22: Conmoción en la Enfermería
Capítulo veintidós: Conmoción en la Enfermería
-¿Leyla? ¿Leyla, estás bien? -Los fuertes brazos de Cedric me ayudan a incorporarme desde el pasto de la cancha de Quidditch.
-Harry es el que casi fue asesinado por una Bludger, no yo, y a él ya se lo llevaron a la Enfermería. De todos modos, gracias por preocuparte.
-¿Crees que a ti no te sucedió nada?
-¿Por qué? ¿Tengo alguna herida? No tengas vergüenza, solo dime qué es lo que está mal, porque más de una vez me pasó que iba por la vida, alegre, y en verdad tenía un corte o un chichón en algún lado y no me daba cuenta. ¿Me ves algún chichón?
Cedric ríe, y sus ojos brillan.
-Me encanta cuando te pones a hablar sin parar como recién; es una lástima que ahora me tengas preocupado y no pueda dejarte seguir. ¿Ese Onassis te hizo daño?
-A eso te referías... No, bueno, debo tener algún moretón, pero nada grave.
-Entonces estás bien. Te felicito por tu primer tanto. Fue una buena jugada.
-Gracias -digo con el rostro encendido.
Veo que Lauren y Cho, junto con otras chicas como Delia Asher y Tania West, que son unas presumidas de Ravenclaw, están mirándome con los ojos entrecerrados, a través de las hendijas que quedan entre sus párpados.
-¿Les sigue molestando que esté en el mismo lugar que ellas? -le pregunto a Cedric.
-No... eh... en realidad...
-Escupe lo que sepas. -No me gusta ser así de brusca, sobre todo con alguien tan dulce y respetuoso como él, pero el tema de la heredera me tiene cansada.
-Dicen... Estaban diciendo que tú... que quizás tú habías embrujado a la Bludger para deshacerte de Harry Potter y Draco Malfoy porque piensas que te hacen competencia -dice muy rápidamente.
-¿Competencia? Pero si ellos son los dos buscadores, no tienen nada que ver...
-Competencia como sospechosos, como posibles herederos de Slytherin, ya sabes. No digo que yo piense eso, por favor, no te enojes conmigo.
Cuento hasta diez hacia dentro y respiro, buscando la calma.
"Ocho, nueve... diez".
-Así que eso dicen.
-Sí... Es lo que muchos creen que sucedió. Además, vieron que derribaste a Angelina Johnson.
-Estaba salvándola de la Bludger, y no la derribé, simplemente la aparté del camino.
-No me lo expliques a mí, yo creo en lo que me dices. Pero no todos piensan lo mismo.
-Gracias. Ahora me voy. Espero verte más tarde.
No hace falta que me abra paso entre la multitud, porque todos se apartan de mi camino a medida que avanzo. Por lo menos algo bueno hay en que me tengan miedo, y es que ya no tengo que andar a los codazos. Cuando llego a la Enfermería, todo está abarrotado de gente, pero me quedo esperando en el pasillo. No pienso irme, y tengo la seguridad de que nadie me molestará mientras esté aquí, ya que nadie quiere acercarse a mí. Como si los fuera a petrificar con la mirada.
Pero estoy equivocada. Unos pasos se acercan por el pasillo, y Maddeline se detiene en frente de mí.
-Hermana.
-Hermana -respondo.
-¿Así que es verdad? -me pregunta, sentándose a mi lado.
-¿Qué? ¿Qué petrifico gatas?
-Sí. Y que quisiste eliminar a Potter y a Malfoy del camino para ser tú la única potencial heredera. No es mal trabajo, pero recuerda que también sospechan de mí. ¿Tratarás de sacarme a mí también?
-No seas tonta. Por favor. Tengo la teoría de que Slytherin atrofia los cerebros, ¿no has visto a Crabbe y a Goyle?
-Ah, los gorilas. Son muy inútiles. -Se crea un silencio durante unos minutos. -¿Entonces no me sacarás de en medio?
-Pensé que ya habías entendido que yo no hechicé la Bludger.
-Qué decepción. Pensé que al fin tenía una hermana divertida.
-¡Maddeline! Una cosa es ser divertida, y otra muy distinta es ser una asesina en serie.
Ella sonríe y luego vuelve a su nueva seriedad.
-Nos vemos luego, hermana. Tengo que asustar a algunos compañeros de primero que aún parecen creer que la heredera soy yo.
