Capítulo 22


ALEXANDER.

Luego del desayuno, Lena aprovechó su tiempo libre para ir al campo de tiro, apuntando sin titubear a los diminutos blancos con los que estaba practicando mientras Tanya se mantiene bien sujeta a su pierna, mirando con asombro como mi mujer dispara sin fallar, por supuesto, con protectores auditivos sobre esas pequeñas orejas suyas, Lena la sobreprotege y la mima mucho, no me sorprende que mi hija confundiera las cosas cuando mi chica es la única figura femenina en su vida, figura que terminó asimilando como figura materna sólo por ver en la calle a otras mamás con sus hijos, supongo que muy en el fondo Tanya añoraba tener esa relación que con Annika no pareció tener, no ha preguntado por ella ni una sola vez, quizá ni siquiera veía a la niña la muy hija de puta.

— ¿Observando el paraíso?

Preguntó Delano, parándose a mi lado, mirando lo mismo que yo, a mis dos chicas.

— Le cae mejor Lena que yo — carcajee— La salida de ayer las hizo muy unidas, sólo mírala, no se le separa.

— Eso es bueno ¿No crees? — suspiró— ¿Qué hubiese pasado si Lena odiara a los niños? No puedes obligarla a querer a Tanya, pero afortunadamente Jelena es toda una leona sobreprotectora que acogió a la pequeña princesita. La Koroleva de la Bratva está dando que hablar, es una... perra habilidosa, manipuladora, controladora, perspicaz, analítica... no se le va nada.

Sonreí con orgullo.

Cuando la traje aquí, no pensé que podría deformar tanto sus creencias y sus valores, ya casi no veo a la hermana Jelena temerosa que usaba la biblia para insultarme, la Lena frente a mí es una mujer que es capaz de todo para conseguir lo que quiere, incluso venderse a mi padre para conseguir información valiosa, una mujer frívola que me asusta y me excita por igual.

— Bien podría apuñalarme mientras duermo si hago algo que la disguste — recordando su manera de torturar anoche— Lena es peligrosa, le enseñamos demasiado bien.

— ¡Miente de puta madre! Le creí todo su teatro y luego se rio en mi cara la muy... perra, yo todo preocupada y a ella no le importa, no le importó usarse para conseguir información y sacar a la niña de esa casa, ya no me necesita Sasha, ya no le sirvo.

Palmee su hombro, suspirando, ya se está poniendo sensible.

— Siempre va a necesitarte, Delano, es hora de que pongas en marcha el plan de emergencia, por supuesto queda sólo entre nosotros dos.

— ¿Estás seguro de esto? Porque no habrá vuelta atrás.

Observándome serio.

— Sí, estoy seguro. Yo me haré responsable de las consecuencias, así que comienza a preparar todo.

— Bien, nos vemos más tarde entonces, tengo mucho que hacer.

— Gracias, Delano.

— Por ti mi amigo, lo que sea, lo sabes.

Y lo tengo muy claro, a Delano le confío mi vida sin poner en duda que cumplirá su promesa de protegerla con la suya de ser necesario.

Vi a mi amigo alejarse en dirección a la casa otra vez, mientras yo cruzaba el espacio entre mis hombres, usando su tiempo libre para ejercitarse, yendo hacia mis mujeres, apoyando una mano en la cintura de mi chica, y en la cabeza de mi hija, viendo a ambas voltear al mismo tiempo.

— ¡Papi!

Alcé a Tanya en brazos en cuanto se estiró para ser cargada, quitándole la protección, sonriendo al ver la emoción brotarle de todos los poros.

Nani hizo pum pum pum — simulando una pistola con sus dedos— ¡Mida!

Señalando los blancos, todos agujereados justo en el centro, una vista y una puntería infalible.

— Vaya... tu mami es increíble ¿No crees? Quizá más adelante te enseñe a disparar como ella ¿Qué dices? ¿Te gustaría?

Le pregunté.

¡Sí! Yo quedo pum pum pum con nani.

Apretando los puños, temblando de la emoción, colocando un rostro muy gracioso.

