De Leyla y el prisionero de Azkaban:

—No te preocupes, nadie en su sano juicio me nombraría prefecta. Y Dumbledore tampoco.

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—No, esta tarde vamos a ver a Hagrid, nos acaba de invitar a tomar un té con él —dice Ron como si fuera una de las señoras miembros del club de bridge.

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—¿Me dejarías salir un momentito al baño?

—No se puede. Espera al final del almuerzo.

—Pero... —Miro a los costados y agrego en voz baja—: Realmente necesito ir. Ya sabes. IR.

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—Acomódate el cabello antes de que crean que te peleaste con un troll —le digo.

—Y tú péinate antes de que crean que besaste a alguien.

—Uf, sí, eso es peligroso.

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—¿Celosa? —me dice con una sonrisa... irresistible. Me muerdo el labio para no responder de inmediato un gran SIIIIIIIIIIIIIII.

—Mnnnnnnnnniiinoooo. —Las palabras se me mezclan y Cedric me da un beso rápido.

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De repente se oyen ruidos a besos y me despego de Cedric para ver quién es el ridículo. Draco está ahí, rodeado por sus amigotes, haciendo que besa al aire con mucho ruido.

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—Jamás me hubiera esperado una bota volando —dice—. Nunca dejas de sorprenderme.

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—Gastaron los cinco minutos de cortesía —dice la Dama Gorda—. Ahora voy a seguir hablando.

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Sin querer, me pongo a pensar en qué casa viviría con mi futuro esposo.Si sería grande o chica, cerca de la ciudad o en las afueras, cerca del colegioo no... 

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En el camino, Crabbe se tropieza con una piedra y cae redondo al suelo,y Goyle se cae al intentar ayudarlo. Bajan el resto de la pendiente rodandocomo dos bolas de nieve gigantes. 

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—¿Le pediste las respuestas?

—Ay, Cedric, ¿crees que iría a decirle eso en la cara? "Dame las respuestas para mi novio, que te cae tan bien que le das trabajo extra".

—Ah. ¿Y cómo las conseguiste, entonces?

—Se las robé —digo—. ¿Quieres un sándwich?

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A la mañana siguiente, Lavender y Parvati me despiertan con chillidos, como si fueran hermanas del difunto Scabbers.

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—¿Le avisaste a Malfoy de la boda y no a nosotros? —dice George.

—Ya no vas a ser nuestra madrina cuando nos casemos —dice Fred.

—Estás desheredada.

—Cuando te cures del golpe en la cabeza, lo vas a lamentar mucho.

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—¿Y qué vas a hacer con toda esa tarea?

—Moriré intentando completarla o entregaré hasta donde llegue.

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Nos besamos y de repente siento la pastilla de menta en mi boca y la escupo a un costado.

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Antes de salir del Salón, escucho que Cho Chang saluda a Harry y le desea éxitos.

—Ah, con que las cosas van bien por ese lado —le digo dándole un codazo, pero luego me quedo quieta porque al hacerlo Harry se puso rojo y yo casi tiré mi café al suelo.

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Oh, no, no. Harry, activa tus CICEA, ¡activa tus CICEA! Yo estoy con Cedric, no puedo, no debo...

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Ganamos la copa y estoy besando a Cedric Diggory. ¿Qué más puedo pedirle a este año?

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Durante la semana anteriora los exámenes duermo como una morsa y llego tarde a todas lasclases. 

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Nuestros exámenes son una pavada al lado de los de ellos, pero todavía tiemblo al pensar en que solo faltan...

¿QUÉ? ¿Ya es la hora?

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Black agarra su varita y, sorprendido, se la mete en la nariz; me río con tanta fuerza que tengo que apoyarme contra el árbol, pero esta vez doy con la salida y caigo de espaldas al pasto y vuelvo a ver la luz.

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—Te repito que no hay nada entre Harry y yo. 

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—Ni lo sueñen, Weasley y Weasley —les digo—. Sé que están enamorados de mi novio, pero deberán conseguirse otra excusa para salir con él.

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—Te amo. Nos vemos. Si sabes usar el tefélono, puedes llamarme a la casa de Hermione.

—Creo que se dice telófeno. 

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Volviendo a LEH 2:

—Padre, ¿me puedo quedar con esto?Todos nos volteamos a ver la mano cortada que está señalando. ¿Ese es mi primo? ¿El coleccionador de pedazos de cadáveres?

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Freno justo a tiempo para no chocarme contra quien debe ser la visita: un hombre horrendo de mirada aterradora. Tiene la piel y el cabello gris, pero no como Dumbledore, que lo tiene casi blanco; este tipo tiene un color gris sucio, asqueroso, repugnante...Frunce el ceño cada vez más a medida que menciono más adjetivos, y sospecho que sabe leer mentes.

