25

Caminé hacia el mercado y compré una lechuga para que Li Zhi Xiang pudiera morder las hojas y dejara en paz mis mangas. Fue un poco difícil avanzar sin llamar la atención porque a esa hora había mucha gente, pero se logró, y llegué de nuevo al centro de Yue'an. El sol ya era fuerte aunque todavía no era el mediodía, así que me senté a la sombra del árbol que estaba junto al campo de entrenamiento, para descansar un rato y además con la ligera esperanza de que Yue Shun saliera en algún momento, me viera y dejara que entrara a descansar. Dejé que Li Zhi Xiang se acomodara como él quisiera, y recargué mi espalda sobre el tronco del árbol.

—Tan temprano y ya estás cansado. A este paso, creo que te iría mejor si también te vas a vivir en el bosque —no estaba seguro de si Li-ge se estaba burlando o hablaba en serio.

Respiré profundo. —Tal vez tengas razón gege, pero si me quedo en el bosque en algún momento el demonio se daría cuenta y no quiero ser su presa.

—No le interesarás demasiado, no tienes un núcleo que le sirva para fortalecerse.

Resoplé y acaricié el lomo del conejito. Tal vez por el calor, o porque ya teníamos un poco más de confianza, pero Li Zhi Xiang me pareció más dócil que antes. Me animé a hacerle más preguntas: —Li-ge, ¿por qué no venías seguido a Yue'an? ¿Es sólo porque no te gustan los humanos o hay algo más?

Noté que movió las orejas sorprendido. —Es cierto que no me gustan, pero en realidad siempre he venido en cada ataque, casi todas las noches. ¿De dónde sacas eso?

—Es lo que escuché, la gente habla de que el Zorro Negro es difícil de ver y sólo aparece en pocas ocasiones.

—Así que eso creen. No me sorprende que no se den cuenta de que me es más fácil camuflarme gracias a mi color.

Después de pensarlo por un momento, reí levemente. Tenía mucho sentido. —¿Y por qué eres el único Zorro Negro? ¿Cuántos años tienes?

—Bueno, no es un color muy común en los zorros espirituales, aunque los zorros normales sí tienen más variedad de colores. Además... como los primeros en resistirnos al control del demonio, el resto de zorros negros también fueron los primeros en caer —. Su voz decayó junto con su ánimo.

Acaricié su cabeza, tratando de animarlo, y después de unos segundos, añadió: —¿Seguro de que quieres saber mi edad?

—¿Por qué no?

—Hm... Bien, tengo 91 años.

Respiré un soplo de aire frío. —¿Tanto? Pero, cuando te conviertes en humano, parece como si tuvieras unos... 18 o 19.

—Supongo que es normal que lo creas así, tú apenas eres un niño. ¿Tienes diez o algo así, no?

—Quince, no soy taaaan pequeño —me defendí.

Li Zhi Xiang movió su cabeza para mirarme. —Sí, supongo que viéndote desde aquí no puedo decir que seas pequeño.

Estuve a punto de hacer una broma pero no creí que Li-ge la entendiera, así que me reí solo y ni siquiera sus ojos juzgadores me hicieron contenerme. Aunque tampoco fue un gran ataque de risa. Pero cuando me recuperé, ví una pequeña figura acercarse rápidamente a nosotros. Por puro instinto acerqué a Li Zhi Xiang a mi pecho, listo para levantarme y correr, lo que al final no hice, pues quien se estaba acercando era una niña pequeña. Desde luego, no era posible que ella representara algún peligro, y dejé de aplastar a Li-ge contra mi pecho.

A pesar de encontrarse agitada por haber corrido, la niña fue más rápida que yo para hablar: —¿Tú eres Wang Li Hao?

—Sí, soy yo. ¿Cómo sabes? Y ¿tú eres...?

—Yan-jie y Yan-xiong dijeron que Lian-jie te dejó a cargo de las lecciones —la voz de la pequeña se iba haciendo más tenue conforme hablaba, como si con cada palabra el aire en sus pulmones disminuyera drásticamente. —Y soy A-Zhai.

