Capítulo 2

Cuando Remus terminó la señora Weasley se ofreció para continuar la lectura. Como estaban cerca Remus le entrego el libro y se fue a sentar junto a Sirius.

- Capítulo dos. Las cartas de nadie - comenzó.

- Es la carta de Hogwarts - chilló Sirius emocionado sacudiendo a Remus.

La fuga de la boa constrictora le acarreó a Harriet el castigo más largo de su vida.

Cuando le dieron permiso para salir de su alacena, mas allá de ir a clases y hacer las labores de la casa, ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva filmadora, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.

- Pobre señora - dijo  una pequeña Hufflepuff.

Al menos pudo coser varias de las prendas que tía Petunia le trajo de la iglesia, aunque pronto tendría que hacerse de hilo, quizás si iba a cortar el pasto de la señora Figg conseguiría dinero suficiente.

La carta de admisión en el internado llego un día después de que salieron de clase, Harriet se armó de valor y una tarde en la que su tía estaba tomando su té y leyendo una de esas revistas de chisme se acercó a ella con la carta de admisión que debía firmar su tutor.

-Tía Petunia- comenzó en tono sumiso, la mujer bajo su revista y alzo una ceja esperando a que siguiera- En la escuela la profesora de mi clase me ayudo a tramitar una beca en un internado lejos de aquí, me aceptaron, ustedes no tienen que pagar nada y me iré en agosto puedo pasar navidad en los dormitorios y regresaría hasta mayo- Harriet se apresuró en hacer notar que se librarían de ella por diez meses enteros sin ningún costo.

" Ese hubiera sido un buen plan" pensó Harry , "pero mis notas no eran tan altas".
Hermione le pregunto en voz baja, solo para que ellos, si él también tenía esa idea, Harry le hizo saber que no.

- ¡ No puede ir a ese internado! - grito alterado Sirius, que pasó de estar alegre a alterado en una fracción de segundo - ! Debe venir a Howarts!

- Y estoy seguro que no lo hará Sirius, así que siéntate y no interrumpas tanto - le dijo Remus tomándolo de los hombros y empujándolo de nuevo a su asiento. Con una pequeña nota de la mesa hizo que los elfos le trajeran una taza de chocolate caliente  que hizo tomar a Sirius, el cual se quedó más tranquilo en su asiento.

Varios se lo agradecieron en silencio.

Petunia entorno los ojos -¿Y? ¿Qué necesitas?-

-Tú firma, en este documento, es todo, no tienes que comprarme nada, ellos mandaran los libros antes de Septiembre y alguien pasara por mí para llevarme a comprar lo demás, les di la dirección de la Señora Figg así que no tendrás que hablar con esa persona, no te molestaran-

Petunia alargo la mano para tomar el documento que debía firmar, lo leyó frunciendo los labios en algunas partes para después levantarse buscar un bolígrafo y firmar donde le indicaban.

-Aquí tienes, espero que sea cierto que no debemos pagar por nada de ese lugar- dijo Petunia tendiendo los documentos a una muy alegre Harriet.

-No tendrán que pagar nada, conseguí un empleo los fines de semana, ustedes no tendrán que gastar en mí, lo prometo- Harriet guardo con cuidado los documentos en el sobre blanco de aspecto académico.

- Una niña no debería trabajar, y mucho menos una tan joven - dijo Narcisa los adultos en la sala le dieron la razón.

Cuando regreso aquella tarde, Dudley desfiló por el salón, ante la familia, con su uniforme nuevo. Los muchachos de Smelting llevaban frac rojo oscuro, pantalones de color naranja y sombrero de paja, rígido y plano. También llevaban bastones con nudos, que utilizaban para pelearse cuando los profesores no los veían.

Debían de pensar que aquél era un buen entrenamiento para la vida futura.

