Capitulo 20.
Pov omnisciente:
Tome el libro y suspire al saber li que me esperaria.
-Capítulo 10: Hole in my soul-leí.
Mis esposas me pusieron atención cuando lei el titulo.
Es curioso cómo los humanos ajustan la mente a su versión de la realidad. Quirón ya me lo había dicho hacía mucho.
En un momento soy el enemigo público número uno de los Estados Unidos, recorriendo distintos estados a lo largo del país. Y dentro de unos minutos trataré de convencer a mi padre o a Apolo de que hagan algo para que los mortales se olviden de todo esto con alguna excusa barata. Si pudieron hacerlo con el "alunizaje", pueden hacerlo con lo que el idiota de Ugliano provocó.
Lo único a lo que me resiento por ahora, es que no podré hacer que el bastardo que se hace llamar padrastro, no pueda endeudarse a la hora de entregar electrodomésticos como la vez anterior.
Decidí aparecerme en la entrada del Empire State. Si no hubiese estado prestando atención de manera minuciosa a cada uno de mis movimientos, me habría aparecido directamente en la sala del concejo, dándole un infarto a Clar y a Grover. Sin contar con el hecho de provocarle una aneurisma cerebral a tío Zeus.
Zeús me miro mal.
Ahora tenía que tomar una gran decisión. Tenía que decirles a Clar y a Grover que debían irse al campamento.
-¡¡¡¿Qué?!!!-gritaron todos en la sala.
Yo solo procedi a seguir leyendo.
Aunqur la mirada que me dio clar me hizo tragar saliva.
No es porque sea un desagradecido, sino que la razón principal es que no creo poder manejar la situación. Verlas a todas juntas, mirándome, sin poder saber quién soy en realidad. Me va a doler. Mucho. Y sé que, a la salida de allí, empezaran a hacer muchas preguntas que no puedo responderles.
Ahi todas mis bellas esposas me miraron con cariño y ternura.
Les dije que volvieran al Campamento Mestizo e informaran a Quirón de lo que había pasado.
-NO! – protestó Clarisse. No quería hacerle esto a ella, pero realmente necesito que ella vaya al campamento.
-Por favor Clar, vuelve con Grover-
-Por-por qué? Acaso crees que ya no somos suficientes para ti? – no querida. Nunca pensaría algo así de ti. Nunca.
Ares me miro mal y clar se habia sonrojado.
-Nunca. Nunca digas algo como eso delante de mí. Por favor, nunca digas algo parecido- digo entre dientes, bajando la mirada.
Clar sonrio al ver que para mi era genial,igual que todas mis esposas.
Antes de que pudiese decir algo más, la abrazo repentinamente. Trato de aferrarme a su calidez. Memorizando el aroma de su pelo. La suavidad de su piel. Los recuerdos de haberla perdido tratan de burlarse de mí dentro de mi cabeza.
Mi voz parecio haberse quebrado en esa parte y mis esposan se dieron cuenta ya que dejaron de sonreir.
La amo demasiado para pensar que ella no es suficiente para mí. A todas las amo demasiado. Tanto que estoy dando mi cadena de la vida por ellas en esta línea temporal.
Ellas me sonrieron y note que tenian lagrimas en sus bellos ojos.
-Necesito que vuelvas Clarisse. No sé qué tipo de reacción tendrá Zeus ante mi presencia, y no quiero que porque tu estés conmigo tengas que pagar por mí-
Mi padre miro mal a Tio Z.
-Vuelve Percy. Te quiero a mi lado para festejar que cumplimos esta misión. Vuelve- me dice al oído, devolviéndome el abrazo. Algo dentro de mí quiere saltar de emoción por su acción. Quiero besarla y acurrucarme a su lado.
-QUE BELLO,CARIÑO SEGURA QUE ERES HIJA DE ESTE IDIOTA-chillo/grito Dite.
Clar asintio y todos reimos por la cara de Ares.
-Lo haré mi amazona. Te prometo que al devolver el rayo volveré lo más rápido que pueda al campamento. Por favor G-man, te encargo que la cuides en el viaje de regreso- le digo mientras beso castamente en los labios a Clar y le doy una palmada en el hombro a mi amigo.
-Mas te valia volver cariño-dijo clar.
Fue muy duro verlos marchar después de todo lo que habíamos pasado juntos, pero debía afrontar solo aquella última parte de la misión
Treinta segundos más tarde entraba en el vestíbulo del edificio Empire State.
Me acerqué al guardia del mostrador y como no estaba de suficiente humor para perder tiempo le dije mientras ponía la misma mirada que le di a Cerbero:
Caos solo dijo -Sigues igual que siempre-yo la ignore.
-A menos que quieras que tu sangre empiece a hervir y que tu cuerpo explote a causa de ello, dame la tarjeta para ir al piso seiscientos-
El guardia me miró por un instante, no comprendió lo qué le decía. Después palideció.
-Acaso tu…? -
-Tienes diez segundos para darme la tarjeta. Uno. Dos. Siete. Nueve. Di…- en serio maldito vago de mierda. Dame la tarjeta!
-Perseo lenguaje-gritaron mis esposas.
-No! No! - brincó de su asiento, buscó presuroso un pase detrás del mostrador y me tendió la tarjeta.
-Viste que fácil fue? Espero que la próxima vez no me hagas contar de nuevo- le digo con una sonrisa que prometía mucho, pero mucho dolor si me hacía lo mismo el año que viene.
Sonrei a ver que siempre conseguia lo que queria.
En cuanto se cerraron las puertas del ascensor, metí la tarjeta en la ranura. En la consola se iluminó un botón rojo que ponía «600». Lo apreté y esperé, y esperé.
-Y espero para luego morir-dijo Hermes.
En ese trayecto no pude dejar de preguntarme si lo que estaba haciendo era realmente lo correcto.
Caos me miro más no me dijo nada.
El miedo me entraba de nuevo.
Mi padre me miraba con una sonrisa de apoyo.
Y si ellas me odiaban?
-No te conociamos asi que porque hacerlo-dijeron.
Y si ellas me culpaban por haberles fallado?
Ellas me miraban mal.
Y si me dicen que por mi culpa ellas habían muerto junto a nuestros hijos?
-PERSEO entiende que ni te conociamos deja de culparte-dijeron.
Antes de darme cuenta me hallaba en el suelo del ascensor, con mi espalda apoyada contra una de las paredes.
Todos me miraron con preocupacion.
Estaba comenzando a hiperventilar y digamos que el esfuerzo que había realizado por usar las zapatillas con la bendición de Hermes no ayudaba.
-Perseo? Perseo, qué te ocurre? – escucho una voz conocida preguntándome a mi lado.
Caos sonrio.
-Caos? Caos! – grito de repente y la abrazo. Llorando en ella, mojando su vestido.
Mire a caos y sonrei ella siempre estaba para mi.
-Percy, qué pasa?! Por qué lloras? –
-Tengo miedo Caos. Temo a que me odien por haberles fallado la vez anterior- digo entre sollozos. Por primera vez en mucho tiempo dejo libre mis emociones reprimidas.
Todos me miraron con preocupacion.
-Tonto…ellas no te conocen aún en esta línea temporal. Y no fue tu culpa lo que ocurrió antes. Fue Chase y su ambición- la oigo decir mientras trataba de calmarme.
