EXTRA🌻 (Alternativo)

Hola... Soy yo de nuevo.

SÍ, YO TAMBIÉN SOY UNA MENTIROSA, SÍ HABÍA MÁS.

Disfruten eaea

¿Y si hubiera seguido a su corazón?

Al salir del trabajo se ha encontrado con Jungseok, ese joven que ha llegado a la oficina hace unos pocos días. Siempre tiene una aura alegre alrededor, se lleva bien con todos y Yoongi no es la excepción. Aunque Yoongi no pasa desapercibida la forma en la que el joven le sonríe... Distinto.

No con compañerismo como a los demás, su sonrisa llega a ser sensual y provocativa. Como si lo invitará a acercarse. De cualquier forma, no ha prestado demasiada atención, cree que tal vez es su imaginación.

Así que después de ofrecerle un aventón a casa, pues hay una terrible lluvia y el joven no lleva un paraguas, no sabe si sentirse sorprendido o no. Cuando el chico saca una sombrilla de su maletín, dejándole claro que siempre tuvo una con él. Para luego asomarse de forma insinuante por la ventanilla, con esa sonrisa coqueta y la mirada ardiente. Le invita a pasar por un trago, en agradecimiento.

Yoongi mantiene la mirada fija en el volante que apresa en sus manos, debatiéndose entre aceptar la invitación o no. Sin esperarlo, una avalancha de posibilidades se presenta ante sus ojos, dejándole con un nudo en la garganta. Puede ver como una mala decisión puede acabar con toda su vida.

Traga pesado, de repente le falta el aire.

— ¿Qué dices, Yoongi? — La voz del joven pelirrojo le llama, aun asomándose por la ventana del auto, espera su respuesta.

Por fin gira su mirada hasta el joven, detalla su bonito rostro, su coqueta sonrisa. Toda su aura grita peligro, emana una vibra que lo atrae... Pero aun así.

No es él.

Aunque Jungseok es jodidamente precioso.

Su cabello no es rubio, sus ojos no son azules, sus manos no son pequeñas y rechonchas. Su esbelto cuerpo no es como el de su esposo, no es suave y no cree que se sienta como su hogar. Porque así se siente cuando está con su pareja. Aunque la risa de Jungseok le parece bonita, no es tan preciosa como la cantarina que adora escuchar cada mañana y seguro que sus labios son suaves, pero no tanto como los que él tiene la dicha de besar siempre que quiera.

Simplemente no es Jimin.

— No lo creo, Jungseok. — Niega, rascando su nuca. Le da una sonrisa amable. — Mi esposo me espera en casa, últimamente he llegado tarde y no quiero hacerlo esperar más. — Suspira, pensando ya en lo repentinamente ansioso que está por llegar a casa y sostener en sus brazos a su pequeño esposo.

Ante sus palabras, la sonrisa coqueta del menor se desvanece. No es la respuesta que esperaba. Estaba seguro de que el mayor aceptaría, nunca nadie se negaba a él y sus encantos, era... ¿Esposo?

— ¿Estás casado? — Jungseok pregunta, colérico pero tratando de no lucir afectado. Le parece imposible, nunca había visto a nadie ir a buscar a Yoongi a la oficina, ni siquiera tenía un maldito anillo. Señala su mano. — No tienes un anillo.

— ¡Oh! — Yoongi mira su mano, ahí donde debería estar esa argolla que tanto aprecia. Sonríe ante los recuerdos de su boda, parece que fue ayer, aunque han pasado 5 años. — Es que hace poco fue nuestro aniversario, mandamos a grabarlos con nuestros nombres. — Ríe ante el recuerdo de lo emocionado que estaba Jimin cuando le dijo que deberían poner el nombre del otro en sus anillos. Luego suspira, aun viendo su mano. — Pero parece que se han retrasado, me he sentido extraño sin el.

— Mm. — Tararea, molesto cuando el mayor no devuelve su mirada a él, simplemente observa su mano. Pronto se recompone, no va a rendirse tan fácilmente, Yoongi le ha gustado desde el primer día. Va a conseguirlo, siempre tiene lo que quiere y está, no será la excepción. Ningún esposo es obstáculo. — Bueno, pero una pequeña copa no te retrasará mucho. Anda, Yoon. Estoy muy solo a esta hora...

Ante el renovado tono coqueto, Yoongi mira al joven. Y de nuevo piensa que es precioso, atrayente... Pero sigue sin ser su esposo.

— Lo siento, Jungseok. — Yoongi niega, convencido de que aceptar sería su peor error. — Es muy tarde y no veo correcto pasar a tu casa a tan altas horas. Mucho menos sí estamos solos.

Jungseok alza su ceja, totalmente sorprendido. De verdad estaba seguro de que Yoongi diría que sí, esta vez.

No va a rendirse tan fácil.

