40: Barty Crouch

Seguimos con la maratón de LEH, no olviden dejar sus comentarios y votar. :) Voy leyéndolos de a poco.

Un gran abrazo a los/las que llegaron hasta aquí, ayer fue muy duro. 

Mañana subo la continuación.

BMW


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Capítulo cuarenta

Barty Crouch

Dumbledore entra furioso al despacho con la varita en alto. Mi papá me toma de los hombros y me hace entrar, mientras mira hacia todos lados. Moody está inmóvil en el suelo y Dumbledore se inclina a mirarlo sin bajar la varita.

McGonagall me mira como sorprendida de que esté aquí.

—Severus, ¿no crees que es mejor que ella vaya a la Enfermería? Necesita descansar y Potter también, viste lo que acaba de suceder, por todos los cielos.

—No —responde él—. No es seguro dejarla sola.

—¿Dónde está Cedric? —pregunto de repente.

McGonagall me mira y suspira, y luego mira a mi papá con los ojos entrecerrados, pero él no cede.

—La señorita Blair-Black debe estar bajo custodia ahora —dice Dumbledore seriamente, mirándonos un segundo—. Y el señor Potter merece saber algunas cosas. Saber quién maquinó lo que pasó hoy.

McGonagall inclina la cabeza y cierra la puerta. Harry está nervioso y mira a Moody sin parar, que sigue tendido en el suelo, inmovilizado por el hechizo. No estoy segura de qué está pasando. Mi papá busca una silla y de repente me encuentro sentada en ella, mirando la escena.

—¿Fue Moody? —pregunta Harry finalmente.

—No, Harry, este no es Alastor Moody —dice Dumbledore—. Nunca has visto a Alastor Moody. No supe que no era él... hasta que hoy se apartó de nosotros. Se fue contigo y te trajo aquí. Allí entendí todo y vinimos a detenerlo.

Dumbledore mete una mano en la túnica del supuesto Moody y saca la famosa petaca y un manojo de llaves.

—Minerva, ve a la cabaña de Hagrid, allí encontrarás un perro negro muy grande, dile que me espere en mi despacho. No tardaré.

McGonagall asiente confundida y se va.

—Severus, busca la poción de la verdad más fuerte que tengas y recoge a la elfina Winky de las cocinas y tráela aquí.

—Señor —dice mi papá—, no podemos dejarla sola.

—Estará aquí conmigo. No abriremos la puerta hasta que vuelvas. Nadie entrará ni saldrá de aquí.

¿Hablan de mí? ¿Por qué nadie me contestó dónde está Cedric? ¿Por qué no le cuentan esto a él también? Me da miedo seguir preguntando. Cuando quiero pensar mucho veo una nube de confusión que es sólida como una pared y no me deja avanzar, no me deja preguntarme más cosas.

Debo enfocarme en lo que pasa ahora. Mi papá se va y Dumbledore hace un hechizo sobre la puerta y una luz violeta la rodea. Luego toma el manojo de llaves y se acerca al baúl de Moody, un baúl largo con siete cerraduras. Veo que pone una llave en la primera cerradura y abre el baúl y saca libros, luego otra llave en la segunda y saca falsoscopios hechos añicos, y sigue así hasta el séptimo candado. Yo no veo nada desde aquí pero Harry, que está de pie, da un salto con asombro.

—¿Qué ves? —le pregunto.

—Un pozo... como un pasadizo subterráneo... y Moody está al fondo. Otro Moody.

—Ah, Alastor —dice Dumbledore, entra al baúl y desciende hasta el fondo—. Está vivo, pero en muy mal estado —escuchamos que retumba su voz desde adentro—. Pobre Alastor... Desmayado, muy débil, bajo el maleficio Imperius. Claro, nuestro impostor tenía que conservarlo vivo para mantener la farsa. Madam Pomfrey podrá cuidarlo.

—Le falta la pata de palo —me dice Harry, alternando entre mirar el baúl y a mí—. Y su ojo mágico. Y casi todo el cabello.

Luego mira al otro Moody, que tiene la pata, el ojo...

—Harry, dame la capa, Alastor está helado —dice Dumbledore desde abajo.

