Capítulo 37: Información de fuente... ¿Confiable?

Enma no entendía a la persona frene a él. Pero eso no le molestaba del todo. Le preocuparía más entenderlo, para ser sincero. Pero... si entendía que ese hombre buscaba algo. O algo de él, o algo que lo involucraba a él. Algo aparte de su muerte, que era lo que el hombre le venía repitiendo que le haría. Porque si no, él ya estaría muerto.

—¿Ya hablaste con Haru?

Se preguntaron al mismo tiempo. Enma no pudo evitar sentirse incluso más confundido que antes. ¿Cómo lograría hablarle? No tenía su teléfono, pensaba que ese tipo que lo había quitado. Y suponía que esas luces extrañas que le daban cada tanto eran anti-tinisette. Había pensado que no funcionarían contra él, ya que no era parte de la trinidad mencionada, pero al parecer, si funcionaba con las llamas de la tierra, porque se sentía débil e indefenso. Pero si sabía algo.

—Cuando te encuentren te matarán... — No estaba seguro de por qué lo decía con tanta certeza, pero el hombre estaba absolutamente seguro de eso. Estaba jugueteando con algo entre sus manos. Le asustaba un poco la idea. Pero posiblemente lo peor, era no saber qué responder en ningún momento. El hombre se levantó y caminó lentamente por la habitación. Enma notó que rengueaba. Supuso que sería una vieja herida—Pero la pregunta aquí es... ¿cómo hacer que te maten? ¡Imagina la reacción, el drama! El dolor.

La sonrisa, ya retorcida, se intensificó de una forma que Enma no sabía que era posible. Y quizás no lo era, sólo que ese hombre lo podía lograr. La lógica que él seguía parecía ser totalmente diferente a la que seguía ese hombre. Le hacía preguntarse cosas importantes. ¿Realmente era el tiempo para preocuparse por la lógica, o por entenderlo? No podía quedarse y sencillamente esperar que alguien lo salvase, pero al mismo tiempo, ante la luz que lo debilitaba y adormecía, la constante vigilancia de ese lunático, y que estaba atado, de una manera que cualquier movimiento podía quebrarle una articulación, lo convencía de que había pocas cosas que pudiese hacer.

Pero él todavía no perdía la fe. La idea le nació en la cabeza repentinamente. No era lo que se llamaba una "ayuda activa", pero estaba seguro de que lo vendrían a buscar. Y había algo que él podía lograr mientras tanto. Sonrió, y empezó a escupir unas risas, de la forma más natural que podía, que sonaron extremadamente forzadas y raras.

—Suenas muy seguro de eso. Pero, en el fondo, es sólo bluffeo, ¿verdad? No tienes ni la más mínima idea de cómo lograr algo así.

—No, no tengo UNA idea, pero porque tengo muchas ideas posibles. Mis favoritas son disfrazarte de mí, y obligarte a atacarlos, y que no te puedan detener hasta que te maten. Ahhh, las dos son tan dramáticas y liberadoras... ¡Imagina sus caras si me atacan a traición, y hacen el sacrificio máximo de terminar mi vida... sólo para darse cuenta de que tú estuviste en mi lugar todo el tiempo! O su cara de desesperación al darse cuenta de que la única opción posible es eliminarte para poder volver a ser tus amigos. Encima... ustedes niños no están nada acostumbrados a la sangre, ni a la muerte.

—Lo dices como si realmente tú sí. ¿Viste morir a una docena de personas y perdiste completamente la compostura? ¿Qué, eso te hace el experto aquí? – incluso a Enma le sorprendió lo mucho que se aprendía a insultar con prestarle un poco de atención a la gente. Skull se quejaba de que Reborn le venía con frases parecidas todo el tiempo... ahora que lo pensaba, el repertorio de insultos y maltratos de Reborn era increíble. Sentía que le podría ganar usando sólo palabras si él en algún momento tratase de oponerse al ex-arcobaleno — ¿Siquiera tienes un plan? ¿Qué pretendes?

El hombre, evidentemente herido en una zona sensible, infló el pecho y después le escupió a Enma en la base de su cuello. El adolescente empezó a chillar. La sensación de que algo viscoso le caía lentamente desde el cuello a los pectorales era suficiente para asquearlo, pero era peor el saber qué era. La mirada, iracunda y perdida, sin embargo, le decía al pelirrojo que había logrado el objetivo.

—Mi plan empezó con ella, ¿sabes? Iba a matar a todo lo que ella amase. Pero primero, iba a hacer sufrir a esas mismas personas, con algo en lo que ella no pudiese animarlos para nada. Pero entonces, ella fue y se murió por su cuenta. ¿¡PUEDES CREERLO!? Formas de matar los planes de uno. ¡Se fue en un accidente de aviones, sin dolor, muerte instantánea! Rose siempre fue una idiota, pero pensé que sabía elegir aviones, por lo menos. Evidentemente no. Pero todavía estaba bien. Porque... me quedaba la Hiedra roja. Y él ya estaba bastante herido por perder a su hermana. Pero aquí está el chiste... yo no creía que fuese capaz de matar a Pierre con mis propias manos. En aquel momento no conocía esas lucecitas – dijo, señalándole lo que estaba debilitando a Enma – No. Pero había una forma más satisfactoria de hacer el trabajo.

Se sentó y empezó a hablarle como quien cuenta una entretenida historia infantil. Los ojos tenían luces de locura, y su forma de hablar, a veces a los gritos, a veces en susurros, no ayudaban a contradecir su locura. Sus paletas metidas para dentro, al parecer, hacían que su lengua tuviese manierismos al momento de pronunciar las eses.

