Capítulo 21
En un breve lapso de lucidez, miré los espejos que formaban el techo del cuarto dónde me encontraba, podía ver perfectamente como Viktor se movía sobre mi cuerpo para penetrarme, susurrando mierda, creyendo que esto me gustaba, repartiendo besos por mi cuello, prendándose de mis pechos, sintiendo nauseas al sentir el cosquilleo de su cabello en contacto con mi piel, nauseas al sentir cómo me llenaba, pero no lloré, no derramé ni una sola lagrima, menos por este cerdo.
Ivanna me dijo una vez que, si usaba mi cuerpo para conseguir lo que quería, sólo debía llevar mi mente a un lugar feliz y olvidar a la persona que tenía encima, lo cual es un poco difícil ya que el nauseabundo olor de su perfume me quema las fosas nasales.
No es el aroma de Alexander y eso me enferma.
— ¿Te gusta esto? —penetrándome con más rudeza— Apuesto a que el marica de mi hijo no te lo da, no es capaz de levantarlo, ese bastardo no sirve ni siquiera para seguir con el legado de la familia ¿Te contó lo que tuvo que hacer Annika para tener un hijo suyo? ¿La humillación por la que ella pasó?
¿Ella? ¿Humillada ella?
¿En qué puto mundo vive este vejete?
— No sé qué esperas que responda, le juré lealtad a tu hijo ¿Lo olvidas?
Se detuvo y levantó la cabeza, acariciando mi pierna tatuada, ascendiendo en lentas caricias por mi abdomen y el centro de mis pechos, hasta sujetarme del cuello sin ejercer presión.
— Pero ¿Quién te está follando ahora, ángel?
— ¿Ángel? — carcajee sin gracia— A mí me arrancaron las alas y me arrastraron hacia el infierno, el infierno del Boss, ahí es dónde me gusta cumplir mi condena, me encanta quemarme con él, y hasta el momento, no eres ni la mitad de bueno, Viktor.
Mala idea.
Sujetó mi rostro, utilizando el pulgar para mantener mi boca abierta, derramando más alcohol por mi garganta, obligándome a tragarlo, embriagándome, pensando estúpidamente que de esa manera seré más receptiva, que puta mentira...
Idiota... es un maldito idiota...
— ¿Recapacitaste, ángel?
Retirando la botella, viéndome toser.
— Yo no digo mentiras.
Lo reté.
— Mmm... una gatita con agallas, Annika tenía razón, no temes en mostrar las garras, no te llaman Koroleva sólo por encamarte con Alexander, porque lo haces ¿Cierto? ¿Ya le funciona o sólo estás perdiendo tu tiempo?
Se retiró y volteó mi cuerpo, alzando mi culo, penetrándome otra vez, sujetándome por el cabello para usarlo de rienda, penetrándome con rudeza otra vez, ruidos crudos abombándome los oídos, me mordí la lengua para no gemir, no le daría el gusto a este viejo.
— Deja de joder a Alexander.
Apoyando los antebrazos en la cama, apretando los dientes.
— ¿Y eso por qué? Es divertido ver su reacción, me divierte ver como se quiebra, cómo no es capaz de dejarse crecer el cabello — jalándome con fuerza, sujetándome por el cuello, deslizando su mano libre por mi cintura, apresando uno de mis pechos con fuerza, lastimándome— Mi palabra sigue siendo ley para él, Alexander jamás me desobedecerá, si quieres tener a un hombre poderoso comiendo de tu mano, mejor quédate conmigo.
Que puto asco...
— No puedes tener las dos cosas, Viktor — esforzándome por mantenerme consciente, el alcohol estaba haciendo estragos en mi sistema— O dejas de joder a Alexander o no vuelves a tenerme, una mujer como yo que goza de su título... cambiarlo por un vejete que todo lo que tiene es una casa grande y una perra violadora que ladra, pero no muerde ¿Qué ganaría yo?
Rasguñé su brazo, dolorida, ese hijo de puta me está lastimando.
— Más poder del que te puedes imaginar, planeo dejar a Alexander sin nada, hacerlo suplicar, besarme los pies si es necesario, el Boss seré yo, ese bastardo malagradecido no merece nada, prefirió vivir en la calle en vez de casarse con Annika y hacerse cargo de cumplir con las reglas familiares.
— ¿Vivió en la calle?
