02:Pequeña terremoto.
Alex.
Liam Dumont, ese es el nombre de una de las personas más importantes en mi vida que no lleva mi sangre. Un chico francés con cara de niño bueno, diría que parece hasta un angelito de lo tierno que se ve y que, cuando habla, aparenta. Sin embargo mi mejor amigo no tiene nada de ángel, es un ser alocado que le encanta vivir al cien por ciento y pues me he acostumbrado a ello.
Kill, como lo llamo yo que viene siendo una abreviatura de su segundo nombre, es mi mejor amigo desde hace muchos años, si le preguntan a él dirá los años, meses, semanas y hasta días del tiempo que lleva nuestra amistad; yo solo sé que son muchos años. Lo conocí cuando tenía doce años en una fiesta infantil a la cual nos habían invitado nuestros vecinos, en ese entonces era la familia de Kill, se supone que fue para hacer amigas porque a mis padres les preocupaba mi poca emoción por hacer amigas; sin embargo, termine siendo amiga del hermano de la cumpleañera, a la cual detesto.
En esa fiesta no logre congeniar con ninguna niña, me parecían ridículas -fascinante que a mis doce años haya sido así, pero así soy yo-. Kill, por otro lado me pareció interesante ya que no hacía más que molestar a su hermana cuando su mamá no lo veía. Ese día hice un amigo y una pequeña enemiga, si, su hermana no me cae bien y yo no le caigo bien a ella, pero eso no tiene importancia.
La familia de Liam se fueron a Francia hace más de un año, él se quedó con la promesa de que empezaría a estudiar, lo cual no es mentira ya que por algo me está llevando hasta la universidad para que arregle algunas cosas que debí arreglar antes de irme con el abuelo.
Vamos en su BMW plateado, un auto que cuida como si fuera un bebe. Lo entiendo porque fue lo primero que compro con su trabajo y sudor, pero a veces se comporta de una manera tan ridícula.
Lo veo fijamente mientras cruzamos la ciudad para llegar a nuestro destino. He de admitir que es un chico bastante guapo, aunque sus facciones parecen aniñadas lo son de una manera llamativa y cuando saca su sonrisa picara se vuelve todo sensual, será por eso que todos caen ante él. Su cabello rubio y ojos azules lo ayudan mucho cuando quiere aparentar ser un ángel, como lo hace con mi mamá, aunque ella no se lo traga.
-¿Qué tanto me ves? -pregunta y una sonrisa de costado se deja ver mientras lo hace.
-Es que me sigo preguntando cómo es que pareces un ángel cuando eres todo un demonio -le respondo sin dejar de verlo fijamente, suelta una carcajada que llena todo el auto.
-Qué te puedo decir Al -me llama por el abrevio que le ha puesto a mi nombre, como si fuera tan complicado -, quizás me bendijeron con este rostro sabiendo que me metería en muchos problemas y de alguna manera debía salir de ellos -bufo dejándolo de ver para mirar al frente, no le respondo.
Esa carita de niño bueno lo ha ayudado en múltiples ocasiones a salirse con la suya, como aquella vez que estaba de rodillas frente a una chica, esto cuando teníamos quince, y estaba intentado bajarle las bragas, el padre de la chica llego y los vio. No sé qué le dijo o qué vio el señor en él, pero se lo dejo pasar alegando que solo se había caído frente a su hija y que él había mal interpretado la situación. ¡Ja! Como no señor.
Saco mi celular al sentir que vibra con una notificación de Whatsapp, es mi madre recordándome que hoy llega mi hermano y que agradecería que estuviera allí para recibirlo, le digo que estaré en casa antes del almuerzo y me manda una carita feliz en respuesta.
-Parece que el domingo hay una cena en mi casa por la llegada del Santo ¿Vienes? -más que una pregunta es una petición, no quiero estar sola en esa cena. Hace una mueca.
-Me encantaría ir, pero no puedo, Gael me envió unos archivos, quiere que haga un artículo sobre ello y ni siquiera he visto de que trata -asiento aceptando su excusa, es mejor eso a que me diga que estará con Jake.
Gael es su padrastro y es socio de una revista muy popular en Francia, aunque Gael se encarga de la administración tiene cierto conocimiento de lo que hacen allí y siempre trató de buscarle algún trabajito a Liam, ahora ni siquiera tiene que buscar, la editora de la revista se encarga de darle material para que él se lo mande a Liam y haga algún artículo interesante.
