Capítulo 34.
⚠️LEED LA NOTA FINAL, POR FAVOR⚠️
«París siempre enseña los dientes; cuando no ruge, ríe».
-Víctor Hugo.
~*~
SIV AUBRIOT.
Cuando me despierto noto la cara hinchada, los ojos cansados y los músculos completamente entumecidos.
No me ha sonado la alarma y en cambio no paro de escuchar el sonido de un teclado siendo continuamente pulsado, como si alguien estuviera escribiendo, trabajando o manipulando un ordenador.
Abro los ojos de golpe y me giro para ver a Gian ocupando de forma metódica y como si estuviera medido con una regla para no pasarse de su zona tecleando sin levantar la mirada de la pantalla.
Me incorporo y frunzo el ceño.
—Buenos días, francesita. —Suena serio, concentrado, como si acabara de pillarlo en medio de una inversión o algo relacionado con su empresa.
—¿Cuándo trajiste tu ordenador? No recuerdo haber notado tu ausencia por la noche.
—Cuando te quedaste dormida —Suelta un suspiro y niega sin mirarme—. Tengo que trabajar, rubia, ¿por qué no vas a por café y cumples con tu rutina del día para volver pronto a mi lado?
Pongo los ojos en blanco.
—Yo también trabajo.
—Pues teniendo en cuenta que el otro día te cargaste el mobiliario de la tienda y que hasta la próxima junta donde se discuta si se aprueba tu idea para lanzar la campaña publicitaria, tu único trabajo es estar a mi lado y decidir qué vamos a hacer con la remodelación de la tienda, creo que puedes tomarte un par de días libres.
Me siento como si tuviera resaca sin haber bebido ni un poco de alcohol, quizás es que mi cuerpo está acostumbrado a que atente contra el con vino y otros licores y ya tiene asumido que al día siguiente debe despertarse así, como si fuera una respuesta hipocondriaca sin serlo yo.
—Gian... —Me estiro cuando me siento en la cama y busco la bata de seda con la mirada antes de levantarme—. No tengo dinero para contribuir y pagar la remodelación a partes iguales, no estoy segura de querer hacer estos avances en la librería.
Creo que intenta comprender mi problema, se esfuerza en ello, pero no puede. Tiene dinero y es un dilema que a él no se le presenta.
—Te estás ahogando económicamente, Siv, es nadar o hundirte.
—Pero es que no tengo para pagarlo, Gian, y no sé si quiero pedir un préstamo para esto...
—Ni loco te dejaría solicitar uno pudiendo pagarlo yo, si le debes dinero a alguien, que sea a mí, no a quienes te ponen intereses de por medio.
De oca en oca y me endeudo porque me toca...
—Y te lo agradezco, pero esa no es la cuestión —El efecto placebo va desapareciendo poco a poco de mi cuerpo y me siento bastante relajada para intentar ser amable en mi explicación—. Es que no quiero tener que deber dinero, Gian, no quiero comprometerme con nadie por las cláusulas abusivas y el problema que tengo contigo es que no quiero estar en deuda ni que tú tengas que reclamarme nada...
—Lo sé —Concluye—. Supongo que tu abogado no tardará en contactarse contigo.
No sé si admiro la eficiencia con la que trabaja o me enerva lo metódico que es. Me decanto por el término medio.
—¿Por qué?
—He redactado un contrato junto a Hyland para que puedas formar parte del acuerdo a tres, me interesa que te sientas parte del proyecto y me interesa que eliminemos lo antes posible a Fitz de la ecuación, para ello, necesito que me cedas los derechos del establecimiento durante dos años.
—¡¿Qué?!
—Relájate —Aparta la mirada del portátil y me mira con dulzura—. Es una cesión, lo que significa que, pasados 24 meses, te pertenece todo el local.
—¿Marca incluida?
—No —Frunce el ceño—. Francesita, me gustas, pero no estoy tan loco como para regalarte parte de mi imperio sin ningún abal. —Niega divertido, le encanta llevarme ventaja en algo que controla tan bien y de lo que yo soy novata—. La cesión es porque teniendo yo dos tercios de la librería, puedo hacer frente a mi gusto las exigencias y locuras de Fitz.