Saco de mi bolsillo el pergamino en el que escribí los pasos que recordaba de la poción multijugos, y donde sumé los datos nuevos de la receta del libro. Nadie sospecharía de este papel sucio y arrugado, y nadie se atrevería a acercarse a husmear. Leo y releo los pasos hasta que la Enfermería se vacía, y entro a escondidas de Madam Pomfrey. Oculta bajo una camilla espero a que la enfermera se encierre de vuelta en su oficina, y luego me arrastro hasta la otra punta de la sala.
-¿Harry?
-¿Leyla? ¿Qué haces aquí?
-Quería ver cómo estabas... y decirte que no es cierto lo que todo el mundo dice.
-¿Qué...?
-Yo no hechicé la Bludger. No tengo idea de cómo hacerlo, aunque ése no es el punto; yo jamás te haría daño, Harry, ¿lo sabes? Te quiero muchísimo, como a un hermano, pero no como a Leon... como a un verdadero hermano.
-Eh... Muchas gracias, pero jamás pensé que tú hubieras hecho algo así. Solamente sospeché de Malfoy, pero ya sabemos que no sería capaz, no sabe cómo sostener la varita. ¡Cuidado, aquí viene!
Madam Pomfrey está saliendo de su oficina. Me escondo esta vez detrás de la cortina de la ventana detrás de Harry.
-Toma esto cada dos horas -dice ella, y veo a través de la tela que le da un frasco-. Empieza ahora. Se llama Crecehuesos, te hará recuperar todo tu brazo para mañana.
-Puaj. No sabe muy bien.
-¿Acaso esperabas jugo de calabaza? Es un remedio, niño. Si necesitas algo, me avisas, ¿de acuerdo?
Salgo de mi escondite cuando sus pasos se alejan.
-¿Recuerdas qué te estaba diciendo?
-Algo de un hermano.
-Mmmm... Ah, ya lo recuerdo. Harry, muchos dicen que lo hice porque tú, Draco y yo somos sospechosos como herederos, y...
-Ya oí. Lavender me informó de cada chisme que existe, para asegurarse de que tuviera cuidado contigo.
-Esa chica es un sapo. La herviría en una poción, te lo juro. -Resoplo y me siento en la camilla, a los pies de Harry. -¿Entonces no estás enojado?
-No, sé que no fuiste tú. Y felicidades por tu primer juego, estuviste brillante.
-Muchas gracias. Y t también; te sacrificaste por el equipo, literalmente.
-Aunque también me gustaría saber quién fue el que embrujó la Bludger. Espero que no haya sido Snape, pero no se me ocurre nadie más que quiera matarme.
-Siempre Snape...
-Sí. Que a ti te trate bien no significa que sea un ángel con todos.
-No es un ángel conmigo tampoco, pero nos sacó de más de un embrollo. Bueno, me alegro mucho de que sigas vivo y que sepas que no soy yo la culpable. Te aseguro que en cuanto sepa algo, volveré.
-Claro. Suerte con... la poción -dice en voz más baja.
Gateo hasta la puerta, abriéndola con discreción y esperando a que no rechine, y salgo al pasillo. Cuando me acostumbro a la poca luz que hay afuera, ahogo un grito, porque no puedo creer lo que veo. Dos ojos verdes como ácido, a la altura de mi cintura, me están mirando.
-¿Dobby?
-¡Señorita Bl... Leyla! -se corrige.
-¿Qué...?
-Dobby vino a ver al señor Harry Potter. La señorita Leyla no debe hacer ruido, o delatará a Dobby, y Dobby no puede estar aquí, se escapó de la casa del amo...
-Está bien, realmente no me interesa oír toda la historia. Vamos, te llevaré con Harry. Y prométeme que jamás volverás a aparecerte así frente a mí, en medio del pasillo.
Volvemos a la Enfermería, gateando de nuevo. Mi túnica debe estar llena de mugre y probablemente con algún agujero donde van mis rodillas.
-Pssssst... Harry...
Oigo que jadea, y se incorpora en la camilla.
-Soy yo -digo-. En realidad, somos nosotros.
-Ah, Leyla, estás de vuelta. Pensé que eran esas voces de nuevo. Espera... ¿es Dobby?
