13: Todo por Hermione

Capítulo trece: Todo por Hermione

Una vez que Ron deja de vomitar volvemos al castillo y nos encontramos con Harry en un pasillo del primer piso.

-Mira, buscamos las escobas -le digo a Harry.

-Ni las menciones. Son las que causaron todo el problema -dice él, agarrando su Nimbus 2000.

-¿Cómo?

-Tu querido primo (no te ofendas ni nada) comenzó a burlarse de las escobas de mis hermanos... -Se pone rojo, recordando que su familia es bastante pobre. -Él tiene una Nimbus 2001.

-¿Ésas existen? -me sorprendo.

-Y Hermione recalcó que Malfoy compró al equipo al regalarle una de ésas a cada uno. Y como se dio cuenta de que era verdad, la insultó. Y el resto ya lo viste.

-Oh, Herms... Me da vergüenza saber que es familiar mío. En realidad, él no es así... Sé que es difícil de creer. Sé que parece un niño malcriado y engreído, irremediable y cabeza hueca, pero en el fondo no es tan malo. Sé que me quiere, y cuando no está presionado por los compañeros de su casa se preocupa por mí y me ayuda. -Veo que me dejan seguir con mi discurso y aprovecho para liberarme de mis pensamientos. -Creo que, si hubiera entrado a Gryffindor, la historia hubiera sido otra. Podría haber sido una buena persona. Y eso es lo que temo que pase con mi hermana Maddy. Hasta ahora no he podido hablarle y dicen que se está comportando bastante distinta a lo que era... Hasta los de Slytherin lo notaron.

-Señor Potter, señor Weasley, qué maravilloso encontrarlos justo ahora. -La profesora McGonagall nos está mirando con el ceño fruncido, y Hermione sonríe con alegría al ver a su modelo a seguir. -Recuerdan que deben cumplir con un castigo, ¿verdad?

-Sí, pero aún no nos ha dicho cuál es, profesora.

-Exactamente por eso los buscaba. Weasley, irás bajo la vigilia del señor Filch a lustrar todo en la Sala de Trofeos. Potter, irás con el profesor Lockhart y él te dará una tarea para hacer. Vamos, andando, no se demoren.

Ron y Harry se miran con horror, y McGonagall llega a verlos antes de meterse en su despacho.

-No quiero pasar más tiempo cerca de ese lunático -dice Harry.

-¿Y crees que yo amo a Filch?

-No, pero McGonagall sí -digo-. El año pasado los vi en un pasadizo... No me hagan dar detalles.

-¡Muchachos, a los castigos! -grita McGonagall, asomándose desde su oficina.

No sé cuánto habrá oído, pero los cuatro desaparecemos de allí lo antes posible. Hermione y yo subimos un piso y luego nos frenamos.

-Espera, ¿quieres ir a la biblioteca?

-No lo sé -digo-. Estoy cansada como para leer algo.

-Recuerda que tenemos que hacer un ensayo para... Oh, creo que tienes visitas.

Cedric camina hacia nosotras con una sonrisa, y Hermione se cruza de brazos.

-¿Así que ya te aceptaron en el equipo? -dice contento, señalando mi escoba-. ¡Felicidades!

Me abraza, y me da vergüenza estar tan sucia y transpirada. Él, en cambio, huele delicioso.

-Hola -dice Hermione de mal modo.

-Lo siento, no te había visto. Soy Cedric Diggory. -Le ofrece su mano, pero ella no lo acepta y sigue mirándolo con desconfianza. -Capitán del equipo de Quidditch. De Hufflepuff. -La mirada de mi amiga no cambia. -¿No sabes quién soy?

-No me interesa. Leyla, quiero verte en la Torre dentro de cuarenta y cinco minutos. Buenas tardes.

Cuando se marcha, subiendo las escaleras con paso firme, miro a Cedric. Está confundido.

-No te preocupes por ella, lo que pasa es que interrumpimos su horario de lectura por las prácticas de Quidditch.

Él asiente.

-Menos mal que Oliver Wood te aceptó en el equipo, sino iba a hablar muy seriamente con él. Yo te hubiera aceptado de inmediato.

-Sí, pero eso es porque soy tu favorita.

-No lo niego.

-En realidad que tuve que hacer algún tipo de soborno para que me dejara entrar -Me mira con interés. -Es cierto que fui la mejor postulante a cazadora, pero solamente porque el resto apenas sabía volar, y como practiqué en el verano... El soborno no fue nada grave, no soy como esa maldita Lauren Blue, que se quería ir al rincón con Wood.

