37: Los juicios

Capítulo treinta y siete

Los juicios


Me voy a dormir con la cabeza explotando de pensamientos. Nunca pensé que iba a sentirme tan mal. ¿Qué hice para estar enredada entre las sombras? ¿Por qué todo lo que tiene que ver conmigo es malo? Crecí entre las peores hierbas, y ni siquiera lo sabía. No sé qué pensar de Snape ahora. Es mi papá, sé que me quiere, pero cada vez más parece estar del bando erróneo.

¿Y tía Bella? ¡Tía Bella! Quisiera arrojar esta varita, no verla nunca más, pero es la única que tengo, es la varita que siempre tuve. Y es la familia que siempre tuve. ¿Cómo se hace para quitarte de encima lo que siempre estuvo contigo? Tengo miedo de que separarme de esto signifique perder quien soy. Y tengo miedo de alejarme de todo lo que parece malo y ver que lo peor lo llevo adentro. Quizás estoy condenada a terminar uniéndome al bando malo, como tantos otros con los que comparto mi sangre, porque... ¿de qué otra manera alguien se iría al bando malo? Debe ser una maldición que corre en mi familia. Quizás hubo un primer Black perverso que fue tan malo que la única manera que tuvieron todos los demás de no sufrir por tanta maldad... fue... unirse a ella hasta caer.

Pero no puede ser. Sirius es de mi familia, y no es malo. Le ha pasado de todo y está de nuestro lado. Ni siquiera mi madre es tan mala. Ella se peleó con todos para no seguir sus pasos. En realidad fue muy valiente, ya me compadezco de ella por lo que tuvo que pasar. No le perdono el mal que me hizo, pero no sé si tuvo muchas opciones. Mi tía Andromeda me han dicho que tampoco se unió nunca al bando de Voldemort, hay esperanza. Quizás hay que ser extremadamente fuerte para resistir esta especie de magnetismo que tiene mi familia hacia el mal.

Aunque no es fácil ver el mal cuando lo ves. El mal no te dice que es el mal. ¿He sufrido alguna vez en casa de los Malfoy? Tía Cissy siempre fue extremadamente buena conmigo. Me cuidaba. ¿Qué hacía yo en una casa donde supuestamente se ponen máscaras y atacan a muggles en el mundial en una noche de terror? ¿Por qué les caigo simpática, qué clase de acuerdo hay con mi madre? ¿Y por qué tía Bella me dejó tantas cosas?

Ojalá hubiese nacido en casa de los Weasley. Nacer sin todo este peso encima. No quiero pensar más.

...


Harry, Ron y Hermione hablaron con Moody y por ahora no hay ninguna conclusión certera de qué pasó con Crouch, solamente dijo que no está en el castillo. Admitió que pudo haber sido raptado o pudo haber pasado cualquier cosa, y que el Ministerio ya se encargará de investigar, y que Harry ahora debe concentrarse solamente en la tercera prueba.

—Ya casi me había olvidado del maldito Torneo con todo lo que pasó —se ríe Harry.

—¿Moody no parecía preocupado? —pregunto.

—No, para nada —dice Hermione—, dice que nosotros no tenemos que ocuparnos de esto. Y que la prueba no debería ser más difícil que llegar a la Piedra filosofal.

—¡Ja! Gran alivio —digo—. Casi morimos los cuatro ahí y al final había una hermosa sorpresa en la nuca de Quirrell. Ey, ¿cómo sabía Moody sobre la piedra y nosotros?

—Dumbledore le dijo —dice Ron—. Debe estar muy orgulloso de nosotros.

—Dijo que yo podía ser un gran Auror —dice Harry.

—Y yo también —dice Hermione.

—Bueno, mis ideas tampoco estuvieron mal —dice Ron—, no lo dijo explícitamente, pero seguro que piensa que yo también sería un gran Auror.

No me gusta que Moody sepa tantas cosas. Si sabe cómo derroté al troll, no tardará en secuestrarme y mandarme a Azkaban. Quizá no tanto, pero no debe sacar conclusiones, no debe sacar conclusiones... Y si Dumbledore le dijo eso, ¿no le habrá dicho también mi parentesco con Snape...? Oh, cielos, no pensemos otra vez en esto.

Por la ventana entra una lechuza con una carta y me saca de mis pensamientos. Es de Sirius. Harry le escribió hoy a la mañana con las novedades y no parece nada contento.

—Me dice que no debo "tomar más paseos con Krum", ¡como si fuéramos una pareja a la luz de la luna! —se queja Harry.

