15: Pies embarrados

Capítulo quince: Pies embarrados

La temporada de Quidditch está a punto de comenzar, por lo que tengo que combinar los horarios de práctica con los encuentros de Hogwarts, Hoy. Y con las clases y los estudios, claro, pero de eso se encarga Hermione; a mí me queda la administración de las cosas interesantes.

Hoy Cedric y yo nos juntamos media hora antes de la sesión del periódico en la biblioteca para terminar nuestro artículo de Quidditch. Admito que no somos muy buenos escritores, pero tenemos bastante para decir, y nos divertimos mucho tratando de ponerlo en el pergamino, peleándonos por la pluma y volcando tinteros. Claro que a Madam Pince no le parece tan divertido, y está a punto de echarnos cuando llegan Hermione y el resto del grupo.

-Están conmigo -dice Hermione, dándose importancia.

La bibliotecaria gruñe, pero nos deja en paz. Si McGonagall y Filch no fueran amantes, yo diría que ella sería su alma gemela (la de Filch, claro. Y Hermione la de McGonagall).

Falta poco para Halloween, el día de nuestra primera edición, la primera tirada del periódico. Estamos organizando todo para que esté listo un par de días antes, así que me quedo dos horas ordenando los artículos y las fotos con todos, hasta que tengo que despedirme para ir a practicar Quidditch. Cho y Lauren ponen los ojos en blanco, pero también parecen felices de que me vaya y Cedric quede solo.

-Bueno, supongo que ya me voy -repito y saludo a Hermione. Luego agrego en voz baja:- y cuídame a Cedric de esas zorras, que parece que son alumnas de Zorra Johnson.

-¿Eh?

-Nada, yo me entiendo. Tú solo vigílalos. Adiós.

Luego de esas maravillosas y misteriosas palabras, llego al vestuario al mismo tiempo que la Zorra Mayor Johnson, y me apuro a cambiarme para salir antes que ella. En la cancha encuentro a Harry.

-Tienes unas ojeras increíbles -me dice.

-Demasiado trabajo -digo yo-. Este periódico me tiene como loca. Pero Cedric hace que todo sea más llevadero.

Los gemelos oyen esto y hacen muecas de horror.

-No me digas que el muñequito de torta Diggory está también en el periódico escolar -dice George-. No entiendo cómo te puede caer bien.

-Yo no entiendo cómo te puede caer mal.

-Leyla, él es pura apariencia -dice Fred-. Las chicas dirán lo que quieran, pero no sabe ni sumar.

-Yo tampoco soy muy buena en matemáticas.

-Hablo en serio -dice George-, es un tonto. Un tonto que sabe atrapar la Snitch.

-No los escuches -dice Katie Bell-, Cedric es realmente muy lindo. Y todo un caballero. Ninguna chica lo puede negar.

-Oh, no, Harry -dice George-, Cedric te está ocupando tu club de fans.

-¡Ve a reclamar tu puesto! -exclama Fred.

-¡Recupera tu honor!

-Así que ahora son caballeros de la edad media en lugar de damas francesas -digo-. Quizás algún día encuentren algún papel definitivo.

-Oui, madame. Bien sûr.

Cuando llegan Angeli... digo, Zorra Johnson y Wood, comienza la práctica y se acaban las bromas. Tres horas más tarde, agotados y empapados por una lluvia que no tiene nada que ver conmigo, tenemos la autorización de Wood de cambiarnos y volver al castillo. Harry y yo terminamos al mismo tiempo, así que volvemos juntos y tratamos de no hundirnos en el barro.

-Creí que podrías frenar la lluvia -dice Harry. Yo lo miro con sorpresa-. Vamos, sé que puedes hacer cosas con el clima y los cuatro elementos. Te vi el año pasado con el troll.

-Pareciera que estuve haciendo cosas chanchonas con un troll, qué asco. La próxima vez formúlalo de otra manera.

-De acuerdo -dice con una sonrisa que hubiera desmayado a Ginny. Menos mal que soy inmune a Harry, y también a Ron. Si no, ya hubiera caído como Ginny. Y Colin.

-Aunque, a decir verdad, estoy mejorando en mis, eh... habilidades.

-Me alegro. Fueron muy útiles a fin del curso pasado. Sin ti... Bueno. Hubiéramos muerto.

