VII - Maratón 3 final
Volteo y miro a Richard que aún mantiene esa expresión fría en su rostro.
Me suelto bruscamente de su agarre.
—Lo que paso hace unos momentos no debe llegar a oídos de nadie más, estás advertido.
— ¿Porqué? —Bufo— ¿Será porque ustedes me amenazaron y golpearon y no les conviene que esa información salga a luz? —Escupo.
Me cuesta mantenerme en mis casillas y mi lengua no me ayuda mucho. Me acerco a él apretando los puños para no golpearle en este momento.
—Si lo que buscas es que tu etiqueta de chico bueno quede intacta delante de Scarlet, ni tienes de que preocuparte, no necesito ir a llorarle, se defender mis asuntos —Mi mirada se vuelve cada vez más dura, ideal para ponerle en su lugar—aunque sean cosas sin importancia como el prejuicio con el que me saliste hace unos momentos con el anciano ese. Y agradece que no te devolví el golpe, sino ya estarías llorando en el hospital como la nena que eres.
Por un momento veo el miedo bailar en su mirada. Bien, estás comprendiendo. No me retes por una insignificante razón.
Giro sobre mis talones y antes de continuar mi camino, murmuro—Richard, yo te tenía un buen grado de respeto y estima, pero con esta escena me das a entender que estoy tratando con un inmaduro.
Comienzo a caminar nuevamente, si sigo hablando con él o escuchando lo que me quiera decir todo se convertirá en una masacre. Y no estoy de ánimos para golpearle, además no arruinare mis planes por un desliz así.
Sé que lo que dije le enfado. Tampoco me regresare a disculparme, para luego llegar saltando y cantando tomados de la mano con una sonrisa en el rostro. Yo tengo dignidad.
Debo controlarme y enfriar mi mente, porque seguro que si llego así a la cabaña si notaran mi disgusto o me desquitare mi rabia con el primer inocente que se me cruce. Aunque si Scarlet se cruza en mi camino y me desquito con ella, no me molestaría mucho.
Antes de entrar me lavo la cara en la pequeña llave y suspiro. Toco el pómulo golpeado y arrugo mi rostro con una mueca de dolor al rozar mi mano con este. Es que lo hubiese matado...
Paz interior, recuerda Mateo, tú ya no eres ese.
Estoy tomando la perilla de la puerta trasera con mis manos, cuando escucho los pasos de Richard.
Solo espero no haya quedado marca del golpe, no quiero tener que dar ninguna explicación ni nada.
Abro despacio y escucho voces en la cocina. Son Scarlet y April. Ellas están de espalda a la puerta así que no se dan cuenta de nuestra llegada.
— ¿Cómo se come esto? ¡Nunca pude aprender! —exclama Scarlet exasperada mientras señala un trasto de metal.
— Amiga, solo tienes que morder la semilla cuando la tienes en la boca y con tu lengua sacar de la concha la pepita de la semilla, eso es todo, no tiene ciencia.
Al acercarnos un poco puedo diferenciar que de lo que hablan son unas semillas de ayote asadas que están vertidas en un bol.
Scarlet toma una y la mete a su boca. Su cara de concentración me hace tener que ocultar una risa, para no ser descubierto. Ella se enfoca tanto en ello, como si estuviese desarmando una bomba.
Por alguna razón siento que la tención de mi cuerpo va desapareciendo.
— Es inútil April, no importa cuántas veces lo intente, no puedo —resopla designada— tendré que seguir comiéndolas con todo y concha.
— Bah, es súper fácil —contesta April, para luego quedarse pensativa un momento mientras come. Suelta una risita y mira a su compañera con suficiencia— No puedes sacarla de la concha con tu lengua, porque eres mala besando.
— ¡No es cierto!
— Tendré que comprobar eso —tapo mi boca tan rápido como esas palabras se resbalan de mis labios ¿Qué he dicho?
Las chicas se percatan de nuestra presencia al haber pronunciado esas cuatro palabras. Cuatro palabras que me hacen desear hacer solo una cosa; meter mi cabeza bajo tierra.
Prácticamente les insinué que quiero besarla. A la fiera de mis pesadillas. Y lo peor está en que no me arrepiento de lo que dije, pues me acabo de dar cuenta que quiero hacerlo. Deseo besarla.
¿Qué rayos me pasa?
Debe ser el golpe, si eso debe de ser.
Trato de controlarme, no debo pensar así. Estoy perdiendo la cabeza.
