72: Al Sol
--- Anteúltimo capítulo :') ---
Capítulo 72
Al sol
A la mañana siguiente, me despierto con la cara de Madam Pomfrey peligrosamente cerca.
—Señorita —me dice—, afuera hay un muchacho que desea visitarla.
—¿Un... un muchacho? —bostezo y me alarmo a la vez.
—Uno muy apuesto —dice, asintiendo y con una sonrisa pícara que pocas veces le vi—. ¿Se encuentra lista para recibirlo?
—Eh, sí, sí —digo, cerrando la túnica hasta el tope.
Hermione está desayunando un par de camillas hacia la derecha, mientras que Harry y Ron siguen durmiendo como troncos. Si tan solo hubiera un espejo por aquí...
—¿Estoy muy despeinada? —le pregunto en voz baja a Hermione, pero ella estaba distraída y me pide que le repita la pregunta. Cedric entra antes de que me pueda contestar.
—Hola —le digo, haciéndole un lugar para que se siente cerca de mis pies.
—Hola —me dice, sin dejar de mirarme—. ¿Estás bien?
—Sí.
—Estaba muy preocupado. Perdón por no venir antes, me enteré esta mañana de que estabas aquí. Te busqué luego de los exámenes, pero supuse que estabas en tu Sala Común, jamás pensé... ¿Quién te ha hecho eso en el rostro?
Me toco la mejilla derecha y siento el corte del sauce boxeador.
—Sí, ahí —me dice.
—Me golpeé. Nadie me hizo daño, puedes olvidarte. Gracias por venir —le digo, tomando su mano—. ¿Tengo un ojo negro?
Cedric hace una mueca y luego asiente.
—¿Estás segura de que no fue nadie?
—Segura.
—¿Y qué sucedió anoche? Lo único que sé es que capturaron a Black y luego se escapó otra vez.
—Bueno, yo estuve un poco involucrada en eso —le digo—. Verás... —Pienso por unos segundos una historia convincente—. Al terminar el examen de Adivinación tuve que salir a hacer algo con Hermione, su gato se había escapado y temíamos que no volviera a tiempo para irnos mañana, entonces salimos del castillo... un tanto furtivamente... a buscarlo. Ron y Harry nos quisieron acompañar, pero luego todo fue desastroso. Sirius Black estaba esperando para tomar a alguien como rehén y ese fue Ron. Caímos en una trampa y quedamos encerrados con él, pero por suerte acudieron los profesores Lupin y Snape para salvarnos. —Cedric asiente, sabiendo que los padres suelen ayudar a sus hijas—. Nadie salió demasiado herido. No recuerdo bien qué sucedió, estaba tan asustada...
—Y luego el profesor Lupin se transformó en hombre lobo y huyó al bosque —me dice Cedric y siento que una piedra me cae en el estómago. Al parecer, mi cara me delata—. Nos contaron esta mañana. El... el profesor Snape les dijo a los de Slytherin que Lupin es un hombre lobo. Eso explica unas cuántas cosas, me llamó la atención que se ausentara siempre cada intervalos regulares, pero de eso a realmente pensar que es... En fin, estoy aliviado de que no te haya sucedido nada grave. Pensé que podrías haber sido atacada por él. Estuve esperando en el pasillo desde las seis de la mañana para entrar, desde que me llegaron algunas noticias de lo que pasó anoche.
—No, pude alejarme rápido —digo—. Pero los Dementores nos atacaron y ahí me desmayé sin remedio. Luego desperté aquí y me enteré de que Black huyó.
Cedric sacude la cabeza un par de veces y luego me abraza.
—¿De verdad, desde las seis de la mañana? —le pregunto con una ceja alzada.
—Seis y veinte. Pero sonaba mejor a las seis.
—Está bien, te perdono la mentira.
—¿Cuándo te dan el alta?
Miro a Madam Pomfrey, que está bastante cerca y nos observa de reojo.
