Capitulo 7.
Pov Percy:
Que mala es caos,yo que la quiero y amo mucho, Y ella me traiciona de esta manera,no es justo.
Porque todo me sale mal.
Suspire y me consentre en escuchar la lectura.
-capitulo 5.Reptilia- escuche decir a Tena.
Recuerdo que la primera vez me quejé con los dioses por lo sucedido anteriormente. Ahora digamos que no estoy tan cabreado…en serio Zeus! Quieres que encuentre tu dichoso rayo y te pones a hacer puntería conmigo! Y encima arriesgando la vida de un buen amigo y mi amor!?
-No es para tanto-dijo zeus.
-Si tu lo dices reina del drama-dije con disgusto.
Geez…no me sorprende por qué después tu esposa te grita y golpea por actuar con un niñato caprichoso.
"Y ganas no me faltan creeme"penso Hera.
Al menos me saqué un problema de encima. No quería esta vez a Hades respirando detrás de nosotros con cada paso que demos en nuestra búsqueda. Si mantiene su palabra…puede que le diga de un nuevo método de tortura para los campos de Castigo.
-eso tendre de oirlo-dijo Hades.
Yo solo le sonrei de medio lado.
Mis esposas me miraron raro.
Así que allí estábamos, Clar, el chico cabra y yo, caminando entre los bosques que hay en la orilla de Nueva Jersey. El resplandor de Nueva York teñía de amarillo el firmamento a nuestras espaldas, y el hedor del Hudson nos impregnaba nuestras fosas nasales con un aroma putrefacto.
-Que tristeza-dijo Arty al solo penssr en ver asi la naturaleza.
Grover temblaba y balaba, con miedo en sus enormes ojos de cabra. Le pasé una bolsa de papel madera que traía conmigo en mi mochila, solo para que me la quite inmediatamente y empiece a hiperventilar dentro de ella.
-Tres Benévolas. Y las tres de golpe- bueno…si lo dices de esa manera, se puede interpretar de muchas formas mi querido amigo.
-exageras chico-le dijo Ares a Grover.
-Al menos tienes que tranquilizarte con el hecho de que no peleamos. Es más, ganamos una buena cantidad de tiempo a nuestro favor. No nos atacaran…al menos no Lord Hades- digo, intentando hacer entrar en razón a Grover, quien de a poco se relajaba.
-Pero…cómo lograste que nos dejaran ir tan fácilmente? – me preguntó Clar, frunciendo tiernamente el ceño.
Yo solo mire a otro lado cuando Hestia me miro con curiosidad.
-Persuasión mi querida compañera Amazona. El arte de convencer a alguien de que lo que digo es realmente cierto y encima ganar algo con ello- le digo sonriendo mientras ponía un dedo en su ceño, haciendo que deje de formar arrugas.
Afrodita suspiro soñadoramente.
-Y también nos advirtió de ese rayo. Si nos hubiese dado…bueno, no estaríamos aquí para contarlo- me respondió con un rubor en sus mejillas por haberla llamado amazona y sacar su ceño fruncido.
-Ven…por eso les dije que no guardaran sus mochilas, conociendo mi suerte, lo más seguro es que algo malo iba a pasar apenas comencemos la búsqueda- señalo las mochilas con nuestras pertenencias.
Grover baló lastimeramente.
-Mis latitas… Has salvado mi bolsa llena de estupendas latitas para mascar- dijo Grover mientras me reverenciaba como su nuevo héroe personal, haciendo que Clar suelte una hermosa carcajada mientras yo desesperadamente trataba de huir de las garras de chico cabra.
-grover sabes que eres mi amigo pero creo que amas a esas latas,antes que a mi-dije.
Atravesamos chapoteando terreno fangoso, a través de horribles árboles enroscados que olían a colada mohosa. Era verdaderamente un asco. Una vez que terminemos esta misión, le preguntaré a mi padre si puede junto a Deméter y Arty, limpiar este lugar. Es realmente deprimente caminar por aquí.
-Cuenta con esa ayuda chico-dijo Demeter.
Al cabo de unos minutos, Clarisse se puso a mi lado. Con nuestros hombros rozando suavemente entre sí, provocando que se sonroje, lo cual me hace formar una pequeña sonrisa.
