60: Exámenes
Capítulo 60
Exámenes
Creo que fui demasiado optimista al final del partido (y nadie puede culparme por eso, todavía siento al euforia de recibir con el equipo la copa de manos de Dumbledore). Los exámenes se nos vienen encima y yo no mejoro. Al menos no tengo que preocuparme por Pociones, como Cedric, pero no hay manera de que me aprenda las fechas para Historia, que transforme a los malditos caracoles en canicas... En Defensa no estoy tan mal, pero eso es porque hacemos muchas actividades prácticas y espero que el examen también sea así; moriría frente a un examen teórico. No soy capaz de explicar en palabras el procedimiento para enfrentarse a un grindylow. Con la varita, en cambio, puedo salir del paso, y si entro en estado de amnesia de hechizos, siempre puedo recurrir a un inesperado chorro de agua que salga misteriosamente de una de mis manos.
Hermione casi no tiene tiempo para almorzar, así que a veces le guardo comida y se la llevo al dormitorio, aunque es algo incómodo porque supuestamente no podemos comer allí y no hay que dejar rastros de evidencia, y no es como si yo tuviera una buena manera de transportar comida. Los bolsillos se manchan y las manos no alcanzan. Ya recurrí un par de veces a mi papá para pedirle sándwiches, y temo que un día de estos venga a vigilarme en el Gran Salón para ver por qué necesito tanta comida extra.
Hace ya tres días que Cedric y yo casi no nos hablamos, simplemente nos saludamos desde nuestras mesas y seguimos estudiando. Si él desaprueba en Pociones, voy a hacer algo al respecto.
—Ron, deberías estar estudiando para Historia —dice Hermione cuando nos reunimos por la tarde en la Sala Común—. ¿Cómo piensas aprobar si ni siquiera tocas el libro?
—Entonces es claro que no me prestarás tus apuntes —dice él sin levantar la mirada de su pergamino.
—Ajá.
Ron se encoge de hombros y sigue leyendo.
—¿Qué es eso? —pregunta Hermione.
—¿Qué va a ser? Información para la apelación de Buckbeak.
Yo suspiro y no digo nada. Temo por Buckbeak. Conozco bien a mi tío y sé que el hipogrifo no tendrá oportunidad.
...
Es duro prestar atención en clase. Siempre me costó concentrarme, pero ahora tengo que estar especialmente atenta a lo que dicen los profesores para poder salvar la materia y descubrir si dicen alguna pista sobre los exámenes. Hermione ya sabe que Flitwick nos evaluará sobre los hechizos estimulantes; al menos eso no se me dio tan mal cuando lo practicamos.
Pero lo más difícil es escuchar al profesor cuando la gente habla sobre mí en el aula. Desde el beso al ganar la copa, Lavender y Parvati me miran mucho y me hablan poco. Siempre que tenemos clase con los Ravenclaw, Padma, la gemela de Parvati, cuchichea con ella a mis espaldas. Supongo que en el curso de Cedric tampoco debe haber un ambiente amigable, teniendo en cuenta que está Selene allí. Tiemblo al pensar las cosas que podría contar ella de mí, ciertas o no.
Me pongo roja de la vergüenza de solo pensarlo. Por suerte ahora todos estamos estudiando y es una excusa para no ir a saludar a Cedric en los recreos. Moriría de vergüenza al pasar por el aula de Quinto.
Y el beso no afectó solamente a algunas chicas; mi papá le puso un cero más grande que los que le pone a Harry en sus trabajos. Esto me está carcomiendo por dentro. Si Cedric no aprueba y luego tiene problemas con su padre por esto, no lo soportaré. Además, los exámenes que él debe rendir son las Matrículas de Honor en Brujería, y si no aprueba alguna, no podrá seguir con la materia y eso afectará su vida profesional. ¡Sería terrible si se perdiera algo que merece por salir con una chica cuyo papá no aprueba la relación!
...