Mientras miraba a Dudley con sus nuevos pantalones, tío Vernon dijo con voz ronca que aquél era el momento de mayor orgullo de su vida. Tía Petunia estalló en lágrimas y dijo que no podía creer que aquél fuera su pequeño Dudley, tan apuesto y crecido. Harriet no se atrevía a hablar. Creyó que se le iban a romper las costillas del esfuerzo que hacía por no reírse.

De solo recordarlo Harry rio de nuevo. Ese era uno de los recuerdos más graciosos que tenía.

Cuando la noche llego y estuvo a solas en su alacena, Harriet saco de la maleta que compro para poner todas sus cosas, su nuevo uniforme, que consistía en una falda plisada larga de a cuadros verdes,un suéter azul rey, una camisa de vestir blanca y mallas negras además del uniforme para deportes un short oscuro y una playera. Sonrió pensando que ahora ya no tendría que usar ropa vieja de colores chillantes.


Varios pensaron con pena en Harriet pensando en lo horrible  que sería vivir su situación. Hermione no pudo evitar mirar de reojo  a Harry que escuchaba atentamente la lectura, ella sabía que él no se llevaba bien con su familia pero no sé imaginaba lo que vivió, de hecho aún no estaba segura, debía preguntarle, pero
en un lugar más privado. Varios adultos más en la habitación compartieron el mismo pensamiento de Hermione.

La mañana siguiente Harriet se encontraba preparando panqueques, cuando su tío Vernon bajo su periódico frunciendo el ceño.

-Petunia, querida, la muchacha ¿Dónde estudiara?- dijo Vernon.

-No recuerdo el nombre querido, ¿Por qué?- Petunia coloco un plato frente a su esposo y sonrió cuando Dudley entro con su bastón golpeado todo a su paso.

- Niño mal educado- susurró  Molly.

-¿Cómo llegara ahí? ¿No pensara que la llevare?-

- Cada vez la morza me cae peor - le dijo Tonks a Charlie, pero todos escucharon y estuvieron de acuerdo con ella.

Petunia se irguió y volteo a donde Harriet volteaba un panqueque.

-Niña ¿Cómo iras a esa escuela?- quiso saber Petunia.

Harriet levanto sus ojos verdes de la cazuela - En autobús, tomare uno aquí y luego otro en la estación, no necesitan llevarme ni comprar el boleto- informo con calma.

-Bien- concordó Petunia.

-Al menos esa escuela pensó en todo, no tener que gastar en ti es un alivio- Vernon se concentró en su desayuno.

- Muggle avaro - gruño Moody.

- No debería viajar sola - dijo Molly preocupada.

Todos oyeron el ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el felpudo.

-Trae la correspondencia, Dudley -dijo tío Vernon, detrás de su periódico.

-Que vaya Harriet-

-Trae las cartas, Harriet-

Harriet dejo puesta la masa de los panqueques en la cazuela y salió rumbo a la puerta por las cartas, esquivando un golpe del bastón de su primo. Había tres cartas en el felpudo: una postal de Marge, la hermana de tío Vernon, que estaba de vacaciones en la isla de Wight; un sobre color marrón, que parecía una factura, y una carta para Harriet.

¿Quién podía ser? No tenía amigos ni otros parientes. Y su escuela no usaba sobres de pergamino amarillo, además la carta no tenía sello, pero ahí estaba escrito con tinta verde esmeralda:

Señorita H.L.J. Potter

Alacena debajo de la escalera.

Privet Drive 4, Little Whinging, Surrey.

Con las manos temblorosas, Harriet le dio la vuelta al sobre y vio un sello de lacre púrpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran letra H. El escudo de la escuela era una enorme "B" azul.

- ¡ Es la carta! ¡ Es la carta ! - gritaba Sirius emocionado sacudiendo de nuevo a Remus como un muñeco de goma.

-¡Date prisa, muchacha! -exclamó tío Vernon desde la cocina-. ¿Qué estás haciendo, comprobando si hay cartas-bomba?-Se río de su propio chiste.

