II

Scarlet en multimedia

POV Mateo

No me había percatado que tenía las manos atrás, hasta que las saco detrás su espalda para apuntarme con una escopeta.

La miré asustado y retrocedí con mis manos en alto siendo apuntado por la morena al pecho. A los segundos apareció una enorme bola de pelos, que le llega por lo menos a la cintura a la vaquerita. Observe bien esa gigantesca criatura, tiene unas enormes patas ¿Cuánto comerá para crecer así?

El perro se acercó a mí mostrando sus dientes y gruñendo, mientras yo retrocedía sin sentir mis piernas, la pelinegra se quedó en su sitio apuntándome con el arma. El daba un paso y yo retrocedía uno.

— Creo que no quieres hacer eso —dije retrocediendo sin bajar mis manos y tratando de mantener mi voz.

— ¡Oh claro que quiero! ¿Qué te hace dudarlo? —dijo con diversión y siento la mirada de ella sobre mí.

— Pues que privarías a este bello caballero de culminar su vida, por ello lo dudo.

— Estaría encantada de hacerlo —quito el seguro y sonrió maquiavélicamente.

¡Hay papita frita, chichiguagua! ¡Donde me vengo a topar con una loca! ¿Cómo le hago?

— No lo harás —dije mostrando más seguridad en mi vos, de la que tenía.

— ¡Oh mira! —Dijo la cínica— tengo mis dedos húmedos ¿Qué pasaría si se me deslizan? —dijo haciendo un puchero.

— Eh... —titubeé sin apartar la mirada del can— oye... sexy campesina...

— No soy una campesina —dijo cortante, levantando una ceja. Aparte la vista del can para observarle divertido, mientras retrocedía por inercia.

— ¿Pero si sexy? —Apretó los labios y yo silbe— Valla, aparecer te agradan los motes cariñosos...

No termine mi ingeniosa frase, porque el pulgoso me ladro y quite mi concentración de la vaquerita para centrarla en la gigantesca bola de pelos con dientes. No, enserio creo que le inyectaron algo para crecer, eso no es un perro, creo que es un toro peludo o algo así.

— Chico, estás a punto de morir y ¿Te dedicas a bromear? —me pregunto incrédula.

— Hay que morir con estilo, pero en todo caso ¿No me concederás mi último deseo? —sonreí de la manera más dulce que pude.

Suspiro exasperada y me miró molesta

— ¿Qué quieres?

— Enamorarte —la mire serio, mientras ella me miro molesta y levanto más el arma— ¿Cuál es el problema?

— No lo lograrías y en todo caso que fuese posible ¿Sabes cuánto tiempo te demoraría eso?

— No tengo problema con ello, pues entre más me tarde, sería más tiempo de vida.

Puso los ojos en blanco. Creí que no sería posible ver su rostro más frío de lo que daba a relucir, pero de nuevo me he equivocado, su rostro se mostró más sombrío y mientras seguía caminando en reversa pude notar como apretaba su mandíbula y aumentaba la presión de su aguare en el arma.

¿Qué nadie mira que me está apuntando con una escopeta? ¿Dónde está mi princesa para que me salve de las garras de esta morena?

No mentiré que en estos momentos siento mis piernas como gelatina, estoy sintiendo el sudor empezar a salir de mi piel y creo que si no tuviera músculos en mi pecho, mi corazón ya habría salido disparado; pero mi susto no es solo por el arma, sino también por el gigantesco costal de pelo que se hace llamar perro, al cual soy alérgico y que si mis cálculos son correctos y si este momento no me ha desorientado; en breves segundos empezare a estornudar.

— Oye... por favor aléjalo, enserio aleja al caniche, soy alérgico porfa... —no pude terminar debido a mi estornudo— vor, aleja... —estornudo— a ese... —estornudo— perro...

— Everest, sentado —ordeno la vaquerita sin bajar el arma.

Inmediatamente el perro se sentó sin apartar la mirada de mí y me gruñe desde su puesto. Me aleje unos pasos más hasta que sentí que la sustancia que desprendía el can ya no me afectaba y solo me había quedado ese pequeño picor en la nariz, observe todo y note que prácticamente había vuelto a mi auto ¡Valla que camine!

