Capítulo 41
—Tenemos el privilegio de ser una raza avanzada, comprendemos el mundo de una forma que los humanos jamás podrán. Somos superiores, podemos obtener el control, establecer un nuevo orden mundial, si estamos unidos, si mantenemos la pureza de sangre.
Proclamación ideológica puritanista. Octubre 17, año 2210.
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Siguió las instrucciones, en un vaso de agua limpia con azúcar colocó cinco gotas del líquido color amarillo verdoso que estaba contenido en un pequeño frasco de vidrio. No tenía olor ni sabor, pero desconfiaba como con cualquier droga. Derek mezcló la bebida, y volvió a escuchar la grabación, a leer la nota.
—Mierda.
Se lo tomó todo de una sola vez, ahora tenía un sabor ácido en la boca, la garganta le empezó a arder. Según la grabación esa droga le haría efecto en menos de diez minutos, pero no entendía bien de qué le servía. No importaba, Derek debía actuar rápido, tenían a Jeanine, a Seth, y lo querían a él. Su lobo gruñó, la furia ascendió por su cuerpo y él la recibió, era tiempo de una última pelea.
—Tu clan conocerá tu historia —prometió, evocando en su memoria el rostro de Brad, los pocos recuerdos en los que verdaderamente fueron padre e hijo.
Agarrando con cuidado al gato que dormía en la silla, lo metió en el transportador, cogió las llaves y salió. Ató con un par de cuerdas el transportador al manubrio de la bicicleta, inseguro, la preocupación desgarrándole por dentro, echó un último vistazo a su casa, su vida, y luego comenzó a andar.
—Cállate Sissy Paw.
Pero los maullidos del animal no se detuvieron en todo el trayecto desde Arklow hasta Lake Saint Jerome. Cuando se detuvo a descansar, se fijó en la hora, tenía veinticuatro para aparecer en el territorio, y a pesar de que quería llegar lo más pronto posible, sabía que no tenía nada, era débil y necesitaba la mayor ayuda posible frente a un adversario que era cien veces peor que Elliot Barnes.
—Diablos Derek, te ves terrible.
Sean se levantó para saludarlo, no hacía falta que le repitiera el estado en el que se encontraba, Derek estaba caminando sobre su infierno personal y parecía que no mejoraría pronto.
—Iré al grano Sean —dijo, en el asiento libre del reservado dejó el transportador—. Necesito dos favores.
Sorprendido, el puma asintió.
—Claro, lo que sea.
Derek tomó aire, reunió el coraje que le estaba faltando.
—Primero, quiero que cuides a Sissy Paw.
Sean estrechó su mirada oscura.
— ¿Sissy Paw?
Derek apuntó.
—Oh... No sabía que te gustaban los gatos.
—No estoy para bromas Sean, tengo un problema grave.
El hombre frente a él asintió.
—Estás drogado.
Derek abrió los ojos.
— ¿Cómo lo...?
—Tus pupilas están dilatadas, tienes el lobo a punto de saltar al frente y tu pulso se ha acelerado hasta límites peligrosos. —Sean hizo una pausa, ladeó la cabeza, sus ojos se tornaron dorados—. Nitriodyne —concluyó—. Te has metido Nitriodyne en el cuerpo.
Derek se mantuvo firme, ahora que la cosa que consumió tenía nombre se sentía inseguro respecto a los resultados que obtendría, se suponía que su lobo debía experimentar un crecimiento en tamaño y fuerza que le ayudaría en caso de tener que pelear de nuevo en un mano a mano.
— ¿Así que sabes sobre esta cosa?
—Desde que el Amonium fue utilizado por los humanos para controlarnos, me mantengo al día con los compuestos que lo usan como base. Hay decenas de drogas diferentes, algunas buenas, otras terribles, todas ellas tienen la misma función: esclavizarnos. —Sean apoyó los brazos sobre la mesa, le miró a los ojos—. El Nitriodyne es adictivo y sumamente difícil de conseguir —continuó, su voz se tornó oscura—. Asegúrate de consumirlo por única vez.
