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Aunque del cuerpo de la pequeña huli jing había caído un rastro de sangre, este se desvaneció a poca distancia del campo de entrenamiento, por lo que no tuve manera de rastrear al Zorro Negro. Sin embargo, seguí avanzando, convencido de que lo encontraría.
Estaba oscureciendo ya, así que la mayoría de casas y tiendas encendieron sus faroles y velas. Sin embargo, como es natural, la luz del fuego no era suficiente para iluminar por completo las calles. Mientra corría, el velo negro de la noche iba haciéndose más denso, así que no pasó mucho cuando temí haberme perdido en las calles de Yue'an.
Agotado, caminé más despacio, manteniéndome alerta por si lograba ver al Zorro Negro o a mi padre. En el primer caso, intentaría cazarlo. En el segundo, quizá lo mejor sería rendirme, disculparme y resignarme a vivir encerrado toda mi vida para dejar de causar vergüenza.
Luego de avanzar un poco más, finalmente me sentí lo bastante cansado para sentarme en los escalones de la puerta de una casa. Miré al cielo mientras descansaba, observando cómo las estrellas iban apareciendo en la oscuridad, y de hecho pude disfrutarlo por un momento, hasta que escuché el sonido de unos pasos apresurados.
Traté de quedarme lo más quieto posible hasta poder ver quién se acercaba, y a los pocos segundos, una persona apareció, llevando en sus brazos algo envuelto en una tela. No tardé en notar que era el Zorro Negro; lucía exactamente como cuando lo ví la primera vez, aunque su ropa era diferente a la que tenía en la tarde, pero mantuvo su cabello suelto y en general sus rasgos eran bastante distinguibles.
Decidí intentar algo, antes de que se alejara, y como no me había reconocido, o tal vez ni siquiera me había notado, confié en que funcionaría. Con rapidez me levanté y lo atrapé por el brazo.
Él volteó hacia mí, y gruñó, mostrando sus dientes filosos, pero sólo por un momento, quizá al notar que me sobresalté. Después de todo, debía tener cuidado de no revelar su identidad. Por mi parte, a pesar del ligero susto que me provocó, no lo solté, y tratando de lucir lo más inocente que pude, le hablé: —Lo siento, estoy un poco perdido. ¿Puede decirme cómo llegar a...
Me quedé sin palabras, ya que no se me ocurría qué lugar podría poner como referencia, pero al parecer, él estaba lo bastante apresurado para no importarle mucho mi evidente mentira, y señaló bruscamente en dirección a donde se veía más la luz de la ciudad. —Siempre camina a donde veas más luz para llegar al centro de una ciudad —, contestó, y jaló su brazo para envolver el bulto con sus mangas.
Me pareció que se quedaba ensimismado, mirando su cargamento, y descuidando mi actuación, puse mi mano sobre su hombro. —¿Está bien?
Él me volvió a gruñir, pero no se movió. Pensé rápido, y tirando de nuevo de su brazo, lo hice caminar un poco, diciendo: —¿Qué tiene ahí? Parece un animalito herido, ¿no debería pedir ayuda?
El Zorro Negro reaccionó entonces, dándose cuenta de mis intenciones, y se zafó de mi agarre, intentando correr, pero yo, ya sin creatividad para poner pretextos, me lancé para atraparlo. El huli jing entonces mostró una de sus manos como una garra, y me atacó con ella. Logré esquivarlo apenas para que no me arañara el rostro, pero sí alcanzó a clavar sus uñas en el hombro de mi hanfu, rasgando toda la tela de la manga. Por un momento quedé un poco más torpe en mis movimientos gracias a eso, pero no me detuve. Cerca de nosotros había una lámpara de papel encendida, colgada junto a la puerta de una tienda, y sin pensarlo mucho, la tomé y la lancé hacia él.
Mi intención era simplemente aturdirlo, pero la pequeña llama bailó dentro de la lámpara, encendiendo el papel y causándole una quemadura en el rostro, y después la flama golpeó también en su ropa, encendiéndose enseguida. El Zorro Negro se quejó por el dolor, pero solo golpeó con la mano el fuego en la tela, logrando apagarlo, y sin detenerse a contraatacar, corrió hacia el bosque.
Quizás me dolió más a mí que a él, porque en ese momento no pensé más que en intentar disculparme y ayudarlo, pero luego me sacudí esa idea, ¡se suponía que yo iba a cazarlo!
De cualquier forma, corrí hacia él, pero el Zorro Negro desapareció en la oscuridad de la noche.