-como que tu sonries amenudo no percy-Me dijo Hermes.
-Percy mira, yo…quiero agradecerte por lo que hiciste allá en el autobús- me dijo con una ligera coloración en sus mejillas. A pesar de que ante los demás actúe como una matona, en mi corazón ella es realmente una mujer amable y cariñosa.
-Qué romantico-grito Dite.
-Haré lo que sea necesario para mantenerlos a salvo. Aunque me cueste la vida, recuérdalo Clar- le respondo, dejando escapar inconscientemente el mote cariñoso que le había dado antes de venir otra vez.
-imbecil-grito thalia para despues golpearme.
-Hey,es violencia domestica-me queje.
Se quedó en silencio durante unos cuantos pasos. Grover iba delante nuestro, intentando disimular el hecho de que había oído nuestra charla. A medida que avanzamos siento un calor en mi mano derecha, la cual reconozco perfectamente, aunque nuestros cuerpos sean aún los de unos púberes, encajan perfectamente cuando nuestros dedos se entrelazan.
-awwwwww-solto Afrodita.
-No estás solo en esto, me escuchas? No te dejaré ir tan fácilmente- me dice en un susurro, haciéndome abrir los ojos por un mero instante por la sorpresa de su confesión, para luego hacerme sonreír completamente, apretando un poco más fuerte mi mano, demostrándole que estoy de acuerdo.
La tormenta había cesado por fin. El fulgor de la ciudad se desvanecía a nuestra espalda y estábamos sumidos en una oscuridad casi total. Con Clar aún continuábamos caminando tomados de la mano, disfrutando del calor transmitido en ellas.
En medio de nuestra pacífica travesía, hubo un terrible chirrido, que nos sacó de nuestros lugares. Un ruido similar al de un búho que está siendo torturado. Si Atenea estuviese aquí en este momento, estaría sacrificando a Grover como si fuese el Ophiotaurus.
-Eh, mi flauta sigue funcionando! Si me acordara de alguna canción busca sendas, podríamos salir del bosque! – Grover no diré esto en voz alta…pero apestas cuando intentas tocar esa cosa, te costó años en aprender algo coherente, no lo lograras en unos segundos.
-Hey- se queji ofendido.
Yo solo me rei.
Tocó unas notas, pero la melodía no se apartó demasiado de Hillary Duff. Realmente aprestaba con una flauta en estos momentos, quizás si utilizo la bendición que me dio Pan en mi vida pasada pueda que nos sea de ayuda.
-Grover, puedes prestarme un momento esa flauta? – le pido lo más inocentemente posible.
-Para qué Percy? – me pregunta con una ceja levantada.
-Es que yo sé algunas canciones con la flauta…pero hay algún requisito especial para lograr lo que tú querías? – le pregunto, a pesar de saber perfectamente que tengo que sentirme uno con la naturaleza para que así funcione.
-cierto-dijo Arty dandome la razon.
-En serio! Genial! Pero para que funcione tienes que mimetizarte con la naturaleza, ser uno con los elementos. Funciona mucho mejor con los sátiros porque fue originalmente una bendición por el dios Pan. Pero tú siendo un hijo de Poseidón puede que funcione…- me dijo mientras me entregaba el instrumento.
-Qué tiene que ver que por ser hijo de Poseidón ayude? – le cuestioné para aparentar las apariencias, haciendo que Clar mire interesada nuestra interacción.
-Todos los hijos de Poseidón, Deméter, Dionisio, y los cazadores de Artemisa pueden sentirse en armonía con la naturaleza. Es por eso que tu puede que tengas oportunidad de hacer algo- me explicó, a pesar de saberlo por la misma persona, pero ya adulta en la otra línea temporal.
Asintiendo a lo que me dijo, tomo la flauta y empiezo a reproducir una melodía que había escuchado tocar hace unos años al nuevo señor de lo salvaje. Una melodía suave y armoniosa, con las notas fluyendo libremente por el aire, envolviéndonos a cada uno de nosotros, trayendo una sonrisa y calidez en nuestros cuerpos. El lugar parecía responder a mi canción pues una brisa corría las ramas de los árboles, limpiando una senda para que avancemos. Y el cielo trató de dispersar sus nubes, para que la carroza manejada por mi chica de la luna nos ilumine el camino.