-Vez caos esta con nosotras-dijeron toda mis esposas.
-Las extraño. Verlas ahí y mirándome sin poder conocerme. Eso me dejará mucho dolor en mi alma. Acaso Ananké no tiene suficiente con joderme la salud? – maldita sea la hora en que ella hizo mi hilo del destino.
Las chicas soltaban lagrimas.
-Entonces vuelve a crear esos lazos. Ya comenzaste con Hestia y con la hija de la guerra. Puedes volver a demostrarles que pueden amar-
Las chicas asintieron -Si cariño amanos y salvanos estamos en tus manos-dijeron.
-Para lastimarlas al final? Para ser yo quien las deje esta vez? Para que me odien por haberles dado falsas esperanzas de amor? – mascullo entre dientes. Esa fue una de las principales dudas que tuve desde que llegué aquí.
Las chicas se acercaron a mi y me sonrerion.
-Pero si no lo haces, entonces que ocurriría? Afrodita seguiría cegada por la lujuria cuando tu podrías enseñarle a amar. Artemisa seguiría odiando incondicionalmente a todos los hombres, cuando tu podrías demostrarle lo contrario siendo como eres. Atenea se dejaría manejar por su ego y cometería error tras error, cuando tu podrías enseñarle a confiar en los demás-
Las mencionadas asintieron.
-Sí que sabes cómo convencerme, no Caos? Espero que todo funcione como tú dices. Porque si no me convertiré en tu peor dolor en el trasero- le digo, separándome de ella, dejando que limpie mi rostro mientras se reía por mis comentarios.
-Siempre lo has sido percy-dijo ella.
-Quien dice que no lo eres ya? Cuídate Percy, y confía en que todo terminará para bien- me dice, depositando un beso en mi frente y desapareciendo una vez más.
-Adiós Caos, hasta la próxima- digo en la soledad del ascensor, rebuscando en mi mochila para sacar unos cuadros de ambrosia y metiéndolos en mi boca, aliviando así la tensión que tenía mi cuerpo y principalmente mis pulmones.
Oí como música ambiental estaba finalizando. Las puertas se abrieron. Salí y por poco me da un infarto. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que visité el Olimpo. Me había olvidado que tan impoluto lucía. Me sentía sucia en mi estado actual como para caminar por sus calles, por lo que decidí aprovechar y tomar una muda de ropa de mi mochila y ponerme presentable para mis esposas. No quiero que piensen que soy un pordiosero.
-Siempre te veras bien para mi cariño-dijo Dite.
Camino tranquilamente durante unos breves minutos, apreciando la vida que había a mi alrededor, las caras felices de los lugareños. Veo mi reflejo en algunos estanques que hay al lado del camino, dándome cuenta que a mi tierna edad de doce años soy un maldito enano debilucho en comparación a mi anterior línea temporal. Unos escalones conducían a un patio central. Tras él, la sala del trono.
Doce tronos, una vista que me causa un poco de pena por la ausencia de Tia y tío Hades, estaban dispuestos en forma de U invertida, como las cabañas en el Campamento Mestizo. Una hoguera enorme ardía en el brasero central, y en él estaba mi preciosa diosa del hogar. Moviendo suavemente las brasas calientes, mirando de reojo a la puerta. Cuando se da cuenta de mi presencia no puedo evitar darle una sonrisa torcida haciendo que se sonroje y oculte su cara tras su pelo, moviendo frenéticamente algunos leños avivando el fuego, atrayendo la atención de todos los que estaban en la sala.
Tia se sonrojo y sonrio.
Todos los tronos estaban llenos esta vez. Me alegro de haber llegado con días de sobra, pues así puedo verlas a ellas. Avancé con piernas temblorosas. No por la presencia majestuosa que tenían, sino por la ansiedad de mirarlas una vez más. Vivas, radiantes, con la oportunidad de apreciar lo hermoso de la vida.
Me acerqué al trono de tío Zeus y me arrodillé, mejor no lastimar el precioso ego que tiene o puedo provocarle un ataque o en el peor de los casos, uno de sus interminables discursos. Realmente, entre el discurso Zeus y el de Deméter, no se cual es peor.
Los dos se ofendieron y los demas en la sala se rieron.
Repetí el proceso de acercarme y arrodillarme con el siguiente orden: Hera, papá, Tena, Arty, Dite, Apolo, Hermes, Hefestos, Deméter, Ares que me miraba como si quisiera arrancarme la cabeza y Dionisio el cual estaba leyendo una revista de vitivinicultura.
Antes de que el Sr. Rayito pudiese hablar, me acerqué a Tia. Cuando llegué a su lado, me arrodillé y le di un beso en la nariz, haciendo que se sonroje de manera cómica. Pude escuchar algunos sonidos a mi espalda, pero no les di atención.
Todos se rieron y zeus se sintio ofendido por eso de sr.Rayito.
-Espero que me haya extrañado en mi ausencia…Lady Hestia- le digo con un tono lúdico, provocándole un mini infarto por "averiguar" su verdadera filiación.
Tia me miro mal.
-Cómo? – querida, no importa que disfraz lleves, siempre podré reconocerte donde sea. Eres muy especial para mí.
Tia me sonrio y me abrazo.
-Digamos que el haberte hallado la primera vez atendiendo una fogata sin temerle a las llamas fue una gran pista- o quizás fue esa linda capa que llevas, o tus ojos…
Tia se sonrojo.
-Por qué? – la oigo murmurar por lo bajo.
-Eh? – creo que se porque me preguntas eso, pero quiero oírlo de tus labios.
-Idiota-susrro thalia.
Yo sonrei y segui leyendo.
-Por qué te acercaste a mí? – cariño, si no lo hubiese hecho sería el idiota más grande del universo entero.
-Idiota ya estabas-dijo clar.
Solo la mire mal.
-Porque pude. O quizás porque quise. O quizás porque no me gustó verte sola mientras todos pasaban a tu lado sin prestarte atención. O quizás fue porque llenas un hueco que tiene mi alma- le respondo, estirando mi mano hasta su cara, tocando su mejilla ardiente, sacándome una honesta sonrisa.
-Que tierno-dijo Dite.
Todas las chicas asintieron deacuerdo.
-Gracias por ser el primero en notar mi presencia- me dice, procediendo a abrazarme repentinamente, haciendo que esta vez sea yo el que se ruborice. Nunca fui bueno con esta clase de cumplidos.
-Eres lo mejor que puede pasarnos percy-dijeron todas (menos arty y zoe).
Yo las mire con adoracion.
-Te has portado bien como te dije antes de irme? – le pregunto al oído.
Tia dijo -Siempre me porto bien- yo solo segui leyendo.
-Si- fue su suave respuesta.
-Entonces puedes recibir el regalo que te prometí- me separo un poco de ella, haciendo que haga un puchero lindo en reclamo a la falta de cariño. Rebusco en mi mochila hasta encontrar el peluche que había comprado en el Hotel Lotus.
-Es para mí? –
-Espero que te guste- me encanta la carita de felicidad pura que tiene tras abrazar al burrito de felpa. Incluso siento un poco de celos, quisiera estar en el lugar de ese muñeco…
-Es hermoso. Gracias Percy- y de la nada ella se acercó frente a mi cara con nuestras narices tocándose y me besó en el borde de los labios, haciendo que mi cara se ponga caliente.
