Capítulo 7
— ¿Por qué insistes en acercarme a ella?
—Tiene ojos de luna.
—Jeanine tiene cabellos de luna, y no me dejas estar mucho tiempo con ella, ¿por qué?
Conversación entre Brad Miller y su hijo Derek (14)
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Todo estaba ocurriendo demasiado rápido, tanto que sus energías se estaban esfumando lejos de su cuerpo, tenía la mente cansada, el lobo alterado, dando vueltas en su interior, y Derek comenzaba a creer que esto no era más que un sueño del que pronto despertaría.
Un alfa Moon Fighter dando origen a una camada de cachorros mitad lobo mitad coyote, era absolutamente inconcebible.
Frenó sus pasos, permitiendo recobrar el aliento, tranquilizar el pulso de su agitado corazón, al frente iluminado por el sol de invierno, una pequeña y desgastada cabaña de madera se erigía rompiendo con el paisaje del bosque. La observó, oculto tras las sombras, durante tanto tiempo..., mientras intentaba creer en las palabras de aquella mujer, sin embargo era una tarea difícil, porque su padre era intachable, una figura de mucho peso que construyó con acciones nobles su reputación.
La idea de una vida secreta le perturbaba, pero más lo hacía pensar en la posible infidelidad hacia su madre...
¿Cómo podía haber hecho eso? ¿Habría engañado a su madre? ¿Por qué nunca oyó murmurar a nadie sobre eso, siendo que la privacidad en el clan era un concepto extraño?
Tenía muchas dudas azotando su mente, las palabras de Madeleine se aparecían tan rápido que comenzaba a dolerle la cabeza.
Recomponiendo sus fuerzas, se acercó.
Derek golpeó un par de veces y retrocedió a la espera de que le abrieran rápido, literalmente, se veía deplorable, el cabello revuelto, el rostro enrojecido por el calor de la carrera y el corazón agitado.
Un alfa no debía presentarse así ante un alto miembro del Consejo, pero él había mandado el reglamento por los aires tantas veces que ya ni siquiera le daba importancia. Estaba frente a la guarida de Marcus Anderson porque necesitaba respuestas de manera urgente.
— ¿Alfa? —Inquirió al entreabrir la puerta—. ¡Qué sorpresa verle por aquí! Adelante, por favor.
—Hola Marcus —saludó, pero todo lo que se oyó fue un tono algo seco. Derek ingresó a la pequeña sala de estar que consistía en un sillón frente a una pantalla de televisión—. Disculpa si he interrumpido algo importante.
—Oh por supuesto que no, solo estaba preparando algo de comer. Adelante, tome asiento.
—Gracias.
Derek vio al alto anciano caminar a paso lento hacia su cocina, Marcus estaba debilitado en su forma humana, ya era un miembro respetado del Consejo cuando Brad Miller murió de un ataque cardíaco, ahora casi rondaba en los setenta y cinco años. Le quedaban algunas décadas más, y su lobo todavía daba pelea, sin embargo, Derek ya no le permitía salir a recorrer las fronteras para preservar tanto su salud como su seguridad.
Le respetaba mucho, no solo porque fue el amigo más cercano de su padre y su Beta, sino porque era sabio y humilde.
Por eso había acudido a él, estaba seguro que al ser el confidente de Brad sabría algo sobre esa supuesta familia oculta.
—Entonces..., ¿qué lo trae por aquí? —Cuestionó en su regreso, cargaba una bandeja con algo de pollo asado y puré en dos platos, junto con vasos de jugo vitamínico.
Derek tenía el estómago cerrado, pero aceptó la comida.
—Necesito respuestas —contestó, arrastró un plato hacia él y le miró a los ojos—. Es algo delicado...
—Ha venido al lugar correcto. —Marcus se sentó en el espacio vacío del sillón, tomó un poco del jugo y comenzó a comer.
—Creo que en este punto, debe entender la situación compleja del Consejo.
—Oh, sí, es todo un lío.
—Y que sospecho que la mayoría de los ancianos ansían que termine mi liderazgo.
Marcus tragó el bocado y giró para mirarle, las arrugas en su rostro moreno bordeaban sus ojos oscuros.
—Bueno..., eso no es del todo correcto.
—Pero lo han pensado, ¿no es así?
El viejo lobo asintió con pesar.
—Quiero saber si usted piensa de esa forma.
Marcus frunció el ceño en confusión, y luego negó.
—Por supuesto que no, jamás iría contra la voluntad de su padre.
—Pero no aceptas mi liderazgo —concluyó.