Una vez que terminé de tocar las últimas notas, me di cuenta de que, tanto Grover como Clar tenían sus ojos cerrados, disfrutando de la sensación de la naturaleza viva. Acercándome lentamente a Clarisse, me puse a unos centímetros de su oído izquierdo y soplé suavemente en ella, haciendo que se estremezca y abra sus ojos, solo para encontrarse frente a mí, con nuestras narices tocándose. Pude ver como empezaba a sonrojarse de nuevo, así que aproveché el momento y le di un casto beso en sus finos labios, solo para alejarme de ella e ir y sacudir a Grover para que retomemos nuestro camino.
-Aprovechado-susurro Arty.
Tras disfrutar de un feliz momento de viaje sin inconvenientes, Grover me iba preguntando si no existía la posibilidad de que sea un hijo de Apolo en lugar de Poseidón, debido a mi capacidad con la música. Mientras que Clar se había aferrado férreamente a mi mano, negándose a mirarme a los ojos, lo que me hizo un poco triste, aunque sabía que era una reacción normal para ella, así que decidí masajear el dorso de su mano con mi pulgar, haciéndola sentir cómoda y deje atrás su inseguridad. Al caminar aproximadamente un kilómetro más, empecé a ver luz delante: los colores de un cartel de neón. Olí comida. Comida frita, grasienta y exquisita. La verdad, desde que regresé aquí estaba necesitando una hamburguesa doble con queso. La comida del Campamento es demasiado saludable para mi gusto.
-bueno es cierto-dijo grover-por eso como latas-
-si,bueno tu eres una cabra-dije.
Seguimos andando hasta que vi una carretera de dos carriles entre los árboles. Al otro lado había una gasolinera cerrada, una vieja valla publicitaria que anunciaba una peli de los noventa, y un local abierto, que era la fuente de la luz de neón y el buen aroma.
Era el restaurante de comida rápida que siempre había esperado, una de esas raras tiendas de carretera donde venden flamencos decorativos para el jardín, indios de madera, ositos de cemento y cosas así. El edificio principal, largo y bajo, estaba rodeado de hileras e hileras de pequeñas estatuas. El letrero de neón encima de la puerta me que anteriormente me había resultado ilegible, ahora ya no lo era, aunque la luz de neón roja seguía siendo un dolor en el culo a la hora de leer.
-Emporio de gnomos de la tía Eme- dije para los demás, o en realidad para Clar ya que con su dislexia seguro estaba matando a sus ojos tratando de adivinar que decía allí.
-Cómo sabes que dice ahí? – me preguntó curiosamente Clar.
-Aprendí a superar la dislexia, si no como crees que me escapé de las aburridas clases que daba Chase? – le respondí.
-Pero en la escuela te costaba leer…- me dijo Grover, a lo que rápidamente tuve que pensar en una mentira digna de Hermes.
-En realidad mi madre me enseñó pacientemente a leer, superando de a poco mi problema, también me dijo que en la escuela tenía que fingir tener dislexia para no levantar sospecha. Al principio no sabía a qué se refería, pero ahora creo que todo tiene razón. Además, también me enseñó muchos idiomas- le respondo con una mentira que no lo es del todo, pues en realidad fue Atenea.
Sonrei al ver como se sonrojaba.
-Ohhhh! Sally/ Tu madre es astuta! – dijeron sorprendidos, lo que me hizo reír alegremente.
-claro que lo es-diji Nico.
-Si quieres puedo enseñarte una vez que terminemos esta misión- le digo a Clarisse honestamente.
Ella tan solo asintió fervientemente con la cabeza, haciendo que tanto Grover como yo nos cause una risa alegre.
Justo lo que pasaba con thalia.
A cada lado de la entrada, como se anunciaba, había dos gnomos de jardín, unos feos y pequeñajos barbudos de cemento que sonreían y saludaban, como si estuvieran posando para una foto. Crucé la carretera siguiendo el rastro aromático de las hamburguesas. No me importaba el hecho de que Medusa estuviese ahí, su hechizo no me afectaría esta vez, pero nos iba a dar comida gratis. Y luego la mataría, un plan simple.
-un plan muy bien planeado-Dijo Ares.
