VI- Maratón 2

 Cuando un grito me lo impide.

— ¡Mateo! ¿Qué haces? ¿Perdiste algo? No te preocupes yo te ayudo a buscarlo —Dice Allegra tratando de sonar angelical, se acera para susurrarme— ¿Creías que no me vengaría por la foto? No nene, Allegra no se deja.

— Ya miro que te crecen los cuernos — Le susurro apretando los dientes.

¿Enserio hizo eso? Seguramente Scarlet y April ya saben que estoy aquí. Esto será vergonzoso, odio es que me hagan pasar vergüenzas y ahora esta será una de mis mayores vergüenzas delante de la fiera esa. En estos momentos mi mente esta craneano una y mil formas de matar a Allegra, pero luego me encargare de ella y lamentara lo que hizo.

Ambas chicas salen de la cocina y April pasa por mi lado con la cabeza gacha, cubriendo su boca. Podría jurar que iba riéndose.

— Valla Mateo, eres más metido que el hilo de mi abuela —Sonríe Scarlet desde el umbral de la puerta.

¿Su abuela usa hilo? Buag esa imagen en mi cabeza me causa escalofríos. Justo ahora desearía que me los alienígenas me adujeran y me lavaran el cerebro para borrar eso.

****

— ¡Ah! —Allegra grita desde la sala exaltándonos a todos.

Alarmados caminamos al lugar de donde provino el grito. Todos menos Scarlet -que nos sigue con una paciencia sorprendente, no tiene ni un gramo de preocupación- buscamos encontrar algo como una masacre en la sala.

Pero... no, en lugar de eso encontramos a la pequeña pelirroja sentada en el sofá principal con una mueca de horror en su rostro mientras observa su teléfono.

— ¿Qué sucede linda? —se precipita April.

— ¡Ah! ¿Por qué te preocupas por ella? —sisea molesta Scarlet, sin prestar atención a su hermana.

April la mira mal mientras camina al sofá donde está Allegra.

— ¿Qué tal si la paso algo malo? Por algo gritó, además tú eres su hermana, al menos deberías de mostrar algo de preocupación.

—Allegra grita hasta si se cae una escoba—murmura Scarlet— Solo quiere llamar la atención —Bufa.

Le dirijo una mirada tratando de descifrar que pasa por esa mente para estar tan serena. April tiene razón, puede ser algo grave y ella no se preocupa por su hermana.

—Paso algo muy triste—Se lamenta Allegra— mi clan me expulso por no haber atacado cuando estábamos en guerra y ¡Perdimos la guerra por mi culpa! —eso capta mi atención.

— ¿Qué? —preguntamos al unísono todos menos Scarlet.

—Se los dije, pero nadie hace caso a la bella y sabía Scarlet—murmura viéndose en el espejo del salón.

—Oh Scarlet, tu deberías estar pidiéndome perdón en estos momentos —Chilla Allegra.

—Puf ¿Yo porque? —Scarlet deja de verse en el espejo para enfocar a su hermana— Que yo sepa mi único pecado en esta vida ha sido nacer hermosa.

Esta mujer tiene un ego que sobrepasa lo desconocido. Allegra por su parte mantiene su energía; y el que lleve algo muy distinto a sus prendas viejas y rasgadas le da un toque más juvenil. Y yo creía que solo vestía jeans rasgados y camisas viejas.

—Porque tú me confiscaste el teléfono y por eso no pude atacar—puso sus manos en su cintura.

—Bueno yo no lo hubiese hecho, si tú no tomaras mis reglas a juego, ya sabes cómo es el sistema no sé qué es lo que reclamas.

—Amargada—gruño Allegra.

Las chicas comienzan a discutir sobre que Scarlet es una insensible, pero Scarlet niega dicha acusación y bla bla bla.

