16: El gran anuncio

Regalo de Reyes. ;) Feliz año nuevo.


Capítulo dieciséis

El gran anuncio


McGonagall se aclara la garganta antes de hablar.

—Cuando los llame, pasarán al frente y se sentarán en el taburete con el sombrero en la cabeza. Él anunciará la casa a la que pertenecen y luego podrán ir a sentarse a la mesa correspondiente. ¡Ackerley, Stewart!

El niño se sienta y a los dos segundos es seleccionado para Ravenclaw. Parece aliviado. Quién sabe qué historias había oído sobre la selección antes de llegar. Lo sigo con la vista cuando va a su mesa y veo que Paula, ahora mi hermana mayor en Hogwarts, y que por su insignia parece Delegada, levanta los pulgares para recibirlo. Harry también está mirando hacia la mesa y veo que Cho lo saluda. Esta vez Harry no tiene nada para echarse encima porque en la mesa solamente hay cubiertos y copas vacías. Hubiese sido divertido revivir la escena del mundial.

Luego Baddock, Malcolm es elegido para Slytherin y es recibido con vítores por la casa de las serpientes. Fred y George lo abuchean y se esconden detrás de sus compañeros de mesa cuando la profesora McGonagall busca el origen de los ruidos.

—¡Blair-Black, Melanie Rachelle!

—¿Otra Blair? —escucho que pregunta una chica.

—Son más que los Weasley —le responde otra.

—Y creo que ahora también se han quedado pobres como ellos. Ya no viven en la casa linda que tenían.

—Creo que hasta comparten cama.

Miro atrás y hay dos chicas mayores de Slytherin cuchicheando entre sí.

—¿Por qué no se van a su mesa? —me quejo—. Para no decir otro lugar.

—Fuimos al baño, ya nos estábamos yendo —dice una—. No hacemos nada malo.

—Oh, creo que es de la familia... —le dice la otra al oído cuando se dan vuelta para irse.

—Pero si son todos rubios.

—Sí, bueno, mejor no preguntar.

Vuelvo a mirar al taburete, donde está Melanie mordiéndose las uñas. El sombrero anuncia que es ¡Ravenclaw! y ella se levanta con alivio para ir a la mesa de la verdadera casa de la familia. Ahora está segura de que mamá estará orgullosa y todo. Supongo que es lo mejor para ella.

Luego siguen Branstone, Eleanor (Hufflepuff), a quien todos reciben con alegría y Cedric le sonríe como si fuera su hermano mayor (no puedo evitar sonreír al ver esto); Cauldwell, Owen (otro Hufflepuff); Dobbs, Emma (Ravenclaw). Vuelvo a mirar a mi papá y veo que está con una expresión neutra (o sea, odio nivel 2, nada grave) mirando a las mesas repletas. McDonald, Natalie es la primera Gryffindor de la camada y cuando se acerca nos levantamos a aplaudir.

El fantasma de Nick Casi Decapitado aparece para saludar a la pequeña Natalie. La siguiente Gryffindor es Queen, Alexandra, que se sienta al lado de ella y se dan las manos para celebrar haber acabado juntas. Seguramente se conocieron en el tren.

—Espero que sean buenas alumnas de Gryffindor —dice—, llevamos tres años ganando la Copa de las Casas.

Ellas abren los ojos como platos, al ser probablemente la primera vez que un fantasma les habla, y asienten fervientemente. Peakes, Jimmy y Wolpert, Nigel son los últimos Gryffindor en unirse y la Selección acaba con ellos.

—Se acerca el momento —dice Ron, tomando el tenedor y el cuchillo y relamiéndose.

—Ron, no seas cerdo —dice Hermione. Yo suelto mis cubiertos para disimular, pero por dentro estoy en el mismo estado que él.

—Bienvenidos —dice Dumbledore de pie tras la mesa de profesores. Las velas descienden para iluminarnos más de cerca y el techo encantado muestra la tormenta que hay afuera—. Ahora, dos palabras... ¡A comer!

Las fuentes repletas de comida aparecen en todas las mesas y todos nos lanzamos a llenarnos los platos.

—Tienen suerte de que haya algo para comer —dice Nick—. Por poco se cancela todo por el alboroto de Peeves.

—¿Qué hizo esta vez? —pregunta Hermione mientras corta la carne.

