Capítulo 28.
«Si cada vez que vuelves rota vieras más allá, no habría nada que nos pudiera parar».
-Leiva (nuclear).
~*~
GIAN MCMAHON.
Se queda quieta y sé que en mi mirada hay preocupación por ella. No puedo evitarlo y no quiero. Aún menos cuando ha confesado que siente lo mismo que yo.
Pero no entiendo sus dudas.
¿Qué tiene de malo saber que eres correspondido? Porque no lo consigo comprender, no entra en mi cabeza.
Lo que sí sé es que la he cagado con lo de los franceses.
Pensé que me lo contaba para que aprovechara los despistes de Isaac Fitz y que le ganara ventaja, pero no. Siv Aubriot me había contado algo porque no quería hacerse cargo y yo lo primero que voy a hacer es hablar con Dayton para preparar una junta urgente con él y con mi equipo de confianza.
Es el primer punto que quiero tocar: revocar lo anunciado hoy, encontrar otra editorial francófona que pueda tomar su lugar. Hay que rendir cuentas y un escándalo público no es algo que me vaya a permitir.
También voy a pedirle explicaciones, no ahora porque sé que está en un momento incontrolable y eso sólo conseguirá que se aleje de mí.
Y desde luego que voy a tener una conversación muy seria con mi padre y presentar oficialmente una orden de restricción contra Chiara Bowman.
—Deberías estar cabreado conmigo. —Su cuerpo se relaja cuando una canción lenta alejada del mundo del vals empieza a sonar y se mueve con más soltura.
Siv sabe cómo bailar a la perfección la música elegante, es como si los compositores del renacimiento y la época en la que el romanticismo estaba de moda hubiesen augurado el nacimiento de una francesa con nombre de una diosa de la mitología nórdica siglos después.
Cuando busqué el significado de «Siv» solté una carcajada y entorné los ojos; su nombre es irónico, como ella.
Se la conoce como la mujer de Thor y mi Diosa de lengua suelta es una persona que jamás permitiría que la catalogaran como tal.
Y le viene como anillo al dedo: sarcástico, altivo, poderoso, influyente y cargado de ironía.
—Y lo estoy, rubia —Afianzo mi agarre en sus caderas. Si piensa que voy a dejarla escapar está muy equivocada. La única manera en la que eso pueda ocurrir es si me lo pide mirándome a los ojos—. No puedes imaginar lo enfadado que estoy contigo.
—¿Sólo enfadado? —Está tanteando.
—Decepcionado, dolido, herido, derrotado.
—He tocado tu punto débil.
—No te confundas —Me gusta que sea casi de mi misma altura, pero que siempre esté unos centímetros por debajo de mí—. Me ha dolido que seas tú la que toca mi punto débil. Si un gilipollas me habla de mi hermano o habla mal de mi familia ten por seguro que, como mínimo, acaba en los juzgados por difamación y si me pilla en un mal momento, igual le parto la cara.
—Y yo que pensaba que eras tranquilo.
Joder. Qué sexy me parece su maldito acento francés y que ganas tengo de follarle la boca hasta que me pida perdón con mi semen restregado por toda la cara.
—Contigo es diferente —reconozco aguantando las ganas de recolocarme bien el pantalón—. Me duele más que seas tú la que usa mis debilidades que el hecho de que las estés utilizando.
—Y aun así estás bailando conmigo, persiguiéndome y más asustado de perderme que de recuperarte por los golpes que te he dado.
Me encojo de hombros. Parece que con ella soy demasiado evidente.
—Creo que tienes una lengua demasiado venenosa, francesita —Llevo mi pulgar hacia sus labios. El sólo hecho de pensar eliminarla de mi vida me duele más que todo lo que me ha dicho—. Sé sincera, ¿realmente piensas todo lo que has soltado por esa boca?