—Sea paciente, caballero —dice ella, poniendo los brazos en jarra. Yo no suelto la mano de Cedric—. Una hora al menos, ¿puede ser? Deme tiempo para controlar las heridas de la muchacha.
Cedric me mira con los ojos entrecerrados, probablemente pensando que le oculté tres o cuatro golpes más (en realidad, debo tenerlos y no recuerdo exactamente cuáles son, ya que no me muevo hace horas), pero al fin se levanta y se va, haciendo una reverencia ante Madam Pomfrey antes de salir. La enfermera cierra la puerta con firmeza pero luego me mira con una sonrisa.
—Es usted una muchacha afortunada —dice. Se va a su oficina y vuelve con una bandeja con el desayuno y enjuague bucal. Creo que tiene planes de que Cedric y yo nos besemos pronto.
...
El resto del día hace un calor hermoso y todos salimos del castillo a disfrutar del sol. Madam Pomfrey dio instrucciones específicas de no correr por causa de un golpe que tengo en la espalda, y luego le repitió las indicaciones a Cedric cuando pasó a buscarme una hora más tarde.
—Parece que al final siempre me toca el rol de prefecto —dice cuando vamos de la mano hasta la orilla del lago—. Aunque no haga nada, me dan a mí toda la responsabilidad.
—Después de lo que pasó a noche, es esperable que nadie confíe mucho en mí. Y tienes cara de responsable, Cedric, hay cosas que no se pueden cambiar.
Nos sentamos en el césped y lo beso en la mejilla. Él me abraza y siento que mi temperatura sube, sube, sube... Trato de que no me llegue a la cabeza para no quemarle las manos con mi cabello.
—¿Qué harás este verano? —le pregunto—. ¿Irás al mundial de Quidditch?
—Justamente le estaba escribiendo a mi papá sobre eso —dice, tomando una piedra del suelo para tirarla al lago—. La carta quedó inconclusa arriba de mi cama, pensaba continuarla esta mañana, pero había cosas más importantes para hacer. En fin, quería ir a ver la semifinal, y la final, por supuesto, que será en Dartmoor. A Inglaterra no le está yendo muy bien, pero Irlanda podría llegar lejos.
—Pienso lo mismo, pero no estuve al tanto de los últimos partidos. Mi familia seguramente irá a los partidos de Alemania —digo—. Dos de mis abuelos viven allí y trabajan para el Ministerio alemán, así que pueden conseguirles algunas entradas. No para catorce hijos, por supuesto. No sé para qué te lo cuento, si no voy a ir con ellos, por suerte.
—¿Y dónde pasarás el verano?
—Los Malfoy están descartados, tuve demasiados problemas con Draco y mi tío este año. Sería suicida acercarme a ellos. Pero Hermione Granger me ofreció quedarme en su casa, es tan amable... Es la chica que se había perdido el otro día, ¿recuerdas? —Cedric asiente—. Pero sus padres son muggles, así que dudo mucho que logre ir a un partido.
—Mira —me dice—, te conseguiré entradas para la final. Te lo prometo. Iremos juntos a verla, de la manera que sea.
—¿Lo dices en serio? No sé cómo podría...
—Es un regalo, ni pienses pagarlo. —Mira alrededor—. Si consigues que tu papá te deje venir a casa unos días antes del partido, tenemos todo arreglado. Será a finales de agosto.
—Oh, gracias, gracias, de verdad...
A falta de palabras me lanzo sobre él y lo beso sin parar, y cuando nos cansamos de reírnos, nos quedamos en el suelo bajo el sol, planeando cada día que pasaremos juntos. Veo a Hagrid hablando con Harry y oigo que le cuenta que Buckbeak se ha escapado y que ha celebrado toda la noche la libertad del hipogrifo. Eso me levanta aún más los ánimos, pero luego Harry sale corriendo en dirección al castillo como un atropellado. Le pido disculpas a Cedric y me largo detrás de Harry.
Lo hallo media hora más tarde saliendo del despacho del profesor Lupin, que se encuentra un poco despeinado y cansado, pero humano al fin. Obviamente tomó la poción hoy.