—Lo de siempre. Fue a las cocinas y lo encontraron nadando en la sopa. A su alrededor estaba todo tirado. Había fuentes y platos rotos. Los elfos domésticos alertaron a Dumbledore y...

—¿Qué? —Hermione tira sus cubiertos sobre la mesa—. ¿Hay elfos domésticos aquí?

—Pero claro, ¿quién prepara la comida, limpia las salas comunes y controla el fuego? Aquí hay más elfos que en la mayoría de los hogares de Gran Bretaña.

—Nunca los he visto.

—Trabajan en las cocinas o afuera de ellas, pero de noche.

—¿Les pagan? Deben tener licencia por enfermedad y pensiones, ¿no? y sueldos extra para Navidad y...

Nick Casi Decapitado se ríe con ganas mientras se aleja para contárselo a otro fantasma.

—No voy a comer —dice ella, empujando el plato al medio de la mesa—. Esta comida fue hecha con trabajo esclavo.

Yo comí solamente la mitad de mi porción, pero teniendo en cuenta todo lo que comí en la Madriguera, miro a Hermione y asiento.

—Te apoyo —digo y corro también mi plato. Al menos la apoyo por hoy para tratar de no seguir convirtiéndome en una cerdita con túnica y pelo negro. Ni siquiera voy a poder elevarme en la escoba.

No exageres.

—Su atención —dice Dumbledore de pie cuando terminan los postres—. Tengo que anunciarles algunas cosas, y ahora que todos hemos comido bien, sé que se mantendrán en silencio y escucharán.

—Todos han comido de trabajo esclavo... —murmura Hermione.

—El señor Filch me ha informado que la lista de objetos prohibidos incorporó nuevos artículos, como los discos voladores con colmillos, boomerangs-perro y yoyós chillones. Pueden consultar la lista oficial con los cuatrocientos treinta y siete artículos prohibidos en la oficina del señor Filch.

Fred y George se ríen de algo que se estaban comentando con Lee Jordan. Los Sortilegios Weasley no tardarán mucho en aparecer en la lista.

—Como todos los años, les recuerdo que el bosque prohibido está, como es evidente, prohibido para los estudiantes. Es una zona peligrosa. El pueblo de Hogsmeade también está prohibido para alumnos de primer y segundo año, sin excepciones. También debo informarles con cierto pesar que este año no se celebrará la Copa de Quidditch.

—¿Qué? —preguntamos todos los del equipo a la vez. En todas las mesas hay alumnos que se paran sobre los bancos y le hacen gestos a Dumbledore. Sin nada de deporte seré sin dudas una cerdita dentro de poco tiempo.

Oink oink.

—Esto se debe —dice Dumbledore, elevando su voz sobre los gritos que pronto se callan— a un gran evento que tendrá lugar en Hogwarts, que ocupará gran parte del tiempo y de la energía de los profesores, pero seguramente todos lo disfrutarán. Este año...

Las puertas del Gran Salón se abren con un golpe y en el umbral aparece un personaje extraño. Apoyado sobre un largo bastón y cubierto con una larga capa negra de viaje, un hombre de melena negra y gris nos mira a todos desde la puerta. Cuando avanza hasta las primeras mesas, la luz lo ilumina y varios ahogamos un grito. Su rostro está lleno de cicatrices en todas direcciones, como un jarrón que se ha roto mil veces en añicos y que fue pegado por dedos inexpertos; su boca parece un tajo en diagonal y a su nariz le falta un pedazo, pero lo más terrorífico son sus ojos: uno es negro y pequeño, el otro es grande, de color azul eléctrico y se mueve sin cesar en todas direcciones. No solo derecha e izquierda, arriba y abajo, sino también hacia atrás sobre su eje, y a una velocidad que marea.

Mientras, el hombre ya ha avanzado cojeando bastante rápido hasta la mesa de profesores y le da una tosca mano a Dumbledore, que la estrecha con gusto y le indica el asiento vacío en la mesa. El invitado se sienta en su lugar, olfatea la copa que tiene servida y pincha con una navaja la salchicha de su plato, que debe estar fría a esta altura. Mientras mira su comida con el ojo negro, sin probar bocado, el ojo azul sigue dando vueltas como un trompo.

—Qué oportuno —dice Dumbledore—. Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Démosle un aplauso de bienvenida al profesor Moody.

