15. Simbiosis
Capítulo quince
Simbiosis
-¡Barbas! -exclamo cuando entro a la habitación de mujeres de Gryffindor y veo a mi lagartija trepando por la pared al lado de la cama de Parvati-. Ven aquí, traviesa, antes de que mis compañeras te maten de un zapatazo. ¡Y mira que usan tacos!
La llevo en mis manos hasta mi baúl y la dejo allí dentro. No cierro la tapa, pero le echo un ojo cada tanto, aunque no parece querer escaparse. Simplemente husmea entre mis cosas.
Buena lagartija, pienso.
Me tiro sobre mi cama a descansar un rato luego de un día tan agotador. Además de la desastrosa clase con Snape tuve Transformaciones con McGonagall (creo que me dejó doliendo la cabeza), Herbología con Sprout (Neville me ayudó con el trabajo, así que ya tengo la primera nota aprobada), y... Oh, ni siquiera lo recuerdo, siento el cerebro fundido. Aferro ambas manos a las columnas de madera que sostienen el adoselado de mi cama y trato de estirarme para quitarme un poco el dolor de espalda.
-¡Ñaaaaaaaaaaa! -hago al estirarme. El acompañamiento vocal ayuda.
-¿Qué sucede? -escucho la voz horrorizada de quien supongo que es Lavender.
-Hago mis estiramientos. ¡Ñaaaaaaa! Uh. Esa estuvo buena. Es que tengo la espalda adolorida del golpe en la escalera del otro día, y además tenía muchos libros al hombro. ¡Ñaaaaaa!
-Pues me gustaría estudiar, ¿sabes? Si pudieras hacer un poco de silencio...
Me volteo y veo que no es Lavender.
-¡Hermione! Oh, lo siento, pensé que eras... una de ellas -Me levanto y me siento en su cama-. ¿Qué estás estudiando ahora?
-Estoy repasando para Historia de la Magia.
-¿Ya? Pero si recién es viernes...
-Tenemos hoy.
Abro los ojos como platos. ¿Esta chica está loca?
-¿Qué diablos? Si el día de clases acaba de terminar.
-Tenemos después de comer.
-Maldición. Me dormiré en la clase de Binns.
-Si prestaras atención a lo que dice, tal vez no sería tan aburrido. Habla sobre temas realmente interesantes.
-Sí, lo que quieras, pero, ¿escuchaste su voz? Es como un largo bostezo. Y sabes que los bostezos son contagiosos.
-Pues intenta tomar apuntes.
-Oh, gracias por mencionarlo, ¿no me darías los apuntes de Pociones?
Hermione enarca una ceja. Debí haberla dejado hablar más tiempo sobre su entusiasmo por Binns y luego ponerme en rol de pedigüeña. Tonta, tonta.
-Eh... Si me los prestas, te prometo que nunca más te los pediré de nuevo -No me cree. Ahora se cruza de brazos-. Y tomaré apuntes. Si quieres luego podemos compararlos -Nop, sigue sin funcionar-. Y podrás decirme que eres mejor que yo.
Suspira. ¡Ja, lo sabía!
Nota mental: Halagar el encéfalo de Hermione para que me preste sus cosas. Y usar palabras como 'encéfalo' para impresionarla.
-De acuerdo. Última vez -me dice, ofreciéndome su pergamino. Lo examino.
-¿Ya lo pasaste a limpio? -pregunto extrañada al ver su letra prolijísima.
-¿Qué? No, es el borrador.
-Guau. Cuando tomo apuntes hago garabatos.
-Tú no tomas apuntes.
Dejo que me diga lo que quiera, ¡tengo sus apuntes! Saco mi propio rollo de pergamino, busco mi tintero y comienzo a copiar sus notas. Pareciera que hubiera transcrito palabra por palabra la clase completa de Snape. Salteo algunas partes de vez en cuando, sintiendo que terminaré agotada.
-Sabes...
Levanto la vista. ¿Hermione me habló? ¿A mí? ¿Sin que yo le preguntara nada?
-¿Sí?
-En realidad... a mí me gustaría ser como tú.
Creo que 'quedarse boquiabierta' me queda corto. Mi boca debe ser ya del tamaño de la puerta. La del castillo, hecha de roble. Incluso me duele la mandíbula.
-¿Qué?
-Sí... O sea, no por lo académico, con eso estoy muy conforme conmigo misma. Pero... Ya sabes. Tú congenias con los chicos. Ronald me parece un poco grosero, pero Harry y Neville podrían caerme bien. Pero estuve con ellos en el tren y... bueno... yo no parecí caerles bien.