Recuerdo que una vez hizo el comentario, cuando yo seguía siendo monja, no pensé que hablara en serio... o de él.
— Vivió meses de la basura ajena — aplastando mi rostro en la cama, poniendo su pie encima, penetrándome con rudeza— meses en la mierda, desarreglado, sucio, maloliente... que puto asco — arremetiendo más fuerte, provocándome más dolor— Un Volkov rebajándose a ese nivel para no cumplir con su deber...
Me desmayé, no fui capaz de soportar esa tortura.
Estoy más que segura que eso no lo detuvo.
— ¡Ota! ¡Ota! ¡Ota!
Los jalones a la manga de mi polo me regresaron al presente, mi mente terminó disociando en algún punto, atormentándome con los recuerdos de la noche anterior, por fortuna, Tanya estaba siendo mi cable a tierra hoy, me mantiene muy ocupada como para seguir pensando en el infierno que viví ayer.
— ¿Otra patata? Están ricas ¿Cierto?
Acercando otra patata a su boca, viéndola masticar, no quería que se ahogara por mi culpa, por lo que me he preocupado de darle pequeños pedacitos de hamburguesa y que mastique bien todo lo que le doy, acercándole la gaseosa después.
— Muy yicas.
Acordó ella, lamiéndose un dedo con kétchup, hemos hecho maravillas para que su ropa siga limpia.
— Mira, queda más rico si se lo pones a la patata encima, así — poniéndole kétchup— Abre la boca, Tanya, esto es una delicia.
La abrió y me enseñó su pulgar hacia arriba, le ha gustado.
— A tu papá le gusta la mostaza — arrugando la nariz— Nosotras somos team kétchup, es más rico ¿Cierto?
— Ceto.
Me dio la razón, asintiendo.
Probablemente no entienda lo que le estoy diciendo, pero es divertido que me de la razón, me agrada esta niña.
Luego de comer e ir al baño porque la gaseosa hizo estragos en la vejiga de esta niña, de la mano nos fuimos a la primera tienda de bebés seguidos por los escoltas de cerca, llamando la atención, demasiada seguridad, ya deben pensar que somos celebridades por la cantidad de protección, pero no pienso reducirla, Tanya debe estar a salvo en todo momento.
— ¿Qué me dices de este adaptador? Para el baño, será más fácil, y un banquito, para que apoyes tus pequeños pies.
Señalando.
— ¿Pada mí?
Señalándose.
Es que no se lo podía creer que fuimos de compras por y para ella.
— Claro que sí, todo para ti, todo tuyo.
— ¿Mío?
Ahogó un grito, cubriéndose la boca con ambas manos, mirando toda la tienda, sorprendida hasta decir basta.
— Entonces si quedo eso.
Señalando lo que acabo de mostrarle, Ezra, el mismo sujeto que me ayudó antes lo tomó antes que yo tuviera oportunidad, y lo puso en el carrito, arrastrándolo a mi lado.
El móvil me vibró antes de poder hacer cualquier movimiento, mi cuenta bancaria notificando el deposito de 5.000.000 rublos, aproximadamente 83.000 dólares, joder.
Luego un mensaje de Alexander.
"Para mis mujeres, todo".
Luego llegó otro.
"Si necesita más, sólo avísame, nada es demasiado cuando se trata de ustedes".
¿Más? ¿Por qué querría más? Joder, es demasiado dinero.
Cargué a Tanya, apoyándola en mi cadera, marcando su número, sujetando el móvil con la otra mano, caminando hacia la sección de ropa, hay ropa muy bonita de invierno, yo tengo mejor gusto que quienes le llenaron el guardarropa.
— ¿Diga?
Contestó con burla.
— Alexander, no necesito dinero, tengo el mío y salir de compras fue mi idea, por lo tanto, ocupo mi dinero, que por cierto también sería tuyo porque me das un sueldo sin mover un dedo.
— ¿Bromeas, cierto? ¿Te enumero todo lo que has hecho por mí?
— Sigue siendo mucho dinero —protesté sujetando el móvil entre mi hombro y oreja— Eres un extremista.
— Revienta la tarjeta, Lena, puedo darte más, puedo darte todo lo que quieras ¿Recuerdas?
Mordí mi labio.
— Prefiero que me des otras cosas...
— ¿Cómo qué?
