34: Veneremos a Cupido - Parte II

Cuando bajamos de las habitaciones, no encontramos a nadie en la sala común, pero sí hallamos los pasillos de los pisos inferiores repletos de alumnos. Al estirar el cuello para ver algo, porque mi altura no me ayuda, siento una mano en mi hombro. Neville está aquí, peinado formal como para ir a un casamiento, y con una sonrisa.

-Leyla -dice-. Te ves muy... bien.

-Gracias. Fueron estas brujas las que me vistieron, no creas que desarrollé de repente un sentido único de la moda. -Les guiño un ojo en complicidad a Lavender y a Parvati, que ríen como tontas. Pero esta vez no me molesta. Jamás creí que llegaría a pasar un tiempo de chicas con ellas-. ¿Sabes por qué hay tanto embotellamiento?

Él sacude la cabeza, pero ni un pelo se mueve. Su cabello está bien engominado.

-Ahora que lo recuerdo... -Saca a Barbas de Merlín de su bolsillo. Mi mascota salta de su mano a mi cabeza-. La encontré en la habitación de chicos.

-¡Barbas! Ah, no, hoy no me despeinarás -le digo y me la quito del pelo. La guardaría en los bolsillos, pero no tengo la túnica, así que me la quedo en la mano-. Es la única vez en el año que me peino, no quiero que lo arruines, Barbas.

-¿Hermione? ¿Leyla? -nos llaman-. ¿Son ustedes, chicas?

Ron y Harry están también aquí. Se ven, bueno, como siempre. Harry está un poco más peinado, y creo que lleva también gel en su cabello. De todos modos, sigo agradeciendo mis queridas CICEA. Estaría frita sin esas queridas células.

-No. Somos Filch y McGonagall en la luna de miel-les respondo-. ¿Saben qué cosa traba el tránsito?

-Lockhart -dice Ron, y Harry se pone rojo-. Está mandando elfos domésticos por todos lados para repartir tarjetas.

-¿Te refieres a tarjetas profesionales? ¿De esas que harían parecer a Lockhart una persona competente?

Hermione no se ofende ante mi comentario. Esto es grave. ¿El peinado estará afectando su cerebro?

Entre todas las cabezas distingo la de Cedric, que es bastante más alto que el resto, y empujo a la gente hasta tener a una mejor visión de él. Un elfo está dándole una tarjeta rosa. Cedric se pone rojo y abre la tarjeta cantora.

Ya quisiera que fueras mío

Lalala lalala

Tú, Cedric, tú eres mío

Lalala lalala

Con mucho amor

Lalala lalala

Con más amor

Lalala lalala

¡Lauren Blue!

Uh, eso fue un golpe bajo. Hubiera preferido un vociferador. Hasta es mejor la canción de la Bella Durmiente.

Por suerte, con todo el ruido que hay al estar todos abriendo tarjetas y reclamando, muy pocos pudimos oír la tarjeta cantora (que además desafinaba). Cuando mira alrededor para asegurarse de que nadie esté burlándose de él, me escondo detrás de Eric, el amigo simpático de Wood, y vuelvo con Neville.

-Lo siento, tenía que ver algo -explico-. Ahora acompáñame al frente. Quiero ir a ver al maldito Lockhart.

-Él me pidió que lo ayudara con la decoración -dice Hermione-, ¿recuerdas, Leyla?

-Sí, yo estaba allí. Y también me pidió a mí -le recuerdo-. No dejes que te afecte ese bobo caza cucarachas.

Hermione frunce un poco el ceño, pero toma la delantera en la carrera entre la muchedumbre. Por suerte, luego de tener que empujar a varios, el resto comprende que queremos pasar y abren paso. Además, ¿quién se arriesgaría a estar tan cerca de la heredera que te petrifica?

-¡Profesor Lockhart!

-Señorita Granger, qué bueno verla. Veo que se han arreglado, nada mal. Yo siempre tuve el mejor estilo en Hogwarts, tengo que admitirlo, aunque no me esforzaba por ello. Simplemente tenía una conexión con el estilo, un don innato, al que muchos aspiran y por el cual me envidian...

Lo miro de arriba abajo, vestido con su túnica púrpura con decorados turquesas. Cuesta creer que eso se llame estilo.

-Profesor, ¿qué pasará con el festival?

-Eso es lo que todo el mundo ha estado preguntando por media hora -dice Ernie Macmillan, con los brazos cruzados y una cara de furia terriblemente graciosa. Contengo la respiración para no reírme.

-Ernie -dice Hermione-, hola...

-¿Eres tú? -La mira de arriba a abajo-. ¿Tú eres Granger?

-Por supuesto que soy yo. Soy tu cita.

-Ah. Por supuesto... Oye, Granger, tu amiga se está poniendo violeta.

-¿Eso es una insinuación? -dice Neville, como queriendo defenderme.

-No, pero mírenla. Ahora está azul.

Todos me miran. Suelto el aire y por suerte la risa no vuelve.

-No se preocupen -jadeo al volver a respirar-, sigan con lo suyo.

La cara que pone Ernie es tan terrible que tengo que aguantar el aire de nuevo para no estallar en carcajadas. Para no alarmarlos, miro para otro lado. Cerca de la escalera veo que un elfo le da una tarjeta a Harry, pero él no la abre y simplemente la guarda en su túnica.

¿Por qué los chicos se ven elegantes en túnicas y nosotras no? Estos zapatos de Lavender me están haciendo ampollas en los pies.