—Usted entró con una motosierra al quirófano, es lógico que ante sus reformas encuentre mucha resistencia de parte de los lobos viejos como yo. Pero no significa que esté haciendo las cosas mal, al contrario, la mayoría reconoce que esos cambios han hecho avanzar al clan.
Derek oyó cada palabra, asegurándose de que Marcus no estuviera diciendo lo que quería oír, no había rastro de engaño en su voz, en sus gestos, entonces podía confiar en él, pero su lobo se mantuvo al margen indicando que no era prudente fiarse de un miembro del Consejo, por más que este fuera en el pasado un noble lobo que lo vio crecer.
—Una cosa más.
—Adelante.
— ¿Qué relación tuvo mi padre con el clan Dawn Edge?
Marcus detuvo el tenedor en el aire, y pronto su postura cambió, el ambiente antes acogedor se volvió tenso, Derek no ignoró ese detalle.
—Ese clan...
Sus labios arrugados se cerraron con fuerza, el viejo lobo evadió su mirada.
—Se lo prometí.
— ¿Qué cosa? ¿A quién?
—A tu padre, le prometí jamás hablar de eso.
Incapaz de probar bocado, Derek dejó su plato en la pequeña mesa central, ante la atenta mirada de Marcus quien gruñó bajo, claramente molesto porque no había comido. El hambre era la menor de sus preocupaciones. Ansiaba respuestas, la verdad, y estaba dispuesto a presionar a cualquiera para obtenerla.
Brad estaba muerto, Marcus ya no le debía nada.
—Una mujer apareció en la empresa, con signos de maltrato, alterada y al borde del colapso, tenía en su cuello un collar de castigo ilegal para cambiantes y un inhibidor que le impedía transformarse.
—Dios...
—Eso no es todo. Dash le quitó el collar y quedó bajo el análisis del equipo de investigación, tuvimos que traerla para que pudiera retirarle el inhibidor. Cuando reaccionó y pudo completar su transformación, nos dimos cuenta que era un cambiante Coyote.
Marcus comenzó a ponerse nervioso, Derek le vio de reojo, gotas de sudor comenzaban a aparecer en su arrugada piel.
Ya casi estaba.
—Le obligué a que regresara a su forma humana, y le exigí saber por qué llegó a la recepción de Wired Tech de esa forma y quién era...
—Voy a guardar eso si no quieres —dijo, Marcus quiso ponerse de pie pero Derek le detuvo sosteniéndole del brazo.
—Ella asegura ser hija de Brad, su nombre es Madeleine Miller, ¿sabes algo sobre ella? ¿Dice la verdad o miente?
La mirada del anciano no encontraba rumbo, su respiración comenzó a agitarse.
—No sé de lo que está hablando.
Marcus forcejeó, Derek reforzó su agarre lo suficiente para mantenerlo en su lugar sin hacerle daño.
—Necesito saberlo —insistió.
El viejo se giró, gruñó bajo, tenía al lobo muy cerca de la superficie.
—Le prometí...
— ¡Mi padre está muerto! —Exclamó—. Y no vendrá a perseguirte en sueños si me dices la verdad de una maldita vez.
Derek se impuso sobre el Beta, lo sintió retroceder apenas buscó su mirada oscura rodeada de un pálido círculo amarillo, se sentía como un cobarde al usar su dominio por la fuerza con un anciano, pero quería tanto saber la verdad sobre esa mujer que podía clavar un puñal más de culpa en su alma.
Después de todo Derek estaba acabado, solo era una coraza con un interior vacío por los golpes del tiempo y en donde latía apenas un corazón agonizante.
—Un lobo Moon Fighter no le oculta información a su alfa —sentenció.
Marcus respiró con fuerza, pero al final, dejó de resistirse y se relajó en su lugar emitiendo un quejido bajo.
—Éramos jóvenes y torpes —dijo, su voz volvió al tono amable—. Yo era un Beta rastreador, tu padre un inquieto lobo alfa. Un día, tu abuelo Ashton le otorgó el dije de explorador, no le tomó mucho tiempo salir a recorrer las tierras más allá del clan. Tomó el rumbo del Este, y fue a parar al territorio del clan Dawn Edge, ahí conoció a una familia de cambiantes Coyote que estaba anexa al clan, ahí conoció a Dalia.
Marcus volvió a mirar al frente, mientras sus recuerdos tornaban el ambiente algo melancólico.