No las contradigo; porque tienen razón hasta cierto punto, ella es una pesada; pero no deseo meterme en una pelea donde puedo salir aruñado, aparte que la razón de la pelea es un asunto sin importancia. Y al parecer Richard tampoco desea intervenir, solo disfruta del show.

Pero luego me mira y me analiza con la mirada, como si tuviese una especie de defecto o algo. ¿Será que aun apesto a Everest? Aunque ya me bañe, no debería tener ni una seña de hedor. Es cierto que no me peine pero, no se nota mucho la diferencia ¿Será que tengo una espinilla? Bueno hace mucho no me salen y hace un rato que me mire en el espejo no tenía nada.

Se acerca a paso cauteloso, olvidando así la disputa de gatas que tenemos enfrente. No puedo evitar fruncir el ceño ante esto ¿Qué querrá?

— Te quiero mostrar algo Mateo, ven y dejemos que las damas charlen en paz —me dice Richard con una voz calmada y pasible, casi como si fuese un susurro.

Centro a las chicas con mi mirada y entrecierro mis ojos. Ellas están haciendo cualquier cosa menos hablar, podría jurar que con las cosas que se están diciendo podrían matarse.

Distraídamente asiento con mi cabeza y ambos salimos de la cabaña.

Mis pensamientos de que el solo quería mostrarme algo se esfuman al ver que me hace una señal para que le siga lejos de la cabaña. Yo aun sin comprender su intención de guiarme justo por el mismo lugar de donde salieron Ulises y Scarlet, le sigo.

Quiero preguntar por pura curiosidad a donde me lleva, pero extrañamente esa misma curiosidad me obliga a callar y observar lo que me rodea. Este lugar me está gustando mucho, tanto que en mi se siembra el deseo por volver en algún momento que quiera alejarme del estrés que compone estar cerca de Scarlet.

Vamos por un camino que prácticamente está marcado por árboles de grandes y gruesas ramas. Con los besos de la luz de la luna puedes ver danzar a las hojas verdes y amarillentas que revisten a los frondosos árboles. Las delicadas y frágiles hojas advierten la futura llegada del otoño. Todo está oscuro y la densa capa de niebla le da un toque espeluznante mientras nos llega un frío abrazador.

Si definitivamente volveré aquí.

El paisaje, parece justo el perfecto escenario para una película de suspenso; donde el tipo que parece carismático endulza el oído de la chica y hace que le siga para que cuando no estén a vista de más personas secuestrarla y aprovecharse de ella.

Creo que miro demasiada televisión... o lo hacía, pero gracias a La Dama esa, tengo buen tiempo de no verla, que fastidio.

Volviendo al tema, si ese fuese el verdadero plan de Richard, la chica sería... ¿Yo? Sacudo mi cabeza tratando de apartar esos pensamientos. Él tiene novia y es muy hermosa, además no parece gay.

— Mateo —Me saca de mis pensamientos y le veo con las manos en los bolsillos. Allí me percato que estamos demasiado lejos de la cabaña y la aglomeración de árboles hace imposible que seamos visibles.

¡Vaya, que caminamos! Si no estuviese acostumbrado a correr, el haber caminado toda esta distancia me habría cansado.

— ¿Qué es lo que planeas Richard? —Le pregunto con recelo, es extraño que Richard deje su sonrisa de lado, ni con Scarlet deja de sonreír.

—Entra—Me señala con su cabeza a un punto y allí es donde me doy cuenta de la pequeña cabaña que se encuentra delante de nosotros.

— ¿Qué sucede Richard? Si tú eres...

—Solo entra Mateo, tenemos que hablar de algo importante y aquí afuera no podremos.

Suspiro, decido no discutir y camino hacia la casucha. No tengo nada que perder, mi complexión física es mejor que la de Richard así que eso me mantiene tranquilo.

Detengo mis pasos para abrir una puerta de metal poco común que me recibe. Cuando entro y Richard cierra la puerta, un escalofrío sube por mi espalda en el momento que me rodeo de la densa oscuridad de la noche que inunda la habitación y esta es pocamente irrumpida por la luz de la luna que atraviesa la ventana.