Harry duda un segundo y le saca de un manotazo la capa al falso Moody desmayado. Dumbledore vuelve a salir del baúl, levanta la petaca y deja que caiga el contenido al suelo. Cae un líquido viscoso y oscuro.

—¿Poción multijugos? —digo en un segundo de claridad.

—Exactamente —dice Dumbledore y me mira—. Muy inteligente nuestro farsante. Sabe que Alastor no toma nada que no haya preparado él, siempre de su petaca... y mantuvo vivo al verdadero Alastor para poder quitarle cabello durante todo el año. Pero tengo la feliz sospecha de que con los eventos de hoy, nuestro farsante debe haberse olvidado de tomar la poción con la regularidad requerida, que es cada hora... lo que significa que pronto...

Los tres miramos al falso Moody con los ojos abiertos como platos, esperando. Y a los pocos minutos, todo rastro de Moody se va borrando de él, se desvanecen las cicatrices, aparece una nariz entera y fina, el ojo mágico sale despedido por el aire al aparecer el ojo verdadero debajo, la pata de palo también se cae al aparecer una pierna entera de carne y hueso, y el cabello entrecano es reemplazado por el doble de cantidad de cabello de color paja.

—Yo lo he visto... creo... —dice Harry.

—Efectivamente —dice Dumbledore.

Se oye un ruido en la puerta, la luz violeta de alrededor desaparece y entra mi papá con Winky.

—¿Barty Crouch? —dice él con sorpresa y cierra la puerta con el pie.

—Papá... lo de Cedric... ocurrió de verdad, ¿no?

Él me mira con un gesto triste y veo en sus ojos algo que nunca había visto. De repente mira a Harry, parece perdido en sus pensamientos. Harry, extrañado por esto, se acerca y me pone una mano en el hombro. El silencio es respuesta suficiente. Hasta recién no sabía si lo había soñado. Pero cierro los ojos y siento el dolor fuerte en el pecho. Por supuesto que pasó. Cedric ya no está. No es un sueño del que pueda despertar. Subo las piernas a la silla y las abrazo fuertemente.

Dumbledore habla con mi papá, veo que Winky se sienta en el piso y llora, y mi papá me mira y saca de su túnica un frasco de un líquido rojo, casi vacío.

—Una gota —me dice moviendo los labios sin sonido y se lleva una mano al corazón. Tengo el frasco en la mano y lo miro unos segundos. Tengo miedo, tengo mucho miedo... ¿Debo confiar en él? Me sigue mirando. Lo destapo y bebo una gota. Al tragar, me quema la garganta unos segundos y luego no siento nada. Él me saca el frasco antes de que se me caiga. No veo nada más y siento unas manos que me sostienen para no caer de la silla.

¿Será veneno? No... no puede ser. Voy a confiar. No me puedo mover pero no debo desconfiar ahora. Es mi papá. Él no podría... Si pudiera recordar los libros de pociones, cómo el veneno actúa... no puedo pensar... los sonidos son muy fuertes...

Escucho que la puerta se abre nuevamente y suenan unos tacos contra el suelo.

—¡Pero por Merlín! ¿Ella está bien? —dice la voz de McGonagall.

—Si me puedes reemplazar... —responde mi papá. Siento que las manos me sueltan y aparecen otras, que me sostienen de un hombro y por la cabeza. Las manos de McGonagall están heladas.

—¿Me engañan mis ojos, o ese es Barty Crouch? —pregunta ella con un hilo de voz—. ¿Pero cómo puede ser?

—¡Amo Barty! —chilla una voz que debe ser de Winky—. ¡Amo Barty! ¡Mataron al hijo del amo! ¡Lo mataron!

—Solamente está desmayado, Winky. Severus, ¿trajiste el veritaserum?

—Aquí, señor.

—¿Qué le pasó a Leyla?

—Se desmayó.

Mi papá sigue mintiendo. ¿Qué me dio? No veo nada, pero escucho. Alguien suspira y siento que las manos de McGonagall están más firmes.

—Creo que es hora de llevarla a la Enfermería, no entiendo por qué la tendríamos aquí si se ha desmayado... Ha pasado algo terrible, si se olvidaron ya...

—Han pasado muchas cosas terribles, Minerva —dice Dumbledore—, y pasarán muchas más. Leyla se quedará aquí hasta que Severus determine lo contrario. No corre más peligro aquí que afuera.

