Capitulo 13.
Pov Omnisciente:
Hestia y percy volvieron a la sala del trono y este ultimo sonrio al ver que no habia nadie aun.
Se sento en uno de los sillones yy espero pacientemente a los demas quienes llegaban de poco en poco.
Caos dijo al ver que estaban todos.
-Quien va leer-.
Deméter levanto la mano.
-Capítulo 7: Lotus Flower-Leyo Deméter.
Llegamos en la tarde a Denver con siete días para finalizar la misión. A pesar de haber comido en la parte de restaurante, aún tenía hambre, necesitaba tener una comida tranquila, sin el pensamiento de que debo mirar mi espalda a cada segundo.
Sin contar el hecho que ninguno de los tres había tomado una ducha desde el momento que salimos al campamento mestizo. Estaba prácticamente rogándole a Caos de que nos encontrásemos rápidamente con Ares para que vayamos a Waterland a buscar su dichoso escudo y aprovechar las duchas que tenían.
-Al fin una ducha-dijo grover pensando eb lo mugroso que estarian sus acompañantes.
-Deberíamos llamar a Quirón y hablarle sobre tu encuentro con la náyade- dijo G-man haciéndome recordar que Chase hizo lo mismo, pero solo con la intención de que hable justamente con el idiota de Castellan.
-Lo haremos mediante los llamados "Mensajes Iris", no? Eso fue lo que aprendí de los hijos de la cabina de Apolo- comento con mi mejor cara de inocente, la cual haría orgulloso a Hermes y a Apolo.
Estos lo miraron con orgullo.
Percy los ignoro.
-Sí, debemos de buscar un lugar que nos brinde agua para ello- me respondió Clar, tomándome de la mano y empezando a marcar el rumbo.
Por lo menos es decidida"penso Ares
Caminamos sin rumbo por el centro durante una media hora, hasta que al final encontramos un lavacoches con mangueras vacío. Nos metimos en la cabina más alejada de la calle, con los ojos bien abiertos por si aparecían coches de policía, a pesar de que sabía perfectamente que ningún patrullero aparecería, excepto por aquel ruidoso coche con música a todo volumen.
-Necesitas de dracmas para poder iniciar una llamada, cierto? – pregunté lo más ignorante posible mientras Grover agarraba una manguera.
-Así es, alguno de ustedes tiene en sus bolsillos? – preguntó mirándonos, mientras estiraba una mano.
Con un poco de cuidado, rebusqué en mis bolsillos, a la espera de encontrar una de esas dichosas monedas. Veamos…un iPod, Riptide, unos trozos de ambrosía que saque durante el viaje de mi mochila, unas migajas de un sándwich, y…ajá! Unos dracmas!
-Toma Grover- le digo entregándole una moneda, con la imagen del Empire State y del otro lado con la imagen de Dite.
-Fenomenal. Podríamos hacerlo con un espray, claro, pero la conexión no es tan buena, y me canso de apretar- bueno…podría utilizar mis poderes sobre el agua, pero la verdad es que no tengo la más mínima gana de verle la cara al tarado de Castellan.
Es comprensible-dijo Tia aun abrazada de percy.
Metió las monedas y puso el selector en la posición "LLUVIA FINA". Viendo como G-man, decidió que no podía mantener la constante presión de la manguera y arrojar el dracma para la llamada, dándole la moneda a Clar.
Grover apuntó el pitorro al aire y el agua salió en una fina lluvia blanca. A lo que me tuve que contener la risa, pues veía la cara de concentración que llevaba, cuando fácilmente con un mero pensamiento podía ordenar a la humedad en el aire para que forme un arco iris con la luz del sol.
Clarisse levantó la moneda por encima de su cabeza. Alzando un poco la camiseta que llevaba, dejando ver su estómago, haciendo que tenga que controlarme para no saltarle encima y empezar a besarle suavemente…estúpidas hormonas de este estúpido cuerpo adolescente.
Clarisse se sonrojo.
-Oh Iris, diosa del arcoíris, acepta nuestra ofrenda por favor y comunícanos a la Colina Mestiza- le pidió con un tono suave, lanzando el dracma dentro del medio de comunicación.
Por un instante, no ocurrió nada. Y yo estaba tentado a empezar a realizar un bailecito de felicidad por no tener que verles la cara a los traidores, pero obviamente no pude hacerlo ya que empezó a sintonizar una imagen del Campamento. Mostrándome los campos de fresas, y el canal de Long Island Sound en la distancia. De pie, dándonos la espalda, estaba el bastardo poseído, simulando tener una pose dramática para nuestra llamada. En momentos como este me dan ganas de gritar de frustración por no poder descuartizarlo lentamente, ya que lo necesito para reunirme con mis esposas. Juro que cuando termine esta condenada búsqueda me tomaré todas las aspirinas que encuentre en la enfermería.
-Luke! - lo llamé, simulando la mayor cantidad de alegría que podía reunir en un momento como este.
No eres buen mentiroso-dijo Grover
Grover soy mejor mentiroso que tu-dijo percy abrazando a Tia.
Todos se callaron.
Se volvió, haciéndose el sorprendido. Eres la vergüenza más grande para la cabina de Hermes, ni una actuación puedes hacer sin delatarte, pedazo de idiota.
Annabeth gimio de dolor por las esposas que tenia y su mirada decia qye luke no era un idiota.
Todos la ignoraron.
-Percy! Y ésa es Clarisse? Alabados sean los dioses! Eh, chicos, están bien? – awwww…la pequeña perra se preocupa por nuestro bienestar, pero que corazón más generoso posee su alma pura e inmaculada.
-Puedes pasarnos con Quirón- le corté por lo sano, no pretendía verle la inmunda cara por mucho tiempo.
