Capítulo I
“Si en la vida hubiera un botón de retroceso,
creo que lo usaría en este momento”.
“Al menos, sé que algunas de las personas desearían en sus vidas.
Para quitar y poner en el pasado”.
Mañana.
En una tienda de flores, en la entrada tenía un letrero con llamativas presentación: “Floristería Carmen”. En tanto, que posee un llamativo letrero, una chica estaba sentada en el mostrador de la tienda quitándose el esmalte de sus uñas rojas. Al parecer, antes de quitarse el esmalte parecía que estaba asiendo un inventario sobre las flores. Tenía flores de todo tipo. Eran hermosas.
En el primer piso, era una tienda de flores y, en el segundo nivel su casa.
—¿No te gusta ese color?
Preguntaron a la chica del mostrador. Ella le miró dejando de quitarse el esmalte.
—Se veía bien en tus uñas.
—¿Tu crees? Pensé que no me quedaba bien.
Dijo la chica media nerviosa y levantándose.
—Es lindo vértelo puesto.
—Tu me conoces Seldrís. Me gustan las cosas sencillas.
—Eso es bueno de tu parte Irbanía. Tienes tus encantos natural. Je.
Decían hablándole cerca del mostrador. Mientras ambos guardan silencio y se miran, una campanilla que estaba en entrada suena. Ambos miraron hacia la puerta. Clientes. El chico al ver dos chicas joven camina para atenderlas y, mientras lo hace le sonríe mirando a Irbanía. Ella también le sonríe sentándose nuevamente en la silla del mostrador. Coloca sus dos manos en su mentón.
Irbanía, es una chica joven, soñadora, muy insegura de si misma, amable y posee algo de carácter fuerte, pero aún así es un amor. Aparte, es una joven muy hermosa.
Seldrís es joven, apuesto y atractivo. Es alto, cuerpo atlético delgado; es amable y siempre vela por el bienestar de Irbanía. Tanto él como Irbanía tienen miedo de tener una relación y a la vez que está fracase. Más bien, no quieren arruinar su amistad que tiene más él de ella. Algunas veces es algo tonto.
—¿En qué puedo ayudarles chicas?
—Solo vinimos a mirar, gracias. Je.
—Ah bueno. Pues, cualquier duda me dicen.
Mientras Irbanía sueña sentada en el mostrador mirando a Seldrís, su pensamiento vuela:
“Seldrís es la atracción principal de la tienda. De hecho, él es la razón por la que está floristería todavía sigue en pie. Después de la muerte de mi abuela, me quedé a cargo de la tienda desde hace un año. Así que, tuve que ser responsable de todo, pero por suerte Seldrís se ofreció ayudarme en la tienda. Él ha estado trabajando aquí desde entonces”.
—Apuesto que el 95% estoy segura que esas chicas no van a comprar nada.
Susurró Irbanía para si misma, mientras observaba como aquellas chicas miraban a Seldrís.
Mientras Seldrís mojaba las flores y Irbanía susurraba, la campanilla de la puerta suena. Un chica va saltando hacia el mostrador. Seldrís y Irbanía miran cuando hubo sonado la campanilla.
—Irbanía, Irbanía… vamos a salir esta noche, a bebernos unos trago ¿Qué te parece?
Decía mientras se acercaba a Irbanía, luego la abrazó.
—Ha no, no, no. Irbanía irá conmigo al muelle esta noche.
Dijo Seldrís acercándose a ellas.
—Si, es cierto. El clima de hoy es lindo y hay luna llena.
Decía Irbanía jugando con su dedo en la mejilla de la chica estaba a su lado.
—Caballero, ¿Puede venir un segundo?
Dijo una de las chicas enamorada de Seldrís. Él las mira y camina hacia ellas.
—Ahora vuelvo.
—Mi hermano es todo un galán. ¿He?
Le decía dándole algunos codazos a Irbanía. Luego continúa diciendo:
—No sé porque tienes tanto miedo de hacer cambios y rechazas tus sentimientos hacia él. Debes arriesgarte a veces.
—Tal vez piense sobre eso luego.
Decía Irbanía jugueteando en los cachetes de la hermana de Seldrís y se hacían algunas risitas.
—Va. Bueno, bueno. Si cambias de parecer para ir juntas a beber me llamas. Adiós.
—Esta bien. Adiós.
La hermana de Seldrís, se llamaba Kony. Es un poco rellenita, de pelo corto y cariñosa.
Luego de que Kony se hubo marchado, Irbanía se quedó mirando a Seldris mientras él atendía las chicas enamoradas. Luego suspira y observa unas flores de lirios.
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