40: Aragog

Capítulo cuarenta: Aragog



Jamás pensé que terminaría pegada a una telaraña gigante, pero aquí estoy.

Hermosa situación. Ron y Harry no están mucho más felices que yo.

-Ron -le digo-, si muero, dile a tu hermano que...

-Silencio -dice una voz espantosa, y esta vez no es Filch, aunque ya desearíamos que lo fuera. Hasta Filch es mejor que la araña gigante que mueve sus ocho inmensas patas hacia nosotros. Creo-. ¿Qué están haciendo aquí?

Como era de esperar, ninguno de nosotros puede hablar. Si Medusa se hubiera aparecido ante nosotros y nos hubiera convertido en feas estatuas de piedra, aún así estaríamos mejor que ahora.

¡Medusa es el monstruo de Slytherin!

Calla, calla, pido. Lo último que quiero es que Francesca me distraiga en un momento así.

-Aragog -dice la araña que nos vigila-, ¡Aragog!

Hay ruidos a pinzas, las pinzas de otra araña gigante, mucho más grande que todas las otras. El jefe de este club clandestino de arañas.

Aragog nos mira y ni siquiera puedo tragar saliva.

-¿Humanos? -pregunta-. ¿Hagrid?

-No. Intrusos.

Leyla, corre, corre.

Gracias, Francesca, contesto. Me es de mucha ayuda que me digas eso cuando estoy entre arañas gigantes y pegada a esta telaraña.

Solo intentaba ayudar, dice Francesca, y si tuviera un cuerpo estaría encogiéndose de hombros.

-...matarlos.

Diablos, me perdí lo que dijeron. ¿Para qué me esfuerzo en callarla?

Miro a Ron, y por su rostro es obvio que Aragog hablaba de nosotros. Harry, por suerte, logra vencer el miedo y pone dos palabras juntas.

-Él es nuestro amigo. ¡Conocemos a Hagrid!

Aragog se detiene a pensar, aún haciendo sonar sus pinzas. Me estremezco a pesar de que no puedo moverme.

-Pero Hagrid nunca había mandado humanos aquí.

-Él no está aquí, se lo llevaron, y necesita que usted nos dé información.

No nos comas no nos comas no nos comas...

Francesca perdió la cordura, definitivamente. Ahora solo quedo yo. Malas noticias.

-¿Entonces Hagrid está en problemas? -pregunta Aragog al fin. Harry asiente fervientemente.

-Graves problemas. -Respira profundamente-. Se lo llevaron a Azkaban, porque todos piensan que abrió la Cámara Secreta.

-Pero eso ya había pasado -dice Aragog. Maldita sea, una araña gigante habla mejor que Francesca y yo juntas.

Oye.

-Lo recuerdo... Fue hace muchísimos años; todos creían que yo había matado a la humana y que era la bestia. Y que Hagrid me había liberado de allí. Por eso lo echaron del colegio.

-Pero entonces... ¿usted no salió de la Cámara Secreta? -pregunta Harry.

Las arañas parecen ofendidas.

-¿Yo, el monstruo? No. Vengo de tierras lejanas, y Hagrid fue el único que me acogió aquí. No nací en el castillo, pero crecí en él. Hagrid era tan sólo un pequeño humano cuando cuidaba de mí a escondidas, y nos atraparon en el momento más inoportuno.

-¿Entonces usted jamás atacó a nadie?

-No. No conocí nada del castillo más que ese oscuro rincón donde me ocultaba. La humana fue hallada muerta en el baño. Además, respeto a los iguales a Hagrid. Es lo que le debo por la protección que me dio, y por mi esposa. Ahora ya somos una gran familia.

-¿Y qué fue lo que atacó hace cincuenta años? ¿Qué es entonces el monstruo de Slytherin?

Aragog mira hacia otra parte.

-El mayor enemigo de las arañas. Por eso todas huimos hacia aquí.

Ron está temblando. Y yo también. No quiero conocer al que atemorice a estas arañas.

-¿Y qué es? -insiste Harry, nervioso-. ¿Qué mató a la chica?