La poción hace más efecto, y ahora no solo me es imposible moverme y abrir los ojos, sino que escucho todo de una manera muy rara, como si escuchara a través de un vaso en la pared, o con el ruido del mar de fondo. Lo que pasa luego es extraño. Supongo que a este Barty Crouch, que no es el señor Crouch, que es el falso Moody, le dieron el veritaserum. Dumbledore le hace preguntas y este tipo empieza a contar. Entre los sonidos deformados entiendo que escapó de Azkaban al cambiar lugares con su madre, que estaba muriendo de todas formas... la poción multijugos para cambiar de apariencia... su madre murió en su lugar en Azkaban y nadie se enteró. Lo dieron por muerto. Él ocupó el lugar de la madre de vuelta en su casa y fingió su muerte en un velorio sin testigos, una tumba vacía, y se quedó oculto mientras Winky lo cuidaba para recuperar fuerzas. Siento un ardor en el estómago y como si muchos nudos se desataran en mi pecho. Escucho que Winky se queja mientras este Barty cuenta que el padre (¿El señor Crouch? ¿Y qué era lo que había pasado con el señor Crouch? ¿Fue algo con Krum?) lo mantenía controlado con el Imperius y oculto con la capa de invisibilidad, mientras que él quería volver con su señor... Era un mortífago. ¿Nadie supo que él estaba oculto allí? Bertha... Bertha Jorkins. ¿Ese nombre no es...? Ella fue un día a la casa y lo descubrió, supo que estaba vivo, el señor Crouch le borró la memoria y se la dañó por completo... el señor Crouch... ¿qué era lo que había pasado con él? Cuando vuelvo a oír, están hablando del mundial de Quidditch... este Barty estuvo allí, con Winky... ¡con la capa invisible! De eso me acuerdo, el asiento vacío al lado de Winky en nuestro palco... y él ya tenía fuerzas para resistir de a momentos el maleficio controlador, y se encontró allí y una varita... la varita de Harry... y la robó. Luego se encontró con los mortífagos que no habían estado nunca en Azkaban, divirtiéndose con muggles y se enfadó porque estando en libertad nunca buscaron a su señor. Fue al bosque en medio de la confusión. Lanzó la Marca Tenebrosa al cielo para mostrarles lo que era un verdadero mortífago. Los magos del Ministerio los dejaron tiesos con sus hechizos por casualidad cuando llegaron... fue allí cuando estábamos con los Weasley, Hermione, Harry, y nos rodearon... cuando nos acusaron a nosotros... mi mamá me sacó la varita... Ay, si me encontraban con la varita de tía Bella... El señor Crouch encontró a su hijo Barty en los arbustos... echó a Winky... volvieron a la casa y le colocó el maleficio Imperius nuevamente, pero su señor había encontrado a Bertha Jorkins en Albania y había obtenido la información del Torneo, de que Moody daría clases en Hogwarts... Rompió el hechizo desmemorizante que el señor Crouch había puesto en Bertha y llegó a la información de que Barty estaba vivo, fuera de Azkaban y escondido en la casa, tratando de librarse del hechizo para ir a buscar a su señor, y supo que le era fiel... Su señor llegó a los pocos días a medianoche a la casa, puso a Crouch bajo el maleficio Imperius, liberó a Barty y tramaron... Cada vez escucho menos. El plan era meter a Harry en el Torneo, que ganara, que la copa fuera un traslador que llevara ante él a la primera persona que lo tocara, intervenir en todas las pruebas para que saliera con puntaje alto, y secuestrar a Moody para tener la provisión de la poción multijugos. El día de la noticia de los botes de basura... ese día fue el ataque. Cuando el señor Weasley llegó a ver, no habló con Moody, que estaba secuestrado y oculto en su propio baúl. Habló con Barty el impostor. Aquí en el castillo, el falso Moody interrogaba al verdadero para sacarle información, y los ingredientes para la poción los robaba del despacho de mi papá... diciendo que tenía órdenes de registrarlo... Hacia el final el señor Crouch, que estaba bajo la vigilancia de Colagusano, se escapó porque no le prestó la suficiente atención, y vino a Hogwarts a confesar que su hijo estaba fuera de Azkaban, pero Barty pudo adelantarse viendo todo en el mapa de Hogwarts... ¡el mapa que le confiscó a Harry! ¡El día del huevo de oro y el baño...! El baño de prefectos... Harry vio su nombre real en el mapa, y como se llama Barty Crouch igual que su padre, pensamos que el señor Crouch se metía por las noches en el castillo... por eso le quitó el mapa antes de que lo descubriera y pudo entonces adelantarse a todos para atacar a su padre cuando apareció en los terrenos. Estaban Krum y Harry, a Harry no podía hacerle daño porque lo necesitaba, pero cuando Harry volvió al castillo, Barty-falso-Moody aturdió a Krum y... mató... mató a su padre... Winky chilla. Dumbledore pregunta qué pasó con el cuerpo. Barty responde con su voz monótona que esperó a que todos se fueran, transformó a su padre en un hueso y lo enterró con la capa invisible en el trozo de tierra que Hagrid había estado cavando. Y hoy tomó la copa, la colocó en el centro del laberinto, la transformó en un traslador.

