20: Sospechas e idiotas - Parte II
Capítulo veinte: Sospechas e idiotas - Parte II
...
—Llegaremos tarde a Defensa Contra las Artes Oscuras. Si vuelvo a tener una llegada fuera de horario por ustedes tres, los mataré.
—Qué dramática eres, Hermione. Tú solo quieres ver a Lockhart las dos horas completas y babear por él.
—Eso no es verdad —replica ella, sonrojada. Pero Ron tiene razón; estamos en el pasillo del tercer piso, a solo un nivel de distancia. No tardaremos más de treinta segundos en llegar al aula.
—Ginny —la llamo cuando la veo. Ella, pálida, me mira con gesto nervioso y trata de mezclarse entre la multitud—. Oh, Ron, tu hermana en serio que está mal. ¿O me tiene miedo ella también porque cree que soy la maldita heredera del chiflado?
—Ella no se siente muy bien últimamente —dice una voz soñadora a nuestra derecha. Luna Lovegood, la rubia de primer año de Ravenclaw que nunca parece estar completamente presente en ningún lado—. La invité al periódico ayer y no vino. Yo me quedé con ella. Voy a participar desde lejos ahora, y les enviaré mis consejos y mis artículos cuando las vea.
—Eh... claro. Gracias, Luna.
—¡Llegaremos tarde!
Pero a Lockhart no le importa el horario mientras su hermoso Harry llegue al aula. Nos recibe con una sonrisa, y me dan ganas de que él sea el próximo petrificado.
"Y luego te quejas de que sospechan de ti". Mi voz es tan molesta que a veces me encantaría poder bajarle el volumen; pero, mientras más intento, más retumba en mi cabeza.
Como la clase práctica con los pixies fue más que desastrosa, Lockhart hace bastante tiempo que dedica las dos horas a leer pasajes de sus libros, a actuar escenas con Harry (que en las últimas lecciones actuó de hombre lobo, banshee, araña gigante, troll y ogro), y a hacer todo tipo de cosas para que Lavender, Parvati, Hermione y algún chico anónimo suspiren. Hoy no es la excepción, salvo porque Hermione está tiesa a mi lado. Rígida. Por suerte compruebo que no está petrificada.
—Ya sé a quién podemos pedirle la firma —me dice en voz baja mientras Harry y Lockhart hacen la representación de la lucha contra el yeti.
—¿A Lockhart? —susurro—. ¿Él es nuestro idiota?
Ahora recuerdo que él, con su sonrisa brillante y sus cabellos dorados, es el que se metió en mi sueño mientras pensaba en quién sería nuestro idiota.
—No es mala idea —le digo—. Es decir, es idiota, y además podemos convencerlo de que es un autógrafo.
Durante el resto de la clase finjo leer el capítulo de Un año con el yeti, en el que revela las razones de su ambición secreta, hasta que toca la campana y todos comienzan a irse. Los más apresurados son los chicos, que no soportan a Lockhart ni a un kilómetro, y quieren irse lo más posible. Las chicas aún están bajo su encanto.
Hermione les hace un gesto a Ron y a Harry, que estaban peleándose para huir de aquí, para que se acerquen. Una vez que estamos los cuatro, Hermione va con un trozo de pergamino prolijamente recortado y se lo extiende a Lockhart.
—¿Un autógrafo? —dice él—. Me halaga, señorita Granger, pero me temo que no puedo darle autógrafos a mis alumnas, por más que sean mis favoritas. —Saca su pluma y la moja en el tintero, listo para firmar lo que sea que le acerquen.
Pan comido... hasta que Hermione abre la boca y nos sorprende a todos.
—En realidad quería pedirle que me firmara una autorización para retirar un libro de la biblioteca, de la Sección Prohibida.
Lockhart la mira con curiosidad, y quizás un poco de sospecha. No, espera, era solamente que se estaba echando un gas y puso cara rara para disimular. La gente suele hacer eso para que salga sin ruido, o algo así.