Durante la semana anterior a los exámenes duermo como una morsa y llego tarde a todas las clases. Siempre tengo el cabello despeinado o pasta dentífrica en la cara y no me doy cuenta sino cuando ya es tarde. Lavender y Parvati, por supuesto, no se molestan en avisarme ni siquiera cuando me pongo la túnica al revés o trato de ponerme el zapato izquierdo en el pie derecho. Es una suerte que estemos todos tan ocupados, no quisiera que Cedric o Selene me vieran así.
Lo que no puedo evitar son un par de bromas de los gemelos. Mayo es demasiado caluroso como para usar la boina, así que ando por todos lados con mis peinados poco agraciados, pero hace unos días nadie necesitó fijarse en eso para que yo pasara un papelón: me puse un zapato negro y uno blanco, y las chicas de Slytherin lo notaron y se burlaron de mí. Los gemelos andaban cerca y también se rieron. Yo estaba totalmente roja, pero ellos se cambiaron los zapatos entre sí y también quedaron con un pie de cada color. Eso me alivió el alma y aún hoy se los agradezco. Las de Slytherin tuvieron que cerrar sus hocicos y se marcharon cuchicheando.
Al parecer, tanto entrenamiento junto me cayó como una bomba con retraso. Cada tanto tengo que pensar en que ganamos la copa para levantarme el ánimo, pero ya pasó mucho tiempo desde la última vez que me subí a una escoba y hasta empiezo a pensar que la final fue un sueño.
...
El lunes anterior a los exámenes McGonagall nos da los horarios de cada evaluación.
Lunes
9:00 Transformaciones
Almuerzo
13:00 Encantamientos
Todo bien. Luego miro el horario de Hermione. Tiene casi el doble de exámenes que yo, y el lunes tiene dos a las nueve y dos a las trece.
—Creo que se equivocaron con tu horario —dice Ron, que se abstuvo por mucho tiempo de comentar sobre la agenda cargada de Hermione.
—No, no, está bien. No se preocupen, ya hablé con la profesora McGonagall.
—¿Pero cómo vas a hacer para estar en dos exámenes a la vez?
Pero Hermione ya está estudiando otra vez, y más me vale a mí hacerlo también. Saco mis apuntes sobre la quema de brujas y comienzo a repasar. Las tostadas se me caen de la mano si leo mientras desayuno, pero no tengo manera de aprenderme todo esto si no estoy todo el día leyéndolo. Algo tiene que quedarme en el cerebro.
—¿Alguien vio mi libro de Numerología y Gramática? —pregunta Hermione con voz histérica mientras revuelve su mochila.
—Ah, yo —dice Ron—, quería leer algo divertido a la noche y lo tomé prestado. Era irresistible.
—Yo creo que más bien era urgente, si te lo llevaste para ir al baño —digo y hago reír a Harry.
—No, de verdad, chicos, tengo que encontrarlo...
Llega el correo de la mañana y las lechuzas llevan sus paquetes y cartas a los alumnos. Una lechuza se para delante de nosotros y deja caer un pedazo de pergamino. Harry lo toma y lee.
—¡Es de Hagrid! La apelación de Buckbeak se fijó para el 6 de junio.
—Eso es el día en que terminamos los exámenes —dice Hermione mientras sigue revolviendo sus libros.
—Y será en Hogwarts —dice Harry—. Vendrá alguien del Ministerio con un verdugo —lee Harry.
—¿QUÉ? No pueden hacer eso, ¡no pueden! —dice Ron—. Pasé años leyendo libros y artículos, ¿y ahora ni siquiera le dan la oportunidad de defenderse?
—Parece que sí, pero que no hay buenas expectativas sobre la apelación —dice Harry.
—Quizás podamos ir y ayudar a Hagrid —dice Ron, y yo hago una mueca.
—Sí, ojalá —digo sin entusiasmo. No quiero ver más a Buckbeak; se me partiría el corazón. Sé que no tiene opción frente a tío Lucius y sus marionetas del Comité. Sobre todo ahora que les ganamos a los de Slytherin en la copa, mi tío no tendrá piedad.