—Voy a serte honesta, Gian —Endereza su espalda y su mirada de gata de ojos grises no se aminora ante mis demandas—; si lo he dicho es porque me ha nacido, quería hacerte daño y sabía que era la forma idónea de decírtelo. Pero quiero dejártelo claro: no eres el responsable de la muerte de Trenton y te lo juro por mi padre, que sabes que es esencial para mí. Sé que debería ser más responsable con lo que digo y te pido perdón porque es lo mínimo que puedo hacer —Sube un poco su mano derecha y acaricia mi mejilla—. Pero siendo sincera, sí que hay algunas palabras de las que he dicho que realmente pienso, aunque la gran mayoría hayan sido puro veneno con la única finalidad de hacerte daño.
—¿Volverías a hacerlo?
Para mí es un punto importante.
—No lo sé —Me encanta su sinceridad, pero tengo ganas de cobrarme una venganza ahora mismo—. Sobre la muerte de Trenton jamás volvería a hacerlo y sé que es injusto pedirte que hagas un esfuerzo y me creas; no obstante, con el tema de la infidelidad y la traición a tu hermano..., no lo sé, Gian, soy muy impulsiva, soy de las que aprieta el gatillo para adelantarme al posible disparo de la otra pistola.
¿Me conviene una persona que no sabe si va a ser capaz de controlarse a sí misma? A priori no, pero es que a Siv no se le puede juzgar por sus impulsos, sino por sus matices. Es una mujer que no se entiende ni a sí misma, cómo pretender que el resto de los mortales la comprendamos.
Supongo que parte de su magia y de su destrucción, es esa.
—¿Te arrepientes?
—Más de lo que te crees.
Y a mí esa respuesta me hace sonreír como un hijo de puta.
—Bailemos un poco más —propongo—. ¿Algo que añadir? —Levanto ambas cejas ante la duda en su mirada.
—¿Cómo eres capaz de siquiera mirarme a los ojos después de lo que te he dicho y el cómo te he tratado?
Se está intentando autoboicotear.
Cualquier persona aceptaría lo que acabamos de hablar como una tregua y se aferraría a un clavo ardiendo por no seguir con el tema y darlo por zanjado.
Yo me callaría como un verdadero cabrón porque lo último que quiero es que se aleje de mi vida.
¿Y ella? Ella quiere analizarme y conocer qué está pasando por mi cabeza.
—Porque estoy acostumbrado a ser el saco de boxeo de la gente más cercana a mi vida.
Su cara se transforma por completo.
—Eso no está bien, Gian —Se acerca más a mí y lo tomo como una señal para reclamar delante de los invitados que la mujer más indomable que jamás ha pisado este planeta está a mi lado. No está detrás ni delante, está a mi lado, haciéndome compañía en un día importante para mí al igual que espero que el día de mañana yo sea el que está a su lado, viéndola brillar como merece—. Merde, estoy tan decepcionada y cabreada contigo y al mismo tiempo sólo quiero pedirte perdón mientras te doy una charla en la que te hago entrar en razón porque no puedes permitir que te hablemos así...
—No necesito esa charla, francesita —Quiero besarla, joder—. Sé valorar entre lo que una persona me aporta y lo que no, si soporto ser un saco de boxeo es porque creo que vale la pena.
—Pero sigue siendo injusto y aquí estás, haciéndome reflexionar y haciéndome sentir que hay algo más allá que el bien y el mal; yo, que soy una persona de extremos que o está en un lado o en el otro o incluso que no me importa llamarme hipócrita a mí misma por pensar algo y actuar de forma diferente... y contigo empiezo a conocer la famosa escala de grises.
—Siv, que acepte ser el saco de boxeo no sígnica que lo tolere. Tu eres impulsiva y pierdes los papeles cuando te enfureces, yo soy de los que permite y va dejando pasar, hasta que tocas una tecla que me activa y ahí es cuando conoces mi verdadero carácter.
—¿Y por qué soportas a tu padre?
—Porque mi madre está enamorada de él y yo haría cualquier cosa por ver a esa mujer feliz.
—¿Incluso aguantar el boicot de William?
—Él sabe lo que hice con Chiara —reconozco sintiéndome bastante incómodo—. Y está dispuesto a contárselo a mi madre con tal de romperme, aunque se lleve a mi madre en el proceso.
—¿Por qué?