Su voz una octava más grave, se está prendiendo, todo lo prende a este ninfómano.
— ¿Te recuerdo que estoy con tu hija en un centro comercial? No es momento para hacer cochinadas por teléfono, señor Volkov.
— ¿Regresando a los tiempos en los que me llamabas señor?
Tragué grueso, este hombre no se cansa.
— No te emociones tanto, no se puede hablar contigo, Sasha, nos vemos en casa.
Corté antes de que tuviera oportunidad de responder, guardando mi móvil, mirando a Tanya observarme con su pulgar en la boca.
— ¿Papi?
— Sí cariño, era tu papá, dice que te manda saludos.
— Yo tamen, dile a papi.
— Yo le digo, cariño, yo le digo.
Caminando otra vez, feliz de la vida con la pequeña, ambas viendo ropa, sólo negra por supuesto, compramos vasos para el jugo, platos y cubiertos de niña, una miniescalerita para que ella pudiera subir a mi cama, porque no pienso dejarla dormir sola en ese cuarto tan lejos de Sasha y de mí, si Alexander me puso en el cuarto contiguo porque no confiaba en el resto de sus hombres, prefiero no perder de vista a la pequeña.
— ¡Helado!
Señaló Tanya en el supermercado, estábamos comprando cosas especiales para niños pequeños, más verduras y menos cerveza, por ejemplo.
— ¡Helado pada papi!
Se acordó.
— Ok, helado para papi — siguiéndola, los escoltas arrastraban el carro— Mmm... Sasha es un aburrido, le gusta la vainilla —mostrándole el potecito— Nosotras somos más de chocolate ¿No?
Mostrándole el otro potecito, viéndola asentir tomando el de chocolate, metiéndolo al carro, mirando el de vainilla con desconfianza.
— ¿Pada papi?
Señalando el helado y luego el carro.
— Sí, también lo llevaremos, tesoro. Helado para los tres.
Tomó el helado de vainilla y lo guardó también, viniendo hasta mí, tomando mi mano, sonriente.
— Que linda niña — se acercó una pareja de abuelitas, saludando a Tanya— ¿Cuántos años tiene?
— Poco más de dos años.
Respondí por ser cortés, viendo a la pequeña devolverles el saludo, muy sociable.
— Es igual de bonita que su madre — dijo la abuelita— Que Dios las bendiga.
Balbucee algo parecido a un gracias sin saber qué más decir, era más simple eso que contarles la historia de que ella no es mi hija realmente.
— Tía.
Tanya, tiró de mi ropa para llamar mi atención, arrancándome del hilo de mis pensamientos.
— ¿Qué sucede, tesoro?
— Mida — señalando a las madres y sus niños— Una nani, hijo. Una nani, hijo. Una nani, hijo.
Señalando a la madre y a su respectivo hijo o hija, señalando al menos diez, luego me miró.
— ¿Una nani, hijo?
Señalándome y luego apuntándose ella, confundida.
— No yo... yo no... — acuclillándome frente a ella— Yo...
— Sí, mida — sujetando mi cara, moviéndola hacia un lado para ver a la mujer que buscaba helados con su hija que debe tener más o menos la edad de Tanya— Una nani, hijo — señaló— Y una nani, hijo.
Señalándonos.
Prácticamente sonaba como si me dijera "Eres idiota ¿Cómo no te das cuenta?"
A la mierda, luego afrontaré las consecuencias de esto.
— Sí tesoro, una nani, hija — suspiré— Una nani que se divierte mucho de compras con su hija.
Aplaudió feliz, saltando hacia mí, abrazándome con brazos y piernas, razón por la cual tuve que ponerme de pie con la niña mono bien sujeta a mí, sosteniéndola bien, continuando con las compras.
***
Llegamos a casa bien tarde por la noche, nos divertimos pisando tienda por tienda, comprando cosas por todas partes, yendo a cenar juntas después, ella y yo, la pobre Tanya se durmió en el auto, afortunadamente los escoltas cargaron todas las cosas a sus respectivos lugares mientras yo salía con la niña en brazos, una manta sobre sus hombros para que no se enfermara, corre viento, hace frío y prefiero evitar resfriados.
Entré a casa y crucé el pasillo, dispuesta a subir las escaleras en dirección al cuarto, Sasha estaba a punto de entrar a su despacho, un puro entre los dientes, arma en mano, su camisa blanca salpicada de sangre.
