duro, se me movió todo dentro de la panza y espero que Alex no estuviera en medio de su siesta, porque si despertó, despertó molesto y va a moverse como condenado, y eso es bastante doloroso.

— ¡Carajo! ¡Señorita, lo siento! Estaba distraído y no la vi... carajo... ¿Se encuentra bien?

Toda la sangre abandonó mi rostro, esa voz...

Levanté la cabeza temiendo que mi mente me estuviera jugando una mala pasada, se me retorcieron las tripas de los nervios, pero no... no era una ilusión, no era ninguna puta broma de mal gusto, Alexander estaba frente a mí, extendiendo su mano para ayudar a ponerme de pie, la barba recortada y su cabello largo y glorioso, un Volkov con honores, mi león blanco, vivo, respirando, sano.

Me tembló el labio y fue imposible retener las lágrimas, los escoltas se quedaron a varios metros de nosotros, dándonos espacio, me importaba un carajo que estuvieran mirando, todo lo que me importaba era el sujeto que tenía en frente, mi hombre, mi esposo.

— Señorita ¿Le duele algo? ¿La lastimé? ¿Quiere que la lleve al hospital?

Sujetándome por las axilas para ponerme de pie, sujetándome mientras me observaba bien, en busca de daño, el día es caluroso y estoy usando vestido, afortunadamente no se me subió con el golpe que me di.

— ¿Estás... bromeando conmigo?

Pregunté llorando con un poquito de desesperación, el hombre que tengo en frente es Sasha, pero... pero al mismo tiempo no lo es, no parece reconocerme.

— No bromeo, señorita — mirándome preocupado— Creo que tenemos que ir al hospital para chequear que no le hice daño, estaba mirando la vitrina — señalando la tienda de joyería con la cabeza— Para comprar los anillos de boda, mi prometida es una mujer complicada, entonces...

Fue tanto el dolor y el miedo que sentí al darme cuenta que no me recordaba y estaba planeando una puta boda con su prometida que no puede ser nadie más que Annika, que terminé rompiendo fuente, aún me faltan dos semanas, y estoy entrando en labor de parto, mierda.

— Ay no, ay no, carajo, carajo — entró en pánico el rubio frente a mí— Es mi culpa, fue el golpe seguro que lo fue — mirándome directo a los ojos— ¿Puedo tocarla? La cargaré hasta mi auto para llevarla al hospital, pagaré todo, esto fue mi error, lo siento mucho, me haré responsable.

Hipé abrazándome la panza, llorando desesperada, llamando la atención de las personas a nuestro alrededor, los escoltas tenían el móvil pegado a la oreja, de seguro, hablan con Delano para contarle lo que está pasando.

Alexander sigue siendo el mismo sujeto respetuoso de siempre, pero no tiene ni la menor idea de quién soy yo.

— Llévame al hospital, por favor —me las arreglé para decir, tragándome el nudo de emociones— Pero... estoy sola, me da miedo pasar por todo eso yo sola — sujetándolo de la camiseta— ¿Podrías quedarte conmigo sólo hasta que nazca? Esto fue tu culpa, aún me faltaban algunas semanas ¿Podrías... quedarte conmigo? Por favor...

Desvié la vista ligeramente hacia su mano izquierda, estaba usando el anillo de promesa que le di, sigue usándolo.

¿Por qué? No me recuerda...

— Claro, es mi culpa, me haré cargo, me quedaré — levantándome en brazos sin dificultad— No se preocupe, señorita, su bebé nacerá a salvo, saldrá todo bien.

Se apresuró a caminar directo a los estacionamientos, me bajó sujetándome en todo momento, desbloqueó su auto y me ayudó a subir a los asientos traseros mientras yo sufría una horrible contracción, el estrés del momento, la pena, la culpa, el alivio están haciendo estragos conmigo, tengo miedo de que Alex se me salga en cualquier momento, las contracciones no se detienen y apenas puedo escuchar a Alexander hablar, conduciendo como loco por las calles, estirando su mano hacia atrás para darle unas palmaditas a su brazo intentando consolarme.

¿Por qué no me recuerda? ¿Qué le hizo Viktor para que no me recuerde? ¿Ahora es el enemigo? ¿Por eso no regresó? ¿Por qué no sabe quién soy y qué soy para él? ¿Recordará a Tanya al menos?

Bien podría tener un paro cardiaco ahora por la angustia, me cuesta respirar, las lagrimas no se detienen, me ahogo y el dolor no me deja pensar.

— Señorita, tranquila, respire conmigo — tomando mi mano, trazando círculos en esta— Inhale — eso hice— retenga... y exhale — dijo después, manejando con una sola mano— Inhale de nuevo...

Seguí sus instrucciones, temblorosa y asustada, respirando un poquito mejor ahora, viendo por la ventana los autos de los escoltas seguirla, ellos me dieron espacio, pero tampoco me dejan sola.

— Tengo miedo... — admití— Miedo de no poder hacer esto.