-Señor Harry Potter... Dobby vino aquí a recordarle la advertencia. Hogwarts no es seguro. Las cosas oscuras que pasan en Hogwarts...
Harry mira hacia la oficina de Madam Pomfrey antes de hablar, para asegurarse de que esté ocupada en otras cosas y no se le ocurra venir. Leyla y un elfo doméstico no son la mejor visita para la enfermera, que ya tuvo varias complicaciones conmigo el año pasado cuando me abrí la cabeza persiguiendo a Quirrell y a Snape. Viejos recuerdos.
-¿Cómo sabes sobre lo que sucede en Hogwarts? -pregunta Harry-. ¿Los Malfoy hablaron de eso en la casa? ¿Sabes algo sobre eso?
-No -digo yo-, al menos no durante las vacaciones. Y Draco nunca está enterado de nada. Casi se muere cuando encontré las cosas tenebrosas en el sótano de la casa, creo que él no sabía que existía el lugar.
-Dobby ya lo ha intentado todo para hacer que Harry Potter vuelva a su casa, pero nada da resultado... La barrera, luego la Bludger...
-¡Fuiste tú! -exclama Harry, mirando de soslayo a la oficina-. Tú... tú cerraste la barrera para que Ron y yo no pudiéramos pasar... y hechizaste la Bludger. ¿Querías matarme? ¿Acaso crees que muerto estaría más seguro?
-Dobby... Dobby solo quería proteger a Harry Potter. Dobby creía que con el golpe de la Bludger Harry Potter volvería a casa y no regresaría jamás a Hogwarts. Dobby quiere que Harry Potter esté seguro, y sufrió muchos castigos por preocuparse por usted, señor. -Muestra sus brazos, llenos de moretones, y varias quemaduras en sus piernas.
-Dobby es muy bueno -digo-, él jamás haría algo con malas intenciones, Harry. No te enojes con él, en verdad quería protegerte. Tuvo que castigarse.
Dobby asiente, lloriqueando, y se seca los mocos en el sucio delantal andrajoso que lleva siempre a modo de ropa.
-¿Por qué usas siempre eso, Dobby?
-¿Los trapos? Son el símbolo de la esclavitud de Dobby, del elfo doméstico. Solamente podrán liberar a Dobby sus dueños, entregándole alguna prenda. Todos tienen mucho cuidado de no darle a Dobby siquiera un calcetín, porque abandonaría la casa, con todo el derecho de hacerlo.
-Y ahora me encantaría saber por qué querías hacerme trizas y mandarme a mi casa en un paquete -dice Harry, furioso.
-Si tan solo Harry Potter supiera... si supiera lo que significa él para nosotros, los esclavizados... Dobby recuerda cómo era todo antes de la caída del Innombrable, de cómo nos trataban a todos como alimañas... A Dobby lo siguen tratando como alimaña, pero el resto por lo menos tiene una mejor vida... desde que usted derrotó al Señor Tenebroso. Y ahora en Hogwarts ocurrirán cosas espantosas, cosas que nos devolverán a los días oscuros, y si Harry Potter se encontrara en medio de tal peligro... sería el fin de esta nueva luz de esperanza que tenemos los esclavizados.
Bostezo, adormecida, y me sobresalto con las siguientes palabras de Dobby:
-...no puede quedarse aquí Harry Potter, ahora que la Cámara Secreta ha sido abierta otra vez...
Harry y yo miramos a Dobby con los ojos como platos, más grandes que los del mismo elfo.
-¿Otra vez?
-¿A qué te refieres con eso?
-¿Quieres decir que esto ya sucedió?
-Harry, espera, parecemos dos imbéciles; es obvio que quiso decir eso. Dobby... -digo, tratando de mantener la calma-, ¿quisieras explicarnos...?
-¿Entonces es cierto que existe una Cámara Secreta? -dice Harry-. ¡Habla, Dobby! -Pero Dobby está revolcándose en el piso, tratando de hallar una manera de castigarse.
-Dobby malo, Dobby malo...
-¿Por qué supondría eso un peligro para mí, si no soy de familia muggle? -pregunta-. ¿Es por vivir con los Dursley?
-Señor, por favor, no haga más preguntas a Dobby... Se están planeando cosas terribles en este lugar, cosas oscuras... Harry Potter no debe hallarse aquí cuando se lleven a cabo; no, señor, Harry Potter debe volver a casa y quedarse allí, lejos del castillo...