-De-de-de nada Tia- logro decir inconscientemente, sin darme cuenta que la había llamado por su apodo.
-Tia? Me agrada. Pero creo que es hora de que vayas con mi hermano. Parece que estar por darle una rabieta- dice con una risita haciendo que entre en razón y me levante de mi lugar para dirigirme ante mi tío.
Tio Z miro mal a Tia.
-Gusto en conocerlo Lord Zeus- digo con un tono "respetuoso". Sonaba un tanto raro hablarle de esa manera, y espero que esta vez pueda hacerlo recapacitar en algunas cosas para su propio bien.
-Tu no eres respetuoso con nadie,es el fin del mundo-dijo Grover
Toda la sala rio y yo segui leyendo.
-Veo que vienes a traerme mi rayo maestro ladronzuelo- okey…voy a tratar de no patearle las pelotas por ser un irrespetuoso.
Tio Z sonrio socorronamente como diciendo que yo no me atreveria a hacerlo.
-Primero que nada, juro por el Río Styx que yo no robe nada a Lord Zeus ni a Lord Hades- pude escuchar un trueno luego de mi juramento, ganándome unas miradas de todos los dioses que estaban en la sala.
-Entonces si no fuiste tú, quién fue? – el bastardo de Castellan y la prostituta barata de Chase…pero no puedo decirle eso o generaría grandes inconvenientes a la continuidad de hechos que deben suceder.
Atenea sonrio con orgullo.
Mi única respuesta fue encogerme de hombros y poner mi mejor cara de póker. Ja! En tu cara dios del teatro!
La reina del drama hizo un puchero.
Todos los demas reian.
Por cierto, me debes una Ares, pienso mientras miro de reojo al dios de la guerra.
Ares bufo.
-Puedes devolverme mi rayo diosecillo- llorón, no puede estar unos días separado de su juguetito porque comienza su berrinche.
Papá rio junto a tio Hades.
-Sí como no, aguarde un momento- busco en mi mochila y saco que dichoso rayito.
-No trates a rayito asi-dijo la reina del drama.
Arrojándoselo a las manos, veo como lo inspecciona minuciosamente. Debería prestarle más atención a su mujer que a esa cosa, por el amor de Caos!
Hera me sonrio.
-Excelente trabajo. Pero ahora, puedo hacerte una pregunta? –
-Adelante- dioses, se me está haciendo un camino cuesta arriba el tener que actuar con tanto respeto…
Todos mi conocidos me miraban extraño por tanto respeto y no los culpo.
-Por qué te arrodillaste ante mi mujer y los demás miembros del Concejo? Que muestres respetos a tu padre es entendible…-
Todos lo mirabamos incredulos por su estupidez.
-Porque si por mi fuese, me hubiera inclinado primero ante Lady Hera y luego ante usted- bien, debí traerme ese muestrario de colores que vi cuando pasé frente a una pinturería, en este momento me sería de mucha utilidad para poder discernir de qué color es la cara de mi tío.
-Explícate antes de que te vuele en pedazos! – reina del drama…
-Dramatico-dijo mi padre.
-La respeto por estar casada con alguien como tú- digo con cara de palo, haciendo que Hera me observase detenidamente.
-Qué quieres decir con eso hijo de Poseidón? – me preguntó curiosa.
-Me refiero a que usted se merece todo mi respeto al tener que aguantar a alguien que la engaña de manera muy seguida. Ni usted ni nadie merece pasar por un trato igual- veo como sus ojos se agrandan por mis palabras y un pequeño brillo de agradecimiento se reflejan en ellos.
-Por qué dices eso diosecillo? – me pregunta de nuevo Zeus.
-Cuáles son los dominios de tu esposa Lord Zeus? – pregunto tranquilamente.
-Diosa del matrimonio, el hogar, la familia y patrona de las mujeres. Por qué preguntas? – a ver si puedo hacerte entrar en razón maldito terco!
-Imagínate que seas tú quien tenga el dominio sobre el matrimonio y sea ella quien tenga el dominio sobre la justicia. Me sigues tío? – dejé todo tipo de formalidad, ya no tenía la paciencia suficiente para esto, sin contar con el hecho de que todos estaban mirándome atentamente.
-Si- me alegro, aunque quizás debí traer unos títeres para explicarle a Ares. Siempre fue medio lento.
-Ahora imagínate que mientras tú tienes el poder sobre los matrimonios, tu mujer está encamándose con cuanto sujeto se encuentra por las calles. Cómo te sentirías? – lo veo abrir los ojos al darse cuenta de lo ha estado haciendo durante tanto tiempo. Aleluya!
-Mal. Inútil. Con el corazón roto- bravo…el gran dios rey se ha dado cuenta de la mierda que ha producido.
Hera estaba feliz al ver como su esposo se sentiria si ella le fuera infiel.
-Lo ves? Es por eso que la respeto más que a ti. Porque a pesar de todos tus problemas de pollera, ella sigue fiel a tu lado-
Todos rieron.
-Pero es necesario tener hijos con mortales-
-Sí, es cierto. Pero también podrías casarte con esas mortales con el permiso de tu esposa y luego fingir tu muerte. De esa manera no joderías tanto su dominio, y ella sabría lo que estás haciendo- y ahora espero a que todos se den cuenta de la fácil solución para todos sus problemas divinos…
Todos me miraban con sorpresa.
En serio, nadie había pensado en algo por el estilo? No solo se evitarían bastardear los dominios de la reina del Olimpo. Si no que también podrían dejarle algo en ese "testamento" a sus hijos evitando que ellos pasen por una infancia de mierda como la que tuve yo.
-Ya veo. Has abierto mis ojos diosecillo- soy tu sobrino maldito cabrón! Tch, debía decirle a Hera que le golpee en las pelotas todas las noches hasta que piense en sus actos.
Decidí darle una sonrisa de agradecimiento. Bastante falsa pero difícil de notar.
-Hijo? – yey! Es papá!
-Que ironico eres hijo-dijo papi possy.
-Padre? – debo actuar como si fuese la primera vez que lo veo.
-Si hijo, soy yo. Ven dame un abrazo- dice mientras se levanta de su trono y reduce su tamaño hasta el de un mortal.
Antes de que pudiese abrazarme le pateo lo más fuerte que puedo en la entrepierna, viendo como todos los dioses ganaban una mueca de dolor y las diosas miradas curiosas.
Papá hizo una mueca.
Bueno…Tena y Arty tenían miradas de pura felicidad.
Las mencionadas rieron.
Está bien, Arty parecía una mezcla de felicidad y sadismo.
Esta se sonrojo.
-Por qué? – escucho a mi padre decir entre sibilancias.
-Por dejar a mi madre sin algo de ayuda, ya sea económica o de cualquier otra índole-
-Pero ella no me dejó- fue su excusa.
-Y tú le hiciste caso? Acaso eres un crío? – en serio, acaso no sabe leer las verdaderas intenciones de las mujeres? Bueno en mi caso aprendí a la fuerza con todas mis esposas.
Estas sonrieron y papá se vio incomodo.
