25: Con las manos en la masa (El regreso de Potter y Black)

Capítulo veinticinco: Con las manos en la masa

Alias: El regreso de Potter y Black

La biblioteca está silenciosa. En un rincón estamos sentados los miembros de Hogwarts, Hoy en la última reunión del año, el último día de clases.

Tenemos hora libre porque la profesora Sprout canceló sus clases de Herbología, ya que con la última nevada las mandrágoras empeoraron, y son su prioridad ahora. Revivir a la señora Norris y a Colin es más importante que cualquier clase. Lo que en verdad me alegró, además de no tener clase, es que Neville está en los invernaderos, ayudando a la profesora.

Mientras, nosotros hicimos una reunión improvisada para el periódico. Nos pareció segura la biblioteca, ya que nos dimos cuenta de que hasta el mismísimo monstruo de Slytherin le debe temer a Madam Pince (y no lo culpo), así que es poco probable correr riesgo aquí. Casi todos los de Hufflepuff parecen pensar lo mismo, porque están sentados en ronda en el centro, charlando en voz baja.

-Esto no es lo mismo sin nuestro fotógrafo -digo-. Pobre Colin.

-Mira el lado bueno -dice Hermione-. Madam Pince confía en ti otra vez.

-No bromees; me dejó entrar porque vienes conmigo.

-Leyla. -Dala se sienta frente a mí y me mira con expresión seria-. Necesito que nos escuches un momento. Tenemos algo que decirte.

Cho Chang está también con ella. Lauren se une de mala gana, y veo que Cedric sonríe desde lejos al mirar la escena.

-Todas tenemos algo que decirte. Incluyéndote a ti, Lauren -dice Dala con su dulce forma de decir las cosas; podría estar diciendo las asquerosidades más espantosas o más ofensivas, y seguirían sonando bien por su forma amable de hablar, siempre sonriendo-. Lamentamos mucho haberte tratado mal. -Las otras dos asienten-. En realidad, no era nada personal, podría haber sido cualquier otro. En verdad que nos caes bien. -La mirada de Lauren no dice lo mismo, pero la sonrisa de Cho parece ser un poco más sincera-. Solamente teníamos miedo. El miedo hace cosas horribles en las personas. Queremos asegurarnos de que sepas que no hay rencor de nuestra parte, y que eres bienvenida en nuestro grupo siempre que quieras.

Lauren nota que terminó el discurso y sonríe forzosamente.

-Eh... Gracias -digo-. Ahora... ahora creo que debo irme... a otra parte.

Me levanto, dejando a las tres perplejas, y corro hacia Hermione.

-Respete la velocidad máxima, por favor -dice Madam Pince.

Freno con los dientes apretados y comienzo a caminar, porque no debo volver a ganar el odio de la bibliotecaria si quiero seguir ayudando a Hermione.

Me sorprendo al ver a Harry sentado al lado de Hermione.

-Vine a acompañarlas -explica él-. Ron está en el baño, pero no le debe faltar mucho. -Por su mirada es obvio que se refiere al baño de Myrtle.

-Que me avise si necesita ayuda -digo. Nuestra conversación debe sonar como de locos para el resto de la biblioteca, pero nosotros nos entendemos.

La poción multijugos va mejor de lo que esperábamos, y tal vez para la semana próxima ya esté lista. Necesito saber si mi primo tiene algo que ver con los ataques, y también quiero comprobar que Harry es inocente. El pobre ha sido el blanco de todas las miradas desde ayer, que sucedió lo la serpiente. Maldito club de duelo, dirigido por el maldito Lockhart. Aunque, viéndolo por el otro lado, gracias a eso pude pasar un tiempo con George. Y Cedric también me pidió perdón. Quizás no estuvo tan mal.

Igual, repito: maldito Lockhart.

-¿Viste quiénes están allí?

-Sí, los de Hufflepuff.

En la ronda veo que están Abby y Debby, que al parecer siguen manteniendo sus viejos apodos. ¿Seguirán siendo las dos niñas risueñas que yo conozco? ¿O Hufflepuff las habrá cambiado como Slytherin cambió a Maddeline? ¿Creerán mis hermanas que Gryffindor me cambió a mí?

-Justin -dice Harry.

-Cuando lo dices de esa manera, parece como si estuvieras enamorado de él -le digo.

-Debo ir a hablar con él.