-Está abajo en las cabañas. Estamos teniendo algunos problemas con los campistas. Escuchen, va todo bien? Le ha pasado algo a Grover? – preguntó, simulando preocupación, lo cual hizo que me dieran ganas de ahorcarlo lentamente mientras metía un palo en su culo.
Hazlo-dijeron los inmaduros.
-Estoy aquí! Qué clase de problemas? - exclamó Grover, apartando el pitorro y entrando en el campo de visión de Castellan.
Y justo como en la línea temporal anterior, un enorme Lincoln Continental se metió en el lavacoches con la radio emitiendo hip hop a lo que más daba. Cuando el coche entró en la cabina de al lado, el bajo vibró tanto que hizo temblar el suelo. Y como si no fuera poco, era tan fuerte que de alguna manera hacia vibrar mis pulmones, haciendo que tenga que aguantarme las ganas de mostrar una mueca de dolor.
-Quirón tenía que… Qué es ese ruido? – en serio Castellan, qué demonios crees que es ese ruido? Acaso piensas que tengo mi propia banda tocando afuera de este lugar?
Viendo de reojo a Clar, me doy cuenta su cara se estaba tornando un tanto cabreada, haciéndome que retroceda inconscientemente un poco. Había visto esa cara las suficientes veces como para ya generar un acto reflejo. Me apiado de los pobres diablos que van en ese auto, pues ella ya se hizo de su lanza.
-Ven Grover! Démosles a esos cabronazos una lección por hacer tanto bullicio! – grito Clar, agarrando del brazo a mi pobre amigo mitad cabra.
-Qué? Pero…- debo admitir que la cara de Grover era para un portarretratos.
-Percy! Toma la manguera- me ordenó, a lo que respondí con un saludo militar, haciendo que esboce una sonrisa tierna.
Grover murmuró algo sobre que las chicas eran más difíciles de entender que el oráculo de Delfos…amigo, tu solo tienes que aguantar a Juniper. En cambio yo tengo a catorce mujeres…y una de ellas es el oráculo!
no te quejes eso quisiste soportar perseo-diji caos burlonamente.
Percy hizo ujn puchero.
Tomé la manguera y ajusté el pitorro para mantener el arco iris y seguir viendo al idiota.
-Quirón ha tenido que detener una pelea! Las cosas están muy tensas aquí, Percy. Se ha corrido la voz de la disputa entre Zeus y Poseidón. Aún no sabemos cómo; probablemente el mismo desgraciado que invocó al perro del infierno. Ahora los campistas están empezando a tomar partido. Se están organizando otra vez como en la guerra de Troya. Afrodita, Ares y Apolo apoyan a Poseidón, más o menos. Atenea está con Zeus-me aulló, haciéndome gruñir por su tono de voz aflautada.
El volumen de la música descendió bruscamente, lo que me hizo sonreír maniacamente por dentro, imaginándome las amenazas que mi Clar les debe de haber hecho a esos tipos.
-Y en qué situación estás? Quirón sentirá no haber podido hablar contigo- claro…porque tú ni siquiera le contaras de esta llamada maldito hijo de puta. Espero que Kronos te viole repetidamente en tus sueños, idiota.
Caos hizo una mueca.
Todos los demas se veian con ganas de vomitar.
Me decidí por inventar alguna excusa, ya no aguantaba verlo, y tampoco pensaba contarle todo como lo hice la primera vez.
-Tu sabes, un monstruo por aquí, otro monstruo por allá. Pero veamos el lado bueno, no he perdido a nadie en mi búsqueda- dije, regocijándome por la cara que puso ante mi última frase.
-Oye, estás usando las zapatillas voladoras? Me sentiré mejor si sé que te sirven de algo- cómo mandarme por el agujero al Tártaro?
-Me han venido muy bien. Son bastante útiles para eludir los ataques de los monstruos- mentí tranquilamente con cara de palo, cosa que se creyó completamente, reafirmando así mi teoría de que es el peor hijo de Hermes en toda la historia.
-En serio? Te van bien? – preguntó sonriendo estúpidamente.
El agua se terminó. La lluvia fina empezó a evaporarse. Me daban ganas de gritar jubilosamente. A lo que me propuse aprovechar para una última frase.
-Oye Luke! Tienes algo en la cara- le dije, indicándole con un dedo por alrededor de su nariz.
-Qué? Qué teng…-
Pero la lluvia había desaparecido y la imagen de Castellan se desvaneció por completo.
-Estupidez…lástima que nunca puedas quitártela de tu rostro- dije riéndome fuertemente, llamando la atención de mis compañeros de viaje que volvían de su incursión con los sujetos del automóvil.
-Qué sucede Percy? Acaso pasó algo? – preguntó con una ceja levantada Clar, dándome una mano para levantarme de donde estaba sentado.
-No Clar, nada que tengas que preocuparte. Ahora vamos a buscar algo de cenar- respondo, sin soltar su mano y empezar a marchar hacia el local de comidas para encontrarnos con su padre.
Ares se vio interesado.
Unos minutos más tarde estábamos sentados en el reservado de un comedor de cromo brillante, rodeados por un montón de familias que zampaban hamburguesas y bebían refrescos.
Al final vino la camarera. Arqueó una ceja con aire escéptico e inquirió:
-Y bien?
-Bueno… queremos pedir una cena- le pedí lo más educadamente posible.
-Tienen dinero para pagar, niños? – tengo lo suficiente como para comprar toda la maldita comida de este maldito lugar…si es que aceptan monedas de oro, por supuesto.
Estaba a punto de responderle que podía meterse su actitud de princesa en el trasero cuando un rugido sacudió el edificio. Ares había llegado en lo que él llama una motocicleta, pero yo sigo diciendo que es un mini elefante motorizado.