Puedo sentir la mirada de Richard sobre mí, pero no dice nada.
Hace una media hora afirme que no tenía ninguna insinuación con Scarlet y mi propia lengua me la juega en contra.
Ambas se voltean. Una me mira con sus orbes pardos destilando picardía, mientras que unos bellos luceros verdes me enfocaron mostrando una emoción que ella nunca había dado a conocer a mis ojos; vergüenza.
Su tez blanca y delicada adquirió un suave tono rojizo, haciéndome perder en su rostro. Sus facciones tensas, pero abochornadas le hacen ver tierna. No a la fiera que me recibió con una escopeta que apuntaba a mi cabeza.
— Yo... —balbuceo cuando empiezo a encontrar nuevamente mi voz— No quise... lo siento... es que... es decir... — ¿Y ahora que digo?— ¿Qué hay de cenar?
— Pensábamos hacer macarrones con queso y cualquier cosa liviana para acompañar, pero al parecer no quieres comer eso, tal vez te sea más apetecible la boca de mi amiga con... —es interrumpida, por un codazo de la susodicha.
Bueno antes creí que ella no podía estar más roja, pero ahora retiro lo dicho. Suelto una pequeña carcajada al verla tan abochornada, podría abrazarla pero no lo haré. Primero porque me puede morder segundo; suficiente ya con mi comentario para soportar más comentarios vergonzosos por parte de su amiga.
— Creo que... prepararemos la cena —Scarlet carraspea y jala a April llamando su atención.
— Claro. Aunque a Mateo le encantará más que preparemos tu boca...
— ¡April! —decimos Scarlet y yo al unísono.
La chica no hace más que levantar sus manos en son de paz divertida, bajo la mirada fulminante de ambos. El par de chicas nos saca de la cocina para preparar lo antes dicho y no, no me refiero a los labios de Scarlet.
Genial, creo que hoy he pasado la mayor vergüenza de mi vida. ¿Por qué rayos no pensé antes de hablar? Ahora creen que soy un puberto que solo quiere ir como el colibrí, que va de flor en flor.
Lo único bueno que puedo sacar de la situación es que al parecer no tengo marcado el golpe. Eso es algo ¿No?
***
Eh estado pensado una manera para vengarme de esos dos sin incurrir a la violencia y ya tengo la solución.
La salsa Rodolfo.
Nunca la he probado, pero según lo que Scarlet me explico cuando me cole a la cocina por chucherías, es la sala más picante que existe y su nombre se deriva a que cuando la consumes tu nariz se pone como la del reno ese.
Habrá que probarla.
Richard está atendiendo una llamada, April está delante de mí y Scarlet está preparando todo para servir los complementos junto con Allegra, pues los macarrones ya están servidos en cada plato. Tengo el pase libre.
—April ¿Dónde se sienta Scarlet?
No vaya a ser que a ella le condimente la comida con el picante. No salgo vivo de eso.
—Generalmente junto a mí—dice entrecerrando sus ojos.
No hay tiempo que perder.
Saco el bote de chile y lo vació en el refresco de Richard y el de Allegra. Pongo más en el de Richard, mi rabia sigue allí. Vamos a ver que tanto aguanta, con casi toda la sustancia del chile en su comida y bebida.
April me mira y sonríe ampliamente, me guiña un ojo. Valla su propia novia le tira por la espalda. Ella ha de comprender muy bien como es.
Miro cuando Scarlet va a cruzar el umbral de la puerta y guardo el bote inmediatamente.
Scarlet sirve la comida junto con su hermana. Allegra es la primera en sentarse en su puesto mientras la señorita Scarlet trata de dejar en perfectas condiciones la mesa. Bien. Richard toma asiento junto a April y queda a mi lado el espacio de Scarlet.
Oh no
Dirijo mi vista a April y ella solo aparta su mirada avellana mientras sonríe. Desgraciada, me dijo que Scarlet se sienta a la par suya.
— ¿Qué? ¿Vendrá el presidente? —pregunta Richard al ver la concentración de su patrona.
— Si viniera el presidente ¿Crees que te dejaría comer con nosotros, muggle? —Contesta mortal, antes llevarse el vaso de refresco que sería Richard a la boca.
Disfruto viendo la cara de molestia de Richard, hasta que...
Un momento ¿El vaso era Richard?
— ¡No! —gritamos, April y yo. Pero ya es demasiado tarde, ella traga el líquido inmediatamente su semblante cambia.
A quien le aplicaría la jugarreta nos mira con los ojos entrecerrados.