— Se durmió — expliqué viendo que no entraba— Iré a acostarla en mi cama y voy contigo, tenemos que hablar.
Casi se le cayó el puro, pareciendo preocupado, asintiendo.
Entonces sí que entró.
Seguí mi recorrido hasta el cuarto de la pequeña, tomé un pijama, pantuflas y seguí caminando hasta mi propio cuarto, recosté a la niña en la cama, la cambié de ropa y acomodé bien, arropándola, besando su frente y deseándole buena noche, dejando la habitación, haciendo todo el recorrido hacia el despacho de Alexander, entrando sin tocar, pasando de largo, ignorando al sujeto amarrado y ensangrentado en la silla, amordazado, intentando gritar y llamar mi atención para que lo ayudara.
Subí al escritorio de Sasha y tomé asiento de piernas cruzadas, sacando mi navaja para matar el tiempo, viendo a mi novio sexy, apoyar la cadera en el mueble dónde me encontraba sentada, apagando el puro, odio ese nauseabundo olor, tolero el cigarrillo y hasta la mariguana, pero el puro, no.
Sonreí cuando lo vi ir directo a la ventana, abriéndola de par en par, el viento ayudó a que el humo y el olor se disipara rápidamente, como dije, son los detalles los que hacen que esté completamente prendada de este sujeto.
— ¿Quieres conocer los detalles? Para que no te aburras, Lena.
Habló acercándose a ese hombre, apoyando su mano con violencia en el hombro de este desde su espalda, haciéndolo sobresaltar.
— Soy toda oídos.
Maniobrando mi navaja mariposa con profesionalismo, regalo de Delano, mi primera arma propia.
— Ella es mi novia, por cierto — Le explicó al sujeto, educación ante todo— No va a ayudarte, así que deja de hacer esos molestos sonidos o te cortaré la lengua.
Sonrió amable.
Y el inteligente sujeto, dejo de gritar, respirando agitado.
— Valoras tu vida, interesante, eso quiere decir que vienes a negociar y tienes algo que quizá nos interese ¿O me equivoco?
Mirando a Sasha.
Tanto tiempo viéndolo torturar que más o menos ya me aprendí ciertos patrones.
— No te equivocas. El amigo aquí presente nos debe la mitad de lo que te di hoy para que fueras de compras, y vino a pedir más tiempo para devolverlo.
— Yo me pregunto ¿Por qué la gente pide tal cantidad si sabe que no lo podrá pagar?
Respondí, viendo esa sonrisa macabra instalarse en su rostro, le encanta cuando mi yo cruel aflora.
A que no te imaginas lo que le provoca.
Sí. Lo excita.
Todo lo excita a este ninfómano de mierda.
— Responde a la señorita.
Le dijo Sasha, quitándole la mordaza.
— Y-yo tengo deudas, soy dealer, perdí lo que me dio mi proveedor y estoy en serios problemas.
— ¿Qué vendes, buen hombre?
— GBLH.
Respondió.
— ¿Y eso es...?
No soy muy buena con las drogas aún, no consumo y no suelo escuchar muy seguido sobre ellas.
— La droga del sexo, las hace sumisas y serviciales, les impide el movimiento... es muy cotizado en el bajo mundo.
Sasha estaba muy tenso, la quijada bien apretada, algo me dice que la conoce muy bien.
— Ya veo... eres un hijo de puta — bajando del escritorio de un salto— ¿Por qué mereces vivir? Dame razones.
Clavando mi navaja en su muslo asegurándome de no darle a la arteria.
— ¡Tengo hijos! — gritó dolorido— Por favor... por favor...
— Un hijo de puta como padre — fingí pensármelo— ¿No crees que estarían mejor sin ti?
— Por favor... por favor... —suplicó— Pagaré, juro que pagaré.
Alexander silbó a mi lado, dando dos pasos atrás, acomodando la cadera en el escritorio, dejándome la tortura a mí.
— ¿Cuándo?
— Mañana, juro que la traeré mañana, pero por favor...
— Sabes que, si te dejo ir, voy a mandarte a seguir ¿Cierto? Sabes que, no vas a librarte de la Bratva, porque eres un hombre inteligente ¿No?
— Lo sé, lo sé — lloriqueó y gritó cuando moví la navaja en su pierna— Vendré mañana al mediodía, lo juro por mis hijos.