— Bueno ya que estamos más tranquilos, por decirlo de alguna manera —hizo una mueca que la hizo ver más tierna— ¿Por qué rayos me apuntas con un arma? Pregúntale al gerente y él te dirá que me está esperando, dile que Mateo Velas...

— Si ya escuche, Mateo Velasco —hizo una voz masculina demasiado rara y graciosa— pero resulta, que el gerente dice que no espera a nadie el día de hoy ¿Cómo la ves? —dijo con superioridad.

— ¡Hasta que le preguntes no estaré tranquilo! —exclame y ella dejo a un lado su mirada fría para poder mostrar ¿Diversión?

— Veo que no te has dado cuenta, alcornoque —bajo el arma e hizo un extraño sonido con sus labios y el perro salió corriendo de regreso a la casa, ella me miró muy divertida— Yo soy la gerente de este lugar, soy la encargada.

Creo que mi expresión estupefacta fue la mayor que haya tenido en mi vida. Esa chica no podía tener más de unos ¿Qué se yo? veintiún años; no puede ser gerente, definitivamente debe ser una broma.

— Vengo de parte del Sr. Durant él dijo que notificaría de ello al gerente, así que si eres la gerente deberías de saberlo —dije serio.

— Pero no me notifico nada —dijo ya cansada y me señalo la casa— mira, tú entra porque ya me canse de asustarte, llamare a ese semejante buey para que me explique esto, porque definitivamente me exaspero con tu lento entendimiento.

Dicho esto se internó en la casa y a los minutos de comprender más o menos la situación, decido entrar.

Esta cabaña es realmente genial, es grande pero a la vez cálida. El pequeño salón de entrada tiene a un lado la gran sala y al otro el comedor, al fondo están las escaleras; unas escaleras rusticas con forma curva del barandal, pegadas a la pared del lado izquierdo, pero a un lado de estás puedo ver un corredor y noto un resplandor proveniente de este, así que supongo que allí se metió la vaquerita.

Me decido a internarme en ese corredor y le encuentro de espaldas al lado de su escritorio hablando por teléfono en lo que parece ser un despacho. Miro la puerta de madera y en una pequeña placa de cristal dice Srta. Marinelli. Con que es italiana la chica.

— Te pedí ayuda, no que me mandaras un orangután con la mitad de cerebro en su cabeza ¡Creo que está descompuesto! —exclamo molesta.

— ¿Me dijiste orangután? —le pregunte ofendido. Se giró y me miró fastidiada.

— Mejor cállate engendro, sino quieres que te tire este teléfono a la cabeza —mejor me callo para que la "dulce dama" hable por teléfono— pero... pero ¡Bien! Pero dormirá en el sótano— dicho eso colgó el teléfono con fuerza.

— Ma è come accade! Tali menso, in ritardo, uno di questi giorni me tutti pagano, foligoso, infelice —grito en ¿Italiano? Respiró profundo y miro al techo

— ¿Y qué dijo? —pregunte con una sonrisa.

— Dijo que usted tendrá que quedarse y hacer su tonto trabajo —hablo entre dientes— ¡Oh! Pero ni crea que se la pondré fácil Señor, porque si se quedará aquí es a trabajar y tendrá que hacerlo bien porque ahora soy su jefa, así que por lo tanto tendrá que hacer lo que yo diga y como yo diga —dio un paso hacia mí.

— Valla mandona que es —se me zafo decir, me miro furiosa, ya lo dije así que nada gano con arrepentirme— Pero por si usted no lo ha notado, si el Señor Durant me envió a mí, es por algo y es que soy de su total confianza y no será mi jefa —di otro paso para no dejarme intimidar.

— ¡Pero veo que realmente usted es un alcornoque! —exclamo dando otro paso, esto me está empezando a fastidiar.

— ¡No lo soy! —Exclame— Aunque no sé exactamente que sea eso, pero estoy seguro que no lo soy.

— No sea ridículo, con su anterior comentario acaba de demostrarlo, deje de ponerse a sí mismo en vergüenza y utilice el cerebro por una vez en su desgraciada vida.