Poseidon se rio a carcajada suelta por lo leído por deméter.
Al entrar en el restaurante, Ares produjo una corriente de aire cálido y seco. Los comensales se levantaron como hipnotizados, pero él hizo un gesto con la mano y todos volvieron a sentarse.
Regresaron a sus conversaciones. La camarera parpadeó, como si alguien acabara de apretarle el botón de rebobinado. A lo que sabía perfectamente lo que nos iba a preguntar de nuevo, para mi desgracia.
-Tenéis dinero para pagar, niños? – repitió groseramente la empleada que actuaba como una perra.
"Capaz era una perra"penso percy
-Ponlo en mi cuenta- comentó Ares, sentándose al lado de Grover…lo siento G-man, pero solo yo me siento al lado de mi antigua-futura esposa.
-Aún sigues aquí? – sep, el mismo Ares que conocí en la línea anterior. Grosero y creído.
La muchacha se puso rígida, se volvió como un autómata y regresó a la cocina. Claro, al sujeto con cara de secuestrador serial le hace caso, pero al adolescente con mucho dinero en sus bolsillos ni le toma el pedido.
Ares me miraba fijamente, yo sabía perfectamente porque lo hacía. Primero porque estaba tomado de la mano con su hija, aunque él no lo admita, es un padre bastante sobreprotector. Y segundo porque estaba intentando hacerme enfadar con su aura, lástima que eso ya no funciona conmigo. Cosas tan banales como sus intenciones no me alteran.
Le regalo una sonrisa orgullosa, haciendo que me mire con los ojos abiertos.
-Así que tú eres el crío del viejo Alga, eh? – en serio primo, das asco para abrir una conversación casual.
-Así que tú eres el niñato del viejo cabeza de aire, eh? – replico, manteniendo mi sonrisa, escuchando a Grover que le falta el oxígeno y a Clar riéndose detrás de su mano suelta.
Zeus hizo un puchero.
-Percy, éste es…- comenzó a decir Clarisse, solo para ser detenida por su padre.
-No pasa nada. No está mal una pizca de carácter. Siempre y cuando te acuerdes de quién es el jefe. Sabes quién soy, primito? – Mmh…no estoy seguro, eres Dionisio?
Estos se miraron furiosos.
-Eres el padre de la hermosa señorita que está sentada a mi lado. Ares, el dios de la guerra- le respondo gratamente, ya que es mejor empezar con el pie derecho con mi futuro suegro.
Ares hace una mueca de desagrado.
-Has acertado, pringado. He oído que te llevas bien con Clarisse- "bien"? Por el amor de Caos! Me estoy aguantando las ganas de tomarla en este momento y besarla delante de tu cara.
Ares lo miro con enojo y clar estaba sonrojada.
-Ella es una mujer muy linda, tanto por fuera como por dentro. Debo decir que ella es perfecta- declaro, haciendo sonrojar cómicamente a Clar, mientras que Ares me mira con mayor detenimiento.
-Cuidado con como la tratas niño, no querrás terminar en el inframundo. Pero no he venido exactamente para advertirme sobre tu comportamiento con mi hija, sabes? He venido para… He oído que estabas en la ciudad y tengo una proposición que hacerte- y aquí vamos de nuevo en la búsqueda de su cochino escudo, al menos esta vez podré recuperar la bufanda de Dite para poder entregársela personalmente, y empezar así una nueva relación, haciendo que deje al idiota belicista de Ares.
Dite se miro sorprendida.
En serio, Clar es la viva imagen de su madre, si no fuese por el hecho de que es griega, hubiese dicho que es una amazona o una hija de Bellona. Es hermosa, inteligente y mortal, no como su padre que es idiota que se dirige a una pelea sin dudar. Es más, tiene más parecido con Tena que con su padre.
Tena la miro y supo que era verdad.
La camarera regresó con bandejas repletas de comida: hamburguesas con queso, patatas fritas, aros de cebolla y batidos de chocolate. A lo que procedí a retirar unos dólares para pagar, antes de que Mister Señor de la Guerra saque sus monedas de oro y quiera darle un infarto a la pobre mujer.
-Gracias por la comida señorita- le digo con un tono neutro, dándole una mirada seria a Ares, el cual estaba por sacar sus dracmas.
La camarera tomó el dinero y se marchó sin rechistar. Uff…pude evitar una escena esta vez.
-Qué favor puedo hacerle yo, un mero semidiós, a un dios olímpico como usted? – le pregunté con un tono burlón, mientras disfrutaba de mi comida.
-Algo que un dios no tiene tiempo de hacer. No es demasiado. Me dejé el escudo en un parque acuático abandonado aquí en la ciudad. Tenía cita con mi novia, pero nos interrumpieron. En la confusión me dejé el escudo. Así que quiero que vayas por él- aprovecha los últimos momentos con mi Dite, porque ya no será tuya. No es un juguete para que la uses y luego la deseches. Solo para repetir el mismo ciclo interminables veces, por un capricho tuyo.
Dite bajo la cabeza avergonzada por su comportamiento.
-Por qué no vas tú? – pregunté como la primera vez, haciendo que se enoje, lo que me producía diversión.
"Idiota"fue el pensamiento de sus esposas.
-También podrías preguntarme por qué no te convierto en una ardilla y te atropello con la Harley. La respuesta sería la misma: porque de momento no me apetece. Un dios te está dando la oportunidad de demostrar qué sabes hacer, Percy Jackson. Vas a quedar como un cobarde? O a lo mejor es que sólo peleas bajo el agua, para que papaíto te proteja- se inclinó hacia mí, a lo que respondí nuevamente con una sonrisa tranquila.