Scarlet empalidece, su nariz se vuelve roja y empieza a gritar por agua, corre desesperadamente buscando por todos lados algo por beber. Allegra al ver a su hermana mira su comida con desconfianza.
— ¿Quién de los dos fue? —nos pregunta Richard divertido ¿No que se preocupaba por ella?
— Mateo —contesta rápidamente April. Le fulmino con mi mirada.
— Traidora.
¿Qué todo mundo me echara tierra?
Scarlet ni ha terminado de rebajar lo picante, cuando escucha la respuesta de April y se gira para enfocarme. Inclina cabeza sin apartar su mirada de mí.
— Tú... —susurra.
Y puedo jurar que ya vi mi vida pasar delante de mis ojos.
— No Scarlet, no es... —no me da tiempo a terminar de hablar, corre tras mí y yo me levanto lo más rápido que puedo de la silla para correr.
— ¡Scarlet tranquilízate! —Grito mientras corro a la sala.
— ¡Que se tranquilicen las chanclas de mi abuela!
Corro detrás de uno de los muebles y ella está al otro lado intentando ir para el lado que podría huir. ¡Porque rayos Scarlet no es hombre!
Miro su rostro endurecido y no puedo aguantar las ganas de reír al ver su nariz roja.
— ¿Qué te causa tanta gracia aborto de King kong?
—Es que te ves demasiado tierna con la nariz de Rodolfo—digo entre risas.
— ¡Que! ¡Allegra tráeme la escopeta! Ya te mostrare que tan tierna puedo ser—sisea, haciendo que borre mi sonrisa al escuchar que menciona a esa arma.
Trato de correr escaleras arriba pero ella tira uno de los leños pequeños de la chimenea y bloquea mi paso.
— ¡Me pudiste dar en la cabeza!
—Esa era la idea cariño —sonríe cínicamente.
No pierdo tiempo e intento nuevamente correr escaleras arriba, mi habitación es el lugar más seguro ahora. Cuando estoy llegando al pasillo que da a mi habitación siento cuando se pesca de mi espalda.
—Bájate loca—me tiene tapados los ojos ¡Genial!
—No hasta que te disculpes por lo que hiciste.
—La broma era para Richard —intento mantener el equilibrio.
Ella no pesa, pero en la manera que se está moviendo me desbalancea.
—Me vale si era para Richard a quien le afecto fue a mi...
En segundos hala de mi cabello, logrando que pierda todo el equilibrio que me había costado mantener y caímos al suelo. Respiro agitadamente aun en el suelo y comienzo a reír.
—Eres imposible—susurra apretando los labios—Te caes y comienzas a reírte.
Observo ese par de chispeantes ojos verdes y suelto mi mejor sonrisa.
—Dicen que es mejor reír que llorar, dime tu ¿Quién soy yo para contradecirles?
—Vaya, a buen tiempo recupere mi teléfono—Allegra capta nuestra atención al decir eso.
Levanto mi mirada y allí esta ella grabando, junto a April y Richard que no paran de reír.
¿Ese era el tipo que me golpeo hace unos momentos? Esa es demasiada bipolaridad.
Me pongo en pie y le extiendo la mano a Scarlet para ayudarla.
— ¿Quién lo diría? Al parecer si hay caballerosidad en usted señor Velasco—acepta mi mano y arqueo una ceja. Malagradecida.
—Siempre la hubo, pero nunca había tenido necesidad de emplearla con usted—al ver que el show ha acabado todos bajan— Venga hay que ir a comer esos macarrones, que espero no estén envenenados.
En el momento de la preparación de la comida me asegure que Scarlet no quedara sola, además que Scarlet no cocina. Así que estoy seguro que estos no están envenenados.
—Si quisiera ya te habría envenenado —Me distraigo levemente en esa hermosa sonrisa que ha florecido en su rostro.
— ¿Cómo? —Le reto— La Señora Ramírez jamás dejaría que metieras las uñas en su comida.
Muerde su grueso el labio conteniendo una sonrisa. Sus ojos brillan con diversión, pero para mí desgracia todo eso junto a que lleva el cabello revuelto por la caída le da un toque seductor. ¿Qué rayos?
—Mateo, dime ¿Quién crees que cocina los desayunos y cenas? —Arquea una ceja y se cruza de brazos.
—No... —balbuceo y ella asiente divertida— Tú no podrías...
