Las cadenas se levantan, mi cuerpo truena y se siente una sensación rara que no reacciono. Quien me ha invocado no tiene consciencia del grave pecado que ha cometido. Observó la luz al final del túnel, no tengo opción más que atravesarlo, el conjuro ha sido completado.

Un humano, como cualquiera otro, de tez morena con cabello cafe y lentes pequeños, con una típica sonrisa Muevo mi lacio pelo quitando un poco del polvo que he acumulado. Hasta que detengo su cuchillo con mis dedos. ¿Qué cree que hace?

—Solo checando. . .

Le regresó la jugada dejando un fino rasguño en su mejilla.

—Había un mosquito.

Sigue sonriente ante mi acción. Dios, que rarito.

—Bueno. . . Empecemos con esto.

Me aviento hacia el, y comienzo a desabrochar hasta que tengo suficiente de su pataleo.

—Ey ¿sabes quien soy? Porque se nota que no.— Me elevo y me transformo a mi verdadera forma demoníaca —Soy ____, demonio nombrado para satisfacer tus fetiches sexuales. Estoy encadenada a tus peticiones.

—¿Aunque no sean fetiches?

—Uh. . .

Hago aparecer mi contrato estirando mis brazos. Me entretengo leyendo las reglas pero aun así sus juegos no van conmigo, lo veo por el rabillo sosteniendo otro cuchillo entre mis dedos.

—Para.

Desvío mi vista de el, y nop. No hay nada que diga que no puedo, es más, solo tengo 3 reglas.

—No hay ninguna regla que lo prohibía— Suelto el contrato y desaparece —así que si, puedo hacer otros trabajos, pero te seré honesta, no soy tan buena ya que para eso nombraron mas demonios.

—No importa, con el simple hecho de ser demonio, ya tengo la ventaja.

—Okey.

—Necesito que-

—Okey pero, te la debo de chupar. Por temas del que realmente no puedo estar aquí, y. . . Un problema gigante que dudo que recuerdes los nombres de todos. Así que. . . No te resistas~.

Exploro su torso con mis manos que viajan bajando a su pantalón, me relamo mis labios dejando salir su miembro, lo doy tiernas caricias con mi boca viéndolo descaradamente.

Comienzo lento con un vaivén simple pero efectivo, segundos después masajeo sus bolas. Y por último, el lugar más húmedo que jamás haya puesto su pene, mi boca. Por sus gruñidos supe que no era más que su segunda o tercera vez que le daban una mamada. En cambio yo, sabía de que manera mover, la fuerza y la velocidad. Mis sonidos, tan altos o bajos.

—¿Con tetas o sin tetas lindo?

Vi su cara dudar de su respuesta, pero el ver como brillan y ruedan por sus muslos quien no quisiera tenerlos dándote un masaje en tu pene.

Su cabeza dio la señal, y como buena diablilla que soy, me quito mi Top rebotando en su miembro.

—ahh. . .

—¿Están suaves?

Le escupo en su verga, y lo meto en mi boca creando ruidos obsenos. Con mis manos muevo mis tetas, rebozándolas de vez en cuando.

Siento presión mi cabeza y es su mano, que, ha punto de llegar a su extasis decide llevar un poco del control subiendo velocidad mis movimientos.

Hasta que termino, gemí un poco bajo sintiendo salir semen, pruebo un poco del suyo, ¡encontré un nuevo sabor!

Rápidamente me levanto y repongo mi postura al igual que mi ego.

—apúrate, que no tenemos todo el tiempo.

—Dame unos segundos.
Su sonrisa seguía ahí, pero su cara estaba toda roja y sus lentes desacomodados.

No pasó mucho tiempo para que se levantara y con un bastón saliéramos de la casa.

En busca de terminar el deseo de este curioso hombre.

S T A Y  T U N E D