Suelta una carcajada.

-Puede ser que Lauren sea un poco ambiciosa... -dice-. Pero no creo que sea tan mala.

-¿Lo dices en serio? Es una maldita muggle...

Cedric me mira con expresión grave.

-Eso no es muy amable de tu parte -me dice.

-¿Qué?

-Creí que serías tolerante con respecto a ese tema, teniendo en cuenta que tu mejor amiga es nacida de muggles, pero parece que eres igual a tu primo y todos los Black.

-Cedric, yo...

-La llamaste sangre impura, ¿no es verdad?

-¡No!

-Pero lo pensaste. Lo siento, Leyla. Adiós.

Lo veo irse, pero no pienso detenerlo. Qué error... Son frases que se me pegan por vivir con los Malfoy. ¡Y ni siquiera sabía que Lauren era nacida de muggles! Tiro la escoba al suelo y corro a la ventana del pasillo, pego mi cara al vidrio y cierro los ojos. Siento de vuelta aquella sensación en la sangre, corriendo por mis venas... Suena un relámpago que retumba por los muros del castillo, haciendo temblar el corredor entero, y abro los ojos. Afuera hay una enorme tormenta eléctrica, que estoy segura de haber causado, mucho peor que la del verano en la mansión Malfoy.

Desesperada, trato de calmar lo que causé, pegando mis manos a la ventana y concentrándome en la calma, pero mi enojo es más grande. Saco la petaca con la poción y bebo un trago y espero. Me quema en la garganta y siento el impulso de vomitar. Me doblo. Caigo al piso y quedo tendida sobre la piedra fría, que al menos me quita el calor de la frente.

Pronto siento pasos cerca.

-Leyla, van ya cincuenta minutos de espera. Me estabas preocupando. -Hermione está de vuelta. -Te estuve buscando, aunque al parecer no fuiste muy lejos. Por todos los cielos, ¡no te quedes ahí tirada! Vamos, vamos.

-Hermione... -Quiero hablar, pero solamente me sale croar como un sapo.

-Vamos... Muy bien. Ahora, ¿quién te dio esto, eh? ¿Quién quiso embriagarte? -No obtiene respuesta. Estoy muda. Al menos ya logro enfocar la vista. -Nunca más te dejaré sola con un chico.

Comenzamos a caminar para probar mis piernas. Me tambaleo bastante, pero a Hermione no le parece que esté tan mal, porque propone subir directamente al séptimo piso. Es un largo camino, pero al fin llegamos y la dama gorda nos abre de inmediato.

-Ya tantas fiestas, y es tan joven... -se lamenta desde el cuadro.

-Guarda bien esto antes de entrar -me dice aún en el pasillo.

-¿Qué cosa debe guardar bien? -pregunta Lavender desde la sala común, apoyada en el agujero de la entrada-. ¿Eso es alcohol?

Meto la petaca en mi túnica torpemente, porque mis reflejos están aún más lentos de lo habitual.

-No -dice Hermione casi en un chillido. Esta chica no sabe mentir. Lavender también lo piensa (es increíble, lo sé, pero parece que sabe pensar), porque frunce el ceño.

-¿Está borracha? -Me señala como si yo fuera sorda. -Si quieres te ayudo a entrarla antes de que venga Filch.

A las dos nos sorprende este ofrecimiento y no sabemos qué contestar.

-¿Y por qué vendría Filch? -digo yo.

Lavender vuelve a señalar, y esta vez decido que es tonta o que algo le pasa. Pero luego noto que señala algo detrás de nosotras. A pocos metros están brillando los ojos de la señora Norris.

-Maldita sea, esa gata de porquería siempre me está siguiendo -me quejo, y Hermione me pone la mano en el hombro. Parece un signo de apoyo y amistad, pero en realidad es para que no me caiga-. Un día de estos le pegaré una patada en medio del...

-¡Vamos! -urge Lavender, y las dos trepamos por el agujero. El retrato se cierra detrás-. Para estar borracha, estás bastante estable.

-¡Que no estoy borracha!

-¿Y por qué te tambaleabas? ¿Y por qué la botella?

-Larga historia -dice Hermione-, y no te interesa.

Lavender comienza a protestar, pero atajamos su discurso de ofensa.

-Gracias por ayudar, de verdad, pero hasta aquí llegas. Ahora tenemos que encargarnos de un tema urgente. Gracias.

Hermione me empuja hacia el rincón y nos sentamos en el sillón frente a la chimenea. Lavender nos mira y se marcha a la habitación con aire ofendido.

