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El calor invadiendo su cuerpo y una resequedad entre sus piernas fue lo que provocó que JiMin fuera despertando poco a poco.

Se removió incómodo tratando de separarse de aquel calor que lo rodeaba, pero al intentarlo sintió la vibración de un gruñido en su espalda y una sonrisa invadió su rostro.

Entonces pudo sentir el brazo sobre su torso, el pecho pegado a su espalda, el otro brazo bajo su cabeza y las piernas ajenas enredadas entre las suyas.

Entre sus manos tomó la mano que se posaba sobre su abdomen y la atrajo a sus labios para besarla. Luego con dificultad se volteó hasta quedar frente a frente a JungKook. El brazo que lo rodeaba apretó su agarre y la sonrisa de JiMin se ensanchó.

Sentía su cuerpo entero envuelto en sudor, dado que JungKook era como un calentador portátil; el calor que irradiaba su piel era abrumador, pero no le importó. Sentir su sudor mezclarse con el de él lo hacía todo más real.

Más de él.

Casi tanto como lo había sentido la noche anterior.

Todavía podía sentir en la piel de sus caderas los fuertes dedos de JungKook y podría apostar que habían quedado marcas.

Movió sus ojos a los hombros de JungKook y vio las marcas rojas de cuando había enterrado sus uñas en ellos.

En lugar de sonrojarse o avergonzarse, se sintió feliz y orgulloso, porque aquellas representaban en su corazón que JungKook era de él, tanto como él era de JungKook.

Nunca olvidaría la manera en que se sintió cuando estuvo sobre JungKook. Se sintió en control y aquello era algo que había olvidado cómo se sentía.

Cada segundo que pasaba, el ojazul se daba cuenta que aquello que sentía en su pecho, aquella felicidad se traducían directamente en algo que no sentía desde que ingresó al sistema.

Se sentía libre.

Y no le importaba que no lo fuera ante el mundo. Ser libre en su mundo con JungKook era suficiente para él.

De pronto los párpados de JungKook empezaron a revolotear y JiMin lo miró atento y con una sonrisa mientras despertaba.

—Buenos días. — dijo JungKook tan pronto abrió los ojos, una sonrisa en su rostro al ver la sonrisa de JiMin frente a él.

—También te amo. — dijo JiMin y sonrió divertido al ver la expresión en el rostro de JungKook. — Anoche me dormí antes de poder decírtelo, pero yo también te amo.

Una sonrisa se fue ensanchando por el rostro de JungKook a la vez que JiMin pasaba sus manos por el pecho del mayor en una caricia.

— ¿Acaso hay una mejor manera de despertar? — preguntó JungKook con una sonrisa y en ese momento se dio cuenta de que aquella era la manera en la que quería despertar por el resto de su vida.

—No. — respondió JiMin convencido y se acercó para dejar un casto beso en sus labios, a la vez que su estómago gruñía con fuerza por el hambre.

—Alguien tiene hambre. — dijo JungKook riendo y se empezó a levantar de la cama. — Iré a traerte desayuno.

—No- — empezó a decir JiMin moviéndose para levantarse, pero se detuvo con una mueca al sentir la punzada que subió desde su entrada hasta su media espalda. JungKook sonrió compasivo y lo ayudó a acostarse de nuevo.

—Por eso dije que iré a traerte desayuno. — dijo JungKook y besó la frente del menor. — ¿Estás bien?

—S-Sí. — tartamudeó JiMin soltando un suspiro y luego sonrió. — Lección aprendida: no intentar levantarme así después de hacer algo como lo de anoche.

—Fui muy brusco... — murmuró JungKook arrugando su frente al ver las marcas de sus dedos en las caderas del menor.

—Fuiste perfecto. — dijo JiMin con seguridad y JungKook lo miró a los ojos.

—Pero mira como dejé tu piel-

—Eso me gusta. — afirmó el ojinegro y sonrió divertido. — No cambies nada, por favor.