Al llegar a la universidad me bajo del auto, lo rodeo y me recuesto de la ventanilla del conductor para despedirme de mi amigo.
-Nos vemos el lunes ¿Paso por ti? -pregunta.
-No, ya te dije que es ridículo que vayas hasta el otro extremo de la ciudad para buscarme y luego volver a la universidad -pongo los ojos en blanco-, te queda más cerca venir directo. Yo le diré al chofer que traiga -dejo un beso en su mejilla y me separo del auto dispuesta a irme.
-No olvides buscar tus horarios -asiento antes de voltearme-. Tampoco olvides pasar por tu habitación y presentarte con tus compañeras -medio grita ya que me estoy alejando, hago una seña con la mano para que se vaya y deje de molestar-. ¡Te quiero, bebe! -grita y las personas alrededor alternan su vista de él a mí.
Me giro para reñirlo, pero es tarde, me lanza un beso y arranca haciendo que el motor ruja. Niego un par de veces para luego seguir con mi caminata.
No debería hacer ese tipo de cosas, actúa como si fuera mi novio solo para alejar a los chicos de mí y verme molesta, nada nuevo.
Bajo los lentes de mi cabeza y me los coloco correctamente para que no se me vean las grandes ojeras y los ojos cansados que llevo. No recordaba que debía venir a la universidad, sino, no hubiera bebido tanto. Es una tortura caminar cuando siento el cuerpo tan cansado, la cabeza aún me palpita y siento los ojos irritados. Todo sea por de una vez empezar a hacer algo bien en mi vida.
Llego hasta el edificio de administración de Rutgers Univercity, la universidad más prestigiosa de Newark, un lugar al que no todos entran, a menos que tengas mucho dinero o notas que te hagan resaltar entre lo común. Me tienen esperando por una hora hasta que me hacen pasar a una oficina donde una señora mayor me hace preguntas y arregla el problema que había en mi papeles de admisión, nada grave, pero se requería que lo arreglara antes de que empezara el semestre. Luego de esto me mandan hasta la facultad de arte donde debo hablar con la rectora de dicha facultad para que me entregue la llave de mi habitación y con ella mis horarios.
Me deslumbro un poco cuando llego al edificio de arte, es colorido y tiene distintas obras esparcidas por la fachada, antes de poder cruzar la puerta logro ver una reseña del edificio donde aclara que las obras han sido dejadas en las paredes por antiguos estudiantes de la universidad. Busco a la rectora, la entrega de la llave y los horarios es rápida, me da lo que necesito me tacha de una lista y me sugiera tomar el tour, que está a punto de empezar, para conocer la universidad, las facultades y las residencias.
Tomo el tour que dura aproximadamente dos horas. Muestran las aulas de todas las facultades diciendo qué materias se reciben en ellas y cual profesor las imparte. Retengo el camino que debo seguir para llegar a las aulas donde pronto veré clases al igual que el camino a la residencia donde tendré una habitación asegurada para cuando deba quedarme en la universidad por alguna razón extraña a saber en este momento. Dejo el tour atrás para ir directo a donde tengo la habitación.
La residencia es un edificio de cinco pisos, tomo las escaleras, porque no hay ascensor, hasta llegar al piso tres, una vez allí cuento los apartamentos que son seis, lo cual quiere decir que son pequeños. Entro al apartamento C16 -la C es la manera en la que se identifica el edificio y el 16 es el numero del apartamento- para encontrarlo solo, tras la puerta está mi nombre y el de otra chica: Paula Benedecci, ese es el nombre de mi compañera. Recorro el pequeño lugar, una pequeña sala que se divide con la cocina por media pared, un baño y una habitación con suficiente espacio para dos camas y que cada espacio tenga lo suficiente para que dos personas vivan sin ser molesto o incomodo.
En la habitación ya están las cosas de mi compañera, seguro salió a comprar algo o que se yo. Decido dejar una nota pegada al refrigerador por un imán que encuentro en el mismo. Escribo mi nombre, que soy su compañera y que me instalare el lunes antes de empezar mi primera clase, algo cortes, pero sin ser amigable porque no me interesa ser su amiga.