Harriet salto ante el grito de su tío, sin hacer ruido metió el sobre amarillo por debajo de la puerta de su alacena para luego regresar de vuelta a la cocina.

- ¿ Por qué no hice eso? - se preguntó Harry en voz alta.

-¿ Por qué lo dices? - preguntó Hermione, todos lo miraban - ¿ Que hiciste  tú con la carta Harry?

- Pues - dijo Harry avergonzado por todas las miradas puestas en él -, yo la quise abrir en la cocina y me la quitaron.

Hermione lo miró incrédula unos segundos para luego darse un face palm ¿ Cómo Harry podía ser tan ágil para algunas cosas y  torpe para otras?.

-¿ Enserio no  te paso por la mentes que te la quitarían? - preguntó burlón Draco desde la mesa de Slytherin -. Potter tenías que ser.

- ¡Cállate Malfoy! - le gruño Harry - ¿ Que hubieras hecho tú?

-¡ Cualquiera cosa menos eso!

- Ya chicos, tranquilos - los reprendió Dumbledor-. Molly querida, sigue por favor.

Todo el día el sobre amarillo estuvo rondando la mente de Harriet, pero ella decidió abrirlo cuando nadie más viera, algo le decía que a sus tíos no les agradaría saber que ella leyó esa carta. Esa tarde cuando cortaba el césped una pequeña víbora de jardín cruzo desde el otro lado de la verja, Harriet se preguntó qué pasaría si la llamara, desechando la idea no queriendo meterse en problemas Harriet siguió con sus deberes.

La noche llego y Harriet se encontró de nuevo sumida en la penumbra solo interrumpida por la pequeña lámpara de trabajo de su tío, con un nudo en su estómago Harriet abrió el sobre y saco el primer pergamino.

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERIA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlín, Primera Clase,

Gran Hechicero, Jefe de Magos,

Jefe Supremo, Confederación

Internacional de Magos).

Querida Señorita Potter:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall

Directora adjunta

Harriet se sintió mareada, releyó el pequeño párrafo unas diez veces más para después leer el otro pergamino.

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA

UNIFORME. Los alumnos de primer año necesitarán:

 Tres túnicas sencillas de trabajo (negras).

♦ Un sombrero puntiagudo (negro) para uso diario.

♦ Un par de guantes protectores (piel de dragón o semejante).

♦ Una capa de invierno (negra, con broches plateados). (Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas con su nombre.)

LIBROS. Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:

 El libro reglamentario de hechizos (clase 1), Miranda Goshawk.

♦ Una historia de la magia, Bathilda Bagshot.

♦ Teoría mágica, Adalbert Waffling.

♦ Guía de transformación para principiantes, Emeric Switch.

♦ Mil hierbas mágicas y hongos, Phyllida Spore.

♦ Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger.

♦ Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Newt Scamander.

♦ Las Fuerzas Oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentin Trimble.

RESTO DEL EQUIPO

♦1 varita.

♦1 caldero (peltre, medida 2).

♦1 juego de redomas de vidrio o cristal.

♦1 telescopio.

♦1 balanza de latón.

Los alumnos también pueden traer una lechuza, un gato o un sapo.

SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.

La mente de Harriet trabajaba a mil por hora, esto parecía una broma pero... los Dursley no eran adeptos a las bromas, además no creía que Dudley fuera tan listo para escribir una carta como esa y ¿dónde pudo conseguir el pergamino amarillento?.

Esperamos su lechuza antes del 31 de julio- Releyó en un murmullo y antes de pensar en donde conseguiría una lechuza el ruido de alas revoloteando fuera de su alacena la hizo saltar, con miedo abrió la puerta y hecho un vistazo, una pequeña lechuza marrón la observaba con ojos ambarinos.

Harriet no sabía que pensar pero antes de que los Dursley se despertaran por el ruido de la ave la tomo y metió con ella a la alacena, releyó la carta.