Que lastima haberme perdido dos años y seis meses de su vida, es una niña muy inteligente, divertida, cariñosa, curiosa y bueno... es mía, sea como sea ella es mía y yo tenía el derecho de verla, maldita Annika.

— Cuando crezcas, te enseñaré a disparar tal y como tu papi y sus amigos me enseñaron — le respondió Lena, tocándole la nariz— Te compraré una de juguete mientras tanto.

— ¡Sí!

Celebró mi pequeño ángel, tan similar a Lena a pesar de no compartir lazos de sangre, ambas con esa aura limpia cargada de felicidad, auras que iluminan el lugar por dónde caminan.

Claro que mi mujer es más bien el ángel del infierno, porque su rostro de no romper un plato no va para nada con su personalidad destructiva.

— Lena, hoy añadiré lecciones de vuelo para ti. Te conté que estuve en las fuerzas aeroespaciales en el ejercito ¿Cierto? Soy muy buen piloto y sería bueno si aprendes tú también.

Palideció, borrando esa linda sonrisa.

— ¿Y matarnos? No gracias.

— Yo lo haré primero, tonta, te enseñaré mientras yo lo hago, el jet es un avión de entrenamiento, en caso de que el piloto principal muera o que se yo, tenemos otro de reemplazo, los controles son los mismos y funcionan a la vez, servirá para que sueltes la mano.

— ¿Y Tanya? Me sentiría más cómoda si ella está en la seguridad del suelo.

La pequeña frunció el ceño, la idea de volar es más tentadora para ella que quedarse aquí.

— Irá con nosotros, estará bien — quitándole el arma, dejándola en la mesa antes de rodear sus hombros con mi brazo libre, comenzando a caminar— ¿Por qué la llevaría a un lugar que pienso que es peligroso?

— Bueno... sí, tienes razón, pero de todas maneras estoy nerviosa.

Besé su sien.

— Confía en mí. Pensabas lo mismo al comienzo de nuestra historia ¿No? Que no serías capaz, y aquí estamos, el Boss dominado por su Koroleva, temida y respetada, odiada por muchos, incapaces de hacer un movimiento en tu contra, la Bratva mataría por ti, te reconocen.

Se sonrojó, sonriendo.

— Bueno, sí... he conseguido mucho, quizá sí pueda aprender a volar.

— Quita el quizá, bebé, vas a poder. Confiar en ti es el primer paso al éxito.

***

JELENA.

Gracias a las explicativas clases de Alexander en el aire, ahora sé que el avión se pilota y se controla en el aire utilizando las superficies de control. Movimiento de estas superficies situadas en la cola y las alas, permitiendo el alabeo, el cabeceo y la guiñada, todo esto posible mediante mandos y pedales, demasiados botones para recordar la funcionalidad de todos en la primera clase, pero al menos sé lo básico.

Sujeté el timón frente a mi asiento en todo momento mientras Alexander hacía todo el trabajo, volando por encima de las nubes, mostrándome el radar de vuelo que determina la posición y dirección del avión y si hay algún otro cerca, ya que al ser este un vuelo no autorizado formalmente, podríamos estar en la ruta de algún vuelo comercial y causar un accidente.

Me habló también de las turbinas, el cono de salida, los motores, la combustión interna y un montón de teoría que terminó por marearme un poquito, pero se hará más fácil a medida que comience con lo práctico, y lo teórico comience a tener sentido.

Luego de casi dos horas de vuelo, descendió directo en la pista de aterrizaje al final de la propiedad, el jet tiene su propio almacén, este es el avión de emergencia, generalmente los jets privados de Alexander están en otro lugar, este es el único que he visto con dos mandos de los que tiene, espero y no lo haya comprado sólo para satisfacer su capricho de enseñarme a volar también.

— Boss, Lena — Ezra se acercó trotando en nuestra dirección en cuanto nos divisó— La mujer de siempre está aquí.

Ambos intercambiamos miradas, preocupados de que viniera por Tanya.

— ¿Vino sola?

Pregunté, mirando de reojo a la pequeña sentada sobre los hombros de su papá.

— Sí, está sola, esperando en el despacho.

Alexander asintió tomando a la niña, entregándosela a su hombre.