-¿Quién la abrió Dobby? ¿Y quién la había abierto antes?
-¡Dobby no puede hablar, señor! ¡Váyase a su casa!
-¡Harry! -digo-. Lo estás torturando, ¿no entiendes que en verdad no puede contarlo? Tiene órdenes que le prohiben hablar de eso, solo conseguirás que se haga daño.
Harry suspira, y al mismo tiempo se abre la puerta de la Enfermería. ¿Más visitas? Ya es tarde, está todo oscuro... y entran sin sigilo.
Con un crac, Dobby se evapora en el aire. Yo me tiro al suelo y ruedo para esconderme de nuevo debajo de una cama, mientras que Harry pretende estar dormido. Incluso lo oigo roncar muy falsamente. Le faltan años de práctica simulando dormir para salvarse de Selene.
Reconozco los pies de quienes entran: son Dumbledore y McGonagall, y al parecer cargan a alguien, porque avanzan muy despacio y se frenan en la camilla de al lado. Madam Pomfrey se une a ellos.
-¿Qué sucedió...? ¡Qué horror! Pobre...
Asomo mi cabeza, segura de que no me verán, y veo a Colin Creevey, petrificado, con un gesto de horror en la cara y la cámara aún en las manos.
-Hubo otro ataque -dice McGonagall-. Lo encontré en las escaleras, con un racimo de uvas a su lado. Supongo que venía a ver a Potter.
-¿Está petrificado? -susurra la enfermera.
-Sí.
-Por suerte Minerva decidió acompañarme a buscar chocolate y lo hallamos -dice Dumbledore.
-No me imagino lo que hubiera sucedido si no hubiésemos estado cerca...
Dumbledore se inclina sobre la estatua de Colin y prácticamente tiene que arrancarle la cámara de las manos.
-¿Cree que pudo sacarle una foto a su atacante? -pregunta Madam Pomfrey.
-Hay que comprobarlo...
Pero cuando abren la cámara de Colin, solamente sale un chorro de vapor, y luego un poco de humo negro.
-Todo está derretido.
-Albus... Albus, ¿qué significa esto? -dice McGonagall, sonando asustada por primera vez en lo que la conozco. Jamás la vi perder tanto el control de la situación.
-Significa -dice Dumbledore- que la Cámara Secreta realmente ha sido abierta de nuevo.
Ambas mujeres están temblando ahora.
-Albus... ¿pero quién...?
-No es quién la cuestión-dice Dumbledore; Madam Pomfrey y McGonagall se miran sin comprender, y luego observan al director-, sino cómo.
Colin... el pequeño entusiasta Colin Creevey es ahora la nueva víctima del heredero y de los horrores de la Cámara Secreta. Esto no puede seguir así. La noticia es tan espantosa que no quiero moverme, me siento congelada, y al parecer Dumbledore, McGonagall y Madam Pomfrey también están bastante impresionados: se mueven lentamente, y el director y la directora suplente tardan mucho en salir de la Enfermería.
"Ahora o nunca".
Me escabullo detrás de ellos y salgo al pasillo. Sienten mis pasos detrás de ellos, y como hoy es más peligroso que nunca que sospechen de mí, vuelvo hacia atrás y me oculto en el umbral. Cuando siento que se han ido, salgo de mi escondite.
-No quiero verlos nunca más deambulando por aquí. -Snape está retando a dos chicos de Ravenclaw que hoy festejaban nuestra victoria en Quidditch. Ambos me vieron, y están tan impactados por eso que hasta Snape se da cuenta y da media vuelta. Ya no hay razón para intentar esconderme.
-¿Leyla?
Snape parece desconcertado, pero trata de disimularlo y se vuelve a los chicos y les dice fríamente:
-Si no se largan ahora mismo, me encargaré de que los expulsen.
Los dos de Ravenclaw no lo piensan dos veces antes de salir corriendo hacia las escaleras, y, a pesar de sus caras de terror, sigo viendo la de confusión y temor por haberme visto salir de la Enfermería.
-Leyla -dice Snape, ahora con voz de reprimenda. Y eso que solo ha dicho mi nombre. Ahora que lo pienso, Snape parece estar reemplazando a la señora Norris en su diario deber de perseguirme a todos lados.
-Leyla no se encuentra aquí. Eh... deje su mensaje después de la señal. Piiiiiiiiiiiiip...