Los únicos que aplauden son Hagrid y Dumbledore. Moody no presta atención a nada y saca de su túnica una petaca y bebe de ella. Esto me hace acordar a cuando mi papá me dio esa poción en segundo año para controlar mis poderes y todos creían que estaba bebiendo cosas indebidas. Solo que yo era una niña de doce años y no un loco como este.

—Como decía —dice Dumbledore—, este año tenemos el honor de ser la sede de un evento emocionante que durará los próximos meses y que no se realiza hace ya más de un siglo. Es un placer informarles que este año se realizará en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.

Fred y George golpean la mesa en festejo y los murmullos aumentan en el salón.

—Gracias por la acogida, señores Weasley —dice Dumbledore y vuelve el silencio—. Si alguno no sabe qué es este torneo, le explicaré. El resto puede pensar en otra cosa mientras tanto. El Torneo de los Tres Magos se originó hace setecientos años como una competición amistosa entre las escuelas mágicas más importantes de Europa: Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts. Cada escuela elegía un campeón como representante y los tres competían en tres pruebas mágicas. Se realizaba cada cinco años, turnándose las escuelas para ser sede, y esto tenía el fin de fortalecer los lazos internacionales entre los magos... hasta que la cantidad de muertes hizo que se cancelara el Torneo definitivamente. Desde entonces se ha intentado recrear el Torneo varias veces, y este año podemos anunciar que efectivamente se hará en Hogwarts, con nuevas condiciones establecidas por los departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos. Durante el verano, estuvimos todos dedicados a diseñarlo para que los campeones no se encuentren en peligro mortal. En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y Durmstrang con sus candidatos y se realizará la selección de los campeones en Halloween aquí mismo. Un juez imparcial decidirá por orden de mérito cuáles estudiantes serán los elegidos. Competirán por el trofeo, la gloria de su colegio y el premio de mil Galleons.

—¡Me apunto! —grita Fred.

George levanta la mano detrás de él y da otro golpe en la mesa. Angelina y Lee hablan por lo bajo con entusiasmo, y en todas las mesas se siente la emoción. Draco se para en su lugar desde la otra punta, en la mesa de Slytherin, y veo su cara encendida por la ambición de ganar.

—Aunque seguramente ya la mitad de ustedes decidió anotarse —dice Dumbledore—, establecimos que solamente podrán presentarse los alumnos mayores de edad, es decir, con diecisiete años o más. Deben cumplir la edad antes de Halloween.

—Maldición, ¿a quién se le ocurre nacer en abril, eh?

—Esto asegurará que los riesgos sean reducidos, ya que serán magos más fuertes y mejor entrenados —sigue Dumbledore—. Las pruebas serán difíciles y peligrosas; solo los de sexto y séptimo podrían enfrentarse a ellas. Por lo tanto, los menores de edad no pierdan su tiempo tratando de anotarse, porque les aseguro que no podrán violar la norma. Es solo un consejo para ahorrarles tiempo.

Por sobre las quejas, Dumbledore termina su discurso:

—Las delegaciones de los dos colegios se quedarán con nosotros durante el resto del año escolar, y espero que todos ustedes demuestren la hospitalidad de Hogwarts y apoyen al que sea elegido campeón de Hogwarts. Ahora, a dormir, que mañana comienzan las clases, ¡andando!

—Mil Galleons... —murmura Ron con ojos soñadores, y a lo lejos oigo a los gemelos protestando y planeando una táctica de engaño al juez. Yo no puedo dejar de pensar en todos los peligros que mencionó Dumbledore, y por la noche mientras Lavender y Parvati charlan en el baño y Hermione se queja sola sobre la esclavitud de los elfos, yo me acuesto y pienso en que Selene podría presentarse para competir. No le vendría mal una pequeña rotura en su túnica o una mancha en el cabello.


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Espero que les haya gustado. A partir de ahora publicaré regularmente los sábados, haré lo mejor que pueda teniendo en cuenta que no voy a tener mi computadora y no voy a estar en un solo lugar.

Saludos y mis mejores deseos.


PD: Si quieren seguirme en Twitter (MiChiamanoLucia, el enlace está en mi perfil) suelo avisar de fechas de publicación, retwitteo fotos de Leyla y me quejo un poco jajaja. :) Veo más los mensajes ahí que en mi perfil de Wattpad.

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