-Mira a donde están tus pelotas- respondo con un tono de voz divertido, pues apuntando directamente a sus testículos había dos cuchillos de hielo hechos a partir de la humedad en el aire.
-Qu-qué? Cómo? – preguntó sorprendido, mientras Grover y Clar me miraban con caras de asombro.
Todos los miraron con asombro,excepto de caos.
-Tan solo te diré que están ahí desde el momento en que te sentaste. Pues no sabía en un principio quien eras- respondo mientras bebo mi batido.
Los fieros ojos de Ares me quisieron hacer ver cosas como la primera vez que nos encontramos. Excepto que esta vez, lo único que podían revelar mis ojos, era el reflejo de una persona que estaba siendo controlada por un deseo tan egoísta como estúpido.
-Lo sé todo sobre tu misión, pringado. Cuando ese objeto mortífero fue robado, Zeus envió a los mejores a buscarlo: Apolo, Atenea, Artemisa y yo, naturalmente. Ahora bien, si yo no percibí ni un tufillo de un arma tan poderosa…pues entonces tú no tienes ninguna posibilidad. Aun así, estoy intentando concederte el beneficio de la duda. Pero tu padre y yo nos conocemos desde hace tiempo. Después de todo, yo soy el que le transmitió las sospechas acerca del viejo Aliento de Muerto- y de nuevo el muy idiota confesó todo su plan "malévolo" …bastante cliché si me permito decir.
-Tú le dijiste que Hades robó el rayo? – repito nuevamente en mi vida, sabiendo perfectamente lo que me iba a contestar.
-Claro. Culpar a alguien de algo para empezar una guerra es el truco más viejo del mundo. En cierto sentido, tienes que agradecerme tu patética misión- oh Caos, dame fuerzas para no abofetear al infeliz que tengo delante de mí.
-Generaste una posible guerra, solo para darme una misión. Vaya…gracias por ser tan generoso- digo con todo el sarcasmo posible, que hasta un niño de tres años se hubiese dado cuenta.
-Eh, ya ves que soy un tío generoso. Tú hazme ese trabajito, y yo te ayudaré en el tuyo. Les prepararé el resto del viaje- no debo golpearte, no debo golpearte, no debo golpearte.
-Debes golpearlo-decian los inmaduros.
-Estamos bastante bien por nuestra cuenta padre- escucho decir a Clar mientras recitaba mi nuevo mantra en mi cabeza.
-Sí, seguro. Sin dinero. Sin coche. Sin ninguna idea de a qué se enfrentan. Ayúdame y quizá le cuente algo que necesita saber. Algo sobre su madre- dijo mientras me señalaba con un dedo, pues parece que no se enseñaron que es de mala educación hacer eso.
-Mi madre? – replico usando mi mejor voz de asombro y preocupación.
Sonrió. Creyendo que él tenía la sartén por el mango. Es una lástima que dentro de unos días no pueda tener la misma opinión. Creo que le mostraré un pequeño truco que Hermes utilizó antes de sucumbir ante las fuerzas combinadas de Gaea y Tártaro.
-Eso te interesa, eh? El parque acuático está a un kilómetro y medio al oeste, en Delancy. No puedes perderte. Busca la atracción del Túnel del Amor- en serio Dite, hasta cuando seguirás fingiendo que te gusta estar al lado de este tarado…Geez, dame unos días y podremos, o, mejor dicho, podré volver a verte y alejar la presencia detestable de este imberbe.
Eso esta mejot-dijo Dite
-Antes de que te vayas, déjame preguntarte algo. Cuándo provocaste la cizaña en el Olimpo…pensaste en que tus hijos tarde o temprano tendrán que luchar y lo más posible morir en un producto vanidoso de tu cabeza? – le cuestiono, haciendo que brevemente abra sus ojos y mire por un segundo a su hija.
-Tienes suerte de haberme encontrado a mí, pringado, y no a algún otro Olímpico. Con los maleducados no son tan comprensivos como yo. Volveremos a vernos aquí cuando termines. No me defraudes- repitió como la primera vez, excepto que ahora he implantado una idea que le hará cuestionarse sus elecciones.
Después de eso Ares desapareció, sin dejar evidencia alguna de que estuvo aquí con nosotros.
-Puro carisma tu querido padre. Al menos no es un idiota como el que tenemos en el campamento- digo con cara de palo, haciendo que Grover se ahogue con su comida, y que Clar suelte una sonora carcajada.
Llegamos a Waterland al atardecer. Mi mente tan solo estaba fija en la ducha que se hallaba en su interior. Apestaba, me sentía incómodo. Y sabía perfectamente que Clar se sentía de la misma manera.
Sin contar tampoco que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada, enviándome imágenes de nosotros dos, bañándonos juntos. Realmente odia las hormonas juveniles.
Clat se sonrojo.
La puerta principal estaba cerrada con candado y protegida con alambre de espino. Dentro, enormes y secos toboganes, tubos y tuberías se enroscaban por todas partes, en dirección a las piscinas vacías.
-Bueno… Y cómo entramos? – preguntó curioso G-man, haciendo que una idea brille en mi cabeza.
-Mi querida amazona, me haría el honor de patear ese insulso candado y permitirnos la entrada? – pregunto, mientras hacía una reverencia burlona.
-Patán- me dijo Clar, la cual me golpeó juguetonamente en la nuca y reventó el candado con su lanza.
Encontramos la tienda de souvenirs que había quedado abierta. Aún había mercancía en las estanterías, como ropa, mochilas, pelotas…
-Miren, hay duchas. Por qué no aprovechamos y nos bañamos? – pregunto, con un brillo en mis ojos que podría traducirse como esperanza por un poco de agua y jabón.