Si era cierto todo eso que decía la carta ella no podría ir, sus tíos no parecían ser el tipo de personas que gastarían dinero en una escuela donde te enseñan brujería.

Sirius y Remus fruncieron el ceño pero no dijeron nada. Remus porque quería saber lo que venia a continuación, Sirius porque Remus le estaba apretando el  brazo como una mamá a su hijo berrinchudos para que no empezará de nuevo.

No ella ya tenía una plaza en Benenden. Harriet tomo un bolígrafo usado y un pedazo de papel gastado de su cuaderno del colegio.

Estimada Subdirectora Minerva McGonagall:

Agradezco haber obtenido una plaza en su escuela, aunque nunca he escuchado hablar de ella, pero supongo que es muy importante. Aun así no podre aceptarla, yo conseguí una beca completa en Benenden, un internado lejos de mis parientes, todos estamos cómodos con eso.

Y aun cuando aceptara no creo que a mis tíos les agrade gastar su dinero en mi cuando tengo una beca en otra escuela.

Muy cordialmente, Harriet Potter.

PD: ¿En serio soy una bruja?

- Si lo eres - respondió a coro el gran comedor.

- Bastante inteligente y acertado escribirle al adulto a cargo - comentó el Flitwick recibiendo señales de acuerdo de sus colegas.

Con la carta escrita en tinta negra, Harriet tomo el sobre amarillo para enviar su respuesta.

-Ten, ¿sabes a dónde ir?- dijo Harriet tendiendo el sobre a la lechuza, el ave soltó un chillido- de acuerdo, pero guarda silencio, te sacara-

Tomando al animal emplumado con cuidado Harriet salió de su alacena y la soltó por la ventana abierta de la cocina, no se movió del lugar hasta que la lechuza dejo de verse, sin darse cuenta lagrimas rodaban por sus mejillas.

Los días después de la llegada de aquella extraña carta pasaron sin novedades, Dudley logro romper uno de los jarrones de tía Petunia con su bastón, gracias a la suerte ella estaba fuera en la biblioteca y no pudieron culparla, tío Vernon se quejó de cosas, ella incluida, tía se enteró de varios chismes.

Harriet por otra parte estuvo leyendo sus libros del colegio por las noches intentando meter toda la información necesaria, iba a la biblioteca después de terminar sus deberes para investigar sobre esa tal Hogwarts sin encontrar nada

- Y no lo encontraría - dijo Dumbledore.

incluso busco los nombres de los autores del material de lectura pero no encontró nada, al final Harriet decidió dejar su investigación a un lado y comenzó a pensar en lo otro ¿ella realmente era un bruja?, le pasaban cosa extrañas, eso era seguro y luego estaba el poder hablar con serpientes, lo intento en el parque el otro día con una pequeña víbora marrón, y bueno fue interesante, al final decidió aprender por sí misma, lo hizo en el colegio podía hacerlo con esto.

- Una joven autodidacta - dijo con aprobación el profesor Flitwick.

Así que todos los días cuando tenía tiempo libre de deberes se escabullía al parque y busca alguna víbora con quien practicar su habilidad además de intentar desaparecer cosas como lo hizo con el vidrio del reptilario o cambiarlas de color, incluso intento hacer pequeño el vestido naranja que tanto odiaba. Al final solo consiguió que el vestido naranja se volviera más oscuro y consiguió con quien charlar en las tardes.

Los profesores y varios alumnos de cursos mayores  estaban asombrados por Harriet, la chica había logrado hacer magia sin varita y sin ningún conocimiento o instrucción básica siendo muy joven.

Hoy era uno de esos días en los que los deberes de la casa estaban listos y Harriet se encontraba escondida en unos arbustos casi secos conversando con una víbora de color cobrizo de un metro.

- Así que en realidad habla con las serpientes- dijo lentamente Sirius mientras la idea se asentaba en su mente -. Habla con serpientes...