Dijo que murió en el baño, le comunico a Francesca, así que... ¿un gas de Lockhart?

-¡No diremos su nombre! Ni siquiera le dije a Hagrid el nombre de la criatura, aunque el pedía que le contara, porque yo sentía la presencia del monstruo en el castillo...

El resto de las arañas gigantes se acercan a nosotros, rodeándonos, y Harry abandona el tema.

-Entonces ya podemos irnos, muchas gracias por su colaboración -digo y me levanto, pero unas pinzas enormes vuelan hacia mí y me atrapan para volver a sentarme.

-No, no lo creo -dice Aragog-. Estamos en peligro, debemos estar bien proveídos.

Corre, corre, ¡ustedes son las provisiones!

-Pero no atacarían a unos pobres e inocentes niñitos humanos, eso es algo que haría el feo monstruo de Slytherin, ¿verdad? -intento.

-Somos amigos de Hagrid, recuerden -dice Harry.

-Sí, pero Hagrid ya no está aquí para proteger a nadie, ¿verdad? Además, no puedo negarle a mi familia carne tan fresca. Adiós, amigos de Hagrid.

-NOOOOOOOO -grita Ron, como si cayera de un séptimo piso, o si se le hubiera acabado el queso de la pizza.

A la vez, los tres saltamos y nos despegamos de la telaraña, esquivando pinzas de todos lados. Como si fuera atlética y todo, logro alejarme de allí lo suficiente como para volver a respirar. Pero no tenemos tanta suerte, porque pronto nos encontramos encerrados por una fila de árboles, y por el otro lado se cierran las arañas.

-No pensé que pondrían tanta resistencia -dice Aragog, acercándose. Todo su séquito va detrás de él, haciendo los mismos ruidos con las pinzas. Si salimos vivos de esta, terminaremos en un loquero por estos ruidos. ¿No es verdad, Francesca?

Tú ya perteneces al loquero.

Harry, que sigue siendo el más despierto de todos, saca la varita y apunta a los bichos feos que nos acosan.

-No es sensato que lo hagas -dice Aragog-. Ustedes llegaron por voluntad propia aquí, así que no hay razón para no saborear...

-Vamos a morir, vamos a morir... -dice Ron.

Cierro los ojos, temiendo lo peor. Espero que Francesca idee un plan.

¡No me dejes todo a mí!

Y de repente... ¡PIP PIIIIIIIP!

La primera conexión que hace mi mente se traduce en alguien que tiene que ir al baño a hacer pipí.

La segunda conexión me indica que el auto salvaje de los Weasley está frente a nosotros.

No sé a cuál creerle hasta que Ron grita:

-¡Al auto!

El Ford Anglia (o algo así, porque lo leo de su chapa sucia) se acerca más a nosotros y abre las puertas de un golpe. Una le pega en la cara a una araña, que cae.

Uno menos.

Ron, Harry, Francesca (en mi cabeza) y yo subimos al auto, y Francesca me recuerda cerrar la puerta para que no se suba quien no está invitado. No quiero compartir asiento con los hijos de Aragog.

-¡Toma el volante! -grita Harry. Ron maniobra hacia un lado y el auto da un vuelco. Quedamos flotando en el aire, boca abajo, agarrándonos de lo que podemos para no rompernos el cuello.

Para eso sirve el cinturón de seguridad.

¡Basta, Francesca! Espero que el mensaje le llegue bien claro.

Harry toma el volante y al final da vuelta el auto para volver a andar relativamente normal. Las arañas golpean a ambos lados del vehículo, pero aceleramos y logramos irnos bastante rápido. Mientras, Ron tiembla.

-Nunca... más... -balbucea.

-Ahora lo único que falta es que Snape aparezca y nos rete por andar en el auto otra vez -murmura Harry entre dientes.

-Qué horror -digo-. Me lo imaginé asomándose por una ventanilla.

Por las dudas vigilo que la ventana de mi lado esté bien cerrada.

Damos varias vueltas en círculos, mientras el latido de mi corazón vuelve a la normalidad, y en la quinta vuelta escuchamos ladridos que vienen desde el suelo.

-¡Fang!