—Ni lo piensen —dice Hermione—, saben que no podemos salir del castillo, las nuevas normas de seguridad siguen vigentes.
—¿Ni siquiera la capa...? —dice Ron por lo bajo, pero Harry niega con la cabeza.
...
El lunes casi no puedo comer en el desayuno de solo pensar en el examen. Faltan cuarenta minutos para que empiece y aún no pude tomar mi jugo. Cedric y todos los alumnos de Quinto (excepto Fred y George) están estudiando en sus mesas sumidos en silencio. Los de Séptimo también estudian como locos y casi ni aparecen en el Gran Salón; tienen que dar los exámenes EXTASIS. Nuestros exámenes son una pavada al lado de los de ellos, pero todavía tiemblo al pensar en que solo faltan...
¿QUÉ? ¿Ya es la hora?
Me levanto del asiento temblando y sigo a Hermione hasta el aula de Transformaciones. A las nueve en punto McGonagall nos informa las actividades, y el punto final es transformar una tetera en tortuga.
Luego de varios intentos y accidentes, todos logramos algo. Seamus se quema una parte del pelo pero al menos consigue que su tetera tenga patas y una cabeza.
Mi tetera, en cambio, no tiene algo que pueda llamarse patas, pero esconde el pico vertedor como si fuera su cabeza y se da vuelta y queda panza arriba indefinidamente, así que puede ser que esté aprobada.
Hermione tiene como resultado una excelente tortuga que camina, come y hace lo suyo, pero ella está enfadada porque se parece más a una tortuga marina que a una terrestre. Todos ponemos los ojos en blanco al oírla decir eso.
—¿Y tu examen de Aritman...? —le pregunto, pero su rostro no me deja continuar. Decido de ahora en más no mencionar los exámenes ni las materias, aunque me muera de curiosidad de cómo hace, porque no se movió de su asiento durante las horas del examen, mientras en otro aula sucedía la evaluación de Aritmancia.
Después del almuerzo viene Encantamientos, donde tenemos que hacer hechizos de congelamiento (pude congelar mi pluma sin problemas y Flitwick consideró que era suficiente) y estimulantes sobre otro alumno; a mí me toca trabajar con Neville y mi hechizo surte efecto, pero como el suyo no es muy potente y está tan nervioso que casi no puede sostener la varita correctamente, simulo estar contenta y me río para que le suba la nota. Mientras tanto, Harry trabaja con Ron y hace un hechizo tan potente que Ron estalla en carcajadas y tiene que salir del aula por ocho minutos para recobrar la compostura.
Cuando salimos del aula, luego de una media hora de especulación sobre "aprobé o no" de cada uno, cenamos y volvemos a la Sala Común. Pero no a descansar, sino a repasar para Astronomía, Cuidado de Criaturas Mágicas, Runas Antiguas y Pociones. Bueno, al menos los otros repasan para Pociones.
El martes, en Cuidado de Criaturas Mágicas, tenemos el examen más fácil del mundo: mantener a los gusarapos vivos por una hora. Mientras estamos en el suelo, cada uno con su criatura y dándole lechuga, Hagrid se acerca a nosotros con los ojos rojos y nos dice:
—Buckbeak está muy deprimido... como si supiera de la noticia. Trato de que pase los mejores días al final de su vida, pero... lo siente.
—Hagrid, no te preocupes, todo saldrá bien —dice Ron, pero yo bajo la vista y me concentro en mi aburrido gusarapo. Si miro a Hagrid, me voy a poner a llorar.
Hermione y yo tenemos Runas Antiguas después del almuerzo y es un placer repasar para esta asignatura. Simplemente todo en ella me encanta, así que voy bastante contenta y tranquila al examen. La profesora Babbling nos da para traducir diferentes textos y runas sueltas y, aunque hay varias que jamás vi en mi vida, logro hacer un buen trabajo. Claro que las oraciones de Hermione seguramente tienen mejor orden que las mías, pero creo que pude poner todo.