-Tienes razón. Ahora dame un abrazo- me dice.
Antes de abrazarlo le pateo por segunda vez la entrepierna, haciendo que Zeus y los demás hagan ruidos de compasión por su compañero caído y de las mujeres gritos de júbilo.
-Se ven que me aman en este consejo-dijo papá mientras todos reian.
Arty, estás saltando en tu trono?
Un si se escucho en el lugar.
En serio? Me había olvidado te tu racha sádica…
-Y eso por qué fue?! –
-Por engañar a tu esposa. Y lo más seguro es que ella odie mi existencia por tu culpa. Así que más te vale que hagas caso en todo lo que te diga. Pues le voy a enviar una carta mediante el correo de Hermes- sí, tengo pensado escribirle una carta en donde quedará muy en claro que lo siento por vivir y ser una mancha en su matrimonio. También le diré que perdone a mi madre y que haga dormir a mi padre en el sofá por varios años. Así aprenderá.
-Qué!? NOOO! – deja de actuar como Grover papá! Ya crece!
¡¡HEY!!- Se quejo la cabra quejosa
-Llorón- le digo con cara de palo y procedo a abrazarlo finalmente, dejando que derroche sus penurias en mi campera.
-Eres cruel con tu padre…- quejica.
-Acepta tu castigo. Quizás sea así como hace cumplir el Río Styx cuando rompen un juramento- con esa pequeña frase vi como algunos dioses tragaban con dificultad.
Estos tragaban saliva al ver la mirada de los demas dioses.
-Ni una promesa logran cumplir-dijo tia.
-Me lo merezco. Perdóname hijo, y dile a tu madre que le pido perdón por todos los problemas que le ocasioné- eso ya es agua bajo el puente papá, no tienes que preocuparte.
Papá me sonrio.
-Está bien papá. Ahora solo te pido por favor si puedes solucionar el problema que tengo con la policía. El idiota de mi padrastro inventó una historia y ahora los tengo persiguiéndome por todo el país- juro que esta vez te mato personalmente Ugliano.
-No te preocupes Percy, ya estoy en ello-
-Gracias papá-
Me separe de mi padre y le doy una sonrisa de verdad. Hace mucho tiempo que no lo veía, lo extrañaba. Recuerdo cuando jugaba con sus nietos. Se veía tan feliz.
Possy sonrio emocionado.
Tomo unos segundos para mí mismo. Trato de acomodar mis pensamientos, pues ahora venía la parte difícil de toda esta visita. El hacer frente a sus rostros. Rostros que están grabados en fuego en mi mente, pero para ellas soy solo algo banal.
Estas se pusieron triste por el daño que le causaban a su bello esposo.
Me acerco lentamente al trono de Dite. Mido cuidadosamente mis pasos, tratando de ordenar mis emociones. Hasta que me detengo frente a ella.
Dite se sento en mi regazo muy a pesar de las demas quienes quieren mi atencion.
Siempre me sorprendió la capacidad que tenía Dite para engañar a la gente a la hora de ver sus características faciales. Ella me dijo que generalmente variaban con los deseos de las personas. Quizás fue por eso que cuando la vi sin otro deseo que amarla de la forma más pura, pude ver su verdadero rostro.
Dite me miraba impresionada y con lagrimas en los ojos,capaz aun estaba enojada con ella pero nunca me podria enojerme con ellas.
Algunos dicen que para viendo a la madre de una mujer, pueden ver cómo será ella en unos años. Esa regla se aplica perfectamente en Dite y Piper. Fue ahí cuando pude ver la belleza natural que tenían las dos. Sin maquillajes ni ropas estrafalarias.
Las dos me sonrieron.
-Usted debe de ser Lady Afrodita, no? – trato de sonar lo más tranquilo posible, no quiero que me vean llorar y tratar de abrazarla. Con ninguna de ellas.
-Oh cariño-dijo ellla abrazandome y dejando que ellla derramara sus lagrimas en mi camisa.
-Así es Percy. No te han dicho que eres muy hermoso? – por favor Dite, no me mires con esos ojos. No me gustan, están llenos de lujuria ciega. Quiero que me mires con los que están llenos de amor.
-Convierteme en tu Dite-dijo ella.
-Pensé que eso es algo que generalmente se lo dicen a usted mi lady. Creo que no reúno los requisitos necesarios para ese adjetivo- nunca lo hice, pero ustedes insisten en decir que soy lindo.
Ellas me miraron con ternura y amor.
-Realmente eres muy humilde, no? Acaso quieres algo de mí? Quieres que nos encontremos en algún lado? – lo odio, odio esa lujuria que emanas. No eres tú en verdad, quiero que seas la Dite con quien me casé.
-Lamento renegar a su deseo lujurioso Lady Afrodita. En verdad venía a devolverle algo que pertenece a usted- le contesto un tanto enojado, pero rápidamente lo disimulo y saco la bufanda que el idiota de Ares dejó tirada.
-Es…mi bufanda favorita. Cómo es que la tienes? –
-Lord Ares se me presentó en medio de la búsqueda y nos pidió recuperar un escudo. Pero a la hora de hallarlo, me encontré con ese accesorio. Debo decir que no es el lugar apreciado para llevar a una hermosa dama como usted. Ni tampoco es muy educado el no recuperar su juguete y no pedir que busquen algo perteneciente a su compañera-
-Qué quieres decir con eso? –
-Que él no es alguien que la quiere de verdad. Si no un egoísta que solo la ve como un juguete para saciar su lujuria. Ese pequeño pedido que me hizo, me lo dejó muy en claro. Y yo quiero hacerle abrir los ojos mi lady- ódiame todo lo que quieras Ares, pero muy en el fondo sabes que tengo razón. Ella se merece alguien que la ame. Y con eso me refiero a abrazos y besos, no sexo desenfrenado. Hay una gran diferencia entre lujuria y amor.
-Gra-gracias, Percy. Eso fue muy dulce de tu parte- antes de poder reaccionar ella me estaba dando un beso en la mejilla, haciendo que ambos nos sonrojemos.
Dite me sonrio.
Quizás Caos tenía razón. Quizás sea posible enseñarle a amar de verdad.
-Siempre tengo la razon cariño-dijo caos.
-Por cierto, espero que esto le guste. Sentí que algo me decía que debía comprarlo para alguien, y ese alguien creo que es usted- le digo, entregándole la paloma de felpa. Espero que se haya creído mi mentira.
Detesto engañarlas, pero no encuentro otra solución. Pero por la sonrisa que Dite tiene ahora creo que eso ya no me importa demasiado. Me alegro que le guste.
Guardo esa imagen en mi memoria y procedo a dirigirme a donde se halla el trono de Arty.
Siento como los ojos de todos los dioses en la sala me siguen. Puedo percibir la curiosidad en el aire. Atentos a cada acción que estoy realizando.
Arty miraba a todos enojada ni que ella matara a los hombres porque si.
Veo como el ceño de Arty se frunce. Si las miradas matasen, en este momento estaría a punto de prenderme fuego. Realmente debo hacerle entender que no todos los hombres son unos bastardos que solo piensan en encamarse con cuanta mujer encuentran.
"Intentalo"penso arty
-Qué quieres muchacho? – vaya, que amorosa eres Arty. Regreso en el tiempo y así me das la bienvenida? Geez…
Se sonrojo un poco.