Quiero preguntar algo, pero extrañamente mi voz ha desaparecido. Un temor infraganti llega a mí, esto no me agrada para nada y esto que mis ojos ya se han acostumbrado a la oscuridad y puedo diferenciar más o menos algunas cosas. Por las sombras que me rodean, creo que estoy en una especia de sala.

Camino distraídamente por el lugar, teniendo cuidado de no chocar con nada. La razón por la que Richard me trajo aquí aun es indescifrable, pero no dudo que me aclarara todo y aunque esa aclaración me perturbe, estoy dispuesto a escucharla.

El silencio me está molestando, mi desesperación se hace notar cuando los latido de mi corazón se aceleran. Aprieto mis puños con la única intención de relajarme, aun no sé qué e esperar de todo esto, pero hay que estar listo para todo.

Un carraspeo demasiado ronco para provenir de Richard llama mi atención y me giro. La saliva se atora en mi garganta, por unas milésimas de segundos la sangre de mis venas es ligeramente congelada, dándome a entender que mi rostro ya ha perdido color en el justo momento que me topé con esos ojos verdes, más fríos que el polo.

Tengo ante mí al propio Ulises y lo peor es que no parece nada contento. Bueno nunca parece contento, pero en esta ocasión parece más amenazante.

—Siéntate—Si antes estaba pálido, pues ahora estoy muerto.

Nadie nunca le ha visto o escuchado hablar, muchos aseguraban que era mudo. Ya veo que no. Y ahora que he escuchado su voz reconozco que es dura y tosca, impone demasiada autoridad para ser un simple recolector.

Mi voz aún sigue escondida en lo profundo de mí ser, lo cual no me pasa seguido ¿Qué rayos me pasa? Durante toda mi vida Benjamín me ha enseñado a nunca dejarme intimidar. En el mundo de los negocios es esencial la seguridad, intimidar a la otra persona, tener facilidad de habla con los cinco sentidos activos y un plan ya establecido para que el negocio sea un éxito. Y aunque este no sea un negocio, sé que es necesario poner en práctica sus lecciones.

Generalmente Benjamín es el único que puede intimidarme. Seguro se decepcionaría de mí en este momento.

Hago lo que dice esperando que ninguno se lance a querer matarme. Me propongo a mí mismo, detener esta intimidación manteniendo toda la naturalidad que me sea posible aunque me esté costando demasiado. No me conviene que miren mi temor.

"Todas y cada una de tus acciones deben estar fríamente calculadas, tus emociones pueden ser tus mejores o peores aliadas" Esa frase la tuvimos que memorizar con Bruce desde el primer momento que Benjamín nos empezó a instruir en el arte del negocio. Hasta el momento he aprendido que también funciona en la vida cotidiana y esta vez no será la excepción.

Richard se acerca y enciende una pequeña lámpara de la mesita que tengo al lado. Cruza los brazos sobre su pecho y se para junto a Ulises. Ambos me contemplan con su porte de seriedad, hasta podría decir que están molestos.

—Así que, Mateo... ¿Eres amigo de Scarlet? —Ulises me pregunta entrecerrando sus ojos, como si intentase atravesar mi alma.

No puedo evitar soltar una seca carcajada y las palabras salen de mí boca antes que pueda evitarlo.

—Con una chica así, no se puede tener amistad.

Cuando sus ojos se abren con asombro me percato que mi tono demostró un doble sentido. No suelo hablar con toques de picardía, pero la situación me está superando. Contrólate Mateo. ¡Recuerda lo que te enseño tu padrino! ¡Contrólate!-me digo a mi mismo

—Bueno al parecer eres muy amigo de ella—Ulises enmarca muy amigo— Te lo dije Richard, este es allegado a ella.