-Ve con cuidado- me advirtió Grover, a lo que me tuve que abstener de girar los ojos en exasperación, sabía que estaba preocupado por nosotros, pero quiero hacerle saber que debe tenernos un poco más de confianza.
-Dentro las luces están encendidas. A lo mejor está abierto- bien, a lo mejor debo dejar que Grover continúe cuidándonos, no creo que con mi estado actual pueda detener por mucho tiempo a Clar. Seamos honestos, durante los primeros dos años de campamento, ella siempre fue más fuerte que yo.
-Un bar- comenté con nostalgia, recordando esos breves momentos en donde iba a bailar con mis amores, disfrutando de la música, la comida, las bebidas…
-Sí, un bar- coincidió ella.
-Acaso se han vuelto locos? Este sitio es rarísimo- chilló mi fiel amigo el chico cabra, advirtiéndonos con su nariz de sabueso que había un monstruo por alrededor.
Todos rieron por eso.
No le hicimos caso. Bueno, yo no le hice caso, Clar tan solo seguía su instinto estomacal.
Thalia rio otra vez.
El aparcamiento de delante era un bosque de estatuas: animales de cemento, niños de cemento, hasta un sátiro de cemento tocando la flauta. El tío de Grover…como llegó acá cuando estaba buscando a Pan nunca lo supe.
-Beee-eee! Se parece a mi tío Ferdinand! – baló Grover, lo cual me llamó la atención…cuántas formas de balido tendrá en realidad un sátiro? Siempre me lo pregunté, quizás en esta línea del tiempo pueda sacarme esa duda.
Nos detuvimos ante la puerta.
-No llamen. Huelo monstruos- lo sé Grover, yo también sé que allí dentro hay un monstruo que quiere prácticamente convertirme en piedra y adorarme como un dios.
-Solo huelo hamburguesas, es que acaso tú no tienes hambre? – querida Clar, creo que además de enseñarte a superar tu dislexia, tendré que enseñarte modales para con los sátiros.
-CARNE!? YO SOY VEGETARIANO! – chilló tan fuerte que puede que haya despertado a Gaea antes de tiempo.
-Las latas no son cosas vegetarianas grover-dijo Nico muerto de la risa.
Grover se sonrojo.
-Grover…comes enchiladas de queso y latas de aluminio. Los tres de nosotros sabemos perfectamente que esas dos cosas no catalogan como vegetales- le digo con cara de palo, provocando una risita a Clar y una mirada fulminante a G-man.
-Venga, vámonos. Estas estatuas me están mirando- replicó frustrado.
Entonces la puerta se abrió con un chirrido y ante nosotros apareció una mujer vestida con una larga túnica negra, que le tapaba todo menos las manos, cuyas uñas estaban bien cuidadas. Los ojos ocultos tras un velo oscuro. Y cuando nos habló, tenía un ligero acento a alguien oriundo de Medio Oriente. Lo cual me hace que me pregunte…Medusa ha tenido milenios de vida y resurrección y no ha aprendido a mimetizarse con la gente de otra manera?
-Niños, es muy tarde para estar solos fuera. Dónde están sus padres? -bueno…el mío está discutiendo con Zeus como unos niños, el de Clar está seguro en estos momentos platicando con Castellan, y el de Grover está desaparecido en acción.
Poseidón se sonrojo por la verguenza de estar peleando con su hermano.
Creo que esta vez intentaré otro enfoque para mentirle, ya que la última vez fue un fracaso total y Hermes me obligó a tomar clases de encubrimiento de historias.
-Bien-dijo.
-Estamos escapando de una chica maniática- le respondo, evitando formar una sonrisa en mi cara.
-Escapando? Pero eso no puede ser!? – exclamó Medusa.
-Sí, esa muchacha con ojos grises estaba gritando algo acerca de querer transformarnos en insectos o algo por el estilo… Llevamos horas huyendo y estamos muy cansados- lo siento Tena, pero cuando te lo explique luego lo comprenderás.
Atenea solo gruño más no dijo nada.
-Oh, queridos niños. Tienen que entrar, pobrecillos. Soy la tía Eme. Pasen directamente al fondo del almacén, por favor. Hay una zona de comida- se tragó el cebo, lo más seguro es que esté pensando en Atenea ahora.