Lentamente siento presión en los ojos y abro los párpados de golpe. Puedo mover el cuello. McGonagall no me presta atención, todos están absortos en la historia. Barty parece hablar con más energía ahora y le brillan los ojos con locura.

—El plan del señor ha funcionado —dice él con una sonrisa torcida—, él ha recobrado sus poderes y seré honrado con los laureles por los que ninguno de los otros jamás se atrevió a pelear.

Mis ojos se cruzan con los de él un último instante y entonces su cabeza cae pesada a un costado y Winky corre a llorar a los pies del hijo de su amo.

Dumbledore mueve su varita y alrededor de Barty aparecen sogas que lo envuelven para inmovilizarlo. Al mismo tiempo, siento la sangre circulando por mis brazos y mis piernas y las puedo mover otra vez. McGonagall me mira con preocupación a través de sus anteojos y pone una mano en mi frente para tomar mi temperatura.

—Oh, pequeña, te recuperaste —me dice—, es terrible, terrible...

—Minerva, necesito que te quedes aquí vigilando a Crouch —dice Dumbledore. McGonagall no se ve muy bien, pero saca su varita y la apunta directamente al pecho del hombre atado sin temblar ni un poco.

—Severus, necesito que lleven a Alastor a la Enfermería, que busques a Fudge para que venga a escuchar el testimonio por su cuenta, y si quiere algo de mí, que me busque en la Enfermería. Leyla, tú puedes seguir con Severus, estarás segura. Harry, ven conmigo a mi despacho.

Miro a Harry y le hago un saludo con la mano. Él parece querer decirme algo y da un paso para acercarse.

—Leyla... —murmura—. Cedric...

Trago saliva un par de veces y lo miro a los ojos. Mi papá me toma del brazo y me quiere llevar, pero clavo los talones en mi lugar.

—¿Sí?

—El traslador nos llevó... a un cementerio, a los dos. Estaba Colagusano y... bueno, Voldemort volvió a tener cuerpo... —Siento un escalofrío por la espalda—. La cosa es que Cedric... es difícil de explicar... pero hubo una aparición de él... me habló y me pidió que lo trajera de vuelta con sus padres... y dijo que quería que fueras muy feliz.

—¿Eso dijo? —Siento las lágrimas quemándome las mejillas—. Gracias... Gracias, Harry.

Mi papá no me suelta, pero hago un ademán de acercarme a Harry y lo abrazo.

—Me alegro de que tú... tú hayas podido volver... entero. De verdad.

Asiento un par de veces con la cabeza y no me resisto más a la insistencia de mi papá, que me saca de la oficina y cierra la puerta.

—¿Qué... qué me diste para tomar? —le pregunto en el pasillo.

—Ahora nada es seguro para ti —me dice con voz grave mientras acelera el paso—. No te escabullas con nadie. No salgas del castillo por nada. Ante cualquier cosa que necesites, busca a algún profesor. Controla tu magia.

—Lo siento... Lo que hice afuera... No...

Él frena un instante y me choco con él por la sorpresa. Se voltea y me mira y pone sus manos en mis hombros.