-Gracias, Herms. Hubiera muerto sin ti.

-Probablemente -dice ella-. ¿Qué diablos tomaste?

-Una poción. Me la dio Snape.

-Menos mal que Harry no está aquí para oírte. ¿Estás loca? ¿Dumbledore está enterado de esto?

-Sí.

-Oh. Entonces tan mal no puede estar. ¿Pero para qué sirve la poción?

-Es para... aliviar los síntomas de gripe. No te dejan entrenar Quidditch si estás enferma. -Sorprendentemente Hermione se traga mi historia. Quidditch es el único tema en el que está completamente perdida.

El agujero del retrato se abre otra vez y llega Harry, bastante asustado.

-¿Tan mal estuvo el castigo con Lockhart? -le pregunto. Ya estoy mejor y no tengo dolor de cabeza.

-Sss...no. No sé, pero esa tormenta estuvo realmente espantosa.

Yo sonrío y miro hacia otro lado. Si tan solo supieran...

...

El domingo comienza tranquilo. No hay tormenta ni práctica de Quidditch, y Lavender y Parvati siguen durmiendo cuando Hermione me despierta por la mañana. Bajamos a la biblioteca, donde tengo que soportar la constante vigilancia de Madam Pince. ¿Acaso tengo cara de problemas?

-Herms... sabes que no funciono por la mañana, sobre todo sin desayunar.

-Pero es importante, te lo aseguro. Además era necesario salir sin que Lavender nos hiciera preguntas.

Nos sentamos en una mesa bastante alejada de la entrada, para evitar a Madam Pince, y Hermione saca varios libros de periodismo.

-Tengo una idea.

-Creo que ya me lo has dicho.

-Sí -dice, con un tono de misterio-, pero no te he dicho de qué se trata.

-Entonces dímelo y deja de dar vueltas. No puedo mantener la atención tanto tiempo.

Ella hace una mueca y abre el primer libro.

-Considero que nuestros compañeros, y los alumnos de Hogwarts en general, están muy desinformados sobre diversos temas que creo importantes. -Levanta la vista para ver mi reacción, pero solamente se encuentra con mi cara de sueño. -No saben nada sobre Aritmancia, por ejemplo, que es una materia que comienza en tercer año y una rama muy importante de la magia. También creo que deberían saber más sobre Historia de la Magia, que abarca temas interesantísimos sobre los que nadie sabe...

-¿A qué quieres llegar con esto?

-Creo que deberíamos hacer un diario. O un periódico, no es necesario que salga todos los días, además de que no nos alcanzaría el tiempo para las noticias.

-Hermione, no sé si es porque estoy muy cansada o qué, pero no me parece una buena idea. Además, los chicos compran El Profeta, por si no estabas enterada.

-Pero yo no hablo de un diario corrupto y corrompido sobre temas aburridos de poco interés. ¡Yo estoy hablando de un diario escolar! Lo siento, un periódico. Para hablar de temas que nos importan a nosotros, para darle una voz a los jóvenes magos, para tener nuestro lugar en medio de un mundo manejado por adultos...

-Ya, ya, tampoco te estás postulando para Ministra de magia, así que puedes bajar los brazos y de fingir lágrimas. Además, Madam Pince está mirando para acá, y eso no me gusta nada.

Finalmente decido darle una oportunidad a la idea de Hermione, porque se la debo. Me salvó anoche de un interrogatorio poco feliz con Lavender, y también de quedar tirada en el piso para que Filch o la señora Norris me encontraran. Y, aparte de todo eso, ella es mi mejor amiga y una de las pocas personas que me aceptan tal como soy. No voy a negarle la oportunidad de cumplir uno de sus sueños.

-Está bien, podemos intentarlo. -Una sonrisa aparece en su rostro-. Pero con una condición -digo-: que las reuniones sean después del desayuno. Muero de hambre.

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¡Estoy de vuelta! Tuve problemas de Internet y no pude actualizar hasta hoy. Esperemos que no vuelva a suceder. Gracias por comprender :)

Los ganadores del capítulo 12 son:

Primer comentario: @malfoyfeelings

Mejor comentario: @Voldemaart (en segundo puesto está la maravillosa @Corie_Weasley)

No olviden que para participar solamente tienen que comentar en este capítulo antes de la publicación del siguiente. El mejor comentario (el que tenga más sentimiento o me haga reír más) será ganador de una dedicatoria, y el primer comentario gana una mención especial. <3

Gracias por leer, y crucemos los dedos para que la Internet se quede.

Saludos,

MadameWeasley.

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