-Nada en realidad mi lady. Tan solo quería darle estos presentes- respondo mientras le entrego el ciervo primero haciendo que sus ojos, de manera muy minúscula, se agranden. Cuando le entrego el segundo peluche, puedo apreciar, con todos mis años de convivencia con ella, una pequeña sonrisa divertida.
-Gracias muchacho- no tienes que agradecerme Arty, te mereces más.
Arty sonrio ante eso.
-De nada mi lady. Me alegro que le haya gustado- digo sinceramente.
Una más y podré salir de aquí. Una más y habré finalizado mi tarea por el día de hoy.
Ahí estaba sentada. Mirándome con sus hermosos ojos grises, tratando de averiguar el porqué de mis actos. Con su largo y suave pelo negro, corriendo por sus hombros, haciendo notar el contraste con su tersa piel pálida.
Tena se sonrojo un poco.
Me decido en hacer un acto un tanto estúpido, pero no puedo evitarlo. Activo de manera silenciosa las zapatillas aladas, destapo con mi mano izquierda a Anaklusmos y en mi mano derecha cargo el morral con la cabeza de Medusa y el peluche con forma de búho.
-Creo que solo me falta un escudo para emular a mi sosía, no cree Lady Atenea? – le pregunto con una sonrisa que ella adoraba.
-A qué te refieres engendro del mar? Acaso tu llevas ahí…? – no me gustaba cuando me llamabas de esa forma. Tuvimos que pasar muchas cosas para que dejases de llamarme de esa manera. No quiero volver a sentir todo ese dolor de nuevo cariño. Tu nunca lo supiste, pero cada vez que me llamabas así, dolía mucho.
Tene se vio avergonzada.
-Si mi lady. Aquí le entrego a modo de ofrenda la cabeza de la persona que violó la pureza de su templo. Y antes de enmarcar el nombre de mi padre, creo que debería pedirle la verdad a Lady Afrodita. Porque si lo que me dijo Medusa es verdad, usted debe saberlo- debes de averiguar la verdad por ti misma Tena. Hay algunos lazos que debes de sanar. Mi padre, tu tío, realmente extraña poder hablar contigo sin pelearse cada cinco minutos. Tú no sabes cuan feliz se puso cuando le presentaste a Icaro.
-Lo tendré en cuenta semidiós. Hay algo más que quieras decirme? –
-Sí, espero que le agrade este regalo. Eso es todo- le digo entregándole el morral con la cabeza de Medusa y el peluche. Veo como sus ojos toman un brillo de satisfacción al ver la cara de su enemiga y al pequeño muñeco de felpa.
Me alejo de ella y me encamino hasta el centro de la sala. Los miro a todos e inclino la cabeza a modo de saludo para dirigirme a la puerta y retirarme.
Pero antes de eso, llego a la conclusión que es mejor que se vayan enteran que mi queridísimo abuelo está tratando de resurgir con la ayuda de su perra, a la cual llamaremos Castellan, y su puta, la cual denominaremos Chase.
-Tío. Usted sabe cuán importante son los sueños que tenemos los semidioses, no? –
-A qué quieres llegar con eso diosecillo? – en serio, arreglo tus problemas maritales y continúas llamándome así?
Todos miraron mal a la reina del drama.
-En los sueños había una voz que me decía que llevara el rayo al inframundo. Cuando pasé al lado de la entrada al Tártaro, sentí un tirón. Como si algo o alguien quisiera arrastrarme a las profundidades junto con el rayo. Algo antiguo quiere resurgir creo. Por eso les digo que es mejor que estemos preparados. Yo por mi parte, juro por el Río Styx que cuidaré del campamento mestizo, en cualquier caso- prefiero dejarles en claro que estoy dispuesto a dar mi vida por mi familia. Ya los perdí una vez, no quiero que eso se repita.
Tdos me miraron con felicidad al ver qur los cuidaria siempre.
Papá y Zeus se miraron. Mantuvieron una discusión rápida e intensa en griego antiguo. Sólo capté una palabra: «Padre.» Tal como la vez anterior. Espero que sigan mi consejo esta vez.
-Me has hecho un buen servicio, chico. Pocos héroes habrían logrado tanto. Seguiré tu consejo, al fin y al cabo, un verdadero rey sabe cuando escuchar-
Todos miraban extrañados a zeus.
…Okey, eso fue extraño. Creo que le moví el cerebro con lo de tía Hera y está actuando de manera rara ahora.
Bah! Mejor así. Antes era insoportable el tener que escuchar sus pláticas.
-Esto… gracias, señor-
Quince minutos más tarde, aún en trance, ya estaba de vuelta en las calles de Manhattan.
Fui en taxi hasta el antiguo apartamento de mi madre, llamé al timbre y allí estaba: mi preciosa madre, con aroma a menta y regaliz, cuyo cansancio y preocupación desaparecieron de su rostro al verme. Algunas lágrimas escapaban de mis ojos. Para ella fueron tan solo unos días desde que nos separamos, pero para mí fueron años.
Tantos años.
-Percy! Oh, gracias al cielo. Oh, mi niño- mamá…te extrañé.
Me dio un fuerte abrazo y nos quedamos en el pasillo, mientras ella sollozaba y me acariciaba el pelo. Yo también lloraba, pero ella no se daba cuenta. En momentos como estos es cuando me doy cuenta de la maravillosa mujer que tengo como madre.
Me dio un resumen de cómo había aparecido en el apartamento aquella mañana y Ugliano casi se había desmayado del susto. No recordaba nada desde el Minotauro, y no podía creerse lo que le había contado el hijo de puta: que yo era un criminal buscado, que había viajado por todo el país. Se había vuelto loca de preocupación todo el día porque no había oído las noticias. Y por último la había obligado a ir a trabajar, puesto que tenía un sueldo que ganar.
Ahora en mi mente solo tenía dos cosas enfocadas en realizar. Sacar a mi madre de esta pocilga. Y matar a Ugliano.
-Violencia al fin-dijo Ares
Me tragué la ira reprimida y le conté mi historia. La de esta línea temporal. Sabía lo que estaba a punto de suceder, así que tuve que tomar una importante decisión.
-Mamá, quiero que tomes esta tarjeta y vayas a una agencia de bienes raíces. Elige la casa que más te guste, y no te preocupes por el dinero, esa tarjeta es especial- le digo mientras le entrego la tarjeta plateada Lotus.
-Percy? Qué ocurre? –
-Nada mamá. Tan solo voy a arrancar una mala hierba de raíz. No te preocupes por nuestras cosas, yo me encargo de ello. Tu tan solo ve por favor. Ten cuidado en el camino, que Hermes te guíe- le explico, dándole un beso y mandando una plegaria a Hermes para que ayude a mi madre.
-Yo te la cuido tranquilo-Dijo hermes.
La veo irse caminando por la senda. Sé que está preocupada, pero una vez que se lo explique, ella entenderá el porqué.
Esta vez ella no deberá ensuciarse las manos. Esta vez es personal. Ugliano nunca debió levantarle la mano a mi mano.
Possy se veia enojado.
Nunca.
Estaba a punto de llegar al salón cuando la voz del idiota me interrumpió la dulce sinfonía del silencio.