—No sé cómo le hizo —prosiguió, una suave sonrisa se asomó en su desgastado rostro—. Pero logró hacer un acuerdo con el alfa para poder regresar a verla, su discreción y apertura a cambio del sustento económico, Brad era muy astuto.
Derek sonrió, recordando a su padre, tan recto y justo, fiel al código, a las tradiciones...
—Pocos supieron cuando se unió con esa mujer, Ashton hizo todo por averiguarlo pero él la protegió cifrando sus datos, borrándole de la Infranet. Solía hablar conmigo de ella, estaba locamente enamorado a pesar de que Ashton ya le seguía los pasos, y cuando tuvo a su hija... Saltaba de alegría.
—Entonces es verdad —concluyó—. Madeleine es mi media hermana.
Marcus bajó la mirada, casi con resignación.
—Sí, y luego tuvo a otros dos pero nunca supe sus nombres.
—Chandler y Arejay.
El viejo sonrió suave.
—Bonitos. —Marcus presionó sus ojos con los dedos, como borrando algo, un aroma a sal tiñó el aire y supo que se había emocionado—. Cuando tu tío murió de imprevisto, a Brad se le cayó el mundo, debía ascender como nuevo sucesor y consumar su relación con Erin. Tuvo que romper su recién formado vínculo con Dalia, y al hacerlo parte de él murió, algo en él cambio para siempre, y a pesar de que había hablado con ella sobre lo que le esperaba, volvió al clan como otra persona. —La voz de Marcus tembló—. Aquella mujer le amaba, tanto como para dejarlo ir, yo lo vi derrumbarse en las largas noches que pasábamos vigilando las fronteras, jamás se repuso de eso.
Derek tragó duró, borrando un par de lágrimas que cayeron sin que se diera cuenta, nunca en su vida podría haber pensado siquiera en todo lo que su padre tuvo que hacer por el bien del clan, le hacía creer que a comparación sus problemas eran insignificantes. Brad Miller se rompió a sí mismo para poder cumplir con un destino que no le habían dado, también sufrió por amor, se mantuvo al lado de una mujer que no amaba, volvió a sufrir cuando lo dejó, y sin embargo ocultó todo tan bien que durante treinta y cinco años su único hijo siempre creyó que era recto, justo y fiel a las reglas.
—De su camada nada se supo, ninguno de los miembros del clan lo sabe. Brad me hizo prometerle que le enviaría dinero al clan Dawn Edge y a su familia, y que jamás le diría a nadie de ellos.
Derek tomó aire, todo el que sus pulmones le permitieron y luego lo dejó ir en una exhalación que no pudo calmar las emociones que despertaron con violencia en su corazón, alegría, temor, angustia y algo parecido a la felicidad, giraron en su mente, mareando al lobo que yacía echado en un rincón.
—Soy el menor de cuatro hermanos —dijo en voz baja, una ligera sonrisa tensionó sus labios—. Tengo una familia.
—Me alegro que lo tome de esa forma —agregó Marcus ahora más calmado—. Otro en su lugar tomaría la opción de cazarlos.
Derek se tensó.
— ¿Cazarlos? ¿Por qué habría de hacer eso?
—Para cuidar su puesto en el clan, antes los lobos alfa se aseguraban de que sus hermanos de camada no les arrebataran el rango.
Horrorizado de saber eso, frunció el ceño y negó repetidas veces.
—Nunca, jamás... Yo... Yo no soy capaz de algo tan miserable.
Marcus le miró con aprobación.
—Usted es un digno sucesor, a pesar de su carácter rebelde.
Derek sonrió.
—Agradezco eso.
El viejo lobo quiso agregar algo más, pero el tono de urgencia en su teléfono móvil le interrumpió, de inmediato Derek se puso de pie y sacó el delgado objeto del bolsillo del pantalón negro, al ver la imagen en la pantalla su corazón latió con fuerza, el lobo se estremeció en su interior. Tragando el nudo en su garganta, atendió.
—Jeanine.
—Hay un problema —ella dijo, su voz sonó tan plana... Casi mecánica.
— ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
Hubo un suspiro corto.
—Madeleine, los rastreadores de Seth la capturaron.
Gruñó fuerte.
—Descuida, no le han hecho daño, pero te necesita ahora mismo, no quiere regresar a su forma humana.
Derek cerró los ojos, conteniendo al lobo que pedía salir.
—Bien, dame la ubicación.
—La hemos traído a la zona de entrenamiento.
—Muy bien, estaré allí en veinte minutos.
—De acuerdo..., ah..., Derek, debes estar preparado, Elías está aquí.
«Oh mierda, esto no es bueno»
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