-Ahora es obvio que estás enamorado de él. Harry, luego te enseñaré algo sobre discreción en el amor. Puedes llegar a incomodar a las personas. Créeme; ya me ha pasado... Espera, ¿a dónde vas?

Hermione y yo vamos tras él. En un momento frena, y los tres nos escondemos detrás de una fila de libros para oír de qué hablan, porque nunca está de más tantear el terreno antes de una declaración de amor.

-¿Le dijiste a Dumbledore? -dice una chica que no conozco.

-Dumbledore estaba allí, y además...

-...Potter es la mascota del director.

Ésas son Abby y Debby, que aún se completan las frases entre sí al hablar.

-A mí me daría miedo ser Hermione Granger -dice la chica del comienzo-. Es decir, es nacida de muggles. Está en peligro, y anda todo el día con Potter, que... parece ser el heredero de Slytherin. Y además es amiga de Lola Black...

-Se llama Leyla Blair-Black... -corrige Abby.

-...y es nuestra hermana -completa Debby.

-Así que di todo lo que quieras...

-..., pero recuerda que te estás metiendo con nosotras.

Ambas asienten a la vez, y la chica levanta las manos, rendida.

-Perdón. Pero todos lo decían, sospechaban que ella tenía algo que ver.

-Pero no es ella la que habla con serpientes.

-¿Y qué hay de su hermana? La otra. La rara de Slytherin.

Maddeline.

Sí, vocecita, respondo fastidiada mentalmente. Ya sé cómo se llama mi hermana. ¡Sh! Déjame escuchar.

Debby y Abby se miran.

-Creo que deberías dejar de hablar mal sobre sus hermanas -sugiere Justin.

-No, está bien, nosotras...

-...ya no hablamos con ella.

-Y ha cambiado mucho, digamos...

-...que ya no nos interesa.

-Volvamos a Potter -dice Justin-. Yo realmente creo que él es el heredero.

A mi lado, Harry se pone tenso, escuchando con más atención.

-¿Pero no te parece un poco... incompetente? Es algo importante ser el heredero de Slytherin, no cualquier imbécil puede hacer eso.

-Parece como si admiraras al que hace los ataques -dice Justin, mirando de mal modo a la chica-. Lindsay, tú eres de familia de magos y no entiendes el peligro que corremos los de familias de muggles.

-Cambiando de tema...

-..., o más bien volviendo al tema anterior...

-Volvamos a Potter -dicen las dos al unísono. Parece que Lindsay y Justin aún no se acostumbran a su forma de hablar, porque las miran sorprendidos.

-Tranquilícense -dice Lindsay.

-Potter tiene poderes oscuros. Los tiene de pequeño. -Justin mira a las chicas, desafiándolas a contradecirlo-. Si él mismo venció al Innombrable cuando tenía un año, Potter debe tener poderes más terribles que los de él.

-Pero él es mestizo, no entiendo por qué odiaría...

-Recuerden que vive con sus tíos muggles -ataja Justin- y que odia estar con ellos. Seguramente nos odia a todos los de familia muggles. Apuesto a que nos llama sangre sucia y luego se hace el santo defensor del mundo mágico...

Harry cierra sus manos en puños, y ambos damos un paso hacia delante para meternos en la conversación y corregir a Justin, pero sin querer piso su túnica y los dos caemos, tirando con nosotros un cuerpo de estantes y todos los libros en ellos.

-Vaya, vaya -dice Lindsay-, Potter y Blair escondidos en la biblioteca. ¿Acaso están intentando tener un hijo que sea más heredero que los dos? Si es eso, consíganse un lugar más privado.

-Justin, escucha, lo que sucedió ayer...

-Aléjate, Potter. -Justin está pálido, sus ojos brillan y parece temblar al recordar lo sucedido-. ¿No tienes suficiente con lo que pasó ayer? ¿Me quieres seguir atacando y ahora me persigues por todos lados?

Antes de que Harry pueda decir algo, o yo pueda levantarme del piso, Justin sale dando un portazo.

Y nunca faltan los pasos de Madam Pince acercándose. Desde el suelo se oyen más fuertes.

-Ustedes dos, los quiero fuera de aquí. -Aún no ha perdido la calma, pero solo es cuestión de tiempo antes de que explote-. Ahora. Y Blair, no quiero verte nunca más en mi territorio.

No esperamos a que lo repita y vamos al trote hacia la puerta.

-¡Luego búscanos! -le grito a Hermione.