-Eh, Sally! Ese pastel de carne está listo o qué? -
Cerré los ojos. Respiré profundo. Era hora de que la mierda golpee el ventilador.
-Lamento decepcionarte Ugliano, pero no soy mi madre- digo con un tono frío.
Me había olvidado en la mugre que se convirtió mi antiguo apartamento. La basura llegaba a los tobillos en la alfombra. El sofá había sido re tapizado con latas de cerveza y de las pantallas de las lámparas colgaban calcetines sucios y ropa interior.
Arty brincaba de la emocion al ver como mataria a esa cosa.
Ugliano y tres de sus amigotes jugaban al póquer en la mesa. Con un solo gesto le indiqué a Eddie, el encargado del edificio, que se largue inmediatamente de aquí. Era mi última advertencia.
Cabe decir que no dudó ni un segundo a mi pedido.
Cuando el bastardo golpeador de mujeres me vio, se le cayó el puro y la cara se le congestionó.
-Cómo… cómo tienes la desfachatez de aparecer aquí, pequeña sabandija? Creía que la policía…-
No lo dejé hablar más. Aún con las zapatillas activadas me moví velozmente frente a él y puse mi mano en su boca, haciendo que la sangre de toda su cara se empiece a congelar.
Hades disfrutaba ahora la lectura y arty ni se diga los dos eran unos sadicos.
Después de unos segundos lo solté. Su cara se había puesto morada, con un aspecto gangrenoso. Pude ver la repulsión en la cara de los otros dos sujetos. Ellos también pagarían.
Antes de que se den cuenta, había congelado las cervezas que se hallaban en la mesa y las transformé en lanzas. Atravesando a los dos tipos entre los ojos. Permitiendo que el frío de la bebida los haga retorcerse hasta morir.
-Qué sucede Ugliano? Acaso no puedes hablar? Venga, ven a golpearme ahora- digo burlonamente, gozando de su sufrimiento.
Toda la sala escuchaba con satisfaccion la lectura.
-Ya no eres tan valiente, esto te pasa por abusar de mi madre maldito hijo de puta. Creíste que era un pusilánime, pero en verdad soy un monstruo. Y ahora de mostraré que tu camino al infierno va a ser muy lento-
Y con eso empecé a congelarlo de a poco, comenzando desde los dedos de los pies hasta llevar a su corazón. Disfrutando de romper cada uno de sus miembros luego de haber conseguido un punto de solidificación por los líquidos que naturalmente tiene su cuerpo por dentro.
Después de unas lentas dos horas, recogí todo lo que fue ropa de mi madre y mía. Junto con algunos objetos de valor sentimental y dinero del idiota muerto.
Si alguien alguna vez entra a ese apartamento, pensarán que algún loco homicida entró e hizo un desastre allí dentro. La policía no podrá hallar ninguna prueba, no después de haber esterilizado todo el lugar con vapor a alta temperatura. Sin contar con la basura que dejaba tirada por cualquier lado el cabrón de Ugliano.
Mi madre estaba esperándome en la senda con una mirada un tanto preocupada y un poco esperanzadora.
Sin darle tiempo a hablar, la abracé fuertemente y le dije que todas las pesadillas habían terminado. Que ahora podía seguir ese sueño que siempre tuvo. Le dije que se convirtiera en una gran escritora. Que lo hiciese por mí.
Hera veia el amor que le tenia percy a su mama y deseo que ojala hubiera teniado un hijo asi.
Decir que ella solo pudo asentir es un eufemismo. Prácticamente estaba radiante de alegría. Era como ver a Apolo en un día feliz.
Apolo sonrio.
Le dije que mantuviese la tarjeta, y que no se preocupase por perderla ya que estaba encantada y siempre regresaría a ella, o a mí.
La despedí luego de pedirle la nueva dirección de nuestro hogar, que casualmente fue a ser la misma que tenía en la línea temporal anterior, sacándome una sonrisa. Le di los bolsos con ropa y demás cosas, y le dije que tenía que ir al campamento por ahora, que volvería al finalizar mi estadía allí.
Habíamos sido los primeros héroes en regresar vivos a la colina Mestiza desde la cagada que se mandó Castellan, así que todo el mundo nos trataba como si hubiéramos ganado algún reality show. Por la tradición del campamento, cosa que realmente nunca me agradó, nos ceñimos coronas de laurel en el gran festival organizado en nuestro honor, y después dirigimos una procesión hasta la hoguera, donde debíamos quemar los sudarios que nuestras cabañas habían confeccionado en nuestra ausencia. Estaba un tanto curioso por saber quién fue el que hizo mi mortaja. Ya que la última vez fue la cabina de Ares.
La mortaja de Clar era hermosa, de un color carmesí como la sangre, con dibujos de guerreros. Le comenté que era una pena quemarla, porque se vería bella vistiendo esa tela. Me dio un puñetazo por avergonzarla delante de sus hermanos y luego un beso por decirle cosas bonitas.
-Idiota-dijo sonrojada.
Curiosamente, la cabina de Deméter se había ofrecido a hacer mi mortaja. Según Katie, fue porque yo les ayudé a ganar el juego de captura la bandera. Era la mortaja o un bolsón de cereales que les había dado su madre.
De más está decir que casi le pido prestado el palo que utiliza Tia para avivar las llamas y hacer quemar la mortaja.
Los únicos que no tenían ganas de fiesta era Chase, sus propios hermanos la habían dejado de lado para unirse a la diversión.
Chasr bufo desde su lugar aun encadenada.
En cierto momento de la fiesta, desconecté mi cerebro con tal de no escuchar el aburrido discurso motivacional de Dionisio. Ya iba a hallar nuevas medidas para joderle la vida en los años que me quedaban.
Solo por amor al arte.
Regresé a la cabaña 3, pero esta noche no iba a dormir solo. Clar me dijo que me había convertido en su muñeco de felpa de tamaño humano. No le bastaba el pequeño jabalí que le regalé, con el cual chilló de alegría, pero ella lo negará siempre, si no que utilizaba una excusa barata con tal de dormir a mi lado.
Clar Se sonrojo y escondio su cara en mi pecho.
Tia había aparecido a mitad de los festejos, sosteniendo el burrito que le había dado. Me dio una sonrisa y me miro expectante, queriendo que la alce y la tenga en mis brazos. Luego de unos minutos en donde tuve que decirle a Clar quien era en realidad Tia volvimos a la rutina que teníamos antes de comenzar a buscar el rayo de mi tío.
Dite miro a tia pícaramente.
Y en cuanto a mi madre, me envió una carta, diciendo como los vecinos del antiguo departamento se habían quejado de un olor nauseabundo que salía de una de las casas. Al parecer nadie recordaba que nosotros hubiésemos vivido allí, gracias a la interferencia de mi padre, y la policía había descubierto los cadáveres de Ugliano y sus dos compinches. También me decía que había encontrado una buena escuela privada en la ciudad. Esta vez pensaba hacer orgullosa a mi madre con mejores notas en el colegio.
Doblé la carta con cuidado y la dejé en mi mesita de noche. Todas las noches antes de dormirme, volvía a leerla y apreciaba esos pequeños detalles que tanto extrañaba de ella.