Está molesto y no entiendo porque. De lo que si estoy seguro, es que al parecer el tema de conversación será sobre ella. ¿He caminado tanto para hablar de ella? Suficiente tengo con verla todos los días y ahora sucede que hablaremos de la loca esa. ¿Tanta seriedad por esto? Menuda locura.

Aunque si analizo la situación; me alejaron del campo de visión de Scarlet, Richard dijo que teníamos algo importante de que hablar, por ende me trajo a un lugar apartado y ahora preguntan por ella... Eso solo me hace sospechar que me quieren proponer algo y no es matrimonio.

¿Será que ellos son los ladrones y quieren que les ayude? Creo que si es así, mi investigación se facilita. Pero no diré nada, como puede que esa sea su intención, puede que no lo sea.

—Vive bajo su mismo techo Ulises, no estoy seguro aún. Tu idea aun parece descabellada, tal vez deberíamos esperar...

— No, por supuesto que no ¿Qué no les has visto?

Ya me perdí ¿Ahora de quien hablamos? O están hablando en clave o ellos insinúan que...

—Oigan—atraigo la atención de ambos— Yo no tengo, ni deseo tener una relación formal con Scarlet, no soportaría estar atado a ella...

Richard agarra mi camiseta fuertemente y se acerca desbordando rabia.

— ¿Qué? ¿Prefieres que todo sea libre? ¿Sin establecer ninguna relación? Al parecer todo es un vil juego para ti—Richard está actuando demasiado raro y ahora estoy más confundido.

De lo único que estoy seguro es que esta arrugando mi camiseta favorita.

—Oye estas desarreglando mi ropa —me suelta sin quitar esa expresión molesta de su rostro— gracias y ¿Sabes? no entiendo a qué te...

— ¿Negaras que asechas a Scarlet?—Espeta Ulises apretando su mandíbula.

—Yo diría que ella es la que me asecha a mí—Aun recuerdo la cantidad de veces que la he descubierto espiándome—No sé qué se trae conmigo, esta obsesionada...

Un puñetazo en mi cara me hace entrar en desconcierto. Por poco y me caigo de la silla. Respira Mateo, contrólate. Llevo la mano a mi pómulo y levanto mi mirada a Richard, tratando de contener la rabia.

— ¿Y ahora porque me golpeas? Más vale que tengas una buena excusa, Richard.

Richard sacude su mano por el dolor y me mira crudamente. Ulises lo toma del brazo para detenerle. Este no se parece en nada al feliz Richard que conocí.

—Derrámate preguntas—se mofa Richard apretando su boca—No quería creer las ideas de Ulises, porque no parecías un patán pero ahora veo que tenía razón, que te quede claro niño mimado—Se acerca nuevamente a mi rostro ¿Amenazándome?— Scarlet no es de esas arrastradas.

No lo tolero más y me pongo de pie, me importa poco mi paz interior.

— ¿Y ahora que pretenden? No entiendo ni un bledo que hago aquí, solo me han hecho preguntas de mi jefa haciendo que mi mente se llene de más y más confusión, pero ustedes a mí no me amenazan, si yo quiero...

— ¿Jefa? —Ulises frunce su entrecejo— Bueno al parecer te cuesta entender las cosas...

— ¡Pues ilumínenme! —Grito.

Ya estoy harto de esto, siento que estoy perdiendo el tiempo y me estoy conteniendo para no golpearlos, hace mucho deje esa etapa de mi vida y por una desfachatez no caeré de nuevo.

—Solo respóndenos algo Mateo ¿Con que miras a Scarlet?

—Pues con los ojos—expreso sarcástico, no tengo muchas ganas de hablar y me quiero largar.

— Lo que Richard quiso decir es, para ti ¿Cómo es Scarlet?

—Una pequeña fiera morena ¿Por? —Respondo sin dudar.