Le dimos las gracias y entramos.
-Muchacha de ojos grises? – me preguntó curiosa Clar.
-Algo me dice que esa mujer trama algo, cuando yo te avise, cierra los ojos fuertemente y no los abras hasta que yo te diga. Lo mismo va para ti Grover- les digo en un susurro, tratando de que Medusa no me oiga, y que mis compañeros estén atentos.
Ellos tan solo asintieron con la cabeza, lo cual me hizo sentir más calmado.
Pasamos por el almacén donde tenía a todas sus esculturas, en todas las poses posibles, con ropas de diferentes regiones. Pero decidí hacer caso omiso de ellas, tenía que enfocarme en lo mío.
El olor de las hamburguesas empezaba a querer afectarme, podía ver los ojos vidriosos de Clar y el castañeo de dientes de Grover. Vi por el rabillo de mi ojo el momento en el que Medusa cerraba disimuladamente la puerta para evitar que escapemos. Lo cual me gustaría decirle que esa acción es un arma de doble filo, pues en unos momentos ella querrá salir corriendo despavorida.
-Por favor, siéntense- dijo Medusa.
-Muchas gracias señora- le comenté.
-Bien sigues dandoles respeto a los mounstros magnifico-dijo Caos.
-Eh…la verdad es que no tenemos dinero con que pagarle señora- dijo Clar, a lo que yo quería corregirle, pues en mi mochila traía suficiente como para sobrevivir dos semanas.
-No, niños. No hace falta dinero. Es un caso especial, ¿verdad? Es mi regalo para unos chicos que están siendo perseguidos por una bruja- replicó Medusa.
-Gracias señora- complementó Clar.
-De nada Clarisse- le respondió la maldita por Atenea.
Nuestra anfitriona se puso a cocinar detrás del mostrador. Antes de que nos diéramos cuenta, había traído bandejas de plástico con hamburguesas, batidos de vainilla y patatas fritas.
Antes de que Grover y Clar comenzasen a comer, decidí platicar con la Gorgona.
-Así que dígame…como es que una mujer tan amable como usted terminó aquí sola vendiendo esculturas? – digo, atrayendo la atención de mis compañeros con mi pregunta incomoda.
-Bueno, verás hace mucho tiempo yo estaba de novia con un hermoso sujeto, pero una malvada mujer de ojos grises tormentosos que envidiaba mi belleza y relación, así que se propuso separarnos. Ella provocó un terrible accidente. Mis hermanas se quedaron conmigo. Compartieron mi mala suerte tanto como pudieron, pero al final tuvieron que dejarme. Solo yo he sobrevivido, pero a qué precio, niños. A qué precio- no me hagas llorar bruja.
Ganas no me faltaban para destapar a Riptide y cortarla en trocitos por la bazofia que había largado. Dite me había contado lo que había sucedido realmente. Medusa había robado una poción que inhibía la conciencia de la persona, y lo había utilizado en mi padre. Al cual le dijo que se encontraran en el templo de Tena.
Atenea abrio los ojos sorprendida.
-Vaya…lo siento mucho por Esteno y Euríale. Realmente las debes de extrañar mucho no…Medusa- le digo sonrientemente, haciendo que la maldita retroceda unos pasos.
-Có-cómo supiste quién era yo, hijo de Poseidón? – dubitativamente me preguntó, lo cual me hizo sonreír ampliamente ahora.
-YA, CIERREN LOS OJOS! – grité, haciendo que Clar y Grover cerrasen fuertemente los ojos ante lo que iba a pasar. Más vale prevenir que curar a veces.
Antes de sacar a Anaklusmos, recubrí mis ojos con una fina película de agua, refractando así la visión. En términos más simples…era como si tuviese miopía. Lo cual funcionaba perfectamente a mi favor en el caso de que Medusa intentase convertirme en piedra. No funcionaría, pues no la vería claramente como ella lo necesita.
Percibiendo por los contornos borrosos de mi visión, vi que Medusa estaba quitándose el velo, revelando su cabellera de serpientes. A lo que inmediatamente destapé a Riptide y cercené de un solo movimiento su cabeza.
Escuché el sonido de desvanecimiento, viendo con dificultad como la cabeza caía al suelo, rodando a mis pies, con las serpientes realizando movimientos reflejos de querer morder mi calzado.