Salgo del lugar cerrando la puerta con llave, bajo las escaleras con tanta calma que puedo escuchar a papá decirme con irritación que el tiempo no se detiene cuando yo quiero ir despacio, casi sonrío ante eso, a él le exaspera que las personas caminen o hagan algo lento cuando se puede hacer rápido.
Salgo de la residencia y camino en dirección a la salida de la universidad. Mientras pienso en si llamar al chofer o un Uber para ir a casa paso por una pequeña cafetería y entro para pedir un café para llevar y tomármelo mientras camino. Le pido a la cajera un Macachino, me lo cobran de la tarjeta de crédito y me lo dan sin mucha espera, salgo del local y empiezo a caminar sin un rumbo exacto.
Mientras camino me detengo a un lado de la acera para llamar al chofer, es ridículo que pague un Uber cuando tengo chofer. Lo llamo y le doy la dirección de un centro comercial que se encuentra a unas calles, me dice que estará allí en veinte minutos, lo cual es razonable considerando que vivió a veinticinco o treinta minutos, deprendiendo del tráfico, de la universidad.
Voy a retomar mi caminata cuando un cuerpo duro choca de frente conmigo provocando que el café me caiga encima, suelto el vaso viendo el desastre que ahora es mi camisa de botones blanca con gris, esa mancha no se ira.
Frunzo el ceño furiosa tratando de quitarme un poco del café que también cayó en mis antebrazos.
-¡Acaso no vez por donde caminas! -gruño, el tipo resopla claramente irritado.
-Tu café me cayó en los zapatos -dice con un acento que reconozco, pero al que no presto atención.
Como tengo la vista clavada en la mí camisa puedo ver claramente sus zapatos azules con manchas de humedad por el café.
Pasa de mí, levanto el rostro y me volteo para ver su ancha espalda mientras se aleja.
-Imbécil, animal, idiota... -resoplo enojada. Él se detiene al escuchar las palabras que solté en español, sin entender.
Sacude la cabeza como si no tuviera tiempo para darme un poco de importancia para luego seguir caminando con las manos en sus bolsillos como si nada hubiera pasado.
Me giro y retomo mi camino al centro comercial. La situación de hace un momento me retumba en la cabeza, pero la dejo ir porque no debo darle más importancia de la que tiene. Idiotas hay en todas partes, solo debo golpear en la nariz al próximo que intente ser idiota conmigo, y si vuelvo a ver a ese tipo, sabrá quién soy.
Un poco drástico de mi parte, pero no le costaba nada pedir disculpas por su incompetencia porque claramente fue su culpa. Sacudo la cabeza alejando esas escenas de ella, prefiero concentrarme en llegar a casa y subir a mi habitación antes de que mamá me vea, la camisa me la regalo ella y en lo que se dé cuenta de semejante mancha le dará un ataque.
El chofer llega, me subo al auto y, a través del retrovisor, ve la gran mancha en mi camisa, creo que preguntara, pero al final decide callarse y ponernos en marcha.
Le mando un mensaje a Kill diciendo que voy camino a casa y contándole lo que hice en la universidad omitiendo el detalle del Mocachino cayendo en mi camisa. Me dice que le alegra que por fin todo esté listo y me cuenta un poco sobre el tema del artículo que escribirá. Me escribo con él hasta que llego a la urbanización donde vivo, le digo que luego le escribo porque ya llegue a casa.
La urbanización donde vivimos es cerrada, se encuentra un poco retirada del centro de la ciudad. Nos dejan entrar de inmediato ya que reconocen el auto y el chofer de la familia. Para entrar a la urbanización debes ser parte de la familia del dueño de la casa, vivir en la casa, estar en un listado de visitantes regulares o estar en el listado de los visitantes diarios; de lo contrario no te dejan entrar sino hasta que hablan con alguna conexión en la casa para asegurarse de que eres bienvenido, si esto no pasa simplemente no entras.
Pasamos varias casas antes de llegar a la mía o bueno, la de mis padres. Aquí las casas están separadas por un espacio considerable, sin embargo, no están cercadas. Los vecinos se relacionan, pero hay vecinos que son insoportables, otros soportables y otros que no importan.