— Al cuarto de Lena, enciéndele el televisor o qué se yo.

La niña pataleó para ser bajada, Ezra la bajó sin saber muy bien qué hacer, como si le tuviera miedo a la niña.

No quedo.

Se cruzó de brazos, dando un paso a nosotros.

— Nani y papi tienen temas de adultos que solucionar, terminamos rápido y te prometo que iré por ti al cuarto, cinco minutos tesoro.

Mostrándole la cantidad con mis dedos, acuclillándome para quedar a su altura.

¿Poco tempo?

— Poco tiempo, te lo prometo — se dijo Alexander, acuclillándose cómo yo— Será algo muy rápido, eres mi princesa y quiero mantenerte segura, hay una persona mala de la que nos tenemos que ocupar.

Tembló.

Abelo malo... Annita mala...

Hijos de puta... voy a matarlos, juro que voy a matarlos.

— No volverán a acercarse a ti, promesa de meñique.

Le dije extendiendo el dedo hacia ella, viendo que le tomó un poco de esfuerzo hacer lo mismo, estirando su mano hacia mí, enlacé mi dedo con el suyo y besé su frente.

— Ve con Ezra, será rápido.

Tanya se dejó cargar por Ezra en esta ocasión, entrando por otra de las puertas de cristal en el pasillo, dirigiéndose a las escaleras que llevaban a los cuartos mientras nosotros íbamos directo al despacho, dónde Annika esperaba sentada en la silla, girando relajada, un ramo de rosas negras entre las manos.

Apreté los puños para no romperle la cara antes de que hablara, subiéndome al escritorio, tomando asiento con las piernas cruzadas, sacando mi navaja, jugando con ella sin perderla de vista mientras Alexander se sentaba en su silla, suspirando con cansancio.

— Si vienes por la niña...

— Feliz cumpleaños, esposo basura.

Le dijo la muy perra, lanzando el ramo al escritorio a pocos centímetros de mí.

Miré disimuladamente a Sasha, alzando una ceja ¿Por qué yo no sabía que hoy es su cumpleaños?

— ¿Esposo? Que yo sepa, Alexander es un hombre libre de ese tipo de compromisos, porque hombre libre libre no es, es mío.

Marcando territorio, señalándola con el filo de mi navaja, vengo acumulando rabia desde la noche en La jaula y muero por marcarle la otra mejilla ahora, esta vez con mis iniciales para que me recuerde mejor.

— Jelena, eres una perra oportunista, digamos las cosas como son — inclinándose hacia mí, arrastrando la silla un poco más cerca— Te acostaste con Viktor por joyas, dinero y un auto ¿Alexander lo sabe? ¿Sabe que le moviste el culo a su padre como la perra que eres?

Apreté los dientes, se la estaba buscando, pero no quería matarla tan fácil, quiero tenerla en el mismo espacio que los patéticos padres de Alexander para poder hacerlos mis juguetes y vengarme, vengarlo a él.

— Lo sabe, sí ¿Y sabes que hizo? Me folló como la bestia sensual que es, me folló tanto que aún siento la molestia entre las piernas por su deseo y su tamaño, porque él me desea, siempre, una lastima que no puedas opinar sobre esto, a él sólo le provocas repulsión.

Se levantó de golpe, señalándome con su índice tan cerca que, si me muevo medio centímetro, tocará mi nariz.

— No te hagas la lista conmigo, perra, Viktor me está esperando fuera, me envió aquí para darles un mensaje solamente, bueno, dártelo a ti. Dijo que le quitará todo a Alexander, el cargo, el estatus, el dinero, su mujer — sonriendo maliciosa— Felicidades, llamaste la atención de un Volkov que sí tiene los huevos bien puestos, él no descansará hasta tenerte, ya fuiste suya, lo serás de nuevo, de nuevo, y de nuevo hasta que supliques por su verga, y dijo que será por las buenas, o por las malas, así que cuídate la espalda.

El golpe en el escritorio me hizo dar un brinco hasta a mí, Alexander tenía ambas manos apoyadas en la madera, rojo de la ira.