Con mucho cuidado me arrodillé, envolví la cabeza del monstruo en el paño negro y la recogí. Aún chorreaba un líquido verdoso. Definitivamente iba a llevar conmigo la cabeza de Medusa esta vez. La guardé en un morral que había a unos metros de donde estaba.
-Pueden abrir los ojos- le digo con un tono suave, haciéndoles saber que el peligro ya había pasado.
-Estás bien? – me preguntó preocupado el chico cabra.
-Sí, y parece que aparte de comida gratis, hemos ganado un importante trofeo de guerra- les digo con una sonrisa brillante.
-Estás seguro que podemos comer esto y no nos hará daño? – me preguntó Clar.
-Creo que no tiene nada, pues lo único que percibí fue algo parecido a un encantamiento mientras Medusa nos hablaba para mantenernos atontados. Así que no, no creo que la comida tenga algo. No te preocupes, si quieres probaré y primero- le digo sonriendo suavemente, haciendo que ella asiente con la cabeza.
Probando un poco de la hamburguesa que nos fue dada, no sentí nada en ella como lo había hecho la vez anterior. Parecía que lo que me había afectado anteriormente estaba completamente ligada a la vida de la maldita. Dándome vuelta, les dije que era seguro comer.
Ellos sonrieron tímidamente.
Me puse en pie. Recordando lo que había hallado aquí la vez pasada.
-Ahora vuelvo. No se preocupen, iré a ver si encuentro algo que sea interesante- digo tranquilizándolos.
-Ten cuidado Percy, cualquier cosa grita e iremos rápidamente- me contestó Clarisse, a lo que respondí con una sonrisa.
En el fondo del almacén encontré el despacho de Medusa. Sus libros de contabilidad mostraban sus últimos encargos, todos envíos al inframundo para decorar el jardín de Hades y Perséfone. Con la dirección del inframundo, era Estudios de Grabación El Otro Barrio, West Hollywood, California. Doblé la factura y me la metí en el bolsillo.
En la caja registradora encontré veinte dólares, unos cuantos dracmas y unos embalajes de envío rápido del Hermes Nocturno Express. Metí todo cuidadosamente en la mochila, la cual tuve que encantar para que entren más cosas de lo que aparenta su tamaño exterior.
Regresé a la mesa de picnic y les comenté sobre lo que había hallado. Esperé a que terminasen de comer y nos preparamos para continuar nuestra travesía.
-Vamos, tenemos que seguir, ese rayo no se encontrará solo- les digo burlonamente, tomando la mano de Clarisse y saliendo de la tienda, con Grover liderando el camino.
Esa noche nos sentimos bastante agradecidos. Bueno, al menos ellos, yo por mi parte me sentía tan feliz que por poco empezaba a brillar como un árbol de navidad. Iba tomado de la mano con mi amor, mi mejor amigo nos acompañaba en mi misión, y había logrado sacarme de encima por unos días a la perra de Chase.
-Que no se cansa de molestar-dijo Apolo.
Acampamos en el bosque, a unos cien metros de la carretera principal, en un claro que los chicos de la zona al parecer utilizaban para sus fiestas. El suelo estaba lleno de latas aplastadas, envoltorios de comida rápida y otros desechos.
-Que asco,deberiamos limpiarlo-diji demeter.
Habíamos sacado algo de comida y unas mantas de casa de Medusa, pero no encendimos una hoguera para secar nuestra ropa. En lugar de eso, las sequé con un movimiento de mi mano, a lo me agradecieron fervientemente.
Decidimos dormir por turnos. Yo me ofrecí voluntario para hacer la primera guardia. Clarisse se acurrucó tímidamente sobre mi pecho entre las mantas y empezó a roncar en cuanto sus ojos se cerraron. Solté una risita tenue, ya que ella a pesar de estar dormida, estaba sonrojada por la posición que había tomado y por las caricias que hacía en su pelo para que durmiese.
Grover se recostó contra el tronco de un árbol y observó el cielo nocturno.
-Duerme. Te despertaré si surge algún problema- le sugerí, sabiendo perfectamente por lo que estaba pasando en este momento mientras miraba la naturaleza que le rodeaba.
Asintió, pero siguió con los ojos abiertos.