—¿Y qué consigues con eso?
—Que no hunda mi empresa, que mi nombre se mantenga en lo más alto, que no pueda jugármela convenciéndote de que le apoyes en alguna decisión y que te deje tranquila.
Mon trésor... Tiene un video de ambos y es cómplice del abuso que sufriste... tranquilos no vamos a estar nunca. Y tú y yo tenemos que hablar de eso. Ahora.
—La cosa es que de esa forma yo me quedo sin voz ni voto, Gian.
No es algo que vaya a suceder.
—Lo sé, de ahí el acuerdo: sé que para ti es importante tomar decisiones, así que una de las condiciones que he añadido es consultarte todo.
—¿Qué ocurre si tenemos opiniones diferentes en alguna discusión?
—Confío en poder convencerte de que yo tengo razón y confío en hacerte entrar en razón, pero en tal caso podemos hacer una reunión con nuestros abogados y que ellos lleguen a un acuerdo.
—Tengo que pensármelo.
No estoy del todo atraída por esta idea, aunque sea la más conveniente.
—Debes estudiar el contrato, Siv, es tu obligación como empresaria y es un consejo que te doy para que tomes en tu día a día.
Pongo los ojos en blanco una segunda vez y me muerdo la lengua para no replicarle básicamente porque tiene razón por mucho que me joda.
—¿Algo más? —Necesito un chute de cafeína para soportar al Gian empresario.
—Café, habla con tu padre y ven.
Todo se paraliza en ese momento y la necesidad de hablar con Gian desaparece en el momento en el que es nombrado.
Mi prioridad es Pierre.
—¿Con mi padre? —Mi corazón empieza a acelerarse—. ¿Se ha puesto en contacto contigo?, ¿le ha pasado algo? —Busco mi móvil y me altero aún más al no ver ninguna notificación de mi familia.
—Llamó hace unas horas y acabé respondiendo a la videollamada para que no se preocupara, tuvimos que recurrir a tu hermano para que nos tradujera, pero están bien, sólo quieren hablar contigo.
—¿Has conocido a mi hermano?
—Claro y he de decir que me ha ofendido que no le hayas hablado de mí.
—¿Te he herido el orgullo? —le vacilo un poco.
—Sí, pero se me ha curado cuando tu abuela me ha dicho que soy muy beau.
Lo pronuncia fatal, tanto que me cuesta descifrar a lo que se refiere.
—¿Y sabes lo que significa?
—Sí, te recuerdo que mi tía está casada con un francés, no tengo ni puta idea de hablarlo, pero hay palabras que conozco.
—Bueno, no voy a rebatirle porque tiene razón: estás buenísimo y eres guapísimo.
—Me alegra saber que te gusto.
Pongo los ojos en blanco una tercera vez y negando con una pequeña sonrisa en la cara, le indico que volveré en un rato.
—Voy a darme una ducha rápida y me pongo a ello. —le informo antes de dirigirme a los cajones donde está mi ropa interior y escaquearme hasta el baño.
∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗ ──── ∗⋅✧⋅∗
Una de las cosas que me convenció de alquilar esta casa, obviando que es uno de los barrios más lujosos y seguro de la ciudad, es la distribución de habitaciones y lugares. En especial que hubiera dos baños, uno donde una puede imaginarse como una doncella que bebe champagne mientras lee un buen libro y está envuelta de burbujas y sales de colores y otro donde una gran ducha te permite ser más útil y hábil cuando tienes prisa o debes ser más dinámico.
Dejo la toalla enroscada en mi pelo y tras ponerme cremas y potingues por todo el cuerpo y aplicar un poco de base de maquillaje en la cara, me coloco un camisón de seda y una bata de lino beige.
Me preparo un café solo, sin azúcar, que esté fuerte y que deje ese regustillo amargo que tanto me agrada y que tanto me espabila.
Siempre he pensado que la cafeína debe tomarse por las mañanas y después de comer. Jamás comprenderé a quienes necesitan endulzarlo porque para mí, el olor y el sabor deben ir acompasados y no hay nada más rico que un café bien hecho y cargado para desperezarte.