Derek movió un hombro.
—Descuida, no pienso caer en drogas, lo necesito para resolver un problema más grande.
— ¿Volverás a tu clan?
Derek tragó el nudo de angustia, extendió sus garras y comenzó a moverlas sin provocar arañazos.
—Sí, tres días atrás Jeanine y yo tuvimos una discusión sobre eso, yo no quería volver pero ella sí..., ella se fue, y ahora me han enviado una nota diciendo que la tienen de rehén en la base subterránea, Seth también está allí... Me quedan trece horas para volver o los matarán.
—Rayos..., ¿sabes qué quieren exactamente?
—No, solo quieren mi presencia.
—Viejo, Elliot es un desquiciado.
Derek cerró el puño.
—Elliot murió ayer —afirmó—. Lo asesinaron.
Sean levantó la mirada, sorprendido y consternado.
— ¿Quién lo hizo?
—Marcell Renan, un alfa del clan Blue Storm.
El puma emitió un gruñido bajo.
—Han tomado las tierras, atraparon a todos los miembros que quedaban y los tienen como prisioneros.
— ¿Cómo..., cómo fue posible?
Derek también se hacía esa misma pregunta, pero el informante que hablaba en la grabación solo decía que uno de los miembros del clan vendió información al enemigo, les ayudó a armar todo este plan. Elliot debía quitarle el puesto, borrarle del mapa, luego era cuestión de esperar a la crisis que sucedía en las transiciones de un líder a otro, la del clan fue extrema, entre las deserciones y los conflictos internos, bajó la guardia, y los intrusos atacaron.
Las tierras estaban siendo invadidas por cientos de lobos Blue Storm, liderados por Marcell Renan.
—Un traidor les ayudó —continuó—. Si llegó a encontrarlo..., lo haré pedazos.
Sean aprobó la idea.
—Necesito toda la ayuda para liberar a Jeanine y Seth.
—Cuenta conmigo —respondió de inmediato, luego su expresión se tornó dubitativa—. Si esto tiene éxito... ¿Regresarás como alfa?
Le miró a los ojos, la ferocidad del puma retrocedió para dejar paso al color oscuro y humano, casi como carbón, que desde la profundidad le veía como el mismo aliado de siempre.
—No lo sé, primero quiero que Jeanine esté a salvo.
—De acuerdo —Sean suspiró—. Para una misión tan delicada como esta necesitaremos a los mejores estrategas.
— ¿Aria y Liam?
—Exacto, los llamaré.
Para las siete y media de la tarde, el plan estaba listo y todos los involucrados ya estaban avisados. El alfa del clan Ice Daggers propuso la idea de utilizar los helicópteros que por capricho Sean había comprado, un ataque aéreo limitaba el alcance pero disminuía el riesgo de bajas, sin embargo, ni Aria ni Sean descartaron los escuadrones que rodearían el territorio para eliminar la mayor cantidad de enemigos posibles.
—Debemos elevar lo que está sucediendo a la ACC —dijo Aria—. Hubo numerosas infracciones al Código que llevaron a terminar de este modo.
— ¿Con qué objeto? —Cuestionó Derek—. La ACC solo controla la información de los cambiantes.
—El Congreso Mundial Cambiante modificó eso —intervino Liam—. Las nuevas leyes permiten la detención de los infractores y las sanciones a aquellos que los ayuden.
Los ojos de Liam brillaron, el color verde era feroz.
—Si salen de esta —Liam continuó—. El clan Blue Storm pagará las consecuencias aquí, o en Francia.
—Prepararemos a nuestra gente —Aria agregó, sus ojos iluminados por la anticipación, el leopardo se movía a través del gélido color azul—. Apenas llegues iniciaremos el ataque.
Sean rodeó a Aria con un brazo, la mujer se inclinó hacia él, por dentro se alegró de que el puma fuera feliz a su lado después de pasar tanto tiempo intentando una y otra vez que ella le hiciera caso.
Las personas merecían ser felices.
—Gracias —dijo, tragando un nudo de emoción—. Les deberé mi vida si el plan sale bien.