—Tiene razón —dice Hermione leyendo por encima de su hombro—, alguien puso tu nombre en el cáliz y nadie asegura que dejen de pasar cosas malas, no debes bajar la guardia.

—¡Alerta permanente! —dice Ron, imitando a Moody, y se lleva una petaca imaginaria a la boca como si fuera a tomar como el profesor.

—Me pide que practique maleficios, el encantamiento aturdidor...

—Quiere que estés listo por si pasa algo —dice Hermione.

—Y que no nos separemos los cuatro —dice Harry y me mira a mí—. ¿De verdad no querías hablar con Moody hoy porque los vio a ustedes...? Mira, te aseguro que Moody vio cosas peores con ese ojo y su pasado de Auror.

—Suficiente. Entiendo lo que dice Canuto. Pero ahora me voy a ver a Cedric.

Me encuentro con él al pie de una de las escaleras que llevan a las mazmorras y nos sentamos en los escalones a hablar mirando hacia la nada.

—Es muy lindo estar contigo, Leyla.

—Gracias, a mí me gusta estar contigo.

—Estos días realmente siento que mi cabeza no da para más, estoy tratando de no desesperar por esta prueba.

—Al parecer es una carrera de obstáculos, te irá muy bien. Probablemente ganes.

—Espero que sí. Harry y yo tendremos ventaja porque llevamos más puntaje, estamos empatados, y nos dan la seña para entrar primero. Pero va a ser muy tarde. Oí que hubo un problema entre Karkaroff y Dumbledore, algo que pasó con Krum, y Karkaroff se quejó y pidió un día adicional para la prueba por daños... Así que será en la noche del 25.

—¿Así que dices que pasó algo con Krum? No tenía idea... Sabes muchos hechizos para sortear las cosas, ¿no?

—Sí, cuando llegues a Sexto año ya verás cuánto habrás aprendido. Igual tampoco está mal estudiar por tu cuenta. Estos años en Hogwarts me pasé varias tardes practicando extra, buscando hechizos en la biblioteca, y mi papá muchas veces me invitaba a casa de sus amigos y me enseñaban algunos encantamientos. Eso siempre lo puso muy orgulloso.

—Eres tan hábil.

—¿Tienes frío?

Saca la varita y con un movimiento hace aparecer una taza de té.

—Las mazmorras son frías, sí —sonrío y acepto la taza—. Muchas gracias.

—El año que viene será mi último año aquí... Qué raro, ¿no?

—¿Cómo crees que haremos? ¿Seguiremos juntos?

—No te preocupes por eso. Falta mucho. Y podríamos vernos en Hogsmeade los fines de semana que tengas allí.

—¿No estarás muy ocupado con tu carrera?

—Aún no sé exactamente qué seguir. Mi papá obviamente quiere que entre en el Ministerio...

Escuchamos voces al final del pasillo, como en una discusión, y nos ponemos de pie. Dejo la taza en la escalera y bajamos a ver qué sucede. Apenas hay luz en el pasillo, pero se oye un portazo y Moody sale rengueando del despacho de mi padre y busca una de las escaleras. Luego sale mi padre agarrándose el brazo, el mismo lugar que le mostró a Karkaroff.

—Vámonos —le susurro a Cedric y volvemos escaleras arriba, pero con mi torpeza pateo la taza y retumba por los escalones hasta llegar al piso y reventar en añicos. Sin mirar atrás corremos por nuestras vidas, y cuando llegamos al segundo piso frenamos y nos miramos y lanzo la primera carcajada en mucho tiempo y me siento aliviada por unos momentos.

Los siguientes días, Hermione, Ron y yo ayudamos a Harry a practicar hechizos en un aula vacía. Nadie quiere ofrecerse para ser aturdido, pero realmente no me viene nada mal ahora para olvidarme de las cosas por intervalos largos, así que Hermione y Ron van preparando las almohadas para que más o menos siempre caiga en un lugar mullido. De todas formas, cuando terminamos de practicar encuentro varios moretones en mis piernas y mis brazos, y cuando digo que alguien más podría hacer el turno de mañana, todos deciden rápidamente que Harry ya lo hace a la perfección.

Al día siguiente de todos esos golpes, tenemos Adivinación, y ya presiento que voy a dormirme por el cansancio físico de los aturdimientos y el calor que hace siempre en el aula de Trelawney. Cuando entramos y nos sentamos en los almohadones muy bajitos y mullidos, empiezo a sentirme muy cansada y solamente quiero flotar por el aire mientras la profesora habla de Marte y no sé qué. ¿Cuántas clases faltan hasta fin de año?