Enciendo la pantalla del ordenador y el sonido habitual de Skype esperando a que el otro interlocutor se conecte, inunda la cocina.
Un segundo intento y esta vez es mi hermano quien responde.
Matthieu tiene las facciones perfiladas, los ojos anchos y expresivos del mismo color que los de nuestro padre, físicamente es elegante y aunque lleva el cabello más desordenado que cualquier surfista de Los Ángeles, le da un aire misterioso que acompaña a su forma de ser.
Matt y yo estamos muy unidos, sin embargo, no somos los típicos hermanos que hablan cada día.
—Dichosos los ojos, Marie —Adoro nuestro acento al pronunciarlo, se ve más original, más auténtico, menos neutro y se escucha precioso.
Siv Marie Doucet, conocida como Siv Marie Doucet-Chevrier y con la identidad en Estados Unidos cambiada a Siv Aubriot.
Nunca usaba el segundo nombre, sólo mi hermano me llama así y creo que eso lo hace un poco más especial.
Sólo me lo pusieron para poder bautizarme y creo que, desde ahí, mi padre lo odia. Es lo que tiene haberme criado con un padre ateo y que lo único que valora de las iglesias es el arte y las estructuras pictóricas frente a una madre creyente y que va de vez en cuando a misa.
—¿Cómo va todo, bicho?
No se me puede juzgar por ser ese tipo de hermana mayor que llama de forma horrible a su hermano, pero que lo protegería hasta de una hormiga si hiciera falta.
—Creo que voy a dejar la universidad —Se encoge de hombros—. Papá piensa que no debería rendirme, ya sabes que él nunca pudo estudiar y está obsesionado con que tengamos carrera y buen trabajo.
—¡Yo tengo las dos! —Le saco la lengua y consigo que se relaje para que hable de forma más distendida—. ¿Qué opina mamá?
—Me apoya, pero tengo miedo a que se sienta decepcionada...
—¿Por qué se iba a sentir así? Mamá nos apoya siempre y cuando nos vea seguros de nuestras decisiones y no nos hagan daño ni tampoco a los que nos rodean...
—Es que creo que me apetece estudiar alemán.
Intento controlar una carcajada, no porque me parezca estúpido, sino porque no me lo esperaba.
—¿Y tú desde cuándo quieres aprender idiomas?, ¿por qué no estudiar inglés?
—Soy francés, Marie, no estudio inglés por gusto propio —Se encoge de hombros—. Y alemán... en uno de mis arrebatos me descargué hace unos meses Duolingo y empecé a estudiar español y alemán.
—Y en vez de quedarte con un idioma que puede ser más fácil, decides que quieres un idioma germano...
—Es un reto para mí, el español me da más igual —Se revuelve un poco el pelo y sube las piernas encima de la silla giratoria—. Hay un curso en la universidad, supongo que en vez de hacerme un año sabático intentaré aprenderlo y si me gusta, me meteré a filología alemana.
—Si es lo que te gusta, adelante —Le animo—. ¿Tienes un Plan C si eso no sale bien?
—Pegarme un tiro —Hace el gesto como si estuviera disparándose en la sien.
—Qué bruto eres...
—Si no sale bien, volveré a derecho, me queda un semestre para acabarlo.
Es que es eso, el problema de Matthieu es que la desmotivación no le permite funcionar y puede estar a punto de terminar cualquier proyecto, que, si no se siente estimulado, lo dejará tirado.
No es falta de interés, es que su cerebro no le permite concentrarse. Por supuesto que, su medicación ayuda, pero no es un milagro, es una ayuda, un empujoncito y que le viene muy bien.
—Matt... sabes que no quiero agobiarte, pero te quedan tres meses de universidad, date un tiempo si es lo que quieres, pero no empieces otro grado sin terminar derecho.
—¿Y si me doy cuenta de que la filología es lo mío? —Apoya los codos en el escritorio y se sujeta la cara con aburrimiento.