- Sirius... - comenzó Remus pero Sirius lo interrumpió.

- ¿ Tú puedes hablar con las serpientes Harry? - le preguntó Sirius sin un sentimiento o expresión en particular.

Harry miró fijamente a Sirius por un momento, su rostro estaba en blanco y sus ojos... Sus ojos estaban turbios como la última vez que lo vió, pero había algo en ese rostro tranquilo que le que inquietaba, tampoco se perdió como lo llamó Harry y no cachorro. Toda la escuela sabía, después del accidente con la seripiente en su segundo año que él podía hablar parsel, por lo que se le escapó que Sirius no lo sabía y ahora no sabía cómo responderle; no conocía lo suficiente a Sirius para saber cómo reaccionaría pero por como se expresaba de los Slytherin suponía que no muy bien. Harry estuvo muy tentado a decirle que no, que no podía hablar con las serpientes, le diría eso con tal de no perder la oportunidad de irse de la casa de los Dursley, pero no lo hizo por dos simples razones:
1. Cualquier persona que estuviera en su segundo año lo podía desmentir fácilmente.
2. No se sentía bien negarlo, al menos no ahora.

Es cierto que desde su segundo año no volvió hablar con ninguna serpiente y le pidió a Hermione y Ron que no volvieran a tocar el tema, solo fingió que nada paso, que la escuela no se volvió en su contra y que no tuvo que matar a una serpiente de 10 metros la cual casi lo mata en el intentó para salvar la escuela.  " Aunque igual me dieron la espalda de nuevo este año", pensó con amargura.
Todo eso era cierto, pero también era cierto que antes de entrar a Howarts eso nunca le había molestado, sabía que no era normal pero eso le permitió tener una pequeña amiga serpiente dursnte un tiempo, de hecho pensaba que era algo normal en los magos, al menos hasta que se enteraron y lo trataron como el siguiente mago oscuro y el culpable de los ataques a los estudiantes; después de eso lo escondió como un secreto sucio, aunque le molestará mucho tener que hacerlo, pero eso era mejor a qué lo apuntaran de nuevo. Pero ahora, escuchando como a Harriet no le importaba en absoluto, al menos ahora, y como entrenaba "su habilidad" algo se movió dentro de él.

- Emm sí - respondió Harry- si puedo hablar con las serpientes. - bueno, su voz salió más pequeña de lo que le gustaría pero al menos salió.

Sirius lo miró fijamente durante un par de minutos que se sintieron eternos, todos podían sentir la tensión. Remus, Dumbledor y la profesora Mcgonagall estaban alerta, tensos en su silla,  esperando la reacción de Sirius.

- Está bien- respondió Sirius neutral-. Hablaremos más tarde-  y sin decir nada más se volvió esperando que retinaran la lectura.

Los demás se relajaron en su sitios, Harry igual aunque en su estómago se instalo una horrible pesadez. Aunque nadie lo sabía, un par de gemelos colaron una bomba de goma explosiva debajo de la silla de Sirius, apenas dijera algo hiriente a Harry  volaria por los aires, pero se salvó está vez.

-... así que se supone que soy una bruja- dijo Harriet- al menos eso decía esa carta-

-Has debido aceptar, si eres una hija de la tierra debes pulir tus dones- la víbora cobriza usaba palabras que Harriet no comprendía de todo.- Después de todo tienes la marca del cielo y victoria en tu frente-

-Mi cicatriz- Harriet se llevó la mano a su frente y luego soltó un suspiro.

-Mis tíos no se hubieran puesto muy contentos, a ellos no les gusta las cosas anormales- Harriet estaba segura que pondrían el grito en el cielo- Además yo me enseñare sola y cuando logre ser médico quizás pueda buscar esa escuela y estudiar ya que tendría dinero para pagar lo que ocupe-

Una semana después de enviar la respuesta a aquella extraña carta, Harriet se encontraba preparando el desayuno, huevos con tocino cuando el correo llego, su primo que iba bajando entro con los sobres y se quedó con cara de bobo un momento leyendo uno de ellos.