No tardó en rodear el mueble, sujetar a Annika por la nuca, estampando su rostro en la superficie las veces necesarias para hacerla sangrar.

— Escúchame bien, perra, porque no voy a repetirlo — sujetándola por el cuello, hablándole en un volumen bajo y cargado de odio— Dile a ese hijo de puta que lo intente, porque voy a estar esperándolo. Y dile que Jelena es mi mujer, mía para follarla, mía para romperla, mía para adorarla, mía para llenarla de lujos, mía para preñarla si se me da la gana, y será mejor que comience a olvidar la idea de tenerla otra vez, Lena es de mi propiedad, peligrosamente hermosa y nadie volverá a tocarla sin mi consentimiento.

Uuf... como que me entró el calor al escuchar ese nivel de posesividad, bien podría dejarme preñar sin preñarme, sólo la practica para cuando sí sea el momento adecuado de expandir la familia en unos muchos años más, muchos muchos años.

Es la primera vez que me defiende, y lo está haciendo con nada más ni nada menos que la protagonista de sus pesadillas, se me estruja el corazón de orgullo al verlo avanzar.

— Vas a pagar caro el haber dejado que te probara... — susurró Annika, mirándome de reojo— Va a tenerte, sólo es cuestión de tiempo.

Alexander la golpeó contra la superficie del escritorio otra vez, sujetándola por el cabello para que lo mirara.

— Dile que venga, dile que lo esperamos, mi mujer muere por cortarle las pelotas.

Empujándola para alejarla de nosotros, viendo con burla su patético intento de mantenerse de pie.

— Dile que ya le saqué filo a mi navaja para jugar con él hasta que desee estar muerto.

Agregué, viéndola llevar su mano a la nariz ensangrentada, un inútil intento de parar el sangrado mientras retrocedía y dejaba el despacho.

— Desde hoy, Annika no tiene permitido el acceso — dijo Alexander a sus hombres que se mantienen en el pasillo— Si se atreve a venir, recibirá una paliza ¿Entendido? Pero no la maten, tenemos algo mucho peor que la muerte planeada para ella.

— Sí, Boss.

Alejándose para correr la voz y asegurarse que la perra dejara la casa, cerrando la puerta.

— Alexander... es la primera vez que te enfrentas a ella.

Dije yo, sorprendida, dejando la navaja de lado.

— No dejaré que nadie hable de ti nunca más, sea quien sea, van a respetarte.

Lo jalé de la camiseta, viéndolo aún agitado y con el ceño fruncido, furioso.

— ¿Necesitas liberar tensiones, mi pobre león?

Acariciando sus hombros, llamando su atención, viendo sus ojos azules y perfectos oscurecerse, sus pupilas dilatarse, la lengua asomarse entre sus labios, humedeciéndolos.

— ¿Mi cosita insignificante quiere jugar?

— Bueno... no he recibido mi dosis de Alexander del día ¿No vas a jugar conmigo, Boss?

Separando las piernas, dejándolas caer por el borde del mueble, apoyando las manos tras de mí, una postura relajada y entregada.

— Ya rompimos un escritorio antes, Jelena.

Acercándose, apoyando sus manos en mis muslos, trazando lentas caricias, calentando mi piel.

— Tengo demasiado dinero en mi cuenta, yo puedo comprar el siguiente.

Ladeando la cabeza, dejando a su boca habilidosa trabajar.

— La ultima vez que te follé aquí, terminaste en el hospital.

Sujetando el borde de mis pantalones, jalando de ellos junto con mis bragas, tiró de las zapatillas y en pocos segundos, me desnudó de cintura hacia abajo.

— No tenía tanta experiencia como ahora —separando las piernas, mordiendo mi labio al sentir sus dedos frotar mi clítoris, ayudando a aumentar mi humedad— Quiero sentirte, Alexander.

— No tenemos preservativos aquí.

Murmuró yendo por mi boca, un beso hambriento que me quitó el aire, tragándose mis gemidos y jadeos cargados de placer, moviendo las caderas en busca de mayor contacto con esos dedos que saben exactamente cómo y dónde tocar para hacerme ver estrellas.