-Querido, no hacía falta preguntar. Hace días quería cambiarme de ropa, menos mal que no perdimos nuestras mochilas en el viaje del autobús- respondió Clarisse, dirigiéndose a una de las duchas.
No debo seguirla, no debo seguirla, no debo seguirla. A como va todo esto, creo que me voy a morir primero por no poder hacer algo con ellas que por mi enfermedad. Odio mi vida.
-Debes seguirla-Dijo hermes.
En pocos minutos estuvimos todos bien limpitos y cambiaditos. Creo que mi pelo había vuelto a brillar luego de quitar toda la roña que tenía encima.
Al cabo de un minuto de caminata, la cual yo lideraba, encontramos el famoso "Túnel del amor". Una piscina vacía gigante, rodeada por alrededor de una docena de estatuas de Cupido, las cuales fueron construidas por la mente perversa y genial de Hefestos. Y como broche final, en el fondo había un bote, en donde estaban el escudo de Ares y la bufanda preferida de Dite.
-Okey…bajamos, lo tomamos y nos largamos- proclamó Clar, queriendo bajar, solo para ser frenada de golpe cuando la sujeté del cuello de su remera.
-No tan rápido amor. Primero debes fijarte bien en tu entorno. Ves aquellas estatuas? Dime que letra tienen dibujadas- le digo suavemente mientras le indicaba las imágenes de mármol de Cupido.
-Eta…- me responde.
-Y a quien representa esa firma? – le vuelvo a preguntar, pues mi motivo no era hacerla sentir mal, sino enseñarle a ver lo que la rodea. Que no cometa los mismos errores que yo tuve mi primera vez.
-A Hefestos. Es una trampa. Diablos! Casi caigo en ella! – empezaba a gritar y agitarse, solo para detenerse abruptamente cuando la abracé y empecé a acariciar su espalda.
-Shhh…está bien, no pasó nada. No debes ponerte de esa manera Clar. Si no me hubiese dado cuenta primero, lo más seguro es que hubiésemos sido los dos que quedásemos prendados a lo que sea que haya allí- la tranquilizo susurrándole al oído.
-Entonces cómo haremos para recuperar lo pedido? – un tembloroso y preocupado Grover nos preguntó.
-Si las duchas que utilizamos tenían agua en ellas, entonces en las tuberías que componen este lugar deben de tener un remanente aún. Grover ve a la cabina con Clar y encuentren el botón de encendido. Una vez que haya agua suficiente, intentaré controlarla para que me traigan el escudo y la bufanda- les explico, mientras los veo irse a la cabina de mando.
Los vi tocar todos los botones, mirándome de una forma que podría explicarse como: este lugar está vencido. A lo que tuve que ir con el plan B. Repetir lo que hice la primera vez. A pesar de que no me agote físicamente el tener que convocar el agua de las tuberías, tampoco significa que no me empiece a molestar los pulmones.
Las tuberías se sacudieron y el agua inundó lentamente la piscina, esta vez, comparado con la primera, tuve mayor control sobre el dominio de mi padre. El bote viró, se levantó con el nivel del agua. Me concentré en controlar el bote y logré que siguiera la corriente, a mi dirección, sin estrellarse contra las paredes ni activando las trampas del dios herrero.
Recogí la bufanda. Reflejaba destellos rosas y su aroma era una exquisita mezcla floral. Algo embriagador. Pero luego de haber pasado varios años junto a Dite, me terminé acostumbrando. Lo metí en la mochila, para regresarlo luego a su bella dueña.
Dite sonrio.
Luego me hice del maldito escudo, a lo que pude respirar de tranquilidad cuando ninguna trampa fue activada. Les hice una seña a mis compañeros para que bajen, y salimos del parque.
El punto bueno de esta mini misión, fue que no tuve que pasar por los inconvenientes como en la línea temporal anterior.
El malo…no pude ver a Grover con la cabeza atorada en la foto gigante de Noo-Noo. Quería sacarle una foto para mi álbum.
Grover se sonrojo.
Todos reian.
Ares estaba esperándonos en el aparcamiento del restaurante. Bastardo cómodo, que es incapaz de hacer frente a una trampa de su hermano.
-Bueno, bueno. No los han matado- comentó con un tono entre decepcionado y feliz.
-Decepcionado? O te preocupas por nosotros, pero no quieres admitirlo? – le pregunté retóricamente.
Le arrojé su escudo. Era desproporcionado y se sentía incómodo en mis manos. El escudo con el grabado de la luna de Arty era mucho más fácil de manipular. Geez…debí de haberlo traído en vez de esconderlo en mi cabina.
-Ahí tienes tu juguete. Ahora danos el móvil para continuar nuestro viaje, y la información que tienes de mi madre- le digo en un tono seco, ya no tenía ganas de seguir hablando con él, quería meterme al puto camión y dormir con Clar en mis brazos.
Ares agarró el escudo y lo hizo girar en el aire como una masa de pizza. Cambió de forma y se convirtió en un chaleco antibalas. Se lo colocó por la espalda.
-Ves ese camión de ahí? Es su vehículo. Los conducirá directamente a Los Ángeles con una parada en Las Vegas- yupi, ahora puedo viajar en un roñoso camión que transporta ilegalmente animales exóticos.
-Rústico, se ve que lo tuyo no es la sutilidad. Ahora la información de mi madre si no es mucho problema- le vuelvo a pedir, pues me estaba por empezar a doler la cabeza por tanto esfuerzo que hice viéndole la cara a varios idiotas el día de hoy.
-Estás seguro de que la soportarás? No está muerta- dijo haciéndose el misterioso…lo cual no era lo suyo perfectamente.
-Es un rehén, la están utilizando para controlarme, no? – pregunto simulando algo de impresión.