Madam Pince nos da un empujón y traba la puerta, dejándonos solos en el pasillo. Justin ya huyó. La puerta vuelve a abrirse y sale Cedric.

-Leyla, perdona que te interrumpa, pero iba a decirte algo y te fuiste. -Mira a Harry y vacila, pero yo le hago un gesto para que se asegure de que no hay problema-. Me gustaría... Es decir... -Jamás lo vi tan nervioso en su vida. Se pasa una mano por el pelo, y sus cabellos despeinados juegan con la luz, cambiando de marrón a cobre en cada mechón-. Quería saber si quieres venir conmigo a pasear por el lago -dice muy rápidamente.

-Oh, Cedric... No es que no quiera, pero... ¿no crees que es un poco apresurado? -El brillo en sus ojos disminuye-. Todos seguimos como locos con todo lo que sucede, ¿no? Nadie confía en nadie. No creas que te rechazo, me encantaría salir contigo en otra ocasión. Pero Harry me necesita en este momento.

-Claro... Sí, entiendo. Solamente quería compensarte lo que estuve haciendo en los últimos días. No me porté bien contigo.

-Fue muy lindo de tu parte mandar a las chicas a disculparse conmigo. -A mi lado, Harry está bastante pálido, mirando hacia otro lado, y no por darnos privacidad-. Ahora debo ocuparme de Harry, creo que necesita un poco de terapia. Mándale mis saludos a Madam Pince.

Cuando Harry y yo volvemos a estar solos, se nota que no se siente para nada bien. Está como desconectado. Parece sumido en sus pensamientos.

-Oye... lo siento.

Parece que no me oye. Sacude la cabeza y se acomoda los anteojos sobre la nariz.

-Solamente quería disculparme con él. ¿Por qué...? -Su frase queda en el aire. Harry se queda con la vista perdida mientras caminamos juntos por el castillo.

-Creo que Justin solamente está asustado -digo cuando creo que ya está preparado para recibir información-. Todos lo estamos, ya oíste lo que le dije a Cedric. -Pongo mi mano en su espalda para hacerle saber que estoy con él-. Ya sé lo que todos creen, pero estos momentos vienen y van; ayer era yo, hoy eres tú, y mañana será otro. No te preocupes por lo que los otros piensan, sabes que tienes a tus amigos.

-Lo que me preocupa -dice lentamente, eligiendo bien las palabras- no es lo que piensen los otros. Es lo que pienso yo de mí. Yo estoy asustado, Leyla. ¿Qué pasa si en serio soy el heredero? ¿No recuerdas lo del Sombrero? Dijo que sería "grande en Slytherin". Puedo hablar con las serpientes, como Salazar Slytherin. Y si Voldemort no pudo matarme, él, que es el mago más tenebroso de todos los tiempos...

Levanto un dedo para pedirle que haga silencio. Hay pasos en la otra punta del corredor, y suenan cada vez más cerca. Por suerte no tardamos en reconocer la enorme silueta.

-¡Hagrid!

-Son ustedes, qué bueno... Solamente me faltaba encontrarme con ese Lockhart para que viniera a decirme cómo rebanar una gallina. -En efecto, tiene una gallina muerta en una mano.

-No sabía que las gallinas se rebanaban -observo-, creí que solo se rebanaba el pan.

-Da lo mismo.

-¿Tú no crees que yo sea peligroso, Hagrid?

-Harry, por favor. Eres una de las mejores personas que conozco, jamás diría que eres peligroso.

Esto no sirve de mucho consuelo, porque creo que nada es peligroso para él. Con tan solo saber que llamó Fluffy, "esponjosito", a ese perro de tres cabezas, o que empolló un huevo de dragón y pensaba quedárselo en su pequeña casa de madera... Harry no debe sentirse muy reconfortado.

-¿Han visto a la hermana de Ron? Sigue apareciendo cerca de mi casa y huyendo cuando la veo.

-No se siente muy bien -digo-, y no sé bien qué le sucede. Creo que debe ser terrorífico que pase todo esto en tu primer año de Hogwarts.

-Tu primer año tampoco fue muy tranquilo -apunta Hagrid-. Bueno, chicos, debo dejarlos. No quiero que Lockhart nos halle por aquí.

-Ni yo -dice Harry-. Vámonos. Deberíamos ir ya a buscar a Ron.

-Dudo que siga en el baño...

-¿Ron está descompuesto? ¿Por qué se tardaría tanto? -pregunta Hagrid.