En medio de la clase, mientras divago, escucho un golpe y veo que Harry se cayó al suelo. Se revuelca por el piso, gritando y llevándose las manos a la cicatriz. Todos nos levantamos sobresaltados pero Harry está en una especie de trance, con los ojos cerrados y con mucho dolor. Trelawney lo mira con sus ojos aumentados por los anteojos y parece muy conmocionada.

—¿Qué ha ocurrido, Potter? —pregunta ella cuando Harry abre los ojos sin sacarse las manos de la frente—. ¿Has tenido una visión?

—No, no, fue un mal momento...

—Claramente estabas conectándote con las vibras de esta sala en su unión cósmica con Marte. Yo las siento en lo más íntimo de mí. ¡Cuéntanos lo que viste, Potter!

Harry está pálido y sudado. Ron se arrodilla a su lado y le toca el hombro.

—Me voy a la enfermería.

—¿Quieres que te acompañe? —digo.

—Voy solo.

Harry se levanta con su mochila y nos mira a Ron y a mí antes de irse. Ron me mira preocupado. Trelawney queda tan conmocionada que el resto de la clase se la pasa hablando de la influencia de sus poderes de clarividencia sobre los alumnos, y nosotros dos solamente estamos esperando a que termine la hora para ver a nuestro amigo.

...


Luego de la clase de Adivinación, le contamos a Hermione lo sucedido y ella, Ron y yo nos sentamos junto al retrato de la Dama Gorda a esperar a que Harry vuelva. Pero Harry no regresa, sino que pasan más de dos horas mientras esperamos y luego aparece mi hermana Paula, que es Delegada del colegio, para llamarme al despacho de Dumbledore. Hermione y Ron me miran con curiosidad.

—¿Crees que te tomarán como rehén otra vez para la tercera prueba? —dice Ron.

—Faltan varios días todavía —dice Hermione—. Y también nos llamarían a nosotros. —Parece enojada porque ella no fue invitada a la reunión—. Bueno, cuéntanos luego, ¿sí?

Yo no digo nada y me voy con Paula hasta el despacho del director.

—No creo que te estén por dar ningún premio —dice ella—. ¿Tienes idea de por qué Snape amenazó con no hacerme la carta de recomendación para el Ministerio ese día cuando te peleaste con Selene?

—Porque fuiste una peste con tu familia, quizá.

—Solo cumplo con lo que hay que hacer, no lo entenderías. Tantos años en Gryffindor te hacen saltar al ataque en lugar de pensar primero qué te conviene...

—Creo que en este momento te conviene quedarte callada, de verdad.

—Bueno, ya llegamos. "Cucurucho de cucarachas" —dice ella y las gárgolas de la puerta se abren y pasamos a la escalera que lleva al despacho propiamente dicho. Paula golpea la puerta y Dumbledore nos da el paso. Cuando abrimos la puerta, veo que Harry está sentado al escritorio y muy serio. Dumbledore sonríe.

—Gracias por traerla, señorita Blair.

—¿Cree que ahora...?

—Le diré a la profesora McGonagall si puede llenar muy amablemente esa carta de recomendación para ti, antes de que termine el curso.

—Gracias. —Ella inclina la cabeza como saludo y cierra la puerta al salir.

—Toma asiento —me dice Dumbledore y me siento junto a Harry, que me mira con cara de "situación".

—Pensé que Harry estaba en la enfermería —digo.

—Nunca es raro encontrarlo allí —sonríe Dumbledore—, pero esta vez vino a contarme lo que pasó en la clase de Adivinación. Harry... tuvo una visión de Voldemort que incluía a Colagusano, a quien supongo que ya conoces bien.

Hago un gesto afirmativo. Desearía no conocerlo.

—¿Es cierto lo que dijo Crouch, señor? —pregunto—. ¿Está más fuerte?

—No sabemos nada, pero podríamos suponer que sí. De todas formas, quería compartirte algo que Harry vio y que es bastante confidencial, pero tiene relación directa contigo y mereces saberlo.

Oh, Merlín. Ya no sé de qué más puedo enterarme. ¿Colagusano es mi padrino?

—No es algo que vio en Adivinación. La verdad es que Harry acaba de ver ciertos recuerdos míos, de varios juicios a los que asistí, que tuvieron lugar luego de la caída de Voldemort. Dos de ellos están relacionados contigo, y antes de que Harry te los contara y no tuvieras nadie a quien acudir, preferí que tuviéramos esta charla más amena entre los tres.

—Vaya, gracias por pensar en mí. No siempre me sucede —digo.

—Como sospecharás, los juicios eran sobre seguidores de Voldemort, los Mortífagos.

Asiento con la cabeza simulando que ese fue mi pensamiento.