-Me pone triste, Percy- lo sé mi amigo, pero, aunque hagamos algo, no importa cuánto nos esforcemos, los mortales seguirán contaminando inconscientemente.
-insensibles-gruño Arty.
-Te entiendo Grover, ver el estado en el que tratan a la naturaleza que los rodea…algún se volverá contra ellos, y no sabrán la razón de ello- le comento.
- Y el cielo. Ni siquiera se pueden ver las estrellas. Han contaminado el cielo. Es una época terrible para ser sátiro- yo también miro el cielo, dejando caer inconscientemente una lágrima al darme cuenta que La Cazadora no se encuentra allí, que aún está viva y me encargaré de que eso continúe así.
Arty y thalia me miraron sospechosamente.
-Tan solo podemos tener esperanza de que unos pequeños actos demuestren a los demás el ejemplo que deben seguir- le digo, brindándole un poco de esperanza.
Todos sonrieron.
-Al ritmo que van las cosas, jamás encontraré a Pan-
-Si lo harás Grover, recuerda mis palabras. Lo hallarás y yo te ayudaré en ello- le comento, haciéndole sonreír un poco.
Grover me abrazo.
Una brisa extraña atravesó el claro, anulando temporalmente el olor de basura y porquería. Trajo el aroma de bayas, flores silvestres y agua de lluvia limpia, cosas que en algún momento hubo en aquellos bosques. De repente, sentí nostalgia. Pan nos había escuchado y nos daba su agradecimiento.
Grover miró el cielo nocturno, como meditando en nuestros problemas.
-Qué tal si yo hago el primer turno? Duerme un poco- me dijo Grover como la primera vez.
Quería protestar nuevamente, pero sabía que, si esforzaba a mi cuerpo, este iba a reaccionar de la peor manera. Y yo no quería preocupar a Clar con mi enfermedad. Grover comenzó a tocar Mozart, muy suavemente, y me di la vuelta. Los ojos me escocían. A los pocos compases del Concierto para piano n.° 12, me quedé dormido.
En mis sueños, me encontré en una oscura caverna frente a un foso insondable. Los fantasmas advirtiéndome que no debía acercarme al borde del abismo.
Caminando tranquilamente, hice caso omiso de ellos, dándoles una sonrisa tranquilizadora, a lo que ellos me miraron sorprendidos, comprendiendo que no tenían nada de qué preocuparse.
Miré hacia abajo en el foso, esperando a que mi querido y amable abuelo me dé su charla amistosa.
-El pequeño héroe. Demasiado débil, demasiado joven, pero puede que sirvas- comentaba haciéndose el misterioso Kronos.
-Te han engañado, chico. Haz un trato conmigo. Yo te daré lo que quieres- ohhhh, me darás la cabeza de Castellan y Chase en bandeja de plata? No, no…mucho mejor dame pedazos de sus cuerpos en pedazos, y yo adivinaré a quien pertenece cada parte.
Rei en esa parte.
Se formaba una imagen sobre el abismo: mi madre, congelada en el momento en que se había disuelto en aquel resplandor dorado. Tenía el rostro desencajado por el dolor, como si el Minotauro siguiera retorciéndole el cuello. Me miraba fijamente y sus ojos suplicaban «¡Márchate!».
Yo la miré tranquilamente, sabiendo que en estos momentos mi madre estaba cuchicheando con Perséfone sobre Hades.
Hades solo suspiro.
Una risotada fría sacudía el abismo. Una fuerza invisible me quería empujar, pretendía arrastrarme hacia el abismo. Me mantuve firme.
-Ayúdame a salir, chico. Tráeme el rayo. Juégasela a esos traicioneros dioses! – ya cansado de escuchar las incoherencias de mi queridísimo abuelo, decidí tirar un escupitajo al foso, poniendo toda la esperanza posible de que le dé.
Zeus casi se desmaya por lo que hice en el libro
Luego de eso, llegué a la conclusión de que había dormido lo suficiente y tenía que despertarme.
Abrí los ojos y era de día. Bajé la vista a mi pecho y vi una imagen que alegró completamente mi mañana.
Me había olvidado que Clar, en su sueño, me abraza como si fuese su peluche personal, inmovilizando mis brazos. Parece que el viaje en el tiempo no cambio eso. Ni tampoco el hecho de que tiene el sueño pesado.