—Él me odia porque nunca he soportado que intente controlarme como lo hace con todo el mundo, en ese sentido saqué el carácter de mi madre, cuando descubrió mi supuesta aventura de una noche con Chiara, le mandó una carta a Trenton explicándoselo.
—Trenton lo sabía...
—Tengo la sospecha de que mentalmente no estaba preparado para una guerra tras conocer de mano de nuestro padre lo que su prometida y yo habíamos hecho.
—Él no debió hacerlo, ¿en qué cabeza cabe desestabilizar a una persona que está en la puta guerra? —Está totalmente indignada.
—En la de mi padre. —No hay explicación lógica, es la realidad y punto.
—Si se lo cuenta a tu madre, la mataría en vida.
—¿Y? —chisto sin querer hablar demasiado del tema—. Es William McMahon y sé que ama a mi madre, a su manera porque ante todo se ama a sí mismo y a su ego, si tenemos que caer todos para que su felicidad y su orgullo se mantengan intactos, no tengas dudas de que eso pasará.
—Es con el único que parece que no tengas paciencia.
—Bueno —bromeo un poco porque no soporto el ambiente que se está creando. Mi padre no tiene cabida en mi vida y no voy a dejar que la intoxique ni directa ni indirectamente—, tú estás esforzándote para ponerte en su misma liga. —Pellizco la piel que cubre sus costillas y consigo que sonría por primera vez en horas.
—Ya sabes que tengo tendencia a querer ser la mejor en todo. —Me sigue el juego, consiguiendo que mis hombros se destensen.
—Me estás haciendo descubrir otra forma de cobrarme una posible venganza.
Sonrío y sus piernas flaquean. Sus uñas de clavan en mi piel y sé que me desea al mismo nivel que yo a ella.
Es que nos complementamos como jamás pensé que lo haría con nadie.
—¿Y si no quiero participar en esas perversiones?
Es evidente que sabe por dónde van mis palabras y deseos.
—Vas a querer —Le doy media vuelta y aprovecho el par de segundos que tengo para golpear su culo con suavidad. Me he quedado con ganas de hacerlo con más fuerza—. Vas a rogar, Siv.
—¿La solución a tus problemas es usando el sexo?
—No —Vuelvo a girarla y pego su espalda a mi pecho. Mi polla se empieza a despertar y me arrepiento de inmediato porque es evidente que mi reacción iba a ser esa. La masturbación y el sexo oral ya no sirven, necesito correrme dentro de ella—. Yo hablo las cosas, aclaro los puntos y luego te devuelvo el golpe. —susurro cerca de su oído, ganándome un suave gemido en respuesta que me revuelve todo.
—¿Devolverme el golpe? —Frunce el ceño y se queda analizando mis palabras. Juraría que se debate entre el miedo y la excitación.
—¿Qué opinas de la negación del orgasmo?
—Una crueldad absoluta —Voltea la cara hacia mí mientras que su mano se entrelaza con la mía—. Y es una idea que me excita demasiado con solo pensarla por mucho que atente contra mis principios.
—Cuando solucionemos esto —Nos señalo queriendo dejar claro que antes teníamos que hablar de lo que está sucediendo entre los dos—, lo comprobaremos.
—Cuando solucionemos esto —Imita mi gesto—, tendrás que enfrentarte a que tal vez salga corriendo.
Me pongo tenso y la suelto.
No es un escenario que contemple.
—¿Cuál es el problema?
«Qué coño está pasando ahora por tu preciosa cabeza, francesita».
—Me siento utilizada, Gian. Te conté algo y lo has usado para acercarlos a ti y ganarte unos cuantos millones más que no necesitas y todo a cambio de qué, ¿una batalla ficticia contra Isaac Fitz? —Qué mal pronuncia el apellido de mi adversario y cómo me gusta el desprecio en su tono cuando habla de él.
—Siv —La sujeto por el codo, no voy a permitir que se aleje ni un solo centímetro—. No habrá trato.
—Quoi?
No sé qué ha dicho, pero decido seguir hablando.
