45: A buen fin no hay mal principio

El sábado por la mañana el Gran Salón se divide entre los que apoyan a Hufflepuff y los que apoyan a Ravenclaw. Debo ser la única de Gryffindor que quiere que Hufflepuff gane, porque todos siguen resentidos por el último partido. Pero yo no puedo estar enojada con Cedric, y el no haber jugado en ese partido me da la suficiente distancia como para pensar que no fue tan grave.

—¿Van al partido? —les pregunto a Ron y a Harry, salteando a Hermione por obvias razones. Sé que ella prefiere quedarse adentro leyendo.

—Sí —dice Harry—, todo el equipo va. Wood quiere ver cómo juegan... sin lluvia.

—¿Escucharon? Dicen que Selene se recuperó y que va a poder jugar hoy —dice Seamus con una sonrisa que me da ganas de patearlo debajo de la mesa. Pero no lo hago. Sé que tendré mi venganza cuando Cedric le gane a Selene. Y, pobre Seamus, no tiene la culpa. Selene puede ser insoportable y malvada y muy tonta en algunas cosas, pero es linda. Y es probable que ni siquiera sospeche que es mi hermana.

—Harry —digo—, puedes decirle a Wood que ya pasó más de un año desde que empecé a jugar para Gryffindor y todavía no me llegan sus avisos. No sé si el problema es su secretaria o si se olvidó de ascenderme de mula a jugadora, pero no. Me. Llegan.

Cuando entramos al estadio de Quidditch, espero antes de subir a las gradas para hallar un lugar que no sea muy cercano a los gemelos. Tengo la terrible sospecha de que no podré contenerme al ver a Cedric jugar. Es un hermoso día de invierno, con sol y sin viento y no hace mucho frío. El pasto de la cancha ya no es verde y está corto, pero al menos no hay escarcha y los asientos no están helados.

—Ven, siéntate con nosotras —me dice Angelina cuando me ve parada como un perchero. Termino accediendo y me siento con ella, más cerca de George de lo que me gustaría. Janine, Manet y Naddie (o como se llamen sus amigas) no vinieron hoy. Katie se sienta al otro lado y nos transformamos en un sándwich de cazadoras.

Seamus y Dean se sientan en la fila de atrás y veo que Lavender y Parvati también vinieron, cada par para ver a Cedric o a Selene. Fred y George sacan dulces de sus bolsillos y ofrecen en nuestra fila, y George se levanta para darme algunos. Nuestras manos se rozan y cierro el puño alrededor de los caramelos y me acomodo en mi asiento mientras le agradezco sin mirarlo.

Madam Hooch hace sonar el silbato y aparecen catorce jugadores con sus escobas, siete de amarillo, siete de azul. La tensión se siente en el aire. Si esto es un partido Hufflepuff-Ravenclaw, no me imagino el ambiente que hay en las gradas cuando Gryffindor juega contra Slytherin. Cedric y Ramiro Eldams Oskett, los capitanes, se dan la mano y se separan de inmediato para volver a la formación. Vuelve a sonar el silbato y los catorce jugadores y Madam Hooch se elevan en el aire sobre sus escobas, y el juego comienza cuando Madam Hooch suelta la Snitch y las Bludgers y lanza la Quaffle al aire. Cho Chang, la buscadora de Ravenclaw, se lanza tras la Snitch como un águila detrás de su presa. Debe tener una vista excelente. Cedric va detrás por unos minutos, pero luego se separan y van en direcciones opuestas. Mientras, veo a Selene rondando por los aires, lanzando la Quaffle y sacudiendo su melena dorada que refleja el sol de invierno. Cada tanto desciende un par de metros y se mete en el camino de Cedric, y luego vuelve a subir para recibir un pase. Vuela bien, la maldita, pero está demasiado concentrada en llamar la atención y pronto pierde la Quaffle. Se enoja tanto que, sin notarlo, vuela directamente a uno de los bateadores de su equipo. Se hubieran estrellado de no ser porque una Bludger pasó por el medio y la hizo cambiar de sentido.

—Es como si tuviera alas —suspira Seamus detrás, y yo me tapo los oídos y busco a mis hermanas de Hufflepuff.

Abby y Debby, cazadoras de Hufflepuff, siempre andan juntas, y en Quidditch tampoco se separan. Vuelan pegadas, hombro con hombro, y parece que es una técnica que jamás se practica en Hogwarts, porque muchos las señalan con sorpresa y comentan. Cuando están cerca de las cazadoras de Ravenclaw, se abren y pasan a ambos lados de Thais y le quitan la Quaffle entre las dos; luego vuelven a volar pegadas para cuidar la Quaffle y llegan a uno de los aros. Lanzan...