— Sí que tenemos, hay diez en tu cajón, los que te dio Delano.

Enredando mis dedos en su cabello, cerrando los ojos, entregándome al placer.

— Dijo que estaban vencidos.

— Claro que no, revisé la fecha, por eso los guardé, ocupemos esos, Alexander ya dame lo que quiero...

Observándolo suplicante.

Ahora era yo la enferma del sexo, quién lo diría.

— Lo que quieras, te lo daré, siempre.

Plantando un sonoro beso en mis labios antes de retirar sus dedos, lamiendo la humedad sin quitarme la vista de encima, rodeando el escritorio, rebuscando en sus cajones hasta encontrar la tira de preservativos, acercarse a mí, bajarse la ropa hasta las rodillas, ponerse el condón y jalarme de los pies para tenerme justo dónde me quería, sujetando su pene con una mano, acariciando entre mis pliegues con el glande, el roce en mi clítoris está volviéndome loca, la sensibilidad, el deseo, la forma en la que me mira, cómo me sujeta...

Todo ayuda a que la desesperación vaya en aumento, necesito sentirlo dentro, su palpitante verga emocionada de tomarme.

— ¿Lo quieres, bebé?

Preguntó paseando la cabeza por mi entrada, apenas metiéndola, retrocediendo otra vez, jugando conmigo.

— ¿Quieres que ruegue, Sasha?

— ¿Quieres rogar, Lena? ¿Mi cosita insignificante rogará por sexo?

Mordí mi labio, gimiendo frustrada, me cosquillea cada rincón del cuerpo, necesito atención.

— Por favor... Sasha... — estirando mi mano, acaricié su pene, escuchándolo sisear, apretando los dientes— ¿No quieres ponerlo dentro? ¿Quieres que me vaya?

Sonreí maliciosa al ver la molestia expresada en esos ojos, clavando sus dedos en mis caderas.

— Quiero romperte, Lena, no tientes a la suerte, ya he sido demasiado benevolente contigo.

Carcajee entre dientes, observándolo.

— ¿Soy una perra débil acaso? ¿No era que si querías me preñabas? Comienza a practicar, fóllame para cuando decida darte un hijo en varios, varios años más, hazte cargo Alexander, dijiste que era tuya para follar y para romperme ¿Por qué no lo estás haciendo?

En dos movimientos tenía la mitad superior de mi cuerpo apoyada en el escritorio, las piernas separadas y su pene bien profundo en mi interior, robándome una maldición por la intromisión sorpresiva.

— Joder, Lena... por tu culpa parezco un maldito perro en celo que jamás tiene suficiente de ti.

Sujetando mis caderas, propinándome lentas, pero duras estocadas, haciendo crujir al mueble cada vez que lo pone todo dentro, haciendo estragos dentro de mí, esforzándome por no correrme, Alexander roza todos mis puntos dulces y su rudeza no hace más que prenderme.

— Te ves deliciosa en esta posición — golpeando mi culo, separando mis nalgas para poder penetrarme mejor— Mía, dispuesta, cachonda — golpeando un poco más fuerte, el cabrón quería hacerme gritar— Esos sonidos son míos, Lena, los harás conmigo solamente — acelerando el ritmo sin bajarle a la agresividad— ¿De quién eres, cosita insignificante? Ya deberías saber cuál es tu lugar.

Enrosqué los dedos de los pies, la posición hace que su pene se roce con mi clítoris cada vez que entra, estoy por correrme y apenas me funciona el cerebro para formular una respuesta.

— Habla, Lena, respira — acariciando mi espalda tan lento y tan suave que me hizo temblar, apretando mis paredes, apretándolo a él, escuchándolo gruñir por la sensación— Dame una respuesta, mujer ¿A quién le perteneces?

Penetrándome sin piedad, rápido, agresivo, sin soltar mis caderas, el mueble crujiendo bajo mi peso, la computadora en el piso, los gemidos de Alexander, música para mis oídos...

La nalgada que me propinó fue lo que me trajo de regreso, concentrándome en lo que sucedía.

— De quién eres, maldita sea, Lena.

El escozor en mi nalga es el contraste perfecto para lo que sentía el resto de mi cuerpo.

