28: El Baile de Navidad

Capítulo veintiocho

El Baile de Navidad


El último viernes de clase antes de las vacaciones, la última materia es Pociones, y como hoy toca una evaluación sobre antídotos contra venenos, debe ser la primera vez en diez días que alguien deja de pensar en el baile de Navidad por unos minutos. Los antídotos no son mi fuerte, hay que aprenderse muchas reglas para cancelar las sustancias del veneno, así que realmente me esfuerzo esta vez para hacer las cosas bien y por dos horas enteras estoy completamente entregada a la tarea.

Cuando termina la clase, Snape hace un movimiento con la varita y recoge los pergaminos con el trabajo de cada uno. Miro a Neville y el sacude la cabeza abatido.

—No pude hacer ni la mitad —me dice en el pasillo—. Hay veces que creo que estoy mejor y luego fracaso y fracaso... No quiero saber la reacción de mi abu cuando le lleguen las notas del semestre durante las vacaciones.

—¿Alguna posibilidad de que interceptemos la lechuza? —le digo para levantarle el ánimo, pero tampoco estoy de tan buen humor como para realmente hacer algún efecto. Estoy mejor desde que Cedric terminó conmigo, pero tampoco tengo días de unicornio todos los días.

¿Qué es un día de unicornio? Dice Francesca, despertando de su hibernación.

Se entiende. Un día de rosa. Todo perfecto.

—Y dime —sigo—, ¿ya invitaste a alguien al baile?

—No —dice con el ánimo bajo—. En Gryffindor todas ya tienen cita.

—¿Qué hay de Hannah?

—No hablamos mucho. Sería incómodo ir al baile con ella. Aparte, seguro ya tiene cita. Creo que las chicas me dirían que tienen a alguien aunque no sea así, solo para no estar conmigo.

—Oh, vamos, Neville. Si hoy a la tarde no has podido arreglar con nadie, puedo ver si alguna de mis hermanas quiere ir contigo. Maddeline no está tan mal.

Cuando llegamos a la Sala Común nos sentamos en los sillones a descansar porque al fin tenemos vacaciones. Los Weasley y Harry se sientan con nosotros, pero Hermione le echa una mirada maldita a Ron antes de irse a otra parte de la sala. Sigue furiosa porque él la dejó como última opción, pero teniendo en cuenta que irá al baile con Krum, no entiendo cómo puede durar tanto su enojo.

—¿De qué color es tu túnica de gala? —me pregunta George.

—Verde oscura —digo—. Era de... de la familia.

—Si sabía que mi cita iba a ir de Slytherin, elegía a otra —dice y se ríe—. Bueno, mi túnica tiene suficiente rojo como para equilibrar.

—Espero que el de Angelina tenga algo en dorado, le debe quedar tan bien —dice Fred y después nos mira como si acabara de darse cuenta que había hablado en voz alta y nos reímos. Ginny nos mira seria.

—No me parece justo que los de Tercero no podamos ir —dice.

—Consíguete una cita que tenga acceso —dice George y le doy un codazo a Neville.

—Oh —dice él—. Ginny... ¿quieres ir conmigo?

Ella mira un segundo a Harry por el rabillo y acepta.

Luego de la cena, Harry recibe una carta de Sirius felicitándolo por lo bien que estuvo en la primera prueba e insistiendo en que tenga mucho cuidado por el castillo.

—Y manda un saludo para ti —agrega Harry.

—Oh... gracias. Lindo de su parte. ¿Cómo me menciona en su carta? —pregunto, ya que deben escribirse en clave.

—Mmm —dice—, algo como Quejicus Jr...

Claro, qué se podía esperar.

Por la noche, tengo unos sueños feos, indefinidos, en los que siento mucho frío. Me despierto muchas veces para acomodar el abrigo en la cama y asegurar las ventanas, pero no, el frío viene de otro lado. No me gusta pensar en esto pero extraño a Cedric. No lo estaba viendo tanto últimamente pero pensar que definitivamente nos separamos, y que en algún momento todo parecía genial y ahora irá al baile con Cho Chang y...

No, basta. Tengo amigos. Tengo amigos excelentes. Y una cita para el baile, nadie menos que George.

La mañana del 25 de diciembre amanecemos con regalos al pie de la cama y nos entretenemos una hora larga con eso, pero después de desayunar ponemos manos a la obra. Esta noche es El Baile. Las chicas nos encerramos en nuestro cuarto y Ginny viene con nosotras, ya que es la única de Tercero que tiene cita para ir. Lavender y Parvati escucharon que Hermione tiene una cita, pero no le creen ni un poco y suponen que se lo inventó. Ella no les hace caso y entre Ginny y yo la ayudamos a alisarse el cabello hasta que queda como nunca antes lo vimos.