-Espera, ¿acabas de imitar a una contestadora muggle? ¿Cómo sabes cómo son?
-¿Y cómo sabe usted cómo son?
No responde. Parece que lo sorprendí lo suficiente como para olvidar lo que iba a decir, hasta que...
-¿De dónde venías? ¿Qué haces a estas horas de la noche deambulando por los pasillos? Y no me preguntes qué hago yo aquí -dice, atajando mi réplica.
-Vengo de la Enfermería, fui a visitar a Harry. ¿Está mal eso?
-Sí. Le quitaré cinco puntos a Gryffindor.
-Pero...
-Diez.
-Pero...
-Creo que deberías callarte si no quieres que Gryffindor pierda más puntos que el año pasado.
-Como sea, Dumbledore nos regalará quinientos a cada uno a fin de año. Presiento que siempre será así.
Snape frunce los labios de una manera muy cómica, y estallaría en carcajadas si no estuviera en una situación peligrosa.
-Leyla, supongo que estás enterada del ataque que hubo recién.
-Sí.
-Y que todos sospechan de ti a pesar de no tener muchos fundamentos.
-Ajá.
-¡Y de todos modos te metiste en la Enfermería, donde llevaron al chico petrificado! ¿En serio luego te preguntas por qué creen que eres la heredera? No puedo estar siempre para salvarte de los problemas en los que te metes.
-Yo...
-Es necesario lo que hago, no lo cuestiones.
Y no lo hago. Me quedo callada, mirándolo en la penumbra.
-Leyla, por favor, prométeme en serio que te alejarás de los problemas, aunque sea por esta vez. Te irá mal si no lo haces, y esto no es una amenaza. Es una advertencia. Recuérdala.
-Sí, instructor.
-¿Cómo vas con... -mira hacia ambos lados para asegurarse de que nadie nos oye- tus poderes?
-Bien... creo que bien. Oh, pero el otro día estaba en la biblioteca, y sin querer le tiré un chorro de agua a Colin Creevey. El chico cayó hacia atrás y todos creyeron que yo lo ataqué.
-¿Creevey?
-El chico que está petrificado.
Snape cierra sus manos en puños y trata de mantener el control para no elevar la voz.
-No entiendo cómo haces para meterte siempre en algo terriblemente imposible y complicado. Saliste a tu madre.
-Así que es cierto que usted conoció a mi madre.
Los ojos de Snape parecen cansados cuando admite:
-Sí. La conocí.
-No me molesta que no esté entusiasmado por conocerla; no es la mujer más maravillosa del mundo, que digamos.
-Ahora sí que no sé cómo sacarte de esta.
Yo me muerdo las uñas, por hacer algo y para quitarme los nervios.
-Un ataque en público y luego el mismo chico queda petrificado... En realidad que estás en aprietos.
-No me diga.
-¡Weasley! -exclama Snape hacia un lado, y Percy Weasley sale de detrás de una armadura.
-S-señor -tartamudea-, so-solamente i-iba al ba-ba-baño... -Uh, ya parece Quirrell.
-Estabas espiando. Quitaré diez puntos de Gryffindor. Sin quejas. Ahora largo, los dos, a la cama.
-¿A la misma? -digo con asco, y Percy queda estupefacto, no sé si por la simple idea de ello o porque le respondo a Snape.
-Cada uno a su cuarto -especifica-, ahora.
Percy no me mira en todo el camino hacia la Torre, y no sé si es porque siente vergüenza o porque tiene miedo de que lo petrifique. Sea cual sea la razón, sí me mira, cuando nos separamos para ir cada uno a su habitación, para intentar reprocharme algo.
-Eh -balbucea, abriendo y cerrando la boca. Finalmente la deja cerrada y frunce el ceño.
-Mejor así, porque si no entran moscas -digo, y salgo corriendo escaleras arriba, y no me detengo hasta que estoy en mi cama. Solamente espero estar segura en mis sueños, donde nadie me juzga ni me culpa por cosas que no hice.
----
¡Espero que les haya gustado!
GANADORES DEL CAPÍTULO 21
PRIMER COMENTARIO: @AmmyC200
MEJOR COMENTARIO: @Voldemaart. Te a-do-ro. Sí, como los gemelos Weasley, imagina que chasqueo al hablar como diva.
Besos :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top