— Tus promesas no me sirven, cuida tus pasos porque te estarán vigilando, no hagas nada extraño porque la orden será directamente que te maten ¿Entendido?
— Sí, entiendo, entiendo, pero por favor...
— Claro, te irás en cinco minutos, mi buen amigo, pero no completo — retirando mi navaja— Me quedaré con una parte chiquitita, chiquitita tuya.
Aprovechando que estaba bien sujeto, corté su meñique escuchándolo gritar del dolor, fue molesto en cierto punto y lo amordacé nuevamente para terminar de cortar, piel, musculo, tendones, nervios, hueso, separando el dedo de su mano, enseñándoselo, viendo sus mejillas empapadas en lágrimas.
— Ensucias el piso, rata asquerosa —Cortando las sogas, liberándolo— No hagas que me arrepienta de mi decisión, fui muy piadosa — enseñándole su dedo— La próxima vez que te vea, te cortaré en pedacitos y obligaré a tu esposa que se los coma ¿Entendido?
Asintió frenético, levantándose a duras penas, dejando el despacho, y por supuesto fui tras él, señalé a dos de los hombres de Alexander, apuntando al sujeto con la cabeza, ambos acataron la orden y lo siguieron, serán su sombra hasta que el dinero esté aquí.
Regresé al despacho lanzando el dedo a la papelera, sonriendo a Alexander.
— ¿Y? ¿Mejoré con mis amenazas o sigo siendo patética?
— Delano decía que eras patética —puntualizó— Yo sólo decía que no tenías pasta para eso, pero definitivamente las torturas y amenazas son lo tuyo ahora — jalando de mi sudadera para acomodarme entre sus piernas— Te veías tan sexy...
Di un paso atrás antes de que las cosas se nos salieran de las manos.
— No me engatuses, diablo — señalándolo— Tenemos que hablar ¿O ya lo olvidaste?
Suspiró despegando la cadera de su escritorio, caminando hasta su silla, y yo no tomaría asiento en que estaba en frente, con la sangre de ese sujeto, por lo que preferí volver a sentarme con las piernas cruzadas sobre su escritorio, limpiando la navaja en mi pantalón.
— ¿Guardarías eso? Me pones nervioso.
Señalando el arma que sigo maniobrando.
— No te voy a apuñalar, tonto, me ayuda con la ansiedad tener las manos ocupadas.
Suspiró arrastrando la silla más cerca, apoyando sus manos en mis muslos.
— Tú dirás.
— Milenka.
Solté sin darle más rodeos, viéndolo apretar los labios.
— Viste el video.
Más como afirmación que como pregunta.
— La memoria sigue en mi móvil, lo vi, y quiero saber por qué esa traidora que ha fingido ser mi amiga todo este tiempo estaba parada ahí sin hacer nada.
— No te enojes con Milenka, ella no sabía nada de lo que iba a pasar.
— Tienes que ser un poquito más exacto, porque sigo estando enojada.
Frotó sus palmas en mis joggers, nervioso.
— Yo... — tragó saliva— Tú sabes que tengo mi pasado, las mujeres en ese prostíbulo... no hay ni una sola que yo no haya probado, pero Milenka era mi amiga, ella era la que frecuentaba más, mucho más.
— Y ahora estoy celosa, pero continua.
Asintió dándole un apretón a mis muslos.
— La cosa es que... era mi cumpleaños ese día, mi padre le pidió a Milenka que lo ayudara a preparar una sorpresa, ella no sabía que la relación con mi familia era tensa, así que decidió "Ayudar", vino a mi casa para para darme mi regalo, pasó lo que tenía que pasar, me dijo que había llegado la comida y que me vistiera, dejó el cuarto y luego regresó con pizza y gaseosa, mierdas que había traído mi padre... Milenka es vegetariana, por lo que no probó la pizza de carne para mí, tampoco bebe gaseosa, sólo agua, por lo que no le afectó lo que yo comí y bebí... así fue como me drogaron.
Limpié mis manos en los joggers para quitar la sangre de ese sujeto, ya se estaba secando y poco salió, no me las podía pasar por la cabeza como quise.
— Joder...
