7. Charlando con el Sombrero

Dedicado a @lidamo1112233, una gran lectora.

Capítulo siete

Charlando con un Sombrero

Sí, el sombrero está cantando. Todo es tan normal aquí.

Básicamente, la canción dice lo mismo que el discurso de McGonagall. Se presenta a sí mismo como el Sombrero Seleccionador, cuenta sobre las casas y dice cosas buenas de todas. Y dice cómo nos agrupan: los valientes para Gryffindor -otra vez es la primera casa que mencionan-, los justos y leales para Hufflepuff, los inteligentes para Ravenclaw, y los ambiciosos para Slytherin.

Y Leyla para el montón de inútiles que no encajan en ninguna de las descripciones.

-¡Entonces sólo hay que probarse el sombrero! -susurra Ron-. Voy a matar a Fred y a George.

McGonagall desenrolla un largo trozo de pergamino y anuncia:

-Cuando yo los llame, deberán ponerse el sombrero y sentarse en el taburete para que los seleccione. La lista está ordenada alfabéticamente.

Oh, genial, ahora me llamarán entre los primeros. Cómo desearía llamarme Zwitkowitz en este momento. O al menos Thomas, sin ser necesariamente la última de la lista.

-Abbott, Hannah.

La chica rubia con mejillas rosas que estaba en el compartimiento con Neville y Hermione se dirige hacia el taburete y se prueba el sombrero. Hay un momento de pausa. Suspenso...

-¡HUFFLEPUFF! -grita el sombrero, haciendo estallar en aplausos a una de las cuatro mesas.

Y luego, directamente, sin darme tiempo a ver cómo Hannah se une a sus nuevos compañeros...

-Blair-Black, Leyla Kerstin.

Quedo paralizada. Hermione, que está a mi lado, susurra:

-Tienes que ir a la Selección, Leyla.

Camino como un robot hacia el taburete y apoyo el trasero. La profesora me coloca el sombrero sobre la cabeza, el cual se desliza un poco hacia abajo y me tapa los ojos.

Mh...

¡Basta!, ordeno a mis voces interiores. ¡El Sombrero Seleccionador las escuchará, estúpidas!

¡Señorita! Yo soy el Sombrero Seleccionador. ¿A quién le habla?

Me quedo congelada. No era ninguna de mis voces interiores la que hablaba, sino el sombrero mismo. ¡Diablos, ahora sí que me va a ir mal en la Selección! Me imagino al sombrero informándome que no cumplo los requisitos de ninguna casa y que...

No, no debo imaginarme nada; no debo darle ideas al sombrero.

Exactamente, dice el sombrero. No debes distraerme. Veamos...

¡Todo menos Ravenclaw! Sin Hermione Granger y sin mis hermanas, por favor... Nada de Selene, nada de Selene...

Con que Ravenclaw no, ¿eh? De acuerdo, si estás tan decidida...

Vaya, no sabía que podía cambiar el resultado... Ups, lo siento, oh Gran Sombrero Seleccionador... Siga con su trabajo.

Empiezo a reírme de mí misma, y supongo que ahora todos me estarán mirando.

¿Señor Sombrero?

¿Sí?

¿Sabe si hay alguna casa en la que se coma mucho? Verá, suelo tener hambre.

La casa de Hufflepuff queda cerca de las cocinas.

Uhm, entonces no estará tan mal si acabo allí. Oh, lo siento, lo dejaré hacer su trabajo, Sombrero Seleccionador.

Gracias. Mh... Veo que tienes muchos Slytherin en tu familia. Provienes de los Black...

Sí, mi madre es Ales...

¡No me interrumpas! Pero no creo que Slytherin sea la casa para ti. Y probablemente dejarías a todos sin comida si te pongo en Hufflepuff...

-¡GRYFFINDOR! -grita el sombrero, y oigo los aplausos de una mesa.

¡Pertenezco a algún lado! ¡Viva yo!

Todos los de Gryffindor están vitoreando, y mi sonrisa no podría ser más amplia. No está nada mal esa casa, hasta quizás nos dejen hacer travesuras por ser los valientes...

Noto que los de las otras casas murmuran cada vez más fuerte, y una vez que me siento al lado de uno de los gemelos Weasley -¡por suerte están en mi misma casa!- giro la cabeza para ver qué es lo que sucede.

Todos están mirando el cielo raso, donde se ve un rayo de sol que apareció entre las estrellas.

¡Ups! Mucha emoción, supongo. Entrecierro un poco los ojos y trato de hacer desaparecer aquel rayo de luz. Pero parece que es muy terco e indeleble, porque no quiere irse.

-Bulstrode, Millicent.

-¡SLYTHERIN! -exclama inmediatamente el Sombrero Seleccionador. ¿Cuánto tiempo habré estado yo allí delante? ¿Dos minutos? ¿Cinco? ¿Diez? Sea lo que sea, no importa, porque ya pasó y tengo un grupo bastante acogedor.

Fred y George comienzan a hacer bromas y contarme cómo casi le confiscan la tarántula gigante a Lee Jordan, y de repente olvido que estoy en medio de una Ceremonia de Selección. Sólo vuelvo a la realidad cuando un chico de cabello color arena se sienta en frente de mí y oigo:

-Granger, Hermione.

Miro con atención. Se sienta en el banquito y se coloca el sombrero.

-A que es Ravenclaw -digo.

Pasan unos segundos antes de que el sombrero anuncie que es ¡GRYFFINDOR!

Vaya, y yo que pensaba que no iba a estar con ella... Habrá que acostumbrarse. Veo que Ron mira a Harry, claramente deseando no ser Gryffindor para no tener que aguantarla.

Draco es inmediatamente elegido para Slytherin, así que no lo veré tanto. Quizás sea bueno, porque si va a buscar pelea con todos, mejor que se mantenga lejos. Luego lo veré en las vacaciones.

Harry Potter es el centro de atención en cuanto pronuncian su nombre. Todos miran, expectantes, seguramente deseando que les toque tener en su casa al Niño que Vivió. Yo también quiero que sea Gryffindor, pero solamente porque me cae bien. Odio cuando la gente se acerca a ti por cualquier cosa que no sea tu personalidad.

Después de un rato, todos nos enteramos de que Harry es... ¡GRYFFINDOR! Se acerca rápidamente a nuestra mesa, claramente incómodo al notar que todo el colegio lo mira, y se sienta al lado de Seamus, el chico de cabello color arena.

-¡Bien hecho! -lo felicitan Fred y George, y luego se ponen a gritar a todo pulmón: - ¡Tenemos a Potter! ¡Tenemos a Potter!

-Chócalas -le digo-. Así que estaremos juntos, Harry. Tranquilo, no te robaré las ranas de chocolate.

Quedan tres alumnos: Lisa Turpin (que pasa a ser ruidosamente Ravenclaw), Ron y un chico más.

Parece demasiado para ser verdad, ¡Ron también es Gryffindor! Oh, y Blaise Zabini es Slytherin, para sorpresa de nadie, ya que toda su familia lo fue.

Ron está encantado de pertenecer a la casa de sus hermanos. Sólo espero que no desespere por estar también en la misma casa que Hermione. Igualmente, es probable que nunca más se hablen, así que no es tan grave.

De repente el silencio manda en el Gran Salón. Dumbledore está de pie, con los brazos extendidos, como si quisiera darnos a todos un enorme y caluroso abrazo para recibirnos.

-¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero decirles unas pocas palabras. Y aquí están: ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizcón! ¡Muchas gracias!

Y vuelve a sentarse, mientras todos aplauden. Eso fue todo. Nada de aburridos discursos. Hogwarts me gusta cada vez más.

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