Reí un poco y contesté mientras se recuperaba: —Eso es cierto. Aunque los Yan no han sido muy amables conmigo, pero Lian-jie me dejó su trabajo mientras no puede salir de su casa. Así que intentaré hacerlo bien.

—¿Que no hemos sido amables? Y te atreves a decirlo cuando has sido tú quien se fue de donde claramente dijimos que no debías moverte —la voz de Yan Zi Yao detrás de mí me hizo saltar y casi tirar a Li-ge.

Volteé a ver, y además de los dos hermanos, que se veían molestos y cansados, había con ellos otras cinco niñas, de diferentes edades. El hecho de que fueran tan pocas me dejó desconcertado, ya que cuando el grupo era liderado por Lian XiXi debían ser al menos veinte niñas. Sin embargo, no quise hacer preguntas al respecto, ya que los hermanos se veían bastante molestos conmigo. En cambio, me apresuré a explicar: —Resulta que ustedes dos no son los únicos que me buscaban. Xue Hao Ran hizo que mi shizun nos presentara y trató de convencerme de que esto no es una buena idea, pero no lo logró.

—¿Xiansheng Xue? Ese viejo amargado... —Yan Zi Wu resopló enojada.

Aunque Yue Shun no había mencionado nada sobre si ella también había intentado pedir a Xue Hao Ran que les prestara material para las lecciones de las niñas, no quise indagar, ya era bastante difícil hablar con ella y su hermano como para tratar de averiguar sobre un tema claramente complicado.

Lo normal en una situación así sería que nos hundiéramos en un silencio incómodo, pero esto no duró más de tres segundos, ya que las niñas, que creo me empezaron a observar desde que llegaron, se acercaron a mí como pequeños lobos rodeando a su presa, y una de ellas jaló mi brazo para que le prestara atención. —¿Qué tienes allí? —inquirió, señalando a Li Zhi Xiang.

—Ah, es un conejito —respondí.

—¿Podemos verlo?

Dudé por un momento, pero como Li Zhi Xiang no hizo nada que pareciera una negativa, asentí y me agaché para mostrarlo a las pequeñas. Se agruparon alrededor de mí, y de inmediato sus vocecitas resonaron atropelladamente en mis oídos, todas hablaban al mismo tiempo de lo bonito que era. Li-ge estaba aparentemente tranquilo, hasta que una de las más pequeñas extendió su manita para tocarlo. En ese momento, Li-ge alzó las orejas y saltó de mis brazos para esconderse, corriendo detrás del árbol.

Yan Zi Yao caminó rápidamente y logró atraparlo, y aunque Li Zhi Xiang cumplió su amenaza de morderlo, no lo soltó hasta devolvérmelo con una mueca de desprecio: —No sé para qué cargas con esta bestiecilla a todos lados.

—Yo también cargo contigo a todos lados y la gente no hace preguntas, ¿sabes? —respondió Yan Zi Wu, y tuve que apretar mi boca con mucha fuerza para no reírme. Era notorio que mientras a él le desagradaba, a ella le gustaba mucho el falso conejo, aunque no podía entender por qué.

A-Zhai tiró de mi brazo nuevamente: —¿Wang-gege, el conejito es tu mascota?

—No... —estaba por explicar que lo devolvería al bosque, pero me interrumpieron más preguntas de parte de todas las niñas:

—¿Cómo se llama?

—¿Qué le pasó en su carita?

—¿Y si se lo comen los zorros? A mí no me gustan los zorros porque se comen a los conejos y a los pollitos.

—¿Es un conejito bebé o ya es grande?

—¿Lo puedo cargar ahora yo?

Miré hacia todas tratando de concentrarme en responder a cada una, lo que pronto entendí era imposible. Entonces dirigí mis ojos de vuelta hacia los hermanos Yan, buscando su ayuda. Al principio no se movieron, pero luego de unos segundos suspiraron y se pusieron a mi lado, haciendo que las pequeñas se tuvieran que apartar un poco.