— ¡Tuya! — formando puños con mis manos— Tuya, maldita sea, animal, posesivo de mier...

Me atoré con mis propias palabras cuando cambió el ritmo de sus embestidas, girando la cadera al tiempo que tocaba el mismo punto una y otra vez, un punto dulce que comenzaba a reunir las sensaciones del orgasmo inminente, pronto me explotaría en la cara el maldito placer y no hay nada que quiera más que eso, correrme teniéndolo dentro.

— Así es, Lena, eres mía — sujetando mi cuello con su mano para clavarse mejor en mi interior— Si corres, te perseguiré, si te escondes, voy a encontrarte, si miras a otro, lo mataré, no habrá otro después de mí, Lena, soy el primero y el ultimo en poseer tu bonito cuerpo, dime que seré el ultimo.

El mueble terminó cediendo bajo nuestro peso, Alexander ni siquiera se inmutó por el montón de madera desperdigado por el piso, me sujetó y llevó a la pared, puso mis manos en la muralla y arremetió de nuevo, sintiéndolo tan profundo que perdí la cabeza por un par de segundos.

— Di que seré el ultimo, Jelena — hablándome al oído con esa voz masculina, profunda y sensual que me vuelve loca— Di que no habrá nadie más que yo, nunca.

— Serás el ultimo, serás el único... Sasha... el único...

Retirando una mano de la pared, llevándola a mi clítoris, frotándolo para conseguir la liberación que tanto ansiaba, apoyando la cabeza sobre su pecho, permitiéndome reproducir los sonidos más obscenos que he escuchado salir de mi boca.

— ¿Te correrás para mí bebé?

Quitando mi mano, utilizando sus dedos para darme placer, más placer, moviéndose duro en mi interior, toda una remodelación interna está haciendo este bruto.

— Sí... sí... más rápido... más rápido...

Apretando los dientes, haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantenerme en pie, sintiéndolo mover sus dedos con mayor rapidez, acelerando los movimientos de su cadera.

— Alexander, estoy buscando a Lena la has...

— ¡Carajo!

Solté.

De la sorpresa terminé corriéndome, estrujando a Alexander al mismo tiempo, maldijo y se clavó duro en mi interior una y otra vez, liberando su semilla, sin importarle que Delano esté viéndole el culo ahora... o que mi ropa esté tirada en el piso.

— Lo siento... debí tocar...

Miré por sobre mi hombro, agitada y sorprendida, encontrándome con sus ojos, sonrojándome por haber sido pillada en esta situación...

— Sí, debiste — dijo Alexander, retirándose, robándome un jadeo, sigo sensible— Date la vuelta para que Lena pueda vestirse.

— Por supuesto.

Cerró la puerta y apoyó la cabeza en la madera mientras Alexander se deshace del preservativo y arregla su ropa, sentándome en su silla, yendo por mi ropa, ayudando a vestirme, las piernas me tiemblan y el orgasmo aún repercute en mi cuerpo, sigo algo desorientada y mi vagina protesta por sentirse así de vacía.

— Ya estamos listos — dije yo sin ánimos de levantarme, echando el cuerpo hacia atrás— ¿Para qué me buscabas?

— Necesito que firmes unos documentos, la próxima semana te irás de viaje con el CEO de un conglomerado, hay protocolos y ahora que serás la oficial y no sólo la acompañante, hay cosas que debes firmar.

Vi el montón de documentos entre sus manos, jadeando con pereza, mirando el techo.

— ¿Necesito leerlo? Estoy muy cansada, y me duele el trasero, me tiemblan las piernas y tengo hambre.

Mirándolo como cachorro abandonado.

— No, no tienes que leerlo — suspiró— Y no necesito tantos detalles, Lena — acercando los documentos— Firma aquí, aquí y aquí.

Señalando la línea punteada, entregándome un lápiz, usando a Alexander como la superficie más cercana para apoyar los papeles, me arrastré hacia ellos y firmé sobre cada línea, regresándole el lápiz, echándome en la silla otra vez.

— Y tú Sasha, firma aquí, aquí y aquí.