-En general no le caigo muy bien a la gente -digo.
-No pareciera.
-Bueno... -digo, tapando el tintero y dejando la pluma sobre mis notas-. Si quieres puedes comer conmigo. El almuerzo es en un rato.
-Pero debo terminar de repasar para Binns, la clase es justamente cuando termina el...
-Ese es exactamente el problema, Hermione. Debes buscar un equilibrio entre el estudio y tu vida social. Y yo también sinceramente.
-Tal vez tengas razón...
-Mira, hagamos un trato. Será una simbiosis -le digo, utilizando esas palabras que ella tanto adora-. Ambas nos ayudaremos. Yo tengo que saber cómo diablos sobrevivir a las clases, y tú tienes que socializar con la gente. Vamos, haremos un buen equipo.
La veo titubear.
-Tranquila, Hermione, nunca podré superarte en las notas ni en un millón de años.
Veo que una sonrisa se forma en su rostro. Le extiendo mi mano, y ella la aprieta para confirmar el trato.
Somos un equipo.
-Genial. Ahora, vamos a almorzar con los chicos.
-Oh, solamente debo terminar con la revolución de los duendes... Bien, vamos.
-Si quieres puedes repetirme la lección en el camino.
Así de paso tengo una idea de algo, pienso.
Ella acepta y salimos del cuarto, dejando todo desordenado como está. Espero que Barbas se quede en el baúl y no se le ocurra echarse una siesta sobre mis apuntes, que todavía tienen la tinta fresca. En la mesa de la sala común veo a Harry y a Ron jugando al ajedrez mágico. Nos acercamos.
-Hola, chicos.
-Hola, Leyla.
Codeo a Hermione.
-Hola -dice.
Harry y Ron se miran y ponen una mueca.
-Eh... Hola, Hermione -dice Harry. Ron no quita la vista del juego, y luego hace un movimiento con una de las piezas. Sí, sinceramente no tengo la más mínima idea de cómo se juega, ya que en casa siempre me mandan a mi habitación luego de cenar, cuando llega la parte de los postres y los juegos.
-Tu turno, Harry -anuncia él. Harry examina el juego con detenimiento a través de sus anteojos. Supongo que no sabe mucho más que yo sobre esto.
-Di algo -le susurro a Hermione.
-Eh... Oh, sí, ¿sabían que Jeremiah Lauttnicus-Garagotelis fue el primer jugador de ajedrez mágico en ganar ocho partidas seguidas contra el entonces campeón mundial, Uriah Iannarelli...?
Trato de no golpearme en la cara. Parece que Hermione siempre tiene que estar dando datos precisos.
-Vaya, ¿en serio? -pregunto, tratando de que no se note que a nadie le interesa lo que dijo.
-¡Sí! -agrega Hermione con entusiasmo-. Oh, ¿y sabes qué? Antes las piezas se...
Ron tiene la vista aún fijada en el juego. Harry extiende una mano
-No, Harry -le dice él-, recuerda que tienes que decirle a la pieza lo que quieres que haga y...
-Ah, cierto.
-A diferencia del ajedrez muggle, las piezas del ajedrez mágico...
-Caballo a E5 -ordena Harry a su pieza, que comienza a avanzar hasta la sección que indicó. Ron responde inmediatamente con una jugada que creo que es buena. Pero él no parece de acuerdo con esto, porque rápidamente se agarra la cabeza y empieza a maldecir por lo bajo. Harry, notando la reacción del otro, trata de buscar la falla en la jugada y cómo tomar ventaja de eso.
-Oh, ahora que lo recuerdo, las piezas del primer juego de ajedrez estaban hechas de hierro, pero luego Alberich...
-¿Pueden hacer silencio, por favor? Estamos pensando por aquí -se queja Ron.
-Claro. Hermione, ven, vamos al Gran Salón, ya debe haber algo de comida. Adiós, chicos, los veo abajo.
Cuando nos alejamos, volteo por un segundo y veo a Ron maldeciendo. Se comportó bastante bien, teniendo en cuenta que normalmente es muy impaciente.
-¿Ves? -me dice Hermione-. Soy un desastre. No puedo interactuar con el sexo masculino.
-Es que... No te enojes, pero es un poco aburrido que tires datos todo el tiempo.
-Uhm... Tal vez tengas razón. Pero es lo que mejor sé hacer, ¿si no qué digo?
Salimos por el agujero del cuadro y seguimos caminando por el pasillo del séptimo piso. Cuando llegamos a la escalera del tercer piso, ya todo estaba bastante trabado por todos los estudiantes que bajaban a comer.