— ¡Pero mire nada más! La campesina se viene a tratarme así sintiéndose superior a mí, solo por ser la gerente del área ¡Usted no tiene derecho de opinar sobre mi vida, porque ni me conoce! —Di otro paso hacia ella— Usted queda como nada a mi lado.

— Esa es una falta de respeto demasiado grande, señor, retráctese de su palabra de una sola vez, le recuerdo que aquí usted no es dueño de nada, es demasiada la insolencia con la que viene a este lugar —dijo molesta dio otro paso arrugando su respingada nariz.

— No me retractare, porque a mí se me ha enseñado a no mentir y si me retracto, le estaría mintiendo —di un paso más y quedamos extremadamente cerca, por los momentos eso no me importa.

— ¡Es usted una bestia!

— ¡Y usted es una mandona!

— ¡Es demasiado Alcornoque!

— ¡Bruja!

— ¡Sonso!

— ¡Usted es una cínica suplantadora! ¡Fiera! —Exclame y en ese momento me di cuenta de algo— ¿Desde cuando pasamos a tratarnos de "usted"?

Suspiro y se sentó en su silla de escritorio y me invito a sentarme. Me senté con desconfianza.

— Le explicare detalladamente, para ver si así comprende —se sentó derecha manteniendo un rostro frio y me miro— Primeramente me disculpo por mi anterior comportamiento, no fue ético el insultarle por su inmadurez e idiotez, usted no tiene la culpa de nacer así —hizo una mueca y cuando iba a replicar me callo con esa mirada color jade— pero ya quedó en el pasado y con respecto al trato de "usted", pues mi trato con todo mundo es de esa manera, no me explico porque en un principio le trate de otra forma y por ello también me disculpo.

— Esta excusada, pero he de admitir que se me hace extraño eso...

— Oh no somos amigos, no malinterprete mi tratado agradable como una amistad, simplemente es parte de mi ética.

Pero que antipática esta mujer.

— ¿Agradable? Si eso es agradable, no deseo saber cómo sería su trato desagradable.

— Y hace bien, pero en estos momentos no estaos hablando de mí, estamos aclarando su trabajo, usted tendrá que mezclarse con los demás empleados para poder hacer su investigación.

— ¿Es necesario?

— Así es, porque dígame usted ¿Cómo se sentiría si en las oficinas de Winsalt Company llega un tipo del cual nunca ha escuchado a darle órdenes o que llegue a interrogarle?

— Pues lo mando a la porra —dije comprendiendo su punto— tiene razón, tratare de mezclarme con ellos.

— Bien, nos vamos entendiendo, le daré ordenes laborales de medio tiempo, porque considerando las circunstancias, no soportaría...

— ¿Qué circunstancias? ¿Qué le garantiza que no soportaría? Soy un macho alfa, pecho peludo, lomo plateado, espalda de gladiador, barba de leñador, voz de espartano, rugido de dragón, semental, manos de lija... —intente bromear haciendo poses divertidas conforme cada acosa que decía.

— ¿El simple hecho que no ha sido criado en campo? —me cortó, que aburrida— ¿Qué tiene que investigar al mismo tiempo que trabaja? Hay muchísimas razones lógicas Señor Velasco.

— Puede que no me haya criado en campo— asentí suavemente dandole la razon antes de añadir— pero tengo resistencia.

— No este tan seguro de eso, el trabajo en campo no cualquiera lo logra, además que no tiene el conocimiento necesario.

— Yo podría aprender.

— No sea ignorante Mateo, no podría aunque quisiera —me cruzo de brazos y girando mi cabeza para observar por la ventana. Ya verá que si podre, me subestima demasiado.

Estoy plenamente seguro que este viñedo es el mejor que he podido contemplar. Aunque es el único que he visto... pero no he de negar que se muestra en su máximo esplendor con los trabajadores cosechando esas uvas, cada una con su singular color.

En tres horas serán las seis y será momento de ver el atardecer, debe ser excepcional poder observar uno desde aquí.

Mis pensamientos se vieron abruptamente interrumpidos, al momento de sentir un dolor manifestado en la coronilla de mi cabeza, busque el causante de mi dolor y mire en el suelo un libro grueso de leyes y a la señorita Mill... no recuerdo su apellido, al otro lado de su escritorio de brazos cruzados, algo molesta, no que digo algo, muy molesta. Fruncí el ceño y sus ojos mostraron la dulzura que tenía al momento que la vi hace un rato. Me distraje un momento admirando esos bellos ojos verdes cuando caí en la cuenta ¡Me lanzo un libro!