—Tendrás la oportunidad de estudiarlo —Trato de ser comprensiva—. Si te quedara más de un semestre, te aseguro que tendrías todo mi apoyo y hablaría con nuestros padres para que abrieran la mente, pero es que te quedan cinco asignaturas. ¿Entiendes lo que quiero decir?
—Obvio, no soy idiota...
Quizás él estaba esperando que le diera mi palabra de que haría entrar en razón a nuestros padres, pero es que para lo que le queda, ¿por qué no terminarlo?
Puede que no se vaya a dedicar jamás a la abogacía, pero lleva cuatro años estudiando derecho, si le quedara un año completo o más, soy la primera que apostaría por él. No es el caso.
Sólo tiene que terminar 5 asignaturas.
—¿Por qué te molesta que quiera aprender alemán? Ni que me fuera a vivir a Austria o Alemania...
—No me molesta, me encanta que quieras aprender idiomas, pero estaría bien que tuvieras algo asegurado, Matt, sobre todo cuando te queda un semestre.
Cabezón.
—Tú te fuiste a Escocia un año a trabajar y a aprender inglés...
—Pero seguí estudiando marketing y publicidad.
—¿Y de qué ha servido? —Se cruza de brazos—. ¡Si eres librera!
—Y ahora soy socia de una gran empresa en la que muchos trabajos publicitarios pasan por mis manos.
De momento uno, pero de alguna forma tengo que hacerle entrar en razón.
—Ya, eso me ha contado papá... —Se reclina en el asiento y sonríe con picardía—. ¿Cómo es trabajar con tu novio?
Si el café estuviera en mi boca, lo habría escupido ahora mismo.
—¿Novio? Matthieu, él no es mi novio, no voy a negarte que tenemos algo, pero no estamos saliendo, estamos empezando. Poco a poco, sin pausa, pero sin prisa.
—A mí no me lo tienes que decir, eso acláraselo a la abuela Madeleine que ya le ha contado a toda la familia que te vas a casar con un American boy.
Suelto un resoplido. Típico de mi abuela, le dices «uno» y piensa que has dicho «once mil».
—A la abuela Madeleine hay que darle de comer a parte...
—Es una señora mayor, Marie, déjala tranquila.
Ambos reímos y seguro que está pensando en mil anécdotas en las que la abuela nos ha hecho sentir un poquito avergonzados, pero sacándonos siempre una sonrisa.
—Y... ¿qué te ha parecido Gian?
Me pongo un poco nerviosa. La impresión que mi familia tenga sobre el magnate es importante para mí. En especial lo que piensen mis padres y mi hermano es primordial. No es que vaya a cambiar de opinión sólo porque no les guste (que a mi padre le encanta), pero sí que me comportaría con más prudencia, o al menos lo intentaría.
—Tímido y serio, es evidente que quiere causarle buena impresión a papá y caerle bien a mamá.
—Es empresario, tiene que quedar bien con la gente.
—Si te preguntas si me ha dado buena espina, puedes estar tranquila, parece decente.
—Lo es.
Mucho más que yo.
—Ha sido muy amable con papá y se ha ganado a la abuela cuando le ha preguntado si es tu tía. Todo un clásico americano.
—Es muy estadounidense, aunque su madre sea brasileña, es el cliché norteamericano occidental.
—De ahí que tenga la piel algo bronceada, supongo.
—Eso y que se pasa el tiempo libre surfeando y en su barco...
Hace una mueca. Matthieu siempre se ha reído de mi miedo al mar y yo de él por su aracnofobia.
—¿Y eso lo odiamos o nos gusta?
—Lo odiamos, pero a él se lo dejamos pasar siempre y cuando no me obligue a ponerme un traje de neopreno y ponerme a bucear.
—Cómo si alguien fuera capaz de obligarte a algo.
¿Qué clase de imagen le doy a la gente para que me vean tan obcecada y sin ser capaz de ceder?
De repente se escuchan ladridos al otro lado de la pantalla y la cara de emoción de mi padre caminando con un cachorro en brazos y ayudándose de un bastón para no caerse, me mata de amor, nostalgia y tristeza al mismo tiempo.