JungKook soltó una pequeña risa al escucharlo y se agachó para besar sus labios. Caminó hasta el baño y mojó un pequeño trapito para limpiar con cariño a JiMin y luego lo cobijó con la sábana de su cama. Cuando terminó, caminó hasta su armario para vestirse y salió de la habitación rumbo a la cocina.

Conforme se acercaba más a ella, más invadía el delicioso aroma a comida.

—Buenos días. — dijo JungKook al entrar y ver a su madre acunando una taza de café en sus manos, de pie al lado de Hye, quien preparaba el desayuno en la estufa.

Al escucharlo, su madre alzó la mirada y sonrió.

—Buenos días. — dijo ella con cariño. Hye le sonrió como saludo. — ¿Cómo durmieron?

—Muy bien. — dijo el ojinegro sin poder evitar la gran sonrisa que brilló en su rostro. — ¿Puedo llevarme el desayuno a mi habitación?

—Claro, deja y te ayudo. — dijo su madre y enseguida empezaron juntos a preparar dos platos con desayuno.

—Gracias, las quiero. — exclamó JungKook feliz caminando hacia la puerta para salir con la bandeja en sus brazos.

—Con gusto. Y por cierto, JungKook. — dijo su madre y el chico se detuvo para mirarla. — Para la próxima, cierra la puerta con llave. — cuando JungKook la escuchó, sus ojos se abrieron como platos y ella tuvo que hacer su máximo esfuerzo para no reír. — Está bien que en esta casa funcionemos de manera diferente a la convencional, pero no tanto como para querer volver a entrar a tu habitación en la mañana a saludarlos y encontrarlos desnudos, uno encima del otro.

JungKook podría jurar que nunca en su vida se había sonrojado tanto como en ese momento. Asintió torpemente y subió rápido los escalones, ignorando las risas que salían de la cocina.

— ¿Pasó algo? — preguntó JiMin al verlo entrar a la habitación con un tono rojo adornando toda su piel.

—Nada, mi amor. — dijo JungKook, caminando hacia la cama y dejó la bandeja sobre ella. Luego se devolvió a la puerta y la cerró con llave. — Solo que esta puerta nunca más quedará sin seguro.

Había pasado una semana desde el día en que JungKook había enviado el formulario de ingreso a la universidad.

En esos días se habían visto con TaeHyung y YoonGi un par de ocasiones, ambas parejas regocijándose de poder ser ellos mismos frente a otras personas.

Y ahora JiMin y JungKook se encontraban en la cama de la habitación, acostados y abrazados mientras veían una película, hasta que escucharon a la madre de JungKook llamarlos desde abajo.

Bajaron juntos y la encontraron en la sala de estar, una expresión difícil de leer en su rostro y un sobre en sus manos.

Antes de que JungKook pudiera preguntar, la mujer extendió el sobre y de inmediato los dos comprendieron.

En el sobre brillaba el sello de la universidad a la que JungKook había aplicado.

Con temblorosas manos, JungKook lo tomó y lo observó.

Sintió los brazos de JiMin rodearlo a su lado y eso le dio la valentía para abrir el sobre y extender la carta doblada.

"Estimado joven Jeon, nos alegra informarle que ha sido admitido en nuestro programa universitario..."

Un grito de alegría escapó de su garganta al leer el contenido de la carta y soltó el papel para tomar el rostro de JiMin y estampar muchos besos sobre la boca del menor, a la vez que su madre se acercó y los rodeó a ambos en un abrazo.

El momento fue interrumpido por el sonido del celular de JungKook. El chico lo sacó de su bolsillo y contestó rápido al ver que era una llamada de TaeHyung.

—¡¡Ingresé!! — escuchó a TaeHyung decir y JungKook gritó de nuevo con alegría.

Quedaba un largo camino por recorrer, pero la vida les estaba sonriendo y, por fin, las cosas estaban saliendo bien.

Hijoles como que todo esta saliendo demasiado bien 😔✊

Así que awas que huele a p e l i g r o

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