—¿Y qué libro de la Sección Prohibida necesitaría una niña de segundo año?
—Me ha encantado el capítulo doce de Un año con el yeti, y quisiera ver la teoría más compleja del encantamiento que usted usó. A menos que usted quiera mostrármelo en persona...
—Vámonos rápido de aquí —le urjo a Hermione, apenas respirando, alerta al olor del gas. Sé que en cualquier momento moriremos por aquella bomba de olor—. ¡Apura, apura!
—¿Quería decir algo, señorita Blair?
—Nada, nada —me apuro a decir.
—Debería aprender de sus hermanas Selene y Leona.
—Se llama Leon... Bueno, no importa en realidad, ¿puede firmar eso?
El olor ya llegó. Inunda mi nariz, llenando mis orificios nasales, impregnándolos con aquel hedor inconfudible. Hasta se podría decir que es ácido... Diablos, ¿qué clase de comida sirven a los profesores aquí? ¿Frijoles de fuego infernal?
—Por favor —le dice Hermione a Lockhart.
—Sí, por favor —le digo yo a Hermione, aunque por razones muy distintas. Ojalá el gas tenga piedad de mí...
—Claro que lo firmaré, señorita Granger.
Hermione le extiende el papel, tapando ingeniosamente con la mano el nombre del libro, "Moste Potente Potions". Lockhart firma en menos de un segundo, y yo ya estoy lista para salir corriendo de allí, para huir por mi vida, cuando Lockhart dice:
—¿No quieres sacar también "Quidditch a través de los tiempos", de Kennilworthy Whisp, Harry? Es muy bueno ese autor; si sigue así, quizás algún día llegue a ser como yo. Con un poco de ayuda, claro. Lo digo, por supuesto, porque sé que mañana será tu partido contra Slytherin, el primero de la temporada. Obviamente, yo podría darte muy buenos consejos; en mis años de estudiante yo jugaba para mi casa, y tuve que rechazar al equipo nacional porque me quise dedicar a mis aventuras, y a escribir modestamente sobre ellas en mis bastante conocidos libros.
"No respires... no respires...".
La cara de Ron se transfigura un poco al ser golpeado por la ola de olor.
"Fuerza, Ron, fuerza... Yo creo en ti".
—Leyla también jugará mañana —dice Hermione—. De cazadora.
Lockhart me mira con asco, y al ver mis ojos llorosos debe creer que tengo miedo. Pero lloran porque no aguanto más el olor. Yo tengo asco también. Observo a Hermione, que está abriendo y cerrando sus fosas nasales con bastante disimulo, tratando de librarse de esta bomba.
—Eh... gracias, pero por ahora estoy bien —dice Harry.
—¡Creo que debemos irnos! —exclamo—. AHORA.
Todos asienten y, sin mirar de nuevo a Lockhart, los cuatro salimos corriendo de allí.
—Nunca más te tardes tanto, Hermione —digo, y Ron me apoya—. Casi muero ahí dentro.
Luego nos miramos y rompemos a reír porque, después de derrotar dos veces a un troll apestoso y salvar la Piedra Filosofal, casi morimos asfixiados por un gas de Gilderoy Lockhart.
——
Hola Leyláticos. Todos alaben a la Cheerleader oficial de la Orden de los Leyláticos, @Magic-is-real.
Ahora, ¡los ganadores del capítulo 19!
PRIMER COMENTARIO: @AmyC200
MEJOR COMENTARIO + GANADOR DE DEDICATORIA: @lokahappy143
Y...
Segundo mejor comentario y ganador de la segunda dedicatoria (Parte II): @PersonalityLoss (cuyo nombre de usuario ha desaparecido, según veo... Alguien avíseme si sabe que fue de su nombre).
PD: Adivinen quién es el gatito que se eleva por los aires por impulso propio y natural. (El que está arriba en la multimedia).
Sí, adivinaron. Es Lockhart. Y cerca de ahí está Leyla agonizando por su nariz.
¡Besos y hasta el martes!
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