-Así es. Ahora toma esta mochila. Volveremos a vernos, Percy Jackson. La próxima vez que te pelees, no descuides tu espalda- uy que miedo, el dios de la guerra me está advirtiendo que tendrá una rabieta, que miedo…tarado.
Sacó una mochila de nylon azul y me la lanzó. Contenía más ropa limpia para todos, veinte dólares, una bolsa llena de dracmas de oro y una bolsa de galletas Oreo con relleno doble. En síntesis, pura basura…bueno, quizás las galletas no tanto.
-Sí, si…lo que sea- le respondo agitando despreocupadamente una mano mientras le daba la espalda para irme hacia el camión tomado de la mano de su hija.
-Eso no ha sido muy inteligente, Percy. Lo más seguro es que lo has cabreado ahora- me dijo Clar en un susurro.
-Como si no fuera novedad-dijo thalia.
-Meh…ladra demasiado como para morder- le comento tranquilamente.
El interior del camión estaba oscuro, hasta que destapé la espada de Zoe, la cual arrojó una débil luz broncínea sobre una escena muy triste, una cebra, un león albino y un topi. O como lo había llamado anteriormente, el antílope raro.
Antes de que Grover pudiese empezar a despotricar acerca de las injusticias de los mortales para con la naturaleza. Procedí a reacomodar las comidas de cada uno de los animales, les di agua purificada y le quité el globo que tenía en un cuerno el topi.
Con un movimiento de mi mano, hice que el viento, a partir del dominio de las tormentas, arrastrase afuera el hedor, las moscas, y refrescase el cubículo. Todo antes de que los traficantes arranquen el camión.
-Grover, ya que tú eres el más conectado a la naturaleza de los tres, diles que se tranquilicen y que los ayudaremos pronto- le pido a mi amigo el sátiro, quien asintió y fue a hablar con cada uno de los animales.
-Eso fue lindo de tu parte Percy. No sabía que tuvieses un lado defensor de la naturaleza- me dijo Clar, dándome un beso y burlándose juguetonamente a mi costa.
-Nadie merece pasar por algo así. Ya sea humano o de cualquier tipo. Ven vamos a descansar un rato ahora que podemos- le contesto, tomándola suavemente por la cintura, mientras me sentaba en un rincón, posicionándola entre mis piernas, con su cabeza recostada sobre mi pecho.
-Estás cansado verdad? Puede que no me lo digas, pero puedo verlo en tus ojos Percy. Descansa, yo te avisaré cuando lleguemos a destino- lo que me dijo me sorprendió, me hizo sonreír y también logró que la abracé fuertemente, aspirando el delicioso aroma que despedía su cuello, el cual besé suavemente, antes de dormirme.
Bien.
Quería dormir plácidamente con la mujer que amo en mis brazos.
Lo logré, pero me tuve que aguantar los tediosos sueños que venían con ello. El lado malo…escuchar a los idiotas de mi queridísimo abuelo paterno y su perra poseída.
El lado bueno, ver a Thalia, aunque sea en un sueño. Je! La puedo besar y lo más seguro que no lo recuerde cuando salga del pino.
-Venga, Percy. No eres tonto, verdad? Agarra el lápiz- oía al profesor que me tenía haciendo la tarea de matemáticas, mientras yo estaba con un chaleco de fuerza. Pobre diablo, ahora puedo hacer tranquilamente ecuaciones de materias universitarios sin sudar. Todo gracias a Tena.
Miré hacia el pupitre de al lado y vi a Thals sentada allí, también con camisa de fuerza. Tenía mi edad, el pelo negro y revuelto, peinado a lo punk, los ojos azules esta vez, sus carnosos labios pintados suavemente con un color rojo, y sus hermosas pecas en la nariz, completando así la imagen perfecta que siempre tuvo.
La observaba tranquilamente forcejear con la camisa de fuerza, me lanzaba una airada mirada de frustración y espetaba:
-Bueno, sesos de alga. Uno de los dos tendrá que salir de aquí- vaya cariño, siempre tan suave conmigo.
Thalia hizo un puchero.
Me levanté de mi asiento y me deshice de mis retenes. Me acerqué a paso lento hasta quedar frente a frente, con nuestras narices rozándose. Pude ver la incertidumbre en sus ojos, y el rubor que teñía sus lindas mejillas.
Justos como estaba ahora.
Antes de que me diese cuenta, nuestros labios se estaban tocando. Sin la necesidad de ir más lejos por ahora. Corrí mi mano por su espalda, desatando las correas que la retenían, liberándola.
-No veremos muy pronto mi amor. Tan solo espera un poco más, por favor- dije mientras pasaba tiernamente mis dedos por su cara, disfrutando momentáneamente la suavidad de su piel.
Me alejé unos pasos y me despedí con una sonrisa. Solo para seguir con el siguiente escenario que debía presentarse en esta "pesadilla". Una vista panorámica de un abismo.
-Percy Jackson. Sí, veo que el intercambio ha funcionado- y no sabes cuánto la has cagado por eso, abuelo. Te desmembraré poco a poco, disfrutando ver la desesperación que me darán tus ojos.
Caos solo lo miro con una sonrisa.
-¿Que?-dijo percry
-Tu nunca cambias-dijo ella.
-Y no sospecha nada? – volvió a preguntar. Idiota, se cada movimiento posible que puedas hacer y doce diferentes maneras para desbaratar tus planes.
-Nada, mi señor. Está totalmente en la inopia- sigue creyendo eso Castellan, sigue con tu ignorancia…
-Un engaño tras otro. Excelente- creo que no valía la pena dejar a Thals para escuchar la charla de estos dos imbéciles.