—El Ministerio buscó atraparlos a todos luego de que cayera el líder —sigue el director—, pero muchos fueron absueltos por diferentes causas, no todos terminaron en Azkaban. Muy bien, entonces... como Harry bien sabe, tenemos en este momento en el castillo dos personas que fueron Mortífagos en su momento y que fueron absueltos por el Ministerio. Igor Karkaroff, a quien ya conoces como director de Durmstrang, y Severus Snape. Al parecer por tu expresión, tenías algún conocimiento de esto.

—No sé si conocimiento... pero... me pareció que los dos andaban en cosas parecidas. Y mi padre me contó que él estaba inclinado hacia las artes oscuras de joven...

—Es justo que lo sepas. Pero también es justo para él que sepas que fue absuelto por el Ministerio, yo hablé en su caso. Se pasó a nuestro bando antes de la caída de Voldemort y trabajó como espía para nosotros a un gran costo personal para él. Y sé que te ha contado que ayudó a tu madre y mantuvo varios secretos para la seguridad de ella y la tuya, aparte de hacerle un gran favor.

Harry realmente no entiende nada, pero yo sí. Solo me faltaba que me dijeran letra por letra que era Mortífago... pero también es muy claro que se arrepintió. La verdad, estar del lado de Voldemort pero esconder que conoces la existencia de una clímaga y arriesgarte a tener una hija con ella para salvarla, mientras él buscaba la climagia con tanto desenfreno y hacía cosas tan cruentas... Creo que lo entiendo. Supongo que hay cosas del horror de la guerra que no entiendes si no las has vivido.

—Gracias por decirme eso, profesor. Creo que estaba pensando mal muchas cosas.

—¿Pero no puede decirnos cómo fue que usted estaba seguro de que había cambiado de bando y estaba con los nuestros? —dice Harry.

—No —dice Dumbledore—, ese es un asunto entre el profesor Snape y yo. No es incumbencia de nadie más. Casualmente encontraste estos recuerdos y creo que merecías entenderlos mejor, y la señorita tiene derecho a saber acerca de este estado de su padre de sangre. Pero no vamos a ahondar más en esta cuestión.

—Entiendo, disculpe —dice Harry—. Perdón, Leyla, tampoco es que quiero meterme con él porque sea tu padre, eso es aparte...

Yo hago un gesto de que está todo bien.

—Y por otro lado, hay otro juicio que reveló información a Harry que no se suponía que debía saber de esta manera, pero considero oportuno que te lo pueda contar yo y él mantenga su promesa de no hablar sobre el tema con nadie. Hubo un grupo de Mortífagos que torturaron a un Auror y su esposa para tener información sobre el paradero de Voldemort luego de su caída. Usaron el maleficio Cruciatus contra ellos y los torturaron hasta que perdieron la cordura. Los acusados fueron cuatro Mortífagos, atrapados por el profesor Moody y sus colegas Aurores, y los cuatro fueron declarados culpables en un juicio presidido por el señor Crouch y enviados a Azkaban. Uno de ellos era el hijo del mismo señor Crouch. Otra de las personas de ese grupo era Bellatrix Lestrange.

Abro la boca sin poder creerlo. Nunca pensé que iba a llegar este día.

—¿Está seguro? —digo con un hilo de voz.

—Ella misma declaró ser culpable, con una arrogancia inhumana —dice Dumbledore.

—¿Mi tía...?

—Sí, Leyla. Tengo entendido que de alguna manera mantuviste contacto con ella, o algo por el estilo, hace unos años.

—Sí... pero... ¿ella...? ¿Ella estaba en Azkaban todo este tiempo? ¿Por el maleficio Cruciatus?

—Sí.

—Señor... Ella me dejó todas sus cosas. ¿Entiende que me dejó todas sus cosas? —digo con la voz quebrada.

—Y hay algo más —dice Dumbledore—. Lamento mucho decirte esto, Leyla, pero mi conciencia no me permitiría ocultarlo ahora. El Auror torturado y su esposa eran Frank y Alice Longbottom.

Con un movimiento rápido saco de mi túnica la varita y la miro con horror.

—¿Longbottom...?

—¿De Neville? —pregunta Harry, saltando del asiento.

—Los padres de Neville están en el Hospital San Mungo de Heridas y Enfermedades Mágicas desde entonces, viven allí y Neville los visita con su abuela durante las vacaciones.

—No... —digo y rompo en llanto—, no, ¡no! ¡Neville, no! ¡Soy una basura! ¡Deberían expulsarme del colegio, profesor! ¡No merezco estar aquí! ¡Soy una basura!