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En la oscuridad de la casa volvió a oír el instructivo, para que los efectos del Nitriodyne se activaran más rápido, Derek debía alimentarse con la mayor cantidad posible de alimentos ricos en hidratos de carbono. Así fue que consumió fideos hasta ya no poder más, y cerca de las doce de la noche, entró la bicicleta blanca, y partió.
De Arklow a Woodstone City había una distancia de doscientos cincuenta kilómetros, otros cien hacia Paradise City. En un buen vehículo se tardaba entre tres y cuatro horas, a pie y a ritmo humano un día como mínimo, a paso de lobo le tomaría cinco horas como máximo si lograba mantener el paso sin descanso ni distracciones.
Con solo una botella de medio litro llena con agua, Derek marcó un paso ajustado valiéndose de la fuerza del lobo. Trató de mantenerse calmo, la mente fría, pero era imposible sabiendo que Jeanine estaba encerrada y en manos de maniáticos extremistas. Oh... Ya quería acabar con todos para luego volcar su rabia animal contra el maldito traidor que se atrevió a jugar del lado equivocado.
«Jeanine, primero hay que ir por Jeanine» siguió el angustiado susurro del lobo, lo sentía fuerte y claro, activo como nunca antes, Derek tenía buen estado pues notó que ya no sentía dolor en su cerebro, estuvo tentado en transformarse para comprobar si en efecto su lobo había experimentado un crecimiento.
Cerca de las cuatro de la madrugada, Derek se detuvo, tomó agua y recordó que debía cambiar el rumbo debido a que el clan Dark Spines bloqueaba el paso en tres pueblos al sur de su ciudad. Debía tomar el desvío y pasar por Kingstone Creek, podría utilizar el arroyo para llegar más rápido al territorio forestal. El asentamiento se hallaba en un profundo silencio, Derek no se quedó a echar un vistazo, tomó un camino que se internaba en el bosque y llegó al arroyo, le llevó unos minutos orientarse, fue contra corriente.
A medida que se iba acercando, su radio transmisor pequeño comenzó a captar frecuencias.
—Le prodigue a ordonné que les gardes se développent sur tout le territoire [El pródigo ha ordenado que los guardas se expandan por todo el territorio] —habló un joven.
—Ne devrions-nous pas utiliser l'entraînement concentrique?
[¿No deberíamos usar una formación concéntrica?]—respondió otro.
—Nous devons lui obéir sinon il nous punira.
[Debemos obedecerle o nos castigará]
Derek arrojó el objeto en un arbusto, apretó el paso, el arroyo crecía su cauce y ya sabía hacia dónde se dirigía, a la piedra plana. Su corazón dolió en su pecho, no quería tener que derramar sangre en un sitio tan sagrado. Al escuchar la voz de un hombre redujo sus pasos, se convirtió en una sombra.
—Estupendo, esperaremos aquí para liquidar a los tres.
«Hoy no, maldito»
Derek avanzó entre la vegetación, oyendo la corriente calma del agua cercana, el atardecer se llevaba la luz dejándolos en sombras y la luna... La luna aparecería en cualquier momento con su brillo, cuarto menguante.
Había hombres y mujeres armados rodeando el espacio, en la otra orilla del ancho arroyo, refugiados bajo las sombras que proyectaban los árboles. Lobos dispuestos a matar, seguían sus pasos con las miradas cargadas de orgullo y suficiencia.
Derek no les dio mucha importancia, pues su lobo gruñó al ver a Jeanine y Seth postrados de rodillas a los pies de un hombre alto, estaban atados de manos, amenazados por los cañones de las armas que les apuntaban a la cabeza. Aquel tipo era alto, delgado, de pulcra vestimenta blanca como la nieve. Giró, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro de facciones angulares, ojos grises, caídos y estremecedores, le detuvieron.
—Tú debes ser Marcell Renan —habló.
Seth levantó la mirada y se inclinó en señal de respeto, eso pareció irritar un poco al lobo que los mantenía bajo amenaza.