-En serio, mi señor, hacen bien en llamaros el Retorcido, pero era esto realmente necesario? Podría haberos traído lo que robé directamente…- si…claro, y Ares es un caballero inglés…
-Tú? Has mostrado tus límites con creces. Me habrías fallado por completo de no haber intervenido yo- auch, eso debió dolerle profundamente al perro traidor.
-Pero, mi señor…- oh por amor a Zeus! No te puedes sentir mal porque te dijo la verdad Castellan! Eres un inútil con todas las letras!
-Haya paz, pequeño sirviente. Estos seis meses nos han rendido mucho. La ira de Zeus ha aumentado. Poseidón ha jugado su carta más desesperada. Ahora la usaremos contra él. Pronto obtendrás la recompensa que deseas, y tu venganza. En cuanto ambos objetos me sean entregados… Pero espera. Está aquí- vaya…sí que eres lento abuelo. La ironía de que seas un titán del tiempo. Creo que deberías enfocarte mejor en la agricultura y has de un buen uso a tu guadaña.
-Qué? Lo has convocado, mi señor? – pfff! Como si fuese necesario.
-No. Maldita sea la sangre de su padre: es demasiado voluble, demasiado impredecible. El chico ha venido solo- bueno, si en vez de tragar como un pato, hubieses masticado, no estaría aquí para aguantar tus berrinches.
-Imposible! – créeme Castellan, dijeron que era imposible que pudiese enamorarme de Tena…y al final tuve un hijo hermoso con ella!
Tena se sonrojo.
-Para un débil como tú, puede! Así que… ¿quieres soñar con tu misión, joven mestizo? Pues te lo concederé- meh! Ya me estaba aburriendo…
La escena cambiaba una vez más, y esto ya se estaba poniendo cansador. Así que decidí despertarme para evitar una molestia.
La respiración suave de la belleza en mis brazos, me decía que aún estaba dormida.
Verla tan tranquila me hacía agradecer una vez más al trato que hice con Caos. Aunque sea temporal, aprovecharé para salvarlas y darles una oportunidad de que tengan un final feliz.
Caos abrazo a su amigo.
Sé que estaba actuando de manera egoísta, pero no puedo evitarlo. Se perfectamente que, si me relaciono sentimentalmente con cada una de ellas, al final las lastimaré. Pero hasta que ese fatídico día llegue, me preocuparé en hacerlas lo más felices que pueda. Todas y cada una de ellas se lo merece. Tanto por lo que han pasado, como por haberles fallado una vez.
Ellas lo miraron co afecto.
Lágrimas silenciosas corrían por mi cara, mientras me aferraba firmemente al cuerpo cálido de Clar. Absorbiendo su esencia, disfrutando de su presencia y su amor. Dejando besos en la coronilla de su cabeza, lo cual provocaba que se moviese un poco, reacomodándose y soltando palabras sueltas como: Percy, amor, lindo.
Me saco una sonrisa su ternura y quería que esto nunca se acabe. Pero justo en ese momento el camión empezó a detenerse.
Habíamos llegado a Las Vegas.
Sacudí a Clar por el hombro. La cual se despertó casi al instante mirándome fijamente.
-El camión ha parado. Vendrán a ver los animales. Despertaré a Grover y nos esconderemos- le dije mientras procedía a zamarrear a mi amigo la cabra humana.
Nos escondimos detrás de unas bolsas que contenían nabos y esperamos a que los traficantes lleguen.
Las puertas traseras chirriaron al abrirse. La luz del sol y el calor se colaron dentro.
-Qué asco! Ojalá transportáramos electrodomésticos. Tienes calor, chaval? - le preguntó al león, y le vació el resto del cubo directamente en la cara, después no quieren que algo malo les pase…idiotas, el karma les morderá el trasero.
El león rugió, indignado. Si no hubiese estado en esa situación, lo más seguro es que se lo hubiese comido al instante.
-Vale, vale, tranquilo- dijo el hombre, pobre diablo, en unos segundos no sabrás que te sucedió.
El camionero le lanzó al topi una bolsa de Happy Meal aplastada. Le dedicó una sonrisita malévola a la cebra. Y yo me estaba debatiendo entre golpearlos hasta la inconciencia o patearles una y otra vez las pelotas.
-Qué tal te va, Rayas? Al menos de ti nos deshacemos en esta parada. Te gustan los espectáculos de magia? Éste te va a encantar. Van a serrarte por la mitad! – creo que fue suficiente, me concentré un poco y con la humedad en el ambiente hice dos carámbanos de hielo. Los golpeé en la cabeza lo suficientemente duro como para complacer mi disgusto y el de mis compañeros.
Abrimos las jaulas y le pedí a Grover que les indicase un camino seguro para donde quieran que vayan.
Grover levantó las manos y le dijo algo a la cebra en idioma cabra, una bendición enseñada en un principio por Pan.
-Vamos, salgamos de este camión asqueroso- dije tomando la mano de Clar y saliendo de ahí, viendo como los animales se alejaban por las calles.
Pasamos junto al Monte Casio y el MGM. Dejamos atrás unas pirámides, un barco pirata y la estatua de la Libertad, una réplica bastante pequeña pero que me provocó la misma añoranza. La cara de Tena había sido el modelo original de la estatua.
Caminamos unos minutos más, hasta llegar delante del Hotel Casino Loto. Me debatí entre entrar o seguir mi camino. Pero al final decidí por entrar. Por qué? Bueno, primero que nada, nos bañaremos como se debe, comeremos algo, me haré de una tarjeta de crédito gratis, y si la posibilidad se presenta me comprare algo de recuerdo para regalarles a mis amores.
El portero nos sonrió.
-Ey, chicos. Parecen cansados. Quieren entrar y descansar? – bueno…si nos los pides así.