-¿Qué pasa mi pequeñín?- pregunto tía Petunia acercándose a su hijo.

-Es una carta para ella- dijo Dudley, tía Petunia palideció y arrebato el sobre de las manos de su hijo, Harriet supo de quien era al ver el pergamino amarillo.

-¡Vernon! ¡Oh, Dios mío... Vernon!-

- Dramática - dijo Ginny.

Se miraron como si hubieran olvidado que Harriet y Dudley todavía estaban allí

-Quiero leer esa carta -dijo Dudley a gritos.

-¡FUERA! -gritó tío Vernon y, cogiendo a Harriet por un brazo y a Dudley por el cogote, arrojándolos al recibidor y cerró la puerta de la cocina. Harriet y Dudley iniciaron una lucha, furiosa pero callada, para ver quién espiaba por el ojo de la cerradura. Ganó Dudley, así que Harriet se tiró al suelo para escuchar por la rendija que había entre la puerta y el suelo.

-Vernon -decía tía Petunia, con voz temblorosa-, mira el sobre. ¿Cómo es posible que sepan dónde duerme? No estarán vigilando la casa, ¿verdad?-

-Vigilando, espiando... Hasta pueden estar siguiéndonos -murmuró tío Vernon, agitado.

- Cómo si no tuviéramos mejores cosas que  de vigilar a unos despreciables muggles - escupió con veneno Lucius Malfoy y está vez todos le dieron la razón.

-Pero ¿qué podemos hacer, Vernon? ¿Les contestamos? Les decimos que no queremos...-

- Ellos no tienen derecho a decidir eso - dijo molesto Remus.

Harriet pudo ver los zapatos negros brillantes de tío Vernon.

-No -dijo finalmente-. No, no les haremos caso. Si no reciben una respuesta... Sí, eso es lo mejor... No haremos nada... la chiquilla ya tiene esa beca, olvidaremos esto-

-Pero...-

-¡No pienso tener a uno de ellos en la casa, Petunia! ¿No lo juramos cuando la recibimos y destruimos aquella peligrosa tontería?-

Aquella noche, cuando regresó del trabajo, tío Vernon hizo algo que no había hecho nunca: visitó a Harriet en su alacena.

-¿Tío Vernon?- dijo Harriet cuando su tío pasaba con dificultad por la puerta.

-Ah, sí, Harriet, en lo que se refiere a la alacena... Tu tía y yo estuvimos pensando... Realmente ya eres muy mayor para esto... Pensamos que estaría bien que te mudes al segundo dormitorio de Dudley-

- ¡¿Todo ese tiempo tuvieron otra habitación y la hicieron dormir en la alacena ?! - chilló indignada la señora Weasley. La boca de la profesor Mcgonagall se convirtió en una delgada línea y Dumbledor supo que no se escaparía de una larga discusión.

-¿Por qué? -dijo Harriet confundida.

-¡No hagas preguntas! -Exclamó Vernon-. Lleva tus cosas arriba ahora mismo.-

La casa de los Dursley tenía cuatro dormitorios: uno para tío Vernon y tía Petunia, otro para las visitas (habitualmente Marge, la hermana de Vernon), en el tercero dormía Dudley y en el último guardaba todos los juguetes y cosas que no cabían en aquél. En un solo viaje Harriet trasladó todo lo que le pertenecía, desde la alacena a su nuevo dormitorio. Se sentó en la cama y miró alrededor.

Allí casi todo estaba roto. La filmadora estaba sobre un carro de combate que una vez Dudley hizo andar sobre el perro del vecino, y en un rincón estaba el primer televisor de Dudley, al que dio una patada cuando dejaron de emitir su programa favorito. También había una gran jaula que alguna vez tuvo dentro un loro, pero Dudley lo cambió en el colegio por un rifle de aire comprimido, que en aquel momento estaba en un estante con la punta torcida, porque Dudley se había sentado encima. El resto de las estanterías estaban llenas de libros. Era lo único que parecía que nunca había sido tocado.