— Pero si solo quiero hablar un rato, Yoon, no hay nada de malo en eso. — Dice, con una sonrisa que no pronostica una buena charla de amigos. — Podemos entrar, ponernos cómodos y tomar un poco de vino... Y si algo surge, eso sería el destino. — Pasa su lengua lentamente por sus labios, dejándolos brillantes y húmedos.

Yoongi no quiere eso. Por lo menos su corazón no y él va a seguirlo, porque su corazón le pertenece al rubio que lo espera en casa.

— No, Jungseok. — Niega firmemente, sorprendido al menor con la dureza de su voz. — Si me disculpas, tengo que ir a casa con mi esposo.

Yoongi inclina su cabeza en despedida y a Jungseok no le queda de otra más que alejarse de la ventanilla, para luego observar como el mayor se va con rapidez. Alejándose en la espesura de la noche, Jungseok solo puede observar irse al primer hombre que le ha dicho que no en toda su vida.

Por otra parte, Yoongi por fin puede respirar aliviado. Cuando está por llegar a casa, siente una paz tremenda. Al abrir la puerta y encontrar a su querido esposo, sentado en su mecedora, con un libro en sus manitas y las gafas que le hacen lucir tan bonito. Sabe que hizo lo correcto al rechazar aquella invitación.

— Estoy en casa. — Exclama, mientras se deshace de sus zapatos y el nudo en su corbata.

Sin despegar su mirada del precioso rubio, observa como inmediatamente Jimin levanta la vista de su libro y con una sonrisa, lo deja en la mesita a su lado. Con felicidad se levanta y camina hasta el mayor.

— ¡Bienvenido a casa, mi amor! — Exclama feliz, siendo recibido por los brazos del pelinegro.

Lo apresa en sus brazos, sosteniéndolo con fuerza contra su pecho. Le abraza como si no lo hubiera visto en años y le hubiera hecho mucha falta.

— Te extrañé mucho, precioso. — Habla mientras besa sin descanso las abultadas mejillas, sacando sonoras risitas del rubio.

— Me viste en la mañana, tonto. — Jimin arruga su pequeña nariz, cuando los besitos pasan a sus párpados. — Estás muy empalagoso hoy, Gigi —. Ríe tratando de alejar al mayor cuando esté comienza a morder sus mejillas juguetón.

Aun así, acepta gustoso el beso que es depositado en sus labios. Lento, roces delicados que les hacen suspirar y deleitarse ante el conocido tacto de sus bocas. Yoongi piensa que besar a Jimin siempre se siente como un remedio para cualquier mal.

Tenerlo así, entres sus brazos. Ninguna cosa podría compararse con eso, nada, ni nadie lo haría sentir jamás como él.

Jimin era el amor de su vida, Yoongi lo sabía y estaba agradecido de tenerlo. De poder decirle al mundo que ese precioso chico, lo había elegido a él para pasar el resto de sus vidas juntos.

Que había conseguido conquistar al príncipe más hermoso del reino y convertirse en el protagonista del precioso cuento de hadas que era su relación.

Jimin no sabe en qué momento, pero de repente está en brazos de su esposo, camino a la habitación. — Nunca tengo suficiente de ti, bebé.

— ¿Es esa una insinuación? — Pregunta coqueto. Aceptando los besos que Yoongi le da cada vez con más frecuencia y la mano que se cuela por debajo de su blusa de seda.

— Probablemente.

Yoongi responde en el mismo tono, para luego ambos echarse a reír. Contentos llegan hasta la habitación, dónde se besan con todo el amor del mundo.

Están felices de tenerse, de estar juntos y saber que se aman con la misma intensidad.

Esa noche hacen el amor de nuevo, pero esta vez hay algo diferente, van con calma. Apreciando cada detalle y besándose todo lo posible, sosteniéndose como si fueran el salvavidas del otro en un mar de incertidumbre. El mayor ahora es más consciente de lo mucho que le ama y que jamás podría cambiarlo.

— Te amo, Gigi. — Jimin murmura, con el rostro calmo y la mejilla pegada al pecho del mayor.

— Te amo más, Mimi. — Responde, besando su frente y apegándose todo lo posible, disfrutando de la calidad sensación de tenerlo en sus brazos.

Ahí, juntos en el calor de las sábanas. Todo se ve brillante, el mundo brilla intensamente y sus corazones rebosantes de amor, suspiran complacidos.

Yoongi estaba seguro de que jamás cambiaría una vida de amor, por una simple noche de pasión.

Especial dedicatoria a Valentina, porque me dolió romperle el corazón.

Esto es para ella y para mí, porque mi corazón romántico no puede vivir con tanto dolor. [Llanto de fuckboy feli]

Aquí está lo que hubiera pasado si Yoongi le hubiera dicho que no a Jungseok jsjs

Para sanar un poco el dolor uwu

—Los tqm, Namchos.





Ya reparé el error de poner de malillo a otro biti ok

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