Bajo del auto, camino por el caminillo de piedras, que mamá mando a hacer hace mucho tiempo, cruzando un jardín bien cuidado, pero no por la dueña de la casa. Entro a mi hogar, que consiste en una casa de dos pisos con cinco habitaciones principales, dos habitaciones de huéspedes, una sala decorada de manera cálida por mamá, una cocina con muchos implementos que a mamá le encanta usar, un comedor que se usa solo para comidas con invitados u ocasiones especiales, una biblioteca infinita, una piscina que abarca la mayor parte del jardín trasero y una pequeña casa de piscina que normalmente no se usa.
La casa de mis padres es la más pequeña de la comunidad, se imaginaran de que tamaño son las demás casa, hasta parecen mansiones.
Cruzo la sala en dirección a las escaleras que me llevaran a mi habitación, las subo, entro a mi habitación. Me quito la camisa sintiéndome asquerosamente pegostosa por el café seco que está en mi abdomen y brazos. Me deshago del resto de la ropa y zapatos para darme una ducha larga.
Logro relajarme un poco en la ducha caliente, lavo mi cabello que esta mañana debí trenzar gracias al desastre que era. Limpio bien mi cuerpo para deshacerme de la sensación de tener algún pegoste. Salgo de la ducha para sobresaltarme cuando encuentro a mi padre revisando su celular en mi cama, está sentado con la espalda contra el respaldo de la misma y con los pies en el suelo.
-Tenias casi una hora allí, me estaba preguntando si te habías ahogado -dice sin levantar la mirada del celular. Aprieto los labios sin saber que decir, esto es invasión a la privacidad y por si fuera poco también se burla de mí.
-¿Cómo estas, papá? -me decido por decir ignorando sus palabras.
Camino hasta el closet y entro en él buscando algo cómodo para ponerme, tomo una franela ancha con mangas cortas, un short de jean desgastado; salgo del closet en busca de unas bragas para poder vestirme en el baño.
Veo de nuevo a mi padre que sigue en la misma posición y con el celular en las manos, lo detallo bien, no lleva la ropa del trabajo por lo que asumo que es su día libre aparte del domingo.
-¿Día libre? -le pregunto mientas camino al baño.
Una vez más me ignora. Está concentrado en lo que hace, ni siquiera debió escuchar mi pregunta.
Me visto y salgo secando mi cabello con la toalla. Tomo el cepillo para peinarme de la mesa donde tengo todas mis cosas de chica. Voy hacia la cama, la rodeo y me siento como lo está él, pero del otro lado.
-Estoy bien -responde a mi primera pregunta-, es mi día libre -responde la segunda y baja el celular para verme- ¿Y tu cómo estás? -me sonríe.
-Bien, ya solucione las cosa en la universidad -desenredo mi cabello mientras hablo con él.
-Si bien es tener una resaca de muerte, pues entonces estas de maravilla -aprieto los labios sin poder negar sus palabras-. Qué bueno que por lo menos pudieras arreglar eso -hago una mueca.
-Eso sonó a reclamo.
-Lo fue -responde obvio.
Normalmente papá no me reclama, no me riñe ni se molesta por algunas locuras que hago, cuando lo hace es porque de verdad estoy haciendo las cosas mal. No soy la mejor hija, ni la mejor persona, pero estoy haciendo un pequeño esfuerzo por no ser una decepción para ellos.
-No eres una decepción, Alex -dice como si supiera lo que estaba pensando-, pero es hora de tomar las riendas de tu vida. No es sano que a estas alturas ni siquiera estuvieras pensando en ir a la universidad -abro la boca a punto de protestar- y no digas que no porque me estarías mintiendo -cierro la boca retirando mi mirada de la suya para llevarla al frente.
˃˃ No quería hacer esto porque sé que es cansino tener a tu madre detrás de ti siempre con lo mismo y tenerme a mí también no seria cómodo, pero ya debes dejar los problemas y centrarte. Sabes más que nadie como se manejan las cosas en esta familia, debes demostrar que eres merecedora de todo el esfuerzo que hacemos por ti.
˃˃ No quiero que mi hija sea una vaga mantenida -vuelvo mi mirada hacia él con el ceño fruncido.
-Nunca he sido una vaga, quizás si soy una mantenida porque ustedes me lo dan todo, pero no soy una vaga -empiezo-. Siempre ayudo a mamá con su trabajo y estos últimos meses he ayudado a tío Greg con algunos manuscritos que me envía.
˃˃ Si, me meto muy seguido en problemas, pero no es para que me digas vaga -que dijera eso realmente me molesto.