Alexander usó la pared para firmar esos documentos, entregándoselos a Delano.

— ¿Para qué son?

Pregunté al ver que ya estaba a punto de irse.

— Tres cosas. No matarás a nadie en esa reunión social, no hablarás sobre la Bratva, y un contrato de la amistad, dice que nos haremos trencitas y la manicura una vez por semana como mínimo.

Carcajee, negando.

— ¿Te gustó el salón? Podemos repetirlo.

— Era broma, Lena — carcajeó— Pero sí, fue divertido.

— Agenda una hora para cuando tengas tiempo y me acomodaré a eso — dije— Vamos a hacernos las uñas, tienes que tomar un masaje ahí, es exquisito.

— Lo apuntaré, te aviso cuando.

— Lo estaré esperando.

Me guiñó el ojo y dejó el despacho sin hacer comentarios por el desastre causado.

— Delano tiene miedo de que ya no lo necesitas, es un marica llorón que necesita que le digas más seguido que para ti es útil.

Dijo Alexander, posicionándose tras de mí, masajeando mis hombros.

— Es mi mejor amigo ¿Por qué no lo necesitaría? Me divierto seguido con él, es un gran consejero, me escucha, me enseña, me regaña cuando es necesario, me apoya en cada locura, claro que es útil, muy útil.

— Diviértete solo conmigo ¿Por qué tienes que divertirte con él?

Carcajee con los dientes apretados, cerrando los ojos, disfrutando el masaje.

— Eres un posesivo de mierda, Alexander.

— Y eso te excita, cosita insignificante.

Besando mi mejilla.

— Sí, me prende cuando te pones posesivo y demandante, hazlo más seguido — echando la cabeza hacia atrás para mirarlo— Por cierto, tengo turno en el club hoy, llegaré tarde, has dormir a Tanya en mi cama.

Asintió besando mi frente.

— De acuerdo, ve con cuidado, nudista.

No tuvimos oportunidad de dejar el despacho cuando el deudor del medio día llegó con el dinero que nos debía, miró el desastre, me miró sentada sobre las piernas de Alexander, pero no dijo nada, fue inteligente.

Al salir, le volaron la cabeza, el hijo de puta no estaba casado y no tenía hijos, era un puto drogadicto que abusaba de jovencitas con la droga que comercializaba, por eso debe dinero, porque usaba lo que vendía sin pagarlo.

Un bastardo menos en este mundo.

Lo siguiente en nuestra lista fue ir por Tanya, llevándola al gran comedor para darle el almuerzo, dejándola comer por su cuenta, limpiando su desastre para que no se hiciera más grande, ayudándola a llevarse la cuchara a la boca, mientras Alexander se concentraba en cortar el pollo de mi plato, pinchar las patatas y darme de comer a mí, podía hacerlo por mi cuenta, sí, pero era mucho más divertido si él me alimentaba.

Tuvimos una tarde relativamente tranquila antes de que iniciara la reunión para hablar sobre los planos de la casa de Viktor que robé, Alexander habló sobre estar preparados, mantener los ojos abiertos y reunir información, todos hablan, siempre hablan, Viktor no se saldrá con la suya.

***

Llegué al club cuarenta minutos antes de mi presentación, Delano, Akim, Lev, Misha y Orel se fueron antes para divertirse con las chicas y revolcarse por aquí y por allá con quienes llamaran su atención, yo en cambio no quería ver a Milenka, la evitaría por el resto de mi turno de ser posible.

Hoy era día de disfraz, Halloween está a la vuelta de la esquina, me tocó ser un murciélago. Una diadema con las alas para el cabello, alas para cubrir mis pezones, una argolla en el centro para darle un look un poco más oscuro, las bragas eran de tiro bajo, dos cuernos y un triangulo pequeño sólo para cubrir lo necesario, dos tiras de cuero en mis caderas, una hebra entre mis glúteos, medias de medio muslo negras semi transparentes, una cola.

Gracias a este trabajo, la depilación laser se hizo mi mejor amiga, ahora no me crece ni un solo misero vello en el cuerpo, lo cual es bastante cómodo para mis presentaciones.

