38: Destitución y arresto


Capítulo treinta y ocho: Destitución y arresto



La luz que sale de las ventanas de la cabaña de Hagrid ilumina el último tramo del camino, pero nosotros no tenemos sombra que nos delate. La capa del padre de Harry es efectiva, y lo suficientemente grande como para cubrirnos a los tres cómodamente. Cuando llegamos a la puerta esperamos dos segundos para juntar aire y valentía antes de golpear la madera.

-¡Estoy armado! -grita Hagrid del otro lado de la puerta, por sobre los ladridos de Fang, que me hacen estremecer. Si no lo conociera bien, ahora mismo daría la vuelta sobre mis pies y saldría corriendo de vuelta hacia el castillo, gritando como si me persiguiera el Barón Sanguinario.

-Somos nosotros, Hagrid -dice Harry.

Hagrid abre y nos apunta con su riffle, aunque sin realmente saber dónde estamos. De inmediato nos sacamos la capa y nos revelamos.

-Qué... qué bueno verlos. Pasen, pasen. -Nos empuja adentro los tres con su enorme mano y cierra la puerta a nuestras espaldas-. Siéntense... hay té.

-Gracias, pero estamos bien. Vinimos por otra cosa.

-¿Para qué diablos quieres eso, Hagrid? -pregunta Ron, señalando el riffle en manos de Hagrid.

-Nada, nada. Estaba esperando... No importa. ¿Té de hierbas aromáticas?

-El paquete dice hierbas digestivas -apunta Harry, entrecerrando los ojos para leer.

-Ah, sí, eso -dice Hagrid, y el brazo le tiembla al servirnos el té a cada uno. Lo ayudaría, pero lo más probable es que me queme con la tetera y la deje caer y se estrelle contra el piso y me queme otra vez con el líquido caliente y, y, y... Bueno, lo de siempre. Ya me ha pasado suficientes veces.

-¿Te sientes bien? -pregunta Harry-. ¿Oíste lo de Hermione?

Hagrid apoya la tetera de manera brusca y levanta la vista de golpe.

-Sí, sí claro que lo he oído... Es muy lamentable...

Su voz no suena sincera, y su vista está perdida. Pareciera que está vacío por dentro.

Un golpe en la puerta y todos saltamos de nuestros lugares. Harry tira de Ron y de mí hacia una esquina y nos echamos la capa encima para ocultarnos y hacernos invisibles. Hagrid está más nervioso que antes cuando vuelve a agarrar su riffle para abrir la puerta. Fang lo sigue de cerca cuando abre y vemos a los recién llegados.

Dumbledore y Fudge. El director de Hogwarts y el ministro de Magia. ¿Acaso no somos los chicos con menos suerte de todo el mundo? Por lo menos debemos estar en el Top Ten.

Hagrid tampoco debe sentirse muy afortunado. El pobre está temblando de arriba abajo, sudando, y se deja caer (muy) pesadamente en uno de los sillones. Jamás había visto a Hagrid tan asustado. El valiente Hagrid. El que no le teme a los dragones y le gusta adoptarlos.

-Leyla, estás hablando en voz baja -susurra Harry.

Me tapo la boca para evitar seguir diciendo cada tontería que pienso sin darme cuenta. No debo hacer un solo ruido.

-Horrible situación, Hagrid -dice Fudge-. Cuatro ataques a hijos de muggles. El ministerio ha de intervenir. ¡Tuve que venir yo mismo!

-No, no he sido yo... la chica... Profesor Dumbledore, usted sabe que...

-Yo confío plenamente en Rubeus. Espero que quede claro, Cornelius.

-Albus... Mira, no es que me guste hacer esto, pero los antecedentes de Hagrid muestran que él es el culpable.

-Aquello no tiene sentido. -Las palabras escapan de mis labios apenas pasando por mi cerebro.

-Leyla, silencio -me urge Harry por lo bajo.

-Lo siento, no es a propósito...