A las cuatro de la tarde bajamos en silencio a las mazmorras y todos juegan con las tiritas de sus túnicas o se comen las uñas. Yo trato de hacer de cuenta que tengo nervios, pero en realidad me siento como para ir a dormir una siesta.
Cuando entramos al aula y mi papá cierra la puerta firmemente, nos informa que hoy haremos una poción para confundir. He hecho al menos siete veces este brebaje. Mientras Neville suda frente a su caldero y Harry se despeina porque no puede espesar su poción, la de Hermione y la mía tienen el color perfecto. Espero que mi papá no esté tan enfadado por lo de Cedric como para que se le ocurra decir que yo me copié de ella.
No dice nada y evalúa cada caldero en silencio. Al final del examen salimos a respirar aire puro y nos vamos a estudiar para Astronomía. El examen será a medianoche y tenemos un par de horas para estudiar y dormir.
A la vez, claro, porque Hermione me lee sus notas y no puedo evitar dormirme. Cuando me despierto, veo que ella está dormida sobre mi hombro. Bostezo y vuelvo a dormir. Las estrellas pueden esperar.
A las once y media de la noche subimos tambaleándonos por la escalera de la torre de Astronomía, y luego bajamos casi rodando hacia la Sala Común. No estoy bien segura de lo que hice, pero luego eché una ojeada al mapa de Dean y se parecía mucho al mío, así que no puede estar tan mal. Espero que él no se haya copiado de mí.
El miércoles, en Historia de la Magia, no puedo evitar largarme a llorar en medio del examen; pero Binns es tan impasible que no lo nota. Entrego todas las preguntas al final de la clase, sabiendo que puse todas las fechas mal pero quizás los nombres de las brujas perseguidas pueden acercarse al nombre de verdad.
Al salir del aula, Lavender pone una mano en mi hombro y me dice con suma preocupación:
—Cedric Diggory cortó contigo, ¿verdad?
Resoplo y me voy lo más rápido posible al baño, y en el camino me encuentro a Cedric, que está saliendo de su propio examen. Corro a abrazarlo y trato de no dejar ver que estaba llorando.
—¿Cómo te fue?
—Recién tuve Pociones —me dice—. Quizás no me fue tan mal como esperaba. ¿Pero cómo te fue a ti?
—Tuve Historia, imagínate... Con suerte saco un dos.
—Seguramente lo hiciste bien —me dice, dándome la mano.
Bajamos al Gran Salón a comer y Cedric me invita a la mesa de los Hufflepuff, donde todos me reciben con una sonrisa rápida y luego vuelven a leer sus resúmenes para el siguiente examen.
—Las MHB sí que son difíciles —digo, viéndolos trabajar tan duro. Luego miro a los Ravenclaw de Quinto y están todos comiendo en silencio, incluso Selene—. ¿Y a ellos qué les pasa?
—Durante los exámenes, los Ravenclaw son bastante complicados —me dice Evan, el amigo de Cedric que me habló en Navidad—. Empiezan a desconfiar uno del otro, creen que si se hablan mucho o si muestran sus resúmenes pueden perder lo que estudiaron o algo así.
—Tienen demasiada sed de conocimiento —dice una chica de la mesa.
—Pero también tienen cerebros donde todo eso les entra —dice otra chica—. Yo no sé cuántas veces leí esto y todavía no lo capto.
—¿Para Transformaciones? Ven, te lo explico —dice Catherine Buswell. No sé cómo pude estar enojada con ella en algún momento, si es un ángel.
Cedric y yo comemos en silencio, con las manos libres entrelazadas, y luego de comer corro detrás de Neville para ir con él a Herbología. Él está tan relajado que me contagia de su seguridad y entro tranquila al examen.
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¡Espero que les haya gustado!
A la pobre Leyla le está tocando la época de exámenes, y eso a nadie le encanta mucho, que digamos. Deséenle suerte en los exámenes finales :D
El próximo capítulo lo publicaré el viernes 3 de marzo. ¡Trataré de subirlo temprano!
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