— Usted ni piense que me disculpare, el no prestar atención cuando se le habla, es una grave falta de educación...

— ¡Pero lanzar un libro a los invitados es de suprema cortesía! —Exclame cruzado de brazos, se encogió de hombres y me miró divertida— ¿Qué es esa manera tan fiera de llamar mi atención? —dije levantando las cejas divertido.

Ella iba a hablar en el momento que un chillido de chica la interrumpió.

— ¡Scarlet! ¡Lo hice! —Irrumpió la chica pelirroja que mire afuera— ¡logre montar la caja de vino en el estante con el montacargas! ¡Richard me enseño...!

— Allegra ¿Qué es esa manera de irrumpir en mi despacho? —Le regaño fría— perderás tus privilegios una semana por tu comportamiento...

— ¡Pero era importante! —exclamo interrumpiéndole de nuevo al parecer, Allegra.

— Es importante —la miro acusatoriamente, mientras que la chica solo bajo la mirada, como esperando la que le venía— para saber que nuevamente haz hecho algo que no te corresponde encima, que si lo hubieses hecho mal sería una gran pérdida, solo haz tu trabajo —la miro amenazante— Esta solo será una advertencia, Allegra, pero para la próxima tendrás consecuencias...

— ¿Y esa semana de castigo qué?

— Esa es por irrumpir, luego de tantas veces que te he dicho que no debes hacerlo —Allegra quería hablar y tal parece que Scarlet lo noto porque le dijo— una palabra más y será otra semana y sal de mi oficina, ahora —Ordeno la morena, señalando la puerta.

La chica salió del despacho con la cabeza baja. Pues no iba a poder hacer nada, el tono demandante de Scarlet, no se lo permitió.

— Bien, continuemos —se mantuvo fría— su habitación está en el segundo nivel, tercera puerta a la izquierda, Richard, el tipo que anteriormente menciono mi molesta hermana —dijo poniendo los ojos en blanco— le mostrara lo demás del viñedo, instálese hoy y mañana empieza el trabajo, concluido el tema le pido que salga.

La mire por unos segundos, mientras ella me mostraba esa mirada tan sombría. "¡Pero si ella deslumbra de amabilidad! ¿Cómo negarme ante tanta cortesía?" Decidí salir ¡Valla a ser que me quite mis privilegios!

Una vez afuera, me dispuse a buscar mi habitación en el segundo nivel, mientras dedique ese momento para pensar.

¿Su hermana? ¿Enserio? Pobre, no sé cómo soportara a ese monstruo moreno.

Es solo una niña y está trabajando. Tal vez sería entendible que la chica no tenga dinero y por dicha consecuencia tener que trabajar. Pero estas no son las circunstancias; su hermana es gerente; y por ende sé que gana bien.

Definitivamente investigare bien eso, porque esa tal "Scarlet" definitivamente no es de fiar. No sé cómo Benjamín pudo ponerla de gerente con ese carácter tan raro que se carga.

Además su hermanita iba feliz a contarle acerca de un logro y resulta que su hermana le regaña, cierto tal vez pudo haber roto algo, pero estaba supervisada por el tal Richard, supongo que él debe ser experto en eso y como no pasó nada malo, no estaba demás alegrarse un poco por ella.

Encontré mi habitación y al entrar me encontré con una habitación bien ordenada y limpia. Parece que si sabía que venía, aunque en su actitud si parecía que no sabía nada, todo es confuso.

*****

Llevo una hora buscando al tal Richard ese, estoy hartó, tal parece que estamos jugando a las escondidas y nadie me lo comunico. Suspire exasperado al ver a la pelirroja con una canasta de uvas decidí acercarme a ella. Tal vez ella sepa.

— ¿Allegra, verdad? —la chica me mira y enseguida sonríe bajando el cesto.

