No hay nada que al parecer no sepas.

Hasta Dios se queda corto ante tu grandeza.

¿Algún día serás capaz de escuchar alguna opinión sin ofenderte?

¿Sin la menor razón molestarte?

¿O vas a perderte la oportunidad de ser dulce una vez más?

¿De oír, sin juzgar?

¿Algún día tu ego será capaz

de apreciar un buen consejo, o será

que tú nunca lograrás entender

que no eres un genio absoluto,

un ser libre de defectos?

Te parecerá absurdo lo que te voy a decir,

porque al final de cuentas

no puedes concebir el hecho

de que no eres perfecto

en todos los aspectos,

pero eres el hombre más vanidoso, 

narcisista y abyecto que conozco.

No puedes, aunque lo intentes, aferrarte a tu humanidad.

Porque siempre quieres humillar a los demás;

siempre quieres ganar batallas

que solo existen en tu mente,

y la maldad con la que insistes en pisar

en la cabeza de la gente

que solo te quiere ayudar es despreciable.

Te amo, pero ya no harás que me calles.

No es envidiable, tu orgullo excesivo.

Es patético, es ridículo.

Y con toda sinceridad:

A veces es frustrante tenerte como padre.

—

Nota de la autora: A veces mi padre y su comportamiento me molesta. Escribí esto para procesar dicha molestia.