—Correcto. —Marcell cruzó los brazos por detrás de la espalda y enderezó su postura—. Pero prefiero que me llames como lo hacen mis seguidores.
Derek alzó una ceja.
— ¡Prodigue! ¡Prodigue! ¡Prodigue! —corearon los demás en una sola voz.
— ¿Qué rayos están diciendo?
—Pobre e inocente desgraciado —Marcell caminó un par de pasos—. Permíteme iluminar tu mente impura, yo soy el Pródigo, designado para unir a todos los lobos del mundo bajo un único estilo de vida: pureza.
— ¡Pureza de alma, pureza de corazón, pureza de sangre! —corearon.
«Todos están desquiciados»
—Ahh, qué interesante. —Derek miró alrededor, quería tanto que Jeanine le mirase solo una vez, ella mantenía su cabeza baja, sus labios temblaban conteniendo un llanto que se negaba a salir—. Bien, ya me tienes aquí, libera a mis lobos.
La mirada de Marcell fue escalofriante.
— ¡Libéralos! —Gritó.
El lobo frente a él sacudió la cabeza.
—No tienes el poder de dar órdenes aquí, eres un lobo débil Derek, corrompido e impuro, llevaste a tu clan a la destrucción.
Gruñó, las garras pincharon en sus dedos.
— ¿Qué quieres? ¿Por qué venir del otro lado del mundo a invadir a un clan que nunca les hizo nada?
Marcell estrechó la mirada, su rostro era casi idéntico al de Adrien, quien hace meses secuestró a Seth para vengarse de Reed, y lo torturó horriblemente, lo marcó de por vida.
—No es personalismo —respondió—. Es una causa justa la que llevo adelante, la sangre impura, mezclada y contaminada no debe existir en nuestra raza.
«Sí, está completamente desquiciado»
— ¿Qué quieres entonces, matarme a mí a todos los miembros del clan? La ACC sabrá de esta masacre, y hará justicia.
Una risa baja, enferma...
—Qué inocente eres..., la ACC creerá lo que mis técnicos escriban en sus registros pirateados, que tú en una sangrienta venganza contra Elliot Barnes aniquilaste a él y a todos los lobos que te dieron la espalda.
—Eso suena muy estúpido y loco cuando lo dices.
—Tu opinión al respecto no cuenta. —Marcell dejó los brazos sueltos—. Ahora, como sé que el honor para un Moon Fighter es muy importante, no tendrás la misma muerte que Elliot, no, yo te permitiré pelear.
Derek miró a Jeanine «Mírame, mírame, por favor» pero ella se quedó quieta en su lugar.
— ¿Qué pasará con ellos?
—La única forma que los salves, es matarme.
Los adeptos a Marcell se burlaron entre risas.
— ¿Cómo sé que ellos no me caerán encima cuando lo haga?
Una sonrisa afilada.
—Si cet impur peut me prendre la vie, baissez les armes, attendez cinq minutes, puis terminez avec tout le monde. [Si este impuro llega a quitarme la vida, bajen las armas, esperen cinco minutos, y luego acaben con todos]
—En mi idioma, por favor.
—Lobos puros, con honor hasta el final, si Derek Miller me mata, se retiran.
— ¡Si, Pródigo!
Marcell movió los hombros, preparándose.
«Perdóname, padre, ancestros, por manchar con sangre y violencia este lugar de descubrimiento, amor y felicidad»
Su rival se despojó de sus ropas, doblándolas con cuidadosos movimientos, uno de sus seguidores se apresuró en recibirla, y solo luego de ver su retroceso, dejó salir a un lobo blanco, masivo y enorme «Este hijo de su madre debió tomar un litro de Nitriodyne» era incluso más grande que Elliot. Derek no dejó tiempo para arreglos cuidadosos, destrozó su ropa en un cambio violento, doloroso, pero por esta vez no tambaleó, se sentía fuerte... Vivo.
Los efectos de la droga eran reales, asombrosos, sentía los músculos firmes de nuevo, sus sentidos claros y activos, el lobo resoplar a través del instinto protector.