-Bah, tonterías. Fue más rápido de lo que podrían haber hecho ustedes, pero nada más; ya habían vencido a un troll en el baño de niñas.

-Pero no era tan grande. Y ya se nos acababa el tiempo. Estuviste de maravillas.

Sí, definitivamente debería haberme enamorado ya de él, si no fuera por mis gloriosas Células de Inmunidad Contra Encantos de Amigos. Las CICEA. Lástima que no funcionan con los hermanos de mis amigos.

En el tercer piso escuchamos una voz extraña. Harry se paraliza y queda blanco del miedo, pero cuando se entera de que yo también la oí se queda más tranquilo.

-¿Ya oíste cosas que nadie más puede oír? -le pregunto.

-Algo así. El otro día, luego del castigo con Lockhart.

-Por eso estabas tan espantado... Pensé que era Lockhart el que te había hecho sufrir.

-También. Me hizo contestar el correo de sus admiradoras.

-Te está preparando para tu futuro... Espera, aquí está de vuelta el ruido.

Nick casi decapitado, el fantasma de Gryffindor, es el que está haciendo los ruidos. Primero pensé que sería Myrtle la Llorona, el fantasma del baño de las niñas que pasa todo el día moqueando y lamentándose, o incluso Peeves, que está siempre haciendo bromas... ¿pero por qué se lamenta Nick?

Eso es exactamente lo que le pregunta Harry, a lo que responde:

-Oh, mis muchachos... Me han denegado la solicitud.

-¿Eh?

-Solicité unirme a los Cazadores sin Cabeza, pero no me dejan ser parte de ellos por esto. -Tuerce su cabeza a un lado, que se desprende de su cuello casi por completo, excepto por un hilito de carne que la sostiene-. ¡Esto -señala el hilo de carne- es lo que me impide ser parte de su comunidad!

-Oh, Nick -digo-, si pudiera te arrancaría la cabeza.

En cualquier otro contexto yo sonaría como una asesina psicópata, pero para Nick es conmovedor.

-Gracias, jovencita. Ojalá pudieras. Pero... -Se frena y mira al otro extremo del pasillo. Dos ojos nos están mirando.

-Que un rayo parta a la señora Norris -digo-, ¡siempre me está siguiendo!

-Ahí viene Filch -avisa Nick-. Miren sus pies, están llenos de barro... Mucha suerte.

Nick casi decapitado desaparece por una pared, y quedamos Harry y yo con cara de culpables y los pies embarrados. Filch gruñe algo que significa "¡A mi oficina!", y una vez allí nos dejamos caer pesadamente en las butacas, cansados por la práctica de Quidditch.

-¿Transgrediendo las reglas, eh? Ensuciando todo el pasillo, volviendo tarde a la sala común... Alumnos en problemas, como siempre. Potter, tendrás un castigo.

Harry resopla.

-Nombre: Harry Potter. Delito:...

-Sólo fue un poco de barro.

-¡Sólo es un poco de barro para ti! Para mí significan horas extra de trabajo.

-No es mi culpa que lloviera -dice, mirándome de reojo.

-Eh, mía tampoco. Que eso quede claro.

-¿Y cuál es tu nombre, niña? Eres una Blair-Black, ¿no? Cada año son peores, ya tuve que castigar a tu hermana de Slytherin esta semana. ¿Madonna era su nombre? ¿O era Catherine?

Maddy.

Tengo que hablar con ella, tengo que averiguar qué es de su vida... Ya tiene un castigo. ¿Cuánto la habrán cambiado los malditos de Slytherin?

Filch va a su archivo, aún murmurando, y comienza a revolver las tarjetas, buscando mi legajo. Cuando llega a la B, se escucha un estrépito afuera, como si un elefante se hubiera aparecido en medio del pasillo, cayendo sobre una batería con platillos. Filch nos mira, como si tuviéramos la culpa de todo en este mundo, y sale rengando a toda velocidad.

-Ojalá se case con McGonagall y se tome una buena luna de miel -digo, y me subo al escritorio para llegar a la altura del cajón de archivos. B. Pienso sacar el de Selene y que escriba mi castigo allí.

Black, Andromeda.

Black, Bellatrix.

Black, Narcissa.

Black, Regulus Arcturus.

Black, Sirius.

Los legajos de toda mi familia, de cuando eran estudiantes aquí... Detengo mi búsqueda y subo un poco más, justo arriba de tía Andromeda. Black, Alesia. Mi madre.