-Bueno... -le dije a Hermione, tratando de responderle a su pregunta-. Creo que debemos trabajar en eso. Al menos escucha las conversaciones del resto y toma... eh... apuntes mentales.
-¿Crees que eso sirva?
-Sí -No la vi muy convencida-. Y luego podemos ir a la biblioteca a buscar libros sobre relaciones sociales, ¿quieres?
-Oh, por supuesto.
Finalmente llegamos al Gran Salón y, luego de recorrer el largo trayecto desde la puerta hasta la mesa de Gryffindor, allá bien en el fondo, nos sentamos a la mesa. Hermione eligió una parte bien en la punta, donde nadie se sienta jamás.
Veo que más hacia la derecha están Fred y George, y siento unas ganas inexplicables de ir a sentarme con ellos.
-Eh, Hermione, ¿no quieres ir más para allí?
-Uh, no; están los de tercero.
-¿Y? Podemos hacernos amigas de ellos.
-Mmm... No lo sé.
-Vamos.
Arrastro a Hermione hasta la otra parte de la mesa y me siento al lado de George. Le indico que se siente al lado de Fred, y sorprendentemente lo hace. Dejando un respetuoso espacio entre ambos, claro, pero eso ya es un paso hacia delante.
-Hola, Leyla -saludan ambos.
-Hola, chicos -digo-. ¿Esas son papas?
Fred me pasa un tenedor y empiezo a picar de ambos platos. Luego de tragar me acuerdo de mi amiga.
-Oh, chicos, ella es Hermione Granger.
-Sí, recuerdo haberte visto en la selección. Me llamo Fred.
-Yo soy George.
-Son los hermanos de Ron -explico.
-¿Eres amiga de Ron? -le pregunta George.
-Bueno...
-No recuerdo que te haya mencionado.
Agarro más papas.
-No nos llevamos muy bien.
-Pero eso es porque no han coincidido mucho en las clases -me apresuro a explicar-. Casi siempre estamos Harry y yo sentados en el medio.
-Uh, así que Harry Potter y tú, ¿eh? -se ríe Fred.
-Traviesa -agrega George.
-Hasta te hiciste una cicatriz en la frente en su honor.
-Bueno, chicos...
-¿Cuál va a ser el tema de la boda?
-¿Debemos hacernos cicatrices nosotros también?
-Sigan hablando, así puedo terminarme las papas -digo, y se apresuran a comer lo que queda en el plato. Esto se está transformando en una guerra de tenedores. Cuando Fred consigue comer la última, miro a Hermione. Está salpicada de comida.
-Lo siento -digo. Me paso la mano por la cara y noto que yo también tengo papa hasta en las orejas. Los gemelos tampoco terminaron muy limpios. Luego de sacarnos las manchas con servilletas (forma muy fina de hacerlo, teniendo en cuenta todo lo anterior), George me pregunta:
-¿Qué tienes ahora?
-Historia de la Magia -respondo sin ánimo-. Supongo que me tomaré una buena siesta.
-No vayas. Fred y yo tenemos Defensa ahora, pero que pensamos irnos con Lee a comprar algunas cosas.
-¿Cómo qué? -pregunto con interés. Hermione se ve un poco espantada.
-¿Comprar cosas? ¿Dónde? -Sus preguntas claramente no son de entusiasmo.
-Digamos que conocemos unos pasadizos que Filch no...
-Bueno, entonces me uno...
-¡Leyla!
-Oh, vamos, Hermione, eso será mucho mejor que dos horas de Binns.
-No te pasaré mis apuntes si no vas.
-Pero...
-Y, además, tú deberás hacer el examen dentro de dos semanas.
Suspiro. Esto es parte de la simbiosis. Miro a los gemelos, quienes esperan mi respuesta.
-Lo siento, muchachos. Tráiganme algo bueno.
-De acuerdo. ¿Te avisamos la próxima vez que vayamos?
-Sí, y tengan en cuenta que seremos dos -agrego, mirando a Hermione, quien comienza a reprochar-. Vamos, debemos ir a clase, ¿recuerdas? Ni una palabra más.
A medio camino hacia la clase de Binns, Hermione me frena.
-Gracias -me dice. Yo sonrío.
-Creo que hacemos un buen equipo. Ahora, prepárate para romper un par de reglas el próximo viernes.
Creo que nunca olvidaré la cara que acaba de poner.
.....
Hola, no olviden comentar y votar. Ya casi llegamos a 30 votos en este capítulo, y no sé porqué, pero es un número que me gusta <3
Espero que estén disfrutando de la historia.
Un saludo,
Madame Weasley.
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