Está un poco más calvo, no sólo de la cabeza, también de las cejas. Creo que la quimioterapia le está apretando con fuerza y es una imagen con la que he convivido prácticamente toda mi vida, por temporadas, eso sí.
Y sigue doliendo como la primera vez.
—¿Habéis comprado un perro?
—¡Por quién me tomas, my princess! En esta casa no se compran animales —Matthieu se aparta para dejar sitio a nuestro padre—. ¡Te presento al sin nombre!
Qué preciosidad.
—¿Y esa cosita bonita de dónde sale?
—¡Me lo han regalado por mi cumpleaños! —El cachorro empieza a lamer la cara de mi padre—. Y el oncólogo ha dado el visto bueno, así que..., ¡regalo de cumpleaños adelantado!
—Papá no sabe qué nombre ponerle y no me deja que le llame Thor...
—Te recuerdo que papá intentó llamarme a mí Thor y que tú no te llamas así gracias a mí.
—¡Basta! —Mi padre lo enseña frente a la cámara—. Es una mezcla entre chihuahua y Beagle, ¿se te ocurre algún nombre?
Escucho a alguien carraspear y me giro para ver a Gian vistiendo una camiseta de Pepe Jeans y unos pantalones cortos de deporte. Tiene el pelo húmedo y estoy segura de que si me acerco a él podría lamer las gotas de agua en la piel de su cuello.
Vuelvo a fijarme en mi padre jugando con el nuevo miembro de la familia y sin dudarlo, declaro:
—Easton.
—Easton. —repite mi padre con su acento francés aún más marcado que el mío y asiente en varias ocasiones—. Me gusta.
—Toda la vida luchando para tener un hijo llamado Thor y ahora que tiene la oportunidad, le pone un nombre inglés —Matthieu palmea con suavidad la espalda de mi padre y se despide de mí con un gesto en la cabeza—. Francia acaba de perder toda su credibilidad por vuestra culpa.
Y así es cómo termina una de las videollamadas más especiales con mi gente de Francia, conociendo al que ahora debía considerar como mi hermano aún más pequeño y del que había tenido el honor de elegir una vez más el nombre.
París era, es y siempre sería mi hogar y estaba deseando que acabara toda la locura que se había creado, enfrentar los problemas en los que me había insertado y darles un abrazo.
La libertad empezaba en París, en las revoluciones continuas de mis allegados, en la sonrisa de mi padre y en los buenos modales de mi madre.
Pero ahora había algo que podía considera un poquito mi hogar también y era un estadounidense que estaba calándome por dentro.
Y eso me asustaba... Merde..., me mataba, porque en algún momento tendría e iba contarle todo lo que le había ocultado y ya no me importaba si me acababan deportando de nuevo a Francia.
Mi mayor miedo es la consecuencia de perderlo.
Quiero a Gian en mi vida y por primera vez, tengo pánico a las consecuencias.
Tengo que contarle todo, tengo que sincerarme con él y después, solo Dios dirá.
¡Hola! ¿Qué os ha parecido?
¡No os olvidéis de votar y comentar si os ha gustado!
Siv siendo un tipo de hermana mayor y Gian siendo otro completamente distinto JAJJAAJ. ¿Sois más como Gian, como Siv o sois hijas únicas?
⚠️Se viene el final de Liberté⚠️.
¡QUEDAN OFICIALMENTE TRES CAPÍTULOS Y TENDREMOS MARATÓN DE ELLOS LA SEMANA QUE VIENE! ¿Cuándo? ¡Seguid leyendo!
¿Habéis visto ya la portada del segundo libro? ¡Se llamará Égalité (tr. igualdad)! Corred a mi instagram (eridemartin) para verla👀
Os subiré el lunes también el libro con la sinopsis para que lo vayáis guardando🙈.
¿Cuándo será la maratón?
➡️Lunes 19/09: Capítulo 35 + Subiré Égalité para que podáis guardarla.
➡️Miércoles 21/09: Capítulo 36.
➡️Viernes 23/09: Capítulo final.
Además, estamos preparando algo con rosiibooks, así que estad atentas a nuestras redes porque en algún momento os estaremos informando.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top