— Y bueno... ya viste el resto — suspiró— Mi mamá es la marioneta de mi padre, hace todo lo que él le dice, le interesa bien poco lo que suceda conmigo, después de todo no ama a mi padre ni quiso tenerme, Viktor le hizo lo mismo que Annika a mí, ella vive odiándolo, atrapada en esa casa...
— ¿La quieres? A tu madre.
Apoyando mi mano en la suya.
— Claro que sí, es mi madre, pero... nunca he recibido ni la más mínima muestra de afecto de su parte.
— Ella no te merece, eres bueno, Alexander, esa mujer se lo pierde, toda tu familia se lo pierde, carajo — soltando la navaja— Sólo mira lo perfecto que eres — separando las piernas para dejarlo acomodarse entre ellas— Eres el equilibrio perfecto entre lo incorrecto y lo perfecto, para mí eres perfecto, moralmente eres alguien cuestionable —reí— Pero para mí así eres perfecto.
Jaló de mis piernas hasta acomodarme sobre su regazo, estrechándome con fuerza.
— Lena... te amo.
— También te amo, mi pobre león... — acariciando su cabello, ya tomaremos otro baño después— No necesitamos a tu familia, no necesitas su aprobación. Y sobre eso, también quería hablarte, a tu padre se le soltó la lengua anoche.
— ¿Qué fue lo que dijo?
Suspiró apoyando la espalda en el respaldo, llevándome consigo, acariciando mi espalda.
— Dijo que su plan era quitártelo todo, que hará que le beses los pies, dijo que él será Boss, y me jodió con su maldita propuesta todo el tiempo, dijo que, si quería quedarme con un hombre poderoso, me quedara con él y un montón de mierda más, es muy... confuso todo de anoche, poco recuerdo —suspiré— Lo que sí recuerdo bien, fue que tú viviste en la calle un tiempo.
Se tensó, sus manos dejaron de moverse por mi espalda.
— ¿Te irás con él?
— ¿Me estás jodiendo? Claro que no, que puto asco, Alexander —Temblando de repulsión— La idea de compartir espacio con él de nuevo me es repugnante.
— Que bueno... — suspiró aliviado— Y sí... viví un tiempo en la calle, era mejor que estar en esa maldita casa, fue Delano el que me sacó del agujero donde estaba, me dio una buena golpiza y me trajo aquí, cuidó mi cargo, mi dinero, mi trabajo y mi gente mientras yo estaba perdido, le debo todo.
— Delano es un buen amigo... cuida de ti, y también me cuida de mí, hoy le hice pasar un gran disgusto haciéndolo pensar que necesitaba ayuda, me golpeó.
— Sí, tiene esa manía — suspiró— ¿Un baño y a la cama? Estoy... muerto, fue un día de muchas emociones y no dormí nada anoche esperando a que llegaras.
— Pues yo tampoco dormí anoche y estoy muerta, me gusta el plan ¿Me cargas?
— Siempre.
Sujetándome bien, se puso de pie conmigo y dejamos el despacho atrás, en esta oportunidad no hubo muecas de disgusto en el rostro de sus hombres, me miran con respeto, por fin me gané mi maldito lugar y la diferencia es increíble.
Al llegar al cuarto, nos aseguramos de cerrar bien la puerta para evitar traumar a la pequeña antes de tiempo en caso de que despertara, tomamos una ducha rápida sin manoseos indecentes, a mí se me cerraban los ojos y estoy segura de que Alexander se durmió de pie por unos segundos, luego cada quién se fue a su cuarto para vestirse, mirándolo con lastima tomar asiento en su cama, observándome ya vestida y con el cabello seco, lista para ir a la cama.
— Mañana compraremos una más grande — suspiré— ¿Quieres dormir con nosotras?
Rápidamente se puso de pie, cruzando el baño, entrando a mi cuarto.
— Creí que nunca me lo preguntarías.
Sonreí.
— Yo duermo en medio.
Con delicadeza, Alexander movió a la pequeña a la orilla, me recosté en el centro, sintiendo su cuerpo pegarse al mío, buscando calor, la noche estaba fría, por supuesto, no dudé en devolverle el abrazo, besando su coronilla.
— Gracias por cuidar de ella, Lena... sé que no tiene nada que ver contigo, pero... yo no sé qué tienen las mujeres, es como si viniera incorporado en su ADN lo de ser buenas con los niños... bueno, no todas, hay mujeres que son un desastre, como mi madre y Annika, pero tú eres del porcentaje que si es buena con los niños.