— Si ¿Tu eres al que mi hermana lo hizo temblar con la escopeta sin balas? —La miré sorprendido, bueno ya empecé a fórmame una mala reputación aquí. ¿No tenía balas enserio? Aparte de mandona, mentirosa.

— ¿Ella te dijo que no tiene balas?

— Claro que no, usa cartuchos para cargarla ¿No es obvio? —Dijo divertida, bueno entonces si estaba cargada— ¿Y tú qué haces aquí? No pareces un empleado.

— ¿Porque lo dices? —me observo bien con sus ojos entrecerrados.

— Bueno —sonrió nuevamente— parece que tu si te bañas, así que definitivamente no eres un empleado.

— Entonces ¿Tú no te bañas?

— Claro que me baño, porque no soy empleada, mi hermana es la jefa ¿Sabes? Eso me convierte en —se puso a pensar— sub jefa.

— ¿Sub jefa? —Pregunté divertido, ella asintió entusiasmada— Bueno entonces sub jefa, podría decirme ¿Dónde está Richard? Llevo una hora buscándolo y a todo al que le pregunto me indica una dirección, donde luego me dicen que estuvo hace cinco minutos y que luego se movió y he andado del timbo al tambo.

— Pobre, debes estar exhausto —dijo compasiva— Richard nunca está quieto, siempre busca algo que hacer, por ello nunca lo encuentras, me imagino que por ello le gustaba a Scarlet, pero no te preocupes yo te guio.

Caminamos a no sé dónde; por los momentos; pero puedo estar casi seguro que es al granero. Tanto tiempo caminando por todos lados y preguntado que creo que ya conozco el lugar.

Me sorprende que a Scarlet le gustara alguien, no digo que está mal, pero se mostró tan fría, ni con su hermana mostro sentimientos, que parece una misión imposible.

*****

— ¡Richard! —Le llama sonriendo Allegra.

Un joven que estaba recostado en un bulto de paja limpiando una parte de un motor de tractor, se gira y al verla sonríe.

— Allegra ¿Qué se ofrece? Estoy para servirte —dice el rubio, haciéndole una reverencia.

— Eres un tonto —dice riendo— mira él es Mateo y te andaba buscando ¿Para qué? Pues no me dijo, eso aún es un misterio, dinos Mateo ¿Para qué buscabas a Richard? ¿Qué te hizo?

— Pues resulta que Scarlet dijo que él podría enseñarme el lugar —les informe.

— Pues claro que me recomendó a mí, pues soy el mejor para ese trabajo, vamos —dice empezando a caminar, Sonreí incómodo y le sigo.

Parece arrogante, pero no arrogante del que te cae bien, sino uno molesto. Puedo que sea buen trabajador pero muestra ser petulante como el típico rubio, ojos azules que enamora a las chicas. Ahora si fuese un completo capullo comprendería porque le gusta a Scarlet, serian el uno para el otro.

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POV Scarlet

Estoy de pie junto a mi ventana observando a Mateo salir de la casa en busca de Richard. Ja, si supiera que quien le mostrará el lugar es el ser más arrogante y molesto que podría existir. Pobre de él, pero se lo merece por llamarme bruja. Sé que yo también le insulte, pero estaba molesta con el buey de Benjamín y como él era el más cercano me desquite con él.

Sí que fue divertido apuntarle con la escopeta, debo admitir que por poco y me rio en sus narices, pero me aguante las ganas.

Debí suponer que Benjamín haría algo así, el me odia y a pesar que ya no viene aquí a supervisar desde hace años, siempre encuentra la manera de fastidiarme. Pero esta vez me toca a mí, me encargaré de hacer que ese tonto niño mimado no desee estar en este lugar, repudiará el campo y se largará de aquí, al igual que le pasará al próximo que a Benjamín se le ocurra enviar a este lugar; porque yo le pedí ayuda, no que enviara a un niño bonito a solucionar el problema.

Reconozco que es guapo, no so ciega pero es un incompetente; no puedo creer que Benjamín confié en el para solucionar el problema. Yo perfectamente puedo hacerlo y vera que lo hare.

Después de todo en un año, todo esto será mío y de nadie más. Podré estar plenamente tranquila con mi hermana sin necesidad de estarle rindiendo cuentas a nadie, sin que me limiten y poder hacer lo que se me ronque la gana.