Entramos tranquilamente y Grover junto a Clarisse exclamaron:
-Wow! – a veces las grandes frases sobran.
-Eh! Bienvenidos al Casino Loto. Aquí tienen la llave de su habitación- dijo el recepcionista, entregándonos unas llaves.
-Esto, pero… - fingí mascullar.
-No, no. La cuenta está pagada. No tienen que pagar nada ni dar propinas. Sencillamente suban a la última planta, habitación cuatro mil uno. Si necesitan algo, como más burbujas para la bañera caliente, o platos en el campo de tiro, lo que sea, llamen a recepción. Aquí tienen sus tarjetas LotusCash. Funcionan en los restaurantes y en todos los juegos y atracciones- gracias tío Hades!
Hades sonrio y algo preocupado por sus hijos.
Nos entregó a cada uno una tarjeta de crédito verde. Siempre atesoraré este pedazo de plástico.
-Disfruten de su estancia- no sonrías tanto amigo, con mi dominio del tiempo, puedo saber exactamente cuánto estoy aquí metido.
Subimos al ascensor y buscamos nuestra habitación. La cuatro mil uno . Era una suite con tres dormitorios separados y un bar lleno de caramelos, refrescos y patatas. Línea directa con el servicio de habitaciones. Toallas mullidas, camas de agua y almohadas de plumas. Una gran pantalla de televisión por satélite e internet de alta velocidad. En el balcón había otra bañera de agua caliente y, como había dicho el botones, una máquina para disparar platos y una escopeta, así que se podían lanzar palomas de arcilla por encima del horizonte de Las Vegas y llenarlas de plomo. Cosa que a Afrodita no le gustaría una mierda si se enterase.
Dite hizo una mueca.
-Antes que nada. Primero deben saber que estamos metidos en una versión moderna de la región de los comedores de Loto. Así que no debemos gastar nuestro tiempo en tonterías. Aprovechemos para bañarnos y tener un cambio de ropa. Coman solo lo que haya aquí, pero no aceptemos lo que nos ofrezcan abajo. Con suerte cuando salgamos abra pasado un día y medio como mucho- les explico rápidamente, viendo como sus ojos se abren por la revelación, solo para contestarme con un movimiento de cabeza.
-Genial. Absolutamente genial- gimió disgustado Grover.
Tan miedoso"penso thalia
-Si es así, entonces yo pediré la ducha en primer lugar- nos dijo Clar, dándome un beso y dirigiéndose al baño.
-Aprovecha a comer algo G-man, yo no tengo hambre por el momento, así que aprovecharé a ver si encuentro algo de interés y regreso rápidamente. No me demoro- digo a mi amigo, mientras el comienza a abrir unas bolsas de papas y me da el visto bueno.
Salí de la habitación y me dirigí directamente a la tienda de souvenirs. Tenía pensado aprovechar considerablemente la tarjeta a mi disposición en la compra de algunos artículos. Vi unos peluches que curiosamente, estaban establecidos en un cierto patrón de orden. Cada muñeco de felpa representaba el animal de cada dios. Vi unos perros, algunos delfines, unas águilas. Me decidí en tomar uno de un burrito para Tia, una paloma para Dite, uno que parecía a Pumba del Rey León para Clar, uno de un búho para Tena. Para Arty me sentía en un dilema, podía comprar una de un ciervo, o uno que era de un hombre que estaba ahorcado, con un cuchillo en el corazón y tres flechas en su entrepierna.
Todas sonrieron felices.
Tomé los dos. Como algunos dicen, mejor que sobre a que falte.
Antes de pagar todo, tomé un ramillete de rosas blancas y le pedí al vendedor si podía facilitarme un papel y una lapicera.
A mi querido:
Doy estas hermosas flores para que sepa cómo Te amo.
Quiero que sepas que no se debe dudar de su belleza, y siempre hay que tener fe.
Hasta pronto mi amor. Espere a mí por favor.
El amor, su admirador secreto.
Bianca sonrio sonrojada
-Por favor, entregue esto a la señorita Di Angelo de la habitación tres mil uno. Si pregunta de parte de quien, dígale que es un admirador- le pido al vendedor, luego de pagar por mis compras, y meter las bolsas con los peluches en mi mochila.
Luego de hacer eso, me dirigí inmediatamente al cuarto que nos habían dado y me di un baño. Comí un poco de la comida chatarra que había allí y procedí a irnos de nuevo de ese lugar maldito.
-Venga, vamos. Si nos quedamos más tiempo aquí será demasiado tarde- les dije, liderando el camino hacia la salida del hotel.
El botones del Loto se acercó presuroso.
-Bueno, bueno, están listos para las tarjetas platino? – antes de que alguien pudiese decir algo, recubrí mi mano con una capa de hielo y le quité la tarjeta, metiéndola rápidamente en mi bolsillo.
-Nos vamos- le dije secamente, pasando por su lado y saliendo al exterior, ignorando el aumento de olor y ruido que trataban de inducirme a que no me vaya.
Salimos del Casino Loto y corrimos por la acera. Era por la mañana, muy distinto que la primera vez, pero debía corroborar el día exacto en el que estábamos. Fui hasta el quiosco más cercano, miré la fecha de un periódico. Era 17 de junio. Habíamos pasado un día y medio dentro del Casino Lotus, tal como lo había predicho.
Nos quedaban cuatro días para la fecha límite, y esta vez pensaba hacer las cosas bien. Si tenía suerte, en el momento que consiga el rayo y le patee el trasero a Ares, cuando llegue al Olimpo, podría ver a mis amores.
Todas la diosas esposas del chico suapiraron y este sonrio de medio lado al verlas sonrojarse al darce cuenta que suspiraron en voz alta.
-Fin del capitulo-declaro deméter.
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