El 4 de julio, todo el campamento se reunió junto a la playa para asistir a unos fuegos artificiales organizados por la cabaña de Hefestos.
Sin que se diesen cuenta me había metido en su cabina y había manipulado algunos fuegos de artificio, dándole imágenes de peleas como la de Aquiles o la coronación de Hipólita como reina de las Amazonas. Tanto tiempo junto a Leo terminé aprendiendo algo de su propia locura.
Mientras Tia, Clar y yo extendíamos la manta de picnic, apareció Grover para despedirse. Vestía sus vaqueros habituales, una camiseta y zapatillas, pero en las últimas semanas tenía aspecto de mayor, casi como si fuera al instituto. La perilla de chivo se le había vuelto más espesa. Había ganado peso y los cuernos le habían crecido tres centímetros, así que ahora tenía que llevar la gorra rasta todo el tiempo para pasar por humano.
-Me voy. Sólo he venido para decir… Bueno, ya sabéis- si Grover, sé lo que me intentas decir, y realmente me alegro por ti. Aunque tenga que ir y salvar tu peludo trasero el año entrante.
Grover se ofendio.
Clar le dio un abrazo y le recordó que no se quitara los pies falsos.
-me tienen tan poca fe-dijo grover.
Yo le pregunté dónde buscaría primero. Tenía que mantener mi fachada por unos días más. El año que viene podría actuar más natural.
-Es… ya sabes, un secreto. Ojalá pudierais venir conmigo, chicos, pero los humanos y Pan…- si lo sé, el hombre cabra es medio quisquilloso. Creo que es hereditario.
-Llevas suficientes latas para el camino? – le preguntó inocentemente Tia, sacándonos una sonrisa a todos.
Tia sonrio.
-Sí-
-Y te acuerdas de las melodías para la flauta? – le pregunté.
-Si Percy, gracias por enseñarme a tocar un poco mejor- fue duro, pero aprendiste G-man.
Percy se rio.
Agarró su cayado y se colgó una mochila del hombro. Tenía el aspecto de cualquier autoestopista de los que se ven por las carreteras: no quedaba nada del pequeño sietemesino al que yo defendía de los matones en la academia Yancy en mi pasada línea temporal.
Transcurrió julio.
Dejé pasar tranquilamente los días, esperando pacientemente hasta el momento en que Castellan haga su movimiento.
Pasé el tiempo entrenando con Clar en diferentes estilos, con distintas variaciones de armas. Ella para que aprenda a defenderse con algo más que su lanza. Yo para recuperar mi estado físico, odiaba ser prácticamente un enano debilucho.
En dolor en mis pulmones atacaba esporádicamente, pero nada que un poco de ambrosía y néctar no pueda solucionar por ahora.
Recibí la notificación de Dionisio en donde me decía que tenía que decidir que iba a hacer. Si quedarme o irme y llevarme mis cosas o las quemaría en la hoguera. Ya quisiera verlo cuando intente entrar a mi cabina y ser expelido gracias a los encantos de los hijos de Hécate y un poco de mi propio poder.
Finalmente había llegado el día en donde el destino de Castellan se sellaría definitivamente.
Me acerqué al estadio de los luchadores de espada y vi a Castellan ahí. Su bolsa de deporte estaba al borde de la tarima. Trabajaba solo, entrenando contra maniquíes con una espada que nunca le había visto. Debía de ser de acero normal, porque estaba rebanándoles las cabezas a los maniquíes, abriéndoles las tripas de paja. Tenía la camiseta naranja de consejero empapada de sudor. Su expresión era tan intensa que su vida bien habría podido estar en peligro. Lo observé mientras destripaba la fila entera de maniquíes, les cercenaba las extremidades y los reducía a una pila de paja y armazón. Tantas buenas habilidades solo para ser desperdiciadas en ser la perra de Kronos.
Pobre idiota.
Al final me vio y se detuvo a medio lance.
-Percy- no imbécil, la Pantera Rosa.
Todos se rieron.
-Oh… perdona. Yo sólo…- dije fingiendo duda.
-No pasa nada. Sólo estoy haciendo unas prácticas de última hora- ohhhh, no me hagas llorar de tristeza porque estás por alejarte del campamento.
Entonces tuve que fijar mi mirada en su espada, lamentablemente tenía que mantener la fachada de idiota un poco más.
-Ah, esto? Un nuevo juguete. Esta es Backbiter- voy a adorar el metértela por el culo.
-Hazlo-decia Ares.
-Vaya- en serio, te la meteré en el culo y ni siquiera la maldición de Aquiles te salvará de eso.
-Bronce celestial y acero templado. Funciona tanto en mortales como en inmortales- ahórrate la explicación tarado.
-No sabía que se podían hacer armas como ésa- tampoco es tan difícil, solo tienes que pagarle lo suficiente a la cabina de Hefestos y voila!
-Probablemente no se puede. Es única. Oye, iba a buscarte. Qué dices de una última incursión en el bosque, a ver si encontramos algo para luchar? – hasta que al fin te decidiste a terminar con esto.
-Crees que es buena idea? Quiero decir…- no vaya a ser que te atraviese de lado a lado con mi espada.
-Oh, vamos. Las bebidas corren de mi cuenta- bueno, no puede negarle una última comida a un condenado.
-Claro. Por qué no? -
Bajamos hasta el bosque y dimos una buena caminata. Me di cuenta que Chase intentaba seguirnos "sigilosamente", pero parecía más la imitación de un elefante en una cristalería. Tan solo me bastó hacer que la sangre de iba a su cerebro disminuyese un poco para hacer que se desmaye. No quería moscas revoloteando a mi alrededor.
Encontramos un lugar en sombra junto al arroyo donde había batido contra Rodríguez y sus hermanos durante mi primera partida de capturar la bandera. Nos sentamos en una roca grande, bebimos las Coca-Colas y observamos el paisaje.
Al cabo de un rato, arrugó su lata y la arrojó al arroyo. Eso definitivamente no iba a agradarle a las ninfas y náyades.
-Piensas marcharte? – pregunté finalmente.
Castellan me sonrió maliciosamente. O lo que él creía que era malicioso. Si hubiese visto la sonrisa de Tártaro en persona se hubiese orinado encima.
Papá y zeus se estremecieron.
-Pues claro que sí, Percy. Te he traído aquí abajo para despedirme de ti- eso se oyó demasiado gay para mi gusto Castellan. No bateo para ese lado te advierto.
Todos rieron.
Chasqueó los dedos y al punto un pequeño fuego abrió un agujero en el suelo a mis pies. Del interior salió reptando algo negro y brillante, del tamaño de mi mano. Un escorpión. Inmediatamente lo inmovilicé con la manipulación de las moléculas de agua en el aire. Pero debía continuar con mi actuación.
Hice ademán de agarrar a Riptide.
-Yo no lo haría. Los escorpiones del abismo saltan hasta cinco metros. El aguijón perfora la ropa. Estarás muerto en sesenta segundos- idiota, pienso guardar este pequeño amigo especialmente para tu final.
Se puso en pie tranquilamente y se sacudió los vaqueros. Ahora venía el famoso discurso del malo de la película. Que agradezca a Caos que lo necesito para encontrarme con las demás chicas o ya estaría muerto con el escorpión haciendo un nido en su boca.