Sin más resistencia, caí de rodillas al suelo, con apenas aliento, y sin saber qué hacer ahora. Y como si no fuera suficiente, la luz detrás de mí y el olor particular de la leña al fuego me hizo volver la vista y descubrir que la lámpara había rodado hasta quedar bajo las escaleras de la tienda, y el fuego comenzó a expandirse por la madera de la orilla.
Intenté levantarme y correr a apagar el fuego, pero mi cuerpo ya se había esforzado mucho, así que tropecé y mi vista se empezó a oscurecer. En pocos segundos quedé inconciente.
Desperté no sé cuánto tiempo después, pero aún era de noche y mi papá me cargaba en sus brazos. Estábamos llegando a casa, y aunque no pude entender lo que decían, escuché su voz y un poco lejos, la de Yue Shun. Pocos segundos después, también escuché la voz de Yun Zhan, pero no escuché que mi mamá hablara. Cerré mis ojos de nuevo, queriendo dormir un poco y evitar interrogatorios, al menos por un rato.
Por suerte, mi papá me dejó en mi cama, sin notar que estaba consciente, y pude descansar un poco más. Al menos físicamente, ya que mi mente no tardó en volver a los hechos de la tarde.
Me sentí terrible al volver a ver en mis recuerdos a la pequeña huli jing y lo despiadada que había sido Ji Lin. Y yo también había actuado contra el Zorro Negro, aunque quizá sus heridas no fueran tan graves, pero de todas maneras me dolía la conciencia.
Intenté consolarme, diciéndome que al menos me había demostrado a mí mismo que podía enfrentarlo. ¡Yo logré herir al misterioso e inalcanzable Zorro Negro! No había forma de que Ji Lin me considerara un chico de carita blanca¹ ahora. O bueno, cuando se enterara, dejaría de hacerlo.
Estaba incómodo con la idea de cazar huli jings ahora que había visto la barbarie de la muerte, pero seguí empecinado en mi objetivo de ganar el respeto de mi prometida. Así que intenté convencerme de que lograría cazar al Zorro Negro, mostraría mi hazaña a Ji Lin, a mi padre y a todo Yue'an, y cuando los huli jings perdieran a su líder, dejarían en paz a la ciudad.
Me levanté después de un rato, ya que mi cuerpo había descansado lo suficiente para moverme. Con cuidado de no hacer ruido, y evitando a mi padre y a mi maestro, quienes parecían tener una acalorada discusión, llegué hasta el altar a los dioses, y encendí varitas de incienso para rezar por el descanso y reencarnación de la pequeña zorro. Después, encendí unas más para pedir el aplomo y la suerte necesaria para lograr cazar al Zorro Negro, pero antes de hacer mi petición, escuché que la puerta de la habitación se abrió.
Mi mamá entró, llevada por Yun Zhan, y ambas se sorprendieron por verme. Agaché la cabeza ante ellas; hoy había hecho todo lo contrario a lo que ellas me habían enseñado, y planeaba terminar el trabajo al día siguiente. Tal vez salvaría el honor de mi familia, pero sería a costa de nuestros principios.
Sin embargo, mamá sólo suspiró profundamente y dejó que Yun Zhan la llevara a mi lado. Una vez que estuvo sentada junto a mí, acarició suavemente mi cabeza y dijo: —Hao'er², hablaré con tu papá más tarde, pero ¿por qué te atreviste a perseguir al Zorro Negro? Pudiste ser herido de gravedad —. Señaló la manga rasgada de mi hanfu, queriendo enfatizar su regaño.
—Quiero... que Ji Lin sepa... que no soy inútil —. Mi voz salió muy trémula y débil, pero no quería mostrarme vulnerable.
Mi mamá rodó los ojos y me atrajo a sus brazos, acunándome como si aún fuera un bebé. Al menos no me sermoneó como Yue Shun. Y pude relajarme, protegido por su abrazo, de manera que dormí hasta el siguiente día. El día en que se definiría mi destino y el de toda Yue'an.
¹ Chico de carita blanca (chico de juguete en algunas traducciones), se refiere a los hombres bonitos pero que no saben hacer nada, así que dependen de su pareja, de sus padres o cualquier otra persona.
² Er (儿) literalmente es "hijo", aunque buscando una equivalencia más entendible en español usar 'er frente a un nombre es como hacer un diminutivo.
Es algo común en la interacción, sobre todo, entre mamá e hijo.
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