—Profesor —digo—, me alegra verlo bien. Y... lamento mucho... lo que hizo mi padre.
—¿Revelar mi secreto? —dice—. Bueno, en fin, los profesores ya lo sabían, y supongo que estaba muy amargado al ver que no recibió su Orden de Merlín. Es comprensible.
—Es inhumano —digo—. Pero veo que a usted no le molesta tanto y entonces yo tampoco puedo enojarme.
Lupin se encoge de hombros, pero Harry dice:
—Deberá irse del colegio por esto. Los padres no quieren a un hombre lobo dándoles clase.
—¿Qué? —Cambio de planes—. Ay, no, no, profesor, sus clases son excelentes sin importar lo que usted sea, por favor, no se vaya... Nunca antes me habían gustado las clases de Defensa, cuando estábamos con Lockhart no hacíamos nada, yo lo dibujaba en bikini y... uh, bueno, olvide eso.
Lupin lanza una carcajada y cierra la puerta entreabierta de su oficina, ya vacía.
—No te preocupes, Leyla. Ya conseguiré otro empleo —dice, cerrando el baúl que trajo al pasillo.
—¿Y qué pasa con el Ministerio? ¿Lo consideran culpable de algo?
—No. Dumbledore logró convencerlos de que yo estaba allí para salvarlos. No puedo seguir aquí aprovechándome del buen corazón de ese hombre. Ahora, debo seguir empacando.
Lupin vuelve a su oficina y apila las últimas cajas. Harry y yo volvemos al vestíbulo y allí nos encontramos a Dumbledore.
—¿Por qué esas caras? —nos pregunta—. Deberían estar ambos muy orgullosos de lo que lograron anoche.
—No sirvió —dice Harry—, Pettigrew escapó.
—¿No sirvió? Salvaron la vida de un hombre inocente, y también la de una criatura que ningún mal quiso causar.
Nos quedamos en silencio y luego Harry jadea.
—Profesor, ahora recuerdo... ayer, en el examen de Adivinación...
Oh, Merlín, Adivinación... ¿Yo no predije una nube para la noche? ¿Habré causado todos los problemas de Lupin por mi maldita predicción? Espero que al menos eso me haga aprobar.
—La profesora Trelawney terminó de escuchar mi examen —dice Harry— y luego comenzó a hablar de un modo extraño. Tenía la vista perdida y la voz rara. Dijo... dijo que el vasallo de Voldemort partiría a reunirse con su amo antes de medianoche. Dijo que el vasallo lo ayudaría a recuperar su poder. Y luego volvió a hablar normalmente y pareció olvidar todo. ¿Cree que fue una profecía auténtica?
Dumbledore se queda callado unos momentos.
—Creo que podría serlo. Quién lo habría pensado... Esto significa que en de su vida ha realizado un total de dos profecías verdaderas. Debería darle un aumento de sueldo.
—¡Pero...! —digo—. No puede ser, hemos arruinado todo, entonces.
—Teníamos que dejar que Sirius y Lupin mataran a Pettigrew —dice Harry con amargura. Ahora será mi culpa si Voldemort regresa.
—No, en absoluto —dice Dumbledore, negando con la cabeza—. Creí que su experiencia con el giratiempo iba a enseñarles algo. Los resultados de nuestras acciones son siempre tan complicadas y diversas, que predecir el futuro es realmente complicado. Fue algo muy noble salvarle la vida a Pettigrew, Harry.
—¡Pero no lo merecía! Y si ahora ayudara a Voldemort...
—Entonces Pettigrew te deberá la vida y Voldemort tendrá a alguien en su bando que está en deuda contigo. Se crea un vínculo siempre que un mago salva la vida de otro. Dudo mucho que Voldemort quiera este vínculo en uno de sus seguidores.
—No quiero ningún vínculo con Pettigrew. Él traicionó a mis padres.