—Me has dicho que me odias llamándome por el nombre de la mujer de Gagnon, no sé qué ha ocurrido en tu vida pasada, rubia, pero estoy dispuesto a descubrirlo cueste lo que cueste y no hay que ser muy listo para entender que ellos te afectan de forma negativa y creo que te dejé bien claro que estoy apostando por ti y, yo cuando apuesto, gano, no me retiro a mitad del combate y mucho menos te dejo tirada.
—Estás jodido si crees que vas a saber algo de mi pasado, Gian, es un límite que nadie puede sobrepasar, ni siquiera tú, maldito obseso del control.
Tiro la cabeza hacia atrás y suelto una profunda carcajada.
—Estoy jodido desde el día en que me mandaste a tomar por culo por presentarme en tu librería horas después de dejarte plantarte debido a un error de agenda que me solapó dos reuniones —Nunca dejaré que descubra que me olvidé de que había quedado con ella—. Y mucho menos cuando en ese momento me di cuenta de que quería joderte yo a ti mientras me ensordecías con tus gritos ya fuera debajo, encima, de lado o en cualquier posición que supusiera tenerte cerca de mí.
—Eres un auténtico suicida, Gian McMahon.
—Y tú eres una auténtica bomba nuclear, Siv Aubriot.
—Hagamos una tregua. —ofrece.
—¿Y por qué no las paces? —Decido que es el momento ideal para sacarla de la pista de baile y llevarla a una zona más íntima, más alejada de ojos curiosos.
—Porque tenemos varias conversaciones pendientes y varios temas por discutir.
—¿Y qué quieres hacer ahora?
—¿Te soy sincera? —Sus ojos se transforman y miran hacia mis labios. Asiento—. Quiero ir a los baños y chuparte la polla.
—¿Y por qué no cumplir nuestras fantasías y follarnos de una vez por todas?
Niega y lo siento como un puñetazo en el estómago.
Agarra la tela de mi camisa y mira hacia abajo.
—Tengo miedo de lo que siento por ti porque ahora que sé que es correspondido no me atrevo a comprobar que somos compatibles de todas las formas posibles.
Si no fuera porque ella está a punto de romper a llorar, me pondría yo a hacerlo.
Siv y yo no hemos hecho nada más porque ella tiene miedo al amor, está completamente bloqueada y saber que ambos sentimos algo más allá del deseo, la está destrozando.
Por primera vez en mi vida, siento que el amor puede doler y que los traumas del pasado pueden persistir en el presente hasta el punto de asustarte de algo tan bonito y puro como puede ser el que seas amado y seas correspondido.
—¿Qué pasará el día que tú y yo rompamos la tensión sexual que nos rodea, francesita?
—Que saldré corriendo al día siguiente porque será el acto de amor más puro que haya cometido alguna vez: liberarte de un huracán que es mejor sortear que enfrentar.
—Voy a hacerte cambiar de opinión, no voy a dejar que me uses para darte la excusa a ti misma de no vales la pena, Siv.
—Buena suerte —Me sonríe con ternura y algo de melancolía mientras que con su mirada me desafía—, porque vas a necesitarla.
¡Hola! ¿Qué tal?, ¿qué os ha parecido?
¡No te olvides de votar y comentar si te ha gustado!
Iba a subirlo dentro de unas horas, pero hoy me levanté muy temprano (a las 5 de la mañana) y sé que cuando llegue a casa estaré muerta del sueño.
Y claro, llevo toda la semana deseando que sea miércoles para actualizar, así que... ¡aquí tenéis!
Aprovecho para pedir perdón si veis algunas erratas y os agradezco si las señaláis porque he intentado corregirlo, pero con lo cansadita que estoy puede ser que se me haya pasado alguna💜
¿Del 1 al 10 cuánto odiáis a William McMahon?🤨
¿Por qué creéis que Gian se siente tan incómodo hablando de su noche de pasión con Chiara?, ¿creéis que tiene mucha culpabilidad interna?, ¿vergüenza? ¡Contadme vuestras teorías!🌚
➡️Si pudierais elegir alguna escena de esta novela para una ilustración, ¿cuál sería?
¡Os leo!💞
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top