—Bien, pequeñas saltamontes, recuerden que Lian-jie dijo que quería ver cuánto habían aprendido cuando vuelva de su castigo y a la mejor le daría un premio, así que dejen de hablar del conejo y dejen a Wang-xiong trabajar —ordenó Yan Zi Wu.

Desde luego, todas se quejaron. La que parecía la mayor del grupo interrogó: —¿Pero donde vamos a ir para la lección? Si no podemos sentarnos frente a la casa de Lian-jie.

—Eso sí no lo sé, A-Feng. Pregúntale a él —contestó Yan Zi Yao, señalándome con un movimiento de su cabeza.

Dudé qué responder. Después de todo, ya me habían cambiado los planes de manera involuntaria muchas veces, y mi creatividad no estaba muy despierta. Me encogí de hombros y dije: —Supongo que por hoy podemos quedarnos aquí. Aunque no sé qué han aprendido hasta ahora, así que necesito que ustedes me enseñen lo que saben.

Todas, e incluso los Yan, me miraron con desconcierto. Pero tras ese momento de duda, sacaron sus cuadernos y me mostraron lo que habían aprendido. Apenas habían practicado algunos de los caracteres más sencillos, como los de "persona", "cielo", "tierra", "sol", "agua" y unos más. No me sorprendió que los trazos de estos fueran torcidos o desproporcionados en los cuadernos de las pequeñas ni en el de Yan Zi Wu, pero el hecho de que los de Yan Zi Yao estuvieran al mismo nivel sí lo hizo.

—Yan-xiong, creía que tú ya sabías escribir.

—Creíste mal —respondió secamente.

Empecé a unir algunos puntos respecto a ellos dos, pero no podía estar seguro de mis deducciones y las dejé para más tarde. Me senté de nuevo, con Li-ge sobre mi regazo, e hice que todas se acomodaran alrededor mío, y les volví a mostrar cómo se hacían los trazos de cada caracter, para que practicaran mientras se me ocurría qué más enseñar. Observé que la personalidad de cada una se reflejaba en su escritura, lo cual me maravilló en secreto. No había visto a otras personas escribir fuera de mi familia y además no hacían gestos tan notorios, por lo que al mirar a las pequeñas trabajando en sus caracteres me dió una idea un poco más clara de lo que debía hacer.

Ya había caído la tarde cuando decidimos parar la lección, aunque más bien fue una práctica, pues el hambre y el cansancio se hicieron presentes en todo el grupo. Las niñas corrieron a sus casas después de despedirse, y los Yan parecían más tranquilos ahora.

—Volveremos a buscarte mañana, no te atrevas a evadirnos —amenazaron, aunque esta vez sus palabras sonaron falsas, y también se fueron.

Tomé a Li-ge de nuevo y caminé hacia mi casa. Él se había quedado dormido, y recordé que mamá había dicho que los huli jings eran de hábitos nocturnos, lo que explicaba por qué era tan dormilón en el día.

Cuando llegué, a pesar de que Yun Zhan me miró juzgadora por llegar después de la hora de comida, me dejó mi plato servido, y tras terminarlo, fuí a buscar a mi mamá. Ella descansaba de nuevo bajo el árbol de nuestro patio principal, y me sonrió cariñosamente. Me senté a su lado, aún con Li Zhi Xiang en mis brazos, pero antes de que pudiéramos hablar, Yun Zhan apareció, y detrás de ella, Yue Shun, quien parecía haber corrido por montes y valles hasta casa, aunque en realidad sólo estábamos a unas calles del campo de entrenamiento.

Agitado, exclamó omitiendo los saludos: —¡Li Hao, Wu-jie! ¡No me lo van a creer, pero Xue Hao Ran!... apenas los niños se fueron de su lección... ¡Y unos minutos después cayó fulminado!





¿Qué creen que pasó con el profe Xue? 👀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top