Fudge frunce el entrecejo y mira hacia donde estamos nosotros, aunque se nota que no nos ve.

-¿También lo has oído? -dice Dumbledore.

Mi corazón late desenfrenadamente, y siento que tiemblo por el miedo. Harry, Ron y yo nos miramos, y pongo mi mejor cara de culpable, y articulo un mudo "Lo siento".

-El viento está muy ruidoso hoy -concluye, y todos sentimos un gran alivio.

Fudge sacude la cabeza, convencido de que fue eso, o de que lo imaginó.

Seguimos a salvo.

-En verdad -repite Fudge- que no me gusta esto, pero no tenemos más remedio que llevarte.

Las palabras resuenan en la pequeña cabaña, y son el único sonido. Todos guardamos un silencio sepulcral, dejando que su significado crezca y se haga más y más terrible...

-¿Llevarme a...? No querrá decir Azkaban, ¿verdad?

Fudge lo mira con falsa lástima y asiente lentamente. Parece más molesto por estar perdiendo su tiempo que lamentando las noticias.

-Así es como se trata a los criminales. -Aquello parece ser su ultimátum.

Cuando el ministro da un paso hacia delante, se detiene, congelado, y la puerta se abre tras él. No sé si iba a taclear a Hagrid y a ponerle unas esposas en las manos, o a conjurarle un hechizo inmovilizante y hacerlo levitar hacia fuera, pero no hace nada de ello. Se queda quieto mientras entra a la cabaña nadie menos que tío Lucius.

Hagrid está perplejo, enojado y asustado a la vez, la furia ardiendo en su rostro lleno de lágrimas.

Dumbledore parece sorprendido solamente por un momento, y esconde sus emociones tras una máscara tranquila.

-Oh, Lucius, qué sorpresa verte aquí.

-¿Aún no lo han arrestado? -dice mi tío-. Bien. Daremos las dos lamentables noticias a la vez, entonces, Cornelius -le dice al ministro como si fueran cómplices.

-¿A qué te refieres? -pregunta Dumbledore amablemente, indicándole con una mano a Hagrid que se mantenga calmo.

-Sal de mi casa, no eres bienvenido aquí -murmura Hagrid de todas maneras, tratando de contenerse.

Tío Lucius lo mira de arriba abajo despectivamente.

-No es que me encante estar en esta... ¿lo llamaste casa? Yo diría más bien cuchitril.

En otras circunstancias estaría riéndome de la palabra "cuchitril", pero ahora tengo que mantenerme seria y en silencio. Además, ver a Hagrid así me rompe el alma. Y ver a mi tío me dan ganas de vomitar. No son sentimientos muy compatibles, que digamos.

-Me iré en cuanto haya hecho lo mío -sigue mi tío-, pues vine solamente a ver al director, donde dijeron que lo encontraría.

-¿Y qué es exactamente lo que quieres de mí, Lucius?

-Oh, nada de lo que preocuparse, Dumbledore. Solamente un acta de destitución para de su cargo de director, firmada por todos los magos correspondientes. Sí, tengo todas las firmas -dice, mostrando en alto el pergamino-. El consejo escolar no cree que esté usted capacitado para controlar esta situación, lo cual es evidente. ¿Cuántos ataques hubo ya? Primero dos, y esta tarde otro par más. Si seguimos así, pronto no quedará un solo alumno muggle. Nadie quiere que suceda eso, ¿verdad?

Maldita rata albina de alcantarilla, tú quieres eso más que nada.

Me sorprende la verdad de mi voz interna. Por suerte no lo dije en voz alta.

-¿En... en verdad es necesario, Lucius? Creo que estamos exagerando -dice Fudge-. No necesitamos ahora un cambio de director, es lo último que queremos...

-Quédese tranquilo, porque el consejo escolar decide eso en su lugar -asegura mi tío-. Ya lo hemos hecho. Los doce estamos de acuerdo...