Harriet frunció el ceño. Esa carta al parecer decía la verdad, y como imagino, sus tíos no lo tomaron muy bien, bueno eso daba igual ahora tenía un dormitorio, pequeño con paredes pintadas en un tono fofo pero su dormitorio, el colchón de la cama era algo duro aunque era mejor que su antiguo colchón. Harriet se levantó y decidió revisar las viejas cosas de Dudley quizás encontrara algo útil, los libros por ejemplo le servirían.

Los Ravenclaw y Hermione asintieron.

A la mañana siguiente, durante el desayuno, todos estaban muy callados. Dudley se hallaba en estado de conmoción. Había gritado, había pegado a su padre con el bastón de Smelting, se había puesto malo a propósito, le había dado una patada a su madre, arrojado la tortuga por el techo del invernadero, y seguía sin conseguir que le devolvieran su habitación. Tío Vernon y tía Petunia se miraban misteriosamente. Cuando llegó el correo, tío Vernon, que parecía hacer esfuerzos por ser amable con Harriet, hizo que fuera Dudley. Lo oyeron golpear cosas con su bastón en su camino hasta la puerta. Entonces gritó.

-¡Hay otra más! Señorita H. Potter, El Dormitorio Más Pequeño, Privet Drive,4...-

Con un grito ahogado, tío Vernon se levantó de su asiente y corrió hacia el vestíbulo. Allí tuvo que forcejear con su hijo para quitarle la carta.

-Vete a tu alacena, quiero decir a tu dormitorio -dijo a Harriet sin dejar de jadear-. Y Dudley... Vete... Vete de aquí.-

El sábado Harriet decidió que era momento de hacer algo, las cartas habían llegado en la leche, el periódico y pasado por las ventanas. Así que tomando un papel de su cuaderno y el mismo bolígrafo escribió.

Subdirectora Minerva McGonagall:

Soy Harriet ¿espero este bien? Escribo porque en los últimos días he recibido varias cartas de usted, no he podido leerlas, quizás ya lo sepa. A mis familiares no les agrada las cosas extrañas, quisiera que dejaran de enviarlas.

Quizás si uno de ustedes viene personalmente y habla con ellos sea la mejor opción, aunque espero que no manden alguien que ellos puedan considerar anormal.

Atentamente Harriet. P

La profesora McGonagall asintió en aprobación.


Harriet decidió usar el buzón de la señora Figg para enviarla, así que escapando unos minutos de casa corrió por la calle hasta donde la anciana señora Figg vivía. Cuando llego un búho color canela estaba posado en el buzón, Harriet se quedó por un momento sin saber que hacer hasta que el ave levanto la pata, Harriet entrego el sobre y el búho emprendió el vuelo.

- Fin del capítulo ¿ Quién quiere leer? - preguntó la señora Weasley.

- Creo que un descanso de una hora sería lo ideal - interrumpió la profesora Mcgonagall antes que alguien respondiera-. Los alumnos podrán dejar sus cosas en las habitaciones, además que los adultos tenemos mucho de que hablar.

- Si que tenemos que hablar - corroboró Amelia y el ministro asintió como un cachorro a su lado.

El director sedio y apenas las puertas se abrieron Harry salió antes que nadie pudiera llamarlo, dos manchones rojos le siguieron.


------------❤️❤️❤️----------------

Este me gustó mucho más que su versión anterior.

En el próximo capítulo aparecerá alguien ¿ Quién será?

Todavía no estoy segura, lo único que sé es que ya no estarán en Howarts. Aunque me encantaría Nagini no quiero copiar mucho el otro leyendo¿ Que opinan uatedes?

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