Capítulo V
“Me gusta tanto ese nombre porque
Comparte el mismo significado
Como un regalo de Dios”.
“Lían.”
Mediodía.
—Seldrís, quiero que sepas que no hay nada entre Lían y yo. Solo lo dejare que se quede en la habitación de mi abuela por un tiempo. Él, solo necesita algo de ayuda.
Irbanía y Seldrís estaban sentados al lado de una mesa mirando atreves de un cristal de la tienda.
—Pero, por favor no te hagas ideas erróneas en tu cabeza.
Le decía Irbanía algo triste. Seldrís le mira y con una hermosa sonrisa le dice:
—Esta bien. Te entiendo Irbanía. Disculpa por lo que dije. Pero, solo quiero que siempre estés bien. Lo sabes.
Decía mientras le agarraba de mano. Irbanía le sonríe. Luego Seldrís desvía su mira y le dice:
—He pensado desde esta mañana, que si no te sientes cómoda teniendo a ese chico aquí contigo, puedo prestarle una habitación en mi casa.
—Ah, no podría. El solo es mi responsabilidad por un tiempo. Solo es eso. Je je.
Decía Irbanía algo tensa. Seldrís se impresiona al verla de esa manera.
—¿Estas segura? Porque es difícil tener a un chico semidesnudo caminar por tu casa y tentador a la vez.
Seldrís parecía algo celo.
“¡No es que tiene su novia, que
hace velando por Irbanía!”
—Tentador, ¿Dices? ¿He?
Decía con unas risitas mientras le señalaba.
—Je. Bueno, solo digo. Je je.
Mientras decía aquello le alboroteaba el pelo de Irbanía. Ambos se reían. Irbanía se sonroja mientras se acomoda su pelo.
—Bien. Si necesitas algo de ayuda pues házmelo saber.
Dijo levantándose.
—He, ¿Puedes hacer una cosa por mi?
—Si, claro.
—¿Crees que puedas prestarle algo de ropa a Lían, solo por este tiempo que viva aquí?
—He, pues claro. He, si ahora mismo iré por ellas.
—Vaya, muchas gracias Seldrís. Eres el mejor. Je.
Seldrís estaba algo tenso. Caminaron hacia la puerta.
—No vemos luego.
—Hasta luego.
Cuando se hubo cerrado la puerta trasera, Irbanía se queda parada y luego de poco se asoma quedándose con sus dos manos en la puerta y, su frente en ella.
Del otro lado, estaba Seldrís agregado de espalda en la puerta mirando hacia el cielo. Suspira mientras queda allí pensativo.
“¡Ahora siente celo cabrón!”
Luego de unos segundos o más bien algunos minutos, Irbanía se dirige a la tienda y observa a Lían sentado en el mostrador hablando con una flores.
—Me ama o no me ama. ¿Tu que dices?...
—Lían.
Gritó Irbanía caminando hacia Lían.
—Baja lo pies de ahí, ahora mismo.
Lían se baja de manera ignorante y dice:
—Y, ¿Ya se fue tu novio?
—Seldrís no es mi novio. Él me ayuda en la tienda.
—Pero, el fue que rompió tu corazón, ¿Verdad?
—Lían, ya te lo dije antes. Nadie ha rompido mi corazón.
—¿Por qué te niegas? Puedo verlo en tus ojos. Esos ojos… dan mucho de que hablar. Son como mirar tu corazón latir.
Irbanía se sorprende de lo que decía y se pone una mano en el pecho.
—¿Por qué ocultas lo que sientes?
Irbanía rápidamente le mira aún más impresionada quedando boquiabierta.
—¿Qué?
Lían apoya su espalda en el mostrador y mirando fijamente a Irbanía, le dice:
—Tu vida es impredecible. Pero, apuesto que nunca le has dicho que estás enamorada de él.
“¿Como sabe él esto? Acaso… ¿es un don en saber el sentimiento de una hermosa?” Siento que todo lo que ha dicho ha sido cierto. Pero…
•••••
Mientras Seldrís buscaba algo de ropa en su armario, su hermana Kony entra en su habitación y se lanza en la cama.
—Hay, que acotamiento tengo. Uff.
Seldrís la mira y se acerca a la cama.
—Kony.
—Uh.
Decía tapando su cara con la almohada.
—¿Irbanía te a hablado de un chico llamado Lían?
Kony se quita la almohada de su cara y mirándolo dice:
—No. ¿Por qué?
Seldrís se queda algo pensativo. Luego dice volviendo al armario:
—No, por nada.
—Qué. ¿Ya estás sintiendo celos por ella? Si yo fuera tú, dejó esa fea novia que tienes por Irbanía.
—¿Irbanía te ha contado algo acerca de mí?
Preguntó dándose vuelta.
—Uh. Nop.
Kony había mirado hacia un lado y luego dijo aquello dejando dudas en Seldrís.
•••••
—… Tengo miedo a expresar mis sentimientos, ¿Eso debe importarte?
—Sientes miedo no de expresar tus sentimientos, sino a que te rechacen al hacerlo, ¿O me equivoco?
En el momento que Lían decía lo último se quedó mirándola, más Irbanía cada vez quedaba más sorprendida. Estaba parapléjica.
—Nena. A todos nos han rechazado. Solo intentas hacer lo que sea mejor para ti. Y es… no ser rechazada.
Lían se coloca en frente de Irbanía y, ambos se miran fijamente. Lían parecía todos un Romeo. Irbanía se veía muy atractiva y Lían muy guapo.
—No seas miserable. Comparte ese amor.
Lían le toma de la barbilla y se acerca lentamente mientras dice:
—Ríndete ante mí por completa, y te haré borrar lo que sientes.
Decía con una voz dulce y clara. Cuando estaba apunto de besarla , Irbanía quita la mano de Lían de su barbilla y le dice:
—Hay cosas más importantes por quienes debo luchar. Así que, mis sentimientos son míos y hago lo que quiera con ellos.
Lían se queda algo sorprendido y aparta su mano de la de Irbanía.
—Además, no quiero vivir una vida como la tuya. En el fondo del mar. Si es eso que pretendes intercambiar conmigo ahora mismo.
Lían al escuchar dichas palabras se pone aún más serio.
—Esta es mi vida. Y, amor lo que hago. Amo los milagros, amo sencilla, amo lo que soy. Para que vivir una vida en el fondo del mar. ¿Puedes tu decir lo mismo?
Lían sonríe y dice:
—No tengo nada que agregar a eso, pero, si elegí tirar a la mierda mi vida anterior, fue por una buena razón. Aún que, por ahora vale la pena intentarlo.
Decía lo último pasado por su lado y alborotando el pelo de Irbanía.
—Oye.
Le grito enfurecida mientras se pasaba las manos.
De momento Irbanía se le queda observando mientras Lían miraba algunas flores.
“Tiene un cuerpo sexy. Pero, me pregunto… ¿Qué tipo de vida vivía está personas en el pasado?”
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