—Confía en mí —dice Dumbledore—. Un día, te alegrarás de haberle salvado la vida. Conocí bien a tu padre, Harry, y sé que él también le habría perdonado la vida a Pettigrew.
Luego Harry le cuenta que le pareció ver a su padre al otro lado del lago, conjurando el Patronus. Dumbledore le dice que el parecido entre él y su padre siempre fue asombroso, pero que los ojos de su madre marcan la diferencia. Y luego le dice algo que me reconforta.
—No es tonto que hayas creído que era tu padre. ¿Piensas que toda la gente que murió y queríamos nos abandona del todo? Tu padre vive en ti, Harry, y lo ves más claramente cuando más lo necesitas. Anoche tu Patronus tomó la forma de un ciervo, ¿verdad? Cornamenta volvió a galopar en los terrenos de Hogwarts.
Harry y yo fruncimos el ceño, y entonces Dumbledore aclara:
—Anoche Sirius me contó cómo se convertían todos en animagos. Extraordinario. Más aún extraordinario fue que yo no me enterara, siempre estoy al tanto de lo que hacen los alumnos aquí, más de lo que ellos sospechan. Y cuando me lo dijo, recordé la forma que tomó tu Patronus cuando el señor Malfoy estaba haciendo su broma en el partido de Quidditch contra Ravenclaw. Así que anoche viste realmente a tu padre. Estaba dentro de ti mismo.
Dumbledore nos sonríe pacíficamente y se retira. Harry y yo quedamos solos con nuestros pensamientos.
—Eh, Harry —le digo—, te quería agradecer otra vez por salvarnos ayer. Eres un mago muy hábil. Yo jamás te llegaría a los talones.
—Calla, si sabes hacer cosas con las que muchos sueñan.
—Eso no cuenta. No es mérito mío. En fin, te... te quería pedir disculpas.
—¿Por qué?
—Porque... porque tú perdiste a tu padre y yo tengo dos y me siento terriblemente culpable cada vez que menciono algo sobre ellos.
Harry baja la vista.
—No te preocupes —dice—. Antes me molestaba un poco más.
—Pero luego viste que no tienes nada que envidiarle a la hija del profesor —me río—. Vamos, vamos, ríete, sé que no es nada deseable.
Harry sonríe un poco.
—¿Qué te tiene preocupado?
—Es que... ya lo oíste, pensé que podíamos limpiar el nombre de Sirius y que yo podría ir a vivir con él.
Yo asiento. Vaya decepción, creer por dos horas que las cosas se arreglarían para siempre.
—Entones deberás volver con los Dursley al fin y al cabo.
Harry asiente. Ambos suspiramos y yo me encojo de hombros.
—C'est la vie —digo—. ¿Ves? Ya se algo de francés. La mamá de Hermione estará encantada de ver que sé como ocho palabras cuando decida que me quiere enseñar durante el verano.
Harry se ríe y se detiene para buscar algo en su bolsillo.
—Mira, Lupin me devolvió el mapa.
—¿De veras?
—Como ya no es nuestro profesor, dice que no se siente culpable al hacerlo. Espera que me sea útil.
—Genial. Entonces podremos seguir metiéndonos en problemas el año que viene. Ya estaba preocupada de que nos quedaríamos sin reservas...
Volvemos a salir del castillo y veo que Cedric sigue sentando en el mismo lugar cerca del lago, esperándome. Cuando nos ve, hace una mueca pero no dice nada mientras Harry está conmigo. Luego Harry se va y Cedric hace las preguntas correspondientes.
—Te repito que no hay nada entre Harry y yo. ¿Y a ti cómo te va con Catherine Buswell, eh? —pregunto alzando una ceja.
Cedric sonríe y me besa y dejamos de molestarnos. Nos quedamos el resto del día hablando bajo un árbol (no el sauce boxeador, gracias, ya tuve suficiente de él) y viendo al calamar gigante asomando sus tentáculos para atrapar las piedras que los alumnos tiran al agua.
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¡Espero que les haya gustado! Mañana subo el capítulo final.
(inserte feelings)
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