-Creo que viene -dice Harry. Me guardo la tarjeta junto a la petaca de Snape, en el bolsillo interno, y salto del escritorio.

-Ay, mi rodilla. Estoy fuera de forma -me quejo, y luego veo cómo dejé el escritorio. Luego miro mis pies embarrados-. Maldita sea, manché todo...

Desesperada, agarro la parte de abajo de mi túnica y la uso de trapo para limpiar la mesa.

-Ayúdame a sacar todo esto -le digo a Harry, señalando unos papeles-. Rápido, antes de que vuelva ese troll... Y trata de borrar tu castigo, mientras tanto.

Harry saca tres papeles y luego se detiene con una sobre. Yo también la observo.

Kwikspell, el Embrujorápido

Curso de magia por correspondencia

Para principiantes

-¿Qué hace esto aquí?

Abrimos el sobre y sacamos un fajo de pergaminos. El primero dice:

¿Se siente perdido en el mundo de la magia moderna? ¿Se descubre a usted mismo buscando disculpas para no llevar a cabo sencillos conjuros? ¿Ha provocado alguna vez la hilaridad de sus amistades por su torpeza con la varita mágica?

¡Aquí tiene la solución!

Kwikspell, también Embrujorápido, es un curso completamente nuevo y eficiente, de rápidos resultados y fácil de estudiar. ¡Cientos de hechiceras y magos se han beneficiado ya con el maravilloso Kwikspell, el Embrujorápido!

-Mira la primera lección. -Harry señala otra hoja-. Es de cómo sostener la varita. ¿Acaso Filch no es un mago de verdad?

-Jamás lo vi haciendo magia -admito, y tengo una sospecha de lo que en realidad es. Y no, lo del troll era un chiste, no creo que sea una mutación troll-humano. Es algo más...

-Ya me encargaré de que Peeves sea echado. -Filch está de regreso, hablando con su gata-. ¡Dañar un armario tan importante! Sí, sí, ya nos libraremos de él, preciosa... ¿Qué están haciendo?

Los dos damos un salto y nos dejamos caer en las butacas.

-Pon cara de tonto inocente -le susurro a Harry, y me vuelvo a Filch-. ¿Nosotros? Nada, esperándolo a usted -digo-. Estuvimos sentados todo el rato.

Sé que no es tan estúpido como para creerse esto, pero no puedo inventar nada. Me da demasiada pena mi sospecha sobre lo que en realidad es.

Cuando miro a Harry, y la cara de inocente que trata de hacer, me trago la carcajada.

-Bien hecho -le susurro.

Pero Filch no nos mira a nosotros, simplemente está enloqueciendo al ver el sobre de Kwikspell abierto.

-¿ESTUVIERON REVISANDO MI CORREO?

-No, no, le juro que no, no sabemos nada sobre el curso de magia, ¿verdad, Harry? No tenemos idea de lo que es Kwikspell, no sé por qué pregunta...

Metí la pata.

-Jamás mencioné el nombre del producto. -Su labio inferior está temblando, sus ojos están cerrados y ve por unas rendijas finas entre los párpados-. ¡SALGAN DE AQUÍ! ¡AHORA!

-¿No nos castigar...?

-Vámonos -grita Harry y tira de mi manga para sacarme de allí. Corremos desesperadamente hacia el piso de arriba, y cuando estamos a suficiente distancia de Filch frenamos, justo a tiempo para ver a Nick.

-Ah, por suerte pudieron escapar -dice-. Mandé a Peeves a causar disturbios por allí para distraer a Filch.

-Oh, gracias. ¿Cómo podemos recompensarte?

-Bueno... En realidad, hay algo que ustedes podrían hacer por mí.

-Dilo -insisto-. En serio te debemos una.

-Podrían venir a mi fiesta de 500 años de muerte. Vean, invitaré a los Cazadores sin Cabeza, y ustedes podrían hablar... ya saben, para convencerlos de que en serio merezco un puesto allí. Y pueden traer invitados.

-Creo que a Hermione le interesaría estar con gente que murió hace tanto tiempo -digo-. Ama tanto Historia de la Magia. Y podrá hacer entrevistas para Hogwarts, Hoy.

-¿Sí? ¿Vendrán?

-¡Claro!

-Será en Halloween. No olviden mencionar lo horripilante que soy, ¿sí?