Marcell arañó con sus garras la piedra plana, Derek agachó la cabeza con su iracunda mirada puesta en un idiota que se atrevió a amenazar lo que más amaba, replegó las orejas hacia atrás, erizando el pelaje del lomo. Entre gruñidos roncos, Marcell se irguió sobre Derek para amedrentar su espíritu, solo un segundo la derrota contra Elliot se hizo presente en su mente, esto era un regreso al momento más débil y humillante en toda su vida. Derek dudó su postura sobre la tierra que pisaba, su rival lo sintió, atacó.
Apenas pudo contener el peso aplastante del lobo que le saltó a la espalda, sus patas delanteras temblaban por la fuerza ejercida al intentar mantenerse en pie. Derek trató de girar para morderle, demasiado pelaje blanco, espeso y áspero, no encontraba piel sobre la que hincarle los dientes.
Un chasquido de dientes resonó cerca de su oreja, Derek no tuvo otra opción que dejarse caer para luego rodar, escapó a la mordida que buscaba su cuello, retrocedió, lo atrajo lejos de la piedra plana, Marcell atacó, Derek saltó en el mismo instante anclando las patas traseras a la tierra para contener al tren de carga que le impactó con toda la fuerza, el choque fue violento, sus dientes se clavaron dolorosamente en la piel de su mandíbula superior. Marcell giró, volvió a posicionarse encima, a oprimir con su peso, los colmillos apretaron, la sangre fluyó y la resistencia se acababa. Derek tembló.
Marcell le liberó solo para desgarrarle la piel de la nuca, Derek gimió bajo, su lobo enfurecido, ya no podía mantenerse en pie por mucho tiempo más, el Nitriodyne no hizo magia sobre sus fuerzas debilitadas por el aislamiento.
Un giro, Derek gruñó, Jeanine le miraba, sus ojos suplicantes sobre él, era como si le estuviera gritando que continuara.
— ¡Ahora! —Seth exclamó.
Y una poderosa loba plateada, tan rápida como ciega de rabia, empujó contra Marcell haciéndole trastabillar. El lobo blanco giró hacia ella, pero un movimiento después Jeanine rodeó a Derek con su cuerpo, gruñendo fuerte, amenazando con sus dientes expuestos.
Para cualquier espectador ajeno a la contienda, parecería que ella se escondía bajo el cuello del lobo negro, sin embargo, la realidad era distinta, pues lo que Jeanine estaba haciendo era proteger su garganta de los colmillos enemigos, proteger a su pareja.
— ¡Nous sommes attaqués! [¡Estamos bajo ataque!]—Exclamó una mujer.
— ¡Protégez le prodigue! [¡Protejan al Pródigo!]—Ordenó un hombre.
Marcell giró, ellos también le siguieron el movimiento, pero luego los ojos grises se desviaron hacia arriba.
—Saluda a Adrien de mi parte, bastardo —Seth habló, su voz fría cargada con la furia del lobo, un sonido metálico, como un clic.
Derek no se atrevió a voltear, o a cuestionar cómo se liberaron, o cómo obtuvo Seth un arma.
— ¡Baja el arma! —Ordenó uno de los guardas.
— ¡Moriremos de todos modos! —Gruñó Seth, movió el seguro.
Disparos se escucharon cerca. Helicópteros. Los juguetes de Sean se movían a lo lejos con sus francotiradores apuntando a todo aquel que se movía en tierra.
Derek saltó contra Marcell en esos valiosos segundos de descuido, y el lobo aulló complacido por pelear con ella lado a lado, unidos como uno solo ante el enemigo. Y en ese momento, Derek sintió que esa diminuta parte que todavía había estado aprisionada, se liberó, su espíritu, su alma y su corazón respiraban el aire cargado de violencia, y al saber que tenía la confianza de proteger y ser protegido, Derek lo comprendió, aquello que había guiado a su gente y la había mantenido unida por tanto tiempo, un sentido de protección completamente recíproco.
Era todo.
Era libre.
«Moon Fighters hasta la muerte»
Un disparo atravesó el aire...
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