—¡TANTO PARA HUFFLEPUFF! —grita Lee Jordan mientras una ola amarilla se sacude en las gradas. Fred y George se miran con malas caras, y Angelina resopla. Pero yo sonrío—. ¡LAS BLAIR LE QUITARON LA QUAFFLE A BLAIR Y ANOTARON!

—Esto es peor que cuando ustedes dos tienen protagonismo —les dice Angelina a los gemelos.

—Claro que es peor. No hay nada tan bueno como un par de bateadores apuestos robándose la atención de la gente —dice George.

El resto del partido es muy, muy peleado. Debby y Abby juegan bastante bien, pero no dejan de ser nuevas en esto. La otra cazadora de Hufflepuff, Gabi Jefferson, es de sexto y es la mejor de las tres, pero mis otras hermanas de Ravenclaw la superan. Thais está en séptimo año y juega desde hace cinco años, Paula entrena todos los veranos y Selene distrae a todos mientras vuela. Este año está usando una túnica más corta para volar y los dos bateadores de Hufflepuff dieron malos golpes a las Bludgers ya dos veces por distraerse con eso.

—¡TANTO DE RAVENCLAW! —anuncia Lee, genuinamente contento. Ulysses, el guardián de Hufflepuff, está furioso y les hace gestos a los bateadores para que mantengan la cabeza en el juego—. ¡RAVENCLAW SETENTA, HUFFLEPUFF CUARENTA! Vamos, Hufflepuff, no se desanimen, todavía pueden ganar si... ¡OLVÍDENLO! ¡TANTO DE RAVENCLAW! ¡OCHENTA A CUARENTA! Esto es algo más difícil de superar, el doble de puntos...

Selene encierra a Debby y Abby en una parte de la cancha dando vueltas a su alrededor, y Gabi queda sola con la Quaffle. Los bateadores de Hufflepuff vuelven a la realidad y le lanzan una Bludger a Selene, liberando a las chicas. Gabi les pasa la Quaffle y llegan a los aros de Ravenclaw.

—¡TANTO DE HUFFLEPUFF!

Busco a Cedric y lo encuentro volando de arriba a abajo, como si no encontrara la Snitch. Cho también da vueltas de manera extraña.

—¿Creen que alguien tenga la Snitch escondida? —les pregunto a Angelina y Katie, que sacuden la cabeza.

—Es muy difícil —dice Katie—. Cuando alguien atrapa la Snitch, se sabe. No sé cómo, pero se sabe.

—Porque realmente parece que no estuviera en ningún lado —digo.

—Diggory y Chang parecen confundidos —dice Angelina.

Hufflepuff anota una vez más, pero yo ni miro a los aros, no le saco los ojos de encima a Cedric... para variar. Desde mi lugar, yo también trato de encontrar la Snitch, como si viéndola pudiera transmitirle el mensaje de dónde de está. De repente, Cedric se detiene y cambia de dirección y se zambulle en picada, y Cho Chang hace lo mismo. Solo que ella está más cerca. El silbato suena y Cho da una vuelta completa a la cancha con la Snitch en la mano y su largo cabello negro como una bandera que va detrás de ella.

Los de Ravenclaw y casi todos los de Gryffindor se ponen de pie para festejar. Los que asistieron de Slytherin no parecen muy contentos, posiblemente esperaran que Hufflepuff ganara otra vez para quitarnos toda posibilidad de obtener la Copa este año. Mientras todo mi equipo de Quidditch y Ron festejan, me escabullo y bajo las gradas hasta el pasto. Seamus y Dean vienen detrás de mí y por un segundo me siento perseguida. Cuando me alcanzan, me tocan el hombro.

—¿Crees que puedes decirle a Selene que queremos hablar con ella? —pregunta Seamus.

—Es tu hermana, ¿no? —dice Dean.

Pongo los ojos en blanco.

—No, lo siento, ella no hace excepciones. A hacer la fila —les digo, señalando a toda la gente que hay alrededor del equipo de Ravenclaw, y luego camino hacia los pobres Hufflepuff. Cedric esta serio y mira el piso, Debby y Abby tienen el cabello hecho un nido de augurey. Y los bateadores están con la cabeza gacha y aún así tratan de ver hacia donde está Selene.

—Cedric —digo.

Levanta la cabeza y sonríe un poco.

—Gracias por venir —me dice—. Estuve tan cerca...