Viendo que Grover lo más seguro es que está con ese caniche extraño, aprovecho la ocasión que se me presentó.
Oliendo el aroma a castañas del pelo de Clar, acerco mi cara lentamente a donde está su oreja derecha. Soplando suavemente, haciéndola estremecerse, lo que hace que me apriete más fuerte. Viendo la cara que había puesto, con un ceño fruncido, me dedico a depositar besos como caricias en él, teniendo como propósito, hacerlo desaparecer. Luego de unos minutos de este tratamiento, me vuelvo a su oído, y empiezo a mordisquear suave y lentamente, ganándome unos gemidos como susurros de mi amor, la cual empezaba a mover sus piernas, frotándose entre sí. Lo que provocó que yo mordiese con más ganas, haciendo que lance un sonoro gemido sensual lo que la hizo despertar y mirarme fijamente a los ojos.
-y esa es mi mejor guerrera-gruño Ares.
Lo mire mal.
-Buen día preciosa, espero que haya sido de utilidad como peluche- le digo con una sonrisa juguetona.
-Bu-buenos días Percy- me dijo tímidamente, sonrojándose locamente ante la situación que nos encontramos.
-Podrías liberar mis brazos, creo que los tengo adormecidos. A menos claro…que continúe con el tratamiento que estaba dándole a tu oreja- le susurro esto último al oído.
Inmediatamente me soltó, lo que me provocó un puchero, el cual ella vio y se río ante mis acciones. Sorprendentemente ella me dio un beso en los labios y me dijo suavemente en la oreja.
-La próxima vez…seré yo quien te despierte de un modo extraño- guiñándome un ojo y levantándose, estirando su cuerpo sensualmente como un gato, regalándome un show gratuito para mí solo. Sin mi saber, me sonrojé a los cambios de roles que hubo. Era la misma forma de actuar que tenía ella en mi tiempo cuando estábamos en la intimidad.
Me sonroje al ver que todos me miraban.
Al cabo de unos minutos Grover había vuelto con un amigo.
Tenía algo peludo en el regazo, un animal disecado, sucio y de un rosa artificial. No, no se trataba de un animal disecado. Era un caniche rosa.
El chucho me ladró, cauteloso. A lo que le dirigí una mirada que indicaba quien era el que mandaba aquí. Inmediatamente se calló.
-Percy, éste es Gladiolus. Gladiolus, Percy- nos presentó Grover.
Yo tan solo moví mi cabeza en un movimiento que se entendería como un saludo.
Miré a Clarisse, convencido de que empezaría a reírme ante cómo reaccionaría ella.
-No voy a decirle hola a un caniche rosa. Olvídalo Grover- dijo seriamente. Tuve que morderme la lengua, aguantándome una risotada.
-Clar. Yo le he dicho hola al caniche. Tú le dices hola al caniche- le dije con un tono lúdico.
El caniche le gruñó. Clar le devolvió el gruñido y fue un acuerdo mutuo de ambos. Unos segundos más, y Clarisse hubiese tenido unas pantuflas nuevas de color rosa.
Grover me explicó que había encontrado a Gladiolus en los bosques y habían iniciado una conversación. El caniche se había fugado de una rica familia local, que ofrecía una recompensa de doscientos dólares a quien lo devolviera. No tenía muchas ganas de volver con su familia, pero estaba dispuesto a hacerlo para ayudar a Grover.
Señaló colina abajo, hacia unas vías de tren que no había visto por la noche en la oscuridad.
-Hay una estación de trenes Amtrak a ochocientos metros. Según Gladiolus, el que va al oeste sale a mediodía-
Bien, creo que esta vez, Equidna y su "hijito" se llevarán una pequeña sorpresa que los dejará de piedra.
-Fin del capitulo-dijo Tena.
-Bien ahora a dormir,mañana seguimos-declaro Caos.
Todos los invitados se levantaron y caos hizo aparecer puertas.
-Tomen una habitación y descansen-dijo.
Antes de que pudiera entrar siquiera a mi habitacion,fui detenido por cuatro diosas y semidiosas.
-Hablaras perseo-declaro Hestia.
Creo que morire pronto..
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