Acomodándose a mi espalda, rodeando mi cintura, besando mi hombro.
— La niña y yo nos llevamos bien, demasiado bien... no tienes ni idea lo que me dijo hoy en el supermercado.
— Cuéntame.
— Había muchas madres con sus hijos de compras hoy, así que comenzó a contar nanis e hijos, señalando y señalando, hasta que nos tocó a nosotras, dijo que yo era su nani, y ella era el hijo... yo le dije que sí porque es una niña y no quería romper su ilusión, pero sé muy bien que su mamá es Annika, y que...
— Si tú quieres y no te molesta la idea, prefiero que Tanya se olvide completamente de Annika, esa perra no es su madre, y si no te molesta... si le permites llamarte así, por mí no hay problema, es más, me siento profundamente agradecido de que estés aquí, a Tanya le gustas.
— Bueno, supongo que seré su nani entonces, porque tú estás marcado, Alexander, no pienso dejar que ninguna otra mujer te ponga las manos encima, y si vienes en un paquete de 2x1, lo acepto y cuidaré de ambos.
Besó mi cuello, acercándome a su cuerpo, arrastrándome con Tanya y todo.
— Joder, cómo me encantas... — repartiendo besos por mi cuello— ¿Te molestaría si en el evento de la próxima semana te presento como mi pareja?
— ¿Estará bien si lo haces?
— Annika ya no tiene a Tanya, Viktor no tiene como amenazarme, Delano me entregó los planos, la rotativa del personal y otros artículos que te robaste de casa, serán de mucha utilidad para comenzar a planear.
— Quiero la cabeza de tu padre, Alexander. Lo quiero muerto.
— Lo que me pidas, lo tendrás, fue mi promesa para ti.
Todos sabemos que cuando las cosas son demasiado perfectas, es porque algo grande se nos vendrá encima, yo sólo espero estar preparada cuando eso suceda.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
LLEGUÉ, TARDE, PERO LLEGUÉ CON EL CAPITULO EXTRA POR LO LINDAS HERMOSAS PRECIOSAS QUE SON
HOY RECIBÍ UNA NOTICIA QUE ME ALEGRÓ A MIL LA NOCHE, UNA BESTIE ME HABLÓ PORQUE SE TATUARÁ LA FRASE DE UNO DE MIS LIBROS Y ME PIDIÓ QUE LA ESCRIBIERA CON MI LETRA, JOOOODEEEER, QUE CUANDO ME DICEN COSAS ASÍ ME RE EMOCIONAN
LO MISMO PASÓ CON LA ILUSTRACIÓN DE LENA, ES MI MÁS GRANDE TESOROO, LITERAL YO GUARDO TODO LO QUE ME DAN
REGRESANDO AL CAPITULO
COMENZAMOS CON LENA Y SUS BREVES RECUERDOS DE LO QUE SUCEDIÓ CON ESE VIEJO ASQUEROSO
EL VIEJO SOLTÓ LA LENGUA Y HABLÓ UN POCO DE LO QUE QUERÍA HACER, CUALES ERAN SUS INTENCIONES CON SASHA
Y SABEMOS QUE PAPI SASHA VIVIÓ EN LA CALLE PARA ALEJARSE DE SU FAMILIA
SU MAMÁ SUFRIÓ EL MISMO DESTINO QUE ÉL Y ELLA LO ODIA:c POBRE LEÓN
TAMBIÉN SUPIMOS LO QUE SUCEDIÓ CON MILENKA Y POR QUÉ ELLA DECÍA QUE LENA LA ODIARÍA
TAMBIÉN VIMOS UN POCO DE LA SALIDA DE TANYA Y LENA, LAS DOS PARECEN LLEVARSE DE MARAVILLA
LA NIÑA QUIERE UNA NANI Y LENA NO TUVO CORAZÓN PARA DECIRLE QUE NO
ALEXANDER SE SACÓ LA LOTERÍA CON ESTA MUJER
Y LENA TORTURANDO? ALEXANDER QUEDÓ ANONADO
Y SUS DETALLES? APAGANDO EL PURO Y ABRIENDO LA VENTANA SABIENDO QUE A ELLA NO LE GUSTA EL OLOR
DETALLEEEEEES, SON LOS DETALLEEEES
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS
BESITOS EN LA COLA
♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️
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