Cuando Harry se vuelve a escabullir entre la multitud, veo que Fred y George están paseando por el lugar. Dala, que parece haberse reconciliado con Fred, va de su brazo. George tiene en la mano una tarjeta, y veo que Angelina lo está mirando. Obviamente. ¿Seguirán saliendo esos dos? Supongo que sí; de lo contrario, Lauren y Angelina, las *palabrita prohibida* Mayores, ya me hubieran puesto una bomba fétida en algún lugar. No pregunten dónde.

-¿Se canceló? -chilla alguna de las chicas alrededor de Lockhart-. ¡No puede ser!

-Estuve esperando este día tanto tiempo...

-Yo quería besar a... ¡ay! Cielo, no te enojes, iba a decir tu nombre.

-Sí, claro.

-Chicos, chicos -dice Lockhart, moviendo los brazos como si fuera una gallina que intenta volar-, no se preocupen. Nos cancelaron el festival, pero ya encontraremos otra cosa para hacer. Veamos, ¿quién quiere una foto conmigo?

La mayoría, incluyéndome, grita "Buuuuu", y alguno le tira una tarjeta de amor abollada. Por otro lado, varias chicas suspiran y hacen fila para tomarse una foto con él.

Neville y yo volvemos a la sala común, junto con varios de Gryffindor, y Fred y George buscan la manera de poner música. Yo colaboro para quitar las mesas y algunos sillones de en medio y dejar lugar como pista de baile en la alfombra frente a la chimenea.

-¡Yo soy el disc-jockey! -grita Lee Jordan.

Lo suben a una tarima donde hay un viejo reproductor de música, que parece una caja con una tuba. Hace un toque con su varita y comienza a salir polka al máximo volumen. Todos nos tapamos los oídos y reímos por lo ridículo de la situación. Con otro toque y la ayuda de Dean Thomas, Lee logra poner rock. Dean baja y saca a bailar a Lavender, que es bastante buena en esto. Seamus y Parvati se unen poco después, porque siempre van los cuatro en paquete.

-Vamos, vamos, vamos -dicen Fred y George, empujándonos a Neville y a mí hacia la pista. George está con Angelina, y Fred sacó a bailar a Katie, que está muerta de vergüenza. Lástima que Dala sea de Ravenclaw y no pueda estar aquí. Me gustaría verla con su chico.

-¿Quieres bailar? -me pregunta Neville, nervioso.

-No lo sé... Soy muy mala. Realmentemala -insisto-. Asquerosa. Espantosa. Muy horrible...

-Yo tampoco sé bailar.

-Mmm... ¿Sabes qué? Intentemos copiar a Lavender y a Dean. A ver, dame las manos... Así no, espera, creo que hay que juntar las palmas abiertas... Un paso hacia delante... ¡Ay!

-Lo siento, lo siento. No volveré a pisarte.

-No te preocupes, porque yo te pisaré sin dudas. Pero estos zapatos... -Me quito las botas de Lavender y las arrojo detrás de un sillón. Ya las iré a buscar más tarde. Ahora descalza, en mi verdadera altura, me siento mucho más estable. Espero no matar a nadie con el olor de los pies-. Vamos de nuevo. Un paso hacia delante...

Por supuesto, no tardamos en caernos redondos sobre el piso después del tercer intento, pero Ron y Harry vienen a levantarnos. Los invitamos a bailar con nosotros, y entre los cuatro logramos hacer una ronda y saltar como unos monos. Crabbe y Goyle estarían orgullosos de estos pasos de gorilas.

-¡TODOS A LA RONDA! -Fred y George llegan corriendo, con Angelina y Katie detrás, y me separan de Harry para unirse a nuestra ridícula ronda. Pronto estamos todos en círculo, haciendo payasadas, y cada tanto alguien hace aparecer corazones flotantes y palomas blancas.

-¡En parejas!

Neville y yo volvemos a darnos las manos y tratamos de seguir el ritmo. Nos divertimos bastante, pero luego...

-¡Cambio de parejas!

Ahora bailo con Harry, y esto es aún más ridículo. No estamos para nada coordinados. Sigo agradeciendo las CICEA. Cambio. Ahora estoy con Eric. Luego con Wood.

-Tranquilo, no le contaré a Karen sobre esto -me río-. Será nuestro secreto, cuñadito.

Wood parece bastante espantado. Cambio. Ahora estoy con Fred y George, un baile de a tres. Por suerte están ambos y no uno solo, porque probablemente me hubiera puesto rígida. Cambio. De vuelta con Neville.

Luego de tantas vueltas, Lee pone un lento, y Neville y yo tratamos de bailarlo. Ya quedan pocas parejas, y veo claramente a Percy y Hermione (tenía un presentimiento sobre esto) mirándonos con desaprobación.

-Gracias, Neville. -Me mira sorprendido-. Por esto, por estar conmigo.

-No, gracias a ti. Espera a que le cuente a mi abue que tuve una cita para San Valentín. No podrá creerlo.

-Entonces hay que enviarle una foto.

Volvemos a donde estaba el embotellamiento y vemos la fila de chicas frente a Lockhart, quien nos deja pasar al frente por ser una pareja. Un elfo nos saca la foto con una cámara instantánea, y la copia sale por la ranura de inmediato.

-Tres copias, por favor.

-¡Veneremos a Cupido! -exclama Lockhart, tan entusiasta como si estuviera borracho, alzando los brazos-, ¡veneremos a Cupido!

Lo peor es que las admiradoras responden y lo imitan:

-¡Hip-hip! ¡Hurra! ¡Hip-hip! ¡Hurra!

Pronto huimos de allí y le enviamos por lechuza una copia a la abuela de Neville. Luego, cuando volvemos a la Torre y vemos a todos agotados por el baile, subo a mi habitación y clavo la foto en la pared, no sin antes tachar a Lockhart. Un hermoso recuerdo de mi San Valentín.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top