—Entiendo lo que estás pasando. Yo... yo también perdí a un ser querido de una manera similar. Lamento haberte mantenido en la oficina, te di esa poción para que el tiempo no te fuera tan pesado. Lo que menos quisiera es irme ahora, pero debo hacerlo.

—¿A dónde?

—Así que haz lo que te digo, por favor.

—¿Dónde tienen a Cedric? No te preocupes, recuerdo... recuerdo lo que pasó. Lamento haber hecho preguntas tontas en la oficina. Creí por un momento que eso no había pasado.

Él suspira y mira el suelo antes de contestarme.

—Te llevaré con sus padres y la profesora Sprout. Lo podrás ver de nuevo. Pero prométeme que controlarás tus poderes y que te quedarás con la profesora hasta que otro profesor venga por ti. A la noche sigue usando la poción violeta si no puedes dormir.

—Sí, papá. Pero...

Miro su brazo izquierdo, cubierto por la túnica.

—¿De qué lado estás? —le pregunto.

Me mira unos segundos y sin pestañear me contesta:

—De tu lado, siempre de tu lado. Es lo único que tienes que saber.

...

En un salón grande del primer piso, la profesora Sprout nos abre la puerta y entro con la cabeza baja. La señora Diggory corre a abrazarme y me besa la frente. Mi papá ha desaparecido de un segundo al otro.

—Mi querida... —dice ella.

—Lo siento tanto, señora Diggory —digo con la voz quebrada.

El señor Diggory está arrodillado al lado de una larga mesa de madera oscura donde está el cuerpo de Cedric. Me acerco lentamente, con la mano de su madre en mi hombro. En este tiempo le han limpiado toda la tierra y le pusieron ropa blanca. Tiene el cabello tan reluciente como siempre, los ojos cerrados en paz. Pensó en mí en sus últimos momentos, de alguna manera le comunicó a Harry estas cosas... Siempre tan noble, siempre tan bueno...

—Permiso... —digo y lentamente tomo de vuelta su mano, como hice tantas veces. Ahora está fría y limpia como si fuese de mármol. Me inclino cerca de su rostro y miro su nariz, sus pómulos, sus labios... Me acerco y le doy un beso en la mejilla, suave y fría, y rompo a llorar. El señor Diggory sigue llorando en el suelo, lejos de nosotras. Sprout me mira con una sonrisa triste.

Pasan los minutos, o no, tal vez no pasa nada de tiempo. Lo miro y pienso que él no se entera de mi tristeza. Él está en paz.

—Gracias por dejarme despedirme de él otra vez —les digo a Sprout y a la señora Diggory entre lágrimas—. Lo extrañaré mucho, ya lo extraño... y nunca lo olvidaré. No puedo creerlo.

—Tú lo hiciste muy feliz —me dice su madre—. Hablaba muy bien de ti. Nunca te dejó de amar, fue tan hermoso cuando te rescató del lago en la prueba... Sentí que mi querido tenía una buena compañera. Y a decir verdad... fue feliz contigo hasta el final... Al menos puedo pensar eso. Espero que tú también lo veas así —me dice con las lágrimas corriendo por su rostro—, que él pudo estar contigo en los últimos meses, tal como quería. Y queremos... queremos regalarte su última túnica de Quidditch. Sé que tú juegas también y que lo apreciarás. Era algo muy querido para él.

La profesora Sprout me da un paquete envuelto en tela de seda amarilla.

—Gracias, usted es una mujer muy buena —le digo a la señora Diggory.

—Y tú eres una chica muy buena, y antes de lo que esperas, serás ya una mujer —me dice ella—. Y quiero que sepas que a los buenos y a los malos les pueden pasar cosas malas, y lo importante es no dejar de ser quien eres al crecer. Haz bien en el mundo como has hecho siempre. Y confía en la gente que te quiere.

Me da un abrazo y volvemos a mirar a Cedric, que se ve tan pacífico, tan lejos de la fuerza vertiginosa de los últimos momentos que vivió. Ya han pasado, y él está tranquilo, y nosotros pudimos despedirnos. Abrazo la túnica contra mi pecho y oigo un golpecito en la puerta del salón. Sprout abre y pasa Flitwick, que me llama para ir a la Enfermería.

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