-Disculpa, no eres una vaga, hija, pero Dios, ya basta de jugar a la chica mala. Pronto cumplirás veinte años, se supone que deberías ir empezando tercer año de la carrera que tomaste no el primero -se pasa las manos por el cabello.
-Lo siento ¿Si? Solo estaba confundida e indecisa con lo que quería, pero ya estoy segura, me graduare y todo irá bien -y es verdad.
Me gradué de bachiller hace dos años, se supone que me tomaría un año sabático para pensar lo que quería, pero se extendió a dos cuando no estaba segura de nada, cuando en vez de pensar lo que hice fue irme de fiesta porque quería vivir mi adolescencia como una loca sin control, pero ¡Hey, Alex, ya no eres una adolecente, bienvenida a la adultez! O algo de eso me dijo mi hermano cuando las inscripciones para la universidad fueron recién abiertas.
-Solo promete que a mitad de camino no lo dejaras todo por tomar la decisión por presión -me mira audaz.
Debe tener la sospecha que lo hice por presión, y en cierta parte fue así, pero yo nunca haría algo que no quiero, por lo que estoy muy segura de lo que voy a estudiar, se lo hago saber con mis siguientes palabras.
-No hago cosas que no quiero, así que si voy a estudiar esto es porque quiero hacerlo -le digo con convicción.
-Mas te vale -dice mientras se levanta.
Sacude mi cabello de lo cual me quejo porque me acabo de peinar, ríe un poco para luego salir de mi habitación y decirme que mi almuerzo está en la cocina porque no esperaron por mí para comer, que lindos son mis padres.
Bajo hacia la cocina para comer ya que tengo mucha hambre, saludo a la ama de llaves, que también es asistente en la cocina de mamá y se encarga de organizar a las chicas que limpian la cas excepto mi cuarto porque, según mi madre, debo ser responsable y mantener mi habitación limpia.
Hablo un poco con Marie -la ama de llaves- mientras almuerzo, luego mamá se une a nosotras cuando ya estoy terminando.
-Tu padre me dijo que estarías aquí comiendo -me saluda con un beso en la mejilla.
-Sí, pero ya estoy terminando.
-Eso veo -se sienta frente a mí en el mesón de la cocina que es lo suficientemente grande como para que comamos todos en él y quede espacio para que coma Marie-. ¿Cómo esta, Liam? -pregunta con su muy marcado acento cubano.
-Bien, te mandó saludos -miento.
Hablamos durante un buen rato de su último desfile, del que debe preparar para dentro de tres meses y que pronto debemos ir a un evento social al que mi padre fue invitado. Hablamos mucho, pero de cosas triviales. Lavo el plato donde comí y nos dirigimos a la sala donde toma uno de sus cuadernos de diseño y me muestra un vestido bonito, elegante y a la vez atrevido, es de color rojo y, aunque no se lo hago saber, me enamoro de él, lo quiero, pero si se lo digo querrá dejarlo solo para mí y su diseño no verá la luz del mundo como debería.
Pasada de las cuatro de la tarde vuelvo a mi habitación y decido dormir un poco, un poco se vuelven cuatro horas. Despierto a las ocho y media gracias a voces que se escuchan desde el pasillo. Me levanto gruñendo ya que quería seguir durmiendo, salgo de mi habitación para encontrarme con mi hermano entrando a la suya, que está al frente de la mía, con mis padres tras él. Mamá atosigándolo y papá diciéndole que lo deje acomodarse para luego bajar a cenar.
Ninguno me nota sino hasta que cierro la puerta tras de mí de golpe para llamar su atención.
Mi hermano se gira y me ve con un ceja enarcada, yo lo veo con fastidio, ¡Me fastidia su existencia!
-¡Llegó tu hermano! -medio grita mamá con emoción como si no lo estuviera viendo.
-Ya veo -me voz sale ronca por las horas de sueño.
Alexander se abre paso entre mis padres para quedar frente a mí, ya que es más alto que yo por una cabeza me toca levantar un poco el rostro. Se mantiene imperturbable hasta que una sonrisa malvada lo delata, abro los ojos apunto de protestar, pero es tarde ya me está tomando de los muslos para colocarme sobre su hombro como si fuera un saco de papas.
-¡No! -chillo- ¡Alexander ya bájame! -golpeo su dura espalda, en respuesta empieza a dar vueltas mareándome.