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—Ése —dice tía Cissy, copiando mi tono y expresando preocupación— es Greyback. Fenrir Greyback.—¿El chupasangre?

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Tío Lucius ve el diario en el piso. De repente parece más pálido que de costumbre. Se agacha y lo levanta, y ahora que hay más luz puedo ver que tiene inscrito un nombre en dorado: T. M. Riddle. Quizás ese Riddle era amante de Lucius...

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Percy está en un rincón despoblado de la librería con un libro usado en la mano, que tiene el título "Prefectos que conquistaron el poder". 

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Estoy tan emocionada que causé una gotera en el techo de la librería. 

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Draco aparece a un costado como un clon de su padre. Su minion.

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—Lo sé, Harry, estamos conectados. —Apoyo una mano en su hombro y le dedico una mirada seria —. Debe ser por la cicatriz que tengo en la frente, como tú, ¿la recuerdas?

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Los tres nos juntamos a escribir pavadas en cada respuesta, Dean dibujó a Lockhart en bikini, y al final le escribimos una canción de cumpleaños.

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—No sabemos si robar comida o poner bolsas de gas debajo del asiento de Lockhart.

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Doy un paso adelante y me encuentro en un charco de agua.—Juro que no fui yo.

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Lockhart la mira con curiosidad, y quizás un poco de sospecha. No, espera, era solamente que se estaba echando un gas y puso cara rara para disimular. La gente suele hacer eso para que salga sin ruido, o algo así.

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Ojalá el gas tenga piedad de mí...

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Lockhart me mira con asco, y al ver mis ojos llorosos debe creer que tengo miedo. Pero lloran porque no aguanto más el olor. Yo tengo asco también. Observo a Hermione, que está abriendo y cerrando sus fosas nasales con bastante disimulo, tratando de librarse de esta bomba.

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Como ya hice más de lo que esperaba en el partido, dejo de intentar hacer tantos y vuelvo a buscar con la vista a Harry. 

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—Escuché pasos —dice Ron, alarmado.—Tonterías —dice Hermione—, nadie nunca viene aquí, por eso lo elegimos como centro de encuentros para la poción.—El submarino del inodoro no dice lo mismo. Se veía bastante fresco.—¡Ron! —chilla Hermione, y luego se tapa la boca con ambas manos.

Los tres nos levantamos de un salto y nos encerramos en el mismo baño.

—¿Tenía que ser justo este baño? —se queja Ron en un susurro.

Se oyen más pasos. Todos aguantamos el aire, por el miedo y por el olor.—¿Leyla? ¿Hermione?—Ah, Harry, eres tú.—¿Cómo se destraba esta cosa?—Ay, me pisaste. Corre tu pie, Ron.—Está trabado —dice Ron, tirando de la puerta—. Maldita sea, ahora nos quedaremos por siempre con este dinosaurio marrón. Gracias, Harry, eres un gran amigo.—¿Y por qué se metieron allí? No, esperen, no me respondan. Quédense quietos.—¿Qué...?Se oyen unos pasos y... PUM. Harry tomó carrera y pegó contra la puerta.—¡Voy de nuevo!PUM.—Harry —digo con paciencia—, si sigues así, te romperás el brazo que te acaban de reconstruir.Silencio. PUM. Silencio. PUM. Silencio. CRACK. Harry hizo una marca en la puerta, como una grieta. Le pedimos que pare, y Ron trata de destrabarla, zarandeándola. Finalmente la puerta cede, pero abre hacia dentro y, como no hay espacio para una puerta abierta y tres personas, alguien tiene que caer. En el inodoro. Que desgraciadamente está listo para que Leyla caiga dentro y nade junto a todo lo que hay dentro.---

—¡No quiero volver a esa Enfermería!

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—¿'Raro' se escribe con doble erre?

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—Ya vi las ilustraciones en el libro. Si ven que tardo mucho en salir... vayan de inmediato a comprar flores. Me gustan las tumbas de cedro, y las lápidas de mármol.

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—¿Profesor? ¿Señor, instructor, Lord del castillo...? ¿Batman? Ya sabe... no se ofenda, pero usted parece un murciélago desde lejos.

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—MYRTLE, ¡SI NO TE LARGAS AHORA MISMO, BUSCARÉ LA MANERA DE METERTE EN EL INODORO!—Leyla...—¡Y COMPARTIRÁS DESTINO CON EL SUBMARINO DE LOCKHART!

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—Odio esa expresión —digo—. "Con las manos en la masa". Me imagino a tío Lucius amasando para hacer pizza. Vestido de chef, claro, con ese sombrero blanco que se ponen en la cabeza los cocineros...

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—Para hacerla corta: me encerraron en un armario que luego se inundó, y por ello casi me ahogo. Todos pensaron que estaba abriendo la Cámara Secreta, y que estaba besándome en la privacidad del armario oscuro con el monstruo de Slytherin. Pero por el resto, estoy bien.