—Estás hermosa —le digo—. Cuidado con Fleur, puede ser que se ponga celosa.

Ginny sonríe y nos vamos turnando para maquillarnos y vestirnos entre nosotras. La túnica de Hermione es lila y la de Ginny es una de segunda mano que la señora Weasley tuvo que mandarle a último momento porque no estaba previsto que participara del Baile, pero igualmente es muy linda, de color canela. Mi túnica-vestido verde, que era de tía Bella y que tía Cissy mandó a acortar a lo de Madam Malkin para que esté de mi talle, me queda excepcionalmente bien. Pocas veces me sentí tan linda. No es de extrañar que el color me siente bien, si lo usaba Bella, que por las fotos que vi, tenía el pelo tan negro como yo y el rostro bastante parecido.

—Serás la estrella del baile —le dice Lavender a Parvati mientras le arregla un broche en el cabello—, estarás en la apertura con los campeones... Quizá si soportas la primera parte con Harry luego puedas conseguir a alguien de Sexto o incluso a uno de los de Beauxbatons...

—Ey —digo—, Harry es nuestro amigo.

—Todo bien con Harry —dice Parvati, que irá con él—, pero no es la primera opción de las chicas. No me miren así, yo tampoco fui su primera opción —dice—. Y mi hermana Padma va con Ron. Ojalá tengamos suerte y encontremos a alguien que sepa bailar...

Cuando salimos de la habitación, todas arregladas y listas, ya no quedan muchachos en la Torre. Parvati nos saluda y se va primero, porque tiene que estar antes con los Campeones. Me pone triste pensar en que Cho también está alistándose para abrir el Baile con Cedric. Hermione también se va (pues Krum también inaugura la noche) pero no da explicaciones, y quedamos Ginny, Lavender y yo. Angelina, Katie y las demás chicas de los años superiores aparecen también y vamos todas juntas al Gran Salón. La verdad nos vemos muy bonitas. En el camino nos encontramos a las chicas de Ravenclaw y, sí, prácticamente la mitad de ellas son mis hermanas. Impresiona ver tantas chicas rubias juntas. Selene lleva una túnica con tanto escote que supongo que no le permitirán bailar así. Me pregunto si al final habrá quedado con Roger Davies o no. Creo que es un cerdo.

Cuando nos acercamos a las puertas del Gran Salón, vemos a los chicos preparados, elegantes y peinados, esperando a sus citas. Selene es la primera en cruzar el pasillo, con paso de reina (admito que le sale bien y aprovecha que Fleur no está cerca), y va a tomarle el brazo a Chad Earles, un chico de Slytherin un año más chico que ella que parece ser de los más populares. Detrás de ella va mi hermana Paula y se junta con Ramiro Eldams Oskett, el que juega al Quidditch, y los dos parecen poco entusiasmados. Isabella y Violetta también van con sus citas, la hermana de Parvati va con Ron (que veo que busca a alguien entre la multitud), Ginny va con Neville, Angelina va con Fred y yo voy con George, que hace una reverencia al recibirme y le doy el brazo.

—El verde te queda mejor de lo que pensaba —dice George y le sonrío.

Me sorprende ver a Debby y Abby, mis únicas hermanas en Hufflepuff, que al parecer también tienen citas aunque sean de Tercero. Se ve que bajo ninguna circunstancia querían quedarse afuera del Baile. Miro con atención hacia dónde se dirigen y veo con asco que sus citas son Crabbe y Goyle. Se ve que estaban desesperadas por poder entrar. Al lado de ellos está Draco, vestido con las mejores telas del continente, y de su brazo está Pansy Parkinson, sonriendo sin fin por poder estar con "su Draqui". No veo a Maddeline por ningún lado; seguramente prefirió quedarse en la Sala de Slytherin antes que conseguirse una pareja pésima para poder entrar.

McGonagall nos abre las puertas al Gran Salón y entramos para ocupar nuestros lugares alrededor de la pista de baile que armaron en el centro. El salón está decorado con luces, guirnaldas y árboles de Navidad (obra de Hagrid) y en los costados hay mesas con ponche y fuentes con diferentes comidas, pero está claro que todavía no podemos ir a probar.

