Después de relajarse y poner todo en orden en su mente, se levantó, tomo las llaves de la habitación y salió, caminando por las solitarias calles, Ya era algo tarde así que no había muchas personas por los alrededores.

Así que con mucha tranquilidad se dirigió a aquel lugar que conocía de memoria, creció en Yokohama y exploró casi toda la ciudad así que no había lugar donde él no conociera. Y mucho más aquel sitio que compartía con el peli naranja.

Era en uno de los tantos acantilados cerca del mar, después de todo el peli naranja ama ver las olas y la brisa de esta. Al llegar noto una fina silueta, gracias a la luz de la luna era capaz de ver lo triste que estaba, se acercó un poco y antes de que pudiera decir algo escucho algo que lo dejo tenso.

—Sonriendo lo volví a recordar, me hizo tan feliz, recuerdos de mi primer amor, amar, fue perder el corazón, embriagándonos al beber, no podía frenar mi corazón, volver a encontrarte anhelo, si aquí comenzó ¿por qué buscar?

Dazai simplemente apretó su mano y se dirigió a él a paso lento, a medida que se acercaba podía notar en el rostro de Chuya lágrimas, al estar lo suficientemente cerca decidió comenzar a hablar.

—Si te quedas aquí te resfriaras o incluso te caerás por ese pequeño acantilado.

—Amar, fue perder el corazón, indomable te solían decir más yo vi tu caos interior, solo fue otra ilusión.

—Chuya.

Este solo seguía cantando sin prestarle mayor atención, eso molesto un poco al castaño y se agachó a su altura y lo jalo hacia él alejándole del acantilado, haciendo que el peli naranja quedará abajo y el castaño arriba de él deteniéndole de las muñecas.

—Suéltame.

—No.

—Suéltame Dazai.

—No hasta que me escuches.

—No tengo nada que escuchar.

—Claro que si.

—Dijiste todo lo que tenías que decir hace un rato, no te juzgo por ello así que déjame en paz.

—Chuya.

—¡Suéltame!

—¡Cállate por un momento Nakahara!

El oji-azul solo desvió la mirada, no quería verle no en ese momento, solo quería estar torturándose con absurdos recuerdos, solo eso, después volvería a la normalidad, solo eso.

—Bien, ahora que te has calmado, y obviamente te he inmovilizado, quiero pedir disculpas, no tome en cuenta mis palabras y te herí, solo descargue mi enojo contigo.

—No importa, así que quítate.

—Sabes Chuya... Dejaré de acostarme con las personas.

—¿Qué? —Dijo mirándole.

—Solo digo, esto ya es muy rutinario, y sabes que eso no va conmigo.

—¿Y a mí que mierda me importa?

—No sé solo, pensé que debía decírtelo.

—No me importa, quítate.

El castaño se alejó y se sentó a su lado, Chuya, solo se sentó, ocultó su rostro entre sus rodillas, su enojo y tristeza estaban levemente.

—¿Lo haces por él?

—No sé de qué hablas.

—Por Nakajima.

—Ah, bueno, supongo, él dice que adora a los chicos reservados y serios.

—Bueno está saliendo con Akutagawa así que lo entiendo.

—Dudo de que sean pareja, Atsushi dijo eso estando borracho, así que pudo decir algo que él quería.

—Ya... Dazai, de verdad no te amo, no te imagine, solo eres un dolor de cabeza en mi vida.

—Pero aun así estás a mi lado, ¿Si no me amas, porque dijiste lo de hace un rato?

—Solo dije lo que mi antiguo yo quería decir.

Chuya se levantó y se sacudió la ropa, y acomodó su cabello, el castaño le miro atento y parpadeo un par de veces, noto algo peculiar está vez, Chuya tenía un aura muy atractiva, y sexy, sacudió su cabeza ante esos pensamientos, Chuya lo noto y alzó una ceja curiosa.

Todo volvió a la rutina. Ellos al día siguiente estaban como si nada, amigos que cruzaban la línea, dejándose llevar por la compañía del otro, causando celos de todos y fascinación, esa era su relación y no querían romperá, por miedo y por seguridad de ambos.

Chuya pasaba por los pasillos con un hermoso vestuario, unos pantalones pegados con rasgaduras y un estilo corset pegado al cuerpo de color negro, su cabello bien peinado y un poco de maquillaje, cabe resaltar una botas con un leve tacón para subir un poco su altura, él estaba muy sumergido en su teléfono que no se dio cuenta de que chocaría hasta que sucedió, al ver de quién se trataba sonrió levemente.

—Fyodor.

—Me alegra saber que te encuentras bien.

—¿Por qué no lo estaría?

—Bueno, no es como que sus gritos no se escuchará por todos los dormitorios.

—Oh eso, solo fue una discusión, que no tiene sentido recordar.

—Ya veo.

—Gracias por lo de esa vez.

—No debes agradecer, fue agradable.

Fyodor se acercó a él y le beso dulcemente, Chuya solo correspondió con un sonrojo, para cuando se separaron, Fyodor alboroto un poco su cabello y se marchó, Chuya le vio irse con una sonrisa, de la nada se pudieron escuchar susurros, Chuya miro de reojo de quién se trataba, eran un grupo de chicas, sabía que eran esos susurros "Debería sentirse avergonzado de ser así, una puta", eran los típicos comentarios hacia su persona.

Él ya estaba acostumbrado, cerro sus ojos y colocó levemente su mano frente sus labios soltando leves risas, para después acomodar su cabello y acercarse lentamente a las chicas, al estar cerca les dio un gran susto, ya que pateo un bote de basura junto a ellas y les miro haciendo levemente si cabeza hacia atrás y sonriéndoles.

—Vamos dulzuras, no es culpa mía que ustedes siendo bendecidas con esa figura de mujer, no puedan ser como yo, deberían esforzarse más, apreciarse más, después de todo, si tienes tanto tiempo para criticar y ofender a las personas, deberías hacer algo por ti, —Dijo riendo levemente— es malo tener envidia, yo no tengo la culpa de ser tan espectacular, así que no pierdan su tiempo envidiándome, se le gastarán los ojos queridas.

Sin más se alejó con elegancia. Las chicas simplemente se fueron de ahí asustadas, hicieron mal en meterse con él.

Quien me diga que canción es lo que canta Chuya, le dedico el siguiente capítulo, ¡Suerte! Deje una pista (Sí, quiero ver el mundo arder XD)