—Rose se habrá muerto, pero me enseñó algo muy importante: que yo los mate no es la única forma de que esos molestos perros se mueran. Así que incluso yo tenía posibilidades de librarme de esta mala hiedra: iba a acosarlo hasta que se quisiera matar. Ya tenía un punto hecho, sin su hermana, sus ganas de vivir se redujeron considerablemente. Empecé a atacar Troyes cada vez más seguido, y envenené la comida de Ricquert. Si hubiese logrado deshacerme de ese engendro, todo estaría bien. Estoy seguro de que Pierre nunca hubiese sobrevivido a eso. Pero todo fue incluso mejor que eso.

«Aunque la que terminó comiendo la comida envenenada fue la esposa de Ricquert, que Pierre siguiese vivo me dejó conocer a Haru. Y entonces lo supe: tenía que convertir su vida en un infierno en la tierra. Era la combinación perfecta. Al hacerlo, iba a hacer sufrir a Rose Y a Pierre. Ya no tenía que pretender ser muchas famiglias que estaban empezando. Ya no tenía que planear asesinatos a personas más fuertes que yo. Y, más que todo, conseguí estas luces – dijo, señalando nuevamente lo que estaba torturando a Enma — El bebé que me salvó me vendió los prototipos. Al parecer, abandonó el proyecto, y eso me daba la oportunidad por primera vez en mi vida, de estar al mismo nivel que Pierre. Así que lo que tenía que hacer era obvio. Convencí, directa e indirectamente al pequeño idiota del que Haru estaba enamorada que prefiriese a la otra. No fue difícil, para nada. Los japoneses son naturalmente supersticiosos al parecer, con vestirme de adivino, me empezaron a consultar las cosas más personales. ¡Incluso él! ¡JAJAJA! ¡No te das una idea de lo feliz que fui! Después de eso, sólo tuve que hacer un pequeño robo de identidad, y hacerme pasar por la amiga de la niña, alentarla un poco, y ¡tadá! Eran una pareja de la que esa pequeña idiota debía huir. Y como eran sus amigos, eso le dolía mucho. Por supuesto, que no pensaba que fuese suficiente, así que tuve que intervenir varias veces. Debía ser insoportable. Debían marcar territorio de pareja. Debían ser los más melosos entre los melosos. Debía ser intoxicante. Pero eran adolescentes saliendo, realmente sólo se lo tuve que sugerir diez veces, y esa marmota reaccionó incluso mejor de lo esperado. ¡¡AHHH! ¡Mamma de los Vongola, cómo te lo agradezco!

«Diseñé el logo de una nueva famiglia, y empecé a dispersar rumores aquí, pero los Chienz me pararon en seco de nuevo. Así que tuve que conseguir pasar fotos y música para la televisión y radio para hacer que ella sienta nostalgia. ¿Sabes lo horrible que puede ser estar lejos de tu casa porque debiste huir? ¡Nah, seguro no te das una idea! Pero Haru si sabe. Y yo también. Y lo peor que puede pasar mientras tratas de vencer eso es que te recuerden lo que extrañas. Así que llené sus redes sociales, la radio y la tele de especiales sobre el tema. Los Vongola me ayudaron con eso sin proponérselo: ¡como encima no querían que ella se comunique con ellos, entonces el sentimiento de ser dejada atrás era mucho peor! ¡Qué lindas son las grandes empresas! ¡No pueden permitirse innovar! No podían arriesgarse, no con una conocida de la Hiedra roja. Con sólo mandar secuestrarla en el aeropuerto, los Chienz se mostraron ante Vongola, y todo funcionó a pedir de boca.

«Después de eso, quedaba elegir el mejor momento para matar a Pierre. ¿Y qué mejor momento que cuando además se puede lograr que vea el motivo de irse lejos? ¡Y encima el padre se me ofreció en bandeja, claramente pensando que todo había terminado ya! El tiempo fue perfecto. Demasiado. Pensé que eso alcanzaría, pero estoy dispuesto todavía a darle más golpes. Encima... Encima esa niña es tan inocente... ella decidió jugar con sus cuerpos y con sus corazones. Si no se hubiese metido el molesto guardián de la lluvia, podría haberla convencido de tirar su vida después de jugar con ustedes. Estaba tan dispuesta a dejar de pensar, que estoy seguro de que pensó en el suicidio. Si hubiese sido ligeramente más rápido con el asesinato de su padre, lo hubiese logrado...»

Enma ya no podía más. Incluso si se rompía los brazos, debía sacarle la sonrisa de la cara a ese tipo. Debía matarlo. Pero un tirón, agudo y de ultimátum, en su brazo lo detuvo. Incluso si se rompía los brazos ahora, a menos que se los arrancase, no lo lograría. Él lo sabía. Lo sabía perfectamente, pero... ¡pero debía matarlo! Estaba tan enojado que no terminaba de entender las implicaciones de las palabras del psicópata.

Él se rio con miedo, de verle la cara de enojo sediento de sangre al adolescente. Y mentiría si no dijese que ambos sintieron las mismas ganas de escupirle al otro. Pero lo único que escupió Enma, fueron las amenazas que el hombre menos esperaba escuchar.

—Tú no tienes ni idea del valor, de la fuerza que tiene Haru. Cuando te encuentren, vas a morir, como debiste haber hecho hace años.

El hombre sonrió, y le dijo, con soberbia.

—Vamos a ver si ella es tan valiente como dices después de la muerte de su mejor amigo.

Enma sabía perfectamente, que se refería a que él era el siguiente. Pero no se esperaba recibir una fría puñalada justo después de eso. 

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