Me dirijo a mi escritorito para poder continuar con mi trabajo, mañana será día de revisión así que debo tener todo bien arreglado para poder dedicar el día a ello.

*****

No puedo dormir, esta noche me está siendo pesada, así que iré por un vaso de agua. Bajo a la cocina y me la sirvo, tomo el agua y me quedo un rato pensativa en la mesa recostando mi cara en mi brazo por el cansancio y poco a poco siento mis ojos pesados, hasta que siento que el sueño me llena por completo.

Me despierto abruptamente en el suelo al sentir el golpe ¿Pero qué? ¿Me caí? Me levanto rápidamente observando a ambos lados por si alguien me vio. Suelto un respiro al darme cuenta que no había nadie.

Algo aturdida siento un dolor en mi cabeza y llevo mi mano a la zona. Hice una mueca al sentir que si duele. Voy al refrigerador y busco una bolsa con hielo. Una vez la, encuentro la colocó en la zona afectada y suelto un suspiro de alivio, pero que bien se siente. Al parecer necesitaba estar en una mesa para poder dormirme.

Voy de camino a mi habitación cuando escucho voces. Miro extrañada el reloj de la pared. Qué raro son las diez y media, a esta hora Allegra siempre está dormida. Voy a donde escucho las voces y me topo con el cuarto de Mateo. No me acordaba que estaba aquí. Sé que no debería pero me mata la curiosidad.

Abro un poco la puerta, de manera suave sin preocuparme por hacer un ruido, después de todo estas puertas siempre se mantienen bien aceitadas y observo que él está delante de su laptop en el escritorio. Le envié a está habitación por ser la más pequeña de la casa. Mi preocupación nunca fue su dormida, después de todo me encargo siempre de que la señora Ramirez deje limpia la casa; mi preocupación es de meterlo a vivir aquí y arruine todos mis planes, pero no lo permitiré de ninguna manera.

Está hablando con un pelirrojo, es el tonto hijo de Benjamín.

— Te lo aseguro Bruce es peor que Benjamín enojado, ella es una fiera ¡Me lanzo un libro! —se quejó Mateo.

— No exageres Mateo, yo te he lanzado muchas cosas y no me dices fiero —dijo divertido— estoy seguro que solo la estás juzgando, todavía no la conoces, estas peor que una mujer diciendo que te cae mal la vecina.

— No es solo por juzgar, su carácter es como el de una fiera que aún no ha sido domada, puede que mantenga un magnifico lenguaje, pero lo emplea para insultar a otros con sus arrogancias y caprichos.

— ¿Ósea que es toda una fiera? —pregunto Bruce levantando las cejas de una extraña manera

— Bruce por favor deja esos comentarios para después —le dijo Mateo con voz suplicante.

— Esta bien... mañana hablamos Mateo que tengo sueño —bostezo Bruce— esto de la diferencia de horarios es cansado.

— Pero Bruce —dijo Mateo con voz extrañada— no hay diferencia de horario.

— Ah bueno, eso debiste decírmelo temprano, adiós y ten cuidado con la morena, no sabemos si muerde.

Y dicho eso, Bruce cerro la video-llamada. Ja tanto tiempo que quise conocer a ese bueno para nada, realmente es un retrasado.

Cerré suavemente la puerta y me dirijo a mi habitación.

— Ay Mateo, Mateo —me reí maliciosamente— todavía no has visto que tan fiera puedo llegar a ser.

Tonto eres al compararme con la basura poco hombre de Benjamín ¡No me parezco en nada a él! Soy mucho peor, no me conoces, pero me encargare de que lo hagas.

Benjamín siempre destruyendo mis planes, pero esta vez no lo permitiré, empezando por ese mediocre de Mateo con su pequeño proyecto para desenmascarar el robo.

Sintiendo felicidad por mi decisión, disfrute mucho de mi largo sueño.

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Firilin, ya pueden disfrutar el segundo capitulo de liberandote. Espero les haya gustado y ciertamente he disfrutado escribiendolo.

Si debia actualizar ayer, pero le faltaba un toque y no podia sbirlo asi como asi.

Por los momentos es todo, chao.

Cambio y fuera.

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