Terminé de maquillarme, delineado largo, sombra de ojos oscura, rojo sangre mezclada con negro, labial rojo vino, pestañas postizas bien levantadas, y ya estaba lista para la acción.

Me dirigí a los pasillos superiores, caminando hacia mi jaula de siempre, la pintura neón cubrió las manos de mis compañeras, tocaron mi trasero, mi abdomen, mi espalda, haciendo lo mismo por ellas, trazando un camino por nuestros cuerpos, de esta manera, se verá mucho mejor cuando bajen las luces y comience el show.

Dentro de la jaula, me aseguré de cerrar bien, y apoyé una mano en el tubo, sacando la cadera, tomando una larga respiración, sintiendo las cadenas chocar entre sí mientras descendíamos, la música cambió, las luces bajaron, los silbidos, comentarios sucios y aplausos se hicieron presentes.

Casi la cago al inicio de la coreografía, giré alrededor del tubo y escalé, dejando caer mi cuerpo, sujetándome por las piernas, usando luego las manos, formando un ángulo de 180° con mis extremidades inferiores, incapaz de dejar de mirar esos ojos claros que parecen taladrarme, esa llamativa sonrisa que llamaba la atención de las mujeres en el lugar.

Alexander, sentado en la mesa que ocupamos con los chicos siempre, trago en mano, parecía relajado.

La primera vez que viene aquí en más de tres años, se atrevió a salir dejar sus miedos de lado y comenzar a vivir.




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BUENAS BUENAS HIJAS DE SATÁN

PARTIMOS EL CAPITULO CON PAPI ALEXANDER MIRANDO EMBOBADO A SUS DOS MUJERES

TANYA NO PARECE QUERER SEPARARSE DE JELENA

ELLA ES LA PRIMERA FIGURA FEMENINA Y MATERNAL QUE SÍ LA CUIDA EN SU VIDA, QUIZÁ TIENE MIEDO DE QUE LA DEJE, POBRE

ALEXANDER ESTÁ ENCANTADO CON LA RELACIÓN QUE TIENEN AMBAS

DELANO ESTÁ DE ACUERDO CON ESO, SON EL PARAISO DE SASHA, SON SU TODO

PELIGROSO Y MARAVILLOSO

DELANO SE SIENTE ALGO TRISTE, SIENTE QUE LENA YA NO LO NECESITA, QUIERE SEGUIR PROTEGIENDOLA

SASHA LE RESPONDE QUE SIEMPRE LO NECESITARÁ Y CAMBIA EL TEMA, DICIENDOLE QUE PROCEDA CON EL PLAN ¡¿QUÉ PLAN, CARAJO?!

NECESITO DETALLES

Y LUEGO PAPI ALEXANDER ENSEÑANDOLE A SU KOROLEVA A VOLAR, QUIERE QUE ELLA SEPA DE TODO, POR SUPUESTO, LA PEQUEÑA PRINCESA TAMBIÉN FUE EN EL VIAJE

TODO IBA BIEN Y LA PERRA SE APARECE POR CASA, PROVOCÓ A LENA, LA INSULTÓ Y ALEXANDER RESPONDIÓ

POR PRIMERA VEZ EN AÑOS NO LE TUVO MIEDO Y LA ENFRENTÓ, DEFENDIENDO A SU MUJER

LENA SE CALENTÓ TANTO CON LA ESCENA QUE LE PIDIÓ SER FOLLADA

SEXO DURO PARA ELLOS, OTRO ESCRITORIO A LA BASURA

FUERON PILLADOS POR DELANO, POBRE AMIGO, ÉL SÓLO QUERÍA QUE LE FIRMARAN UNOS DOCUMENTOS

Y LUEGO TENEMOS EL TRABAJO DE JELENA, LUCIENDO SEXY COMO LE GUSTA, DISPUESTA A LUCIRSE EN EL TUBO

TODO IBA NORMAL, COMO CADA DÍA, ODIANDO A MILENKA AHORA, CLARO

PERO HABÍA ALGO DIFERENTE...

ALEXANDER ESTABA AHÍ

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS

BESITOS EN LA COLA

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