Yo sola, sin ti.

— Claro que puede hacerlo. Las mujeres son toda una maravilla, señorita, capaces de soportar niveles inimaginables de dolor, crean vida dentro de sus cuerpos, su cuerpo produce leche para alimentar esa vida, sangran cada mes y lo hacen ver como si fuese algo cotidiano, normal y simple. Usted es una guerrera, si a podido con todo hasta ahora, puede con esto, pronto tendrá a su bebé con usted, me aseguraré de que así sea, no me iré hasta que usted esté bien, no podría irme sin saber que ya no me necesita para nada más, esto es mi culpa y me haré responsable como Volkov que soy.

Hizo maravillas para conducir y mover la palanca de cambio con una sola mano, sin soltarme, estacionó en el hospital y cargándome llegó dentro conmigo, fui revisada por mi doctor mientras Alexander me daba la espalda, privacidad, dijo... cuando él puso este bebé aquí, cuando él y yo ya cruzamos todas las barreras habidas y por haber.

— Tiene ocho centímetros de dilatación ¿Hace cuanto inició trabajo de parto?

— Unos minutos, es que... pasó algo, un... accidente — apretando los dientes, soportando la oleada de dolor— Me duele mucho doctor... duele demasiado...

Se quitó los guantes, cubriendo la mitad inferior de mi cuerpo con las sábanas, acercándose a mí.

— A esta velocidad, el bebé nacerá antes de que la anestesia haga efecto, tenemos que llevarla a pabellón ahora mismo.

Asentí sin dudarlo.

— Puedo hacerlo sin anestesia, no es problema, sólo quiero que el bebé nazca bien.

— Haremos todo lo posible, las enfermeras vendrán a prepararla.

Asentí viendo cuatro mujeres ingresar a la habitación, dos se quedaron conmigo, otras dos arrastraron a Alexander fuera para Dios sabe qué.

Espero que la culpa de lastimar a una... desconocida sea suficiente para que se quede... deseo que se quede, deseo que se acuerde de mí, deseo... decirle que ya no somos sólo él y yo, que no tenemos sólo a Tanya...

Joder, hay tantas cosas que quiero decirle...

Las enfermeras rápidamente me enfundaron en un camisón, ataron mi cabello, me hicieron un aseo exprés y fui llevada de volada a pabellón, una cuna para recibir al bebé en un extremo, parece ser térmica, instrumental quirúrgico en caso de emergencia, mis piernas abiertas a todo, dar, el doctor con su ropa estéril entre mis piernas, la maquinita pitando con mis signos vitales, el saturómetro en mi dedo, enfermeras, matronas y doctores por todas partes, un anestesiólogo en caso de emergencias, todo el mundo estaba listo para comenzar, pensé que Alexander ya no vendría.

¿Por qué se quedaría para acompañar a una completa desconocida?

Cerré los ojos con fuerza, llorando mientras una nueva contracción me recorre, el dolor de mis costillas rotas ni siquiera se acerca a esto, esto es mil veces peor.

— ¡Llegué! ¡Ya llegué!

Respiré con alivio cuando lo vi vistiendo esa fea bata azul, cubre calzado, una mascarilla y una malla para su cabello, caminando a grandes zancadas hacia mí, evitando mirar mi mitad inferior, todo un caballero, siempre.

— Señorita, dije que me quedaría, y me quedaré — tomando mi mano— Algo en usted me resulta familiar, quizá sean esos bonitos ojos suyos — gimotee de dolor y de pena, estrujándole la mano— Perdón, perdón, no volveré a decir algo cómo eso, lo siento.

— ¿No te vas a ir?

Mirándolo suplicante.

— Me quedaré, yo siempre cumplo mi palabra.

— ¿No crees que esto es... una cosita insignificante?

Su pulgar barrió mis lágrimas, sonriendo.

— Nunca. La llegada de un bebé es algo importante, siempre, me siento afortunado de poder vivirlo, así sabré qué hacer cuando Annika, mi prometida, y yo, tengamos los nuestros. Es buena platica.

Only love can hurt like this...

Los siguientes minutos fueron una completa agonía.

El dolor físico acompañado del dolor en mi pecho, las lagrimas que no dejan de caer, el apoyo vacío de un desconocido que... tomaba nota para cuando él y... su prometida tengan a sus propios hijos...

Casi me rendí, apenas tenía fuerzas para seguir pujando, el cansancio producto de no haber dormido anoche me pasa la cuenta, Alexander seca el sudor de mi frente y me susurra nuevamente palabras de aliento, dejando que le estruje la mano sin quejarse.

Iba a rendirme... todo... cambió cuando el llanto de un pequeño bebé rebotó por las paredes del quirófano, regresándome las ganas de vivir esta vida que se empeña en quitármelo todo.

— Tenemos un niño sano y fuerte.

Anunció el doctor, entregándole el bebé a la enfermera quien lo limpió y verificó que no tuviera liquido en los pulmones antes de apoyarlo en mi pecho, el primer contacto madre e hijo.