-He visto mucho en el mundo de ahí fuera, Percy. Tú no? La oscuridad se congrega, los monstruos son cada vez más fuertes. No te das cuenta de lo inútil que es todo esto? Los héroes son peones de los dioses. Tendrían que haber sido derrocados hace miles de años, pero han aguantado gracias a nosotros, los mestizos- bla, bla, bla… no te comportes como una perra y madura Castellan!
-Cronos. Ese es tu amo- decidí apurar esto, quería irme a dormir.
-Deberías tener cuidado con los nombres que pronuncias- crees que eso me asustará? Pobre iluso.
-Cronos hizo que robaras el rayo maestro y el yelmo. Te hablaba en sueños. Te está lavando el cerebro, Luke- agh! Sabe a mierda ese nombre en mi boca.
-Te equivocas. Me mostró que mi talento está desperdiciado. Sabes qué misión me encomendaron hace dos años, Percy? Mi padre, Hermes, quería que robara una manzana dorada del Jardín de las Hespérides y la devolviera al Olimpo. Después de todo el entrenamiento al que me he sometido, eso fue lo mejor que se le ocurrió- y fallaste idiota. Hiciste matar a todos tu compañeros por Ladón. Una puta manzana tenías que encontrar. Una sola..
-Thalia dio su vida para salvarte. Así es como le pagas?-
-No hables de Thalia! Los dioses la dejaron morir! Esa es una de las muchas cosas por las que pagarán- fue culpa de la perra estúpida de Chase imbécil! Y ella es mi esposa, que ni siquiera se te cruce un maldito pensamiento referido a ella!
Thalia me miro con amor.
-Luke…- en serio, voy a tener que hacer gárgaras con cloro pasar sacarme el mal sabor.
Hermes hizo una mueca.
-Adiós, Percy. Se avecina una nueva Edad de Oro, pero tú no formarás parte de ella- adiós marica, espero que Kronos no te deje doliendo mucho el trasero.
Todos hicieron una mueca.
Trazó un arco con la espada y desapareció en una onda de oscuridad.
Al fin! Tanto tiempo para que se cumpla la última línea que faltaba de la profecía dada.
Regresé a donde se hallaban Quirón y Dionisio, pero no sin antes escupirle en la cara a Chase, y le di una versión de lo que había sucedido dejando de lado mis pensamientos un tanto homicidas.
Quirón se revolvió con inquietud. Le había llegado la hora de decirme sobre la famosa profecía a la que tanto mi padre y tíos le temían. Pero no podía decírmelo. Se lo habían prohibido para evitar problemas. Quería ayudar pero no lo dejaban.
-Percy, no me corresponde…-
-Te han ordenado que no me lo cuentes, verdad? -
Sus ojos eran comprensivos pero tristes.
-Sabes que…mejor no me la digas. Me gustan las sorpresas- trato de disuadirlo.
-Serás un gran héroe, niño. Haré todo lo que pueda para prepararte- gracias Quirón, eres un buen maestro.
Todos quienes conocian al centaurio sonrieron.
Luego de que Quirón ordenase una reunión urgente con todos los representantes y comunicar lo sucedido, me fui a mi cabina a descansar.
Apenas entré detecté una presencia en el interior. Una que conocía perfectamente pero que él no debía de estar aquí.
Cerré tranquilamente la puerta y disimuladamente sellé con magia todas las paredes para que ningún sonido salga o algún curioso quiera ver.
Sin darle tiempo a reaccionar, saqué a Riptide y tomándolo del cuello lo arrastré contra la pared, asfixiándolo.
-Qué rayos haces aquí…Apolo? –
-Que haces ahi-dijo hades.
Nadie le respondio.
-Vine a verte Perseo Jackson, si es así como te llamas-
-Cómo lograste entrar? –
-Creo que esa respuesta ya la sabes. Después de todo, parece que nos conoces a todos? – maldita sea tu fotokinesis.
Apolo se vio ofendido.
-Qué me delató? Alguien más se dio cuenta? –
-Los pequeños destellos que tenían tus ojos a la hora de hablar con mis hermanas. Y no, nadie más que yo sabe de esto. Ni siquiera Atenea-
Tena miraba a apolo con ganas de matarlo.
Quizás esto sea lo mejor. Caos no puede estar siempre a mi lado, aunque lo desee. Ella también tiene sus responsabilidades.
Lo suelto, y le paso un vaso con néctar, para eliminar los moretones que le produje ante mi pequeño desliz.
-Sabes que te estás muriendo no? – muy sutil de tu parte Apolo.
-Que sutil Hermano-gruño arty.
-Creo que el hecho de escupir sangre me lo advirtió hace tiempo Apolo-
Apolo hizo un puchero.
-Quieres que te cure? –
-No lo lograras-dijo caos deprimida.
-Je. Aunque quisieras no podrías- veo que me da una mirada minuciosa y extiende sus manos a mi pecho, enfocando su poder, solo para fallar estrepitosamente.
-Qué carajos!? –
-Créeme Apolo. Ni en Brooklyn ni en Boston pudieron ayudarme con esto- juro que el cabeza de chacal casi se vuelve loco tratando de hallar una solución.
Las chicas jackson se vieron preocupadas por eso.
-Quién eres Perseo Jackson? –
-Jura por el Río Styx y por Caos que lo que te diga, nunca saldrá de esta cabina. Júralo-
Lo vi dudar. No lo culpo. Pero al final acepto mi pedido e hizo los juramentos. Pudimos oír un trueno y luego dio la impresión que la luz de la cabina desaparecía por haber jurado en el nombre de Caos.
Pasamos horas hablando, contándole todas mis experiencias. Las guerras, mis amores, mis esposas, las muertes, Caos, el viaje de regreso. Todo.
Toda la sala estaba sorprendida de que apolo estuviera ahi.
Reímos, lloramos, gritamos. Quiso ahorcarme cuando se enteró que me casé con Arty y tenía dos hermosos hijos con ella. Le dije como su rostro brillaba de felicidad al ver a su tío jugar con sus hijos.
Apolo esperaba conocer a sus sobrinos.
Me dijo que podía contar con cualquier cosa que necesita en mi travesía. Yo le dije que si podía venir a visitarme una vez al mes para chequear mi salud y retrasar mi enfermedad.
Él acepto.
Toda la sala se quedo sorprendida por eso.
Antes de retirarse a cumplir su tarea, se detuvo en el umbral de la puerta y me preguntó:
-Qué eres en realidad Percy Jackson? –
Qué soy?
Un héroe.
Un semidiós.
Un dios.
Un esposo.
Un viudo.
Un padre.
Un condenado a muerte.
Un portador de esperanza.
Qué soy?
En momentos así recuerdo esos breves instantes en donde Caos se me presenta.
Caos sonrio.
La presencia de mi amiga es muy especial. Un pequeño movimiento de sus dedos podría producir un gran cambio.
Es ahí en donde hallo la respuesta a la pregunta de Apolo.
Una respuesta tan bella y poética, como triste y mortal.
-Soy la tormenta que produjo el aleteo de la mariposa-
-Que profundo-dijo hermes.
Yo me rei y le di a Dite el libro.
Pero antes de eso tenia que castigar alguien de mis esposas faltantes.
Continuara..
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