-¡Seguramente hubo once sobornados para eso, Malfoy! -estalla Hagrid, saltando en su lugar para no tirarse sobre mi tío y destrozarlo en pedacitos.

-El... ¿hombre? -Hace una mueca-. No. El sujeto debe aprender a controlar su temperamento -dice mi tío-, o no acabará bien. Oh, esperen, ¡si ya mismo está en camino a Azkaban! Fudge, no te haré esperar más, puedes llevártelo ahora mismo. Que al fin cesen los ataques. Es necesario poner mano firme en esto, y claramente Dumbledore no es capaz de hacerlo. Yo me encargaré bien de este colegio.

-¡Contigo como cabeza habrá más asesinatos! -grita Hagrid.

-Calma, Hagrid -dice Dumbledore tranquilamente-. Si el consejo quiere que me vaya, así lo haré.

Todos, absolutamente todos en esta cabaña quedamos boquiabiertos ante el anuncio del director. Pronto mi tío sonríe malévolamente y Hagrid solloza más fuerte.

Dumbledore abre la boca, sin emitir sonido alguno, esperando a que todos hagan silencio. Cuando ni una mosca vuela por el lugar, y ni mi voz interna hace un solo sonido, dice lenta y claramente:

-Aunque, sólo abandonaré realmente esta escuela cuando nadie más aquí me sea fiel. Hogwarts siempre ayudará a quien lo pida.

Y, aunque suene increíble, pareciera que guiña un ojo en nuestra dirección. Me refriego los ojos con las manos, y vuelvo a mirarlo, pero él ya está de vuelta viendo a tío Lucius, quien agrega tontamente:

-Admirables sentimientos. Todos extrañaremos tus comentarios profundos. Vamos, Dumbledore. Hay un largo camino.

Lo miro a mi tío con tanto odio que siento que mis ojos queman. Mis poderes están como locos sin esa maldita poción. Pronto veo una pequeña llama en el borde inferior de su túnica, y me tapo la boca para evitar gritar. De nuevo.

-Oh, ¿qué...? -Mi tío también ve la llama y la apaga pisando la tela, casi perdiendo el equilibrio al hacerlo. Mira hacia ambos lados, pero nadie visible le presta atención, y disimula, abriendo la puerta.

Dumbledore sale con la cabeza erguida, y detrás se van tío Lucius y Fudge, que tira de Hagrid.

Y, como aquí estamos todos locos, Hagrid también se vuelve hacia nosotros, pero trata de hablar al techo cuando dice:

-Eh... Si alguien quisiera por alguna razón resolver estos problemones, solo tiene que seguir a las arañas. Las arañas lo conducirán. Realmente necesito pintar estas paredes. Oh, y alguien tiene que darle de comer a Fang.

Fudge se rasca la cabeza y lo mira.

-Si ya terminaste, Hagrid, podemos irnos.

La puerta se cierra de un golpe y pronto los tres quedamos solos. Nos quitamos la capa de un tirón y volvemos a mirarnos con desesperación.

-Vamos a morir -digo-. Estamos en un gran desastre. Justo en el medio de todo lo que sucede. Vaya puntería que tenemos.

-Esto es terrible -dice Ron-. No podemos estar sin Dumbledore. Habrá un ataque cada día, y hasta pueden cerrar la escuela hoy mismo.

-Vamos a morir -repito.

Fang corre hacia nosotros, nos olfatea, y luego salta y choca contra la puerta. Y entonces aúlla con desconsuelo, un aullido que resuena por todo Hogwarts.



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Destacados del capítulo 37:


Primer comentario: AliceKitten


Mejor comentario: HolbrookJr, lleno de amor.


Shut out a leylaweasley por su nombre de usuario en honor a nuestra pequeña marciana.




Este capítulo extra del jueves es para agradecerles todo el amor que me dieron en el capítulo 36. ❤❤❤ Los amo.


(El capítulo del sábado va a ser LARGO para entretenerlos por más tiempo!!)

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