— ¡Claro que puedo! Si quieres puedes estar presente un día de estos, así tal vez aprendes a hacer algo bien, soy muy buena cocinando—Se jacta.
—Ver para creer—susurro con una sonrisa. Ella entrecierra sus ojos.
—Bien, cuando lo veas me reiré en tu débil cara de niño bonito y haré que publiques en tus redes que amas mi comida.
¡Ja! Eso ni loco, en mis redes, solo púbico cosas productivas. Tengo bloqueadas muchas páginas de chismes, periódicos y revistas amarillistas por eso. Me agrada mi privacidad. Aunque claro, hay ocasiones que ciertas de mis publicaciones y actos salen a luz para la prensa. pero hace mucho que no son cosas suculentas que ellos podrían explotar, soy cuidadoso con mis pasos y publicaciones.
Ella lo sabe, por eso quiere que lo publique pues si estoy alagando la cocina de una chica desde luego que sacaran todo. Como nos conocimos, cuantas veces salimos, como nos enamoramos, cuando nos casaremos, cuántos hijos tendremos, de que moriremos; parece que exagero pero no. Ya me paso una vez y trato de evitar que suceda de nuevo. Tengo todo calculado.
Con Bruce ese no es el caso desde luego.
Pero eso nunca pasara, ella sola no podría cocinar aquellos platillos que tanto he disfrutado.
No tengo nada que perder.
—Si tal vez sucede.
Ella sonríe con suficiencia, pero esta sonrisa es tan naturalmente bella.
Le señalo las escaleras para que ella baje primero. Ella baja triunfante y yo bajo tratando de procesar lo que me dijo. Ella es la que hace esas comidas que tanto me agradan... no es imposible, ver para creer; así de sencillo.
Tal vez Alegra le comento cuanto disfruto esos tiempos de comida y ella solo está robando el crédito de las comidas de la señora Ramírez.
Camino detrás de ella para volver al comedor. Recuerdo la sonrisa que su rostro expreso hace unos minutos, nunca había visto que sonriera tan natural, bueno no conmigo. Pero me gusto verla sonreír, esta faceta suya es un poco más agradable que la faceta donde me apunta con una escopeta.
No aun no lo supero.
Sin percatarme me encontré a mí mismo mirando su trasero en ese pantalón que le llega a la cintura, que contornea de una manera espectacular sus piernas. Esas piernas que parecen haber sido esculpidas de una manera minuciosa. Me agrada esta vista, más de lo que debería.
Me doy un golpe interno y me obligo a apartar la vista a un cuadro de perros vestidos de payasos que está en el corredor que da al comedor. Si Richard me descubre, capas y arma otra escenita y estoy seguro que esta vez no me controlare.
Es increíble como una sonrisa puede cambiar tu perspectiva de la vida o de la gente. La sonrisa de Scarlet me ha hecho dudar por un segundo sobre mi opinión sobre ella, por el momento diría que es indescifrable.
¿Será que realmente es dulce como Richard y Ulises afirman? ¿Por qué pienso en estas cosas?
Mejor me concentro en lo que está pasando, no vaya a ser que a Allegra se le ocurra vengarse por mi broma fallida.
Fininí del maratón xD
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Ah, no puedo creerlo. ¡Ya esta mi primer maratón completo! Me siento tan emocionada.
Bueno, momento de... aclaraciones.
Primero que nada ¡Ya tenemos página en facebook! Allí les informare de detalles, adelantos, noticias y todo lo correspondiente a la historia. Estoy segura que les gustará ya pueden buscarla como: "Liberandote" (Posiblemente haya cambio)
Segundo; Este maratón hace unos días lo estoy preparando, pues tenía planeado regresar con fuerza y publicarlo en celebración de... ¡Que al fin me he graduado junto a mis compañeros! Si así es ya he terminado la secundaria, lo que me dejara más tiempo para escribir.
Y tercero; Como verán he hecho un diseño para presentar a los personajes de más o menos como los imagino. Una amiga mía me ayuda con la búsqueda y pues, ella fue la que encontró al buenorro de Richard jajaja. Y cada vez que me tarde en publicar es por eso, puf es difícil encontrar actores que logren personificar en físico a los personajes del libro xD
Pero tranquilos ,eh. Ya estoy trabajando en el siguiente capítulo y posiblemente ponga un adelanto en nuestra página en facebook: Liberandote.
Bueno eso es todo, cualquier duda háganla sin vergüenza xD Sus comentarios y votos son especiales para mi.
Saludos, Tamie.
Cambio y fuera.
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