Tenemos que descender para dejarlo subir, y por ello las arañas casi nos alcanzan de nuevo. Luego volvemos a la volar lejos de ellos, y hasta Fang se calma y cae dormido sobre mi falda y la llena de baba. Pronto, tras varias sacudidas y ramas rotas, aterrizamos frente a la cabaña de Hagrid. Fang se despierta de golpe y baja corriendo para meterse de vuelta en la cabaña, y Harry me ayuda a bajar. Mientras reviso cuánta tela le falta a mi túnica, Ron se recompone en el auto, y quince minutos más tarde ya los tres podemos caminar derechos.

-Horrible -dice Ron con una sacudida-. Juro que mataré a Hagrid. ¡Siempre está acogiendo bestias fatales! Se superó. Yo creía que ya estaba loco por el dragón Norbert, pero una... ara... ara... -Vuelve a estremecerse-. Araña gigante. Tiene que estar loco en verdad...

-Harry, ¿aún tienes la capa?

Él saca la capa de invisibilidad de debajo de su túnica y nos la echa encima.

-¿Para qué nos sirvió esa visita al infierno? -susurra Ron mientras volvemos al castillo.

-Sabemos que Hagrid nunca abrió la Cámara Secreta -señala Harry-. Él no hizo nada malo.

-Excepto, tal vez, criar a una araña gigante y dejar que se reprodujera -digo con sorna.

...

Logramos escabullirnos con éxito en la sala común de Gryffindor sin mayores problemas, ya que solamente tuve que esquivar a Scabbers, que se metía constantemente en mi camino. Ron debería cuidar más de su mascota.

Claro que yo tampoco estoy libre de culpa. Estoy dándole demasiada libertad a Barbas de Merlín, porque me parece que la última vez que la vi fue en San Valentín.

Y entonces mi corazón se estruja y se revuelve, porque recuerdo que no recibí nada para San Valentín. Me siento Myrtle la Llorona.

Está bien, admito que yo misma me estuve alejando de Cedric y George por distintas razones. Y que salí con Neville. Pero aún así, el 14 de febrero yo esperaba recibir algo.

Así que el futuro de Leyla Blair es ser Leyla la llorona. Debería saber cómo murió Myrtle, para ver si yo también quedaré de espíritu permanente en el baño de las chicas, donde Lockhart va cuando le da vergüenza usar el de profesores para sus días explosivos.

No te has dado cuenta, ¿verdad?

Déjame dormir, Francesca

No, tienes que pensar.

Ya pensé hoy, le respondo. Además, creo que es excusa suficiente haberme enfrentado tan valientemente a las arañas gigantes.

¿Enfrentarte a las arañas? ¿Tú? ¿Acaso crees que yo no estaba cuando sucedió?

Gruño. Francesca siempre tiene todo a favor.

Bien, me rindo, le digo. Dime qué tengo que pensar para volver a dormir rápido. Y que no sea otra vez sobre Medusa.

Siento el suspiro frustrado de mi voz.

Myrtle vive en el baño, ¿verdad?

Asiento con la cabeza.

Y murió de alguna forma, agrega. Y lo más lógico es que haya muerto cerca de allí.

Es obvio, digo. ¿Para esto me molestas? Ya me acomodé para seguir durmiendo cuando Francesca dice una última cosa que me hace saltar de mi cama:

¿Y no conoces el caso de una chica que murió en el baño hace cincuenta años?



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Destacados del capítulo 39:


Mejor comentario: agustina4cdpa


Primer comentario: leylaweasley (tu nombre de usuario es lo más).


¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS A valeriachaconlemus!!


Y feliz cumpleaños también a Mango03, que cumplió hace varios días y... se me pasó la felicitación. Así que el saludo llega hoy :D


Además, quiero destacar la perseverancia (sí, ya parezco Dumbledore dando el discurso de excusa a fin de año para darle 1000000 puntos a Harry por respirar) en comentarios de EleneRubin y HolbrookJr.


Y mucho amor a EliMartz18, LucreBianchini, cristinitaramirez y Criaturitaz4.


LOS AMO. A todos. En serio. Y mucho.

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