Cuando volvemos a la sala común, Hermione está haciendo la copia de prueba de la primera versión del periódico, y Ron está recostado en un sillón cercano.

-Al fin llegaron -dice él-, ya Hermione me estaba por hacer el testamento. Me ve muy mala cara. Pero no te preocupes, Harry, iba a dejarte mi ajedrez mágico.

-La mitad de Hogwarts ha empezado a enfermarse con el clima de octubre -dice ella sin levantar la vista de su trabajo-. Madam Pomfrey no da abasto con su poción.

-Sí, pero Ginny también se ve muy mal y la poción no le hizo efecto -replica Ron.

-¿Ginny está mal? -pregunto a la vez que Harry y yo nos sentamos, uno a cada lado de Ron.

-Está muy pálida, apenas sale de su habitación y no habla mucho.

-Probablemente extrañe a tu madre -digo-. Recién lleva un mes en Hogwarts, y tu madre es genial. -Ron frunce el ceño-. ¡De verdad! Hasta yo la extraño.

-Ambos deberían cambiarse la ropa -dice Hermione-, a menos que quieran pescarse ustedes también una gripe. Están empapados.

-¿En dónde estuvieron? -pregunta Ron.

-En la práctica de Quidditch. Bajo la lluvia.

-Wood está loco, ni siquiera una tormenta de nieve lo detendría -dice Harry.

-Pero Fred y George llegaron hace rato -insiste Ron-. No estoy insinuando nada entre ustedes, pero...

-Tranquilo, tengo las Células de Inmunidad Contra Encantos de Amigos -digo con orgullo.

Ron me mira boquiabierto.

-¿Las qué?

-Las CICEA. Nada, olvídalo. Cosa de chicas.

-Cosa de Leyla -aclara Hermione, que quiere estar afuera de mis locas ideas.

-Lo que estaba diciendo -sigue Ron-, es que se tardaron bastante. ¿Oíste voces de nuevo, Harry?

-No, no.

Ron me mira a mí para confirmar, y yo niego con la cabeza.

-Simplemente Filch nos quiso castigar por entrar barro al castillo. Y nos encontramos a Nick casi decapitado.

-Ah, sí, me cae bien.

-Nos invita a su fiesta de 500 años de muerto. Hermione. -Ella levanta la vista-. Si quieres puedes venir, estará interesante para un artículo del periódico sobre Historia de la Magia. Todos murieron hace cientos de años, deben saber mucho del pasado.

-Gracias, iré. Y Ron también, claro.

Ron abre los ojos como platos, y luego vuelve a cerrarlos. Es evidente que se siente muy mal.

-Lo que ella diga. Pero no le dejaré nada a ella en mi testamento -agrega por lo bajo.

Cuando subo a avisarle a Ginny sobre la fiesta, ya que probablemente le interese (¡va Harry!), la encuentro sola en el cuarto de primer año.

-¿Sigues escribiendo en tu diario? -Ella asiente-. No me parece mal, pero de veras que no tienes buen aspecto. Sabes que siempre puedes venir a las reuniones del periódico y escribir en un rincón de la biblioteca. O salir por las tardes al pasto de afuera, todavía hay buena luz en octubre.

-Está bien, gracias. ¿Qué día es la fiesta?

-El sábado treinta y uno, en Halloween.

-No, lo siento, ese día no puedo. Tengo que... hacer algo.

-Oh... Bueno, ¡perfecto! Me alegro de que tengas planes. Otra vez será.

Cierro la puerta del cuarto, dejándola sola de nuevo, cuando se me ocurre una nueva propuesta. Vuelvo sobre mis pasos y, antes de abrir, me pego a la puerta. Me sorprendo al oír que habla.

-Tom, Tom... No sé qué hacer -dice débilmente-. Me da miedo. No puedo. Hagrid ya me vio y sospecha. Oh, Tom...

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Ganadores del capítulo 14

Primer comentario: @Voldemaart

Mejor comentario: @Evelyne9 (¡amé tu comentario! Fue muy difícil escoger, porque los comentarios de @White_Sweater y @MyWorldOfLetters son también muy buenos. ¡Felicidades!)

Y la animadora oficial de Leyla y la Cámara Secreta es la fabulosa @Magic-is-real.


¡Espero que les haya gustado este capítulo! No olviden comentar y votar para seguir participando para las dedicatorias. :D

Saludos,

Madame Weasley.

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