-¡Terremoto! -grita alargado la ultima vocal de la palabra.
-¡Voy a vomitar tu espada, bájame! -grito- ¡Papá, dile algo! -busco ayuda, pero solo recibo una carcajada de su parte.
-Si vomitas mi camisa nueva me la lavaras -se detiene abruptamente. Lentamente me baja hasta dejarme sobre mis pies, me tambaleo un poco, pero me ayuda a mantenerme en pie colocando sus manos en mis hombros.
Siento que la cara me arde, debo tenerla muy roja, todo da vueltas y veo dos Alexander ¡No Dios uno es mucho dos son multitud!
-Que animal eres -golpeo su hombro, se queja-, bruto, eres un pedazo de... -empiezo en español.
-Alex, cuidado con lo que dices -me riñe mamá en ingles para que papá no quede fuera de la conversación.
-Lo siento -me disculpo sin ningún tipo de arrepentimiento.
-Terremoto -vuelve a decir Alexander abrazándome muy fuerte.
-¿Es la única palabra que sabes? -digo mientras le golpeo el pecho con la mano abierta para que me deje porque me está quitando el aire.
-No, pero fue la que mas extrañe decir, pequeña terremoto -me da un fuerte golpe con su índice y dedo medio en la frente.
-¡Oye, eso dolió! -me quejo volviendo a golpear su brazo.
-Eso también dolió -se queja, es un mentiroso.
-Bueno, niños, ya. Alexander, ponte cómodo y luego bajan a cenar, hice filete en salsa con vegetales salteados, quedó muy bueno -le da un beso en la mejilla y nuestros padres se retiran.
Alexander entra a su habitación dejando la puerta abierta, una señal para que lo acompañe. Cierro tras haber entrado, él está en su closet buscando algo cómodo.
-¿Cómo te fue? -me dejo caer boca abajo en su cama aspirando hondo el olor de sus sabanas.
El cuarto, la cama y todo lo que es de mi hermano huele increíble, me gusta su olor, no, me gusta el olor de su perfume.
-Después hablamos de eso, no quiero hablar de Suecia hoy, solo quiero comer y dormir, estoy agotado -se quita en pantalón y la camisa quedando en unos bóxers azules, no tiene vergüenza.
-Tienes un muy pequeño trasero, hermanito -mentira.
-Claro -responde burlón.
Toma una pequeña ducha y sale ya vestido con un pantalón de algodón y una franela de tiras que le queda de maravilla. Mi hermano está muy bueno, cosa que no le digo.
-¿Cómo te fue con el abuelo? -se deja caer a mi lado recostando su cabeza de su mano.
-Cuando me cuentes de Suecia, te cuento del abuelo -sus ojos grises conectan con mis ojos azules. Estiro mi mano y le toco el brazo-. Viniste como mas blandito -me burlo, pone los ojos en blanco y se levanta.
Mi hermano no es musculoso, de hecho es rellenito, pero de esa manera que no te hace ver desgarbado. Tiene un abdomen plano, pero es natural porque no le gusta hacer ejercicio.
Voy a decirle algo cuando la puerta se abre, es mamá.
-Vamos cenar -ordena, sin replicar ambos bajamos a la cocina donde papá se encuentra comiendo.
Nos sentamos listos para engullir la deliciosa comida de mamá.
-Antes de que coman les quiero decir algo -nos interrumpe papá, le prestamos atención-. Como ya saben mañana haremos un almuerzo, ya no es cena sino almuerzo, para celebrar la llegada de Alexander -el nombrado sonríe-, pero estarán invitados dos personas más, así que espero que los traten bien y se comporten -esto último lo dice mirándome, claro porque yo soy la única que se comporta mal.
-Me portaré bien -aseguro.
-Bien -dice papá para dar paso a una cena tranquila y sin preguntas para mi hermano.
Nota: Pues no iba a solo actualizar un cap así que traje dos.
Aquí si pues me dicen:
¿Qué tal Alex?
¿Cuál fue su primera impresión de Liam?
¿Cuál fue su primera impresión de Alexander?
NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR.
Psdt: en galería la chica que para mí representa a Alex, claro que ustedes le ponen el rostro que quieran. Se llama Alina Kirchui.
Pstd de psdt: NOS VEMOS EL SÁBADO.
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