Las sillas de los profesores están acomodadas cerca de una pared, mirando al centro de la pista. Allí están Moody, Snape, Trelawney, Sprout, ¡Percy Weasley, en nombre de Crouch, que está enfermo!, Flitwick, McGonagall que acaba de sentarse, Karkarov, Madame Maxime, Hagrid... y en el centro está Dumbledore con su túnica de gala y se levanta para darnos la bienvenida y anuncia que a continuación llegarán los Campeones. Todos aplaudimos y miramos hacia las puertas dobles, abiertas de par en par, y vemos que la primera en entrar es Fleur con Roger Davies. Lo lamento, Selene, pero la veela siempre ganará. No sé cómo hace para brillar siempre. Luego entran Harry y Parvati, saludando tímidamente, y detrás Cedric y Cho...

George me da la mano y la aprieta para darme fuerza, yo no quiero mirar, pero no les puedo sacar los ojos de encima. Hasta que Ron hace una exclamación que me devuelve a Tierra. Acaba de ver entrar a Krum con Hermione y ha quedado con la boca tan abierta que da gracia.

—¿Esa es...?

—Una chica, sí —le digo, sabiendo que a Hermione le gustaría contestarle algo así.

La verdad es que mi amiga se ve radiante caminando junto a Krum, que marcha desgarbado como siempre. Así como muchos chicos miraron con envidia a Davies, muchas chicas están parpadeando una y otra vez para terminar de creer que Hermione Granger sea la cita de Viktor Krum.

Las cuatro parejas se acomodan en los cuatro puntos cardinales de la pista, una banda que hace dos minutos no estaba aquí empieza a sonar con un vals y los Campeones y sus acompañantes inauguran el baile. Harry parece muy incómodo al tener que bailar en el centro del salón, pero pronto Fleur y Davies se roban el protagonismo; se ve que en Beauxbatons tienen mucha clase de danza, porque realmente sabe bailar. O tal vez sean sus genes de veela.

Cedric y Cho también bailan muy bien y se ven contentos...

Concéntrate en Hermione...

Sí, veamos a Hermione. Baila con tanta alegría que atrae más miradas envidiosas.

Pronto empiezan a sumarse otras parejas al baile y George me saca a bailar. Por ahora seguimos con el vals y él pone una mano en mi cintura y siento un cosquilleo que me hace sonreír. Ninguno sabe bailar muy bien, pero con él todo es divertido. Fred y Angelina están bailando cerca de nosotros y pronto más y más parejas se suman. Cada un par de vueltas veo a Ron, bailando con Padma, pero sin mirarla, porque no para de buscar entre la gente a otra pareja. Hagrid también baila, y su cita es Madame Maxime. Por suerte se mantienen en un rincón del salón, porque da miedo que nos aplasten en uno de sus giros.

—Tu túnica hace juego con la de Harry —me dice George en una vuelta—, ¿estás segura de que no son hermanos?

—Lo dudo mucho —le digo—. Pero tengo que admitir que te pareces mucho a Fred Weasley. ¿Alguna conexión con él?

George lo piensa un poco pero niega con la cabeza. En una de las vueltas veo a mi papá, con su túnica verde, y me río de que también con él coincidamos en color. Supongo que está tan contento de verme con George como estaba feliz de verme antes con Cedric.

Cuando hacemos un recreo para ir a comer, mientras las parejas más animadas siguen bailando, Fred y Angelina se acercan a la mesa donde estamos y nos reímos un buen rato. Hermione se separa de Krum por el momento y viene corriendo a saludarme.

—Se ven fantásticos ustedes dos —le digo.

—No lo puedo creer —dice con una gran sonrisa.

Luego de la parte más formal del baile, siguen canciones más movidas, tocadas por el grupo Las brujas de Macbeth. Volvemos a la pista, Neville y Ginny bailan con nosotros un rato y nos reímos mucho, y cuando nos cansamos vamos otra vez a comer y tomar.

Harry se acerca y busca una silla para sentarse.

—¿Ya te rindes, Campeón? —le pregunta George. Padma y Parvati están buscando pareja por otro lado.

—Este baile apesta —dice, mirando a Cedric y Cho. Yo también miro cómo bailan y George pone una mano en mi espalda.

—¿Quieres ir a tomar aire fresco? —me dice por lo bajo y yo asiento sin hablar, justo cuando llega Ron de mal humor y comienza a servirse ponche.

George y yo salimos del castillo y vamos a una zona de los terrenos que fue despejada y llenada de lucecitas de hadas, con arbustos floridos y caminos iluminados. Andamos por uno de los caminos y respiro el aire frío de diciembre y George me pone su abrigo para que no me resfríe.