—Lo sé, esa Snitch parecía invisible hasta el último segundo —le digo—. ¿Quieres ir a cambiarte y luego hablamos?

Cedric asiente y camino con los otros jugadores hasta el vestuario. Me quedo esperando afuera, y cuando pasa el equipo de Gryffindor quisiera ser invisible.

—¿Te vemos luego, Leyla? —dice Angelina.

—Sí, nos vemos en la Sala Común —digo, ante las miradas inquisitivas de George y Ron. Por suerte, en ese momento salen Debby y Abby vestidas con las túnicas de Hogwarts y me saludan, al mismo tiempo que los de Gryffindor se marchan.

—Jugaron bien —les digo con un poco de timidez.

—Gracias —dicen las dos. Ya me había olvidado de que hablaban así.

—Es nuestro primer partido —dice Abby.

—Y creíamos que podíamos vencer a Selene —dice Debby—. Diggory estaba muy enfocado en bloquear a Selene, nos dijo eso varias veces durante el entrenamiento.

Yo me pongo roja y sonrío.

—Creo que la próxima vez podrían volar más... separadas. Ya saben, Selene se dio cuenta de que puede acorralarlas.

Ellas asienten pero parecen no escucharme. Los bateadores salen ya cambiados y van a esperar a la otra punta de los vestuarios donde se cambian los de Ravenclaw, a esperar la salida triunfal de Selene. Abby y Debby me saludan con la mano antes de marcharse. Luego sale Cedric, con el cabello un poco despeinado y el cuello de la túnica caída hacia un lado. Yo sonrío cuando lo veo y arreglo el cuello de la túnica y siento mariposas en el estómago y en la cabeza y en cada lugar donde no debería haber mariposas.

—Pensé que ibas a ver algo mejor —dice, resentido.

—Te vi a ti, eso basta —digo—. No sabes cómo tuve que contenerme para no saltar y gritar por Hufflepuff cada cinco minutos, que es un movimiento suicida en medio de tantos de Gryffindor.

Cedric sigue negando con la cabeza. Tomo su mano y tiro de él para que camine conmigo. No vamos al castillo. Dejamos de caminar cuando estamos cerca del sauce boxeador. Un lugar muy romántico.

—Sabes que no me importa si ganas o no —le digo—. Y nos ganaste por tantos puntos la vez anterior que realmente no le debe causar mucho daño a Hufflepuff. Jugaste bien.

—A mi papá no le van a gustar las noticias —dice, mirando al sauce—. Siempre espera que gane. Y finge sorprenderse cada vez.

—¿Y qué importa si tu papá se decepciona una vez? Eres demasiado perfecto, está bien que a veces no salga todo tan bien —le digo, entrelazando mis dedos con los suyos y esperando no sudar mucho—. Si a mi todavía no me desheredaron ni me sacaron del equipo de Quidditch, no tienes de qué temer.

—Y además me saqué un uno en Pociones.

Me muerdo el labio para no decir nada.

—Mala semana, supongo —dice, encogiéndose de hombros. Cuando hace eso, tira mi mano hacia arriba, porque es al menos una cabeza más alto que yo y no tengo los brazos muy largos.

—Creo que se puede mejorar —le digo—. ¿Quieres saber cómo?

Cedric me mira y da un paso hacia atrás, sin soltar mi mano, no para alejarse sino para observarme mejor. Los dos estamos en silencio, solos en medio del terreno siempre vacío que rodea al sauce boxeador. Cedric vuelve a acercarse y pone una mano en mi espalda y yo me pongo en puntas de pie y finalmente nos besamos sin soltarnos las manos. Cuando nos separamos, siento que nada me podrá borrar la sonrisa. Río un poco y él también y luego nos besamos otra vez y quedamos con las frentes apoyadas, aunque bajo la mirada porque siento que sería demasiado para mí ver sus ojos de cerca.

—Te amo —le digo.

—Te amo.

—Te amo —me río—. Increíble. Te amo. Jamás pensé que te lo iba a decir.

Él sonríe y me invita a caminar cerca del lago, y vamos por las subidas y bajadas de los terrenos de Hogwarts en silencio. Cualquier cosa que dijésemos sería innecesaria. Solo tenemos que estar juntos.


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Espero que les haya gustado. :) La foto del capítulo, arriba de todo, es claramente la escoba de un jugador de Hufflepuff. Hasta tiene guantes de su casa. :P

¡Muchas gracias por votar y comentar! Sepan que trataré de responder a los comentarios.

Próximo capítulo: viernes 18 de noviembre.

Saludos y


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