-En realidad... fue a buscar algo que me olvidé -digo, orgullosa de mi rápida e ingeniosa intervención.

Claro, hasta que Hagrid vuelve a abrir la boca.

-¿Tú te lo olvidaste en el baño de chicos? Leyla, me preocupas. No termines siendo como Selene, por favor. No soy el único que cree que puedes salvarte. En fin, mándenle saludos a Hermione.

Hagrid va por su lado, y nosotros por el nuestro. Cuando estamos por llegar al baño, Harry se detiene y queda tieso como una tabla.

-¿Qué sucede?

Yo estaba contenta porque Harry estaba recuperando el color, pero ahora lo ha perdido de vuelta. Tiene la mirada extraña, no perdida, sino concentrada en algo que no llego a captar.

-La voz... Leyla, estoy oyéndola. ¡Por aquí! ¡Vamos!

Corremos hacia donde Harry siente la voz, primero por allí, luego por acá, hasta que estamos parados en un charco de agua.

-Hubo un ataque -susurro-. Siempre hay agua cuando hay un ataque.

-Allí está Nick casi decapitado, mira. ¡Nick! ¡Nick! ¿Has visto algo?

-Harry... él... -Ambos quedamos mudos, contemplando a Nick. El fantasma está girando en círculos en el aire, como congelado, con una mueca extraña en la cara. Y más allá, caído sobre el suelo y con una mirada de horror en el rostro, está Justin. Petrificado.

-No...

-Mira las arañas... corren como locas. Huyen. Huyen de algo.

Un frío pasa por nuestras nucas. Es Peeves, soplándonos.

-Oh, no -dice él, y toma aire para gritar a todo pulmón-. ¡AGRESIÓN, AGRESIÓN! ¡NINGÚN MORTAL NI FANTASMA ESTÁ A SALVO! ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA! ¡AGRESIÓÓÓN! ¡POTTER Y BLACK! ¡POTTER Y BLACK!

¿Potter y Black?

La gente no llegaría más rápido si regalaran dulces; todos están aquí en cuestión de segundos, rodeándonos y mirándonos con ojos curiosos y acusadores. Entre la multitud deben estar Ginny, George, Cedric... ¿qué pensarán de mí, ahora que los convencí de que era inocente? ¿Creerá Cedric que lo rechacé para venir a hacer esto con Harry? Y ahora seguramente Lauren, Cho y Dala están arrepintiéndose de haber aceptado disculparse conmigo...

-¿Potter y Black? ¿El regreso? ¿Como en los viejos tiempos? -dice Flitwick en algún lugar, escondido por su escasa estatura entre la gente. ¿Querrá decir que mi madre tenía algo con el padre de Harry, además de aquel chico de Slytherin? ¿O era otro Black, completamente loco como toda mi familia?

-Yo sabía que ustedes dos tramaban algo, ¡y los atraparon con las manos en la masa!

-Señorita Lindsay Essen, es suficiente -dice McGonagall-. Silencio, por favor...

Pero el barullo es tal que ni siquiera los pedidos de McGonagall pueden aplacarlos. En lugar de eso, lanza un estallido con su varita, haciendo que todos guarden silencio. Como muy pocos pudieron ver a Justin y a Nick, es más ágil el movimiento para que todos vuelvan a sus clases, el último día antes de las vacaciones de invierno.

Ahora que todo está bastante despejado, llegan los profesores, que intercambian serias miradas con Flitwick y McGonagall. Mientras, Harry y yo seguimos en un rincón, muertos de miedo y observando todo, esperando nuestro castigo.

Lindsay Essen, la chica de la biblioteca, aún está aquí. McGonagall hace aparecer un enorme abanico y se lo entrega para que lleve a Nick escaleras arriba con el viento que produzca. Flitwick y la profesora Sinistra, de Astronomía, se encargan de subir a Justin hasta la Enfermería.

Todo esto sucede, todo el mundo se mueve, y yo estoy aquí, arrodillada en el suelo junto a Harry, sintiendo la mirada de Snape clavada en el cuello. Debo haberlo decepcionado, y mucho.

-Por aquí, Potter -llama McGonagall-. Tú también, Blair-Black.

-Profesora, le juro que yo... nosotros no hemos hecho nada.

-De verdad, somos inocentes, encontramos todo así...

-Esto no es asunto mío. Síganme.

Trago saliva. Esto solo puede significar una cosa: a la oficina de Dumbledore.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top