Tiro la varita al suelo y me siento a llorar. Harry se levanta de su asiento y pone una mano en mi hombro pero nada me consuela ahora.

—¡Hay que destruir esa varita! ¡YO ME FORMÉ CON ESA VARITA! ¡USÉ ESA VARITA AL LADO DE NEVILLE!

—Leyla —dice Dumbledore, poniéndose de pie. No le veo la cara, las lágrimas solo me dejan ver una mancha plateada y borrosa.

—¡Quémela! ¡Rómpala! ¡Quítela de aquí! Es más, ¡no dejen que siga en Hogwarts! ¡Deben expulsarme! ¿Nadie ve que soy un peligro?

Escucho que uno de los cajones se abre y se cierra y Dumbledore me extiende un frasco de un líquido violeta.

—Cuando sientas que puedes, bebe eso —me dice—. Te va a hacer sentir mejor.

Me seco las lágrimas y bebo el líquido. Cuando lo trago, me quema la garganta unos segundos y luego siento como si me hubiesen dado una taza de miel. Todo es dulce, suave.

—Leyla —dice Dumbledore—. Siéntate, por favor.

Le hago caso.

—Harry, puedes volver a tu asiento también. Como bien sabemos, nosotros mismos definimos quiénes somos. No nuestra sangre, ni nuestro apellido, no nuestras circunstancias al nacer. Ni siquiera nuestros errores pasados, en muchos casos. Somos lo que decidimos hacer en cada instante presente. Y esa varita, Leyla, está llena de potencial para el futuro. No la define como una mala varita, tú no eres mala por usarla. Ollivander dice que la varita elige al mago, pero el mago es quien la usa luego. Y la puedes usar para el bien.

—Ya entiendo por qué mi madre no quería que la revisaran en el mundial cuando nos detuvieron —digo con una extraña calma que debe ser por la bebida.

—Tienes que aprovechar todo lo que tienes para hacer el bien, Leyla —dice Dumbledore—. No debes huir del bien aunque sea difícil, aunque duela. Y tú tienes muchas cosas buenas. Tu tía Bellatrix no te define, ningún familiar te define, haya obrado bien o mal. Lo que importa es lo que tú haces. Y de ninguna manera interrumpirás tus estudios aquí. Lo que más necesitamos en Hogwarts es gente como tú, que quiere el bien.

—Me siento un poco mejor... Gracias.

—Ahora, debo decirles a ambos que no deben decirle nada al señor Longbottom sobre esto. Él les contará sobre sus padres cuando esté listo. Tampoco sabe claramente que Bellatrix es tu tía y la relación de ella con el estado sus padres. Todo esto se lo evitaremos por ahora, para cuando esté listo para hablar.

—¿Y usted cree que ahora podré seguir siendo amiga de Neville, sabiendo todo esto? Tengo miedo de no poder verlo a los ojos.

—Tú no hiciste nada malo, tengo entendido que eres una amiga excelente con él y que siempre lo has ayudado. El mundo mágico es pequeño y no hay que menospreciar a los amigos por lo que respecta a sus familias. Y cuando él esté listo para conocer esto, tampoco se olvidará de que eres una muy buena persona. Por ahora, lo mejor que puedes hacer es seguir acompañándolo como siempre. El miedo divide, no tengan miedo, sean fuertes, ambos.

—Quisiera creerlo así. —Levanto la varita del suelo—. De todas formas, profesor... Yo entiendo lo que usted dijo sobre la varita, sé que no me define, pero llevar esto en la mano es mucho por ahora.

—Te ofrezco guardar la varita en mi poder hasta que te sientas bien para usarla.

—¿De verdad?

—Es lo menos que puedo hacer para ayudarte, estás tomando una muy buena postura.

—Gracias. De verdad le agradezco... Tenga. Aquí está.

Dejo la varita en el escritorio y me levanto.

—Tengo una muy buena relación con Ollivander —me dice el director—, en uno o dos días puedo traerte una selección de varitas que podrían ir contigo. No tienes que pagarla. Y supongo que podrás rendir bien los exámenes que son en las próximas semanas. Harry, mucha suerte en la Tercera prueba. Pueden irse.




-----

Lentamente se van develando más misterios... Pobre Leyla. 1995 no es un año fácil para ella, nosotros en el 2020 la entendemos muy bien jajaja.

Espero que les haya gustado. La idea (avisaré si no llego a cumplirlo de todas formas) es tener el próximo capítulo el lunes 4 de enero de 2021, así que ¡BUEN FIN DE AÑO Y COMIENZO DE 2021! Nos vemos del otro lado.

Mis mejores deseos.

BMW

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top