— Hola cariño... hola... — acariciando su espaldita, viéndolo tan pequeño, tan frágil— Hola mi amor...

Llorando de felicidad y pena, viendo a Alexander dándonos... espacio, carajo.

Carajo.

Carajo.

Carajo.

— Vamos a estar bien, bebé, vamos a estar bien...

Le juré al pequeño, besando su cabecita.

Lo siguiente que supe fue que se llevaron al pequeño para darle sus primeras vacunas, su primer baño, vestirlo, ponerle su pañal y demás actividades post nacimiento, Alexander se quedó mirando al bebé con curiosidad mientras yo rellenaba a duras penas las formas, el padre... no tenía idea de nada, no podía llenar los documentos...

Decidió dejar el pabellón antes que yo para que las enfermeras hicieran lo suyo, el doctor sacó la placenta y ellas me ayudaron a limpiarme y cambiarme de ropa antes de enviarme a mi cuarto para la recuperación, más tarde llevarían al bebé, los escoltas me siguieron, por lo tanto, sabrán que el pequeño Alex ya nació y deben tener seguridad por todas partes para mantenernos seguros a él y a mí.

Pensé que iba a estar sola cuando... Alexander apareció por la puerta con una botella de agua, un vaso y unas flores, dejando todo en la mesita junto a la camilla, sirviendo agua, acercándose a mí.

— Debe tener sed ¿Quiere beber un poco?

Asentí.

Al ver mi brazo tembloroso, prefirió sostener mi cabeza y acercar el vaso a mis labios para ayudarme a beber, bebiendo casi todo el contenido, sintiéndome mucho más relaja, viéndolo dejar el vaso en la mesita otra vez, sonriéndome mientras yo hacía mi mejor intento por mantenerme despierta.

— Debería dormir un poco, hizo una increíble labor — quitando el cabello de mi rostro— Felicidades por traer un niño sano al mundo ¿Puedo preguntar cómo se llaman ambos?

Mi labio tembló.

— M-mi nombre es Jelena — aguantándome las lágrimas— Y mi hijo se llama... Alex.

Sonrió con sorpresa.

— Que coincidencia, mi nombre es Alexander.

Lo sé.

— Es un lindo nombre, me gustaba Alexander, pero... ya había alguien que conozco con ese nombre, por lo que decidí ponerle el diminutivo.

Secándome una lagrima traicionera.

— Bueno, Jelena, felicidades por tu bebé — inclinándose hacia mí, besando mi frente— Fue un gusto conocerte, desconocida, esto es para Alex, espero que la vida de ambos esté llena de cosas buenas.

Entregándome una pequeña medallita con un santo grabado en ella, luego de eso, dio media vuelta y abandonó el cuarto sin mirar atrás ni una sola vez.

— Se fue...

Ahogando un gemido cargado de dolor, cubriéndome los ojos mientras lloraba con fuerza.

Verlo vivo y que no me recuerde es... doloroso, demasiado doloroso.

Fue el sonido de la puerta lo que me ilusionó, voltee con rapidez, viendo la figura jadeante y sorprendida de mi visitante, acercándose a la camilla a grandes zancadas.





~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS PRECIOSAS?!

YO NO SÉ COMO SENTIRME, QUÉ QUIEREN QUE LES DIGA

LENA PARECÍA ESTAR RECUPERANDOSE, ESTÁ ASISTIENDO AL PSIQUIATRA

SASHA, SU LEÓN PARECE SER BUENA TERAPIA PARA ELLA

LENA ESTÁ CREANDO ARMAS, SIGUE ESTANDO EN LA CIMA DE LA CADENA ALIMENTICIA

SIGUE ATEMORIZANDO A TODOS EN LA JAULA

DELANO Y ELLA PARECEN HABER ARREGLADO EL MAL ENTENDIDO

PERO VIKTOR APARECIÓ PARA SEMPRAR LA SEMILLA DE LA DUDA

NO ME SORPRENDERÍA SI VIKTOR ORQUESTÓ EL ENCUENTRO PARA QUE ELLA VEA QUE ÉL NO LA RECUERDA Y SE CASARÁ CON ALGUIEN MÁS

LASTIMA QUE ALEXANDER YA TIENE ESPOSA, BABOSOOS

ME DOLIÓ QUE ELLA PRACTICAMENTE LE SUPLICARA QUE SE QUEDARA EN EL PARTO

ALEXANDER SE QUEDÓ POR CULPA, FUE SU CULPA QUE ELLA ROMPIERA FUENTE

PERO... ÉL NO LA RECORDABA, NO SABÍA NADA DE LA MUJER QUE ESTABA PARIENDO

SE DESPIDIÓ DE ELLA Y SE MARCHO

SE MARCHOO CARAJOOOOOOO

AAAAAAAAAAAH NO PUEDO CON ESTOOOO

ME DUELEEEEE

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS

BESITOS EN LA COLA 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top