— ¿En qué sentido?—Inquiere Ulises— Sabes que, no contestes, solo te advertiré algo ella es la niña más dulce que podrías encontrar en tu vida y si le haces algo te arrepentirás.

¿Scarlet? ¿Dulce? Ni en un universo adverso.

—Tal vez tú la vienes conociendo, pero nosotros la conocemos de hace años y créeme que si algo le pasa a ese corazón que ella tiene, será tu culpa ¿Entendido?

Y allí todo hace clic. Hice bien en no abrir mi boca y comentar algo respecto al robo. Ya no hay dudas, ellos creen que estoy interesado en ella. Pero que equivocados están, lo único que puedo sentir por ella es odio, fastidio y hasta me atrevería a decir qué asco.

Han armado una tonta escena de sobreprotección por nada. ¡Estos se pasan!

—Señor Ulises, Richard —Respiro tratando de controlar mi pulso, sino les golpeare sin importar si gano o pierdo la pelea— Con Scarlet no tengo algo más allá del trabajo y espero no tenerlo, para mi trabajo es trabajo, es lo único que nos une.

Les aclaro, espero así me dejen en paz.

— ¿Sabes cuantos años tengo Mateo?—interroga Ulises— Sea que pretendas tener algo de relación con ella o no, te advierto que tengas cuidado ella es una gran persona y créeme que si algo le pasa y es por tu culpa, no seremos tan amables como lo estamos siendo ahora.

—Sí, están siendo demasiado amables—resoplo.

Debo reconocerlo, ambos realmente se preocupan por ella a pesar que se carga un carácter tan desastroso, ellos le aprecian. Demasiado diría yo, pero bueno sé que no atentarían contra la vida de Scarlet o algo de este viñedo.

También sé que la manera tan sorpresiva en la que llegue les hace sospechar y eso a cualquiera, así que tendré que inventar una historia creíble junto a Scarlet y aunque la señorita no quiera me tendrá que ayudar, esto le concierne a ella también.

Mi lista de sospechosos sigue tal cual la deje esta mañana, aun no confío en Ulises, pero como dije antes aun tengo cosas por investigar, esta escenita no asegura ni desvela nada.

— ¿Puedo irme ya?

Ambos intercambian una mirada y asienten. No espero más y salgo de ese lugar.

En el momento que pongo un pie afuera, me inunda una gran sensación de alivio. No me di cuenta en que momento me había comenzado a asfixiar allí adentro, vale más que pude controlar eso y no lo notaron mucho.

Aunque me costó, he logrado salir de eso sin muchos rasguños. Realmente me esperaba cualquier cosa menos esto.

Veo el camino de regreso, no dudo ni un segundo en tomarlo y largarme de ese lugar.

Evito memorizarlo, mis ganas de regresar en alguna ocasión se esfumaron.

Mejor me hubiese quedado viendo la ridícula discusión, pero no, tuve que seguir a Richard para irme con este amargo recuerdo. Ahora mi pómulo quedara marcado con un moretón por culpa de Richard.

Ganas para devolvérselo no me faltaron, pero me conozco demasiado bien. No podría controlarme una vez que empezara a golpearlo y no hubiese podido obtener información. Fue información ridícula, cierto, pero me hubiese quedado con la incertidumbre de ese conocimiento.

Hasta el momento Richard no se ha ganado un lugar en mi lista de sospechosos, pero si en mi lista negra.

Camino a paso rápido y justo cuando estaba a unos pasos de llegar, una mano se posa en mi hombro. Me giro rápidamente y veo a...

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¡Bien! Ya tenemos la segunda parte del maratón y conocimos a Richard que al parecer tiene ciertos problemas con Mateo ¿Porque Ulises y Richard habrán acorralado así a Mateo? ¿Scarlet es dulce? difícil de creer. 

Bueno en un rato subiré la tercera y ultima parte del maratón así que atentos, eh.

Nos estamos leyendo, Tamie. 

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