37: Prófugos

Capítulo treinta y siete: Prófugos


 

—Profesora... cómo... ¿cómo sucedió esto?

No puedo creer que quien está delante de mí, indefensa, hecha piedra, sea la brillante Hermione Granger. Durante todo este tiempo, aunque ella temía un ataque, jamás pensé que eso fuera a suceder. Pero aquí está.

Mi corazón late al ritmo del galope de un caballo desenfrenado, y no sé cómo pararlo.

—La encontramos así en el pasillo cerca de la biblioteca—explica McGonagall—, con esto en la mano. —Señala un pequeño espejo portátil que está en su mesa de luz, a un costado—. No tenemos idea de cómo o cuándo sucedió, simplemente apareció así... Esta chica, Penelope Clearwater, estaba con ella. Nadie estaba cerca cuando sucedió, nadie vio al agresor.

Ignoro la conexión en mi mente entre Penelope y Percy, que lloraba en la puerta. Mis ojos no salen de Hermione. Prácticamente de modo inconsciente me siento al borde de la camilla y toco su brazo, extendido hacia delante, como si aún sostuviera el espejo frente a ella. Su piel está helada, su brazo duro, inmóvil.

—Hermione... —sollozo—. No mereces esto.

—Es mi culpa —murmura Harry, por suerte lo suficientemente bajo como para que McGonagall no oiga—. Ella fue a la biblioteca cuando le dije que había oído algo...

—No te culpes —dice Ron—, ella siempre va a la biblioteca.

Ahora los tres estamos sentados al borde de su camilla, mirándola, sin poder creer el destino que le tocó.

McGonagall está en la otra punta de la enfermería, hablando con Madam Pomfrey, y las únicas otras personas cerca son los pobres petrificados. Podemos hablar tranquilos.

—Si no fuera por lo que descubrimos en el diario —dice Ron—, estaría seguro de que fue Malfoy. Dijo que él se encargaría de que Hermione fuera la siguiente.

—No le hagas caso a ese chico —le digo—. Está mentalmente inestable y es un cobarde.

Todos seguimos sin sacar la vista de Hermione mientras hablamos.

—Si tan sólo aún tuviera el diario, podría preguntarle a Riddle...

—...o a su madre o mascota, porque no sabemos con quién diablos interactuaste...

—...qué hacer. Quizás él sabe cómo salvar a alguien.

—Lo dudo, Harry. Las mandrágoras son la única manera conocida. Pero, sí, quizás podríamos haber averiguado cómo matar a la bestia.

—Creo que es hora de hablar con Hagrid. No creo que haya sido él esta vez, pero si sabe cómo llegar a la Cámara Secreta, eso ya es algo. Tenemos que ir ya, y esto no se puede posponer.


...


Sonamos muy bien como el trío en acción, planeando y tomando decisiones importantes como "ir a hablar con Hagrid de una vez por todas", pero no somos tan buenos a la hora de cumplirlo. Por el reciente ataque doble, ahora los alumnos debemos quedarnos en nuestras salas comunes a partir de las seis de la tarde, y tenemos que ir de una clase a la otra acompañados/perseguidos por algún profesor.

Y, lo peor, es que es posible que cierren la escuela. No son sólo rumores de Lavender, sino que ya escuché a más de un profesor hablando de ello. Los fantasmas también dicen cosas. Jamás habían visto algo así en muchos años, incluso más de cincuenta. La última vez que se abrió la Cámara Secreta, las cosas no fueron tan terribles. Es cierto que en ese entonces murió alguien, pero hubo una sola víctima. Esto se está saliendo de control. Y nadie tiene idea de cómo pararlo.

Lo único relativamente bueno es que las clases con Snape se cancelaron oficialmente. No Pociones, sino las clases particulares con mi Instructor, Batman, el Lord del Castillo. Durante las últimas semanas tuve clases ocasionales con él, pero ahora se acabaron. Como nos han quitado la libertad de movimiento, ya no puedo escabullirme hacia las mazmorras como hacía antes, y tampoco puede venir él con una caja de chocolates y un ramo de rosas todos los días a buscarme a la Torre de Gryffindor, porque levantaría alguna sospecha.

Así que así estamos, controlados, encerrados, observados. Y con mis poderes creciendo y creciendo, cada vez más rebeldes. Estoy pudiendo controlarlos mejor que antes, pero se me hace difícil y pronto me quedaré sin recursos para mantenerlos en línea.

O sea, explotaré en cualquier momento.

Pero no sólo por los poderes. Siento demasiadas cosas. Dejando a un lado los tontos sentimientos amorosos que trato de olvidar, lo de Hermione me inquieta demasiado. Estoy preocupada por ella, y perdida sin su ayuda. La extraño. Sé que a veces me quejo de ella, de su "soy una sabelotodo y quiero que el mundo entero lo sepa", de algunas cosas que hace o no hace. Pero yo también soy más que imperfecta. Soy un desastre que camina a duras penas, y ella me quiere igual. Y ahora la perdí.

Neville tampoco está pudiendo ayudar a Sprout a cuidar las mandrágoras, por dos razones. Primero, porque ya ni siquiera él pude salir de la sala para esto. Y, segundo, porque ya la profesora no confía sus plantas a nadie. Está guardando las mandrágoras con sumo recelo, porque no quiere que nadie las sabotee. Es completamente necesario que maduren lo más pronto posible, y como no se sabe quién es el heredero, no quiere arriesgarse a que aparezca por ahí y las manipule.

—Ya estoy harta de esto. Me siento como una piedra, y no estoy petrificada —me quejo, tirada panza arriba en el sillón frente al fuego—. ¿Ustedes?

Harry y Ron asienten sin poder cambiar sus rostros tristes. Ése es nuestro estado de ánimo hace varios días. Incluso ya se aburrieron de jugar al ajedrez mágico, que ahora está tirado por ahí, y se unieron a mi estado deprimente de tirarse sobre el sillón y contemplar las manchas de humedad en el cielo raso.

—Me siento tan encerrada... Y ni siquiera puedo leer los libros que sacó Hermione de la biblioteca. Me canso con tan solo ver lo gordos que son. No es que discrimine libros por su tamaño. ¡Igualdad por los libros...! Pero ningún libro es para mí.

—Estoy harto de no hacer nada —dice Harry—. ¿No tienen ganas de saltar por las paredes? Muero por ir y hablar con Hagrid, pero... —Revisa la sala para asegurarse de que nadie escuche—. Esto no puede posponerse más. Creo que ya es hora de usar la capa de mi padre.

Ron y yo ahogamos un grito. Y luego sonreímos.

¿Puede fallar? Claro que sí.

¿Podemos terminar castigados y encerrados en una sala de tortura en la casa Slytherin? Por supuesto, sobre todo si es Snape el que encuentra a Harry.

¿Podemos morir devorados por una bestia? Más que probable. Con Hagrid, uno nunca sabe.

Pero vamos a intentarlo.


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Destacados del capítulo 36:


Primer comentario: agustina4cdpa


Mejor comentario + dedicatoria: pauberre


Amor especial a floor_aycMariferPiris y —Hazami—. Felicitaciones a KuroiFelixMato por su entusiasmo al comentar, y por su fiel devoción a #TeamVoldy. Muchos Kleenex olor a bosque y menta para que Giugi0319 seque sus lágrimas.


LOS AMO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Gracias por todo el amor que me dan, los comentarios del último capítulo estaban llenos de cariño y amor y algún que otro hater por lo de Hermione... Los adoro.

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