—Lo siento —le digo—, no quería arruinar la noche. La estoy pasando muy bien contigo.

—Yo también, no te disculpes. Ven.

Nos sentamos en un banco bajo una estatua de unos renos y él me mira a los ojos y me toma las manos.

—Esta noche fue estupenda —me dice—. Me encanta que hayas venido conmigo.

Sonrío pero siento lágrimas en los ojos.

—A mí también —le digo—, es solo que... Me dolió tanto verlos ahí.

George asiente.

—De repente los veo ahí, juntos, y es obvio que la prefiere a Cho y, claro, yo soy más chica y no sé nada y ella es más alta y más linda y aparte sabe bailar...

—Leyla —me dice para callarme—, escucha... Estoy seguro de que Cedric todavía te quiere. No me extrañaría que vuelvan a estar juntos dentro de poco.

—¿Lo dices de verdad? ¿No los viste bailar?

—Sé que pronto se dará cuenta de que fue un error y volverá contigo, esto es temporario. No te maltrates. Y ya sabes, los Hufflepuff son leales y toda esa porquería.

—Oh, George... —Me acerco a él en el banco y nos abrazamos, mientras escucho un leve zumbido en mis oídos, como de un insecto—. Muchas gracias por apoyarme... Pero no sé si es así.

Nos miramos y nos acercamos cada vez más, y cuando estamos a peligrosos centímetros, escuchamos los pasos gigantes de Hagrid y Madame Maxime que se acercan, hablando fuerte. Nos levantamos de un salto y nos escondemos detrás de un arbusto, donde nos topamos con Harry y Ron, que ya estaban escondidos.

—¿Estaban espiando? —me enojo por lo bajo y me sonrojo.

—Tuvimos que quedarnos acá —dice Harry por lo bajo—, la idea no era...

Pero nos callamos al oír la conversación entre Madame Maxime y Hagrid, que comenzó bien hasta que Hagrid comienza a contarle que él es medio gigante, por parte de su madre, y le pregunta quién era gigante en su familia; con ello, Madame Maxime se marcha ofendida, diciendo que solamente tiene huesos grandes, y deja a Hagrid solo, que se deja caer abatido sobre el banco donde estábamos George y yo. El banco se hunde unos centímetros en la tierra y nosotros no sabemos qué hacer. Harry señala un escarabajo en una de las hojas (entiendo que es aquello que zumbaba) y nos quedamos observándolo sin más que hacer hasta que Hagrid se levanta y se va. Salimos de detrás del arbusto y pasamos por diferentes rincones del pequeño jardín encantado, donde vemos a Selene besándose sin parar con Chad Earles y en frente vemos a Fleur haciendo su parte con Roger Davies, como si se hicieran competencia, y volvemos al Salón. Queda poca gente bailando. Nos quedamos cerca de la puerta y veo que Cedric viene caminando en nuestra dirección. Lo miro a George con nervios, pero él solo viene a hablarle a Harry y escucho que le murmura:

—Prueba tomar un largo baño con el huevo. El baño de prefectos es ideal.

Y se va otra vez con Cho. George me pone una mano en el hombro y dice que ese comentario fue muy bizarro, pero antes de que pueda contestarle o sentirme peor conmigo misma, una pelea entre Ron y Hermione interrumpe nuestras vidas.

—¡Pero estás fraternizando con el enemigo! —le dice Ron, furioso.

—¡El enemigo! Mira quién quería su autógrafo —le responde ella—. Es un amigo.

—Sí, "amigo" —dice él.

—¿Y a ti qué te importa, de todos modos?

—¡Es que está mal!

—¿Sabes qué, Ronald? La próxima vez ahórrate este problema e invítame primero. ¡No como última opción!

Ron se queda callado unos segundos, tratando de parecer confundido.

—¿De qué habla? —dice cuando Hermione ya se perdió de vista—. Como si fuera que estoy celoso. ¡Já!

—Creo que es hora de volver a la Torre —dice George y encabeza la retirada de una gran cantidad de Gryffindors—. Y definitivamente tienes que usar más este color —me dice, señalando mi túnica, y le sonrío, pero mi cabeza vuelve a ocuparse con Cedric y Cho.




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Sí, después de casi diez meses, les traigo un capítulo el 25 de diciembre que ocurre el 25 de diciembre. Tarde, pero con estilo.

Felices fiestas, muchos saludos, y ojalá pueda escribir con más frecuencia. :)

PD: el vestido en la multimedia no es el de Leyla, pero es parecido a cómo se vería. Me encantó.

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